PENSAMIENTO CRÍTICO
CARMEN MIRÓ: DEMOGRAFÍA CRÍTICA Y COMPROMISO SOCIAL*
CARMEN MIRÓ: DEMOGRAFÍA CRÍTICA Y COMPROMISO SOCIAL*
Tareas, núm. 155, pp. 55-65, 2017
Centro de Estudios Latinoamericanos "Justo Arosemena"
Resumen: Se hace un recorrido por los principales aportes de Carmen Miró al desarrollo de la demografía, la sociología y las ciencias políticas de la región. Se resalta tres ejes donde la demógrafa hizo sus principales contribuciones: oposición a las políticas hegemónicas de población, críticas a los modelos de acumulación y sus efectos sobre las variables demográficas y su críticas a las políticas neoliberales y al estilo concentrador y excluyente que se implementaron en América Latina.
Palabras clave: demografía, transición de demográfica, estilo de desarrollo, población.
Carmen Miró es la demógrafa latinoamericana más destaca en el siglo XX. No solo jugó un papel importante en la fundación de esta disciplina en la región y contribuyó a la creación y desarrollo de destacados centros de investigación dedicados al estudio de la dinámica poblacional, sino también fue crítica a las políticas de población y, sobre todo, a las neo maltusianas que consideraban las variables demográficas como condicionantes del desarrollo. Su aporte no solo se limitó a la labor pionera de recopilación y análisis de datos sobre las principales variables demográficas y a la formación de investigadores, sino que generó y propuso líneas sólidas de investigación que relacionaron las dinámicas demográficas con los procesos de acumulación capitalista que se dieron en la región.
Con una capacidad de trabajo incomparable, mente creativa, carácter fuerte, Carmen, valiente defensora de su postura, creía que a través de la investigación y el análisis serio de los datos se podía definir estrategias y acciones que pueden impactar en la mejora de la calidad de vida de la población. Aún muchos recuerdan la valentía con la que atacó a las políticas neo maltusianas en una conferencia mundial en México en la década de 1970. En contra de la corriente hegemónica de pensamiento que establecía que la causa de subdesarrollo de América Latina se debía a que su población crecía de manera más acelerada de lo que lo hacía la economía, la demógrafa panameña afirmó: “No es cierto que nuestros países tengan problemas de sobre población, lo que sí es cierto es que existen sectores de población con graves problemas. No es cierto que los pobres sean muy pobres porque tienen más hijos, lo que es cierto que tienen mucho hijos porque son pobres”.
El libro América Latina: Población y Desarrollo. Antología Carmen Miró editado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y presentado por la demógrafa mexicana Brígida García del Centro de Estudios Demográficos Urbanos y Ambientales del Colegio de México y el sociólogo Dídimo Castillo, uno de los cercanos colaboradores de Miró, recoge los principales aportes de la pensadora panameña. Sin agotar sus contribuciones, me gustaría hacer referencia a tres tópicos que considero los principales legados que deja para los estudiosos de la dinámica demográfica y su relación con los procesos sociales: Sus crítica a las políticas de población, su perspectiva sobre la transición demográfica y los estilos de desarrollo (ejes de acumulación capitalista en la región) y sus críticas a las políticas neoliberales que azotaron a la región.
Las políticas de población
Miró se opuso a la idea diseñada por la Alianza para el Progreso de entender la política de población como sinónimo de la planificación familiar. Tempranamente en la década de 1970 afirmaba: “Estas acciones las descalificamos como política de población, aún en el caso de que se dieran dentro de un plan coherente, como parte de una política de salud. Mucho más se justifica la descalificación cuando tales acciones se dan como programas aislados, muchas veces ni siquiera orientados o supervisados por la autoridad sanitaria nacional”. (Miró, 2009)
Para ella la planificación familiar es un elemento más de una política de población. Señalaba el peligro que podía acarrear modificar las tasas de natalidad sin considerar aspectos sociales, advertía que una reducción de las tasas de natalidad y un aumento de la esperanza de vida, modificaría la estructura de edad de la población y esto podría generar una presión sobre los servicios públicos y el sistema de pensión. Por lo tanto, estos programas al considerar la población como una variable autónoma desvinculada de los procesos sociales, podrían generar sorpresas a los planificadores en un corto lapso. “La situación surge del error que hasta hoy persiste de considerar a la población como variable independiente. Solo cuando esta falencia se corrija será posible que nos acerquemos a la formulación de una política de población” (Miró, 2009) A contra corriente de las políticas neo maltusianas, para Miró el tamaño y la composición de la población no son fines en sí mismo, no pueden ser una política autónoma. Solo puede convertirse en una en la medida en que forma parte de una planificación global ligada a las metas del desarrollo económico y social, lo que implica la existencia de un plan nacional de desarrollo y hace difícil trazar una línea divisoria entre la política económica y social con la política de población. Después de tener un plan de desarrollo, es que se define el tamaño de la población, su composición y ritmo de crecimiento que mejor se adecúe a las metas establecidas en el plan.
Por otro lado, dentro de esta misma línea, también combatió las políticas del laissez faire demográfico que planteaban una adaptación mecánica de la población a la estructura económica, lo mejor que podían hacer los Estados era no intervenir en ese proceso. Miró argumentaba que quienes siguen esta corriente demográfica olvidan que la falta de previsión de ciertos fenómenos demográficos es lo que generó el crecimiento explosivo de la población en los centros urbanos, y causó una demanda de servicios públicos urbanos, de vivienda, y una fuerte presión sobre los recursos naturales. Solo teniendo presente que la dinámica demográfica está relacionada con los estilos de desarrollo y que una verdadera política de población es inseparable de la planificación económica y social, se puede entonces manipular la natalidad, reducir la mortalidad e incluso establecer mecanismos que permitan de manera indirecta la relocalización de la población en el espacio geográfico.
Uno de los legados más importante fue el papel en la formación de nuevos investigadores sobre todo cuando estuvo a cargo Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE) en Chile. Para esa época se generó un debate sobre el impacto que podrían tener las investigaciones en la formulación de políticas de población. Un bando argumentaba que para que la investigación generara algún cambio debería ser útil y pensada para la solución de problemas concretos; el otro argumentaba, que la investigación demográfica no debería ser diferente al resto de la investigación social, y por lo tanto, cuestionaba como criterio de pertinencia la ‘utilidad’. Carmen les recuerda a ambos que para que una investigación genere cambios depende de múltiples factores y de situaciones concretas en las que se desarrollan los conflictos sociales materializados en problemas. La adopción de los resultados de la investigación y su materialización en políticas depende en gran medida de la correlación de fuerzas entre los distintos actores involucrados. “Si existen condiciones sociales problemáticas, para lo que la investigación puede llegar a sugerir propuestas políticas factibles con las que todos los grupos puedan beneficiarse, los gobiernos y la sociedad en general tendrán bastante interés en que esas propuestas sean consideradas y ejecutadas. Pero ¿qué pasaría si se presentaran conflictos de interés y los grupos responsables de las condiciones adversas existentes tuvieran gran influencia en la esfera de la acción gubernamental? En esos casos no existe garantía alguna de que las instituciones gubernamentales utilicen los conocimientos aportados por las ciencias sociales para promover cambios en beneficios de la totalidad” (Carmen Miró, 2009)
Un ejemplo claro de estos fue el poco impacto que tuvieron las recomendaciones del Grupo Internacional para la Evaluación de la Investigación en Ciencias Sociales (GIE) y las recomendaciones de Plan de Acción Mundial (1974) con respecto al tratamiento que se debería dar a ciertas variables demográficas. Por ejemplo, el estudio de la mortalidad quedó completamente desligado de los procesos de acumulación capitalista en la región. Miró argumentaba que era necesario considerar el estudio de esta variable y conocer las formas diferenciadas de morir que desarrollan las distintas sociedades según su nivel de desarrollo y dentro de ellas, las diferencias que existen en la mortalidad entre los distintos grupos sociales. Su hipótesis central es que las clases sociales desarrollan perfiles patológicos diferenciados según el lugar que ocupan dentro del proceso de producción. Cualquier política de población que aspire impactar sobre los perfiles patológicos es necesario que introduzca cambios en el estilo de desarrollo. Esta línea de investigación, en lo que a política de salud se refiere, mostraría el carácter histórico y social del proceso salud enfermedad. Línea de investigación desarrollada más adelante por la corriente de medicina social latinoamericana.
Una de las preocupaciones de Miró fue la profundización de las desigualdades sociales que generaba las políticas de planificación familiar gestada desde el seno de la cooperación internacional. Estas políticas fueron ejecutadas a raíz de la adopción de Plan de Acción Mundial de población aprobado en la conferencia Mundial de Población de Bucarest (1974). Precisamente, en este plan existía una cláusula que establecía la armonía entre las políticas de población y la Declaración Universal de Derechos Humanos. No obstante, el ejercicio de este derecho se veía fuertemente limitado por el estilo de desarrollo definido como concentrador y excluyente. La distribución inequitativa de los servicios de planificación familiar, ligado al acceso desigual que tiene a la población a los servicios de salud es una barrera que impide el ejercicio libre e irresponsable a la procreación de los segmentos más pobre de la población. “En este contexto la política demográfica tiende a agudizar las desigualdades sociales al no proveer los medios necesarios para ejercer el derecho relativo al número y espaciamiento de los nacimientos” (Miró, 2009)
Población y transición demográfica
En un trabajo que comparte autoría con Daniel Rodríguez titulado “Capitalismo y población en el agro latinoamericano” de 1980 se introduce en el debate sobre la penetración del capitalismo en el agro y sus efectos sobre la composición de las clases sociales y la población. Plantea que no se puede comprender la relación población/ agro a partir del estudio de una sola variable demográfica, y esto es lo que más frecuentemente ocurría en la región. Por ejemplo, se hacía énfasis en el estudio de las migraciones rurales/urbanas productos de las transformaciones de la estructura agraria, pero sin considerar otros aspectos como la tasa de crecimiento de la población en las zonas rurales, la natalidad y la mortalidad. “En definitiva parece pertinente afirmar que las relaciones entre estructura agraria y población no pueden entenderse cabalmente, sino se integran los elementos constitutivos básicos de la dinámica demográfica. Imposible es entender la dinámica de población como tal si solo se estudia uno de sus componentes, que es lo que frecuentemente se ha hecho la región”. (Miró y Rodríguez, 1982)
En este trabajo estudia la forma cómo el capitalismo penetra en el agro y las transformaciones que produce, pero a diferencia de los debates de la época en torno a la descampesinización/ semi proletarización que intentaban explicar qué ocurría con las clases sociales, ella utilizando datos empíricos trató de explicar lo que estaba ocurriendo en ese momento. Desde la década de 1950, el agro latinoamericano comenzó a ser penetrado por el capitalismo, y esto no necesariamente significó un aumento de la proletarización o una disminución de la economía campesina. La autora desmenuza el proceso en dos momentos. El primero caracterizado por un aumento de los trabajadores asalariados, ya sea por disolución de relaciones sociales de tipo colonato o descomposición de la economía campesina. El otro momento caracterizado por la intensificación del capitalismo en el agro que desencadenó procesos pocos definidos cuyas características oscilan desde la proletarización, semi proletarización, pasando por el fenómeno inédito de la re articulación con la economía campesina.
Ella está entendiendo por intensificación de la economía campesina como el creciente sometimiento de la agricultura a la lógica capitalista. La agricultura como otro eje más de acumulación al igual que el industrial y financiero, pero también la articulación de estos sectores comandado por el financiero. También, la generación de dependencia de aquellas áreas que habían quedado al margen de la lógica del capital (minifundistas, campesinos y latifundios tradicionales). La manera cómo ocurrió fue diferenciada según las especificidades de los países, pero lo que sí es cierto, es que ningún caso implicó una mejora sustancial de la calidad de vida de la población. ¿Qué efectos tiene sobre la dinámica demográfica?
Resaltando las limitantes que el modelo teórico hegemónico (la teoría de la modernización) no daba una explicación cabal de cómo un proceso productivo podría inducir a un mayor o menor crecimiento de la población, Miró procede a plantear hipótesis sugerentes con la intención de dilucidar esa relación y propone que ésta no es directa ni lineal. Afirma que la etapa de industrialización fácil se vio acompañada por un conjunto de campañas que contribuyeron a la disminución de la mortalidad. La industrialización necesitaba mano de obra y la migración campo ciudad fue funcional, al mismo tiempo, la penetración del capitalismo en el agro, contribuía a liberar a esta población que se dirigía a las zonas urbanas. A partir de 1970, esta funcionalidad empezó a cambiar. El incremento de la actividad capitalista en el agro aceleró demasiado el proceso expulsivo, mientras que la economía urbana mostró dificultades para incorporar de manera productiva los nuevos contingentes de migrantes. Paralelo se empezaron a aplicar modelos de desarrollo excluyente. Es aquí donde aparece la marginalidad y la pobreza y los problemas de sobre población con fenómenos generalizados en las ciudades latinoamericanas. Los patrones reproductivos de la gente pobre de las zonas rurales obedecen al estilo de desarrollo, pero varían dependiendo del contexto. Algunas veces un gran número de hijos es una estrategia de sobrevivencia (aumento de la mano de obra) que permite la reproducción de la unidad familiar, otras veces, pocos hijos permite una mayor disponibilidad de recurso en un ambiente de escasez. En otras palabras los problemas de sobrepoblación deben ser analizados a partir de la interrelación dialéctica entre las necesidades de fuerza de trabajo del capital, por un lado, y la racionalidad reproductiva de la familia, por el otro.
Debate sobre la transición demográfica y la acumulación
A finales de la década de 1970 e inicio de 1980 en algunos círculos académicos y de expertos se reproducía la idea de que una reducción de la fecundidad detendría las tasas de crecimiento poblacional, y esto a su vez contribuiría a acelerar el crecimiento económico. Por supuesto, esta idea simple y mecánica fue valientemente combatida por Miró y el tiempo le dio la razón. A lo largo de 1980, América Latina redujo su tasa de crecimiento poblacional, pero se encontraba sumergida en una de las más grandes crisis sociales y que desencadenaron conflictos en algunas sociedades latinoamericanas. Según los datos manejados por ella, la mortalidad inició su transición hacia el descenso antes de 1950. En la década de 1960 se inicia la transición de la fecundidad, la cual se acelera a lo largo de la década del setenta, y actualmente, en algunos países ha llegado a su punto cúspide. La tasa de crecimiento comienza a responder a esta nueva dinámica a partir de 1965. Esto coincide con un período de expansión del crecimiento económico, pero el modelo comienza a enfrentar serias dificultades, ya para 1980 América Latina se encontraba en crisis.
Producto de esto generó una serie de problemas como:
La subutilización de la mano de obra manifestada en un creciente sector informal y altas tasas de empleo, acompañado de la producción del trabajo precario
Distribución desigual de los ingresos y del excedente social en general
Creciente número de pobres extremos tanto en el campo como en la ciudad que tienen acceso muy desigual de los recursos del Estado.
Miró planteaba que la solución a la situación de la crisis que enfrenta la región no pasaba por medidas destinadas específicamente a modificar en forma directa las variables demográficas, tal como afirmaban algunos expertos. Ella argumentaba que el remedio es de tipo político. Sin una modificación sustancial acerca de cómo abordar el problema del desarrollo, tanto en lo interno como en su vinculación con la economía internacional, difícilmente se podría salir de esa crisis. Esto implicaba la modificación de los patrones tradicionales de participación social y política que han prevalecido en la región.
Combate a las políticas neoliberales
En el plano nacional Miró fue una luchadora social comprometida con el desarrollo del país y siempre luchó contra las políticas neoliberales. En un trabajo titulado del “Del Estado de bienestar a las políticas sociales en el neoliberalismo”, que apareció en la revisa Tareas en la década de 1990, hace una dura y pionera crítica a las políticas sociales del neoliberalismo y los planes de ajustes estructurales que implicaban liberar los precios, des regular los mercados de capital y trabajo, disminuir las protecciones arancelarias, reducir la presencia del Estado en actividades económicas, lo que implicaba las privatizaciones de empresas estatales. En términos generales un derrumbe del incipiente Estado benefactor panameño que había sido posible construirlo después de post guerra con base en tres elementos:
Un rápido crecimiento económico generado por el proceso de industrialización por sustitución de importaciones.
Una tasa de desempleo baja que automáticamente implicó que el número de contribuyente al esquema del seguro social era proporcionalmente elevado en relación con las prestaciones que debían ser cubiertas por estas.
Una serie de características demográficas que actuaban en dirección de mantener bajo los costos del seguro social.
Miró advertía que su desmantelamiento profundizaría las desigualdades sociales y que el modelo de política social que promovía el neoliberalismo no contribuirían a superar la brecha de la pobreza, muy por el contrario, actuarían como mecanismos de control social de la gente pobre al darle lo mínimo necesario para no dejarlos morir, pero al mismo tiempo que no se convirtieran un problema para el grupo de poder. Argumentaba que difícilmente un paradigma de política social que contenga criterios como los indicados anteriormente, lograrían hacer que se superen los dos grandes problemas que en la esfera de lo social agobian a nuestras poblaciones: La amplia brecha de desigualdad entre los distintos sectores sociales en los accesos a los beneficios del crecimiento económico y la generalización de la falta de equidad social que de ello se deriva.
Para concluir quisiera resaltar la capacidad de forjar y desarrollar instituciones que mostró la demógrafa panameña. Con tan solo 27 años fue nombrada directora de Estadística y Censo y le correspondió organizar con criterios científicos el primer censo en 1950, fue directora fundadora del Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE), desde donde apoyó la creación de múltiples centros de investigación. Sus contribuciones al desarrollo de la demografía y al establecimiento de instituciones dedicadas al estudio de la dinámica población le hizo meritoria del Premio Mundial de Población de las Naciones Unidas en 1984. “Carmen es, sin duda, una panameña que ha dedicado una vida entera a la crítica social y a la investigación científica. Su labor la realiza en una región donde la ciencia sólo se produce de manera individual, donde la ciencia no se ha institucionalizado. Más aún, en un país en el que son pocos los individuos que hacen ciencia. Todavía más, en un medio en que la clase política que gobierna aún carece de un proyecto y, como consecuencia, no concibe a la ciencia como un método que le permita realizarlo” (Gandásegui, 2003)
Bibliografía
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Miró, Carmen y Daniel Rodríguez, 1981, Capitalismo y población en el agro latinoamericano, México D.F.: PISPAL, 148 p.
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Miró, Carmen. 1999, “Del Estado de bienestar a la política social en el neoliberalismo” Tareas nº102, CELA, Panamá, pp.5-77.
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Notas de autor