Reseñas

Celebración

Arysteides Turpana
Universidad de Panamá, Panamá

Celebración

Tareas, núm. 157, pp. 129-137, 2017

Centro de Estudios Latinoamericanos "Justo Arosemena"

El profesor James Howe aborda en este libro el tema de la celebración de la chicha guna,[1] que se bebe de forma ritual cuando una niña llega a la pubertad. Este trabajo es un producto de las fotos tomadas en 1970 principalmente en dos islas del País Dule o de la Nación Guna: Digir y Niadup. De plano, el autor nos hace saber que la publicación de esta obra se hizo con la anuencia tanto de las autoridades así como de las personas fotografiadas. Posteriormente, el profesor Howe contó con la licencia de las dos islas mencionadas para exhibir y publicar las fotografías. La exhibición tuvo lugar en 2011, en el Museo del Canal Interoceánico, de la ciudad de Panamá.

Esta obra está dirigida a especialistas en los estudios de antropología lo mismo que a aquellos que por curiosidad o por cultura quieren acercarse a la cultura dule. Celebración no solo es un libro de consulta para investigadores sino que también es un manual para docentes que se dedican a la enseñanza de los comportamientos culturales relacionados con los ritos. Esto lo refrenda la destacada trayectoria que James Howe ha seguido en el campo de la investigación y su reconocida experiencia como docente y autor de diversas obras dedicadas al estudio de la nación dule. El profesor Howe es un connota- do antropólogo estadounidense, que, durante 40 años, se ha dedicado al estudio de la cultura dule de Panamá hasta tal punto que hay jóvenes dules que han hecho de su libro A People who would not kneel: Panama, the United States, and the San Blas Kuna (1998), su libro favorito.

El libro que aquí reseñamos está compuesto de once capítulos. Cada capítulo lleva un título que explica el desarrollo del rito.

Capítulo 1: El archipiélago Guna.

En este capítulo viajamos un poco en el tiempo, desde que un europeo dejara constancia de este rito. Nos referimos a lo anotado por el explorador, pirata, bucanero y cirujano galés Lionel Wafer (1640-1705). De este rito dice el profesor Howe que ya se celebraba hacía aproximadamente más o menos unos 200 años antes que Wafer lo conociera. Nos cuenta el emérito profesor del Massachusetts Intitutite of Technology (MIT), basándose en las informaciones de sus maestros, que un héroe llamado Ibelele o Dad ’Ibe instituyó el primer in¯a en honor de su hermana y que igualmente lo utilizó en cierta ocasión como un arma de guerra contra los enemigos. Entre los argumentos históricos que presenta el doctor Howe, nos dice que durante cierto tiempo el rito había desaparecido, pero que fue recuperado por otro ser celestial conocido como Ibeorgun, quien lo renovó dándoles doce versiones a los cantos y a los ritos. En la práctica, el rito comienza a los cuatro meses de nacida la niña. Este rito se celebra únicamente en home- naje a las niñas que llegan a la nubilidad.

Capítulo 2: Convirtiéndose en señorita

En este capítulo nos enteramos que cuando una niña pasa a ser señorita, el padre anuncia a la comunidad esta nueva, a fin de que al día siguiente los hombres contribuyan con el aporte de haces de hojas de bijao, que van a ser utilizadas en el rito. Su uso es de valor simbólico por su textura. Estas hojas se caracterizan por tener una cara plateada y otra cara “normal”: la cara plateada estará mirando hacia afuera, y, la verde “normal”, hacia adentro. A los varones del pueblo les toca la tarea de construir un pequeño recinto, donde ha de estar la núbil por los cuatro días de su encierro. El recinto se llama surba, que metafóricamente podemos traducir por el recinto de las purificaciones. Lo que no ha de faltar nunca son los bebestibles no alcoholizados: Café o bebida de cacao y pan. Un cayuco de medio cuerpo ha de estar fuera del surba, en el que las mujeres han de echar agua para que la núbil se esté aseando constantemente. Dice el profesor Howe:

Durante los días de los baños se envía a alguien a un arrecife o río cercano a buscar un par de cangrejos hembra y macho, que son utilizados para adivinar el futuro de la niña, si a la hora de extraerlos de su hueco ambos muestran resistencia significa que la niña sufrirá en el parto. Colocados en una paila los cangrejos serán observados de cerca para ver si pelean, si uno es notablemente más agresivo que el otro, o si uno o ambos se escapan- todos estos gestos y comportamientos están relacionados con la futura felicidad conyugal de la muchacha (p. 27).[2]

El cuarto y último día, los especialistas del corte de las genipas salen a la tierra firme en busca de ellas. Alredores del árbol se celebra un rito para pedirle permiso ya que de él han de sustraer las frutas. Al terminar esta labor, consumen la comida que trajeron y una porción se la dejan al árbol. En la noche se procede a pintar a la núbil con las frutas de genipas. La ceremonia termina con la ingesta de una sopa.

Capítulo 3: Preparando el camino

En el pretérito, los padres se preparaban con antelación para celebrar este rito, de carácter pantagruélico, por la abundancia de comida, bebida y jolgorio. Incluso, muchas veces los isleños iban a los pueblos de la cordillera en procura de carne de monte. El calendario de este rito está en manos de los denominados "jefes del in¯a”. Todas las carnes se conservan de forma ahumada.

Por otra parte, las amigas cosen sus morras[3] con diseños similares para lucirlas durante los días de fiesta. Es importante recalcar que todo lo que ha de ser utilizado en este rito debe ser nuevo. En tiempos idos (aún cuando se sigue practicando) todos los habitantes de la isla debían de aportar todo lo que se necesitaría para la celebración de la fiesta: guineo, pescado, leña, caña de azúcar. Esta contribución es anotada en un cuaderno por los encargados de llevar la cuenta.

El día señalado, al llamado de una caracola, los hombres se levantan a las 3:00 a.m. y cada grupo se dirige donde se encuentran los trapiches para estrujar las cañas. El jugo de caña se transporta a una casa designada para el caso y se vacía en unas pailas gruesas y pesadas para su calentamiento, que está bajo la responsabilidad de las mujeres, quienes son auxiliadas por los hombres que son los encargados de empujar las leñas al fogón.

En este proceso, el experto en la elaboración del in¯a prueba su calidad. Con este ensayo, él sabrá si el jugo necesita que se le eche más o no polvo químico que acelera la fermentación.

El líquido cocido y tibio se escancia en grandes tinajas, las cuales se tapan con hojas bijao y así se quedan por unos diez días. Pasados esos días, llega el experto para catar y anunciar al pueblo cuándo se han de abrir las tinajas para celebrar la fiesta de la pubertad.

Capítulo 4: Animales, espíritus y humanos

En este capítulo, el profesor Howe nos dice que los dules[4] habitan dos mundos: uno de ellos es visible y otro es invisible. Seguidamente aclara muy bien los tipos de aves y carne de monte que deben ser consumidos en la celebración de este ritual. Además explica por qué han de ser esos animales.

Capítulo 5: El día inicial

Durante el primer día del in¯a se mezcla la acción individual con la colectiva. Además afirma que los detalles y las secuencias del primer día varían de manera significativa de un pueblo a otro, aunque los eventos son parecidos siempre. Ese primer día el pueblo se levanta temprano.[5] Las mujeres se encargan de cocinar las bebidas (no fermentadas) que se han de consumir durante el día. A la núbil se la encierra en el surba. Ese día se fabrican y se arman todos los elementos que se han de usar durante el evento. Cuando yo todo esté fabricado y armado, la gente se va para tomar un baño y tocarse con nuevos vestidos y engalanarse para el gaudeamus.

Capítulo 6: El brindis comunitario

Este capítulo ostenta el lema de “beber chicha es un acto eminentemente social”. Hay que tener en cuenta que el in¯a[6] o el jugo de caña está en las tinajas de barro, que se encuentran en el in¯anega o el hogar del in¯a. Antes de entrar al recinto del in¯a, la gente se pinta la cara y los pies y cuando todos se encuentren allí, el líder de la comunidad habla en términos de que se porten bien. Después se abren las tinajas. Una banda de servidores, al son de un ritmo de bailes, llena las totumas y así, bailando, les entregan a los bebedores quienes, en pequeños grupos, se acercan a recibir la ofrenda. La nota llamativa de esta parte es que cuando terminan de beber, voltean la totuma para demostrar que han bebido hasta la última gota.

En este capítulo el profesor Howe aprovecha el momento para hacer las comparaciones de las fiestas rituales entre las naciones del Amazonas y los ayllu de los Andes.

Capítulo 7: La señorita y la flauta

De partida, el profesor Howe nos explica en este capítulo que hay un rito llamado “la chicha de noche” y una “chicha larga”. La chicha de noche es un rito de un solo día, pero la larga dura entre tres a cuatro días. Uno de los aspectos interesantes a observar en este capítulo es el manejo del lenguaje. En este sentido, el lenguaje es visto desde el punto de vista de la sociolingüística:

Qué cantan los flautistas es un misterio, interpretando en un lenguaje especial, su canto es del todo ininteligible, excepto para ellos (…) Los cantos, para los pocos que los entienden, reflejan las acciones y los protagonistas de las ceremonias, cuentan la vida y el desarrollo de la joven, la elaboración de la chicha, los preparativos de su familia y las etapas sucesivas en todos los eventos, todo esto presentado con atención a los particulares de su caso (p.65).

En esta parte del desarrollo del canto y del rito, “en un momento señalado” cuando se llega a un canto particular en el ciclo, los flautistas le dan un nombre formal a la joven.

Esta parte del rito termina cuando a la joven le cortan el pelo al rape y así entra a formar parte de la sociedad civil.

Capítulo 8: Interpretación y emoción

El profesor Howe hace hincapié en su observación, por ello recalca sin vacilar: “La chicha combina lo oficial y lo no oficial, lo colectivo y lo individual, lo sagrado y lo profano”. En este escenario nos encontramos con los siguientes actantes: los flautistas que cantan; los consumidores que se consagran a la fiesta con las bebidas, y los abstemios que se encandilan con el jolgor io.[7]

El profesor Howe recurre a la historia al hacernos conocer que la fiesta del in¯a es una ocasión para la incesante plática y la gente aprovecha el momento para bailar. Su descripción nos hace ver cómo se desarrolla esta parte de la fiesta, en la que los participantes –cada quien en su grupo-beben, hablan, ríen, tocan flauta (uno de cuyos tipos va despareciendo), cantan…por su parte, las mujeres improvisan canciones de letras dolorosas al recordar a sus hijos que se han marchado de la comarca hacia las provincias…Antes de que todo este festejo se desate, la autoridad local habla a todos y les insta a beber de forma decente sin caer en las riñas y las disputas.

Capítulo 9: Bailando

En este capítulo, el profesor nos describe el momento del baile: los flautistas cantan y la gente baila. Son bailes que imitan a los animales- entre ellos al agutí -. La gente que participa forma círculos, aplaude, hace gala de sus movimientos, baila en parejas: los bailes son colectivos y nadie baila solo.

Un tipo de baile que Howe constata por medio de las fotografías es el baile de la ortiga. Les he preguntado por ese baile a muchos de mis amigos, y todos ellos me han dicho que no lo han visto. El mismo Howe dice “ha sido abandonado en muchas aldeas”.

Capítulo 10: Terminando

Este es el capítulo que nos describe la finalización de la fiesta. Aquí la niña recibe un nombre, se le corta el pelo al rape, la gente baila la Danza del Agutí…luego, la gente se dis- persa y se cierra la casa del in¯a y ya.

Capítulo 11: Viéndose a sí mismos

Este es el epílogo del libro. Howe hace una remembranza de un acto realizado en el mes de abril y mayo de 2001, res- pecto a la exposición de las fotos que se montó el Museo del Canal Interoceánico de la ciudad de Panamá, a la que muchos paisanos del País Dule asistieron y pudieron admirar las fotos y brindaron no con in¯a, pero sí con vino.

Palabras finales

Celebración es un texto que cae en la plenitud de su madurez dentro del campo que se conoce como la antropología visual, cuyos ejercicios siempre fueron recomendadas por los clásicos en los manuales de etnografía, tal como lo vemos en los textos que nos dejaron los dos Marcel-el Mauss y el Griaule-. Para llevar a cabo un trabajo exquisito se precisa de una atildada observación directa. Las fotos fueron tomadas cuando Howe redactaba sus notas para su tesis. Durante su estancia en el archipiélago tuvo la oportunidad de participar de todas las actividades de la comunidad donde vivía: Niadup. El hoy enseñante del Massachusetts Institute of Technology-MIT-tuvo el tino centelleante de no caer en la antropología exótica, práctica común entre los antropólogos anodinos y grises, de los cuales abundan como las garrapatas en los potreros. A simple vista, se puede observar que hubo un tipo de relación simétrica entre el doctor de Massachusetts y los celebrantes que asistieron a la fiesta de la pubertad.

Notas

[1] En dulegaya (o el idioma guna) no existe la palabra chicha. La palabra con la que se designa la chicha es “in¯a” [inna]. Existe otra palabra que es sisa que a leguas suena a chicha, cuyo significado es licor.
[2] Curiosamente los cangrejos no fueron fotografiados, es decir, no aparecen en este libro que comentamos. En 1975, el documentalista Pierre-Dominique Gaisseau filmó su God is a woman, undocumental sobre los ritos de la nación Dule. El documental fue filmado en Usdup. Durante la filmación Gaisseau también habló de los cangrejos. Cuando les pregunté a los sa- glas, que deberían ser ciudadanos mayores de 60 años o más, todos ellos me dijeron no haber visto nunca ese episodio; lo que me dijeron fue que posiblemente en el pasado a lo mejor sí se practicaba esa escena, por eso , en el documental tampoco aparecen los famosos cangrejos mencionados.
[3] Mola es cualquier tela o camisa o T-Shirt y es con esta palabra con que las mor¯a [morra] se han hecho famosas.
[4] Hay que tener presente que nosotros nos llamamos DULE (persona) y no Guna o Gunas (tierra). Nuestra patria es DULE-nega; nuestro idioma: DULE- gaya; nuestra comida: DULE-masi; nuestras mujeres: DULE-Ome; nuestros hijos: DULE-mimmi. DULE es nuestro endónimo o autónimo. En nuestro idioma, la palabra Guna o Gunas significa tierra, que los castellanohablantes pronuncian y escriben como Cuna o Kuna lo que le da un carácter alógeno.
[5] Vale la pena aclarar que el pueblo, con fiesta o sin fiesta, siempre se levanta temprano, ya sea porque tiene que atender sus sembradíos o porque tiene que ir a pescar, que son sus tareas cotidianas. 6. “Chicha” en los textos castellano e inglés
[6] “Chicha” en los textos castellano e inglés
[7] Una noche estando en Coyoacán (ciudad de México), en casa del Indio Fernández, una persona me contaba que en cierta ocasión llegaron las amistades del cineasta para pasar el Día de los Muertos. La gente se fue agrupando según sus aficiones: los bebedores con los bebedores; los fumones con los fumones, y los sobrios con los sobrios. Me decía mi interlocutor que tanto los bebedores como los fumones parecían gozar del encuentro, en tanto que los sobrios tenía la cara estirada de lo aburrido que se encontraban.

Información adicional

*: Howe, James, 2016, Celebration-Celebración, William Morse, editor, 103 pp., ISBN: 978-9962-12-231-9. Traducción de Ana Ríos Guardia

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