Sección no arbitrada
Sobre Arquitectura en México 1900-2000
About Arquitecture in Mexico. 1900–2010
Sobre Arquitectura en México 1900-2000
Economía Creativa, núm. 5, pp. 122-133, 2016
Centro de diseño, cine y televisión

| Canales F.. Arquitectura en México. 1900 – 2010. 2010. México. Arquine/ Fomento Cultural Banamex. 978-607-7784-67-8 / 978-607-7784-65-4. |
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“La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en el que el libro habla y el alma contesta”
Fuente: André Maurois
La propuesta de Fernanda Canales de realizar en una especie de tejido, la historia de la Arquitectura en México, es de inicio, una labor que pareciera titánica. ¿Cómo tejer la historia, los autores, los estilos arquitectónicos, el arte y el diseño industrial con la ideología de los diferentes momentos de México? ¿De qué forma recuperar la historia de la profesión y la dignificación de aquellas mujeres pioneras en la arquitectura, así como la clara participación de ingenieros civiles cuyos aportes resultaron indispensables para los diseños aventurados de los arquitectos que evolucionaban con las propuestas europeas de vanguardia? Todo esto, enmarcado en el siglo XX, período saturado de sucesos que mundialmente afectaron la cosmovisión del planeta entero.
Crear un archivo de archivos, una red de articulaciones en la cual se entrecruzan personajes, diseños, arte y pensamiento en una gran retícula, como si se tratara de un gran plano cartesiano en el que las líneas de tiempo se encuentran. Esta es la manera en la que Canales nos lleva, a través de una narrativa fluida y simple, a una lectura plena de información a través de la cual se resignifica el concepto de desarrollo urbano en el que se abordan tantos temas, como ladrillos en una edificación.
“La arquitectura como espacio de lo edificado pero sobre todo como pensamiento” (Canales, 2013, 56). Este, para mí, es el concepto rector de esta recopilación de ejemplos, documentos, imágenes, utopías, biografías e historias. Incluso, desde su propia e íntima mirada como testigo del desarrollo de la ciudad y de sus hallazgos relacionados con construcciones que la acompañaron desde la infancia y que, de manera acertada, los vincula no sólo con los autores, sino con la ideología de la época, el desarrollo tecnológico, la generación a la que pertenecieron, de la que descendieron y a las que influyeron.
El discurso del documento, en cualquiera de sus capítulos, va de lo micro a lo macro, de lo individual a lo colectivo, de lo privado a lo público y a la inversa; fluyendo fácilmente desde la descripción de una silla al concepto de ciudad que se tenía en cada momento histórico; pasando por el espacio en el que se insertaba la pieza, su producción, su consumo y las alianzas establecidas entre diseñadores y arquitectos, reproductores de ideologías tanto privadas como de Estado, no sólo del Distrito Federal, sino aprovechando las coyunturas para incluir la provincia. Llega incluso a analizar el tránsito hacia la anhelada modernidad del país y su relación con el resto del mundo, esta “modernidad incompleta” a la que hace referencia García Canclini2.
Asimismo, Canales posiciona a la arquitectura como la disciplina a través de la cual se declaran públicamente las ideas de vanguardia o conservadurismo, de identidad nacional o afán globalizador, de libre experimentación o de un proyecto desde el poder gobernante. En cualquiera de estas posturas, deja claro que el entramado urbano está estrechamente ligado tanto al crecimiento poblacional, como a la expansión urbana y al surgimiento de herramientas como la publicidad abordando también su propia evolución o desarrollo.
La historia de la Academia como formadora de ingenieros y arquitectos, así como el papel que estos jugaron en el desarrollo de escuelas y universidades, es otro rubro integrado de manera fundamental al discurso. La prolífica construcción de planteles en el período revolucionario, significantes de la ideología del Estado, por ejemplo, o la apropiación del estilo Funcionalista que resultaría conveniente tanto política como económicamente.
Como rubro indispensable: la planeación y construcción de Ciudad Universitaria, como epítome de lo que permanecerá como modelo integral de la ya mencionada intención modernizadora del período histórico llamado “el milagro mexicano”.
De forma clara y justificada ya sea por períodos políticos o eventos sociales significativos, Canales divide el estudio histórico de la arquitectura en cinco períodos a los que nombra “Los inicios (1900-1924)”, “Primera modernidad (1925-1939)”, “Periodo heroico (1940-1968)” “Nueva monumentalidad (1969-1989) y “Fin de siglo (1990-2000). Será a partir de estos grandes bloques que abordará el discurso estilístico, así como la ideología que sustentó las formas sin dejar afuera el devenir social y tecnológico del siglo XX.
La historiografía de la arquitectura, el desarrollo urbano y la concepción del espacio público de principios de siglo, es abordada a partir del significado de la presencia en México de arquitectos en su mayoría europeos, de las nuevas técnicas constructivas, el acceso a materiales nacionales y extranjeros, las intenciones políticas de Porfirio Díaz y su compromiso con las clases económicamente pudientes, así como de la conciencia histórica de la imagen que se tendría de este período a futuro.
El período post-revolucionario en cambio, dará una vuelta de timón hacia la consideración de las necesidades sociales como prioridad no sólo desde el discurso del Estado, sino en la solidificación de soluciones como la construcción de escuelas, hospitales y vivienda. De esta manera, la autora refuerza su aproximación a la arquitectura como piedra de toque para abordar grandes temas como conceptos teóricos de dicha disciplina, los principales autores connacionales, así como un análisis del estilo de líneas simples y “lógicas” (Canales, 2013, 190) como extensión de la honestidad que el poder político promovía en ese período.
Las intenciones de llevar a México a una imagen de unidad nacional, de solidez en la infraestructura y de aptitud para recibir inversión extranjera, son temas también explorados a partir de edificaciones como grandes hoteles, oficinas y proyectos de desarrollo urbano ejemplificado por los primeros multifamiliares y la importante concepción de C.U. proyectada y construida bajo el ideal integrador de estilos y propuestas diferentes, a través de un discurso que va desde la “silla paleta” diseñada por Ernesto Gómez Gallardo, a las edificaciones del campus universitario.
Canales continúa con el análisis del cambio en el discurso arquitectónico, ante los avances tecnológicos no sólo de los procesos constructivos, sino de la presencia, e imparable reproducción, del automóvil. Desarrollos residenciales como el Pedregal de San Ángel o Satélite, integrarán al diseño del espacio tanto urbano como habitacional, el tránsito y estacionamiento de autos particulares, así como la significativa exclusión de transporte público en zonas residenciales. Todo esto envuelto en la atmósfera del momento culmen de la naciente publicidad televisada.
Del mismo modo, conceptualiza este tercer período bajo la óptica del discurso oficial de desarrollo cultural, en el que se construyen museos, estadios y se promueve el crecimiento de destinos turísticos como Acapulco, lo que significará la tropicalización del estilo arquitectónico en turno; sin dejar afuera la integración del trabajo de arquitectos, ingenieros, diseñadores y artistas, nacionales y extranjeros, en una especie de confabulación creativa.
El último momento del siglo XX es analizado a partir de un hecho histórico parteaguas en la historia de la ciudad, el terremoto de 1985, así como desde la diversificación de estilos, representantes también de la desarticulación del discurso unificador propuesto décadas atrás. Nuevas tecnologías digitales para la realización de proyectos, autores que no pueden ser analizados bajo una misma tendencia o procedencia, generaciones que siguen activas mientras comienza el surgimiento de otras nuevas. Excusa perfecta de la autora para continuar el discurso a partir de las biografías y desde ahí, atomizar de nuevo los ejes conductores hacia los distintos personajes y eventos que influyeron en la arquitectura del siglo pasado.
La primera década del siglo XXI, es abordada con la cautela de la nula distancia histórica que se requiere para analizar un período en gerundio; es decir, que sucede en el momento en el que se documenta, casi como si se realizara el ejercicio de historiar en un juego de tiempos: escribir el futuro del pasado en el presente. Asimismo, la autora deja en claro la advertencia del registro de algunas edificaciones como excusa para abordar temas como los procesos de construcción no sólo material sino social, ideológicos, e incluso políticos, y no como los paradigmas de este período “(…) tampoco se desea que sean vistos como la cristalización de su momento” (Canales, 2013, 507).
Es así como Fernanda Canales utiliza este espacio para hablar de los contrastes abismales característicos de un mundo globalizado en todos los ámbitos. Tomando a la Ciudad de México como arquetipo en el que se enfrentan y conviven los opuestos, ante la actitud avasalladora de las constructoras que desde la iniciativa privada van desplazando asentamientos marginados.
Desarrollo informal aunado a un crecimiento desbordado, tanto de poderosos como de “paracaidistas”, propuestas arquitectónicas insertas Deus ex machina en espacios otrora periféricos, reflexión que nos conmina a preguntarnos quién invadió a quién. Arquitecturas que guardan ninguna relación con el entorno. Estas colonias autoconstruidas a las que se refiere la autora, y que son alcanzadas por la urbe a gran velocidad.
En contraste con aquellas zonas edificadas desde el gobierno, en las que se plantea la construcción de viviendas ordenadas, uniformes y en serie, sin perspectiva alguna para la generación de una vida de barrio que reconstruya el tejido social, y que yo agregaría, se han vuelto habitaciones fantasma.
Una ciudad en la que esta fuerza centrífuga lucha contra esfuerzos centrípetos que, parecen insistir en la permanencia. Destruir, muchas veces desde la desmemoria, y construir a partir de la incansable búsqueda de la vanguardia, una actividad humana que parece inagotable. Cambios en las reglamentaciones como el uso del suelo, que obedecen a intereses desvinculados de la concepción urbana integral, y que han provocado la construcción de estructuras que se antojarían imposibles, en terrenos incluso, de menor escala que la parte superior del edificio.
Ante esfuerzos, las más de unas cuantas veces corruptibles, de proteger la historia y recuperar lo recuperable, desde hace unos años, en colonias como la Juárez o la Roma, se construye detrás de la fachada. Todo es pues, cruzar el umbral del tiempo y llegar a la actualidad, con la ilusión de crear testimonios cronológicos.
Al mismo tiempo, se pueden encontrar ejemplos de propuestas ocupadas en resolver precisamente la integración del entorno a la arquitectura y viceversa. Líneas que parecieran incluso, camuflarse con el paisaje, como la casa observatorio de Gabriel Orozco en Oaxaca de Tatiana Bilbao; o propuestas que construyen el ambiente entorno a ellas como ocurre en la Biblioteca Vasconcelos por Alberto Kalach en la Ciudad de México.
Sin embargo, este discurso por el cual la autora teje la trama y la urdimbre de este gran tapiz, podría haberse perdido en la confusión si la estructura con la que fue construido no hubiese tenido los cimientos, los materiales y el diseño mismo con los que estos dos tomos se conforman. Así pues, desde mi punto de vista, la investigación y el resultado de la tesis doctoral de Fernanda Canales, es en sí, un trabajo de arquitectura y urbanismo dicho de manera figurada.
Sin duda, el trabajo de investigación, integración y curaduría del material a partir del cual conformará su discurso sentará las bases para su narración, misma que se ve reforzada por la exposición de sus atinadas fuentes, así como aclaraciones en forma de notas al pie de página que se convierten en textos referenciales de gran apoyo, sin interrumpir la continuidad de la lectura.
A partir de fotografías originales de edificaciones que todavía forman parte de nuestro paisaje, o de algunas que se perdieron en la historia y que el trabajo de fotógrafos como Guillermo Kahlo, Hugo Brehme, Tina Modotti, Lola Álvarez Bravo o Armando Salas Portugal, registraron para la posteridad, la autora va edificando la estructura del documento final.
Asimismo, a través de la presencia de dibujos originales de arquitectos como Émile Bénard, Adamo Boari, Juan Legarreta, Juan O’Gorman o Mario Pani, nos aproximamos mágicamente a esos momentos íntimos de diálogo con el papel.
Estas imágenes, que desde mi punto de vista son pura poesía visual, llevan de suyo una narrativa independiente del ritmo del texto. Esto se debe a que, a pesar de que durante la lectura se hacen continuas referencias a las imágenes, no existe algún vínculo gráfico que nos dirija a ellas, lo que de alguna manera interrumpe la fluidez del discurso cuando uno pretende soportar el concepto aprendido con la ilustración correspondiente. Aun así, me parece que la labor de acopio y registro es por demás, encomiable.
Otro acierto indudable, es el estudio de biografías de aquellos que le dieron voz a ideologías, estilos y vida a edificios que podemos contemplar como monumentos históricos e ideológicos. Una síntesis de la aproximación que Canales tiene como postura crítica a la desmemoria y la desvinculación del habitante de arquitecturas urbanas. Es así como la autora aborda la arquitectura como una manera de modificar la vida misma, la interacción y las relaciones de quienes la proyectan como de quienes la habitan.
Lazos que se establecen también entre la pintura y la escultura en diálogos permanentes con los proyectos arquitectónicos o a partir de ellos. El arte mueble en el inmueble y viceversa. Obra de artistas que se insertan en espacios privados, pero también creadores que intervienen el espacio público. Esculturas que se vuelven arquitecturas y pinturas que se apropian de los muros.
Asimismo, el diseño es abordado desde sus vínculos con el proceso histórico del país y del devenir urbano en los diferentes momentos del siglo XX. Entre ellos, la década de los años sesenta, señalada como período clave en el desarrollo del diseño y su enlace con las masas por un lado, así como la creciente sofisticación cultural por otro.
En el capítulo dedicado al diseño industrial, Fernanda Canales tira las líneas de todo un contexto referencial a autores, objetos, exposiciones y proyectos que fungían como contenedores y reflejo de las diferentes ideologías; o como lectura inequívoca de la situación económica y el crecimiento tecnológico que a su vez, se entrelaza en el texto con la evolución académica de esta disciplina. Asimismo, y de manera muy hábil, se cruza la revaloración histórica de la artesanía con aquellos personajes que se dieron a la tarea de hacerlo, así como con aquellos personajes que resignificaron las tradiciones artesanales y/o que las llevaron a los procesos industriales.
Arquitectura en México cuenta con una introducción general, en la que Fernanda Canales disecciona por un lado la estructura de la tesis como tal, es decir, cómo está conformada la obra formalmente: los capítulos, las ilustraciones y los mapas conceptuales, así como la justificación y la metodología utilizada tanto en el proceso de investigación, como en de la elaboración de la tesis.
Aquí, los mapas conceptuales son protagonistas en la estructura organizativa. Dispuestos como apartados que funcionan a guisa de puntos de partida para desarrollar el discurso a partir de ellos. Así que aquello que pareciera ser refuerzo y síntesis de la información, resultará ser el sustento de un diálogo entre ambas. De nuevo, un ejercicio de zoom in y zoom out del discurso.
A pesar de que no todos los gráficos de dichos esquemas fueron diseñados con la misma claridad, parece importante señalar, que las fuentes de las imágenes utilizadas, son referenciadas directamente en el mapa, hecho que facilita la consulta y evidencia la ardua labor de investigación y archivonomía realizada por la autora. Imágenes de espacios interiores improbables de conocer, utopías etéreas y fantasmales, dan cuenta de esta tarea. De cualquier modo, la idea de sintetizar y exponer en un plano, fotografías que dan cuenta de un siglo en un solo espacio, brinda claridad y concreción, por decir lo menos.
Desde la justificación introductoria, Fernanda Canales advierte varios puntos clave. Entre otros, la pertinencia de realizar este archivo debido al vacío editorial existente, esto por inverosímil que llegara a resultar. Por tal, el dedicar un espacio a la recopilación de publicaciones históricas y actuales además de acertado, abre otra mirada al desarrollo de libros y revistas en cuanto al diseño y el lenguaje gráfico en México, así como su paralelismo con publicaciones extranjeras.
De la misma forma como lo hace al inicio de su tesis doctoral, donde de manera ordenada, clara y esquematizada prologa e introduce la obra en su totalidad, al inicio de todos y cada uno de los capítulos, aclara el qué, cómo y porqué del tema que abordará, así como límites y alcances del texto. Igual sucede al final, es decir, la autora concluye, pero de alguna manera pareciera no cerrar el tema, sino que deja abierta la posibilidad de ya sea continuar con el discurso dependiendo de futuros hallazgos, o sea la de pasar a otro tema o al siguiente capítulo.
Esto último, me parece que de alguna manera, integra al que pareciera ser un apéndice en el son abordados los primeros años del siglo XXI “a vuelo de pájaro”, esto es, sin la profundidad de los anteriores, pero aclarando que se trata meramente de una aproximación que deja abierta al devenir histórico, no sin antes semblantear lo que está ocurriendo con el avasallamiento globalizador, en el que los autores contemporáneos de nuestro país, se han desmarcado de aquellos elementos vinculantes a una visión folklorista, y que desde su aspiración al discurso internacional, se han diluido en desarraigos equiparables mundialmente.
Octavio Paz afirmaba que “la arquitectura es el testigo insobornable de la historia, porque no se puede hablar de un gran edificio sin reconocer en él el testigo de una época, su cultura, su sociedad, sus intenciones”, de tal forma que hablar de ella es convocar el espíritu de toda una época.
Así en continuos juegos y diálogos entre la investigación, el discurso y la estructura, en Arquitectura en México. 1900 – 2010, Fernanda Canales juega a entrar y salir de los temas yendo de lo particular a lo general y del detalle a la grandilocuencia, de lo cerrado a lo expuesto, con la misma dinámica que se lleva a cabo al desdoblar las páginas interiores de los mapas conceptuales, que refuerza esta sensación de continuar el despliegue de cualquier tema al que uno desee sumergirse.
Referencia
Canales, F. (2010). Arquitectura en México. 1900 – 2010. México: Arquine/ Fomento Cultural Banamex. ISBN: 978-607-7784-67-8 / 978-607-7784-65-4.
Notas
Notas de autor
jespejoe@centro.edu.mx