Pedagogía deportiva

Formación en el fútbol prebenjamín: optimización del potencial educativo

ABEL MERINO OROZCO
Universidad de Zaragoza (España), España
ANA ARRAIZ PÉREZ
Universidad de Zaragoza (España), España
FERNANDO SABIRÓN SIERRA
Universidad de Zaragoza (España), España

Formación en el fútbol prebenjamín: optimización del potencial educativo

Apunts Educación Física y Deportes, vol. 34, núm. 133, pp. 68-84, 2018

Institut Nacional d'Educació Física de Catalunya

Recepción: 08 Abril 2017

Aprobación: 06 Octubre 2017

Resumen: El fútbol ocupa un lugar privilegiado en la oferta de actividades fisicodeportivas en edad prebenjamín que complementan la educación formal. El estilo formativo de los equipos en este escenario tiene repercusión sobre el desarrollo integral de sus jugadores. El estudio desea profundizar sobre el estilo formativo para optimizar el potencial formativo de las propuestas institucionalizadas de fútbol de siete años. Se presenta un diseño de estudio de caso de modalidad etnográfica que utiliza la metodología de la observación participante y, como técnica complementaria, el dato cualitativo en la imagen en dos equipos de fútbol prebenjamín de siete años. De los resultados se destaca la inherencia de una identidad de equipo, cimentada sobre el corporativismo, la cooperación y la individualidad; la aplicación de una estrategia para obtener la victoria; la necesidad de una disciplina emprendida desde los familiares y la utilización de una jerga endémica. El estudio concluye con cinco propuestas de optimización del fútbol prebenjamín para revalorizar el potencial educativo que posee para los niños a través de la cooperación, la promoción de oportunidades formativas personalizadas y la ejemplificación adulta.

Palabras clave: fútbol prebenjamín, deporte escolar, educación social y moral, estilo formativo, espíritu deportivo.

Introducción

Sobre la oferta de deporte escolar en edad prebenjamín, seis y siete años, destaca el fútbol por la cantidad de participantes y la intensidad competitiva. Los partidos de liga organizados por las consejerías de deportes o federaciones y torneos dinamizados por clubes deportivos tienen lugar los días festivos. En La Rioja, durante la temporada 2014/15, participaron 2175 prebenjamines en el deporte escolar, siendo el fútbol la opción más practicada con 1272 participantes (58.5%). Las chicas únicamente representan un 3.25% del total. El fútbol se erige como deporte por excelencia entre las actividades extraescolares (Hermoso, 2009).

Existe un creciente interés por el estudio de los valores y aprendizajes que se fomentan en el fútbol en edades de educación primaria (Jasso et al., 2013; Monjes, Ponce, & Gea, 2015; Veroz, Yagüe, & Tabernero, 2015) que alertan de la relevancia de profundizar en la educación no formal, especialmente deportiva, para comprender la formación del niño en profundidad. El estilo formativo en el fútbol prebenjamín confluye mediante las actitudes y comportamientos que se requieren para cimentar el aprendizaje formativo-deportivo del jugador. El niño construye su identidad, desde su divergencia y complejidad (Morin, 1998), en un escenario socioeducativo complejo que supera la promoción de un estilo docente –entrenador– y los estilos de crianzas –familia–. En un sentido cultural, el entramado de significados y sentidos de las personas que participan en el escenario atribuyen a la formación en el fútbol un estilo formativo identificativo (Geertz, 2003; Sabirón, 2006).

Se ha reprochado la permeabilidad del fútbol mediático, atribuyéndole el uso del espacio formativo de los niños para establecer un nicho comercial, incluso desde el currículo formal (Hughes, 2007; Ramírez, Renés, & Caldeiro, 2014). El fútbol prebenjamín se ha asociado a una réplica del deporte mediático en miniatura e interviene sobre el estilo del equipo (Castejón, 2008; Merino, Sabirón, & Arraiz, 2015).

Las exigencias psicomotrices del fútbol suponen un reto complicado para el niño; García, Rodríguez y Garzón (2011) concretan que el fútbol requiere de una comprensión táctica basada en procesos cognitivos complejos que aún no ha desarrollado un niño normalizado en edad prebenjamín (Tirapu-Ustárroz & Luna-Lario, 2007), aunque hay evidencia de que los factores neurológicos afectan a la comprensión del fútbol de un modo más determinante que la edad cronológica del niño y su experiencia, en el sentido de que el desarrollo del niño no es homogéneo, dando lugar a grandes diferencias individuales en esta edad (Serra-Olivares, García-López, & Calderón, 2015). Desde esta preocupación, ha habido interés por desarrollar propuestas formativas que se adecúen al desarrollo madurativo del niño, como el fútbol 3, donde se elimina estímulos para facilitar la asimilación de su desempeño tecnicotáctico (Lapresa, Arana, Garzón, Egüén & Amatria, 2010). Incluso se han desarrollado juegos de mesa que facilitan la comprensión táctica del fútbol (De la Vega, Del Valle, Maldonado, & Moreno, 2008; Sánchez, De la Vega, Ruiz, & Del Valle, 2012).

En el fútbol, las aportaciones individuales y las colectivas interaccionan para alcanzar un resultado común. Se pone el foco sobre los entrenadores como agentes diana para la promoción de la cooperación de sus equipos (Leo, Sánchez, Sánchez, Amado, & García, 2011; Olmedilla et al., 2011). Las individualidades capitalizan gran parte del devenir competitivo del equipo (Merino et al., 2015). Ciertos jugadores destacan, pero un determinado perfil en inteligencias múltiples no explica la competencia en este deporte (Del Pino, Gómez, & Moreno, 2015). El equipo se define desde su gestión de la combinación entre cooperación y aportaciones individuales en el desarrollo de los partidos de fútbol.

Sobre las individualidades, en los deportes de equipo se establece una disciplina común como un eje vertebrador sobre el que se constituye la identidad de un equipo: el bien común está sobre el personal. Los manuales de entrenamiento en fútbol base desarrollan modelos de actividades y tareas que precisan de una disciplina grupal para llevarse a cabo (Arda & Casal, 2007; Sans & Frattarola, 1999). Sin embargo, se advierte que la preocupación por fomentar un tipo de práctica deportiva en la que prime la disciplina y la obediencia implica “la pérdida de autonomía y capacidad para la toma de decisiones entre los escolares” (Fraile, 2004, p. 18). La disciplina de equipo se prolonga hasta las familias que les acompañan, quienes han de encargarse de la preparación de los materiales, los desplazamientos, puntualidad y demás normas tácitas (Garrido, Campos, & Castañeda, 2010; Merino, Arraiz, & Sabirón, 2016).

El lenguaje construye la realidad del escenario, promueve los aprendizajes de los participantes y explicita el estilo formativo de un equipo. En el fútbol se destaca el exceso de información de los adultos sobre los niños, especialmente instrucciones tácticas y sobre la defensa, y recurrentes evaluaciones sobre el rendimiento concurrente (Merino et al., 2015; Sánchez & Viciana, 2002). El resultado favorece que las emociones afloren (Garrido et al., 2010; Herbert & Dugas, 2011; Merino et al., 2015).

El fútbol se muestra como un deporte substancialmente masculino, con implicaciones en la socialización del niño que lo practica y anecdótico en la participación de las niñas (Sheryl & Carrie, 2007).

El anhelo de contribuir con esta investigación a la mejora en la práctica formativo-deportiva en el fútbol prebenjamín subyace tras los dos objetivos específicos del estudio: uno, profundizar sobre la contribución de los diferentes participantes de un equipo de fútbol prebenjamín a su estilo formativo para, dos, vincular el estilo formativo a la optimización de las propuestas deportivas en el fútbol base actual.

Método

El estudio de caso de modalidad etnográfica (Sabirón, 2006) utiliza la observación participante como método de investigación, que implica una relación directa con el participante para atender el caso desde su propia perspectiva (Lapassade, 2001). El dato narrativo se registra en el diario de campo y se complementa su análisis en la imagen como técnica para alcanzar aquellos matices difíciles de obtener mediante otras vías (Banks, 2010), especialmente en un escenario socioeducativo dinámico y competitivo. Mediante una cámara fotográfica se registran fotografías y vídeos in situ.

La selecclón del diseño del trabajo se justifica desde la pregunta de investigación que desea profundizar sobre el estilo formativo en los equipos de fútbol desde las vivencias del participante en el equipo: niño, entrenador y familias, a fin de contribuir a una mejora educativa en prospectiva. El estudio no anhela la representatividad estadística, sino su transferibilidad y utilidad atendiendo al criterio de cientificidad de la utilidad.

Participantes

Los equipos que participan en el estudio se seleccionan según criterios concretos sobre las características del grupo, fruto de un proceso de reflexividad acotado por los objetivos de la investigación y las posibilidades de acceso al campo, mediante un proceso de selección gradual (Flick, 2007; Wiedemann, 1991). Se trata de un muestreo por conveniencia (Anguera et al., 1995) que pretende favorecer la comprensión profunda del caso desde las vivencias de los participantes, sin anhelo de representatividad estadística (Stake, 1999).

La investigación se lleva a cabo con la participación de dos equipos de fútbol prebenjamín de segundo año, un total de 21 jugadores, todos hombres (M = 6.95; DE = 0.09), tres entrenadores y el entorno de familias y organizadores que asisten a los entrenamientos y partidos. Los dos equipos se seleccionan de una liga de 14 prebenjamines de segundo año de La Rioja, que se corresponde con el grupo categorizado con el nivel competitivo más alto de los tres grupos existentes. Un equipo está vinculado a un colegio concertado, mientras que el otro es un club de fútbol en el que participan niños de siete colegios diferentes.

En la observación participante, el observador adquiere un rol como participante-como-observador (Angrosino, 2012), dado que se suscribe un compromiso tácito por el buen ejercicio de los equipos en los que se participa y se desarrolla una pertenencia activa (Adler & Adler, 1994), implicándose en las actividades esenciales de los equipos de manera regular.

Se tuvieron presentes las consideraciones éticas mediante el anonimato, el reconocimiento del consentimiento informado de los adultos, tanto a nivel de club, como los familiares, el respeto de las pautas de la Declaración de Helsinki (2008) y la devolución de los resultados a los participantes en la restitución al campo.

Procedimiento

La observación participante vertebra el trabajo de campo e implica la interacción con el participante (Angrosino, 2012) durante una temporada completa con dos equipos de fútbol prebenjamín: 63 sesiones de observación (21 entrenamientos y 42 partidos: 14 partidos de liga, dos amistosos y 26 partidos en torneos). Los entrenamientos tenían una duración de 90 minutos, mientras que los partidos tenían una duración de 40 minutos, a los que deben añadirse 14 minutos de los descansos y media hora más, debido a que la convocatoria de los jugadores se realizaba con tiempo para el calentamiento y la preparación del partido (en los torneos tenía duración variable).

Se consideran las fases clásicas de la observación participante: acceso, permanencia y salida del campo (Taylor & Bogdan, 1986). Desde el acceso se pactó el interés mutuo por la mejora en la práctica formativodeportiva en el fútbol prebenjamín como meta común, facilitando la participación en los equipos y concluyendo con la restitución al campo.

La investigación se valió de dos instrumentos básicos: una cámara fotográfica, con la que se tomaron 844 fotografías y 121 vídeos (1 h, 26 min 7 s de duración total), y un diario de campo, una agenda en la que se iban registrando los aspectos de eminencia fenomenológica complementando a los interpretativos, que se contrastaban con las triangulaciones constantes de los datos con los participantes (Flick, 2014).

Análisis de los datos

El proceso de análisis de los datos atendió a las fases del método comparativo constante (Glaser & Strauss, 1967) mediante constantes procesos cíclicos de recogida de datos, análisis, reorientación y nuevas triangulaciones para la nueva recogida de datos. El análisis de datos sigue un proceso no lineal, interactivo, donde prima la reflexividad, el contraste y la reorientación del trabajo de campo (Miles & Huberman, 2003; Sabirón, 2006). Se presenta una organización de análisis del dato organizada y rigurosa mediante cuatro fases: observación participante inicial, contrastes en el trabajo de campo, análisis holístico y reflexión y, por último, consolidación de resultados y restitución.

En la primera fase se inició el trabajo de campo: del diario de campo, escritura in vivo, se realizó una transcripción digitalizada (procesador de textos Word) basada en la reflexividad. La fase finaliza con la emergencia de las precategorías, facilitada por el programa de tratamiento de dato cualitativo Nvivo 11.

La emergencia de las precategorías demanda una vuelta al trabajo de campo en el que se busca el contrapunto metodológico, en la que se establecen diálogos intencionados con el participante que indagan sobre diferentes perspectivas sobre lo que ya se ha registrado, otorgando al estudio más consistencia (De Munck & Sobo, 1998). Además, se implementó el contraste con las imágenes registradas en el trabajo de campo a partir de las precategorías establecidas, facilitado por NVivo11.

Se integran todos los resultados emergentes para confluir en una categorización. El proceso de categorización se acompaña de triangulaciones de manera informal con expertos durante las sesiones de observación –en términos de experiencia en el fútbol prebenjamín: organizadores de competiciones, coordinadores y entrenadores– que se dirigen deliberadamente al contraste de las precategorías emergentes. Además, se organizan dos entrevistas con expertos externos al estudio que se dedican a la reflexión sobre las categorías y su contenido.

Por último, se consolidan las categorías, que se definen y se establecen las relaciones intercategoriales mediante NVivo 11 (Richards, 2015). Para finalizar, aportando el criterio de credibilidad al estudio, se realiza la restitución al campo, momento en el que se devuelven los resultados al participante en la investigación en dos sesiones, en las que el nativo aporta su perspectiva sobre los resultados que ha contribuido a construir.

Categorías emergentes
Tabla 1
Categorías emergentes

Este proceso de análisis de datos es guiado por los criterios de cientificidad de la investigación cualitativa en ciencias sociales: credibilidad, transferencia, dependencia, confirmación y utilidad (Guba & Lincoln, 1994; Sabirón, 2006).

Resultados

Las categorías son el producto de un proceso de análisis del dato cualitativo recabado en el trabajo de campo. El objetivo de profundizar en el estilo formativo de los equipos de fútbol prebenjamín guía el trabajo de campo para la emergencia de cuatro categorías: la identidad de equipo, la estrategia, la disciplina y la jerga, las cuales se desarrollan en nueve subcategorías, como se muestra en la tabla 1. Posteriormente, se analiza el contenido de cada una de las categorías, tras un esbozo previo del modo en el que se relacionan

Relaciones intercategoriales

Las categorías se encuentran en mutua interdependencia, tal como se expone en la figura 1. El estilo formativo se vertebra desde la identidad del equipo: corporativismo, al que se aporta desde la disciplina de equipo, la jerga utilizada y la cooperación, que se entiende desde las responsabilidades individuales y la individualidad, que se relaciona con la estrategia competitiva. Estas dos últimas –individualidad y cooperación– se hallan en mutua dependencia e impulsan al equipo hacia un resultado durante los partidos con la utilización de una jerga endémica. La disciplina supone la categoría sobre la que se establecen los cimientos del estilo formativo, especialmente en su colectividad: corporativismo y cooperación. Responsabilidad, participación y especialización se asocian determinantemente para definir una estrategia que define el estilo formativo.

Relaciones intercategoriales
Figura 1
Relaciones intercategoriales

Identidad de equipo

Una clave sobre el estilo formativo del equipo la aportan las actitudes que los participantes dirigen hacia la reivindicación y autoafirmación en la pertenencia a un equipo con unos rasgos distintivos que lo hacen único respecto al resto de equipos.

Corporativismo

La identidad del equipo fomenta el desarrollo de una competencia para la defensa a ultranza de la solidaridad interna y los intereses de sus miembros, donde los protagonistas y foco de atención son los jugadores. (Figura 2)

“Grito de guerra”  del equipo antes de comenzar el partido ante familiares y allegados
Figura 2
“Grito de guerra” del equipo antes de comenzar el partido ante familiares y allegados

El niño puede capitalizar el corporativismo como ensalzamiento de su equipo en una competición frente a los rivales, a quienes se deba ganar. Si bien, se consigue un clima de interdependencia interna que completa el autoconcepto de los participantes.

Un jugador de 7 años canta animosamente desde el banquillo durante un partido: “!–Nombre del equipo– los mejores, –Nombre del equipo rival– el peor!” (31/01/2015).

Cooperación

El fútbol precisa de la asociación en el juego para obtener un resultado en común que trasciende al mero juego colectivo. La colectividad ha de mejorar al equipo en su resultado competitivo y unir a los participantes, promoviendo el compañerismo.

Durante la celebración del primer partido-entrenamiento de los jugadores de 7 años seleccionados como más competentes por un club de fútbol importante, los niños celebran los goles con los compañeros de su mismo equipo, pero progresivamente se abren a los compañeros que les han tocado en la selección, que conocen hoy por primera vez, celebrando con abrazos colectivos (23/04/2015).

La cooperación facilita la complicidad, un vínculo afectuoso que poseen los miembros con más afinidad. Se media para que se cree un clima de amistad entre los jugadores: comidas, cumpleaños, regalos para todos… (Figura 3)

Celebraciones de goles entre los titulares.
Figura 3
Celebraciones de goles entre los titulares.
AD Paula Montal

Individualidad

Dentro de la individualidad se destaca lo genuino de cada jugador, como centro de los intereses familiares, y, especialmente, de los jugadores más resolutivos competitivamente. El trabajo de la técnica individual se emprende desde los entrenamientos y se evalúa en los partidos. Los jugadores más determinantes, percibidos como los jugadores estrella o referentes de los equipos, acaparan comentarios, miradas y son tratados de manera excepcional. Los torneos disponen trofeos individuales para premiar a los jugadores más aptos.

El entrenador cree que su “jugador estrella” debe jugar el partido porque su potencial futbolístico es brutal y no sería conveniente castigarle sin fútbol, con independencia de su actitud haya sido disruptiva y sea consciente de que es un agravante con otros compañeros: él es necesario (10/03/2015).

Estrategia

Como deporte competitivo de equipo, el fútbol requiere de unos procedimientos para conseguir la victoria. Se trata del arte para dirigir a los jugadores y su regulación para tomar las decisiones óptimas en cada momento. El jugador asume un papel en el equipo, sobre el que tiene libertad de movimientos, y mantiene el interés grupal del equipo.

Especialización

Cada jugador asume unas funciones dentro del sistema que propone el equipo; se le atribuye un rol. La especialización del niño en un puesto: portero, defensa o delantero, facilita la utilidad instrumental para el equipo. Frente a la especialización, existe la versatilidad de un jugador a desarrollar el aprendizaje de varias posiciones.

El portero “X” juega todos los partidos y, por lo general, los 4 cuartos (los jugadores de campo sólo pueden jugar 3 cuartos). Además de entrenar dos veces a la semana como portero del equipo, va todos los miércoles a un campus específico de porteros (14/03/15).

Durante un partido, un padre y el coordinador valoran positivamente que el entrenador “corte los egos” de los niños y les obligue a jugar en todas posiciones, pues les amplía el aprendizaje en prospectiva y evita que se crezcan los unos sobre los otros (22/11/2014).

Responsabilidad

Cada jugador debe asumir ciertos ámbitos de actuación para el funcionamiento de microsociedad que supone el equipo de fútbol. Cada área tiene sus responsables dentro de la especificidad de lo grupal. El funcionamiento del equipo se vale de las aportaciones de cada niño: preparación del material, capitanía, aspectos defensivos u ofensivos, portería, dirigir calentamiento… La responsabilidad que se le atribuye al jugador, le puede colocar en el foco de las miradas de los participantes en el escenario.

En un partido muy igualado, el padre de “X” comenta a su hijo antes de que lo saque el entrenador: “3 minutos para remontar” (2/01/2015).

Dos jugadores hablan en el banquillo durante el partido de cómo el portero tiene la culpa de que pierdan y le imitan mofándose en réplica de las reprimendas concurrentes de los adultos: “Mira, me han metido un gol…anda, ¿en qué portería? En la mía” (21/03/2015).

Participación

Implica la titularidad y suplencia de los jugadores sujeta a intereses estratégicos. En la victoria y partidos poco competitivos se reparten minutos con mayor facilidad que en los disputados y con más nivel de competitividad, en los que juegan más tiempo los niños más competentes, especialmente en los torneos.

A pesar de ser un equipo que aboga por una participación equitativa, en el partido de hoy hay dificultades para ganarlo, pues el rival es muy competitivo, por lo que dos jugadores juegan 3 de los cuartos, mientras que otros dos juegan 10 minutos, el mínimo por reglamento (25/04/2015).

Durante un torneo, el marcador se mantiene muy equilibrado hasta el final del encuentro. El entrenador se ha focalizado a dar instrucciones. En el último minuto, finalmente meten el 2-0 para ganar. En ese momento, el entrenador busca a un jugador que faltaba por jugar, que sale por primera vez a los 19¢48¢¢ al campo. Quedan 12 segundos (27/10/2014).

Disciplina

Para desarrollar el juego institucionalizado se requieren unas normas tácitas de obligatorio cumplimiento sobre las cuales se cimienta la formación.

Respeto a la autoridad

El entrenador es el ejecutor técnico a quien se debe atender en sus instrucciones. Se contribuye a un buen ambiente del escenario cuando el discurso de jugadores y familiares es homogéneo al del entrenador. Se le concede el rango de autoridad implícita sobre el escenario, aunque debe poner en relieve su liderazgo. Tiene potestad para establecer un sistema de privilegios y castigos con los niños.

El equipo mete un gol, pero no han hecho caso a las instrucciones concurrentes del entrenador, sino que lo han hecho por sus medios: “Regate, regateee”. Como castigo, los 4 que estaban jugando, al banquillo (31/05/2015).

El entrenador comenta a los niños que las decisiones se toman entre los entrenadores, que se lo digan a sus padres, ya que suelen instruirles desde la grada. Añade que los que estamos entrenando entre semana somos nosotros, no los padres. Los padres verbalmente aceptan que sus hijos deben obedecer al entrenador (28/02/2015).

Acompañamiento

Los adultos deben facilitar que el niño pueda desarrollar la actividad del fútbol debidamente: deben prepararles el material; llevarles a los entrenamientos y partidos; facilitar sus hábitos de higiene y salud; animarles en los momentos más delicados, y un largo etc. Requiere una fuerte inversión de tiempos e ilusiones.

Los padres esperan a sus hijos a la salida del colegio, les dan la merienda, la ropa del fútbol, les ayudan a cambiarse para realizar el entrenamiento y les esperan para recogerles hora y tres cuartos después dos días a la semana (28/10/2014). (Figura 4)

Las familias preparan a sus niños para iniciar  el calentamiento de un partido
Figura 4
Las familias preparan a sus niños para iniciar el calentamiento de un partido

Preparación

La preparación incluye todas las situaciones previas que deben darse para desarrollar el partido en óptimas condiciones para rendir del modo más competitivo. Requiere la reserva de un tiempo para las esperas, charlas tácticas, entrenamientos, calentamiento físico y mental, preparación de indumentarias y material...

El entrenador da una charla de 15 minutos a sus jugadores antes de un partido de cuartos de final de un torneo. Explica posibles jugadas que se pueden dar en el partido. Cuando terminan, el entrenador y los niños vuelven al vestuario para analizar durante otros 10 minutos lo que ha supuesto el partido que se ha ganado por un resultado más ajustado de lo esperado (27/12/2014).

Jerga

Los participantes en el equipo utilizan unas claves lingüísticas a las cuales los niños son muy permeables. Se caracteriza por el uso de bastantes tecnicismos en réplica del deporte mediático y la emergencia de un vocabulario especialmente coloquial cuando afloran las emociones, que el niño rápidamente capitaliza.

Durante el partido, el entrenador está utilizando bastantes términos que dudo que conozcan los niños, por lo que pregunto a los jugadores del banquillo: “¿Qué significa que no te ‘cojan la espalda’?” No tienen ni idea. Uno se anima: “¿Qué no te pillen?” (17/01/2015).

El entrenador suele medir bastante su lenguaje con los niños, tipo “Una ful de Estambul”, pero con 1-1 en el marcador y el tercer cuarto grita comentarios como: “Me cago en la hostia”; “¿Dónde cojones tienes que estar?”; “¡En el puto segundo palo!” (25/04/2015).

Discusión

El estudio tiene por objetivo la profundización en el estilo formativo de los equipos de fútbol prebenjamín para la optimización de su potencial educativo, en un sentido de utilidad. Se realiza un recorrido por el contenido de las categorías de los resultados para finalizar con unas conclusiones que dan respuesta al segundo objetivo.

Sobre el estilo formativo se filtran las connotaciones del fútbol mediático (Castejón, 2008; Hughes, 2007; Merino et al., 2015; Ramírez et al., 2014) que vertebran la identidad corporativista del equipo a semejanza de los equipos de referencia mediática. La victoria posiciona al colectivo en una autoreivindicación de su estatus, que se hilvana desde su combinación entre la cooperación e individualidades de sus jugadores y el desarrollo de una estrategia.

Desde el fomento del compañerismo y la complicidad entre los jugadores, emerge la individualidad de los más destacados, que llegan a participar más (Merino et al., 2015), e influyen determinantemente sobre el resultado de los equipos. El sentido que se le otorga a la victoria favorece la aportación individual de los jugadores con más aptitudes sobre el fomento de actitudes cooperativas (Leo et al., 2011; Olmedilla et al., 2011).

La comprensión de la estrategia en el fútbol en edad prebenjamín ha sido cuestionada (Tirapu-Ustárroz & Luna-Lario, 2007; García et al., 2011). En los resultados se evidencia que los adultos aplican una estrategia a través de los niños para tratar de alcanzar la victoria, aunque su ejecución no implica la comprensión y supone un área sobre la que conviene investigar más.

Sobre la inadecuación del fútbol para el niño se han generado propuestas como el fútbol 3 (Lapresa et al., 2010), que no han prosperado a día de hoy, pero advierten de la necesidad de promover un fútbol que se adecúe a las demandas formativas del niño. Afortunadamente, sí que se han emprendido otras propuestas formativas que abogan por la revalorización del referente educativo en educación sin perjuicio de un modelo competitivo reconocible para los participantes (Consejo Superior de Deportes & Unicef España, 2010; Merino et al., 2015). La especialización de los jugadores en ciertos ámbitos del fútbol puede acarrear que se inhiban ciertos aprendizajes. Así, existe una controversia sobre la especialización temprana, pudiendo entender anacrónica, por ejemplo, la figura del portero en categoría prebenjamín (Lapresa, Arana, Garzón, Egüén, & Amatria, 2008). De los resultados se desprende una especialización a dos niveles: en un deporte en concreto y, dentro del fútbol, en unas funciones determinadas. La versatilidad muestra la habilidad de los jugadores para desempeñar diferentes funciones en el equipo que favorece una base formativa en el niño (Casáis, 2009) y requiere habilidades de ser competente en comprensión de las funciones de los demás compañeros.

Aunque no se puede establecer un perfil psicológico de los jugadores con una mayor competencia para el fútbol (Del Pino et al., 2015), estos se destacan como los jugadores que más influyen en el resultado de sus equipos, atribuyendo una responsabilidad tácita sobre ellos.

El nivel de conocimiento específico y pericia de los jugadores están relacionados (Serra-Olivares et al., 2015), lo que es compatible con la emergencia de jugadores clave sobre los que recaen ciertas responsabilidades.

La participación de los jugadores se relaciona con el nivel de competitividad del partido y el resultado, lo que favorece que existan grandes desequilibrios en las oportunidades formativas que el fútbol ofrece y comparaciones inherentes con repercusión sobre la autoestima (Levey, 2013).

Así, los más destacados se erigen como líderes y asumen papeles de protagonistas en el equipo, pero emerge la controversia sobre si puede ser interesante su promoción de categoría para optimizar su aprendizaje (Serra-Olivares et al., 2015) e, incluso, favorecer a sus compañeros, máxime con los sesgos demostrados de la edad relativa, por lo que se favorecen oportunidades formativas y deportivas en edades tempranas a los jugadores nacidos en los primeros meses (Salinero, Pérez, Burillo, & Lesma, 2013).

La disciplina se emprende desde el acompañamiento de los adultos y el respeto a una figura de referencia, el entrenador (Garrido et al., 2010; Merino et al., 2016) y se concreta mediante un código de conducta donde el protagonista es el jugador que desarrolla la actividad (Arda & Casal, 2007; Sans & Frattarola, 1999). Se debe prestar atención a que la disciplina no vaya en detrimento del fomento de la creatividad y autonomía del jugador (Fraile, 2004).

El acompañamiento familiar y adulto es un referente lingüístico para el niño y promueve actitudes. Los resultados advierten de la necesidad de desvincular un lenguaje excesivamente coloquial, incluso soez, técnico y agresivo del resultado competitivo concurrente (Garrido et al, 2010; Herbert & Dugas, 2011; Merino et al., 2015; Sánchez & Viciana, 2002).

Conclusiones

Del análisis de los resultados y su discusión crítica, con ánimo de revalorizar el referente educativo en edad prebenjamín y atendiendo al segundo objetivo de la investigación –en su sentido de utilidad–, emergen cinco propuestas de optimización en los sistemas competitivos actuales. (1) Para favorecer una identidad de los equipos que tienda más hacia el valor de lo cooperativo, se debe priorizar la entrega de premios al equipo sobre los trofeos individuales tan recurrentes en el escenario (mejor jugador, máximo goleador…), máxime si se antepone el valor al esfuerzo realizado sobre el resultado competitivo. (2) Los jugadores de ambos equipos se dan la mano y se felicitan en el ritual de despedida de los partidos de fútbol. Una manera de acercar a los niños y prevenir los excesos derivados del corporativismo podría ser que el saludo de los jugadores se realice en la presentación del partido, agradeciendo conjuntamente el acompañamiento a los familiares. (3) Los equipos pueden evaluar la situación particular de cada jugador para determinar que la promoción de ciertos niños a una categoría superior es beneficiosa para su desarrollo formativo, sin perjuicio del resto de compañeros que han de desarraigarse de sus individualidades para focalizarse sobre la colectividad. (4) Los entrenadores deben priorizar la versatilidad de sus jugadores frente a la especialización en alguna demarcación para favorecer más oportunidades formativas. (5) Se recomienda a los clubes la redacción y aplicación de un reglamento de régimen interno potenciador del valor formativo del fútbol para la adecuación a una disciplina de todos sus participantes y utilización de un lenguaje pertinente a la formación de un niño prebenjamín.

Referencias

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De la Vega, R., Del Valle, S., Maldonado, A., & Moreno, A. (2008). Una nueva herramienta para la comprensión táctica del fútbol. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, 8(30), 130-145.

Del Pino, J. M., Gómez, E., & Moreno, S. (2015). Inteligencias múltiples y rendimiento en fútbol. Apunts. Educación Física y Deportes (121), 44-55. doi:10.5672/apunts.2014-0983.es.(2015/3).121.06

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