Valoración objetiva de la actividad física en las sesiones de ejercicio físico de un programa multidisciplinar para el tratamiento de la obesidad infantil
Objective Assessment of Physical Activity during Physical Exercise Sessions in a Multidisciplinary Intervention for the Treatment of Childhood Obesity
Valoración objetiva de la actividad física en las sesiones de ejercicio físico de un programa multidisciplinar para el tratamiento de la obesidad infantil
Apunts Educación Física y Deportes, vol. 32, no. 125, pp. 35-52, 2016
Institut Nacional d'Educació Física de Catalunya
Received: 05 October 2015
Accepted: 16 May 2016
Resumen: Antecedentes. La inclusión de ejercicio físico supervisado en las intervenciones para el tratamiento de la obesidad infantil es uno de los factores que puede determinar su eficacia. No obstante, aunque las sesiones hayan sido planificadas según las recomendaciones, la respuesta real de los niños/niñas no siempre ha sido cuantificada. La finalidad del trabajo fue analizar el grado de movimiento y estimar el gasto energético durante las sesiones de ejercicio físico de una intervención para el tratamiento de la obesidad infantil. Metodología. Participaron 41 niños/niñas de 8 a 12 años, obesos y poco activos, a los se midió, mediante acelerómetros, el grado de movimiento global y el tiempo dedicado a diferentes niveles de intensidad de esfuerzo (sedentaria, ligera, moderada-vigorosa) y el patrón de las conductas sedentarias y de actividad física durante las sesiones de ejercicio físico de la intervención. Resultados. Las sesiones de 60 minutos de duración, se caracterizan por periodos cortos de moderada-vigorosa intensidad interrumpidos por periodos cortos de menor intensidad de movimiento. Los participantes dedicaron un 58,3% del tiempo a actividades de moderada-vigorosa intensidad, un 30% a actividades de ligera intensidad y solamente un 11.8% del tiempo a conductas sedentarias. Para el conjunto de las sesiones, y en particular a las de fútbol, el gasto energético de los niños fue superior al de las niñas. Conclusiones. El programa de intervención ofrece la oportunidad de aumentar los minutos semanales dedicados a actividad física de moderada y vigorosa intensidad y de incrementar el gasto energético.
Palabras clave: actividad física, obesidad infantil, acelerometría, gasto energético, sesiones entrenamiento.
Introducción
La obesidad infantil es considerada como uno de los problemas de salud pública más frecuentes en los países desarrollados. Aparte de las repercusiones inmediatas del exceso de masa de grasa en la imagen corporal y sus consecuencias en el bienestar psicológico, el principal riesgo de la obesidad infantil es su asociación con otras enfermedades durante la edad infantil y en la edad adulta (Baker, Olsen, & Sorensen, 2007;Bibbins-Domingo, Coxson, Plecher, Lightwood, & Goldman, 2007). La obesidad se tiene que contemplar como un problema complejo que requiere de la implicación de equipos multidisciplinares, por eso la gran mayoría de las intervenciones para su tratamiento combinan estrategias para mejorar los hábitos de alimentación con otras para reducir los comportamientos sedentarios e incrementar los niveles de actividad física. No obstante, los resultados no siempre son positivos (Campbell, Waters, O’Meara, & Summerbell, 2001;Doak, Visscher, Renders, & Seidell, 2006). Sin embargo, parece que la inclusión de programas de ejercicio físico supervisado de moderada a alta intensidad es uno de los factores que permite aumentar la eficacia de las intervenciones (Connelly, Duaso, & Butler, 2007).
El programa Nereu (Serra-Paya et al. 2013) es una intervención familiar y multidisciplinar de 8 meses de duración dirigida a los niños/niñas con sobrepeso u obesidad y sus familias. Uno de los principales objetivos es ofrecerles la oportunidad de incrementar el tiempo dedicado a la actividad física de moderada a vigorosa intensidad en un ambiente amigable, no competitivo y adaptado a sus necesidades.
Las sesiones de ejercicio supervisado del programa Nereu han sido diseñadas teniendo en consideración la duración y la intensidad estimada de las tareas programadas con la finalidad de alcanzar un mínimo de 30 minutos de actividad física de moderada a vigorosa intensidad (Daley, Copeland, Roalfe, & Wales, 2006) y un gasto energético de aproximadamente 200 a 300 kilocalorías por sesión o el equivalente a 2000 kilocalorías a la semana (Saris, 2003;WHO, 2003). El análisis del consumo de oxígeno suele ser el estándar para la valoración del gasto energético, sin embargo las dificultades para medir esta variable en situaciones reales ha conducido a la aplicación de otros procedimientos más sencillos, como el uso de los acelerómetros. Aunque existe cierta controversia sobre la validez de utilizar los datos obtenidos para estimar el gasto energético (Trost, Loprinzi, Moore, & Pfeiffer, 2011), el desarrollo de estos sensores de movimiento ha permitido obtener una medida objetiva de la duración, intensidad y frecuencia del movimiento a lo largo del día o en momentos puntuales. El análisis del registro obtenido durante las sesiones permite comprobar si el grado de movimiento y gasto energético alcanzados por los participantes coinciden con los objetivos planteados.
La finalidad del estudio fue determinar si el grado de movimiento y el gasto energético estimado de los niños/ niñas con sobrepeso/obesidad durante las sesiones del programa Nereu se adecuan a los niveles previstos. Los objetivos específicos que se investigaron fueron: a) conocer el grado global de movimiento y el tiempo dedicado a diferentes niveles de esfuerzo físico (sedentario, ligero, moderado- vigoroso), b) estimar el gasto energético, c) analizar y contrastar los datos según la tipología de las sesiones y el género.
Metodología
Participantes
En el presente estudio han participado 41 niños y niñas con una edad media de 10,2 años (desviación estándard= 1,8) que tomaban parte en un ensayo clínico (registro: PI12/02220) para la evaluación de una intervención familiar para el tratamiento de la obesidad infantil.
La descripción detallada del proceso de reclutamiento de los participantes al ensayo clínico ha sido publicada previamente (Serra-Paya et al. 2013). Antes de la inclusión definitiva en el estudio, todos los niños y sus padres o tutores firmaron el documento de consentimiento informado. Los participantes cumplían los criterios de inclusión para el ensayo clínico: edad comprendida entre 6 y 12 años, presentaban sobrepeso/obesidad según los criterios de la International Obesity Task Force Criteria (IOTF) (Cole, Bellizzi, Flegal, & Dietz, 2000), declararon que eran poco activos (hacían menos de 2 horas por semana de actividad física en las horas extraescolares) y su Unidad básica asistencial de Pediatría había aceptado colaborar en el estudio. Los niños/ niñas no sufrían otras comorbididades médicas, no tomaban medicamentos para la pérdida de peso o que pudieran afectar a su adaptación al esfuerzo físico, y tampoco habían tomado parte en otras intervenciones para el tratamiento de la obesidad, ni en ningún programa de ejercicio físico supervisado en los últimos 6 meses.
El protocolo del estudio fue aprobado por el comité de Ética (CEIC) del Instituto de investigación en Atención Primaria Jordi Gol (Número de Registro: P12/040). El estudio se ha llevado a cabo según los principios de la Declaración de Helsinki y las revisiones posteriores (Word Medical Association, 2008).
Medidas
Características antropométricasCaracterísticas antropométricas
La masa corporal, la estatura y los pliegues cutáneos a nivel del tríceps y subescapular se midieron siguiendo los procedimientos estándar (ALPHA study, 2009). El índice de masa corporal (IMC) se calculó como el peso (kg) dividido por la estatura (m²). Como indicador del sobrepeso se utilizó la puntuación Z del IMC (IMC-SD) que se determinó según el método LMS (Pan & Cole, 2012).
El porcentaje de grasa corporal se estimó a partir de los valores plieguescutáneos aplicando la ecuación propuesta por Slaughter et al. (ALPHA study, 2009).
Un grupo de 41 participantes (21 niños y 20 niñas) participó en el estudio (tabla 1). Los niños y las niñas no muestran diferencias estadísticamente significativas entre ellos para ningún parámetro antropométrico.
Programa de intervención
El programa Nereu es una intervención multidisciplinar y familiar de 8 meses de duración para niños/niñas con obesidad que incluye: a) ejercicio físico supervisado, b) sesiones teóricas y prácticas para las familias, c) estrategias de cambio de conducta donde participan los niños/ niñas y sus padres y d) actividades de fin de semana (Serra- Paya et al. 2013).
El programa de ejercicio físico que se les ofrece consiste en 90 sesiones (3 sesiones semanales de 60 minutos de duración). Las sesiones de ejercicio físico son planificadas y dirigidas por profesionales de la educación física con experiencia en la actividad física para niños/niñas con sobrepeso/obesidad. Cada uno de los profesionales tiene a su cargo un máximo de 15 participantes.
Las sesiones se planifican según 3 pilares; jugar, disfrutar, y moverse, buscando que los niños/niñas disfruten mientras practican y aprenden diferentes actividades y habilidades deportivas. Todas las sesiones tienen una estructura similar pero difieren en su contenido. Las sesiones se dividen en cuatro partes: asamblea, calentamiento, parte principal y retorno a la calma. Durante la asamblea, los técnicos deportivos explican las tareas de entrenamiento de la sesión correspondiente, motivan a los participantes e introducen los contenidos relacionados con los hábitos saludables y las estrategias de modificación de la conducta. A continuación, durante el calentamiento, se realizan actividades dinámicas como andar o correr a baja intensidad buscando la activación de los niños/niñas. La parte principal de la sesión se centra en mantener el nivel de actividad, pero ya que estos generalmente no tienen un nivel de condición física elevado y a menudo han vivido experiencias desagradables en el ámbito del deporte/ejercicio físico, los ejercicios se planifican en periodos breves de actividad (4-5 minutos) de intensidad moderada-vigorosa interrumpidos por periodos de baja intensidad. Las tareas de entrenamiento son sobre todo de tipo aeróbico, pero también se programan tareas relacionadas con la fuerza, movilidad articular y el equilibrio. El periodo de retorno a la calma comprende ejercicios de recuperación y estiramientos de tipo estático.
En este estudio se han analizado 16 sesiones de ejercicio físico supervisado cumplidas a lo largo del curso 2013- 14. Las sesiones se llevaron a cabo en las instalaciones deportivas interiores y exteriores de tres centros escolares, empezaban a las 18 h y su duración era de 60 minutos.
Medida objetiva del grado de movimiento durante las sesiones de ejercicio físico supervisado
El grado de movimiento de los participantes durante las sesiones de ejercicio físico supervisado del programa Nereu se cuantificó objetivamente mediante el uso de los acelerómetros triaxiales ActiGraph GT3X+ (ActiGraph LLC, Pensacola, FL, EEUU). Las medidas se tomaron de febrero a abril de 2014. Cada semana se analizaron una o dos sesiones adaptando la toma de datos a la programación de la intervención. Las sesiones se diferenciaban por la actividad/ deporte realizado durante la parte principal. Estas actividades/ deportes fueron colpbol, fútbol y judo. Cada tipo de sesión se llevó a cabo al menos una vez en cada una de las instalaciones deportivas de los tres centros escolares.
Los acelerómetros se programaron para registrar los datos en intervalos de 10 segundos (epochs) durante la sesión (de las 18 a las 19 h). Antes de empezar se colocó el cinturón elástico en la cintura con el acelerómetro en la banda izquierda, sobre la espina ilíaca anterior. Los acelerómetros se mantuvieron en su lugar durante toda la sesión y se recogieron al finalizarla. Los participantes y sus padres ya estaban familiarizados con el uso de los acelerómetros porque los habían llevado durante 7 días al inicio del programa. Para cada participante se realizaron al menos dos registros.
Después de las sesiones los datos fueron transferidos al ordenador mediante el software ActiLife 6.0 (ActiGraph, Pensacola, FL, EEUU). Los periodos que mostraban niveles de 0 cómputos por minuto (CPM) consecutivos durante 20 minutos o más, se excluyeron del análisis ya que podían reflejar un mal funcionamiento del acelerómetro o que el participante se lo había sacado. Con el fin de considerar los registros válidos era necesario que se hubieran registrado un mínimo de 45 minutos por sesión. Los datos de los acelerómetros se analizaron cuantificando el grado global de movimiento (expresado por medio de la magnitud vectorial (VM) en cómputos por minuto (CPM) y el tiempo dedicado a los diferentes niveles de intensidad de movimiento). Los puntos de corte para la categorización del nivel de intensidad del esfuerzo se basaron en las recomendaciones de diversos estudios (Joschtel & Trost, 2013;Trost, et al., 2011) y se definieron de la siguiente manera: menos de 100 CPM se correspondían con conducta sedentaria (SB); de 101 a 2295 CPM con actividad física de intensidad ligera (LPA) (1.5 a 2.9 equivalentes metabólicos o METS); 2296 a 3999 con actividad física de moderada intensidad (MPA) (3-6 METS) y más de 4000 CPM con actividad física de vigorosa intensidad (VPA) (>6 METS).
Para cuantificar las conductas sedentarias se utilizó el tiempo total sedentario, así como el patrón de las conductas sedentarias (número de periodos, duración de los periodos sedentarios). Los periodos sedentarios se definieron como periodos de uno o más minutos con 100 o menos CPM. Además, el número de periodos sedentarios de <4 minutos, el número de periodos de actividad física de moderada-vigorosa intensidad (MVPA) de <4:59 minutos y de 5-10 minutos también se calcularon para cada participante (Saunders et al. 2013).
Para la valoración del gasto energético se aplicó la ecuación propuesta y validada para población infantil por Trost, Way y Okely (2006) y en la cual interviene el peso del participante y los CPM.
Análisis estadístico
Los parámetros descriptivos se expresan con la media, la desviación estándar (DE). La valoración de la normalidad de la distribución de cada variable se realizó a partir de la prueba de Shapiro-Wilk que se aplicó para todos los participantes y para cada subgrupo definido por el género y tipología de la sesión.
Para la comparación de diferencias entre grupos determinados por género, instalaciones deportivas o tipología de la sesión se aplicó la prueba . para datos independientes o la prueba no paramétrica U Mann-Whitney.
La diferencia entre datos se ha considerado estadísticamente significativa cuando .≤0,05. El tamaño del efecto se calculó como la diferencia estandarizada entre las medias de los dos grupos (género; instituto o deporte) dividido por la desviación estándar agrupada. Valores de 0,2-0,5 representan diferencias pequeñas, los de 0,5-0,8 diferencias moderadas y más de 0,8 diferencias importantes según la propuesta de Cohen (1992).
Los datos han sido tratados estadísticamente mediante el software SPSS (Statistical Package for the Social Sciences, v17.0, SPSS Institute Inc., Chicago, IL, EEUU).
Resultados
Niveles de actividad física y conductas sedentarias durante las sesiones
Los participantes llevaron los acelerómetros durante los 60 minutos de las sesiones. Se obtuvieron 144 registros que corresponden a 15 sesiones. En cada sesión se registró la actividad de 4 a 15 participantes.
Los datos de la tabla 2muestran que durante las sesiones el grado de movimiento global era elevado. A lo largo de las sesiones los participantes dedicaron el 29,9%, 19,8% y 38,5% del tiempo a actividades de ligera, moderada y vigorosa intensidad, respectivamente y tan solo un 11,8% del tiempo mantuvieron una conducta sedentaria.
No se aprecian diferencias estadísticamente significativas entre los niños y las niñas en relación con el grado de movimiento global del conjunto de sesiones. No obstante, en general, las niñas dedican menos tiempo que los niños a actividades de intensidad moderada y vigorosa y más tiempo a actividades de intensidad ligera.
Si se comparan las sesiones según el deporte de la parte principal no se aprecian diferencias estadísticamente significativas en el grado de movimiento global para todo el grupo, ni para los subgrupos de niñas y niños. A pesar de todo, se observa que en las sesiones de judo los participantes están más tiempo realizando actividad física de ligera intensidad (tamaño del efecto: 0,87) y menos tiempo de actividad física de moderada (tamaño del efecto: –0,76) y vigorosa (tamaño del efecto: –0,56) intensidad que en las sesiones de colpbol.
También se observa que en las sesiones de judo los participantes son más sedentarios y dedican menos tiempo a actividad física de moderada intensidad que en las sesiones de fútbol (tamaño del efecto: 0,65). Asimismo, en las sesiones de fútbol los participantes fueron más sedentarios que en las de colpbol (tamaño del efecto: 0,33).
Algunas de estas diferencias también se aprecian en el subgrupo de los niños, mientras que en las niñas no se observan diferencias significativas en el tiempo invertido en las zonas de intensidad de esfuerzo entre las sesiones.
Comparando la conducta entre niños y niñas y teniendo en cuenta el deporte de la sesión se observa que en las sesiones de fútbol, las niñas dedicaron menos tiempo a actividades de moderada y vigorosa intensidad y más tiempo a conductas sedentarias y de ligera intensidad que los niños.
Periodos de actividad y sedentarios
En general, durante las sesiones se intercalan periodos de actividad de MVPA intensidad y de corta duración, interrumpidos por periodos de menor intensidad de movimiento. Como se muestra en la tabla 3, en conjunto los periodos activos de menos de 5 minutos de duración son mayoritarios. Los periodos activos de hasta 5 minutos son más frecuentes en las sesiones donde se practica judo o fútbol, y la duración media de los periodos activos de hasta 5 minutos es más reducida en las sesiones de fútbol y judo en comparación con las de colpbol (tamaño del efecto: –0,67 y –1,11 respectivamente). La suma del tiempo total de estos periodos es inferior en las sesiones de judo.
En el conjunto de todas las sesiones, las niñas presentan un número y una duración acumulada de periodos activos de corta duración inferiores que los niños. Esta diferencia puede atribuirse al diferente comportamiento durante las sesiones de fútbol, mientras que no se aprecian diferencias en el número y la duración de los periodos activos de corta duración entre los niños y las niñas para las sesiones de colpbol y judo. En las sesiones de fútbol las niñas acumulan menos tiempo en periodos activos de 0 a 5 minutos de duración y la duración media es ligeramente menor.
Los periodos activos más largos son menos frecuentes. Estos son más numerosos y más largos en las sesiones de colpbol y por este motivo el tiempo acumulado por sesión también es mayor. En relación con los periodos activos de larga duración también se aprecian diferencias entre las sesiones de judo y fútbol, siendo su duración acumulada mayor en las sesiones de fútbol con respecto a las de judo. También se observa que en las sesiones de fútbol, las niñas tienden a acumular menos tiempo de actividad de MVPA en periodos de 5 a 10 minutos de duración que los niños. Esta tendencia no es tan acentuada en las sesiones de colpbol o de judo.
Por el contrario, como se aprecia en la tabla 4, durante las sesiones los participantes adoptan raramente conductas sedentarias. Los periodos sedentarios de 1 a 4 minutos son poco frecuentes. Sin embargo, el tiempo acumulado es superior en las sesiones de colpbol en comparación con el fútbol (tamaño del efecto: 0,57), y especialmente en los niños (tamaño del efecto: 0,84). También se aprecia que las niñas presentan periodos sedentarios de menor durada que los niños en las sesiones de colpbol.
Gasto energético
El gasto energético estimado para el conjunto de las sesiones fue de 270,1 kcal/sesión. Este es similar para todos los tipos de sesiones analizadas (tabla 5). No obstante, en general el gasto energético de los niños es superior a la de las niñas para el conjunto de las sesiones, y en particular para las sesiones de fútbol.
Discusión
Este es uno de los pocos estudios que analizan el grado de movimiento y estiman el gasto energético durante las sesiones de ejercicio físico supervisado de un programa de intervención para el tratamiento de la obesidad infantil.
Los resultados muestran que el programa Nereu ofrece a los participantes poder aumentar los minutos semanales dedicados a actividad física de moderada y vigorosa intensidad y a incrementar el gasto energético en los niños que participan en las sesiones.
Los niños que participan en las tres sesiones semanales del programa pueden dedicar al menos 105 minutos a la semana (3 sesiones semanales x 35 minutos de MVPA por sesión) a la actividad física de moderada-vigorosa intensidad y por lo tanto mediante este programa se facilita la consecución de los 60-90 minutos diarios de actividad física recomendados. El tiempo que los participantes dedican a MVPA durante las sesiones supera ligeramente los objetivos planteados que era de 30 minutos por sesión. El programa Nereu es más efectivo que otros (Schuna, Lauersdorf, Behrens, Liguori, & Liebert, 2013;Trost, Rosenkranz, & Dzewaltowski, 2008), como por ejemplo el “Keep It Moving!” (Schuna et al., 2013) implementado en Colorado, ya que este último aumenta en 20 minutos la MVPA mientras que en las sesiones analizadas se alcanzan los 35 minutos de MVPA por sesión. Por el contrario, su eficacia con respecto a los minutos de MVPA es inferior a los datos observados en programas en los que se practican juegos deportivos (McKenzie, Sallis, Prochaska, & Conway, 2004). No obstante, hace falta considerar que la finalidad del programa Nereu no es la práctica deportiva per se sino promocionar la adquisición de hábitos de actividad física en niños sedentarios y con sobrepeso/obesidad a los cuales hay que adaptar las reglas del juego a sus características. En este sentido cabe destacar que en los programas de juegos deportivos indicados más arriba se observó que los niños obesos acumulaban menos MVPA que los no obesos.
El análisis del patrón de movimiento durante las sesiones pone de relieve que estas se caracterizan por periodos breves de actividad física de moderada-vigorosa intensidad, intercalados con periodos de menor actividad. Este patrón coincide con la estructura previamente planificada por los técnicos deportivos y concuerda con las recomendaciones de actividad física para niños sedentarios, con baja condición física. Los periodos de actividad de baja intensidad intercalados entre los de MVPA permiten que los participantes se recuperen y puedan iniciar el nuevo periodo MVPA con energía renovada. Además, al evitar los esfuerzos mantenidos también se reduce el riesgo de que los participantes tengan sensaciones de cansancio extremo que pueden asociarse a percepciones negativas (fatiga, problemas respiratorios...) que dificulten la continuidad en la práctica deportiva a largo plazo y la adquisición de los hábitos activos.
Asimismo, los periodos durante los cuales los participantes muestran una conducta sedentaria son aquellos que, aparte de la recuperación física, también son necesarios para la transmisión de conocimientos y consignas para la promoción de los hábitos saludables y para facilitar las instrucciones sobre las tareas relacionadas con las actividades y el buen desarrollo de la sesión. El tiempo sedentario es comparable con el que se ha observado en otros programas (Schuna et al. 2013).
Por otra parte, los resultados del estudio muestran que las sesiones presentan patrones de movimiento ligeramente diferentes según el deporte de la parte principal. Por ejemplo, las sesiones basadas en el colpbol obligan a los participantes a estar más en movimiento continuo que el fútbol o el judo, pero además también muestran que el tiempo acumulado en periodos sedentarios es mayor, en detrimento de la LPA. Por el contrario, las sesiones en las que el judo es la actividad principal son las que evidencian menos MVPA acumulada aunque hay picos de mucha intensidad. No obstante en este caso hay que considerar que el acelerómetro podría no ser el instrumento más adecuado (Santos-Lozano et al., 2013), ya que no registra específicamente el movimiento de la extremidad superior, ni las posiciones estáticas donde se realiza fuerza pero no hay desplazamiento del cuerpo.
Como en otros estudios (Schuna et al. 2013), los resultados también ponen de manifiesto las diferencias en las preferencias en el comportamiento motor entre los niños y las niñas. Como se podría esperar, en general los niños son más activos que las niñas. Sin embargo, no hay diferencia en las sesiones de colpbol y judo, mientras que en las que se fundamentan en el fútbol las niñas son considerablemente menos activas que los niños. En vista de estos resultados se debería adaptar la dinámica de las sesiones de fútbol con el fin de evitar que las niñas adopten conductas sedentarias e intentar que se impliquen más en la actividad de moderada-vigorosa intensidad.
Según la ecuación de Trost, durante las sesiones del programa Nereu el gasto energético estimado fue de 270,1 kcal/sesión, lo cual supondría un gasto de 810 kcal a la semana, sin considerar el efecto del ejercicio físico sobre el metabolismo de reposo en las horas posteriores a las sesiones, ni las actividades familiares programadas los fines de semana. Este gasto energético coincide con el gasto energético previsto (200 a 300 kcal/sesión) al diseñar las sesiones siguiendo las directrices de Saris (2003). En el presente estudio no se observaron diferencias a nivel de gasto energético entre los diferentes deportes. Estos resultados van en concordancia con el estudio realizado por Thiel y colaboradores (Thiel, Vogt, Claussnitzer, & Banzer, 2011) donde analizaron el gasto energético de diferentes actividades (andar, natación, deportes de agua, circuitos de fuerza y estabilidad, juegos y deportes de equipo) en adolescentes con sobrepeso/obesidad y no se observaron diferencias entre las actividades analizadas, a excepción del andar que fue inferior a todos. En este sentido, los presentes datos corroboran las conclusiones de Thiel et al. (2011) donde teniendo en cuenta que todos los deportes tienen un coste energético parecido, para el tratamiento de la obesidad infantil se tiene que dar prioridad a las preferencias de los niños/niñas para promover un cambio de conducta que pueda perdurar a largo plazo.
Los resultados del estudio ponen de manifiesto la utilidad de los acelerómetros para valorar de forma objetiva el grado de movimiento de los usuarios, no obstante, como ya se ha mencionado presentan ciertas limitaciones. Por una parte, los acelerómetros no permiten registrar las actividades estáticas o los movimientos en los cuales solo participan los brazos y, por eso, pueden infravalorar el esfuerzo y el gasto energético de actividades, como el judo. Por otra parte, estos aparatos no dan información sobre el esfuerzo interno que realiza el usuario, por eso la complementación de los datos obtenidos con los acelerómetros junto con parámetros indicadores de la adaptación interna, por ejemplo la frecuencia cardíaca, podría ayudar a obtener un perfil más preciso del esfuerzo que suponen las sesiones programadas. Asimismo también hay que considerar que los registros obtenidos con los acelerómetros tampoco aportan datos sobre las actitudes de los participantes en las sesiones. En este sentido, el uso simultáneo de metodologías de valoración cuantitativas (por ejemplo, cómputos por minuto) y cualitativas (tipología de las acciones y actitudes observadas, interrelación con los compañeros, situación en el espacio...) permitiría combinar la información sobre la magnitud del movimiento con el tipo de movimiento y la implicación de los participantes en las actividades propuestas. De esta manera se podría ajustar el diseño y la aplicación pedagógica de la sesión para conseguir más implicación de los participantes. Este tipo de aproximación metodológica podría ayudar a entender los motivos del menor grado de movimiento de las niñas en las sesiones del programa Nereu fundamentadas en el fútbol. Como la finalidad es que todos los participantes, niñas y niños, sean activos durante las sesiones, el conocimiento de sus actitudes, además de la cantidad de movimiento, podría ayudar a mejorar el diseño de las sesiones.
Finalmente, señalamos que debido a que no se disponían de pares de medidas para todos los participantes no se aplicó una prueba para muestras aparejadas, aunque en algunos de estos si que se aportan datos para todos los deportes. Por este motivo hay que interpretar los valores . obtenidos con muestras independientes con cautela.
Conclusiones
Los resultados del presente estudio sugieren que el programa Nereu tiene un potencial importante para que las niñas/ niños con sobrepeso/obesidad puedan incrementar la cantidad de actividad física semanal, ya que les ofrece la oportunidad de hacer al menos 35 minutos de actividad moderada-vigorosa, y 20 minutos de actividad ligera en cada una de las 3 sesiones semanales programadas. Las sesiones se caracterizan por periodos cortos de moderada-vigorosa intensidad interrumpidos por periodos cortos de menor intensidad de movimiento que permiten la recuperación de los participantes. Para el conjunto de las sesiones, y en particular a las de fútbol, el grado de movimiento global y el gasto energético de los niños fue superior al de las niñas. Aunque globalmente las sesiones presentan perfiles parecidos en relación con el grado global de movimiento, el patrón de movimiento y el gasto energético estimado, los resultados también evidencian que hay que considerar las preferencias de los participantes. En este sentido, para conseguir una mayor participación activa de las niñas habría que reestructurar las sesiones de fútbol.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Referencias
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