Pedagogía deportiva

Aprendizaje y talento en fútbol

Learning and Talent in Soccer

JAIME SERRA-OLIVARES
Universidad Católica de Temuco, Chile
LUIS M. GARCÍA-LÓPEZ
Universidad de Castilla-La Mancha, España
ANTONIO CALDERÓN
Universidad de Limerick, Irlanda

Aprendizaje y talento en fútbol

Apunts Educación Física y Deportes, vol. 33, núm. 129, pp. 64-77, 2017

Institut Nacional d'Educació Física de Catalunya

Recepción: 08/07/2016

Aprobación: 08/09/2016

Resumen: Se analizó la validez ecológica de tres juegos representativos de los problemas tácticos (conservar, avanzar y margar gol), para evaluar el rendimiento de juego de 21 futbolistas sub-10. Se estudiaron los datos en función del año de categoría sub-10 de los jugadores (primero o segundo) y el nivel de pericia. El rendimiento de los del segundo año fue significativamente superior en las decisiones del desmarque (U = 33, p = .051, r = .44), y en las decisiones del pase para conservar en el juego de avanzar (U = 33, p = .044, r = .42). El nivel de pericia correlacionó significativamente con el rendimiento en las decisiones (rho = .573, p = .007) y ejecuciones (rho = .620, p = .003) del desmarque para conservar en el juego de conservar, y en las ejecuciones del desmarque para avanzar en el juego de marcar gol (rho = .480, p = .028). Los jugadores de menor pericia presentaron una frecuencia significativamente superior en la conducta “jugador espectador” en el juego de marcar gol (rho= –.521, p = .015). Se discuten los hallazgos en relación con la validez ecológica de los juegos para evaluar el aprendizaje y el talento deportivo.

Palabras clave: juegos modificados, validez ecológica, rendimiento de juego, representatividad.

Abstract: The ecological validity of three representative games of the invasion games tactical problems (keeping possession, attacking the goal and scoring) for assessing the game performance of 21 U-10 youth soccer players was analyzed. Data were analyzed according to the year of competition of the players in U-10 categories (First or Second) and the level of expertise. Second year players game performance was significantly higher in decisions for keeping in the game that represented this tactical problem (U = 33, p = .051, r = .44), and in passing decisions for keeping in the attacking game (U = 33, p = .044, r = .42). The level of expertise correlated significantly with the game performance in getting-free decisions and executions (rho = .573, p = .007; rho = .620, p = .003) for keeping in the keeping game, and also in the getting-free executions for attacking in the scoring game (rho = .480, p = .028). Less skilled players showed significantly higher values in the “spectator player” behavior in the scoring game (rho= –.521, p = .015). The findings are discussed in relation to the ecological validity of the games for learning and talent assessments.

Keywords: modified games, ecological validity, game performance, representativeness.

Introducción

Está ampliamente reconocido que los juegos modificados (JM) contribuyen al desarrollo de varios aspectos del aprendizaje y el entrenamiento (Aguiar, Botelho, Lago, Maças, & Sampaio, 2012). El uso de JM se justifica como una herramienta idónea para la consecución de objetivos fisiológicos, la mejora de habilidades y técnicas (Da Silva et al., 2011), o el desarrollo de la conciencia táctica (Almeida, Ferreira, & Volossovitch, 2013; Travassos, Gonçalves, Marcelino, Monteiro, & Sampaio, 2014). Con ello, también aumenta el interés por conocer las posibilidades de los JM para evaluar el aprendizaje y el talento deportivo (Gutiérrez-Díaz, González-Víllora, García-López, & Mitchell, 2011; Memmert, 2010a; Unnithan, White, Georgiou, Iga, & Drust, 2012).

En esta línea, la ecología dinámica ha contribuido al desarrollo de un marco teórico de calidad respecto al diseño de JM para el entrenamiento y evaluación del entendimiento del juego, la toma de decisiones y la adquisición de habilidades (Araújo & Davids, 2009; Araújo, Davids, & Hristovski, 2006; Renshaw, Chow, Davids, & Hammond, 2010; Tan, Chow, & Davids, 2012; Travassos, Duarte, Vilar, Davids, & Araújo, 2012). Por un lado, este enfoque reconoce los “procesos de degeneración” (flexibilidad adaptativa inherente en la consecución de resultados de rendimiento) de los sistemas neurobiológicos (deportistas) incluyendo los sistemas neurobiológicos sociales (los equipos), cuando se trata del estudio de los comportamientos deportivos (Seifert, Button, & Davids, 2013). Por otro, se basa en el diseño de situaciones representativas de la competición en la búsqueda de validez ecológica, entendida como la funcionalidad para simular la estimulación contextual típica a la que deben adaptarse los deportistas, cuando se trata de la evaluación del rendimiento (Davids, Button, Araújo, Renshaw, & Hristovski, 2006; Vilar, Araújo, Davids, & Button, 2012). Este constructo permite una línea de estudio innovadora y especializada, clave para el logro de la funcionalidad de la investigación y el entrenamiento en el deporte (Pinder, Davids, Renshaw, & Araujo, 2011).

No obstante, si bien se ha contribuido a la valoración del aprendizaje deportivo mediante la utilización de situaciones representativas como son los JM (González-Víllora, García-López, Contreras-Jordán, & Gutiérrez-Díaz 2010; González-Víllora, García-López, Pastor-Vicedo, & Contreras-Jordán, 2011), son escasos los estudios en los que estos se utilizaron como herramientas de evaluación del talento. La mayoría de programas de identificación del talento siguen fundamentándose en baterías de test aisladas, subjetivas y poco funcionales (Burgess & Naugthon, 2010; Malina, 2014); y la planificación de las etapas de formación en deportes como el fútbol sigue ateniendo a categorías de edad, en lugar de ajustarse al potencial de los jóvenes, los procesos de degeneración y la representatividad de las tareas. Estos aspectos necesitan ser estudiados en profundidad.

Los JM son adecuados para evaluar ciertas parcelas del aprendizaje y también del talento, y han demostrado fiabilidad para discriminar diferentes niveles de creatividad táctica, sugiriendo su validez ecológica (Memmert & Roth, 2007). Este es un factor fundamental cuando se trata de la fidelidad contextual en el diseño de tareas (Travassos et al., 2012). La alteración de condicionantes como el número de jugadores (Lapresa, Arana, Garzón, Egüén, & Amatria, 2010), el de pases (Almeida, Ferreira, & Volossovitch, 2012) o el tamaño de las porterías (Costa et al., 2010), han permitido el análisis de la adaptación de las conductas de juego, en aras a la evaluación y desarrollo del rendimiento.

Los JM se consideran instrumentos válidos y objetivos para evaluar variables técnico-tácticas, y pueden diferenciar el nivel de pericia en dominios relacionados con la inteligencia de juego, como el “pensamiento convergente” (Memmert, 2010a; 2010b). Los resultados derivados de su utilización han permitido el consenso en la evaluación del rendimiento de jóvenes futbolistas, independientemente del nivel de formación de los entrenadores (Unnithan et al., 2012), y poseen alta relación con otros instrumentos y tecnologías utilizadas comúnmente en los procesos de identificación de jóvenes talentos (Fenner, Iga, & Unnithan, 2016). No obstante, aún quedan pendientes algunos interrogantes por resolver sobre la utilización de JM, como por ejemplo: ¿Serviría cualquier formato de estos para evaluar el aprendizaje y el talento?, ¿Qué características deberían poseer para garantizar la validez ecológica de la evaluación? Como primera aproximación a estas cuestiones, el objetivo de este trabajo es analizar la validez ecológica de tres JM para evaluar el rendimiento de juego de un grupo de futbolistas sub-10. La hipótesis es que el procedimiento de diseño utilizado para proporcionar representatividad a los JM, influye sobre la validez ecológica de cada uno de estos para valorar el rendimiento de juego.

Método

Participantes y contexto

Participaron 21 jugadores sub-10 de los cuales nueve se encontraban en primer año de categoría y 12 en segundo año de categoría benjamín, de un club de fútbol de Segunda División en España (edad: 8.7 ± .3 años, experiencia en competición: 3.7 ± .2 años). Se informó a los padres sobre el estudio y se obtuvo su consentimiento firmado así como el de los participantes, y a la vez se obtuvo la aprobación institucional del comité de ética correspondiente para su desarrollo (Universidad de Castilla-La Mancha).

Diseño e instrumento

Se analizó el rendimiento de juego de los participantes en tres JM 3 versus 3 sin porteros distintos en cuanto a la representatividad de la problemática táctica (fig. 1). Dos expertos en la materia diseñaron los JM atendiendo a las premisas de los investigadores: 1) Debían ser tres JM distintos, cada uno representativo de cada problema táctico en ataque establecido por Bayer (1992): conservar la posesión, avanzar y marcar gol; 2) Los tres JM debían jugarse en unas dimensiones y tiempo similares (dos partes de cuatro minutos con uno de descanso); 3) Los tres JM debían ser juegos no utilizados habitualmente por los entrenadores en el transcurso de la temporada, al menos, no en el formato (dimensiones, tiempo, reglas) de los JM diseñados.

Juegos modificados diseñados utilizando los principios pedagógicos del Modelo táctico de enseñanza de los deportes, atendiendo a la representatividad de la problemática táctica de los deportes colectivos
Figura 1
Juegos modificados diseñados utilizando los principios pedagógicos del Modelo táctico de enseñanza de los deportes, atendiendo a la representatividad de la problemática táctica de los deportes colectivos

En el JM conservar el punto se consigue cuando el equipo en posesión del balón realiza tres pases seguidos sin interceptaciones. En el JM “avanzar” se consigue cuando un jugador atacante recibe el balón de un compañero detrás de la línea de meta del equipo contrario (una línea imaginaria de 22 metros). Cada equipo defiende su meta y ataca la del equipo contrario. Y “marcar gol” se consigue punto marcando gol en alguna de las porterías del contrario (104 x 105 centímetros). Cada equipo defiende cuatro porterías y ataca las cuatro del equipo contrario.

Se utilizó la Herramienta de evaluación del rendimiento de juego (HERJ) (García-López, González-Víllora, Gutiérrez-Díaz, & Serra-Olivares, 2013). Mediante la HERJ se registra el rendimiento de juego en dos componentes: toma de decisiones y ejecución de habilidades (tabla 1). En el primer componente (la toma de decisiones) se codifican las intenciones tácticas en relación con el problema táctico en ataque en el que se desarrolla la acción. Las intenciones tácticas son codificadas como 1 cuando el jugador se adapta correctamente al problema o con un 0 cuando lo hace incorrectamente. También se codifica en este componente la presencia/ausencia de conducta “jugador- espectador” y la calidad de las decisiones. Las decisiones se clasifican respecto al rol del jugador (atacante con/sin balón) y se codifican de acuerdo al problema táctico con un 1 si la decisión es correcta, o un 0 si es incorrecta. Posteriormente, se codifica el componente de ejecución de habilidades con un 1 cuando la ejecución es exitosa o con un 0 cuando no. Los criterios establecidos para la codificación de la calidad de las intenciones tácticas, las decisiones y el éxito en la ejecución se encuentran desarrollados en la HERJ (García-López et al., 2013). La HERJ ha sido utilizada en estudios previos para analizar el rendimiento de jugadores de la misma edad y nivel (González-Víllora et al., 2010; González-Víllora et al., 2011). Presenta resultados satisfactorios de fiabilidad intra e interobservador (r > .77) y consistencia interna (a = 0.97) (García-López et al., 2013). Igualmente, el cálculo de la fiabilidad intraobservador, calculada de la misma evaluación de los resultados una semana después, reveló valores de r > .86 en todos los componentes e indicadores del rendimiento valorados.

Tabla 1
Componentes del rendimiento de juego en la Herramienta de evaluación del rendimiento de juego (HERJ) (García-López et al., 2013).
Componentes del rendimiento de juego en la Herramienta de evaluación del rendimiento de juego (HERJ) (García-López et al., 2013).

Procedimiento

Se distribuyeron de forma aleatoria los 21 jugadores en siete equipos de tres. Por otro lado, los entrenadores evaluaron de 0 a 10 el nivel de pericia de los jugadores (considerando 0 nivel mínimo y 10 máximo). Esta puntuación se correlacionó con el rendimiento de juego como en otros estudios (Unnithan et al., 2012). Se grabaron tres sesiones de cuatro enfrentamientos 3 versus 3 de cada JM organizadas de manera aleatoria durante los entrenamientos habituales de los jugadores. En todas las sesiones se realizó el mismo protocolo (campo de juego/horario, ubicación de la cámara y explicación de las reglas del juego por parte de uno de los investigadores). La actuación del investigador se limitó a la explicación al inicio de las reglas del JM que se practicaría.

Análisis de datos

Se utilizó el paquete estadístico SPSS 21. Se calculó la normalidad y homogeneidad de la variable rendimiento de juego y sus componentes, mediante los estadísticos de Kolgomorov-Smirnov y de Levene. Dado el reducido tamaño de la muestra y que los datos no cumplían los requisitos de normalidad, se realizaron pruebas no paramétricas U- de Mann-Whitney, Kruskal-Wallis, y Rho Spearman. Se analizaron las diferencias de rendimiento en cada JM en función del año de categoría de los participantes (primer o segundo año en categoría sub-10), y también en función de cada participante. Se calculó el tamaño del efecto (r) mediante la fórmula r = Z/√N, donde . es el número de participantes, considerando valores de r = .2, r = .5 y r = .8, como magnitudes pequeñas, moderadas y grandes en cada caso. Finalmente, se correlacionó el nivel de pericia de los jugadores y el rendimiento de juego en cada JM. El nivel de significación considerado fue de p < .05 en todos los análisis.

Resultados

Diferencias de rendimiento de juego en función del JM practicado y año de categoría de los jugadores (Tabla 2)

El grupo de segundo año demostró un rendimiento significativamente superior en las decisiones del desmarque para conservar en el JM “conservar” (U = 33.000, p = .051, r =–.44), y en las decisiones del pase para conservar en el JM avanzar (U = 33.000, p = .044, r = –.42). Aunque las diferencias no fueron significativas, también demostraron una mejor adaptación al problema táctico de conservar en el JM conservar (U = 30.000, p = .088), y desarrollaron la “conducta espectador” en un menor porcentaje en este mismo JM (U = 30.000, p = .088). Finalmente, los jugadores de primer año demostraron un éxito significativamente superior en las decisiones de la conducción (U = 3.000, p = .059, r = –.41) y la vigilancia (U = 3.500, p = .007, r = –.58) para conservar en el JM marcar gol. Aunque las diferencias no fueron significativas, los jugadores de primer año también presentaron mejores valores de la conducción para conservar en el JM “conservar” (U = 15.500, p = .066).

Tabla 2
Diferencias de rendimiento de juego en función del JM practicado y año de categoría de los jugadores (primer o segundo año)
Diferencias de rendimiento de juego en función del JM practicado y año de categoría de los jugadores (primer o segundo año)

Diferencias individuales de rendimiento de juego en función del JM practicadoDiferencias individuales de rendimiento de juego en función del JM practicado

A pesar de las diferencias porcentuales observadas a nivel individual, el análisis inferencial realizado mediante el estadístico Kruskall Wallis determinó que no existían diferencias significativas entre los participantes en ningún componente o indicador del rendimiento de juego (decisiones o ejecuciones), independientemente del JM practicado (p > .437, p < .458).

Correlación entre el nivel de pericia de los jugadores y el rendimiento de juego en cada JM

El nivel de pericia de los jugadores correlacionó significativamente con el rendimiento de juego en las decisiones (rho = .573, p = .007) y ejecuciones (rho = .620, p = .003) del desmarque como medio para conservar en el JM “conservar”. Este hallazgo también fue observado en las ejecuciones del desmarque como medio para avanzar en el JM marcar gol (rho = .480, p = .028). Por otro lado, el nivel de pericia correlacionó significativamente de manera negativa con la frecuencia “conducta espectador” en el JM marcar gol (rho = –.521, p = .015). Aunque no se observaron correlaciones significativas se apreció una tendencia de mayor nivel de rendimiento de los jugadores puntuados con niveles superiores de pericia. Este hecho se observó en la ejecución del control en el JM marcar gol (rho = .425, p = .061), las decisiones del pase como medio para conservar en el JM avanzar (rho = .410, p = .073), y las ejecuciones del pase como medio para avanzar en el JM avanzar (rho = .392, p = .079).

Discusión

Rendimiento de juego en función del JM practicado y el año de categoría de los jugadores

El propósito fue analizar la validez ecológica de tres JM para evaluar el rendimiento de juego de un grupo de futbolistas sub-10. Los hallazgos indican que el diseño de los JM aseguró la representatividad de la problemática táctica, garantizando la validez ecológica para evaluar los componentes del rendimiento analizados. Esta es una de las premisas para mejorar el entendimiento de los comportamientos deportivos en investigación y entrenamiento (Davids et al., 2006; Seifert et al., 2013; Vilar et al., 2012). Los JM permitieron distinguir que los jugadores de segundo año poseían una capacidad táctica superior que sus compañeros para desmarcarse y conservar en el JM marcar gol y para pasar y conservar en el JM avanzar.

La representatividad táctica del JM marcar gol promovió que la estrategia principal para conseguir un mayor número de puntos fuera realizar desmarques para recibir el balón y tirar, o para facilitar el pase a los compañeros y, la validez ecológica de este JM discriminó que los jugadores de segundo año eran mejores en estas habilidades. Igualmente, el JM avanzar requería iniciar la jugada realizando un pase para conservar la posesión y avanzar por un lateral, cuando no era posible avanzar por el otro lateral del campo. También aquí la validez ecológica del JM discriminó que los jugadores de Segundo año eran más hábiles. En definitiva, los JM permitieron identificar que los jugadores de primer año (de menor edad) poseían limitaciones en la relación pasadorreceptor, especialmente en situaciones de conservar la posesión.

Estos descubrimientos son de especial importancia dadas las estrategias tradicionales de identificación y desarrollo del talento en fútbol. Existe el riesgo de que se seleccionen como “talentos” a aquellos jugadores que más rendimiento demuestran en determinadas acciones, olvidando que quizá las diferencias individuales se deban a factores madurativos (Burgess & Naugthon, 2010; Malina, 2014), o, probablemente, a la representatividad de la tareas utilizadas (Davids et al., 2006; Pinder et al., 2011; Unnithan et al., 2012). Cabe destacar la observación de diferentes niveles de adaptación a los problemas tácticos dependiendo de cada JM y habilidad. Este hallazgo indica que algunas habilidades poseen una complejidad distinta en función del contexto/problema táctico en el que se deben desarrollar. De manera que algunos problemas tácticos son percibidos y practicados de forma diferente en función del año de categoría del jugador. Este descubrimiento también sugiere la validez ecológica de los JM para evaluar el aprendizaje y el talento, como otros estudios (Araújo & Davids, 2009; Araújo et al., 2006; Renshaw et al., 2010; Travassos et al., 2012; Travassos et al., 2014).

La funcionalidad de los JM para evaluar diferencias de rendimiento en futbolistas de características/edad similar ha sido comprobada con anterioridad (González-Víllora et al., 2010; González-Víllora et al., 2011). Este aspecto también ha sido demostrado por Lapresa, Amatria, Egüén, Arana, & Garzón (2008) al analizar la fase ofensiva del fútbol A-5 en jugadores de primer año de categoría U-7, y por Lapresa et al. (2010) al analizar diferencias de rendimiento en jugadores de categoría U-7 en función de la modalidad practicada (fútbol A-3 o fútbol A-5). No obstante, los anteriores estudios no utilizaron la exageración de la representatividad táctica de los contextos típicos de rendimiento de los deportes colectivos, a diferencia de este trabajo.

Con ello, puede afirmarse que el diseño basado en la exageración de la representatividad táctica permite una aproximación de mayor calidad al reconocimiento de los “procesos de degeneración” conductuales, considerando las propiedades de flexibilidad, adaptabilidad y variabilidad del movimiento (mediante el análisis del rendimiento de juego) ante distintas disposiciones de los condicionantes de la tarea (Pinder et al., 2011; Seifert et al., 2013; Travassos et al., 2012; Vilar et al., 2012). Así, los JM se presentan como herramientas de evaluación óptima, con validez ecológica, para evaluar el rendimiento de jóvenes futbolistas (Almeida et al., 2012, 2013; Memmert, 2010a; 2010b; Unnithan et al., 2012).

Diferencias individuales de rendimiento de juego en función del JM practicado

Los JM justificaron que no existían diferencias individuales de rendimiento (significativas) en el desarrollo de las habilidades evaluadas, permitiendo una valoración más refinada de la capacidad de toma de decisiones tácticas, como en otros trabajos (Memmert & Roth, 2007; Memmert, 2010a, 2010b; Unnithan et al., 2012). Más aún, los JM contribuyeron a analizar la funcionalidad de las acciones dependiendo del contexto táctico en el que debían desarrollarse. Este hecho puede observarse al comparar el inferior rendimiento del pase y el desmarque para conservar en el JM “conservar” con el rendimiento observado por González-Víllora, García-López, Pastor-Vicedo et al. (2010) en jugadores de la misma edad/nivel en un JM de 3 versus 3 de distinto formato. Este hallazgo también sugiere la capacidad de los JM utilizados en este trabajo para discriminar el talento de los jugadores para desarrollar diferentes habilidades en diferentes contextos tácticos.

Diseñar los JM atendiendo a la problemática táctica permite afirmar que, a pesar de que se trataba de un grupo de jugadores con talento, los participantes de primer año poseían limitaciones en el JM conservar (p.e., estos jugadores presentaron valores muy altos en la variable “conducta espectador” en este JM). De hecho, los resultados son muy superiores a los observados por Gutiérrez-Díaz et al. (2011) en jugadores de la misma edad/nivel en JM de 3 versus 3 de diferente formato. Por este motivo, se intuye que la complejidad táctica y dificultad técnica de los comportamientos a desarrollar en los JM diseñados estaba supeditada no tanto al número de jugadores, tiempo, espacio de juego, o tamaño de las porterías, como en otros estudios (Costa et al., 2010; Da silva et al., 2011; Travassos et al., 2014). La complejidad y la dificultad estaban determinadas por la problemática táctica de las situaciones en cada JM, como condicionantes informacionales clave que permiten la emergencia de comportamientos estabilizadores/ desestabilizadores de los subsistemas del juego (Vilar et al., 2012). Estos hallazgos son muy relevantes dado que el egocentrismo propio de estas edades, unido a una mala modificación de las situaciones de evaluación/aprendizaje, puede influir negativamente sobre factores tan importantes como la atención y la motivación (Renshaw et al., 2010; Thorpe, Bunker, & Almond, 1986).

Nivel de pericia de los jugadores y rendimiento de juego en cada JM

El nivel de pericia correlacionó significativamente con el rendimiento en algunas habilidades específicas a desarrollar en cada JM. Este hecho se observó en las decisiones y ejecuciones del desmarque para conservar en el JM “conservar” y en las ejecuciones del desmarque para avanzar en el JM marcar gol. Aunque no fueron significativas, el nivel de pericia correlacionó con las decisiones del pase para conservar y las ejecuciones del pase para avanzar en el JM avanzar, y las ejecuciones del control en el JM marcar gol. Estos hallazgos indican que los jugadores valorados con niveles superiores de pericia por sus entrenadores, adaptaron sus comportamientos de manera funcional a la información relevante en cada JM y problema táctico. Por ejemplo, entendieron la importancia que tenía en el JM avanzar decidir correctamente cómo construir la fase de ataque comenzando por conservar la posesión mediante un pase, cuando avanzar no era posible. Igualmente, realizaron ejecuciones exitosas en los pases para avanzar cuando se debía avanzar. De la misma manera, comprendieron que en el JM marcar gol (con varias porterías en las que puntuar) lo primordial era realizar desmarques apropiados y rápidos controles para enlazar acciones de pase o tiro. Estos hallazgos permiten afirmar que los JM actuaron como una herramienta adecuada en la evaluación del talento de los futbolistas observados.

Los JM fueron ecológicos para la valoración del talento de las habilidades relevantes en cada contexto, las cuales dependen de la dinámica táctica de las situaciones de juego. La utilización de JM como medio de evaluación del talento en jóvenes futbolistas ha sido realizada con anterioridad (Memmert & Roth, 2007; Memmert 2010a, 2010b; Unnithan et al., 2012). No obstante, son necesarios más estudios que analicen la eficacia de los JM para evaluar el talento deportivo, y más importante, que analicen la validez ecológica de los JM para evaluar el rendimiento de los deportistas dependiendo del contexto táctico en el que desarrollan sus comportamientos.

Conlusiones y prospectiva de estudio

La estrategia de diseño de JM atendiendo a la representatividad táctica se presenta como una metodología ideal para la evaluación del aprendizaje y el talento de futbolistas como los de este trabajo. Los hallazgos demuestran que los JM utilizados contribuyeron al análisis de la emergencia de comportamientos de juegos adaptativos, los cuales están determinados por los condicionantes informacionales tácticos clave que permiten desarrollar acoplamientos información/movimiento (Vilar et al., 2012). De manera que cualquier alteración de la problemática táctica durante el diseño representativo afectará a los procesos de degeneración de los sistemas neurobiológicos y neurobiológicos sociales (Davids et al., 2006; Pinder et al., 2011). Este hecho debe ser tenido en cuenta por los profesionales (equipos de investigadores y entrenadores) encargados de la formación y evaluación del talento deportivo, y se debe estudiar en profundidad.

En todo caso, los hallazgos de este trabajo deben ser interpretados con cautela. Se trata de un estudio con una muestra pequeña y quizás poco representativa de la población. Por otro lado, solamente se analizó la validez ecológica de tres juegos concretos con una muestra específica. Sería interesante analizar la validez de estos JM con otras muestras de características similares, e igualmente, examinar la validez de otros JM. Finalmente, el análisis del consenso de otros entrenadores expertos en la utilización de JM como herramientas de evaluación del talento es fundamental para apoyar los resultados de esta investigación. Con todo ello, puede afirmarse que el análisis del diseño de tareas desde el enfoque de la representatividad táctica, es una línea de estudio primordial para la comprensión del talento en el deporte.

Referencias

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Notas de autor

Correspondencia: Jaime Serra-Olivares (jaime.serra@uclm.es)

Información adicional

Conflicto de intereses: Ninguno.

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