Opinión

Los Juegos Olímpicos de Barcelona, 25 años después (3)

The Barcelona Olympic Games: Looking Back 25 Years On (3)

FRANCESC SOLANELLAS DONATO
Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña, España
ANDREU CAMPS I POVILL
Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña, España
MARTA CARRANZA GIL-DOLZ DEL CASTELLAR
Institut Barcelona Esports, España
EULÀLIA DORDAL I CULLA
Institut Barcelona Esports. Ayuntamiento de Barcelona, España
ANNA CARNÉ I MIGUÉLEZ
Institut Barcelona Esports, España

Los Juegos Olímpicos de Barcelona, 25 años después (3)

Apunts Educación Física y Deportes, vol. 33, núm. 129, pp. 121-137, 2017

Institut Nacional d'Educació Física de Catalunya

Recepción: 24/07/2017

Aprobación: 05/09/2017

Resumen: Uno de los ejes básicos de la organización de unos juegos olímpicos son sus instalaciones deportivas. Desde esta perspectiva se analizan la inversión, la gestión y el impacto que estas han tenido en la ciudad de Barcelona. Las instalaciones olímpicas de Barcelona 1992 no se situaron únicamente en la ciudad ni todas ellas fueron explotadas en base al mismo deporte que albergaron. Uno de los éxitos de Barcelona fue dimensionar la inversión de acuerdo con las necesidades reales de la ciudad. También en materia de instalaciones deportivas se cumplió este principio. En este tercer artículo se aportan datos económicos, información sobre la construcción y posterior gestión de las instalaciones deportivas y su impacto en el incremento de la práctica deportiva de la ciudadanía de Barcelona.

Palabras clave: juegos olímpicos, Barcelona, legado, impacto.

Abstract: One of the key areas when organizing an Olympic Games is sports facilities. In this article the investment in these facilities, their management and the impact they have had on the city of Barcelona are analyzed from this standpoint. The Olympic facilities of Barcelona 1992 were not sited only in the city and not all of them were subsequently used for the sport that they hosted. One of Barcelona’s successes was to size its investment based on the city’s real needs. This principle was also met in terms of sports facilities. This third article provides economic data along with information about the construction and later management of the sports facilities and their impact on the increase in sport done by people living in Barcelona.

Keywords: Olympic Games, Barcelona, legacy, impact.

Introducción

En los dos primeros artículos de esta serie se ha realizado una revisión de los 25 años transcurridos desde los Juegos Olímpicos (JJOO) en la ciudad de Barcelona. El primero analizaba la evolución de la ciudad desde los puntos de vista deportivo, económico y social (Solanellas & Camps, 2017). El segundo ampliaba este análisis en relación con otras ciudades que pueden compararse con nuestra realidad (Solanellas, Camps, & Ferrand, 2017). El objetivo del tercer artículo es profundizar en el legado deportivo de Barcelona tomando como centro las instalaciones deportivas y su rol alcanzado durante este tiempo.

Chappelet (2008), diferencia dos dimensiones que tienen diferentes elementos de legado: aquello más hard y tangible como son las instalaciones deportivas construidas durante los Juegos y el legado más soft e intangible que tiene que ver con los impactos sociales o cambios en los estilos de vida. El caso de las instalaciones deportivas de Barcelona se ubicaría en el primer apartado, aunque estas pueden haber tenido un impacto social en los hábitos deportivos de su ciudadanía.

Para Solberg y Preuss (2007), las instalaciones deportivas utilizadas durante los JJOO forman parte de lo que las estructuras primarias deportivas y de recreación. El Estadio Olímpico, el Pabellón Olímpico (Palau Sant Jordi), y otras instalaciones deportivas (piscinas, canal olímpico, instalaciones ecuestres, etc.) son un buen ejemplo de esta categoría. Para estos mismos autores, en un segundo orden se encontrarían las estructuras secundarias (viviendas y recreación) donde estarían la villa olímpica, centros de prensa y instalaciones deportivas de entrenamiento.

Finalmente, tendríamos las estructuras terciaras como el tráfico, el turismo y las telecomunicaciones.

En este artículo se estudian las estructuras primarias deportivas. A pesar de que algunas instalaciones han supuesto un buen legado para la ciudad, Barcelona se aprovechó del tejido asociativo deportivo para acoger algunas de las competiciones deportivas.

Durante los Juegos se utilizaron 43 instalaciones:

Estas instalaciones se distribuyeron en diferentes áreas, algunas de ellas en modelo de concentración y otras, en cambio, de mayor distribución o de descentralización:

Concentración

Área Montjuïc. Disponía del estadio olímpico, construido en 1929 con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona, y las piscinas Picornell inauguradas en 1969 con motivo del Campeonato Europeo de Natación 1970.

Área de la Diagonal. Contaba con gran cantidad de centros deportivos privados de la ciudad, lo que permitía utilizarlos como modelo de contribución del tejido asociativo de Barcelona a los Juegos (FCB, Real Club de Polo, Real Club de Tenis Barcelona, etc.)

Distribución

Se redistribuyeron un número importante de deportes en diferentes áreas de la ciudad: Parc de Mar (Vila Olímpica-Puerto Olímpico) y Vall d’Hebron (Velódromo, tenis, etc.) Estos espacios y sus entornos también sufrieron una importante transformación urbanística.

Descentralización

Otro de los conceptos clave de los JJOO de Barcelona fue la descentralización territorial de sus instalaciones en otras poblaciones lo que permitió ampliar la repercusión olímpica durante esos días. De las diferentes subsedes 15 fueron en Cataluña y dos en Valencia y Zaragoza, subsedes de futbol.

Entre las ciudades que participaron de esta descentralización de Barcelona92 en Cataluña se encuentran: Badalona (baloncesto), Granollers (balonmano), Terrassa (hockey hierba), L’Hospitalet de Llobregat y Viladecans (beisbol).

Es lógico pensar que no tenía mucho sentido que la ciudad de Barcelona sumara un gran pabellón más para albergar el baloncesto y el balonmano, cuando en dos ciudades cercanas estos deportes eran muy practicados al alto nivel. Badalona y Granollers podrían seguir utilizando estas instalaciones para los equipos del Joventut de Badalona de baloncesto o el Balonmano Granollers.

Una de las herramientas para conseguir el adecuado equilibrio entre las peticiones del comité olímpico y de las federaciones internacionales fue lo que Barcelona llamó containers. Fueron deportes que no necesitaban la construcción de unas instalaciones específicas permanentes ya que luego estas infraestructuras podían adecuarse para distintas funciones, como por ejemplo fueron la Estació del Nord, utilizada para la competición de tenis de mesa, o la Espanya Industrial, empleada para el levantamiento de pesas y que luego permitieron adecuarse a un claro uso para la ciudadanía diferente al estrictamente deportivo, y ocurrió lo mismo con los centros de entrenamiento, donde el 80% de las instalaciones eran de titularidad pública y se priorizaba la renovación de las ya existentes.

Para Truñó (1995, en Moragas & Botella) desde el punto de vista deportivo, el primer gran legado de Barcelona fue la construcción de las instalaciones deportivas para los JJOO y que hoy constituye su mejor herencia. Estas fueron diseñadas a partir de un estudio realizado en 1982 donde se determinaron las deficiencias de la ciudad y se fijaban los criterios para reforzar la huella olímpica. Los tres requerimientos que se impusieron fueron:

De toda la inversión de los JJOO, un 14.5% se destinó a la organización y el 85.5% a las infraestructuras.

El total de la inversión económica que se destinó a las instalaciones deportivas se puede apreciar en la figura 1donde se observa que estas supusieron un 9.10% del total de la inversión. Las obras de vialidad y transporte fueron la partida más importante con un 42.30% del total, seguidas de las viviendas, oficinas y locales con un 14.60%, telecomunicaciones y servicios con un 12.90% y equipamiento hotelero con un 12.50%.

Inversión económica para los JJOO Barcelona 92
Figura 1
Inversión económica para los JJOO Barcelona 92
(Fuente: Brunet, 1994)

El Ayuntamiento invirtió 42 566 millones de pesetas (255 millones de €) para equilibrar sobre el territorio las instalaciones olímpicas. En ese mismo período (entre 1982 y 1992) se invirtieron 7000 millones de pta. (42.07 millones €) en instalaciones deportivas no olímpicas.

Consecuentemente, el esfuerzo de inversión en instalaciones creció un 75.8% y un 126.4% en instalaciones deportivas, lo que representó un total de 300 000 m2.

Desde el punto de vista político y organizativo, la ciudad concentró la inversión en las obras municipales mientras que el Estado, la Generalidad de Cataluña y la Diputación se focalizaron en el Estadio Olímpico, el INEFC-Barcelona y el Palau Sant Jordi respectivamente.

Para Mestre y García (1999) el deporte municipal surgió con fuerza en nuestro país a finales de los 70, erigiéndose como la tercera vía de acceso a la práctica física, conjuntamente con el deporte federado y la educación física escolar.

Para Ayora y García (2013) cuando se habla de planificación de instalaciones deportivas es necesario mencionar la fijación de unas redes de equipos que nos permitan ubicarlas en los lugares más apropiados para satisfacer al mayor número posible de usuarios/as y al menor coste.

La inversión realizada implicaba la posterior decisión por parte del Ayuntamiento sobre la gestión de dichas instalaciones. Este podía decidir gestionar directamente las instalaciones deportivas o bien podía utilizar las vías de gestión indirecta o la mixta cuando las características de las instalaciones y su función así lo aconsejaran. Precisamente estos dos modelos de gestión son los que cita Mestre (2004) cuando de instalaciones emblemáticas se trata (sobre todo en municipios medianos y grandes).

Objetivo y método

El objetivo de este artículo es el de evaluar el impacto de los JJOO Barcelona 92 desde la vertiente deportiva basada en la construcción y gestión de instalaciones deportivas y su gestión.

Para conseguirlo, se ha recopilado información proveniente de artículos, informes y libros de la época, así como de reuniones con diferentes gestores de ayuntamientos, clubs y federaciones que han proporcionado información y datos de gran valor para esta revisión. La mayoría de datos son de nivel estadístico, tanto los que provienen del Ayuntamiento de Barcelona como los de la Generalidad de Cataluña.

Aunque no se disponga de todos los datos desde el año 1992 hasta la actualidad para realizar un seguimiento detallado del impacto y de su evolución, estos son suficientes para proporcionar una fotografía bastante precisa de lo acontecido durante el período analizado.

Este estudio de datos abre una línea de trabajo sobre la que se puede profundizar analizando cada una de las instalaciones y observando su gestión y resultados en los últimos 25 años.

Resultados

Con el objetivo de identificar la evolución del número de instalaciones deportivas se lleva a cabo un análisis comparativo por tipología de las mismas en dos periodos determinados. Por un lado, se estudian los años comprendidos entre 1988-1999, y por otro los existentes entre 1999-2006 puesto que estos son los períodos que se pueden analizar a partir del momento de elaboración de los censos públicos de instalaciones deportivas. A partir de los mismos se realiza la comparativa en la figura 2para la comarca de El Barcelonès. Se observa como solo con la excepción de los frontones y las piscinas descubiertas, el porcentaje de incremento es superior en el período 1988-1999 que en el siguiente.

Análisis comparativo de instalaciones en El Barcelonès entre 1988-1999 y 1999-2006
Figura 2
Análisis comparativo de instalaciones en El Barcelonès entre 1988-1999 y 1999-2006
(Fuente: colaboración con el Servicio de Equipamientos Deportivos del Consejo Catalán del Deporte)

Sabiendo que la influencia de las olímpiadas fue más allá del municipio y de la comarca de El Barcelonés se ha realizado también esa comparativa para toda Cataluña. En este segundo caso, frontones, piscinas descubiertas y otros espacios deportivos son las excepciones a un mayor incremento de instalaciones en el primer período respecto al segundo. (Fig. 3)

Análisis comparativo de las instalaciones deportivas en Cataluña entre 1988-1999 y 1999-2006
Figura 3
Análisis comparativo de las instalaciones deportivas en Cataluña entre 1988-1999 y 1999-2006

El número de las instalaciones deportivas es indicador del legado de la Barcelona del 92. Sin embargo, desde el punto de vista de la sostenibilidad se hace imprescindible hablar del estado de las mismas y de su gestión.

Para Garcia y Rubio (1998), Barcelona apostó por el régimen de la gestión indirecta, confiando las instalaciones a una amplia red de asociaciones y entidades privadas sin o con ánimo de lucro. Lo que se ha llamado el modelo Barcelona de gestión de estas instalaciones no ha sido fruto de una decisión reciente, sino que refleja una tradición de la ciudad. En 1985 empezó un proceso de descentralización de competencias hacia los 10 distritos de la ciudad, que empezaron a responsabilizarse de las instalaciones municipales deportivas (IMD) de barrio. Al mismo tiempo, a finales de los 80 se produce un proceso de gerencialización de la actividad municipal, constituyéndose los llamados centros gestores en áreas homogéneas de prestación de servicios, con cierta autonomía de gestión. A partir de 1992 y con la intención de reducir la deuda municipal se potenció el modelo indirecto que ya había empezado a desarrollarse con la intención de buscar la mayor autofinanciación.

Barcelona contaba con 1100 entidades deportivas de tipología diversa que incluían clubs y asociaciones. Con motivo de los JJOO 1992 se invirtió en espectaculares centros olímpicos, pero también en instalaciones de características más modestas dirigidas a la práctica deportiva de la ciudadanía. (Fig. 4)

Distribución porcentual de construcción de las instalaciones adscritas al IBE
Figura 4
Distribución porcentual de construcción de las instalaciones adscritas al IBE

Como se aprecia en la figura 4el período comprendido entre 1980 y 1992, período olímpico, fue el de mayor número de instalaciones deportivas construidas (40%) de las adscritas al Instituto Barcelona Esports, IBE. Parece lógico pensar que en el período posterior fue el de menor construcción de instalaciones, estas alcanzaron un 11.59%.

Si Barcelona hubiera tomado la decisión de gestionar ella misma las instalaciones tendría que haber empleado a 500 personas (Truñó, 1993).

En 1991 se aprobó un modelo de normativa que permitió sacar a concurso la gestión de la mayoría de las instalaciones deportivas construidas para el evento, lo que implicaba ceder esta a entidades, empresas, clubs o federaciones que tuvieran la experiencia en el deporte correspondiente.

Otro elemento característico fue la creación de la empresa pública Barcelona Promoció con el 100% de capital municipal cuyo objetivo era gestionar las instalaciones más emblemáticas del proyecto olímpico.

Para dimensionar lo que suponen las instalaciones olímpicas dentro del conjunto de instalaciones públicas gestionadas por el IBE se muestra la figura 5donde se aprecian las instalaciones olímpicas que representan alrededor del 16% de las 69 instalaciones públicas adscritas al IBE.

Peso de las instalaciones olímpicas en el total de instalaciones adscritas al IBE
Figura 5
Peso de las instalaciones olímpicas en el total de instalaciones adscritas al IBE

Las instalaciones que se consideraron como referentes de la ciudad no fueron cedidas en gestión indirecta. Debe tenerse en cuenta que en la mayoría de los municipios donde se construyeron instalaciones deportivas olímpicas “referentes“, su gestión se efectúa también de forma directa indiferenciada o bien por medio de una empresa pública. Estos son los casos de Granollers, gestiona el Pabellón Olímpico; el de Terrassa, gestiona parcialmente la zona olímpica; el de La Seu d’Urgell con el Parc del Segre. En el caso de Banyoles el Ayuntamiento gestiona parcialmente las instalaciones olímpicas pero también cuenta con la colaboración del CNBanyoles.

Para Truñó (en Moragas y Botella, 2002), después de los Juegos las instalaciones olímpicas de Barcelona tuvieron un aumento de 46 000 nuevos usuarios/as. Asimismo, el porcentaje de la población de Barcelona que al menos realizaba un deporte pasó del 36% en 1983 al 47% en 1989 hasta llegar al 51% en 1995. En cuanto al género, en el caso de las mujeres se pasó de un 35% de practicantes en 1989 al 45% en 1995. En 1994 más de 300 000 personas tomaron parte en los eventos deportivos que se organizaron en las ciudades que habían sido sedes o subsedes de Barcelona 92 (competiciones atléticas, festivales de bicicleta, de patinaje y otros).

En ese momento Barcelona tenía 3000 instalaciones deportivas de las que 700 eran públicas y alrededor de 300 000 personas pertenecían a una de las 1200 asociaciones deportivas que ofrecen más de 100 tipos diferentes de actividades deportivas. Algunos ejemplos más concretos fueron: el Centro Municipal de Vela, en los tres años posteriores 16 000 personas participaron de las diferentes actividades, y las Piscinas Picornell, en verano del 1994 fueron utilizadas por 230 000 personas.

De acuerdo con lo expuesto por Segura et al. (2002, en Moragas & Botella) Barcelona gracias a los JJOO disponía de 15 000 000 m. de espacio deportivo útil, más de 1 m2 por habitante. Fue en el año 1995 cuando hubo una clara escalada en el número de abonados que no solo se ceñía a las instalaciones públicas, sino que también se extendía a clubs y centros de fitness. En el año 2002 el 21% de la población de la ciudad realizaba actividad física y deportiva afiliada, ya fuera como socio, cliente o abonado, en instalaciones públicas o privadas cuando en el 1999 se situaba alrededor del 16.5%. En ese momento había 93 agentes gestores con diferentes niveles de gestión y profesionalización, incluidas empresas nacionales y extranjeras, asociaciones, clubs y federaciones.

Fue entonces cuando se creó la sociedad anónima municipal Barcelona Promoció, cuyo objeto era la gestión de las 4 instalaciones municipales emblemáticas (Palau St. Jordi, Estadio Olímpico, Palacio Municipal de Deportes, PMD, y Velódromo) de manera que pudiera integrar el desarrollo de grandes shows y espectáculos junto al uso estrictamente deportivo (Tabla 1).

Tabla 1
Distribución porcentual de construcción de las instalaciones adscritas al IBE
Distribución porcentual de construcción de las instalaciones adscritas al IBE

Un buen indicador de la evolución de las instalaciones públicas en Barcelona en estos 25 años ha sido la evolución del número de personas abonadas y del porcentaje de estas respecto al número total de habitantes. Esta evolución se puede apreciar en la figura 6.

Evolución y porcentaje del número de abonados/as en instalaciones públicas, período 1992-2016.
Figura 6
Evolución y porcentaje del número de abonados/as en instalaciones públicas, período 1992-2016.
(Fuente: elaboración propia)

Se aprecia un incremento en el número de abonados/as entre los años 1992 y 2016. Dicho incremento es muy notorio hasta el 2000 y posteriormente ese ya no es tan pronunciado. Cabe resaltar que entre el 1992 y el 1996 cada 2 años prácticamente se dobla el número de personas abonadas. Esta tendencia no vuelve a repetirse hasta el período 2002-2005, cuando hay un aumento del 20%.

Aunque incluso en este aspecto es difícil demostrar el efecto de los JJOO, en el 1992 había 20 000 abonados/as (1.23% de la ciudadanía) y en el 2016 estos ascienden a 187 727 lo que representa un 11.67%, proporción que resulta ser la más alta entre las capitales europeas y que se encuentra solo detrás de Chicago a nivel mundial.

Otro elemento interesante a resaltar es el equilibrio del número de espacios deportivos entre los diferentes distritos de Barcelona. Tomando el conjunto de la ciudad como valor promedio 1, se puede comprobar que en el año 1984 había una distancia de más de tres puntos entre los distritos con menos y más espacios deportivos. El año 1998, esta diferencia se había reducido en un 55% y la distribución de espacios deportivos era mucho más homogénea. (Tabla 2)

Tabla 2
Evolución del índice de desequilibrio entre distritos de Barcelona
Evolución del índice de desequilibrio entre distritos de Barcelona

Pero este equilibrio entre distritos ha evolucionado todavía más en el 2015 ya que como se puede apreciar en la tabla este se ha ido reduciendo. La diferencia entre el valor máximo y el valor mínimo se ha reducido a lo largo de los años con lo que se puede afirmar que no solo ha habido un incremento de instalaciones, sino que al mismo tiempo se han acortado las diferencias entre distritos.

Una vez terminados los Juegos e inmersos en la crisis del 93 el reto era gestionar las instalaciones de forma que se pudiera satisfacer la necesidad de práctica deportiva creada en la población de Barcelona. Ese reto se ha desarrollado durante mediante el llamado modelo Barcelona con la colaboración del sector publicoprivado. Es interesante poder comparar el modelo de Barcelona con el de otras ciudades españolas como Madrid y Valencia. (Fig. 7).

Tipos de gestión de las instalaciones
Figura 7
Tipos de gestión de las instalaciones

Cada ciudad tiene un modelo diferente para la gestión de las instalaciones deportivas. Así, por ejemplo, Barcelona es un claro ejemplo del predominio de la gestión indirecta.

Pero también hemos indicado que para algunas instalaciones, la propuesta de gestión seguida desde el inicio ha sido precisamente la directa. Es el caso de las dos instalaciones más emblemáticas de la ciudad: el Palau Sant Jordi y el Estadio Olímpico. A pesar de que a lo largo de estos 25 años han existido opciones de ser gestionadas a través de empresas privadas, lo cierto es que el modelo que definió el Ayuntamiento desde el principio se mantiene.

El Palau Sant Jordi es una de las instalaciones de referencia de los JJOO Barcelona 92 y se calcula que durante estos 25 años su ocupación total ha alcanzado aprox. las 20 688 000 personas lo que supone un promedio anual de 827 520. La figura 8muestra la procedencia de dicho público por tipo de espectáculo. Se observa como en los dos primeros períodos, entre 1990-1995 y 1996-2000, los espectáculos musicales fueron los que atrajeron a más público mientras que en los períodos posteriores estos bajaron considerablemente y, por ejemplo, en el período precrisis (2001-2006) fueron los eventos comerciales lo que tuvieron un mayor protagonismo. A nivel deportivo, el periodo olímpico entre 1990-1995 tuvo un protagonismo que descendió considerablemente en el periodo posterior. La mayor afluencia deportiva se dio entre los años 2007-2013, seguramente explicable por los eventos que se organizaron en Barcelona en dicho periodo: Mundiales de Baloncesto, Balonmano, Natación y X-Games.

Evolución de la tipología del público del Palau Sant Jordi, período 1990-2013
Figura 8
Evolución de la tipología del público del Palau Sant Jordi, período 1990-2013

Cabe recordar que la sección de baloncesto del FC Barcelona jugó los años 91 y 92 en el Palau Sant Jordi, lo que representó un aumento de aprox. 730 000 espectadores del total.

En cuanto al Estadio Olímpico, la cifra de público durante estos 25 años ha sido alrededor de las 19 615 000 personas lo que representa una asistencia parecida a la del Palau Sant Jordi, aunque ligeramente por debajo. En el Estadio Olímpico se organizaron menos eventos, pero cuando se llenaba su mayor capacidad compensaba las cifras del Palau Sant Jordi. (Fig. 9)

Tipología del público del Estadio Olímpico, período 1990-2013
Figura 9
Tipología del público del Estadio Olímpico, período 1990-2013

Si bien en el Palau Sant Jordi estuvo entrenando la sección de baloncesto del FCB, todavía es más significativo por tiempo y asistencia de público la presencia del RCD Espanyol en el Estadio, entre los años 1997 y 2009, con un total aproximado de 8 millones de espectadores, lo que representa cerca de un 40% del total del público del Estadio en estos 25 años.

Discusión y conclusiones

Barcelona organizó los JJOO del 92 y uno de los más importantes legados ha sido, precisamente, sus instalaciones deportivas. Durante los Juegos se utilizaron 43 instalaciones algunas de las cuales eran descentralizadas, como las de Terrassa, Granollers, Badalona, Banyoles, La Seu d’Urgell, etc. Otras ya existían, como las de los clubs del área de la Diagonal de Barcelona, y algunas tuvieron otro tipo de función después de los Juegos. Varias no tuvieron un objetivo únicamente deportivo como el Sant Jordi y el Estadio Olímpico. Finalmente, unas de concretas, como la instalación olímpica de tenis y las piscinas Picornell, han tenido claramente un uso dirigido a la práctica deportiva de la ciudadanía alternando con la organización de eventos deportivos puntuales a nivel nacional e internacional.

Consecuentemente, el número real de instalaciones deportivas olímpicas sobre el conjunto de instalaciones deportivas totales de la ciudad se sitúa por debajo del 5%. A pesar de ello el número de practicantes totales y el número de abonados/as aumentó considerablemente en los años posteriores a los Juegos, lo que podría explicarse por los diferentes ejes de promoción deportiva en que estos se abordaron, pero también por aquellas instalaciones que se construyeron o mejoraron durante ese período.

Como se argumentaba anteriormente, del total de la inversión de los Juegos solo el 9.10% se destinó a instalaciones deportivas, pero durante el período olímpico (1980-1992) (fig. 4), hubo muchas más inversiones en instalaciones deportivas no olímpicas que también constituyen un importante legado para la ciudad de Barcelona. De las instalaciones actuales adscritas al IBE más del 40% corresponden a ese período.

Es importante remarcar que los Juegos en Barcelona también sirvieron de pretexto para dotar a la ciudadanía de instalaciones deportivas para el uso cotidiano, lo que incluye las instalaciones deportivas de las escuelas e institutos de la ciudad en el marco del Plan de extensión de la educación física a los centros docentes de la ciudad, el cual se implentó en el periodo previo a los JJOO para conseguir una ciudad que cubriera las diferentes vertientes de la práctica deportiva.

Del conjunto de instalaciones deportivas (pistas polideportivas, pista de tenis, campos grandes, pabellones etc.) y con la excepción de frontones y piscinas al aire libre en el período alrededor de los Juegos hubo un incremento superior en todo tipo de instalaciones con respecto al periodo inmediatamente posterior.

La mayoría de las instalaciones se han gestionado de forma indirecta mediante el modelo Barcelona que se diferencia del modelo de otros municipios, como los de Madrid que tradicionalmente ha soportado una mayor carga laboral.

En algunas ocasiones se ha contrapuesto el modelo Barcelona que ha dado oportunidad a la gestión de entidades con y sin ánimo de lucro al modelo de Madrid que ha optado por un modelo de gestión directa.

En el caso de Barcelona podemos analizar que ya antes de los Juegos la ciudad hizo una apuesta por una gestión descentralizada que, seguramente, después de estos y frente a una época de crisis y un gran volumen de m2 a gestionar potenció el modelo de gestión indirecta. Se consideró un acierto de los diferentes responsables municipales contar con las federaciones especialistas de los diferentes deportes como la Federación Catalana de Tenis o la Federación Catalana de Natación o con empresas con ánimo de lucro especialistas en la gestión de instalaciones deportivas

Sin embargo, la actual situación en algunos municipios conlleva a cuestionarse el modelo puesto que este ha evolucionado hacia una gestión mixta donde el máximo responsable de la instalación es el yuntamiento y el resto del personal forma parte de una explotación mediante una prestación de servicios. Este es el ejemplo del mismo Ayuntamiento de L’Hospitalet de Llobregat en relación con algunas instalaciones.

El modelo Barcelona ha tenido como excepción la gestión de las instalaciones emblemáticas de los Juegos como el Palau Sant Jordi y el Estadio Olímpico que de una manera más o menos próxima, el Ayuntamiento ha intentado gestionar a través de empresas municipales, como es el caso actual de Barcelona Serveis Municipals (BSM).

Este mismo criterio parece que es el que han seguido otras localidades que fueron subsedes olímpicas y que han preferido gestionar directamente la herencia olímpica. Son ejemplos el Pabellón Olímpico de Granollers gestionado por su Ayuntamiento, aunque el 90% de la actividad corresponda al C.B. Granollers, y la Zona Olímpica de Terrassa, actualmente gestionada entre su Ayuntamiento, el C.N. Terrassa y el propio CAR de Sant Cugat del Vallès. Otro ejemplo es la zona Olímpica de Banyoles que gestionan el propio Ayuntamiento y el CN Banyoles.

Los datos que se pueden aportar tienen ciertas limitaciones metodológicas puesto que durante el período estudiado (1992-2017) no se ha desarrollado un único modelo de recogida de datos que permita su análisis y comparación de forma más precisa, entre años y con otras ciudades a nivel nacional e internacional. Esta limitación existe también en otros países e instalaciones deportivas, hayan sido o no sedes de juegos olímpicos. Sin embargo, en este estudio se aporta información que ofrece una clara imagen de lo que han supuesto los JJOO de Barcelona para la ciudad en materia de instalaciones deportivas.

A pesar de estas limitaciones, el legado de Barcelona en las instalaciones deportivas se basa en tres puntos:

Es evidente que la situación de crisis que ha sufrido nuestro país ha influido negativamente en alguno de los valores citados e incluso en la propia gestión de las instalaciones, pero parece claro el impacto que los JJOO han tenido en la ciudad en los últimos 25 años.

Referencias

Ayora, D., & García, E. (2013). Planificación, Diseño y Construcción de una instalación deportiva. Claves para una gestión posterior. Valencia: Universidad de Valencia.

Brunet, F. (1994). Economy of the 1992 Barcelona Olympic Games. Lausanne: International Olympic Committee.

Chappelet, J.-L. (2008). Olympic enviromental concerns as a legacy oft he Winter Games. The International Journal oft he History of Sport, 25(14), 1884-1902. doi:10.1080/09523360802438991

Garcia, L., & Rubio, F. (1998). La gestión de la herencia olímpica. Externalización de instalaciones deportivas de Barcelona. K. Echebarría (Superv.).

Mestre, J. A. (2004). Estrategias de gestión del deporte local. Barcelona: INDE.

Mestre, J. A., & García, E. (1999). La gestión del deporte municipal. Barcelona: INDE.

Solanellas, F., & Camps, A. (2017). Los Juegos Olímpicos de Barcelona. 25 años después (1). Apunts. Educación Física y Deportes (127), 7-26. doi:10.5672/apunts.2014-0983.es.(2017/1).127.01

Solanellas, F., Camps A., & Ferrand, A. (2017). Los Juegos Olímpicos de Barcelona. 25 años después (2). Apunts. Educación Física y Deportes (128), 127-147. doi:10.5672/apunts.2014-0983.es.(2017/2).128.08

Solberg, H. A., & Preuss, H. (2007). Major Sport Events and Long- Term Tourism Impacts. Journal of Sport Management, 21, 213-234. doi:10.1123/jsm.21.2.213

Truñó, E. (1995). Barcelona, city of sport. En M. Moragas & M. Botella (Eds.), The Keys to Success (pp. 43-75). Barcelona: Centre d’Estudis Olimpics i de l’Esport.

Notas de autor

Correspondencia: Francesc Solanellas (fsolanellas@gencat.cat)

Información adicional

Conflicto de intereses: Ninguno.

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