Revisión bibliográfica
Actualización sobre las principales guías clínicas de manejo en trastornos hipertensivos del embarazo
Update on the main clinical management guidelines for hypertensive disorders of pregnancy
Atualização sobre as principais diretrizes de manejo clínico das doenças hipertensivas da gravidez
Actualización sobre las principales guías clínicas de manejo en trastornos hipertensivos del embarazo
Revista Información Científica, vol. 102, e4325, 2023
Universidad de Ciencias Médicas Guantánamo
Recepción: 25 Julio 2023
Aprobación: 01 Diciembre 2023
Publicación: 19 Diciembre 2023
RESUMEN
Introducción: Los trastornos hipertensivos del embarazo, en especial la preeclampsia, son un problema de salud pública local e internacional, debido al incremento de los factores de riesgo en mujeres de edad fértil.
Objetivo: Evaluar la relevancia de los trastornos hipertensivos y su estudio por los profesionales obstetras y médicos de primer nivel de atención en el Ecuador.
Método: Se realizó revisión de artículos científicos actualizados en diferentes bases de datos donde se abordaron las generalidades de su clasificación, fisiopatología, predicción de preeclampsia, prevención de los trastornos hipertensivos, tratamientos de estos trastornos, tratamiento de la crisis o emergencia hipertensiva, eclampsia, manejo expectante de la preeclampsia severa.
Resultados: Según se plantea, la hipertensión y la preeclampsia pueden surgir por primera vez posparto, y la hipertensión posparto representa hasta el 25 % de todos los trastornos hipertensivos. La hipertensión severa se asocia con una morbilidad y mortalidad materna significativa, incluido un mayor riesgo de enfermedades cerebrovasculares. Por lo tanto, se recomienda terapia antihipertensiva urgente para reducir la presión arterial.
Consideraciones finales: Es de suma importancia realizar tamizaje de riesgo a todas las pacientes embarazadas, junto con una evaluación cardiovascular detallada para detectar la presencia de factores de riesgo o condiciones cardiometabólicas que favorezcan la aparición de las enfermedades hipertensivas durante el embarazo.
Palabras clave: Trastornos hipertensivos+ preeclampsia+ hipertensión crónica+ eclampsia+ tratamiento+ embarazo.
ABSTRACT
Introduction: Hypertensive disorders of pregnancy, especially preeclampsia, are a local and international public health problem, due to the increase in risk factors in women of childbearing age.
Objective: To evaluate the relevance of hypertensive disorders and their study by obstetricians and first-level medical professionals in Ecuador.
Method: A review of updated scientific articles was carried out in different databases where the generalities of their classification, pathophysiology, prediction of preeclampsia, prevention of hypertensive disorders, treatments of these disorders, treatment of hypertensive crisis or emergency, eclampsia, were addressed and expectant management of severe preeclampsia.
Results: It is hypothesized that hypertension and preeclampsia may first arise postpartum, and postpartum hypertension accounts for up to 25% of all hypertensive disorders. Severe hypertension is associated with significant maternal morbidity and mortality, including an increased risk of cerebrovascular diseases. Therefore, urgent antihypertensive therapy is recommended to reduce blood pressure.
Final considerations: It is extremely important to perform risk screening on all pregnant patients, along with a detailed cardiovascular evaluation to detect the presence of risk factors or cardiometabolic conditions that favor the appearance of hypertensive diseases during pregnancy.
Keywords: Hypertensive disorders, preeclampsia, chronic hypertension, eclampsia, treatment, pregnancy.
RESUMO
Introdução: As doenças hipertensivas da gravidez, especialmente a pré-eclâmpsia, constituem um problema de saúde pública local e internacional, devido ao aumento de fatores de risco em mulheres em idade fértil.
Objetivo: Avaliar a relevância dos distúrbios hipertensivos e seu estudo por obstetras e profissionais médicos de primeiro nível no Equador.
Método: Foi realizada uma revisão de artigos científicos atualizados em diferentes bases de dados onde foram abordadas as generalidades de sua classificação, fisiopatologia, predição de pré-eclâmpsia, prevenção de distúrbios hipertensivos, tratamentos desses distúrbios, tratamento de crise ou emergência hipertensiva, eclâmpsia. manejo da pré-eclâmpsia grave.
Resultados: Supõe-se que a hipertensão e a pré-eclâmpsia possam surgir inicialmente no pós-parto, e a hipertensão pós-parto é responsável por até 25% de todos os distúrbios hipertensivos. A hipertensão grave está associada a morbidade e mortalidade materna significativa, incluindo um risco aumentado de doenças cerebrovasculares. Portanto, recomenda-se terapia anti-hipertensiva urgente para reduzir a pressão arterial.
Considerações finais: É de extrema importância a realização de triagem de risco em todas as gestantes, juntamente com uma avaliação cardiovascular detalhada para detectar a presença de fatores de risco ou condições cardiometabólicas que favoreçam o aparecimento de doenças hipertensivas durante a gravidez.
Palavras-chave: Distúrbios hipertensivos, pré-eclâmpsia, hipertensão crônica, eclampsia, tratamento, gravidez.
Introducción
Los trastornos hipertensivos del embarazo son una de las principales causas de hospitalización, morbilidad grave, discapacidad a largo plazo y mortalidad tanto para las madres como para sus recién nacidos.1 Estas enfermedades afectan hasta el 10 % de todos los embarazos en todo el mundo. Este grupo diverso comprende la hipertensión crónica, la hipertensión gestacional, la preeclampsia/eclampsia y la preeclampsia superpuesta a la hipertensión crónica. Los criterios para definir a los trastornos hipertensivos del embarazo han evolucionado durante las últimas cinco décadas, el Colegio Americano de Ginecólogos y Obstetras (ACOG, siglas en ingles de American College of Obstetricians and Gynecologists)2, Vidaeff, et al.3 y Espinosa, et al.4 han publicado actualizaciones y recomendaciones acerca de la terminología más actual de hipertensión.
Normalmente los trastornos hipertensivos se diagnostican en las visitas de atención prenatal, debido a que la mayoría de las mujeres se encuentran asintomáticas en el momento del diagnóstico. 5 Sin atención prenatal las mujeres pueden presentar complicaciones graves como la eclampsia asociada con una morbimortalidad elevadas.6 Por este motivo, la atención prenatal brinda la oportunidad de diagnóstico temprano, manejo, tratamiento y prevención de los trastornos hipertensivos del embarazo.5
Las principales guías clínicas concuerdan que hipertensión en el embarazo corresponde a una presión arterial ≥140 mmHg (sistólica) / ≥90 mm Hg (diastólica) por dos ocasiones separadas al menos por 4 h.7 Además, cuando la presión arterial supera los ≥160/110 mmHg y persiste por más de 15 minutos es considerada hipertensión en rango severo.5
La incidencia de los trastornos hipertensivos se ha incrementado drásticamente en las últimas décadas. Una de las razones probables se relaciona con la edad avanzada del primer embarazo sumado al aumento de la prevalencia de obesidad y la existencia previa de factores de riesgo cardiometabólicos en las mujeres en edad reproductiva.
Dada la significativa carga para la salud pública de los trastornos hipertensivos en el embarazo, existe un interés creciente en optimizar el manejo de estas enfermedades. Por este motivo se realiza el presente artículo de revisión sobre el diagnóstico y manejo de cada uno de los trastornos hipertensivos durante el embarazo con la mejor evidencia científica disponible.
Las enfermedades hipertensivas son las patologías más comunes durante el embarazo y complican del 5 % al 10 % de todos los embarazos.8 A nivel mundial los trastornos hipertensivos del embarazo son la segunda causa principal de mortalidad materna, ubicándose tras la hemorragia obstétrica; y en relación con la morbilidad materno-fetal son la principal causa a nivel mundial.
En América Latina y el Caribe, los trastornos hipertensivos son responsables de casi el 26 % de todas las muertes maternas. En Ecuador, entre las principales causas de mortalidad materna se ubican los trastornos hipertensivos, las hemorragias obstétricas y todas las causas indirectas.9 La preeclampsia y la eclampsia representan la principal causa de muerte materna con un 27,53 % aproximadamente.
La prevalencia de los trastornos hipertensivos del embarazo va en aumento, de 1998 a 2006 se registró un aumento de 67,2 a 81,4 por cada 1 000 casos de hipertensión durante el parto. Este incremento se justifica por la creciente prevalencia de enfermedades cardiometabólicas en mujeres en edad fértil8; edad materna superior de 40 años; obesidad antes del embarazo; incremento de peso durante el embarazo; y diabetes gestacional como factores de riesgo de hipertensión materna.10
La preeclampsia es una enfermedad grave e impredecible que complica del 2 al 4 % de los embarazos en todo el mundo y se asocia con 46 000 fallecimientos maternos y 500 000 muertes fetales y neonatales.
Un aspecto epidemiológico para destacar es que la prevalencia y la mortalidad de los trastornos hipertensivos del embarazo es que su prevalencia y mortalidad varían según la raza y el origen étnico. Las investigaciones reportan que las mujeres de etnia afroamericana tienen las cargas más altas en relación con la tasa de mortalidad materna 42,8 por 100 000 nacidos vivos en comparación con las mujeres blancas. Estas variaciones en los datos estadísticos mencionados probablemente reflejan dificultades para acceder a los sistemas de salud y las disparidades en los determinantes sociales de salud; en lugar de ser explicados por una condición fisiológica subyacente entre las mujeres.
Desarrollo
Clasificación
Fisiopatología
Para comprender la fisiopatología de los trastornos hipertensivos y específicamente la preeclampsia primero se debe comprender los cambios hemodinámicos que suceden durante el embarazo.
Predicción de preeclampsia
Los factores de riesgo clínicos históricos para la preeclampsia tienen una sensibilidad de menos del 40 %. Sin embargo, el uso de estos factores de riesgo ha sido utilizados como base para prevenir la preeclampsia prematura al iniciar tratamiento preventivo con ácido acetilsalicílico.
Los factores de riesgo (Tabla 1) se han basado en aquellos que pueden evaluar al inicio del embarazo y son susceptibles de reducción del riesgo mediante dosis bajas de ácido acetilsalicílico.20
Actualmente a los factores de riesgo clínicos descritos previamente se han asocian marcadores bioquímicos (p. ej., factor de crecimiento placentario [PlGF]) y ecográficos (índice de pulsatilidad de la arteria uterina) a las 11-14 semanas de gestación, con la finalidad de incrementar la sensibilidad al 75 % para predecir preeclampsia prematura y 47 % preeclampsia a término; en comparación con sensibilidades del 34 % y 39 % si se usara solamente los marcadores clínicos.21
En este momento, las investigaciones señalan a los marcadores angiogénicos como predictores de preeclampsia y de gran utilidad para identificar a las mujeres con mayor riesgo de morbilidad materna y fetal.
La isquemia a nivel del trofoblasto reduce la producción de proteínas angiogénicas (VEGF, PlGF) e incrementa la producción de proteínas antiangiogénicas (sEng, sFlt-1).(22 )Como se mencionó anteriormente, tanto la sFlt-1 como PlGF, se han relacionado con el inicio y la gravedad de la preeclampsia. La relación sFlt-1/PlGF puede ser una herramienta valiosa para predecir tanto la preeclampsia como los resultados adversos materno-fetales. Se afirma que tiene un valor predictive negativo del 97,9 % para descartar preeclampsia en 14 días y resultados adversos perinatales durante el mismo periodo; además de un valor predictivo negativo del 94,3 % en cuatro semanas cuando el cociente es menor de 38. Se recomienda su uso por sobre las 20 semanas de edad gestacional y en mujeres con alto riesgo de desarrollar preeclampsia y asintomáticas. Es necesario excluir enfermedades como hipertensión crónica, enfermedad renal crónica, nefropatía diabética, nefritis lúpica, enfermedad hepática grasa no alcohólica o cualquier otra enfermedad diferencial.22
Prevención de los trastornos hipertensivos
La mayoría de las guías de manejo de los trastornos hipertensivos gestacional mencionan algunas medidas farmacológicas y no farmacológicos que podrían prevenir los trastornos hipertensivos y mejorar los resultados maternos - fetales. Para esto es necesario, en primera instancia, establecer la presencia de factores de riesgo y definir el nivel de riesgo de la paciente (Tabla 2).
La infección por SARS-CoV-2 durante el embarazo podría incrementar las probabilidades de preeclampsia y constituirse en un factor de alto riesgo. Se ha afirmado que el virus puede afectar diferentes vías moleculares como la señalización inflamatoria, angiogénesis, activación de trombina-plaquetas, hipoxia y el desequilibrio de los péptidos vasoactivos generando una situación idónea para iniciar preeclampsia.23Por lo tanto, es necesario controlar estrictamente a las pacientes con COVID-19, no solo por el alto riesgo de morbimortalidad materno-fetal secundario a las complicaciones respiratorias que genera sino además por el componente inflamatorio que representa para las mujeres con otros factores de riesgo para preeclampsia.23
No se recomienda ácido acetilsalicílico en dosis bajas (recomendación fuerte, evidencia moderada) a todas las mujeres embarazadas.
Tratamiento de los trastornos hipertensivos
Primera línea: labetalol oral, metildopa oral, nifedipino oral de acción prolongada u otros betabloqueantes orales como metoprolol o propanolol).
Segunda línea: clonidina, hidralazina y diuréticos tiazídicos. No hay datos suficientes en el embarazo para recomendar amlodipino.
La elección del agente antihipertensivo debe basarse en las características del paciente, contraindicaciones para un fármaco en particular y preferencia del médico y del paciente.28
El Colegio Americano de Ginecólogos y Obstétricas (ACOG por sus siglas en inglés) recomienda el uso de betabloqueantes y bloqueadores de los canales de calcio como agentes de primera línea para el tratamiento de la hipertensión.
Labetalol un bloqueador mixto alfa y betaadrenérgico es el más usado en embarazo.5 No obstante, se debe tener precaución en mujeres con asma, particularmente cuando la enfermedad no está bien controlada, dado el ligero aumento del riesgo de estado asmático.29) También se debe vigilar hipoglicemia neonatal después del uso de labetalol.30
Metoprolol es menos estudiado, sin embargo, su uso se considera aceptable como alternativa. Atenolol está contraindicado durante el embarazo por su asociación con restricción del crecimiento fetal y bajo peso al nacimiento.5 Nifedipino de liberación prolongada es un bloqueador de los canales de calcio recomendado durante el embarazo, reduce la presión arterial en 60 minutos y es de fácil administración. Alfametildopa es un medicamento ampliamente estudiado, seguro durante el embarazo, pero se asocia con depresión como efecto secundario.5
Los diuréticos tiazídicos e hidralazina constituyen la segunda línea de tratamiento. Están recomendados para mujeres con hipertensión crónica debido a que son útiles y efectivos en la hipertensión posparto. Se recomienda vigilar el volumen de líquido amniótico y el crecimiento fetal durante su tratamiento. La hidralazina puede causar cefalea, temblores, taquicardia refleja e hipotensión.
Los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina, bloqueadores de los receptores de angiotensina II, inhibidores directos de la renina y antagonistas de los receptores de mineralocorticoides están contraindicados en el embarazo debido a que pueden ocasionar malformaciones congénitas, insuficiencia renal fetal, restricción del crecimiento fetal y muerte.
La evidencia recomienda usar medicamentos antihipertensivos adicionales si no se alcanzan los niveles objetivos de la presión arterial con la monoterapia de dosis estándar. Los medicamentos adicionales deben corresponder a una clase diferente de medicamentos elegidos entre las opciones de primera o segunda línea.31
Cuando la presión arterial está muy elevada, los medicamentos antihipertensivos deben administrarse dentro de los 60 minutos para disminuir el riesgo de morbilidad materna grave. Estos medicamentos reducen la presión arterial en la mayoría (al menos 75 %) de las pacientes. Si las pacientes ya están tomando medicación diaria, es mejor agregar un fármaco de una clase diferente para tratar la hipertensión grave.
Tratamiento de la crisis o emergencia hipertensivas
Las mujeres embarazadas que presenten cifras tensionales ≥160 mmHg de PAS y/o 110 mmHg de PAD se asocian a complicaciones severas como hemorragia cerebral o infartos, por lo que es urgente el inicio de tratamiento farmacológico.
A continuación, se describen algunos agentes terapéuticos más comúnmente usados como: labetalol e hidralazina por vía intravenosa son la elección para el manejo de la hipertensión grave de inicio agudo durante el embarazo y el postparto. Nifedipino de acción inmediata también puede ser alternativa y se recomienda en caso de ausencia de accesos venosos. La nitroglicerina endovenosa puede ser usada en aquellas pacientes con crisis hipertensiva y edema pulmonar.
Eclampsia. Sulfato de magnesio
Este medicamento tiene un mayor impacto entre las mujeres con hipertensión grave o condiciones maternas adversas que tienen mayor riesgo de eclampsia.32) Ha demostrado ser el mejor agente para prevenir la eclampsia en mujeres con preeclampsia severa durante el embarazo y posparto. Su administración es en dosis de carga de 4 a 6 g seguido por una dosis de mantención de 1 a 2 g/hora, con un rango terapéutico de (4-8 mEq/L).
Todos los centros médicos deben tener un protocolo estándar para el seguimiento clínicos de las mujeres tratadas con sulfato de magnesio como la evaluación horaria de diuresis, frecuencia respiratoria y los reflejos tendinosos profundos. Los efectos adversos del sulfato de magnesio (depresión respiratoria y paro cardíaco) provienen en gran medida de su acción como relajante del músculo liso. Los reflejos tendinosos profundos se pierden con un nivel de magnesio sérico de 7 mEq/L, la depresión respiratoria ocurre con 10 mEq/L y el paro cardíaco con 25 mEq/L. No es necesario monitorear los niveles de magnesio sérico a menos que haya evidencia de toxicidad o que las mujeres corran un riesgo particular de toxicidad, como las mujeres con insuficiencia renal. El antídoto para la toxicidad es gluconato de calcio al 10 %, 1 ampolla (10 ml) vía intravenosa durante tres minutos.33) Las benzodiacepinas y la fenitoína se pueden usar cuando no se dispone de sulfato de magnesio o está contraindicado.
Cuando no esté indicado para la profilaxis de eclampsia, se debe considerar la administración de sulfato de magnesio para la neuro protección fetal cuando el parto sea inminente en embarazos con menos de 33 semanas.34
Otras medidas importantes en el tratamiento
El manejo de los trastornos hipertensivos especialmente la preeclampsia y la eclampsia requiere atención multidisciplinar.
Para las mujeres con preeclampsia, la ingesta total de líquidos durante el parto debe restringirse a alrededor de 80 cc/h para cuidar la sobrecarga central (edema pulmonar) y evitar la lesión renal aguda prerrenal por hipovolemia.
No se recomienda los esteroides para el síndrome de HELLP. Por el contrario, los corticoides prenatales para acelerar la madurez pulmonar fetal deben administrarse a mujeres con preeclampsia en riesgo de parto pretérmino cuando se cumplen los criterios relacionados con la edad gestacional y el parto se anticipa dentro de los siete días.
En relación con el soporte transfusional se debe considerar uso de concentrados plaquetarios en pacientes con síndrome de HELLP. La sensibilización anti-D(Rho) puede prevenirse con profilaxis anti-D en mujeres Rh D negativas.
Manejo expectante de la preeclampsia severa
La interrupción del embarazo es el tratamiento definitivo de las pacientes con preeclampsia severa. Ante esta situación es necesario sopesar el riesgo de la prematuridad con las complicaciones materno-fetales asociadas a la prolongación del embarazo. La preeclampsia se asocia con alta mortalidad perinatal (>80 %) y complicaciones maternas (en 27 % - 71 % de los casos), incluida la muerte.
El manejo expectante de la preeclampsia incluye evaluación clínica materna en busca de signos clínicos de severidad y evaluación de bienestar fetal. El manejo expectante dependerá de los resultados obtenidos de las evaluaciones materno-fetales. El seguimiento consiste en realizar exámenes de gabinete para determinar la presencia de una preeclampsia severa o alguna complicación como eclampsia, síndrome de HELLP, desprendimiento placentario, restricción de crecimiento y muertes fetales.
Durante el manejo expectante, se recomienda el parto en cualquier momento en que se produzca deterioro de la condición materna o fetal. Sibai BM, et al.35) indicaron que el manejo expectante hasta las 32 y 34 semanas se asocia con una mayor edad gestacional al momento del parto, prolongando el embarazo de 1 a 2 semanas con mejores resultados neonatales y bajo riesgo materno.
En embarazos con edad gestacional menor que 340 semanas, cuando no hay indicaciones para el parto, el manejo expectante (en comparación con la intervención) se asocia con resultado maternos a corto plazo similares, pero menos morbilidad neonatal. La atención expectante debe realizarse solo en centros perinatales capaces de atender a madres enfermas y recién nacidos muy prematuros.36
A las 340 a 356 semanas de gestación, los beneficios maternos del parto deben medirse frente a los riesgos neonatales, particularmente en entornos donde la administración de corticosteroides prenatales a esta edad gestacional no es rutinaria.
En pacientes con hipertensión gestacional o preeclampsia sin características de severidad a las 37 semanas de gestación o más, se recomienda el parto en lugar del manejo expectante al momento del diagnóstico.
Vía de parto
Para las mujeres con trastornos hipertensivos se recomienda considerar el parto vaginal a menos que se requiere un parto por cesárea por indicaciones obstétricas. El parto vaginal puede requerir maduración cervical temprana e inducción. Dado que las mujeres con preeclampsia tienen un mayor riesgo de hemorragia posparto, la tercera etapa del trabajo de parto debe manejarse activamente. Si se requiere un parto urgente o de emergencia por indicaciones maternas y/o fetales, puede estar indicada una cesárea de emergencia.37
Manejo posparto
Inmediatamente después del parto (hasta 6 semanas después del parto)
Posterior al parto, las mujeres con hipertensión crónica, hipertensión gestacional o preeclampsia deben medirse sus niveles de presión arterial al menos una vez al día en los primeros siete días después del parto, debido a los cambios normales en la presión arterial durante este periodo. Se debe enseñar a las mujeres con hipertensión sobre el autocontrol domiciliario de la presión arterial y los objetivos de presión arterial. La monitorización ambulatoria y el control de la presión arterial durante las primeras dos semanas posparto pueden mejorar la presión arterial a largo plazo.38
La hipertensión y la preeclampsia pueden surgir por primera vez posparto, y la hipertensión posparto representa hasta el 25 % de todos los trastornos hipertensivos. La hipertensión severa se asocia con una morbilidad y mortalidad materna significativa, incluido un mayor riesgo de enfermedades cerebrovasculares. Por lo tanto, se recomienda terapia antihipertensiva urgente para reducir la presión arterial a <160/110 mmHg a corto plazo e, idealmente, <140/90 mmHg.
En general, se prefieren los agentes antihipertensivos con bajas concentraciones en la leche materna. Los fármacos antihipertensivos orales de uso común posparto incluyen labetalol, nifedipina de acción prolongada, enalapril y captopril; todos tienen una eficacia similar en la reducción de la presión arterial.
Consideraciones finales
Existe una diferencia en la actualización de las guías del manejo de hipertensión arterial de las pacientes no embarazadas, con cambios importantes como el umbral de la presión arterial para el diagnóstico y nuevas opciones terapéuticas para el control. Al contrario, las guías de manejo de hipertensión gestacional se mantienen muy similares en relación con el umbral del diagnóstico y el tratamiento farmacológico, debido a la falta de estudios e incertidumbre acerca de los beneficios maternos de reducir la presión arterial y los riesgos fetales potenciales de las reducciones inducidas por la medicación en la circulación uteroplacentaria; y, la exposición intrauterina a los medicamentos antihipertensivos según la categoría de seguridad.
A pesar de esto los trastornos hipertensivos implica un grupo de enfermedades con sus características clínicas y nivel de complejidad que ameritan una adecuada evaluación diagnostica y manejo clínico.
Es fundamental actualizar el conocimiento del personal de salud para optimizar el control estricto y multidisciplinario de pacientes con alto riesgo de desarrollar esta patología durante el embarazo.
Finalmente es de suma importancia realizar un tamizaje de riesgo a las todas las pacientes embarazadas, junto con una evaluación cardiovascular detallada evaluación la presencia de factores de riesgo o condiciones cardiometabólicas que favorezcan la aparición de las enfermedades hipertensivas durante el embarazo.
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Notas
Notas de autor
*Autor para la correspondencia:ui.santiagopq91@uniandes.edu.ec
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