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Edipos sepultados: Aproximaciones psicodinámicas a las problemáticas familiares de estos tiempos a partir del contenido de cobra kai
Buried Edipus: Psychoanalytic approaches to the familiar problems of these times from the cobra kai content
Édipos enterrados: Abordagens psicodinâmicas das questões familiares contemporâneas a partir do conteúdo de Cobra Kai
Edipos sepultados: Aproximaciones psicodinámicas a las problemáticas familiares de estos tiempos a partir del contenido de cobra kai
O Social em Questão, vol. 1, núm. 55, pp. 131-144, 2023
Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro
Recepción: 01 Agosto 2022
Aprobación: 01 Octubre 2022
Resumo: Definitivamente não há expressão mais poderosa da realidade do que os eventos sobre os quais podemos aprender diretamente em nossa vida social cotidiana e nos processos cognitivos desenvolvidos através de profissões de relacionamento direto com as pessoas. Entretanto, é impressionante e surpreendente como a produção de comunicação, sendo ficção, finge ser, pelo menos em parte, uma expressão da realidade. A análise do conteúdo comunicacional realizada através de estruturas analíticas provenientes das ciências humanas torna possível uma forma alternativa de estabelecer as ligações entre a ficção e as dinâmicas de mudança social que estão se manifestando em nossas sociedades. Este trabalho, como amostra de um exercício alternativo, utiliza uma série bem-sucedida transmitida em uma plataforma de streaming como unidade de análise, e com base na interpretação das chaves analíticas da psicanálise, tenta projetar características dos problemas familiares atuais relacionados à paternidade.
Palavras-chave: Psicanálise, Programa digital, Família, Problemas sociais, Capitalismo, Parentalidade.
Resumen: Definitivamente no hay expresión más poderosa de la realidad que los eventos que podemos conocer de manera directa en el cotidiano de nuestra vida social y en los procesos cognoscitivos desplegados vía profesiones de relación directa con las personas. Sin embargo, es llamativo y sorprendente como la producción comunicacional siendo ficción pretende ser al menos en parte expresión de la realidad. El análisis del contenido comunicacional realizado a través de marcos analíticos provenientes de las ciencias humanas posibilita un camino alterno para establecer los vínculos entre la ficción y las dinámicas de cambio social que se vienen manifestando en nuestras sociedades. El presente trabajo a manera de muestra de un ejercicio alternativo ubica como unidad de análisis una serie exitosa difundida por una plataforma streaming, y a partir de la interpretación desde claves analíticas provenientes del psicoanálisis intenta proyectar características de las actuales problemáticas familiares vinculadas con la paternidad.
Palabras clave: Psicoanálisis, programa digital, familia, problemas sociales, capitalismo, paternidad.
Abstract:
There is definitely no more powerful expression of reality than the events that we can know directly in the daily life of our social life and in the cognitive processes displayed via professions of direct relationship with people. However, it is striking and surprising how communicational production, being fiction, pretends to be at least in part an expression of reality. The analysis of the communicational content carried out through analytical frameworks from the human sciences enables an alternative path to establish the links between fiction and the dynamics of social change that have been manifesting in our societies. The present work, as a sample of an alternative exercise, locates as a unit of analysis a successful series broadcast by a streaming platform, and based on the interpretation from analytical keys from psychoanalysis, it attempts to project characteristics of current family problems linked to paternity. Psychoanalysis; Digital program; Family; Social problems; Capitalism; Paternity Édipos enterrados: Abordagens psicodinâmicas das questões familiares contemporâneas a partir do conteúdo de Cobra Kai
Keywords: Psychoanalysis, Digital program, Family, Social problems, Capitalism, Paternity.
Anotaciones previas
Las series televisivas y de cine de la década de los años 80 nos deparaban diversas obras que nos aseguraban el triunfo de los buenos a la usanza de sociedades con influencia judeocristiana: los pobres, acosados, desarraigados, elegidos, quienes al final, luego de múltiples eventos desfavorables terminaban venciendo al mal, a los villanos, aprovechados y explotadores en multiformes. Para quienes fuimos niños y adolescentes en esos tiempos nos era claro diferenciar el modelo humano o ideal a seguir y a la vez tomar distancia del anti modelo. De acuerdo con la edad y los deseos todos queríamos ser las estrellas, es decir los buenos, pero jamás los denotados como malos. Los mass media pretendían llenar nuestra mente con mensajes que recreaban una frase de cliché hecha mandato: síganme los buenos, y la disposición de los medios es total y potente, en consonancia con lo planteado por Dallera (2012): debemos de entender que los medios de comunicación masivos son las formas más influyentes e impactantes de comunicación.
Pero, con el nuevo siglo emergen renovadas sensibilidades, pensamientos, experiencias, modelos. La dinámica de cambios es implacable e inexorable, tiende a transformar todo a su paso y esto es expresado también plenamente en la producción simbólica de los contenidos televisivos que se aproximan más a “las dimensiones más profundas del sentido de la vida de la gente” (Barbero, 2012, p. 24), y materializan plenamente el papel destacado de los mass media como medio para que la sociedad se produzca y reproduzca como sistema social (Dallera, 2012, p. 54).
La relativización cada vez mayor del bueno y del esquemáticamente malo es una saludable novedad, nos expone ante lo que Milan Kundera rememoraba como la insoportable levedad del ser frente a la complejidad humana no solo en el actuar sino también en la psiquis y percepciones, anticipa preceptos psicoanalíticos antiguos sobre el potencial de lucha permanente entre el consciente e inconsciente en las personas. Hoy podemos encontrar más realistas exposiciones y compleja elaboración de personajes que llevan sus perversiones, deseos y su lucha interna entre la pulsión de vida y de muerte, todo ello en el cubo mágico televisivo y ahora en las plataformas digitales. No en vano Lukacs exponía en la última etapa de su vida que la dramaturgia cinematográfica servía para expresar nuevos elementos, sentimientos, problemas humanos y formas de relación social (Lukacs, 1969, p. 4). Mientras que Muñoz añade la impronta de los mass media en el establecimiento de los valores morales, los mismos que no son estáticos y van evolucionando y adaptándose a los diversos contextos y circunstancias de vida (Muñoz, 2011, p. 170).
Uno de esos frontales franqueamientos de la ficción que trata de recrear realidades familiares de estos tiempos lo podemos encontrar en las primeras cuatro temporadas y cuarenta capítulos de cobra kai; serie de medios digitales que originalmente en YouTube red y posteriormente en el gigante Netflix continua con la historia iniciada en 1984 con la famosa película Karate Kid dirigida por John Avildsen y que dio pie a la saga de cuatro películas, un remake y un programa de caricaturas para televisión. En tiempos modernos en que los medios masivos siguen siendo engullidos por el mundo digital emergen los continuum o secuelas como la mencionada serie que nos borra las líneas divisorias entre el bueno y el malvado, al punto de hacer de esta línea algo invisible, cambiante, antojadiza y sorprendente. Aparecen las personas mejor retratadas en su lucha interna entre consciente e inconsciente.
A continuación, con el uso de algunas claves de pensamiento psicoanalítico: el nombre del padre, duelo y melancolía, y consumismo, procedemos a profundizar en el comportamiento individual – familiar propuesto por la serie cobra kai.
Paternidades ausentes y Edipos sepultados
Yendo al contenido, de las muchas cosas que comparten los protagonistas de la serie llama la atención la ausencia paterna. Ambos fueron criados con paternidad ausente provienen de familias monoparentales con cabeza de familia femenina. En el caso de Daniel por deceso del progenitor, y en la realidad de Johnny por ruptura y abandono familiar. En una extensión de lo que Lacan expresaba con la frase: “se entiende, se comprueba por experiencia que el padre existe incluso sin estar” (Lacan, 1971, p. 172), la ausencia del padre biológico será resuelta por la emergencia de la paternidad social, con un personaje externo a la familia nuclear y sin vínculos de consanguineidad.
Para Larusso el referente paterno será además intercultural, el originario de Okinawa: Nariyoshi Miyagi. Mientras que para Lawrence este papel lo asumirá John Kreese postergando inclusive a su verdadero padrastro: Sid Weinberg. En las dos circunstancias siguiendo el camino movedizo de la paternidad (Lacan, 1971) el referente masculino será un maestro de karate, con dos filosofías de vida totalmente diferentes y hasta contradictorias: una (Dojo Miyagi Do) basada en la dimensión espiritual laboriosa y pacifista del arte marcial: primera regla karate es solo para defensa, segunda regla aprender bien primera regla, y la otra (Dojo Cobra Kai) marcadamente violenta, confrontacional y competitiva: golpea primero, golpea fuerte, sin piedad. Dos orientaciones de masculinidad: una pasiva y otra confrontativa, desde los arquetipos propuestos por Moore y Gillette (1993): el mago y el guerrero.
Ambas posturas se desarrollan como antípodas, asemejan al choque de dos civilizaciones: la civilización religiosa representada en una perspectiva espiritual y ecológica del arte marcial versus la civilización mercantil (Fernández Blanco, 2014) expresada en la visión de ataque directo e imparable sobre el competidor hasta acabarlo. Ahora, quizás lo sorprendente de estas dos posturas de vida opuestas es que al final conviven juntas, comparten un espacio y tiempo, se amalgaman, se repulsan y al mismo tiempo se atraen. Podríamos afirmar que ambas formas de ver el karate y más allá de ello, la vida, son el germen de una potencial lucha de los contrarios, podemos asemejar estas formas de ser y hacer a la pulsión de vida y pulsión de muerte, pero ello sería tan fantasioso y forzado como aceptar que en la historia y el cotidiano hay solo buenos y malos en taxonomías cerradas e invariables. No es así, en los dos encuadres actitudinales se entraña la complejidad, conviven Eros y Tánatos y no en un estadio simple, sino en constante pugna y movimiento, obviamente con tendencias marcadas y visibles para un lado o para el otro, entre el bien o el mal, pero jamás en estática o neguentropía. No en vano como se sugiere en cobra kai los principios de vida heredados por Nariyoshi Miyagi terminan siendo el sustento y seguro del éxito comercial y consecuente enriquecimiento de Daniel Larusso en el libre mercado contemporáneo en el rubro del comercio de automóviles de lujo.
La ausencia del padre biológico y el reemplazo por dos maestros de karate, sin hijos biológicos y sin mayor experiencia de convivencia y relación de pareja, pues ambos las han perdido en el pasado (tal cual proyecta la serie), constituye un acto de salvataje de un mermado y forzadamente renormatizado proceso de desarrollo infantil y adolescente. Redefine el complejo de Edipo y fase fálica en las historias de los dos protagonistas se descartan Edipos truncos, se verifican reemplazos y se materializa un Edipo invertido (Lacan, 1971) hacia el cual direccionar la dialéctica compleja e indisociable de amor e identificación necesaria en el niño o adolescente en formación.
En los devenires personales, el entrenador es el amo, el que manda y Miyagi plantea la máxima: no hay mal alumno sino hay mal entrenador, nuevamente seria arbitrario juzgar de buenas a primeras quien es el amo bueno, malo o tiránico. Un amo alterno, a tiempo parcial, de fuerte empuje e impacto subjetivo, llenando un vacío fundamental, buscado desde las carencias, orienta a sus respectivos alumnos a seguir en una actitud pasiva o de guerra permanente. En ambas circunstancias necesitan de un padre, urgen de ser amados por un pater familis que los acepten y los valoren, les reconozcan y les muestren el camino. Como exponía Lacan: “El sujeto se identifica con el padre en la medida en que lo ama, y encuentra la solución terminal del Edipo en un compromiso entre la represión amnésica y la adquisición de aquel término ideal gracias al cual se convierte en el padre” Lacan (1971, p. 175).
La pasión de la miseria en Lawrence
Para Freud (1993, p. 3): “La melancolía se singulariza en lo anímico por una desazón profundamente dolida, una cancelación del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad y una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en autorreproches y auto denigraciones y se extrema hasta una delirante expectativa de castigo”. La derrota sufrida en la lucha final del torneo All Valley en 1984 condena a Lawrence a la melancolía o pasión triste al no lograr alcanzar el objeto de deseo expuesto en el siguiente orden: la novia que perdió, la batalla de resarcimiento en la que queda relegando a un deshonroso segundo lugar y el respeto dañado en la visión de sus amigos y maestro. Luego de ello, el personaje entra en una profunda tristeza que lo condena a la condición de melancolía, lo lleva al abandono de si y le envuelve en una pasión del alma insatisfecha, dolida, que lo degrada año tras año y década tras década, al punto de asumir y contentarse con la posición de desecho, dañando seriamente su autoestima y auto representación. En esas condiciones su paternidad es una extensión de malestar y de inadecuada práctica.
La riqueza en el origen y cuna de oro, los triunfos previos en otras ediciones del campeonato de karate, y los antecedentes de vida distendida y disipada, no son suficiente sostén para superar la pérdida del foco de interés consciente. El punto de partida de esta forma de regresión del sujeto, está situado en el duelo por las pérdidas sucesivas, pero fundamentalmente por el alejamiento de la primera y muy significativa novia. El objeto de deseo se ha distanciado de la mano del peor rival y esa circunstancia tendrá un efecto insondable, será el punto de quiebre y dinamizador de una crisis permanente e inmanejable.
El evento de la patada final, la tan recordada aplicación de la técnica de la grulla, con el punto decisivo que pulveriza toda esperanza, amor propio y valentía encaminados a alcanzar el goce, vuelve a Lawrence una y otra vez a manera de flashbacks tanto en estado lucido como bajo los efectos del alcohol. El tiempo del duelo es un lamento y queja constante, se presenta con reproches primero hacia sí mismo, pero luego se dirige al otro: Daniel Larusso, a quien se le acusa de haber aplicado una patada (técnica) ilegal. La transferencia de la acusación al otro tiene tres etapas:
• Una elección de objeto de deseo con el cual existe un vínculo erótico, para el caso la primera y significativa novia.
• La pérdida del objeto de deseo en la saga a manos del joven enemigo y del dojo de karate contrincante. Hecho que dinamiza la decepción y el prejuicio hacia el antagonista.
• El desplazamiento hacia un nuevo objeto de deseo, que se muestra en una vida afectiva desordenada y machista, que incluye actos de abandono familiar e irresponsabilidad y degradación paterna.
Del duelo y pasión triste2 deviene el desbarrancamiento de las emociones, el duelo no se repliega, no se borra para y por nada, más bien se complementa y profundiza con una constante de pérdidas significativas: la distancia física y afectiva del hijo biológico (Robby Keene) por la paternidad ausente y el fallecimiento de la madre de Lawrence. Todo esto arrastra a este personaje a la evaporación del proyecto personal y contribuye a la escisión entre el yo y el ideal del yo. Se genera una brecha profunda, duradera, que apenas comienza a ser superada lentamente tres décadas después del torneo All Valley 1984 con el reemplazo ficticio del hijo abandonado por paternar con un joven migrante de origen ecuatoriano (Miguel Díaz) que visiona en Lawrence un maestro, sensei o guía a seguir para aprender cómo enfrentar las formas contemporáneas de exclusión y acoso que se presentan en su entorno. Es decir, lo encumbra como modelo paradigmático de buen ser humano, digno de reconocimiento y seguimiento, ejemplar, le cree y defiende porque le enseñó a afrontar los problemas y responder a las ofensas, defendiéndose y contratacando. En el tiempo y por la magia y optimismo de la ficción al final de la tercera temporada se inicia una relación amorosa entre la madre de Miguel Díaz y su sensei. De esta forma nos emociona la inminencia de la llegada alternativa de la familia ensamblada: tú, yo, mis hijos y los tuyos.
Capitalismo y su estafa de la felicidad
Con la victoria del bueno sobre el malo inicia lo que pinta como un proceso ascendente, evolutivo, en senda de éxito y mejora. El cierre de karate kid en la década de los años 80 nos avizora ello. Sin embargo, si bien es cierto en cobra kai el ganador se ha vuelto rico y el perdedor se ha empobrecido adhiriendo a su condición de carencia material múltiples problemas sociales (alcoholismo, abandono familiar, irresponsabilidad paterna, etc.), la felicidad parece esquiva para ambos personajes. Al iniciar la serie y con el desarrollo de su trama podemos encontrar la inconstancia del sentimiento de la felicidad: las idas y vueltas, los logros y fracasos, las neurosis y melancolías de uno y otro lado. Tal como explicaba Lacan: “si hay alguna felicidad es la que el sujeto encuentra en la satisfacción que habita en su sufrimiento mismo” (Fernández Blanco, 2014, p. 16).
Esto es especialmente llamativo en el caso del vencedor en karate kid, hoy persona de éxito económico, quien pese a la plena satisfacción de sus necesidades auténticas (Trputec y Serrano, 1997) o fundamentales (Max Neef y otros, 1996), sigue en una senda constante de insatisfacción, no desea cambios en su entorno, añora la homeostasis social del pasado y busca el equilibrio, mandato fundamental de su maestro de artes marciales, pero sobre todo de filosofía de vida.
La falsa promesa de éxito, riqueza y felicidad del capitalismo se muestra como una enorme y perversa mentira, una alucinación materializada en el camino socialmente inconexo del hedonismo que va más allá del placer y representa exceso, y que imposibilita construir vinculo social. Por el contrario, el potencial limite final del hedonismo es la propia muerte (Fernández Blanco, 2014). El éxito económico no es más que un elemento de inclusión social y reconocimiento, pero no completa las dimensiones más subjetivas, psicológicas, espirituales y relacionales del bienestar social. Como indica Stavrakakis: “La satisfacción final de nuestro deseo se pospone de discurso en discurso, de fantasma en fantasma, de producto en producto” (Stavrakakis, 2010, p. 271)
Los personajes buscan la felicidad y esto no se encuentra fácilmente en el sujeto sino más bien ha tendido a ser objetivado por la senda de desarrollo en productos y propiedades, y al fin y al cabo todo objeto es perecedero, se malogra y ser acaba. Por ello, la insatisfacción es un estado mental lógico tanto para el rico como para el pobre. El neoliberalismo extrema versión de capitalismo impulsa, promueve, promete y refuerza, en tanto de ello depende la búsqueda del goce en toda versión del capitalismo, sea objetivo fácil o difícil, legal o ilegal, el modo de producción lo resuelve y el mercado lo exhibe y ofrece. A ese respecto, vale la pena retomar las sugerentes interrogantes propuestas por Stavrakakis (2010, p. 261): “¿Acaso el goce, ya sea como significante, como imagen o como subtexto, no está siempre en el centro de la promesa que estimula el deseo del consumidor y reproduce la cultura de consumo? ¿No es el goce real lo que esperamos de los actos de consumo? En los tiempos que corren sólo entra en juego la naturaleza particular de este goce”.
Pese que a primera y simple vista Johnny Lawrence en su profunda melancolía es el permanente consumidor y dependiente del alcohol, la adicción es una práctica constante e irrefrenable de goce que se presenta perfectamente en ambos protagonistas de la serie, obviamente en adicciones distintas. En el paso de la historia del cine a la serie reboot3 se puede ver claramente la inversión de condiciones partiendo en que ambos en algún momento han sido ricos, pero también han experimentado la limitación y necesidad económica. La movilidad social ascendente se expresa en el cambio de pobre a rico en el caso de Daniel y descendente de rico a pobre en el caso de su antagonista. Pese a que la serie no romantiza ni eleva al plus la condición de riqueza, si transmite la idea de que el éxito está unido a la acumulación y suficiencia económica y, por ende, sirve como elemento de diferenciación, de superioridad por encima del otro, el opuesto. En cobra kai, el rico es Daniel Larusso, quien posee un exitoso negocio de venta de automóviles de lujo. Pese a haber sido formado en una filosofía de vida pacifista y basada en el equilibrio espiritual como condición inicial para reproducir luego en todos los aspectos de la vida social y alcanzar la felicidad, termina siendo integrado al libre mercado, con su rol comerciante de bienes suntuarios y satisfactores de necesidades no auténticas, artículos para ricos, emblemas de poder y de estatus en la sociedad de consumo.
La riqueza le permite participar en espacios o clubes exclusivos segregados para gente con plata, donde se codea con lo más selecto de la clase alta de Encino (barrio de ficción de alto estrato socioeconómico), manteniendo apariencias, buscando cercanías y aceptación, y al mismo tiempo despreciando las actitudes y comportamientos de los ricos, los que por ningún motivo desea influencien en la formación de sus hijos. En el caso de Larusso se expresa plenamente el triunfo de la ética cínica, evidente ello en la lucha interna que este procesa entre su espiritualidad defensiva y bienhechora y la racionalidad del mercado que le lleva día a día a vivir imbuido en la batalla comercial por tener la empresa de venta de automóviles más exitosa, exclusiva y mejor posicionada de la comunidad. Ganar la batalla económica es condición para lograr dinero, lujos y posesiones, los mismos que por contrapartida no aseguran el bienestar social y personal de Daniel, ni de los integrantes de su familia.
Daniel Larusso en las cuatro primeras temporadas de cobra kai se siente desequilibrado, por ende, infeliz, no encuentra el equilibrio, siente la ausencia y dependencia de la opinión y aprobación de su maestro, y referente de excelencia humana. El consumo no llega a alcanzar para asegurar la felicidad. Entonces tenemos a un personaje siempre incompleto, condenado a la insatisfacción. Es un elegido del sistema, accede a los beneficios del desarrollo neoliberal y paralelamente siente frustración dado lo incompleto de su proyecto de plenitud humana. Es difícil salir de este otro circulo vicioso, la mayor riqueza se apareja con nuevos requerimientos y necesidades superfluas, estas no cesan en aparecer y profundizar la adicción a comprar y poseer los productos de la sociedad de consumo y esto, es una vía invariable hacia la adicción al dinero. Como sugiere Fernández Blanco (2014) el ciudadano es superado por el consumidor, ciudadanos somos todos, pero consumidores plenos solo llegan a ser algunos pocos.
Conclusión
La ficción en los medios de comunicación sean estos masivos o digitales es instrumento para la proyección de los deseos y expectativas de la gente. El contenido siendo puro invento logra conectar con la sensibilidad y cotidiano de vida de las personas en contextos diferenciales. En esa senda, la aplicación de diversos marcos de interpretación social es potencial, sirve para profundizar en los intersticios de vida que envuelven e interesan a los sujetos. Interesantes ejercicios intelectuales se pueden desplegar respecto a los contenidos audiovisuales y su influencia en diversos campos de la realidad social, cultural y política de nuestros países. Nuestra propuesta se orienta al uso de los contenidos difundidos a través de los mass y digital media para su estudio a la luz de marcos analíticos del psicoanálisis u otros modelos interpretativos, para tomarle el pulso a las tendencias, carencias relacionales y subjetivas contemporáneas en las dinámicas individuales desplegadas en las relaciones familiares. El estudio de los medios y su oferta comunicacional es un campo aún pendiente de aproximaciones profundas al menos en lo que concierne al bienestar personal y social en nuestras realidades, y es necesario seguir indagando sobre el gusto por determinadas historias seriales y el matching o vinculo subjetivo con los individuos de cara a su día a día o travesía de vida, su modus vivendi y su compleja y movediza configuración personal y familiar.
Bibliografía
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Notas
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