Artículos de Investigación, Reflexión y Artículo de Revisión
Fenomenología y hermenéutica: perspectivas epistemológicas para la producción interpretativa-comprensiva de conocimiento gerencial
Phenomenology and hermeneutics: epistemological perspectives for the interpretative-comprehensive production of managerial knowledge
Fenomenología y hermenéutica: perspectivas epistemológicas para la producción interpretativa-comprensiva de conocimiento gerencial
Sapienza Organizacional, vol. 6, núm. 12, pp. 76-107, 2019
Universidad de los Andes

Recepción: 03 Noviembre 2018
Aprobación: 10 Diciembre 2018
Resumen: La gerencia requiere de un método para la interpretación comprensiva de los hechos sociales y humanos del ser y del ser en el mundo en el cual está sumergido para dar respuesta a los retos que suponen un proceso continuo de construcción y reconstrucción de historias, vivencias y experiencias personales y sociales en el campo organizacional marcando así, un nuevo rumbo en la manera de concebir el conocimiento en el ámbito gerencial. Este trabajo realiza un abordaje teórico para reflexionar en torno a la fenomenología y hermenéutica como perspectivas epistemológicas para la producción interpretativa-comprensiva de conocimiento gerencial. Para ello, se realiza una revisión documental que permite describir la gerencia como construcción interpretativa de los actores sociales involucrados, los fundamentos epistemológicos de la fenomenología y la hermenéutica luego se destaca el interpretativismo compresivo como método de investigación y se procede a caracterizar el conocimiento producido. Se concluye que siendo la gerencia una construcción interpretativa compleja, resulta pertinente adoptar la perspectiva fenomenológica-hermenéutica, fundamentada en la experiencia subjetiva para la descripción de los fenómenos que existen, en tanto se es consiente de su propia existencia, mediante el ejercicio de la lógica interpretativa comprensiva, que permite edificar conocimientos en el campo gerencial, manifiestos como construcciones subjetivas dialógicas de significados de horizonte histórico temporal.
Palabras clave: Epistemología, fenomenología, hermenéutica, interpretación, gerencia.
Abstract: Management requires a method for the comprehensive interpretation of the social and human facts of being and being in the world in which it is immersed, in order to respond to the challenges posed by a continuous process of construction and reconstruction of stories, experiences and personal and social experiences in the organizational field, thus marking a new direction in the way of conceiving knowledge in the managerial field. This work makes a theoretical approach to reflect on phenomenology and hermeneutics as epistemological perspectives for the interpretive-comprehensive production of managerial knowledge. For this, a documentary review is made that allows to describe the management as interpretative construction of the social actors involved, the epistemological foundations of phenomenology and hermeneutics, then compressive interpretativeism is highlighted as a research method and proceeds to characterize the knowledge produced . It is concluded that being management a complex interpretative construction, it is pertinent to adopt the phenomenological-hermeneutic perspective, based on the subjective experience for the description of the phenome that exist, as long as one is aware of its own existence, through the exercise of the Comprehensive interpretive logic, which allows to build knowledge in the managerial field, manifested as dialogical subjective constructions of meanings of temporal historical horizon.
Keywords: Epistemology, phenomenology, hermeneutics, interpretation, management..
1.-INTRODUCCIÓN
La perspectiva epistemológica fenomenológica- hermenéutica, no parte de hipótesis para su verificación; contrariamente, se perfila hacia el descubrimiento de fenómenos, percibidos como tales por la consciencia del sujeto cognoscente, mediante la interpretación y comprensión de la conducta humana, desde el punto de vista de sus versionantes, construyendo significados a partir de las experiencias vividas de los sujetos, que deriva en un conocimiento concebido como el constructo teórico interpretativo que el sujeto da, a través de la observación inicial y descripción de los fenómenos, regido por su subjetividad sobre la base de la historicidad y lingüística.
En vista de su importancia como piso epistemológico en la construcción de conocimiento, se considera adecuada su adopción en el ámbito gerencial, como un medio que favorece el logro de los objetivos tendentes a optimizar el uso de los recursos para la concreción del plan de la organización, requiriendo la toma de decisiones: estratégicas, tácticas y operativas, a través de la comprensión subjetiva de la realidad circundante del ser humano y el mundo en el cual está sumergido, que implica la internalización de los eventos vividos, para la explicación de la conducta humana en torno al mundo real.
Es por ello, que se realiza el presente ensayo, que tiene como objetivo reflexionar sobre la fenomenología y hermenéutica como perspectivas epistemológicas para la producción interpretativa-comprensiva del conocimiento gerencial; para lo cual se procede a describir aspectos relevantes de la gerencia como construcción interpretativa de las ciencias sociales, los fundamentos epistemológicos que sustentan la perspectiva fenomenológica-hermenéutica, el interpretativismo compresivo como método de investigación y finalmente caracterizar el conocimiento gerencial derivado, como significado subjetivo del sujeto y presentar las conclusiones del estudio.
2.- Desarrollo
2.1.La Gerencia como Construcción Interpretativa de las Ciencias Sociales
La evolución del pensamiento gerencial, está determinada por un conjunto de paradigmas que responden a las relaciones de poder propias de cada época, de acuerdo al proceso de construcción de conocimiento en las ciencias sociales, como resultado del devenir histórico. A juicio de (Agazzi, 1985), (citado por De Micheli e Iturralde, 2015), una comprensión histórica de la ciencia, en cuanto a la elaboración del pensamiento humano, no puede prescindir de una toma de conciencia ni de un exámen de las ideas y de los modos de conceptualización que han determinado las estructuras de las teorías científicas en el tiempo.
En la era medieval, el pensamiento escolástico instaurado por la iglesia católica, que intentaba explicar la existencia de lo divino a través de la ciencia, dominó la forma en que el ser humano producía conocimiento. Luego en la era de la modernidad, como bien lo explica (Kiechel, 1994), se suscitó la transformación progresiva del tejido social de Occidente a imagen y semejanza de la institución militar, instaurándose la hegemonía militar, la cual influyó en los modos de organización y por lo tanto, en las relaciones sociales de producción.
Es así como, el pensamiento gerencial de la modernidad se fundamentó en el principio de control, que se lograba mediante la burocratización de las organizaciones, caracterizadas por estructuras piramidales, con tareas operativas rutinarias especializadas, comunicación formalizada, centralización del poder de decisión, que contaban con sujetos pasivos altamente disciplinados; configurando la realidad social de la época, perfectamente explicada a través del discurso científico, cuyos parámetros de la verdad radicaban en las dimensiones espacio, tiempo y masa, que constituían un piso epistemológico y un paradigma dentro del cual se desarrollaba la función gerencial, sentando sus bases filosóficas en los estudios realizados por Taylor, Fayol, Weber, entre otros.
Pues bien, la comprensión e interpretación de los fenómenos sociales, como resultado de las ciencias sociales, radica principalmente en la noción ontoepistémica del sujeto, determinada por la corriente epistemológica a la cual se adhiere, cuya relevancia se encuentra influenciada por las relaciones de poder imperantes y la realidad propia del objeto de estudio, que responde también a las condiciones del entorno. Hay que recordar que tanto Taylor como Fayol buscaban el incremento de la eficiencia para favorecer la rentabilidad de los capitalistas dueños de los medios de producción; por lo tanto, las relaciones sociales de producción que constituyen objeto de estudio de las ciencias sociales, estuvo determinado por el sistema capitalista de la era industrial.
Luego, la era postmoderna, como bien lo señala (Kiechel, 1994), se fundamenta en el poder del conocimiento; no obstante, las relaciones de producción siguen determinadas por la lógica del capitalismo, como pensamiento hegemónico mundial, pues, la naturaleza del poder no ha pasando del dinero al conocimiento; sino por el contrario, se reconoce el conocimiento como factor generador de riqueza. En ese sentido, la gerencia como ciencia social, procura ajustar sus estructuras conceptuales, para encarar los retos que plantea la era post moderna, que se ha destacado por la apropiación del saber por parte de la sociedad, impactando sobre la eficiencia innovadora de las organizaciones, la cual depende de sus relaciones con las variables que afectan su desempeño, en una totalidad compleja de múltiples determinaciones, que representan elementos de un sistema colectivo de creación y uso de conocimientos.
Esto ha generando importantescambios en los modelos organizativos y en las relaciones sociales de producción de la era post industrial, caracterizadas por un progresivo aplanamiento de las estructuras, racionalidad dialógica de la acción, es decir, acciones basadas en nuevos argumentos de validez cargados de inmaterialidad, que constituyen un nuevo piso epistemológico; procesos flexibles, un discurso científico interpretativo, sujetos con autonomía racional, que dentro de la lógica imperante, son capaces de motorizar cambios sustanciales en las organizaciones para dar respuesta a las exigencias del entorno.
Lo anterior, dibuja un nuevo panorama, una nueva realidad social, pues a pesar de la universalidad del concepto de gerencia, que involucra acciones dirigidas al logro de los objetivos organizacionales; son más las diferencias asociadas al alcance y naturaleza del término con dependencias múltiples de factores ocasionales o permanentes, de identidades, organizaciones y fundamentalmente del perfil del gerente, tal como lo señala (Larocca, s.f.); por lo cual, se debe definir el espacio social donde se desarrolla la práctica gerencial a los fines de conceptualizarla. Esto motiva los esfuerzos para la construcción progresiva, reflexiva, crítica y sistémica de un conglomerado de conocimientos válidos dentro de un nuevo discurso científico, que permita a la gerencia obtener la imagen más próxima de la realidad para asegurar la consecución de los objetivos organizacionales y que estos a su vez, se ajusten a las nuevas realidades que día a día se construyen con la participación de los agentes involucrados en la dinámica gerencial.
Entendiendo que la gerencia como actividad humana, está supeditada a las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales que se fijan en un momento histórico determinado, resulta inútil pretender determinar el comportamiento organizacional mediante estructuras rígidas de control y el establecimiento de la comunicación formal como único medio de interrelación entre los distintos factores organizacionales. Por el contrario, se debe avanzar en el camino hacia la interpretación de los hechos que configuran la realidad gerencial.
Se exige entonces, en el gerente contemporáneo, la puesta en práctica de habilidades que le permitan el desarrollo del trabajo en equipos multidisciplinarios, abiertos a la participación en la previsión y evaluación de distintos escenarios para la toma de decisiones, en ambientes altamente complejos e inestables, con apoyo en las tecnologías de la información; que involucra, además de ofrecer la seguridad razonable sobre el manejo de la estructura conceptual propia del ejercicio de las funciones de cada una de las personas que conforman la organización, el establecimiento de una cultura tecnológica sustentada en sistemas de comunicación interconectados, reconociendo, tal como lo señala (Contreras y Crespo, 2005), que el factor clave para el éxito o fracaso de una gestión se ubica en la gente.
El compromiso social con el cual debe asumirse la gerencia en la era contemporánea, exige, según (Romero, 2006), una reflexión crítica sobre el carácter meramente instrumental en la dirección de las organizaciones y la revalorización de la epistemología, para lograr construir nuevos conocimientos que contribuyan en mayor medida, al mejoramiento de la calidad de vida de los seres humanos desde la función gerencial; entendiendo la acción gerencial como un hecho histórico, social y político, que requiere de la epistemología crítica-reflexiva para la renovación de su estructura teórica-práctica.
En la actualidad, la gerencia representa un proceso complejo que incorpora el conjunto de conocimientos, creatividad, innovación y el desarrollo de enfoques proactivos. Estas exigencias demandan que las organizaciones desarrollen capacidades para el aprendizaje, del mismo modo que la realización de innovaciones en productos y procesos organizacionales requiere conocimientos sobre las necesidades de los consumidores, competidores, avances científicos y tecnológicos. Por tal motivo, es importante para la acción gerencial, identificar y analizar el conocimiento disponible y requerido, así como planificar y controlar las acciones para generar activos de conocimientos que permitan alcanzar objetivos organizacionales, dentro de un plan estratégico debidamente concebido.
A juicio de (Gerstein, 1996), las organizaciones necesitan de un pensamiento estratégico fundamentado en la visión del negocio, que configura un contexto para situar una estrategia, con una perspectiva de afuera hacia adentro, lo cual alude al carácter externalista en las ciencias sociales, que obliga a considerar el entorno: satisfacción del cliente, necesidades satisfechas, entre otras, para realimentar la estructura interna del conocimiento gerencial. Según (Puga, 2009), ante una realidad que cambia continuamente y que presenta nuevos problemas para ser estudiados, explicados o resueltos, las ciencias sociales requieren renovar continuamente sus conceptos y actualizar sus objetos de estudio, para responder a las exigencias de una sociedad
2.2.- Fundamentos Epistemológicos de la Perspectiva Fenomenológica-Hermenéutica
En virtud de la importancia que reviste la reflexión sobre los fundamentos epistemológicos que sustentan la concepción y práctica gerencial para la renovación y/o reconstrucción de sus estructuras teóricas internas, que permita dar respuestas a las demandas de las condiciones complejas exhibidas por la era post-moderna; se procede a describir los fundamentos epistemológicos de la perspectiva fenomenológica- hermenéutica, para dilucidar otros caminos que conducen a la construcción interpretativa de conocimientos gerenciales.
La epistemología, según (Morales, 2011), se presenta como un discurso necesario, pues su labor es la de dar fundamento y legitimidad al conocimiento, mucho más allá de lo metodológico. Se requieren, ciertas conjeturas y argumentaciones, que reivindican el término episteme, proveniente del griego, cuyo significado alude al conocimiento fundamentado. En ese sentido, (Damiani, 1997), (citado por Morales, 2011), advierte:
Toda definición y caracterización de la actividad científica, como forma particular de conocimiento, supone una imagen, una teoría de la ciencia, una epistemología que trata de explicar la naturaleza, la diversidad, los orígenes y las limitaciones del conocimiento científico. El significado de una ciencia, de una teoría, de un método, de una investigación, no se comprende si no se esclarece el fondo epistemológico sobre el cual se sustenta; el conocimiento científico no tienen fundamento en sí mismo, depende de otro discurso que lo legitima. (p. 27)
De la epistemología se derivan las teorías o concepciones donde se generan las estrategias para la búsqueda de conocimiento, esta legitima el conocimiento a través de un paradigma, un episteme o una teoría. La matriz epistémica, representa un sistema de ideas que dan origen a un paradigma científico, de las cuales se derivan los métodos para investigar; entonces se hace necesario formar al investigador desde la concepción epistémica, para que este tenga una posición clara sobre la concepción que lo guiará en su proceso de investigación y posteriormente definir una metodología que de legitimidad y validez al conocimiento producido.
Siendo así, en el marco del desarrollo de la actividad científica, emergen nuevas racionalidades y pisos epistémicos sobre los cuales se justifican saberes científicos, entre estos figuran: la fenomenología y hermenéutica. Al explorar los caminos de la fenomenología, se tiene que sus orígenes están en la palabra griega “fenomenon”, que significa “mostrarse a sí misma”, poner en la luz o manifestar algo que puede volverse visible en sí mismo. Su principal representante es Edmund Husserl, con su fenomenología trascendental o descriptiva; posteriormente, Martín Heidegger, Hans-Georg Gadamer, entre otros. Ellos, han reinterpretando la fenomenología e invitan a recorrer el camino de las tradiciones de la fenomenología y de la hermenéutica-interpretativa.
Según (Barbera e Inciarte, 2012), se está en presencia de dos visiones: la fenomenología descriptiva y la hermenéuticainterpretativa, estaúltimavisión, productodelgiro hermenéutico de la fenomenología iniciado con Heidegger y continuado y recreado por Gadamer. Para los trascendentales- descriptivos, el estudio de la fenomenología se centra en la epistemología, que se evidencia en la interrogante: ¿cómo conocemos?; pero, para los hermenéuticos – interpretativos, el centro de la fenomenología está en la ontología, es decir, en el ser o ¿cómo es el ser?
Para Heidegger, (citado por Rosales, 2009), la filosofía es posible como saber diverso de las ciencias sólo gracias a que el ser es diferente del ente. Por ello, expresa ser y tiempo: diferenciar al ser del ente y explicitar al ser, es la tarea de la ontología. Lo que sigue, es un intento de exponer la procedencia y las diversas formulaciones del concepto de diferencia ontológica a través de la obra de Heidegger.
De lo dicho, (Barbera e Inciarte, 2012), afirman, que la tradición fenomenológica husserliana es epistemológica y se focaliza en el regreso a la intuición reflexiva para describir la experiencia vivida, tal como se constituye en la conciencia. Es una constante búsqueda epistemológica y un compromiso con la descripción y clarificación de la estructura esencial del mundo vivido, de la experiencia consciente. De allí que, la tradición husserliana, es un enfoque descriptivo que plantea volver a captar la esencia de la conciencia en sí misma, cuya génesis no es la teoría ni la historia, sino la descripción de la presencia del hombre en el mundo y la presencia del mundo para el hombre. Lo anterior, revela, que el fenómeno es observado desde adentro del sujeto de estudio, quien busca la esencia en su conciencia, es la vuelta al mundo vivido para indagar el significado del fenómeno. A esta postura se le asocia con lo inductivo, lo holístico, lo subjetivo, lo creíble, la intuición, lo intangible (los sentimientos).
Asimismo, el lenguaje fenomenológico, expresado en la obra de (Husserl, 1991), (citado por Barbera e Inciarte, 2012), es descriptivo y su propósito es hacer evidente la experiencia original por medio de la intuición. La evidencia del fenómeno o de la experiencia vivida, se constituye mediante la percepción directa o intuición clara, es decir, tal como se supusieron o vieron su significado en la conciencia. Pues, para Husserl los procesos yacen en el fondo de la conciencia del sujeto conocedor, o en el “yo”, en el que hay un reflejo de sí mismo. En este sentido, el interés de la fenomenología husserliana, tal como se ha señalado, es epistemológico y se centra en dar respuesta a: ¿qué se conoce como persona, fenómeno o cosa?, estudia la experiencia para revelar la conciencia por medio de la reducción fenomenológica.
La fenomenología, es vista como una corriente que aporta la experiencia subjetiva de los hechos, tal como se perciben, por lo tanto, la investigación fenomenológica le asigna un papel principal a la experiencia subjetiva, como fuente y base para alcanzar el conocimiento de la cosa (Barbera e Inciarte, 2012). Por su parte, (Colomer, 1990), (citado por Morales, 2011), advierte sobre el significado de la fenomenología y aduce al aspecto metodológico:
La fenomenología (del griego φαινόμενον= lo que se muestra) es un método que consiste en describir lo inmediatamente dado en la conciencia... Su única norma consiste en dejar que las cosas mismas se hagan patentes a la mirada intuitiva y reveladora, pero al mismo tiempo humilde y reverencial del filósofo. De ahí que el ethos del fenomenólogo se caracterice por una renuncia apasionada a toda violencia de interpretación y a todo presupuesto previo. Su ideal no es construir un sistema, sino acercarse a las cosas con una confianza profunda, para escuchar de sus propios labios la palabra esencial que le revela que ellas mismas son en sí mismas. (p. 356)
Por ende, el fenomenológico busca interpretar la realidad, desde el significado de las experiencias vividas. La realidad, para la fenomenología, según (Morales, 2011), es la cosa en tanto que cosa es el objeto de características materiales; es decir, sobresale el carácter materialista (fisicalista), como punto clave de la objetividad. En tal sentido, (Zubiri, 1998, p.191), (citado por Morales, 2011), expresa un pensamiento interesante al respecto: “realidad es el carácter formal -la formalidad- según el cual lo aprehendido es algo en propio, algo de suyo. Y saber es aprehender algo según esta formalidad.” Basado en este planteamiento del hombre como ser de realidades, Zubiri describe el factum, la temporalidad, el acontecer mediante la denominada inteligencia sentiente, pero la clave del asunto, está en la llamada actualidad como formalidad permanente, es decir, el darse cuenta, la conciencia; siendo esto la aprehensión de la realidad, es decir, el conocimiento. (Morales, 2011)
Desde esta perspectiva, es posible comprender la fenomenología como un método para acercarnos, con el conocimiento, a la realidad. Ello implicaría un eje transversal, al cual se unirán Heidegger y Gadamer, denominado la intencionalidad, generando un marco epistémico de acceso a la misma. De este modo, resulta conveniente ahondar en el término fenómeno, que representa el objeto de estudio de la fenomenología. (Zubiri, 2009), (citado por Morales, 2011), señala que:
…Fenómeno es para Husserl, lo que es manifiesto en tanto en cuanto es manifiesto... En su virtud, todo fenómeno envuelve necesariamente a aquel ante quien es fenómeno; todo manifestarse es necesariamente manifestarse a alguien. Correlativamente, todo fenómeno todo cogitatum, lo estan sólo según los modos del cogitante y de su cogitación. Esta cogitación es lo que llama Husserl conciencia... Toda conciencia es conciencia de algo, y este algo es el fenómeno que se da en aquella conciencia. (p.196)
Es decir, el fenómeno es todo aquello que se revela ante la mirada del sujeto, es el resultado de su proceso creativo, subjetivo, que se construye colectivamente, sobre la base de las experiencias vividas, por lo tanto, se manifiesta de maneras múltiples e inesperadas, circunstanciales al sujeto y a los hechos que impactan su percepción de las cosas, este trasciende los prejuicios, las teorías preconcebidas. Por tal razón, resulta importante definir la razón de ser de la fenomenología, asumiéndola como corriente de pensamiento que permite al sujeto acercarse a la realidad del fenómeno de estudio; que existe, en tanto este es consciente de su existencia, reconociendo la subjetividad que rige la construcción del conocimiento fenomenológico.
Otra visión sobre la fenomenología, es la ofrecida por (Heidegger, 2005), (citado por Barbera e Inciarte, 2012), para él su principal tarea fue enseñar el arte de pensar. Tradicionalmente se entiende el pensar como un simple relacionar, es decir, poner una cosa en determinada relación y sobre la base de esta relación se hace una afirmación que es denominada juicio. No obstante, este autor presenta una nueva e innovadora dimensión del pensar; significa mostrar y hacer que algo se muestre, se haga presente.
Este pensar implica centrarse en la cosa desde el comienzo y desde los orígenes, evolucionando hacia la dimensión ontológica y el esclarecimiento con medios fenomenológicos del fenómeno histórico, y la historicidad de la forma de pensar del ser y de sus propios conceptos. Es así como, la fenomenología hermenéutica, se constituye en una metodología filosófica que pretende descubrir el significado del ser o existencia de los seres humanos (fenómenos), por medio de la descripción y comprensión de sus vivencias o cotidianidad, ya que esta cotidianidad [Alltaglichkeit] constituye la forma, o modo corriente y ordinario como el “Dasein” se vive a sí mismo. (Heidegger, 2005), (citado por Barbera e Inciarte, 2012).
El propósito de la fenomenología hermenéutica expuesto por (Heidegger, 1989), (citado por Barbera e Inciarte, 2012), es apropiarse del significado ya implícito en la experiencia vivida, mediante un proceso de pensamiento orientado por la destrucción y construcción, hasta lograr interpretarlo como su verdad; esto es, revelar los fenómenos ocultos y, en particular, sus significados. La tarea fenomenológica se fundamenta en la destrucción, lo que implica mirar más allá del significado cotidiano y normal de la vida, para ver el significado más grande en el ser: La existencia del ser en el hacer.
Bajo esta perspectiva, la fenomenología hermenéutica se constituye en un método para interpretar el mundo, reconociendo que el interpretar es inherente al ser, que consiste en describir lo inmediatamente dado en la conciencia, “lo que se muestra”, sin partir del diseño de una teoría, sino del mundo conocido, del cual se hace un análisis descriptivo en base a las experiencias compartidas, que son útiles para su interpretación, haciendo uso de la historicidad de los hechos y la lingüística. En ese sentido, esta busca comprender la forma en que la gente experimenta su mundo.
Esta visión es complementada por los aportes de (Gadamer, 1998), (citado por Barbera e Inciarte, 2012), quien enunció la fenomenología hermenéutica en el contexto de la temporalidad y en el de la historicidad de la existencia humana. La hermenéutica gadameriana, se satisface en la infinitud del saber y en la mediación pensante de la tradición con el presente, hasta alcanzar la fusión de horizontes; ya que la fusión de horizontes tiene lugar en la comprensión y esta ocurre en forma lingüística, pues la comprensión se da mediante el diálogo, la conversación que subyace a su vez, a la pregunta como momento hermenéutico.
Por ello, tanto la fenomenología como la hermenéutica, están fundamentadas en lo que (Gayou, 2003), (citado por Morales, 2011), ha referido como lógica comprensiva, definida como alternativa estructural del pensar diferente. En este particular, llama la atención el uso del término comprensión; pues, la perspectiva del investigador, es el punto clave en el desarrollo de la hermenéutica, quien utiliza el lenguaje como el medio para interpretar el mundo, las vivencias y cotidianidad en la que interactúan los seres humanos. Comprender significa, entonces, la manera fundamental de la gente existir en el mundo y se origina en la experiencia lingüística, facilitando la función de la hermenéutica en cuanto al estudio del ser, en el mundo histórico, social y cultural que lo contiene, lo cual se evidencia, en la tarea hermenéutica de interpretar textos o hipertextos, atendiendo a la intención del autor, al contexto y al sistema de significación.
Lo anterior, revela, que el paradigma interpretativo que acoge ambos enfoques metodológicos: fenomenología- hermenéutica es holístico, naturalista, humanista, etnográfico, se basa en la credibilidad y transferibilidad, se sumerge en inducir la transformación local y sus descubrimientos sólo son transferibles en contextos o escenarios semejantes.
2.3.- El Interpretativismo Compresivo como Método de Investigación Fenomenológica- Hermenéutica
El mundo de la vida, el “ser ahí” (Dasein), tal como diría (Heidegger, 1996), (citado por Barbera e Inciarte, 2012), reclama una nueva forma para ser investigado; un cristal que oriente su mirada hacia la cosa misma. De allí, la necesidad de emplear un tratamiento metodológico más personal, intersubjetivo, que favorezca la emergencia de sentido del foco de estudio, a partir de la manifestación de los significados del ser, y que el ser (sujeto cognoscente), descubra lo oculto e integre la unidad de sentido.
Para (Heidegger, 2006), (citado por Barbera e Inciarte, 2012), la fenomenología es un método y no una concepción del mundo o doctrina filosófica, mucho menos ciencia de las esencias. Esta concepción metodológica, queda expresada en la máxima enunciada por Husserl “ir a las cosas mismas”. En este sentido, (Heidegger, 2006) afirma:
Aquello por lo que se orienta en todo momento la investigación efectiva, lo que en todo momento sirve de hilo conductor de los pasos que verdaderamente va dando, eso es el principio de la investigación. No encierra ningún resultado, ninguna tesis, ningún dogma extraído del contenido del conocimiento de la investigación; lo que en el principio de la investigación se encuentra es la dirección que orienta la búsqueda. (p. 130)
Es así como, reconociendo el objeto de la fenomenología a través de sus diferentes corrientes, para Husserl: conocer la cosa misma, para Heidegger: comprender el ser y luego el mundo que contiene el ser, para Gadamer: comprender el mundo y el ser, sobre la base lingüística y la base histórica; se infiere, que todas confluyen en sus procesos de investigación, en dar significado al fenómeno a través de la lingüística del discurso, conocer el ser (ontología) y el mundo en que está sumergido, y mediante la existencialidad, tratar de que el ser se sumerja en el mundo para comprender el mundo y a si mismo, aludiendo al empleo de técnicas de investigación flexibles, que permitan captar las interpretaciones sobre el fenómeno, las cuales corresponden a la particularidad del caso analizado y dependen del contexto concreto y de las relaciones establecidas entre el investigador y los informantes, es decir, el conocimiento socialmente construido sobre el fenómeno, es subjetivo e intersubjetivo, es el resultado de múltiples interacciones.
Por ello, la perspectiva fenomenológica-hermenéutica adopta el enfoque interpretativo, según (Barbera e Inciarte, 2012), por una variedad de posiciones y autores que buscan “razones”, no causas, como tradicionalmente han ofrecido la tradición filosófica naturalista, o la ciencia clásica. Las “razones” son las consideraciones de pensamiento, emociones o lógicas, que pueden llevar a una persona a querer hacer algo, esto no es más que las motivaciones. Lo más relevante y característico del interpretativismo, son los significados de la conducta humana, la cual tiene carácter de signo. En este sentido, el enfoque interpretativo propone la comprensión de la acción humana mediante la interpretación de esas motivaciones.
De allí, la importancia metodológica de la fenomenología y la hermenéutica, según (Morse, 2003), (citado por Barbera e Inciarte, 2012), estas representan enfoques adecuados dentro de la investigación cualitativa, centrados en las experiencias vividas, comportamientos, sentimientos, funcionamiento organizacional, entre otros. No obstante, según (Morales, 2011), muchos han advertido, desde el punto de vista metodológico, un aspecto muy reducido del método hermenéutico, otros, la fenomenología como filosofía. Sospechando ciertas consideraciones irregulares en su uso pragmático cuando de discurso científico se trata. En todo caso, según (Ángel, 2011), la metodología propuesta en la fenomenología no consiste en una descripción instrumental ni es un algoritmo rígido, sino más bien en unos principios metodológicos y unos puntos que deben considerarse en la investigación.
No obstante, (Morales, 2011), advierte, que, metodológicamente, hay coincidencia entre los planteamientos de Husserl y, fundamentalmente, en los llamados metodólogos, pues el trazado husserliano, está determinado por la reducción o epojé, epokhé ( v ); cuyo significado, en el sentido del autor, no es quitar o recortar, sino a su juicio, concentrar. Por ello, habla de una suspensión de juicio, no de un recorte de la realidad, como advertiría (Zubiri, 2009), (citado por Morales, 2011), es como pasar de la cosidad a la realidad, es decir, advertir la esencia y encontrarle sentido. Lo anterior, alude a las maneras adoptadas por el investigador para abordar el fenómeno de estudio. De acuerdo a (Heymann, 2009):
El fenómeno representa los escorzos, los perfiles plurales en los cuales se dan tanto nuestras percepciones como nuestro pensamiento. El eidos, en cambio, es la unidad que se esboza en estos múltiples encuentros, y que a su vez sirve de referencia para la percepción de lo nuevo que se presenta, lo que Husserl llama la Auffassung, esto es, el punto de vista idealmente unitario a la luz del cual acogemos fenómenos múltiples… (p. 41)
En tal sentido, las características especiales de la investigación interpretativa exigen unos criterios diferentes para valorar la confianza que merece la investigación. Esta se propone demostrar que merece credibilidad hacia el proceso que ponen en marcha y hacia los resultados que dicho proceso genera, lo cual se logra a través del diálogo, procurando el consenso sobre la comprensión del fenómeno y su impacto, pues en la actividad investigativa, que acoge la perspectiva epistemológica fenomenológica-hermenéutica, todos estos esfuerzos se justifican en razón del propio proceso de experiencia subjetiva para alcanzar la verdad, que conlleva la interpretación de la realidad que haga el ser, enmarcado en la temporalidad. Por ello, se hace necesario profundizar en el término de la verdad como el resultado de múltiples interacciones de los sujetos que construyen socialmente una realidad intersubjetiva.
La verdad, según (Colomer, 1990), (citado por Morales, 2011), no reside en el juicio sino en sí misma y la evidencia no es un sentimiento añadido al juicio por azar o por necesidad psíquica; sino la verdadera experiencia de la verdad. La evidencia es el percatarse de la coincidencia entre la significación y el significado, de la perfecta correspondencia entre la afirmación y el hecho y, por ello, la realización definitiva de la intención. Donde hay evidencia, el objeto es intentado, tal como es dado.
Por lo cual, tal como lo señala (Morales, 2011), se gesta un pensamiento de raíces profundamente ontológicas, pues la formalidad, así como la actualidad de la cosa en la formalidad, es develar la verdad de la cosa (aletheia), hacerla real patente. Además el camino es la intencionalidad, donde la conciencia siempre es: conciencia de (...). En tal sentido, para Husserl, el fenómeno no se impone, es la manifestación de la cosa formalizada en la conciencia, al darse cuenta; evidenciándose en la fenomenología la primacía ontológica.
Esto es el mundo. Lo epifánico del fenómeno es manifestar el mundo, la conciencia es conciencia del mundo, dado inmediatamente a la conciencia como esencia y advertido por el sujeto (qualia). Haciendo necesario un paso posterior, lo inmediatamente manifiesto en la conciencia, mediante la fenomenología, y hecho suyo, de sí, por el sujeto cómo es manifiesto; el siguiente paso es la hermenéutica como proceso conjunto y, si se quiere, consecuente a la fenomenología. (Morales, 2011). Es así como la hermenéutica, refiere el proceso interpretativo del sujeto en su proceso de conocer, según (Carr y Kemmis, 1988), (citados por Parra, 2005), puede que la expresión más clara del punto de vista interpretativo sea la famosa definición de sociología dada por Max Weber:
La sociología... es una ciencia que intenta el entendimiento interpretativo de la acción social... En ‘acción’ se incluye cualquier comportamiento humano en tanto que el individuo actuante le confiere un significado subjetivo. En este sentido, la acción puede ser manifiesta o puramente interior o subjetiva; puede consistir en la intervención positiva en una situación, o en la abstención deliberada de tal intervención o en el consentimiento pasivo a tal situación. La acción es social en la medida en que, en virtud del significado subjetivo que le atribuye el individuo actuante (o los individuos), tiene en cuenta el comportamiento de otros y orienta su dirección en consecuencia. (p. 10)
Destacándose en la metodología interpretativa que despliega el sujeto en su función de conocer, tanto en su relación consigo mismo y con su entorno, la importancia del permanente intercambio con los actores sociales, que da origen a formas interpretativas de cómo comprenden los sujetos su realidad. Considerando la condición humana del hecho interpretativo; en razón de lo cual (Moreno, 2007), (citado por Morales, 2011), advierte de la trascendencia de la hermenéutica como existenciario:
La interpretación pasa a ser, así, un componente de la estructura existencial humana -un existenciario- de modo que, entra de por sí en las notas definitorias del ser humano en cuanto habita el mundo, del Dasein. Interpretar no es algo que el hombre puede hacer o dejar de hacer a voluntad sino algo que lo constituye en su situación y lo que, por ende, no puede prescindir pues se le impone sin que caiga bajo su control. Conocer humanamente es interpretar, o lo que es lo mismo, el conocimiento es estructuralmente interpretación. Así, cuando un hombre se niega a interpretar, está interpretando. (p. 23)
Más aún, (Moreno, 2007), (citado por Morales, 2011), nuevamente da un paso más profundo hacia la definición del término interpretación, que comprende su objetivación; estableciendo que “la interpretación debe ser comprensiva”. Por lo cual, esboza una distinción fundamental en cuanto a la fusión de horizontes: el del intérprete y de la realidad interpretada, al afirmar que puesto en marcha el proceso de interpretación-comprensión, de forma simultánea en interacción, el intérprete tiende a integrar la realidad comprendida en el sistema de relaciones de significados que constituye su temporalidad más concreta, en el que esa realidad adquiere su significado actual.
De esta definición sobre la interpretación comprensiva, se puede dilucidar la significación más didáctica pedagógica, al referenciar el entorno hermenéutico como asunto de claridad para la comprensión misma, y no un acto metodológico. Se insiste, para ello, en el planteamiento de (Gadamer, 1988), (citado por Morales, 2011), quien señala que comprender no es una forma originaria del estar ahí, del ser en el mundo, sino más bien, es el modo de ser ahí en cuanto a que es poder ser. Según, (Dilthey, s.f.), (citado por Parra, 2005), el poder para la comprensión o el entendimiento [Verstehen], se refiere a la necesaria actividad combinada de todos los poderes mentales de la aprehensión: la inteligencia, la voluntad y de los sentimientos. La comprensión no es, por lo tanto, sólo un acto del pensamiento; es la transposición y vuelta a experimentar el mundo tal como otra persona lo enfrenta en una experiencia de vida.
El sentido propio de la comprensión (o entendimiento) siempre se halla en un contexto de horizonte que se extiende hacia el pasado y el futuro. La historicidad y la temporalidad son dimensiones inherentes e inevitables de toda comprensión. Tal como lo expresa (Heidegger, 2006), (citado por Rosales, 2009), el fundamento último de la comprensión del ser es la temporalidad. Esta, en su estructura extático-horizontal, es la condición de posibilidad tanto del comprender, como del horizonte de ser que ella proyecta, es decir, es la forma originaria de la libertad. Llegando a declarar, que el origen y la sede de la verdad residen en el comprender.
De este modo, se vuelve a distanciar de quienes intentan reducir la fenomenología hermenéutica al elemento metodológico. En ese sentido, (Morales, 2011), se replantea y aclara nuevamente el término realidad. Del latín realitas y de res, cosa. Por lo cual, la realidad es la cosa que se muestra, si se quiere en el marco de la fenomenología, que se muestra a sí misma siendo intuida inmediatamente a la conciencia. Otro aspecto importante a considerar, es la actitud comprensiva, sin olvidar la siempre postura de interpelación filosófica desde el por qué, de dónde, el hacia... la asunción del asombro y la admiración de los fenómenos. Esta no limita la hermenéutica a un aspecto procedimental, sino a una actitud dialogal permanente.
Tal como lo señala (Gadamer, 1998b, p.16), (citado por Barbera e Inciarte, 2012), “la palabra habita entre los hombres”, y se manifiesta de diversas formas de aparición en las que es, lo que ella es; por lo tanto, en la palabra acontece la verdad, tiene una existencia fiable y duradera. Del mismo modo, considera que la palabra está vinculada al uso lingüístico, el cual otorga significado colectivo a las palabras e implica una relación social; lo que muestra su visión que se basa en la interpretación de la cultura por medio de la palabra, esto es, mediante la escritura, la lectura y el diálogo. De esta forma, cada ciencia puede hacerse de un método.
Vale la pena destacar, los señalamientos de (Barbera e Inciarte, 2012), quienes declaran que la intención primera de la fenomenología está en revelar, descubrir el significado de la experiencia humana; pero esta intención se puede abordar y analizar de manera independiente o en conjunto con la hermenéutica; el criterio de selección depende del investigador quien decide estudiar el fenómeno, bien sea, basado en la perspectiva de la escuela husserliana de la fenomenología descriptiva, trascendental o eidética; o bien, orientado por la escuela heideggeriana o gadameriana, desde las cuales se reinterpreta la fenomenología como hermenéutica interpretativa, basada en la historicidad y lingüisticidad del ser.
2.4.- La Producción del Conocimiento Gerencial con Significado Subjetivo, desde la Perspectiva Fenomenológica-Hermenéutica
La perspectiva epistemológica fenomenológica- hermenéutica representa un intento para dilucidar aspectos de la realidad, que conduce a la reflexión epistemológica necesaria para la construcción subjetiva de teorías gerenciales fundamentadas en la realidad de la cual el sujeto es consiente, reconociéndose a sí mismo y al contexto histórico vivencial en el cual se encuentra sumergido. Bajo este enfoque, atendiendo al concepto de ciencia, señalado por (Morales, 2011), quien expresa, que la ciencia es ulterior; se inicia el proceso de teorización, generando conocimiento (ciencia) y, en muchos casos, filosofía; una vez finalizado el análisis de los datos o evidencias fenomenológicas.
La relevancia del uso y empleo en la investigación científica en el campo gerencial, de los términos: teoría, fenomenología y hermenéutica, radica en que estos requieren permanentemente una actitud filosófica de interpelación y aclaratoria; son términos en movilidad paradigmática permanente y ello conduce a una reflexión epistemológica mediante la cual esbozar razones. El teorizar es el aspecto resaltante de la toda investigación, incluyendo la fenomenológica-hermenéutica, ya que es el momento en el cual se realiza el acto científico, el hacer ciencia y el generar conocimiento.
Según (Strauss y Corbin, 2002), (citados por Barberae Inciarte, 2012), la lógica natural de la fenomenología y la hermenéutica se orienta hacia el descubrir conceptos y, relaciones en los datos brutos, con el fin último de organizarlos en esquemas explicativos teóricos, por medio de procedimientos no cuantitativos. No obstante, (Corona y Kovac, 2016), afirman que la perspectiva fenomenológica hermenéutica no trata de establecer leyes o teorías sino de construir significados.
El enfoque epistemológico fenomenológico- hermenéutico, lleva a conocer parte de la vida de los participantes de la investigación, así como su propio mundo, relacionados con el fenómeno de estudio; es decir, su punto de partida es la vida de las personas, enfocándose en cómo las experiencias, significados, emociones y situaciones del individuo en estudio son percibidos, aprendidos y concebidos. (Corona y Kovac, 2016)
Es por ello, que el interés del enfoque interpretativo adoptado en la perspectiva fenomenológica-hermenéutica, tal como lo señala (Barbera e Inciarte, 2012), gira en torno a la comprensión e interpretación de la realidad de la vida social, donde se inscriben tendencias teóricas contemporáneas, como por ejemplo: la fenomenología, hermenéutica, interaccionismo simbólico, cibernética, acción comunicativa, contruccionismo, lingüística y complejidad. Por otro lado, se apoya en la tradición aristotélica que rescata las explicaciones físico-cualitativas, la explicación teleológica o causa final; con el fin de comprender cómo ocurren o se dan los fenómenos. Para llegar a la comprensión, (Gadamer, 1998b), (citado por Barbera e Inciarte, 2012), plantea la estructura esencial de la hermenéutica en tres aspectos a saber: i) el diálogo, es el lugar de la verdad, del acontecer o emerger de la cosa misma; ii) en él, es la cosa misma, la que se erige en sujeto verdadero y; iii) en el diálogo, los interlocutores participan en el acontecer de verdad que se despliega en un proceso infinito. Introduciendo su hermenéutica con una intención filosófica en la que se interpela al conjunto de la experiencia humana del mundo y de la praxis vital.
Se basa en la “la palabra diciente”, esta no consiste en una simple construcción fónica, sino que el decir dice algo y lo dicho está ahí, presente. En este sentido, la palabra es diciente, en la medida en que los análisis del lenguaje están pensados fenomenológicamente, como un proceso de descubrir y comprender significados a partir de tres momentos que orientan el caminar gadameriano: la comprensión, interpretación y aplicación. Tal como lo señala (López, s.f.), (citado por Morales, 2011), en la hermenéutica de Gadamer destaca los siguientes aspectos: La experiencia del comprender es irreductible del método de pensamiento científico moderno, que busca un saber exacto y objetivo, fruto de la investigación de un objeto por un sujeto neutral, es decir, ajeno a cualquier experiencia existencial.
De lo anterior, se evidencia que el propósito de la perspectiva epistemológica-hermenéutica es la producción de conocimiento científico, que bajo el enfoque de Husserl pretende crear una filosofía como ciencia rigurosa, que parta de la experiencia pura para describir el fenómeno, mediante una lógica regida por la actitud natural y reducción fenomenológica, para la posterior descripción fenomenológica, mediante una investigación de orientación eidética, quedando la dimensión histórica marginada del quehacer filosófico.
Bajo el enfoque de Heidegger, el conocimiento científico busca en la vida fáctica una experiencia fundamental que emerge de la vida vivida. Se ocupa de explicar los significados contenidos en las experiencias vividas, a través de la lógica de la reducción, desconstrucción y construcción; para lo cual, debe hacerse cargo del fenómeno de la comprensión, como algo más que una forma de conocimiento, enfrentándose al problema de la pregunta por el ser.
Por su parte, bajo el enfoque de Gadamer, el conocimiento que se construye busca comprender la existencia del ser en el mundo a través del lenguaje, mediante la lógica de la comprensión, interpretación y aplicación; desarrollando un proceso lingüístico, infinito y temporal que emplea distintas maneras de comprender al ser. No obstante, piensa al lenguaje en su papel como aquello que media el movimiento ontológico de revelar y ocultar, que constituye el acontecer de la comprensión a lo largo de los encuentros dialógicos humanos.
Pues, tal como lo plantea (Parra, 2005), el comportamiento de los seres humanos, está principalmente constituido por sus acciones, tanto individuales como colectivas y es rasgo característico de las acciones el tener un sentido para quienes las realizan y el convertirse en inteligibles para otros, sólo por referencia al sentido que les atribuye el actor individual. Observar las acciones de una persona, por lo tanto, no se reduce a tomar nota de los movimientos físicos visibles del actor; sino que hace falta una interpretación, por parte del observador, del sentido que el actor confiere a su conducta, siendo el lenguaje la vía para comunicar dicho sentido.
Es precisamente, la interpretación de la realidad, lo que impactará sobre el sentido praxiológico del pensamiento gerencial; relacionado con la praxis humana, mediante el proceso de conocer, actuar y hacer, que alude la actividad creadora del ser humano la que se manifiesta a través de esta dimensión, concretándose en la cotidianidad, mediante acciones, prácticas y conductas de las personas; siendo este aspecto, en el contexto de las organizaciones, el que mayormente está sujeto al análisis, mediante la aplicación de teorías administrativas que impactan directamente sobre el comportamiento de la gente, bien sea a través de acciones consensuadas o autocráticas.
Es por este motivo, que un tipo de comportamiento observable puede, según (Parra, 2005), constituir toda una serie de acciones y, por eso mismo, las acciones no pueden observarse del mismo modo que los objetos naturales. Sólo pueden ser interpretadas por referencia a los motivos del actor, a sus intenciones o propósitos en el momento de llevar a cabo la acción. Identificar correctamente esos motivos e intenciones, es entender el “significado subjetivo” que la acción tiene para el actor. Las acciones, a diferencia del comportamiento de casi todos los objetos, siempre incorporan las interpretaciones del actor, y por ello, sólo pueden ser entendidas cuando nos hacemos cargo de los significados que el actor les asigna; lo cual señala una de las misiones de la ciencia social “interpretativa”, que consiste en descubrir esos significados y, así, hacer inteligible la acción humana.
3. Reflexiones Finales
La perspectiva epistemológica fenomenológica hermenéutica se fundamenta en la experiencia subjetiva como fuente de conocimiento, que conduce a la interpretación de los fenómenos que existen, en la medida en que el sujeto es consiente de su propia existencia y del mundo que lo rodea, mediante el ejercicio de la lógica interpretativa comprensiva en su actividad reflexiva sobre la vida humana, vivencidada por el propio sujeto, que busca razones o motivaciones para la comprensión de los hechos; siendo la hermenéutica el proceso interpretativo del sujeto en su función de conocer, que considera los intercambios humanos como generadores de otras formas interpretativas.
El sujeto cognoscente, asume la dimensión ontológica, que busca descubrir el significado del ser, a través de la comprensión de su cotidianidad, que le permite la internalización de los significados que se construyen en un contexto de horizonte histórico temporal; es decir, apropiándose del significado implícito en las experiencias vividas, mediante la desconstrucción y construcción permanente de significados.
He aquí el sentido de la temporalidad del conocimiento que se genera, fundamentado en procesos dialógicos que se apoya en la historicidad y la lingüística, para otorgar significado a la realidad que percibe como verdad, siendo importante la actitud comprensiva del sujeto que lo lleva a cuestionar al ser y al mundo en el cual está sumergido; sobre la base del diálogo permanente que permite, por un lado, la construcción de significados, desde la subjetividad del sujeto participante de la realidad, y por otro, comunicar dichos significados.
Es así como la perspectiva epistemológica fenomenológica-hermenéutica, se considera adecuada para avanzar de una concepción del pensamiento gerencial, bajo las premisas de lo instrumental, medible y verificable, hacia una nueva perspectiva, que plantea la realidad como construcción subjetiva, para a partir de allí, construir conocimientos gerenciales, que permitan el logro de los objetivos organizacionales, considerando la interpretación dada por los propios agentes involucrados. En este sentido, la gerencia está llamada a experimentar alternativas epistemológicas, donde la crítica, reflexión e interpretación del fenómeno gerencial se haga presente. Desde la perspectiva axiológica, esta va mas allá de la racionalidad instrumental y la estrictamente económica, para apuntar al desarrollo de las personas, permitiendo el logro de una gerencia que de respuestas a los retos de la sociedad post-moderna.
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