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La investigación en la frontera entre la escuela y la comunidad: un cruce entre la antropología y la educación
Ruth Belinda Bustos Córdova
Ruth Belinda Bustos Córdova
La investigación en la frontera entre la escuela y la comunidad: un cruce entre la antropología y la educación
Diálogos sobre educación. Temas actuales en investigación educativa, vol. 7, núm. 13, pp. 1-3, 2016
Universidad de Guadalajara
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Reseñas

La investigación en la frontera entre la escuela y la comunidad: un cruce entre la antropología y la educación

Ruth Belinda Bustos Córdova
Universidad Pedagógica Nacional, México
Diálogos sobre educación. Temas actuales en investigación educativa, vol. 7, núm. 13, pp. 1-3, 2016
Universidad de Guadalajara
Martínez Buenabad Elizabeth. Repensar la educación desde la antropología; sujetos, contextos y procesos. 2014. México. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. 147 pp.

Este libro hace un cruce entre la antropología, la sociología, la pedagogía, la lingüística y la educación, lo que lo convierte en un texto interesante para quien desea leerlo desde uno de los campos en cuestión, o bien, para comprender la realidad educativa en su complejidad a través del lente antropológico. La obra se puede analizar siguiendo las coordenadas que articulan a los tres capítulos presentados como producto de las tesis de doctorado en el CIESAS de las autoras Elizabeth Martínez Buenabad, Claudia Gómez Torres y Leonor Eloína Pastrana.

La primera de las coordenadas tiene que ver con la educación, que se desborda del ámbito áulico y se entrelaza con la comunidad. La segunda se refiere a la implementación de vías metódicas innovadoras en el campo educativo. La tercera tiene que ver con la migración del espacio rural al urbano y la reconfiguración identitaria de los sujetos. La última coordenada, que apenas si se dibuja, se refiere a las relaciones de poder que se gestan al interior y fuera de la escuela.

El capítulo denominado “La historia familiar en coautoría como propuesta de intervención pedagógica para las clases de historia”, de Gómez (2014), muestra una relación interesante entre la pedagogía y la antropología, principalmente respecto a la metodología. Se hace un estudio longitudinal en las clases de historia de una primaria pública en Tlalpan, en la ciudad de México. La investigación sale de la escuela mediante el seguimiento de trayectorias familiares, esto se reveló como un espacio educativo importante en el caso de la historia.

El aporte metodológico de esta investigación es la decisión sobre el papel que jugarían los sujetos de la investigación, la autora propone un ejercicio de producción coautoral –recuperando los aportes de Bertely y Podestá–, donde la autoridad etnográfica ya no reside sólo en el investigador, sino que se comparte con los otros: los alumnos, complementándose la mirada sobre la realidad.

Los hallazgos de la investigación al rastrear las trayectorias se ubicaron en tres procesos: ocupación, migración y escolaridad. En la etapa del informe, la devolución que hace la investigadora le permite diseñar una propuesta de intervención pedagógica a partir de la revisión del currículum, los libros de texto y la incorporación sistemática de la historia familiar.

Con el título “Abordaje antropológico de procesos educativos no escolarizados: curriculum cultural y aprendizajes comunitarios en Santa Clara Coatitla, Ecatepec de Morelos en el Estado de México”, Pastrana (2014) presenta un capítulo donde se muestra cómo los niños, al participar en actividades comunitarias, se apropian de saberes comunitarios poco valorados en la escuela. En esta obra la educación se entiende entonces como un proceso sociocultural, donde quien enseña no necesariamente es un maestro.

Esta investigación se desarrolla en una zona rural cercana al Distrito Federal, que en 1952 inicia un proceso de industrialización, lo que genera que la población que habita este espacio se divida en dos grandes grupos: la población originaria y la migrante. Con este proceso algunas prácticas culturales se mantuvieron y otras se reconfiguraron, por ejemplo, las celebraciones de orden religioso católico. Es en la dimensión religiosa en donde se analizan los alcances formativos del currículum cultural comunitario, identificando las comunidades de práctica, generadoras de aprendizajes socialmente valorados de carácter emocional, corporal y espiritual.

La autora hace una comparación entre los elementos de la escuela formal y las comunidades de prácticas religiosas: entre ellos la estructura jerárquica, roles definidos (enseñante-aprendiente), reconocimiento social, convocatoria formal, inscripciones, asistencia, tiempos definidos, propósitos, contenidos y evaluación.

La comunidad de práctica de tipo religioso también permite construir un sentido de pertenencia como un elemento de ciudadanía, tanto de los originarios como de los migrantes. Respecto a los migrantes, la investigación brinda un aporte interesante en cuanto a las categorías para denominarlos, que va desde los arriquiños (alude al proceso de radicación reciente, en una contracción entre arrimado e inquilino) hasta los engriados, es decir, los adaptados socialmente. Cuando los engriados se incorporan a las actividades religiosas, se reconfigura la identidad cultural con la apertura de fronteras del migrante y del grupo social en el área destino.

Finalmente, el texto de Martínez Buenabad: “Relaciones interétnicas de niños indígenas desde un contexto escolar urbano” muestra las relaciones interétnicas asimétricas y la discriminación de los niños nahuas a los mazatecos, en una escuela intercultural bilingüe ubicada en una zona periférica de la ciudad de Puebla, espacio de recepción de migrantes indígenas. La autora, recuperando las ideas de Giménez, revela cómo la apropiación del territorio para vivir en lo simbólico o material, se convierte en una arena de conflictos entre los mestizos originarios y los indígenas migrantes, entre los indígenas migrantes del interior del estado de Puebla, los nahuas que ya habían llegado, y los recién inmigrados mazatecos de Oaxaca.

La pertenencia territorial se convierte en un estigma; por ejemplo, la discriminación que hacen los nahuas de Puebla de los mazatecos de Oaxaca, que se materializa en expresiones de burla que asocian al indígena oaxaqueño con lo malo y con lo sucio. A partir de ello, la autora resalta una aportación de Stavenhagen respecto a que los conflictos no ocurren por la diversidad de las personas, sino por los significados que se atribuyen a esas diferencias.

Esa disputa verbal y física por el territorio para vivir es observada y participada por los niños, quienes la reproducen en sus ámbitos de socialización, por ejemplo, en la escuela; es en este espacio donde a partir de las prácticas docentes se refuerzan la discriminación y el estigma entre mestizos e indígenas, indígenas e indígenas.

La mirada etnográfica al interior del aula para conocer la diversidad permite entender cómo se tejen las relaciones a partir de la distribución de los sujetos en el espacio áulico, las concepciones de los profesores y las dificultades que enfrentan para identificar las características culturales y lingüísticas, y las necesidades de los niños que atienden.

El texto también cuestiona la victimización que se hace de todos los indígenas en expresiones de sentido común como “son tan buenos, los pobrecitos”, lo que origina desde políticas hasta prácticas paternalistas que poco ayudan al desarrollo de los sujetos. Además, se intenta atribuir una identidad a todos bajo el concepto genérico de “indígenas”, cuando en realidad no existen elementos de cohesión entre los distintos grupos étnicos que les dé sentido de pertenencia.

Asimismo, esta investigación es interesante en cuanto a la vía metodológica, al articular en la etnografía educativa la postura de Erickson con la microetnografía y la etnografía de la comunicación, cuya unidad de análisis se centra en el lenguaje y la interacción de los sujetos en determinadas situaciones en el aula con la postura de Ogbu, donde se buscan las causas de los problemas escolares, como el fracaso escolar, en los contextos extraescolares.

Así pues, éste es un libro que puede ser incluido en la bibliografía básica de la formación de educadores y de investigadores de la antropología de la educación, porque permite ver la escuela desde otro ángulo: en la implicación escuela-comunidad, para tomar decisiones sobre la formación mediante saberes comunitarios, y también por la actualidad de las temáticas que aborda y la metodología innovadora explícita en cada uno de los capítulos.

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