Editorial
Presentación
La educación y la formación son pilares fundamentales para el desarrollo de los individuos y de las sociedades. Ambas son esenciales para su crecimiento y transformación; sin embargo, los desafíos que plantea la sociedad del conocimiento, los cambios sociodemográficos y las necesidades permanentes de adaptarse a circunstancias económicas y sociales en constante cambio, exigen sistemas de educación y formación que preparen a los individuos para estos contextos altamente competitivos y en ocasiones inequitativos.
Ambos procesos se encuentran inmersos en la totalidad de los sistemas de educación, ya sea formal o informal, y en todos los contextos sociales, por lo que su trascendencia exige el diálogo, la discusión y el análisis orientados a la búsqueda y creación de nuevas iniciativas que permitan a los individuos enfrentarse a los retos actuales y del futuro.
Si bien es relevante avanzar en las estrategias puestas en marcha y adoptadas por diferentes organismos e instituciones locales, nacionales e internacionales, como las que se han orientado a la educación y formación en las diferentes etapas educativas, también se hace necesario trabajar en la búsqueda y aplicación de estrategias concretas que impacten las políticas educativas y de formación de investigadores, de tal manera que se avance en las nuevas formas de producción del conocimiento y no en la simple repetición de teorías y métodos que reflejan realidades vividas en contextos ajenos a los propios. Es necesario trabajar, particularmente, en el establecimiento de vías de aprendizaje más flexibles a fin de lograr la calidad, eficiencia y equidad de los sistemas ya desarrollados, así́ como el empleo de nuevas tecnologías de enseñanza y aprendizaje aplicados a estos procesos.
Partimos en este número con el trabajo de María Guadalupe Moreno Bayardo, quien realiza planteamientos interesantes a partir del surgimiento de los posgrados en educación en México y posteriormente se centra en el análisis de los doctorados en educación; reflexiona sobre la influencia que las políticas han tenido en este nivel educativo y cómo éstas han evolucionado; un ejemplo de ello es que los doctorados estaban dirigidos a formar investigadores educativos y ahora se abre la posibilidad de la creación de doctorados en educación con orientación profesional. Esto es considerado como una buena propuesta, ya que de acuerdo con la autora, cada vez más se cierra la posibilidad de generar plazas suficientes para los investigadores que son egresados de los programas de posgrado.
Por su parte, Cristina Palomar Verea problematiza la formación que reciben los estudiantes en el posgrado, el foco para ello es la producción del sujeto. Afirma que los posgrados cada vez están más lejanos de lograr nuevas generaciones de investigadores, debido a que los alumnos no muestran la capacidad para serlo, ya que, por un lado, presentan dificultades en su formación previa y, por otro, cada vez son más los requisitos para el ingreso al posgrado, la permanencia y el egreso, que promueven prácticas de simulación para generar indicadores de eficiencia terminal.
Otra exposición interesante que se presenta en este número es el planteamiento que realiza Emma García Pedroza, quien propone que en el proceso de formación inicial que se ofrece en las escuelas normales se considere la preparación para que el estudiante se dedique a la investigación, esto porque desde hace ya varias décadas en las instituciones de educación superior (IES) se establece como un eje medular el enfoque investigativo. Para sustentar su propuesta realiza una revisión de los planes curriculares de 1985, 1999 y 2012.
Afirma que en los currículos de 1985 y 1999 se considera importante la investigación, sin embargo, su estructura y contenidos no permitían el desarrollo de estas habilidades, a diferencia del currículo de 2012 que sí presenta las posibilidades, ya que, aplicado correctamente, los estudiantes de las escuelas normales pueden lograr un perfil de investigador.
Respecto a la formación continua de profesores, Ana Cecilia Valencia Aguirre se cuestiona si son formativos los cursos de capacitación continua. Este documento es producto de una investigación realizada con directores y docentes de escuelas primarias, a partir del acercamiento con los sujetos de estudio. La autora concluye que ambos actores educativos consideran la formación continua necesaria e imprescindible, pero que uno de los grandes problemas es la asimetría entre la teoría y la práctica. Sugiere que las propuestas de formación continua partan de situaciones más apegadas a las problemáticas escolares, que se trabajen estudios de caso y situaciones que se puedan transferir a la práctica y les permita visualizar modelos que viabilicen la transferencia del saber. Se consideran algunas experiencias y propuestas para la formación de profesores, tal es el caso del texto de María Cristina López de la Madrid, quien describe una experiencia de formación docente en el uso de las TIC a través de un proceso de investigación-acción. La autora hace énfasis en que algunos docentes eluden la integración de la tecnología en su práctica y muchas veces porque desconocen el uso y aplicación que pueden hacer de ella, por lo que sugiere hacer una incorporación en la formación de los profesores de educación media superior del uso adecuado de las TIC, a fin de que les permita utilizarlas para generar contenidos dinámicos y atrayentes para los alumnos, con la intención de facilitar el aprendizaje.
En este mismo sentido, María Enriqueta Ponce Ponce propone la autogestión para el aprendizaje en estudiantes de ambientes mediados por la tecnología. La autogestión es definida como una competencia extra, una herramienta que de ser aprendida puede ayudar al alumno a generar o complementar otras competencias relacionadas con la cuestión crítica, el análisis, etc., por lo que es una tarea que las instituciones educativas deben considerar para consolidar su apuesta por modelos constructivistas centrados en el estudiante.
Asimismo, Juan Elías Campos García realiza una propuesta de formación para la vida, a partir de la pedagogía corporal. Afirma que la pedagogía del cuerpo podría llegar a ser una forma de humanización de los individuos; parte del argumento de que cuando el individuo logra reconocerse a sí mismo, se reconoce como humano y a partir de esto será capaz de reconocer a los demás, lo cual es el camino para una pedagogía de vida.
Para fortalecer la educación y la formación, Juan Martín López Calva recupera las aportaciones teóricas de algunos autores. Afirma que es necesario considerar en los procesos formativos una educación para la democracia, principalmente promovida por Nussbaum y Morín, en detrimento de lo que reconoce como la economía para la renta. Manifiesta su preocupación sobre el especial interés que existe en la actualidad en la búsqueda del crecimiento y desarrollo económico, por lo que la educación para la democracia sería una propuesta importante, ya que ésta busca el desarrollo del pensamiento crítico y el reconocimiento del otro. La educación para la democracia incluye centralmente procesos formativos que desarrollan aptitudes para reflexionar sobre las cuestiones políticas, para reconocer al otro como persona con los mismos derechos, para interesarse por la vida del otro y generar comprensión asumiendo la complejidad de la vida humana.
Otra propuesta interesante que podría considerarse en los procesos de formación es la que realiza Sara María Servín Uribe. Su planteamiento estriba en la incorporación de la práctica filosófica como un modo de interpelar y despertar del letargo a nuestro pensamiento, toda vez que se está en el escenario en el que impera una preocupación por la formación que no omita la reflexión, el análisis y la crítica, en tanto actividades de desarrollo del pensamiento y de la vida.
Desde otro ámbito de estudio, César Augusto Ricardi Morgavi presenta un análisis comparativo de la movilidad social educativa intergeneracional en España y México, que es resultado de la aplicación de tres modelos log-lineales. Afirma que en la sociedad española, a diferencia de la mexicana, se identifica un patrón de movilidad y reproducción educativa que se muestra constante de una generación a otra, mientras que en la sociedad mexicana es posible afirmar la inexistencia de una pauta de movilidad y reproducción educativa que sea constante de la misma manera.
En la sección de Debate, José Luis Martínez Rosas presenta una discusión de las tensiones y problemáticas que actualmente se pueden identificar en el campo educativo y la formación, esto a partir del análisis realizado desde dos categorías: la escuela y el curriculum. Afirma que en México, Europa o los Estados Unidos es evidente la homogeneidad curricular, ligada a una racionalidad técnica.
De igual manera, Mercedes Palencia Villa presenta la propuesta para instaurar la Conferencia Inaugural “Doctora María Luisa Chavoya Peña”, esto como un reconocimiento de la larga, productiva y relevante trayectoria profesional de la compañera, maestra e investigadora de la Universidad de Guadalajara.
Finalmente, en la sección de Reseñas se presenta el análisis de cuatro textos interesantes: el primero titulado “Condiciones determinantes para la producción del conocimiento y la investigación en Jalisco”, de Mitchell Alberto Alarcón Díaz, que reseña el libro La producción del conocimiento en las instituciones educativas de Jalisco, coordinado por Martha Vergara Fregoso y Aurora Ojeda. Por su parte, Vianey de Jesús Mendoza Ruelas nos presenta el libro Enseñar a investigar, una didáctica nueva de la Investigación en ciencias sociales y humanas, de Ricardo Sánchez Puentes. Continúa Ana Marcela Gómez Hinojos, quien reseña la obra Epistemología general o crítica del conocimiento, un acercamiento didáctico a la filosofía de Roger Verneaux; posteriormente se encuentra el análisis minucioso que realiza Antonio Ponce Rojo del número 2 de la revista Punto CuNorte, editada por Centro Universitario del Norte de la Universidad de Guadalajara, titulada “Los artistas y recorridos de la educación”.
Los textos reunidos en este número de Diálogos sobre Educación desarrollan temas actuales de la investigación educativa, los cuales son producto de la reflexión y análisis desde diversas pos- turas y ámbitos acerca de la formación, tales como: formación en el posgrado, formación para la investigación, formación continua, entre otros; así como algunas propuestas para la mejora de los procesos de formación.
Esperamos que la revista sea una herramienta útil para el análisis de los temas propuestos.