Misceláneo
Los templos como espacios sagrados en el protestantismo indígena de Chiapas: el caso de dos iglesias de San Cristóbal de Las Casas1
Sacred spaces in the Chiapas indigenous Protestantism: The case of two churches of San Cristobal de Las Casas
Os espaços sagrados no protestantismo indígena de Chiapas: o caso de duas igrejas de San Cristóbal de Las casas
Les espaces sacrés dans le protestantisme indigène du Chiapas : le cas de deux églises à San Cristobal de Las Casas, Mexique
Los templos como espacios sagrados en el protestantismo indígena de Chiapas: el caso de dos iglesias de San Cristóbal de Las Casas1
Boletín de Antropología, vol. 32, núm. 53, pp. 180-209, 2017
Universidad de Antioquia
Recepción: 27 Mayo 2016
Aprobación: 30 Octubre 2016
Resumen: Este artículo estudia cómo se construyen los nuevos espacios sagrados en el protestantismo indígena de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Las metodologías empleadas en esta investigación fueron, principalmente, la etnografía y la historia oral, mediante entrevistas con los líderes de dos iglesias estudiadas con la finalidad de conocer la parte subjetiva de la feligresía protestante y saber más sobre su concepción de sus templos. Entre los resultados de esta investigación se encuentra que las migraciones de indígenas a otro poblado cercano a su lugar de origen ha tenido como resultado un cambio en el significado de sus nuevos espacios sagrados. La elección de un espacio para la construcción de un templo, así como sus dimensiones y estilo, no son el resultado de una serie de señales que confirmen el lugar idóneo para ese edificio sino de las condiciones en que se encuentre la iglesia. Sus templos son más que espacios materiales donde se reúnen para buscar a Dios. Ellos representan su fe, su reverencia y el esfuerzo por agradar a Dios y serle fiel.
Palabras clave: arquitectura religiosa, protestantismo indígena, espacio sagrado, tabernáculo, templo.
Abstract: This paper studies how the new sacred spaces are constructed in the indigenous Protestantism of San Cristobal de Las Casas, Chiapas. The methodologies used in this research were, mainly, ethnography and oral history through interviews with the leaders of two churches studied in order to know the subjective part of Protestant parishioners and to know more about their conception of their temples. Among the results of this research it was found that migrations of indigenous people to another village near their place of origin has resulted in a change of the meaning of their new sacred spaces. The choice of a space for the construction of a temple, as well as its dimensions and style, are not the result of a series of signs that confirm the ideal place for that building, but of the conditions of the church. Their temples are more than material spaces where they gather to seek God. They represent their faith, their reverence and the effort to please God and to be faithful to him.
Keywords: religious architecture, indigenous Protestantism, sacred space, tabernacle, temple.
Resumo: Nas igrejas cristãs o termo templo tem duas conotações. Uma tem a ver com o corpo daquele que acredita como o lugar onde mora o Espíritu Santo e a outra se refere ao templo material- edifício onde se reúnem aqueles praticantes para adorar e ter um diálogo com a divindade. Neste trabalho vamos nos aproximar à segunda definição. Estudam-se principalmente os casos da Igreja Nacional Presbiteriana do México Puerta del Cielo e a Igreja Evangélica Pentecostes Independiente Tsotsil sólo Salva Cristo. As duas igrejas são de população indígena e estão localizadas na parte norte da cidade de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
Palavras-chave: arquitetura religiosa, protestantismo indígena, espaço sagrado, tabernáculo, templo.
Résumé: Dans les églises chrétiennes le terme temple a deux connotations : la première se réfère aux croyants comme le lieu où le Saint-Esprit habite et la deuxième se réfère au temple matérielbâtiment où les croyants se réunissent pour adorer et d’avoir un dialogue avec la divinité. Dans cette recherche on abordera la deuxième définition. Notamment, des cas particuliers de l’église nationale presbytérienne du Mexique Puerta del Cielo et de l’église évangélique pentecôte indépendant tsotsil Sólo Cristo Salva sont étudiés. Les deux églises sont des populations indigènes et ils sont situés au nord de la ville San Cristobal de Las Casas, Chiapas.
Mots-clés : architecture religieuse, protestantisme indigène, espace sacré, tabernacle, temple.
Introducción
Desde la segunda mitad del siglo xx, México ha sido el escenario de un acelerado crecimiento de las minorías religiosas. Dicho fenómeno ha tenido como resultado el interés por investigar diferentes aspectos del protestantismo desde su historia (Bastian, 1989, 1994), pasando por los estudios sobre historia y estructura del pentecostalismo en México (Garma, 2004) y sobre la juventud en el presbiterianismo (Corpus, 2011), hasta el ya trabajado tema de las conversiones religiosas relacionado con identidad y género (Robledo, 2009). Sin embargo, no se conocen trabajos acerca de la arquitectura religiosa protestante de México abordados como espacios sagrados desde la antropología de la religión, y menos aún los referidos a la población indígena.
Existen algunos estudios sobre arquitectura religiosa en Chiapas como los de María Trinidad Pulido Solís (1990), Juan Benito Artigas (1991) y Sidney David Markman (1993), pero abarcan la época colonial y, en su mayoría, se limitan a los templos de la iglesia católica. Aún falta por investigar la arquitectura religiosa contemporánea en donde se incluyan templos de otras religiones. De los pocos estudios que hay en México se encuentran los de Iván San Martín Córdova (1991, 2004, 2009, 2013) referidos a la arquitectura religiosa en la Ciudad de México. En este sentido, el presente estudio nace por el deseo de indagar los templos como espacios sagrados en el protestantismo indígena de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, dentro de la línea de investigación antropológica de la religión. Se trata de un avance de investigación ajeno a cualquier centro educativo y de investigación y realizado sin ningún tipo de financiamiento de manera institucional. Asimismo, se pretende dar continuidad a dicho estudio y abarcar los templos de otras religiones existentes en el estado de Chiapas.
El objetivo de este trabajo es iniciar nuevos estudios como parte de la antropología de la religión sobre la construcción y el significado de los templos como espacios sagrados en el protestantismo indígena de Chiapas. Para ello, se toman los casos de una iglesia presbiteriana y una pentecostal ubicadas en dos colonias del Periférico Norte de San Cristóbal de Las Casas. Luego de eso, se analiza cada uno de ellos y se comparan sus diferencias y similitudes.
Al tratarse de dos de las minorías religiosas de impronta cristiana que arribaron a México en los siglos xix y xx, es obligatoria la inclusión de información de la Biblia -libro sagrado considerado la máxima autoridad en el protestantismo histórico y el pentecostalismo- así como de la historia del cristianismo (iglesias presbiterianas y pentecostales), y los aspectos arquitectónicos y teológicos relacionados con el templo material y sus usos. Por tanto, se trata de una investigación interdisciplinar en la que se unen tanto los saberes y métodos históricos (historia oral) y antropológicos (etnografía) como los arquitectónicos (descripción y análisis de los edificios) y teológicos (espacios sagrados dedicados a Dios).
Este documento no es el resultado de un trabajo terminado sino lo que hasta el momento se ha indagado sobre este tema, y el cual puede ser mejorado en futuras investigaciones. En él se dan a conocer las dos connotaciones de templo en el cristianismo: como el cuerpo del creyente donde habita el Espíritu Santo y como el edificio material en donde se congregan los feligreses, pero se hará énfasis en la segunda acepción.
La estructura del artículo es la siguiente: la llegada del protestantismo a México y a Chiapas, protestantismo indígena en San Cristóbal de Las Casas, los conceptos teóricos y la metodología utilizada, la Iglesia Nacional Presbiteriana Puerta del Cielo, la Iglesia Evangélica Pentecostés Independiente Tsotsil Sólo Cristo Salva, y las consideraciones finales. En el primer apartado sólo mencionaré datos históricos de las iglesias presbiterianas y pentecostales de Chiapas por ser las dos denominaciones estudiadas en este trabajo.
Llegada del protestantismo a México-Chiapas
Las iglesias protestantes llegaron a México desde mediados del siglo xix a través de misiones estadounidenses y continuaron durante el siglo xx hasta convertirse en asociaciones nacionales. Primero vinieron al país las iglesias presbiterianas (1857), luego las bautistas (1862), las metodistas (1872) y las nazarenas (1903). Estas iglesias se han enfocado al impulso de la educación, la salud y la traducción de la Biblia a lenguas indígenas (Gutiérrez, 2007: 50-52). También han realizado actividades a favor de las mujeres, los adictos y los niños de la calle. Sus formas de organización abarcan desde la autoridad de un obispo hasta la congregacional. En ellas no se practica el celibato sacerdotal, el aborto, el adulterio y el divorcio (Gutiérrez, 2007). En lo que se refiere específicamente a la iglesia presbiteriana, esta fue fundada por el sacerdote escocés John Knox, quien conoció y adoptó el protestantismo gracias a los discursos del reformador, también escocés, George Wishart. Sin embargo, fue durante una estancia en Suiza cuando conoció las enseñanzas de Juan Calvino, las cuales promovió a su regreso a Escocia, en donde se estableció la iglesia presbiteriana en 1560 (Sánchez, 2010: 88-89). En ese mismo año Knox redactó la Primera Confesión de Fe.
La iglesia presbiteriana debe su nombre a su forma de gobierno, donde la autoridad recae en el consistorio, formado por los ministros y los ancianos gobernantes que son los representantes de la comunidad. En cuanto a su doctrina, se basa primeramente en la Biblia, y de manera secundaria se apoya en la confesión de fe de Westminster y los catecismos Mayor y Menor (Sánchez, 2010: 90). Hugo D. Sánchez (2010) señala que los presbiterianos se apoyan en las enseñanzas calvinistas, de donde destaca el concepto de la “predestinación”, que se refiere a la elección previa de unos por parte de Dios para que sean salvados de la condenación eterna.
Los cultos de las iglesias presbiterianas son sencillos. Se cuenta con un libro de liturgia, otro de disciplina y otro sobre los principios constitucionales o de conformación. Y a finales del siglo xix también se pretendía un mayor conocimiento doctrinal de los presbiterianos mexicanos mediante el uso del libro Doctrinas y reglamentos de la Iglesia Presbiteriana, el cual fue traducido por el reverendo H. C. Thomson (Sánchez, 2010: 95). Igualmente, la liturgia de las iglesias presbiterianas varía si se trata de una iglesia cuya población es indígena o mestiza, y también si el templo se encuentra en la ciudad, en la periferia o en una zona rural.
Por otra parte, en las últimas décadas las iglesias presbiterianas han experimentado algunas modificaciones. De esta manera, el antropólogo Raúl Méndez (2011) señala que la Iglesia Nacional Presbiteriana de México (INPM) se organizó en 1942, pero sólo es una de las ramas del presbiterianismo mexicano, ya que también existe la Iglesia Presbiteriana Independiente y el Presbiterianismo Renovado de Chiapas. Según este mismo autor, aunque no se puede saber con exactitud el total de la membresía de la INPM, sí se puede afirmar que el mayor índice de su población se encuentra en el sureste de México (Méndez, 2011: 111).
En Chiapas, la presencia de las iglesias presbiterianas fue a través de dos vías: por la labor misionera de la Iglesia Reformada de América, la Iglesia Presbiteriana y el Instituto Lingüístico de Verano (ILV) en los municipios tsotsiles de La- rráinzar, Chenalhó y San Juan Chamula hacia fines de los años cincuenta, y por la influencia del protestantismo desde la frontera guatemalteca (Robledo, 2009: 38).
En cuanto al pentecostalismo, se trata de iglesias en donde se hace énfasis en el bautismo en el Espíritu Santo de acuerdo con el capítulo 2 del libro de los Hechos de los Apóstoles, y la consecuente práctica de los dones espirituales (don de lenguas, de sanidad, de profecía y otros) en algunos de sus creyentes. Según Carlos Garma (2004), la primera iglesia pentecostal surgió a principios del siglo xx con Seymour, un negro hijo de esclavos. Se llamó Azuza Street Mission, en California, Estados Unidos. Esta se caracterizaba por su población negra de pocos recursos y la emotividad de sus cultos.
En México, el pentecostalismo surgió de 1910 a 1920. Romana Carvajal de Valenzuela (migrante de una iglesia protestante histórica que había tenido contacto con pentecostales de la Azuza Street Mission), al regresar a México en 1914, fundó la primera iglesia pentecostal en su tierra natal, Villa Aldama, Chihuahua (Garma, 2004: 68). En las siguientes décadas, la penetración de estas congregaciones fue aumentando y fueron dirigidas por mexicanos.
El pentecostalismo llegó a Chiapas desde los años 50 con la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, establecida en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Sin embargo, fue en los años 60 y 70 cuando su presencia se hizo más notoria con las Asambleas de Dios, la Iglesia Sólo Cristo Salva y otras Iglesias pentecostales fundadas por pastores provenientes de Mérida, Pachuca y Las Choapas (Rivera et al., 2005b: 87-88).
Actualmente, las iglesias pentecostales sobresalen tanto en la frontera norte como en la frontera sur de México, y Chiapas es considerado el estado más evangélico y el menos católico del país. Este fenómeno comprueba lo señalado por Fortuny (2001), Hernández (2001) y Garma (2005) en cuanto a la capacidad de adaptación y las ventajas que ofrecen estas asociaciones religiosas a las clases populares, tales como la ayuda en tiempos de desastres, los servicios y traducción de Biblias en lenguas vernáculas, las sanaciones milagrosas y las campañas evangelísticas.
A continuación proporcionaré información de cómo San Cristóbal de Las Casas es un ejemplo de la diversidad religiosa en Chiapas dada la existencia de iglesias católicas, protestantes, pentecostales, bíblicas no evangélicas y otras religiones no cristianas. Así también, mencionaré cómo se ha incrementado el número de adeptos al protestantismo como resultado de las migraciones de indígenas a esta ciudad, además de características sobre la etnia tsotsil, que es a la que pertenecen la mayoría de colonos y miembros de las iglesias estudiadas.
Protestantismo indígena en San Cristóbal de Las Casas
San Cristóbal de Las Casas pertenece a la Región Altos Tsotsil-Tseltal, una de las 15 regiones económicas con las que cuenta el estado de Chiapas. Asimismo, la ciudad es considerada Pueblo Mágico del Programa Pueblos Mágicos de México, desarrollado por la Secretaría de Turismo (Figura 1).
Durante los años 80 y 90 del siglo pasado, en el Periférico Norte de esta localidad se asentó una parte de población indígena, en su mayoría perteneciente a la etnia tsotsil, en busca de refugio ante el ambiente de violencia vivido en sus comunidades por cuestiones políticas y religiosas, y fundaron nuevas colonias e iglesias. La mayoría de colonos proviene principalmente de poblados vecinos tales como San Juan Chamula y Zinacantán.
Uno de los estudios antropológicos que nos permite conocer a este grupo étnico de Chiapas, así como las transformaciones políticas, religiosas y económicas que este ha sufrido en las últimas décadas, es el de María Concepción Obregón (2003). De acuerdo con esta autora, los tsotsiles son uno de los grupos indígenas cuya lengua, que lleva su mismo nombre, pertenece a la familia maya. El término ‘tsotsil’ significa “hombre murciélago”, y actualmente esta etnia se concentra mayormente en la región Altos.
Los tsotsiles son población mayoritaria en los municipios más cercanos a San Cristóbal de Las Casas y sus rasgos culturales, como el uso de la vestimenta tradicional, y sus creencias religiosas son muy marcados. Esto se debe a que, desde la época colonial, la etnia tsotsil era mayor que la española y la mestiza (Obregón, 2003: 12).
Los tsotsiles sufrieron la sobreexplotación de su trabajo mediante el sistema de plantación y el enganchamiento, lo que agravó aún más su marginación y los condujo a fortalecer sus lazos internos como la única forma de protegerse de los otros grupos. Su condición no mejoró en el periodo posrevolucionario, ya que tenían que seguir trabajando para empresarios agrícolas y ganaderos y, de ese modo, complementar sus ingresos obtenidos de la explotación de las tierras (Obregón, 2003: 13).
Los tsotsiles se admiten como una colectividad, pero sólo quienes pertenecen a un mismo municipio. Y, al interior de este, ese sentir de pertenencia es a través de la celebración de fiestas y rituales, del uso de su lengua materna y del uso de sus trajes típicos en sus distintos diseños y colores (Obregón, 2003: 15-18). En el primer caso es a través del sistema de cargos. Este consiste en la ocupación de puestos jerárquicos por parte de algunos miembros de la comunidad, relacionados con el cuidado de algunos santos católicos, y es un primer paso para la posterior ocupación de cargos públicos (Obregón, 2003: 20-21).
La mayoría de las cabeceras municipales ocupadas por tsotsiles cuenta con servicios de luz, agua potable, drenaje y servicios de salud, así como escuelas primarias y secundarias, aunque una buena cantidad de población es analfabeta y otra más no terminó la primaria (Obregón, 2003: 22). A este respecto, Robledo (2009) menciona que el analfabetismo en las ciudades es mayor, pues los indígenas migrantes no cuentan con el Programa Oportunidades, que ofrece becas a las familias con hijos que estudian.
En el aspecto político, la autoridad ha sido desde el período colonial el Ayuntamiento Tradicional formado por ancianos, quienes tienen que financiar sus cargos y dejar de dedicarse a sus actividades productivas durante un cierto período. También existe un Ayuntamiento Constitucional, reconocido por las autoridades estatales y que ha llegado a causar en varios casos la desaparición del primero (Obregón, 2003: 25-26). Además ha sido notoria la afiliación de tsotsiles a partidos políticos opositores y diversas organizaciones indígenas.
Como mencioné más atrás, San Cristóbal de Las Casas ha sido la ciudad receptora de estos grupos de tsotsiles expulsados, quienes han fundado nuevas colonias tales como San Antonio del Monte, La Frontera, Paraíso y otras (Robledo, 2009). Sin embargo, su llegada a esta urbe no significa una mejoría en sus condiciones de vida, ya que dicha población se dedica a empleos poco remunerados (trabajadores de la construcción, meseros, choferes de autotransporte, labores domésticas, elaboración y venta de artesanías y productos comestibles). También, estos migrantes han creado organizaciones encargadas de buscar espacios para el comercio en los mercados locales, como el Consejo de Representantes Indígenas de Los Altos de Chiapas (CRIACH) y otras más (Robledo, 2009).
En cuanto a la religión que practican los tsotsiles, en algunas localidades sigue vigente el ya mencionado sistema de cargos y la mayoría de la población es católica, aunque las conversiones al protestantismo se han ido fortaleciendo desde hace cuatro décadas. En San Cristóbal de Las Casas, el pentecostalismo está a la cabeza como la religión con mayor número de adeptos después de la católica, y también se encuentran iglesias históricas, bíblicas no evangélicas y hasta musulmanas (Robledo, 2009: 71).
Una de las primeras iglesias presbiterianas de esta ciudad del altiplano chiapaneco fue la Iglesia Nacional Presbiteriana El Divino Redentor, iniciada por Manuel Molina en 1939 (Cruz, 2012: 50). Posteriormente, en 1978, se fundó la primera iglesia presbiteriana formada por indígenas expulsados de sus comunidades, y se construyó el templo en 1982 en la Colonia Nueva Esperanza, en el Periférico Norte de esta localidad. El pastor era Miguel Gómez Hernández “Caxlán”, quien, luego de su muerte, fue sustituido por el pastor Salvador López. Sin embargo, desde el año 2001 dicha asociación religiosa forma parte de la iglesia pentecostal Elim (de Guatemala), que luego cambió el nombre a Palabra Miel (Cruz, 2012: 74-87). Este es el caso de la Iglesia de Jesucristo Ministerios Palabra Miel El Divino Salvador, la cual pasó de ser presbiteriana a ser pentecostal.
En lo que se refiere a las iglesias pentecostales de población indígena, según información de un líder religioso pentecostal originario de San Juan Chamula, la Iglesia Alfa y Omega era la única que había en San Cristóbal de Las Casas en los años 80 del siglo pasado. Dicha agrupación inició con creyentes expulsados de sus comunidades, pero actualmente su membresía se compone principalmente por mestizos.
Por lo general, los servicios de las iglesias presbiterianas y pentecostales indígenas son en idioma tsotsil o en tsotsil-español. Asimismo, usan Biblias traducidas al español y a lengua indígena. En sus servicios emplean instrumentos musicales afines a la música popular (acordeón y guitarra) y la liturgia está conformada por una oración inicial, saludos entre los feligreses, alabanzas, prédica, entrega de diezmos, de ofrendas, avisos y despedida de sus miembros. En el caso de las iglesias presbiterianas, la comunidad de creyentes es más reverente y religiosa tanto durante los cultos como en su vestimenta, y aun en el uso que se le da a los templos. Y en las iglesias pentecostales hay más libertad de adoración (poder danzar, aplaudir, llorar) y un esfuerzo mayor en cuanto a las actividades de la iglesia. De esto trataré ampliamente más adelante.
Conceptos teóricos y metodología utilizada
Los dos conceptos importantes a tratar en este apartado son “espacio sagrado” y “templo”. El historiador Mircea Eliade (1998) describe el espacio sagrado como fuerte, significativo y no homogéneo, mientras que el espacio no sagrado es homogéneo, sin estructura ni consistencia. De esta forma, al hablar de espacio sagrado se tiene la idea de un área destinada a otros usos no comunes. Los espacios sagrados pueden ser parte de la naturaleza o construidos por el hombre, y su elección depende de la manifestación de un signo o una señal que confirme su cualidad de sacro. Dicho espacio se apartará de su uso corriente para destinarlo sólo al servicio de la divinidad (Eliade, 1998).
Estas características de los espacios sagrados son más visibles cuando se trata de los grupos étnicos de México. A este respecto, el historiador y antropólogo José Velasco Toro (1993) señala que hablar de espacio es relacionar lugares cualitativamente diferentes: “ 1) Los sagrados que son fuertes y significativos loca- lizándose en el interior de la vivienda, el barrio, la comunidad aldeana, la parcela, cerros, montañas, cuevas, ríos y templos. 2) Los profanos o cotidianos constituidos por la extensión uniforme que los rodea” (Velasco, 1993: 40).
De acuerdo con este autor, los espacios sagrados son lugares que se encuentran tanto en el ámbito privado como en el colectivo. Así, por ejemplo, en las comunidades indígenas donde se ha adoptado la religión católica, en el interior de algunas viviendas se hacen altares en honor a un santo o virgen a quien se le considera protector, en los que no sólo la familia rinde culto, sino también los vecinos. En el caso de los tsotsiles de Zinacantán, Chiapas, Velasco (1993:42-45) identifica tres espacios en el sitio que habita la familia: 1) el familiar, 2) el sagrado y 3) el productivo. El primero lo integran las casas del padre, de los hijos casados y un troje para almacenar maíz; en el segundo, el eje cósmico está formado por tres cruces que son como la entrada hacia los dioses, y se localiza en el centro del patio; y el tercero está afuera de la vivienda, donde se encuentra la milpa y el corral para las ovejas. Aquí el espacio sagrado y fuerte son las tres cruces que simbolizan una relación con la divinidad y los ancestros y, de alguna manera, también la relación con la naturaleza. Existe entre los tsotsiles la creencia de poder comunicarse con la deidad a través de sus antepasados, quienes piden permiso tanto para sembrar, para construir alguna casa, así como para agradecer por la cosecha.
Lo anterior nos revela, de alguna manera, la realidad que viven estas etnias al ser dependientes de la tierra, de la agricultura, y cómo deben cumplir ciertas normas para poder tener los beneficios que ellas les ofrecen, por ejemplo, la seguridad y protección de la naturaleza al proporcionar lluvias para las cosechas; lo opuesto a esto serían las zonas consideradas castigadoras de ciertas conductas, como la borrachera. Por ejemplo, el antropólogo Enrique Rodríguez Balam (2005: 160-276), en sus estudios sobre las religiones mayas, señala los cenotes y las cuevas como lugares que pueden dañar e incluso matar a una persona. Y afirma que la milpa es un elemento de su identidad. Sin embargo, ésta ha sido desplazada por el templo evangélico para quienes se han convertido al pentecostalismo. Y así, mientras la primera está relacionada con los rituales agrícolas tradiciones, el segundo es un símbolo de su nueva creencia religiosa.
En cuanto al término ‘templo’, como ya lo expliqué al principio de este artículo, en el cristianismo se refiere al cuerpo del cristiano, donde habita el Espíritu Santo, y el cual no debe ser contaminado por el pecado. Se toma como referencia la Primera Carta del Apóstol Pablo a los Corintios, capítulo 3, versículo 16. La otra noción de templo es la de edificio material donde se reúnen los creyentes para tener un encuentro con Dios. De ambas acepciones, explicaré de manera somera la primera, pero me concentraré en la segunda por acercarse más al tema tratado en este artículo.
Acerca del primer caso (el templo como el cuerpo del creyente), Ma. de Lourdes Jacobo Albarrán y Carlos Olivier Toledo (2013) dedican un estudio al cuerpo del creyente como el templo del Espíritu Santo. Estos autores se concentran en las iglesias pentecostales, ya que consideran que en estas es donde se inculca esta enseñanza de manera más sólida, a diferencia de otras iglesias cristianas. A partir de la conversión al pentecostalismo es cuando el cuerpo del creyente también puede ser un instrumento de lo sagrado. Jacobo y Olivier (2013) señalan tres rituales que marcan momentos y cambios significativos en los nuevos pentecostales: la pública profesión de fe, el bautismo con agua, y el ‘bautismo del Espíritu Santo’ (134-135). En el primero de ellos, el futuro pentecostal decide dejar un estilo de vida pecaminoso y pasar a otro nuevo en donde es cambiado por el Espíritu Santo y la lectura de la Biblia; el segundo es un acto público que implica un arrepentimiento sincero de su vida pecaminosa pasada, evoca la muerte de esta y una resurrección de su nueva vida; y el tercero se refiere a la práctica de los dones espirituales (Jacobo y Olivier, 2013: 134-135).
De acuerdo con lo anterior, es en el pentecostalismo donde se refuerza el papel que juega el Espíritu Santo en la vida de los cristianos, ya que los dones espirituales y sus frutos son visibles en la comunidad de creyentes mediante una conducta ejemplar donde se manifiesta el amor hacia Dios y hacia su prójimo.
En las iglesias presbiterianas y pentecostales ubicadas en comunidades indígenas, y aun en las iglesias estudiadas en este trabajo, no hay una definición de lo que es el cuerpo del cristiano como templo del Espíritu Santo, pero sí se reconoce así (1ª Corintios 3: 16, Santa Biblia). En este sentido, existen iglesias en donde hay más cuidado en cuanto a la persona del creyente tanto en su aspecto externo como en sus hábitos. Por ejemplo, en el caso de las mujeres no se acepta el uso de pantalón, el teñido del cabello y el uso de maquillaje, así como el consumo de bebidas alcohólicas y otros vicios por parte de ambos sexos. Los presbiterianos y pentecostales indígenas están conscientes de su identidad como cristianos y se reconocen como hijos de Dios, de un rey, y por tanto eso los convierte en príncipes y princesas de Dios. Entonces, para algunos de ellos el teñirse el cabello es interpretado como una forma de maltratar la obra que Dios ha hecho.
En cuanto al templo como edificio material, tanto Juan Anaya (1996) desde los estudios arquitectónicos, como Mircea Eliade (1998) desde la historia, coinciden en que el templo es la ‘casa de Dios’ o de los dioses, en donde se da un diálogo con ellos.
El templo es una forma de reproducir un arquetipo celeste: “Por una parte, la iglesia es concebida como imitación de la Jerusalén celeste, y esto ya desde la antigüedad cristiana; por otra, reproduce el Paraíso o el mundo celestial” (Eliade, 1998: 47-49).
De acuerdo con los conceptos anteriores, los espacios sagrados son lugares destinados a una divinidad. Pueden ser parte de la naturaleza o creados por el hombre. Los templos son sólo algunos ejemplos de espacios sagrados y se trata de construcciones dedicadas a uno o varios dioses. Sin embargo, su estilo, su material de elaboración y su uso serán diferentes de acuerdo con la cultura y la creencia religiosa de que se trate. En el caso del cristianismo protestante y el pentecostalismo, habrá variaciones en cuanto a la concepción del templo material como lugar de reunión, ya que en ello influirán sus doctrinas cristianas, como se verá más adelante.
Para este estudio en particular, adopto la definición de ‘templo’ aplicado al cristianismo protestante como un espacio sagrado hecho por el hombre y dedicado a Dios, en donde los creyentes asisten para buscar su presencia, adorarlo y conocer más de los propósitos que Él tiene en sus vidas. Sin em- bargo, la adoración -presente o ausente-, así como la libertad en cuanto al uso de ese templo, será diferente si se trata de una iglesia protestante histórica o una pentecostal.
Al hacer una revisión sobre la cultura hebrea, podemos saber que los espacios sagrados no iniciaron con un templo material, sino con uno portátil llamado tabernáculo. Así se menciona en el Éxodo, segundo libro de la Biblia. Durante los tiempos de Moisés, este espacio sagrado servía para dar culto a Dios y estaba dividido en atrio, lugar santo y lugar santísimo. La interpretación que se ha hecho de este primer templo revela una prefiguración de lo que acontecería en la historia del cristianismo relatada en el Nuevo Testamento. De esta forma, la puerta del atrio se asociaba con Cristo como una entrada para llegar a Dios, y el lugar santo representaba los lugares celestiales. En él se encontraba la mesa de los panes, el candelero de oro y el altar del incienso. Los panes significaban los sufrimientos que Cristo pasó antes de que los cristianos pudieran encontrarlo como el pan de vida, y el candelero era uno de los emblemas del Espíritu Santo y todo el servicio era iluminado con su luz. El altar del incienso figuraba la oración, la adoración y la alabanza del pueblo de Dios. Por último, el lugar santísimo era el símbolo de Cristo en la gloria. Allí se hallaba el arca de la alianza que indicaba la presencia de Dios.
Cuando David ocupó el trono como rey de Judá e Israel (1010-966 a. C.), trasladó el arca a un nuevo tabernáculo construido en el Monte de Sión, en Jerusalén. Se trataba de una tienda abierta sin ningún velo, pero que era especial por tener el arca, que representaba la presencia de Dios (Caram, 2004: 7-8, 17).
De acuerdo con el reverendo Daniel G. Caram (2004), el tabernáculo de David representa la era de la iglesia, en donde cualquiera que tuviera un corazón limpio podía entrar al lugar santísimo. Además, se adoptó una nueva manera de adorar a Dios mediante la danza.
Actualmente, en algunas iglesias pentecostales se utiliza el término ‘tabernáculo’ para referirse a reuniones de miembros en el domicilio particular de uno de ellos y en las cuales se hace una oración inicial, se cantan alabanzas y se ora por diferentes necesidades.
En la Biblia, en el Libro Primero de los Reyes, capítulos 6 y 7, se relata la construcción del templo de Salomón. Dicho edificio ya era de material resistente, a diferencia de lo que era el tabernáculo. De acuerdo con esta fuente, fue en el cuarto año del principio del gobierno del rey Salomón cuando se comenzó a construir el templo a Dios y en total se tardó siete años desde que se echaron los cimientos hasta que fue terminado. La casa estaba construida de piedras ya acabadas y cubierta con artesonados de cedro. También se edificaron tres aposentos junto a un muro. En el oráculo se hicieron dos querubines de madera y alrededor del atrio se erigieron tres órdenes de piedras y uno de vigas de cedro. Entre los ornamentos que contenía el templo se encontraban un mar de función redondo que estaba asentado sobre doce bueyes; diez fuentes de bronce; diez basas y, en el altar, se encontraba una mesa con los panes de la proposición y cinco candeleros de oro en frente. Asimismo contaba con utensilios hechos de oro como cántaros, vasos, tazas, cucharas e incensarios.
Los espacios que tenían en común los tabernáculos y el templo del rey Salomón eran el atrio, el lugar santo y el lugar santísimo. Sin embargo, en las iglesias protestantes de hoy en día no hay una intención de imitar estas tres partes del templo. De acuerdo con Daniel Chiquete (2012), a pesar del surgimiento de la Reforma Protestante en el siglo xvi, no hubo un interés en la creación de una arquitectura que se pudiera llamar ‘protestante’. El material empleado era ladrillo y la estructura sencilla estaba compuesta de una sola nave rectangular (Chiquete, 2012).
En cuanto a los templos pentecostales, este mismo autor señala que en su estructura interna tienen tres áreas básicas: la más grande al centro (nave, donde están los feligreses), otra elevada al frente de ella (plataforma donde está el altar y el púlpito) y una intermedia. El espacio de la comunidad puede estar amueblado con bancas o sillas, mientras que el del púlpito es hacia donde se dirige su atención durante el culto. La parte intermedia está destinada a las oraciones comunitarias, la cena del Señor, la presentación de nuevos miembros de la iglesia, las acciones de gracias y la narración de testimonios (Chiquete, 2012).
Según Daniel Chiquete (2012), no existe un estilo arquitectónico propio de las iglesias pentecostales, pero sus templos tienen tres etapas de evolución. En la primera fase los lugares de reunión son modestos porque no se distinguen del resto de otras casas; en la segunda, la iglesia ya está institucionalizada y construye un templo; y en la tercera se utilizan aspectos visuales que logran un impacto entre posibles convertidos y se planea la construcción de auditorios.
Algunos de los elementos de los templos mencionados anteriormente no se aplican en su totalidad a las iglesias estudiadas en este artículo. Esto se debe a que se trata de edificios en donde es muy notable la influencia de su cultura en cuanto al estilo, los colores utilizados y el uso de la alfarería. Además, no llegan a la tercera etapa de evolución que señala Chiquete (2012) por las características del terreno en donde ha sido construido el templo, que en la mayoría de las veces es de difícil acceso y sin espacio que pueda destinarse a un atrio.
La metodología utilizada en esta investigación incluyó la historia oral mediante entrevistas hechas a los pastores de las iglesias estudiadas, con el fin de conocer sus historias y sus testimonios de conversión al presbiterianismo y al pentecostalismo, pues ambos pertenecían a la religión católica. También abarcó la etnografía en lo que se refiere a las liturgias de ambas iglesias, la descripción y el análisis de los templos. Las asociaciones religiosas estudiadas fueron elegidas por su antigüedad, las características de sus edificios y la buena disposición por parte de sus pastores, lo que facilitó la asistencia y participación en las diversas actividades religiosas.
La mayor parte de la información presentada en este artículo fue recabada durante los meses de julio a noviembre del año 2013 y abarca el análisis de material impreso y digital, así como la información obtenida durante el trabajo de campo mediante la asistencia a los cultos dominicales y otras actividades como visitas a las misiones, además de las entrevistas con los pastores.
Las siguientes dos secciones las dedico a las iglesias estudiadas. Como ya lo mencioné en la introducción, ambas se localizan en el Periférico Norte de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas. La primera de ellas se encuentra en la Colonia Getsemaní y la segunda en la Colonia Paraíso (Figura 2). Pese a que en ambas la comunidad de creyentes pertenece a la misma etnia, la religiosidad, es decir, la manera en cómo viven su religión, es muy diferente y está influenciada por la doctrina adoptada en cada iglesia, lo cual también repercute en la construcción, uso y significado de sus templos, como lo explico a continuación.
Iglesia Nacional Presbiteriana de México Puerta del Cielo
Esta iglesia se localiza sobre la calle 30 abril de la colonia Getsemaní y en el Periférico Norte Núm. 5 de San Cristóbal de Las Casas. Inició hace aproximadamente 32 años con un pequeño grupo de indígenas expulsados de San Juan Chamula. Su fundador, líder y predicador era Manuel Díaz.
La iglesia Puerta del Cielo tiene una forma de gobierno democrática en donde los candidatos a ocupar cargos son considerados según sus cualidades de y el hecho de ‘tener un buen testimonio’. No se exige que cuenten con muchos estudios porque lo que interesa es más su dedicación y su compromiso con la iglesia. De todos ellos, sólo el pastor es quien recibe una remuneración económica. Por su parte, las mujeres pueden pertenecer al grupo de profesores de la escuela dominical para niños, a algún coro de la iglesia o, si cuentan con alguna preparación teológica, predicar durante el culto.
Se trata de una iglesia muy estricta, pues cuando algún anciano, u otro miembro de la congregación comete una falta muy grave, es disciplinado o removido de su cargo. Durante los servicios sólo uno de los ancianos es quien predica. Asimismo, intervienen grupos musicales invitados o coros pertenecientes a la mis- ma iglesia. Sin embargo, los aplausos no están permitidos porque se entiende que son una forma de darle la gloria al hombre y no a Dios.
Cuando algunos de los feligreses van a participar en alguna celebración importante, usan su atuendo tradicional. Como la mayoría de ellos proviene del municipio vecino de San Juan Chamula, viste ropa de lana. Es una manera de identificarse como tsotsiles además de presbiterianos. Las únicas formas de proselitismo religioso se limitan a la convivencia con los familiares, amigos y compañeros de trabajo.
No se cuenta con más información relacionada con la planta y el interior de su primer templo construido de material de concreto. El edificio tenía cinco pilares y se utilizaron el arco de medio punto, frontis, siete torreones castellares y policromía. La fachada estuvo inspirada en lo que señala la Biblia en Apocalipsis, capítulo 2, versículos 1-3 referidos al ángel de la iglesia en Éfeso que tiene siete estrellas a su diestra y que anda en medio de siete candeleros de oro. Lo más probable es que sólo se haya tomado como referencia el número 7, que simboliza perfección, ya que el pastor de la iglesia no supo dar más explicación del uso de los siete torreones.
La forma del templo simulaba un castillo y estaba pintada con colores llamativos: amarillo, rojo y azul (Figura 3). No obstante, debido a que había muchas goteras, los ancianos decidieron construir un nuevo edificio. Ya no se quiso repetir la forma del primero pues, según menciona el Pastor Jesús Hernández, había críticas de gente que asociaba ese templo con el castillo localizado en el barrio de San Diego de la misma ciudad de San Cristóbal de Las Casas y con las creencias de que allí habitaban vampiros. De esta manera, en el año 2009 se edificó una nueva ermita, para lo que se solicitó la intervención de un arquitecto.
Del segundo templo es difícil proporcionar las medidas exactas porque hay poco acceso, por lo que presento aproximaciones de las mismas. Se trata de un edificio que mide aproximadamente 8 metros de frente, 7 metros de largo y 7 metros de altura. El salón dedicado al culto es un espacio de gran misticismo, de planta cuadrada, frente al cual se despliega el púlpito. El altar principal posee adornos de palmeras, arreglos florales, sillas que son ocupadas por el grupo de ancianos de la congregación y el púlpito-mueble. Al lado izquierdo se encuentra la bandera de la iglesia presbiteriana y a la derecha, la bandera de México. Son símbolos que identifican a los creyentes como parte de la iglesia presbiteriana y, a la vez, como mexicanos, dos identidades que no se excluyen mutuamente.
El interior del templo da la sensación de un espacio de tranquilidad porque se encuentra pintado de colores blanco y celeste e iluminado de luz blanca. El púlpito es una plataforma, un elemento simple que busca más resolver una cuestión práctica de visibilidad y organización del espacio que de dar significación simbólica excluyente (Figura 4). Lo mismo ocurre con la marquesina, un lugar destinado a aumentar la cabida del templo y que no posee la elegancia del ‘coro’ católico. El templo acoge así a 340 personas aproximadamente.
En el primer piso del templo se encuentran varios salones usados para las clases de la escuela dominical y para las reuniones de los ancianos de la iglesia. Es notoria la sencillez que tiene este espacio, pues no cuenta con ningún ornamento. El mayor interés de la iglesia se concentra en la fachada y en el salón para celebrar el culto; y de este, el altar.
En cuanto a la fachada de este segundo templo, las características son los arcos de medio punto, las tres puertas de acceso con una central jerárquica, el frontón rebajado, la escalinata de 5 peldaños y las inscripciones en la parte central. De igual manera, cuenta con 8 columnas del orden jónico que sobresalen en un segundo cuerpo del templo y cuya apariencia intenta parecerse a los antiguos templos griegos.
En la fachada del templo se encuentra el detalle de un libro, considerado por el pastor de la iglesia un “símbolo de la puerta del cielo” y una forma de cómo llegar a él mediante la obediencia de la palabra de Dios. Otro detalle es una paloma blanca que representa al Espíritu Santo (Figura 5).
La parte posterior de la ermita conduce al Periférico Norte y se tiene paso a ella a través de dos puertas con las mismas características que las de la entrada principal. También cuenta con ventanas cuya función más importante es permitir el acceso de la luz natural.
Sobre el uso del templo, únicamente el salón dedicado al culto se utiliza para tal fin, además de la celebración de bodas o alguna otra fiesta im- portante. Para las reuniones de jóvenes, de ancianos, cursos o convivios, se utiliza la parte baja del templo. La venta de artículos adentro y afuera del edificio no está permitida, ni tampoco comer en el salón destinado al culto, y menos aceptar propaganda política “Porque la palabra de Dios lo dice: mi casa será llamada ‘casa de oración’. Hay iglesias en donde están tocando música, tomando refresco. Su nombre lo dice, no lo llaman iglesia, lo llaman auditorio”.
Como se puede observar, este rigor en cuando al cumplimiento de la doctrina presbiteriana y el apegarse a las enseñanzas de la Biblia también se ven reflejados en las características internas del templo (las tonalidades pasteles y la luz blanca contrastan con los colores llamativos de la fachada) y en el uso que se le da al mismo.
Durante la liturgia es cuando más se puede percibir hasta qué grado los creyentes aplican las enseñanzas de la Biblia y la doctrina en su religiosidad. También, qué conservan de su cultura y qué desechan de ella para ser moldeados por el Evangelio. Por ejemplo, han aceptado la doctrina de la iglesia presbiteriana y las normas al interior del templo, que abarcan el no tomar alimentos, no permitir el proselitismo político, no vender ningún artículo. Mientras que, por otra parte, preservan su lengua indígena-misma que aplican durante las prédicas y las Biblias traducidas al tsotsil-, el uso de su ropa tradicional y el tipo de música que tocan durante los servicios. De esta forma, las celebraciones en el interior del templo nos revelan una parte de su cultura y de cómo esta no se opone por completo a sus nuevas creencias.
En el templo presbiteriano se pueden identificar tres espacios importantes para los creyentes: la fachada, que es lo primero que se observa de un templo; el altar, desde donde se predica el Evangelio; y una parte intermedia entre el altar y la nave,donde se encuentra la del pueblo cristiano. El primero es importante porque es la parte externa más visible del templo y se trata de buscar un estilo de construcción que sea agradable aún en los colores utilizados; el altar, porque es donde se recibe el mensaje inspirado por Dios para la iglesia y donde, según las enseñanzas bíblicas, se encuentra la presencia de Dios, por ser considerado el lugar santísimo; y la parte intermedia entre el altar y la nave, porque en ese lugar es donde se llevan a cabo hechos importantes del creyente, como lo son las oraciones de sanidad a favor de un enfermo mediante la imposición de manos de los ancianos y el aceite de olivo.
A diferencia de los tsotsiles, que se encuentran en sus localidades de origen y
la elección de sus espacios sagrados exige ciertos requisitos (señales que confirmen el lugar idóneo), eso no se aplica en el caso de quienes emigraron a San Cristóbal de Las Casas. Se trata de colonos que huyeron de sus comunidades en busca de refugio y trajeron consigo sus nuevas creencias religiosas. Por tanto, la adquisición de un espacio para construir un templo obedeció más a razones funcionales (edificio grande que dé cabida a un cierto número de creyentes) y la necesidad de tener una ermita propia para congregarse. Aun así, ese espacio sagrado representa la fidelidad guardada a ese Dios por quien estuvieron dispuestos a dejar sus tierras, sus viviendas, y parte de su cultura.
Iglesia Evangélica Pentecostés Independiente Tsotsil Sólo Cristo Salva
Esta iglesia fue la segunda de tipo pentecostal de San Cristóbal de Las Casas, fundada el 27 de abril de 1985 por indígenas expulsados de sus comunidades. La mayoría de los feligreses son tsotsiles de San Juan Chamula y hay otros de Zinacantán. Su fundador es el Pastor Rafael Ruiz Jiménez, tsotsil originario de San Juan Chamula y quien había conocido el Evangelio desde niño a través de familiares presbiterianos que visitaban a su padre.
La iglesia pasó por varias etapas. Primero, inició en la colonia La Hormiga, de donde se movió al barrio de Tlaxcala y se rentó un terreno para construir un templo de madera. Después, aproximadamente en el año 1994, se adquirió un terreno propio para erigir un edificio de material de concreto y lámina, y es en donde se encuentra actualmente sobre la calle La Hermosa Núm. 13 en la colonia Paraíso.
Por otra parte, esta iglesia se considera la “iglesia madre” de varias misiones localizadas en diferentes comunidades que, al no contar con un pastor, pidieron cobertura con el Pastor Ruiz Jiménez.
La Iglesia Sólo Cristo Salva es pentecostal, pero tiene características en común con otras iglesias (presbiterianas y adventistas del séptimo día) que también son indígenas. Por ejemplo, la manera de organizar el culto: luego de una oración en voz alta por parte de uno de los líderes, se procede a las alabanzas, la predicción, la entrega de diezmos y ofrendas, los avisos y la despedida de los miembros. Por lo general, las mujeres no visten pantalón, sino sólo vestido o falda. Otros elementos en común con otras iglesias son las características de sus templos, como son el material utilizado (puertas de fierro, techos de lámina y material de concreto en el resto de la ermita), los colores en el exterior de los edificios y sus estilos. Lo que la separa de otras iglesias no pentecostales son las alabanzas de adoración (devoción a Dios) y de júbilo (muy alegres, en las que es permitido aplaudir y danzar), la participación de un grupo de jóvenes danzarinas durante los cultos, las formas de proselitismo religioso y el uso que se le da al templo.
Los cargos los ocupan miembros de la iglesia que son comprometidos y no necesariamente con formación teológica. El mismo pastor de la iglesia se ha formado de manera independiente mediante el estudio de la Biblia y una disciplina espiritual basada en la oración y el ayuno. Las actividades que se realizan durante la semana incluyen los cultos los domingos y los miércoles, las reuniones de jóvenes los sábados y, a veces, veladas de oración y ayunos.
Para la construcción del templo de esta iglesia no se requirió la intervención de ningún arquitecto, sino que el mismo pastor y un albañil fueron quienes se encargaron de ello. Tampoco se tomó ningún modelo de edificio porque el pastor señala que fue por una revelación de Dios. Las medidas son 14 metros al frente, 35 metros de largo y 5 metros de altura, más el remate de 3,5 metros aproximadamente.
En la parte interna del templo, el púlpito es el elemento central que domina visualmente todo el fondo del auditorio gracias a su ubicación en la plataforma, desde donde se da a conocer la Palabra de Dios. La tarima donde se encuentra el altar está cubierta con madera barnizada, y a ambos lados se tiene acceso a través de unos escalones. Aquí es donde predica el pastor y algún invitado, además de usarla para la participación del grupo de música o de alabanza.
Al igual que en el caso del templo de la iglesia presbiteriana, la importancia que tiene el interior del edificio se revela a través del altar, único espacio que contiene más ornamentos, como son: macetas, arreglos florales a ambos lados del púlpito, cortina de chifón de colores y techo de madera barnizada. Además, se encuentran dos ventanas de arco con cristales de colores a ambos lados del altar y, al inicio de este, en la parte superior, una pared de madera que simula una cortina con la frase “Casa de Dios”.
El espacio amplio que se encuentra entre el inicio de las sillas y el altar es de gran importancia en la congregación, pues es donde los fieles se acercan para recibir una oración por parte del pastor y demás líderes de la iglesia, o cuando la feligresía desea postrarse ante Dios y hacer una petición (Figura 6).
En cuanto a la fachada del templo, es plana, y el gran volumen revela la necesidad de una máxima cabida de creyentes. El frente del templo se divide en tres niveles, y cada uno de ellos intenta expresar una tríada. El primer nivel se construye de tres puertas (una principal y dos laterales); el segundo se divide en tres porciones (la central con un texto y dos laterales con arcos); y el tercero se configura con tres arcos principales superiores que dan jerarquía al conjunto (Figura 7). La Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), principio doctrinal del cristianismo, está presente en la fachada mediante los triángulos que coronan los arcos.
Los únicos adornos con que cuenta en la parte exterior son las formas de arcoíris en las ventanas, cuyo significado tiene que ver con el arca de Noé, según relata el mismo pastor. En la parte izquierda del templo se encuentran unas artesanías en forma de palomas que simbolizan el Espíritu Santo. También se construyeron unas bancas circulares hechas de ladrillo, contiguas a cada una de las tres puertas para que se sienten los feligreses al terminar los servicios. El techo es de lámina, y en una pared que se encuentra a la izquierda de la parte delantera del templo está escrito el horario de actividades. El tipo de techado, el nombre de la iglesia y el horario de actividades escritos en la fachada del templo son muy característicos de las iglesias presbiterianas y pentecostales indígenas de Chiapas.
Los usos que tiene el templo son la celebración de los cultos, las reuniones de jóvenes y otras festividades. Los convivios se hacen afuera del edificio o adentro, pero sin el consumo de bebidas alcohólicas. Según el pastor Ruiz Jiménez, el templo no se utilizaría para la venta de artículos ni tampoco para fines políticos: “La importancia del templo es que se use para el Señor porque está dedicado a eso, está ungido para eso como la oración del rey Salomón”
De la misma manera que en el caso de la iglesia presbiteriana Puerta del cielo, en la iglesia pentecostés Sólo Cristo Salva también existen normas para los creyentes que son muy visibles durante los servicios, como son la reverencia en el vestir de hombres y mujeres, quienes, por lo general, utilizan atuendo tradicional, así como los usos que se le da al templo.
En el templo también se pueden identificar tres espacios importantes que resaltan de otros: la fachada, el altar y la parte intermedia entre el altar y la nave. La fachada porque, al igual que en el resto de otros templos de otras religiones, se busca una imagen agradable que atraiga a quien la observa, el uso de colores llamativos y la alfarería que revela parte de su cultura. El altar, que es otra parte decorada del templo y en donde se encuentra la presencia de Dios. Y la parte intermedia, donde se pronuncian oraciones de sanidad, se danza para Dios, se le adora y se postra ante Él. Con todo y eso, el templo no logra alcanzar la magnificencia de los templos católicos, pero se busca guardar reverencia a ese Dios que ha permitido a los colonos continuar de pie, esta vez en un poblado que no es su lugar de origen y donde al menos tienen la libertad religiosa que les fue negada en sus comunidades.
Ambas iglesias estudiadas son de diferentes denominaciones, pero están conformadas por tsotsiles, lo que influye en su religiosidad. Este hecho es muy notorio en las predicaciones, cantos y Biblias traducidas a lenguas indígenas, en la vestimenta usada durante las celebraciones importantes y aun en el orden en que se deben sentar los asistentes (mujeres a la izquierda y hombres a la derecha).
Por lo general, la comunidad de creyentes pertenecía antes a la religión católica. Mas el cambio de una religión a otra no ha significado un abandono total de la cultura de los feligreses, y esto incluye sus espacios sagrados. En la iglesia presbiteriana es donde se puede encontrar una mayor formalidad en cuanto a la construcción del templo y sus usos, y en las dos iglesias se les da una mayor atención a la fachada y al altar. El primer espacio concebido como un lugar especial dedicado a Dios, y el segundo como un área de intimidad entre el creyente y Dios (lugar santísimo). Prueba de ello son las formas de ambos templos que simulan castillos.
El hecho de que existan varios templos evangélicos de población indígena en San Cristóbal de Las Casas, cuyas características son muy similares, es decir, fachadas que simulan ser baluartes pequeños, hace pensar en la idea que se tiene de Dios, de Cristo y de los mismos creyentes. Es decir, el concepto de Dios como el Padre, de su hijo como Príncipe y de los creyentes cristianos como hijos de Dios. Es la imagen de un reinado. Además, el uso de colores llamativos en las fachadas nos revela parte de la cultura tsotsil, y los tonos alegres son utilizados incluso en la vestimenta de los indígenas.
Consideraciones finales
En la arquitectura de ambos templos estudiados se percibe la exaltación del altar, la presencia de un eje litúrgico procesional y una organización de los creyentes relacionada con la jerarquía que ocupan en la iglesia (Vidal, 2012b: 259-304). Son elementos que sobresalen en el templo por la importancia que ocupan, su función y su significado. Como ya lo expliqué más atrás, el altar es el lugar más santo en donde está la presencia de Dios y desde donde se predica el Evangelio.
Las iglesias estudiadas no experimentan en sus templos esas tres etapas que señala Chiquete (2012), ya que éstas inician con grupos pequeños de creyentes que se reúnen en la casa de alguno de ellos y luego se construye un templo formal de material de concreto. En general, estas iglesias no llegan a la tercera etapa, que se caracteriza por el uso de aspectos visuales y la construcción de auditorios. Tampoco se usa un logotipo que identifica a la iglesia como institución. Todo esto nos habla de la constitución de iglesias en donde la principal función es la difusión del Evangelio como la verdad que todo hombre necesita saber para alcanzar la vida eterna, la salvación. Por tanto, la construcción de templos obedece más a su función de albergar más creyentes que se alimenten de la Palabra de Dios, sin que por ello se descuiden los elementos mencionados anteriormente por la importancia que ocupan (altar y fachada).
Es muy probable que en la construcción de sus templos se hayan tomado como modelos algunos detalles de las ermitas católicas. Por ejemplo, la edificación de un segundo piso que sirve para acoger más creyentes y que en los templos católicos se usa para el coro de la iglesia, así como el empleo de las ventanas ojivales con cristales de colores (el caso del templo de la iglesia pentecostal). Por tanto, en ambas iglesias los templos sí tuvieron como antecedente los templos católicos, lo que se deja ver en el tipo de ventanas y cristales utilizados, así como un segundo piso que dé cabida a más feligreses.
Los elementos del templo que tienen en común con los antiguos espacios sagrados de los cristianos son el lugar santo (donde se encuentran los creyentes) y el lugar santísimo (altar), el uso del aceite de olivo y, en el caso de las iglesias pentecostales, las danzas. No se destina un lugar para el atrio, ya que no todas las iglesias cuentan con áreas para destinarlas a un patio o atrio. En el caso del templo de la Iglesia Sólo Cristo Salva, sí se cuenta con espacio para un atrio. Sin embargo, no se le ha dado el uso para tal fin por no considerarse importante.
Como ya lo mencioné antes, las condiciones en las que se encuentran los colonos que han defendido sus nuevas creencias religiosas les impide que sus nuevos espacios sagrados tengan el mismo simbolismo y significado que los ubicados en sus lugares de origen. No obstante, esos templos representan su nueva fe, su lugar de reunión para buscar a Dios y ser parte de una comunidad que comparte sus mismas creencias y metas espirituales. Y, en el caso de la iglesia pentecostal Sólo Cristo Salva, es un espacio donde se da extrema libertad en la adoración mediante el llanto, la danza, y la alegría.
En resumen, no se puede hablar de manera tajante de un tipo de arquitectura para cada iglesia en sí, sino que se trata de un tipo de arquitectura vernácula que de alguna manera refleja el pensar y el sentir religioso de los creyentes tsotsiles. Tanto las formas como los colores de los templos nos muestran a una comunidad de feligreses que concibe ese espacio sagrado como un lugar especial -no común como para usar el mismo estilo para una vivienda- y el cual debe cuidarse y respetarse por el amor que tienen hacia Dios.
Agradecimientos
Agradezco al Dr. Rodrigo Vidal Rojas, Profesor-investigador de la Universidad de Santiago de Chile, sus valiosas aportaciones para mejorar este artículo.
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Notas