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Política transnacional no electoral e Internet: una etnografía digital de los colombianos en Londres1
Non-electoral Transpolitics and the Internet: A Digital Ethnography of Colombians in London
Transpolítica não eleitoral e internet: uma etnografia digital dos colombianos em Londres
La transpolitique non électoral et l’internet : une ethnographie numérique des colombiens à Londres
Boletín de Antropología, vol. 33, núm. 56, pp. 249-275, 2018
Universidad de Antioquia

Misceláneo


Recepción: 10 Abril 2017

Aprobación: 30 Enero 2018

DOI: 10.17533/udea.boan.v33n56a12

Resumen: Mediante una etnografía digital, examinamos cómo los migrantes colombianos de primera generación residentes en el Reino Unido usan internet para participar en política transnacional. Descubrimos que únicamente un conjunto de emigrantes con alto capital cultural usa internet para hacer política transnacional no electoral. Adicionalmente, encontramos las razones que explican su uso: primero, porque constituye una forma de sobrepasar el sistema político que los migrantes consideran “corrompido”, y segundo,| porque les permite reconectarse con la vida política del país. Concluimos describiendo y analizando las formas en que estos migrantes han adaptado internet para participar en política, además de discutir cómo los gobiernos pueden hacer mejores sistemas de participación digitales.

Palabras clave: política transnacional, internet, participación política no electoral, etnografía digital, colombianos en Londres, migración.

Abstract: Through a digital ethnography, we examined how first generation Colombian immigrants in London use Internet to participate in transnational politics, both in Colombia as in the UK. We discovered that only a group of Colombian immigrants with high cultural capital uses the Internet to participate in transnational politicis. Additionally, the reasons that explain they ways they use Internet to engage in politics are two: first, as a way to bypass what migrants consider a “sleazy” political system, and second, to reconnect with the political life of the country. We conclude by describing and analizing the ways they use internet, and discussing how governments can design better digital based non electoral participation interfaces.

Keywords: Transnational politics, Internet, Non electoral political participation, Digital ethnography, Colombians in London, Migration.

Resumo: Através de uma etnografia digital, analisamos como os migrantes colombianos de primeira geração residentes no Reino Unido, usam a internet para participar em transpolítica. Descobrimos que unicamente um conjunto de emigrantes com alto capital cultural usa a internet para fazer transpolítica no eleitoral. Além disso, encontramos que as razoes que explicam seu uso são: primeiro, uma maneira de ultrapassar o sistema politico corrompido, e segundo, para se ligar de novo com a vida do país. Terminamos descrevendo e analisando as maneiras em que adaptaram a internet para participar na politica, além de debater como os governos podem fazer melhores sistemas de participação digitais.

Palavras-chave: transpolítica, internet, participação politica no eleitoral, etnografia digital.

Résumé: Grâce à une ethnographie numérique, nous examinons comment les migrants colombiens de première génération résidents au Royaume - Uni, utilisent l’Internet pour participer en transpolitique. Nous avons constaté que seul un ensemble de migrants avec un haut capital culturel utilisent l’Internet pour faire transpolitique non électorale. De plus, nous avons constaté que les raisons qui expliquent son utilisation sont : d’abord, un moyen de surmonter le système politique corrompu, et deuxièmement, de reprendre contact avec la vie politique du pays. Nous concluons en décrivant et en analysant la façon dont ils ont adaptés l’internet pour participer à la politique, ainsi que de discuter com- ment les gouvernements peuvent faire de meilleurs systèmes de participation numérique.

Mots-clés: transpolitique, Internet, participation politique non électorale, ethnographie numérique.

Introducción

El objetivo de este artículo de investigación es mostrar la forma en que un grupo de colombianos migrantes de primera generación, residentes en Londres, usa las TIC para participar en política, tanto en Colombia como en el Reino Unido. Esta investigación es una etnografía digital que se centra en tres temas diferentes pero interrelacionados: migración, participación política no electoral y TIC (especialmente internet). Asimismo, responderemos a las siguientes preguntas: ¿Cuáles fueron los procesos migratorios de los participantes? ¿Cuáles han sido sus experiencias en política? ¿Cómo usan internet para participar en política? Aunque consideraremos el país receptor, nuestra atención se centrará en Colombia, en analizar el fenómeno que se conoce como participación en política transnacional, específicamente la no electoral.

Esperamos que la evidencia encontrada pueda ser utilizada por gobiernos locales y ONG comprometidas con el apoyo a los migrantes, especialmente latinos, para construir mejores sistemas de participación política, especialmente digitales. Además, esta investigación constituye un aporte al campo de estudio de la política transnacional y a los estudios sobre la migración, y su intersección con el emergente campo de las humanidades digitales.

La investigación se llevó a cabo durante 2014 y se basó en tres métodos diferentes. En primer lugar, en una observación participante a través de numerosas visitas al Centro Comercial Elephant & Castle y al área de Seven Sisters, áreas donde residen las colonias de colombianos en Londres. Participamos en debates políticos organizados en dichas localidades y entrevistamos a los habitantes. En segundo lugar, realizamos un total de nueve entrevistas en profundidad, algunas en dos sesiones, utilizadas para recrear el proceso migratorio y analizar actitudes y comportamientos de participación política, así como detalles sobre el uso de internet. En general, encontramos que el principal dispositivo de acceso a él es el smartphone, a través de una conexión móvil. Por último, hicimos una etnografía digital, que consistió en ser guiados por los usuarios en sus actividades en línea, lo que incluyó intercambio de correo electrónico, conversaciones en Facebook y otros sitios de interés que ellos usaban comúnmente.

Todos los participantes eran inmigrantes de primera generación, aunque el requisito para participar en la investigación fue que llevaran mínimo un año de residencia en el país (la mayoría de ellos llevaba en promedio seis años en el mismo). Igualmente, siguiendo los lineamientos de la ley Data Protection Act 1998 del Reino Unido y los estándares éticos del Royal Anthropological Institute, todos los nombres de personas o de instituciones han sido cambiados por pseudónimos; otros detalles que permitan la individualización de nuestros informantes también fueron descartados. Todas las personas fueron contactadas mediante procesos de bola de nieve, ya que no existían bases de datos fiables en las cuales pudiéramos apoyarnos. En este proceso se encontraron dos redes de colombianos claramente distinguibles, cuya principal diferencia era que la primera tenía un altísimo capital humano,2 mientras la segunda era poco educada. Es importante aclarar que, aunque se consideraron los dos grupos, este artículo se enfoca en el primer grupo, ya que resultó ser el que participa de manera activa en política transnacional.

Nuestro punto de vista sobre “lo digital” es aquel que ha asumido la antropología de la cultura material, que ve la “tecnología como cultura material” (Eglash, 2006). La definición de “internet” que hemos utilizado para este artículo se basa en la definición de “lo digital” dada por Horst y Miller como “todo lo que puede ser reducido al código binario, pero que produce una mayor proliferación de la particularidad y de la diferencia” (2012: 142). Igualmente, este punto de vista considera que un objeto digital es adaptado culturalmente por un grupo; de esta manera, internet y los nuevos medios sociales, como Facebook o Twitter, son adaptados a las particularidades de una región y un grupo social, tal como lo ha demostrado Miller (2010) y, por lo tanto, pueden ser estudiados etnográficamente (Miller y Slater, 2000; Boellstorff, 2012).

Aquí analizaremos cómo los migrantes colombianos han adaptado internet y cómo lo utilizan para participar en política transnacional. Uno de los hallazgos principales de esta investigación es que las experiencias con la política prefiguran la forma en que las personas usan la red; aunque este es un campo de investigación prometedor, aún está poco documentado (Bohman, 2004; Chadwick y Howard, 2009). Un pequeño grupo de literatura se ha centrado en las correlaciones entre la participación política online y la participación política electoral fuera de internet (Bochsler, 2010; Campante, Durante y Sobrio, 2013; Vissers y Stolle, 2013). Otro grupo se ha enfocado en los movimientos sociales, en los que hay un predominio del paradigma de la movilización de recursos, redes sociales o lo organizacional (Somin, 2003; Bennett y Segerberg, 2011); igualmente, se ha estudiado la difusión de información y propaganda (Østergaard-Nielsen, 2003) y cómo internet coadyuva en la creación y manutención de la esfera pública (Bohman, 2004; Hennen, 2016).

Desde el punto de vista de los movimientos sociales, es evidente un problema en la conceptualización de internet. Hay al menos tres formas posibles de entender- lo: primero, como un medio de difusión (Diani, 2000; Norris, 2002; Tarrow, 2005); segundo, como un repertorio de acción (Rolfe, 2005); y tercero, como una “arena”, el espacio donde se produce o prepara la contienda (Kelty, 2008; Gerbaudo, 2012; Coleman, 2013). La definición que más se asemeja a la forma en que los migrantes han adoptado internet es como como escenario político.

Por su parte, el término “transnacionalismo” incluye la idea de que los migrantes participan tanto en su área de origen como en sus áreas de acogida en diversos campos (Zimmerman, 2012); la política transnacional es el término acuñado para definir las prácticas transnacionales de la política. Según Laguerre, para los migrantes “el objetivo de la política diaspórica […] es influir tanto en la patria como en las comunidades de residencia” (2006: 14), y para los gobiernos los inmigrantes se han convertido en piezas importantes en las agendas políticas nacionales y extranjeras, ya que contribuyen al desarrollo de sus naciones desde el exterior (en el caso específico de los colombianos aquí investigados, en forma de remesas y donaciones).

Para el caso colombiano, son notables los aportes de Echeverri (2014) en el análisis sobre transnacionalismo, especialmente en cuanto a la reconfiguración estructural de las familias y cómo estas reconfiguraciones pueden incidir en la participación política transnacional de los migrantes, identificando como determinantes para la participación política transnacional las experiencias de participación política de las familias, el capital cultural, la posición socioeconómica y el género (Echeverri, 2012a, 2012b). No obstante, sus menciones al uso de internet son sólo tangenciales.

Tendencias emigratorias recientes de colombianos

Según el boletín de septiembre de 2016 de Migración Colombia, el principal destino para los migrantes colombianos fueron los Estados Unidos, seguidos de Panamá, España, Ecuador, Venezuela y Chile. El Reino Unido se ubicó en el puesto doce (MinExterior, 2016). Esto supone un cambio frente al año 2014, cuando los principales destinos se mantuvieron, pero España ocupaba el sexto lugar y el Reino Unido el décimo sexto (MinExterior, 2014).

Históricamente, se pueden distinguir por lo menos dos grandes picos de emigración; estos son diversos, ya que los destinos, las causas y los perfiles de los emigrantes fueron dispares (Gamarra y Collier, 2001; Guarnizo, 2003; Bermúdez, 2006). El primer flujo fue entre finales de los sesenta y los setenta, y tuvo como factor de empuje el estallido del conflicto interno armado: “para 1970, el 95% de los emigrantes colombianos residían en Venezuela, Estados Unidos de América, Ecuador o Panamá” (Cárdenas y Mejía, 2006: 5). Las personas que emigraron a los Estados Unidos eran trabajadores altamente cualificados, que tenían títulos profesionales y provenían de las clases altas. Las principales áreas de asentamiento fueron los sitios donde otros latinoamericanos habitaron anteriormente, como el Tri-state (Guarnizo, 1998) y Florida (Gamarra, 2003).

La segunda ola tuvo lugar desde finales de los ochenta hasta los noventa. Este período estuvo marcado por el estigma del narcotráfico para todos los migrantes colombianos, sin distinción alguna. De hecho, el narcotráfico tuvo un tremendo impacto, creó una demanda de trabajadores que sirvió de factor de atracción, estableciendo redes transnacionales complejas, conectando América del Norte, Centroamérica y Suramérica, así como Europa (Kenney, 2007: 235).

En cuanto a Europa, de acuerdo con Gincel, un flujo significativo se produjo a finales de los años noventa y principios del nuevo milenio. Una particularidad de este flujo fue la diversificación de los destinos, cambio que se debió en parte al “fortalecimiento del control de las agencias fronterizas de Estados Unidos, que limitó la emisión de visas” y fue fomentada por la falta de control “de algunos países europeos que en 2002 tenían pocos requisitos para otorgar permisos de turismo” (Gincel, 2010). Esto es consistente con uno de los hallazgos clave de McIlwaine, según el cual muchos latinos que entraron al Reino Unido vía Europa vinieron a través de un tercer país (McIlwaine, 2010; Bermúdez, 2011); estos puentes fueron, además de España, Italia, Alemania y Francia.

Durante el trabajo de campo, fue evidente que una buena cantidad de los participantes eran, de hecho, reemigrantes que habían comenzado su viaje en España. Según Bermúdez, la migración a España siempre existió, pero sólo en las últimas décadas el perfil de inmigrantes colombianos pasó de “[…] la élite, así como algunos refugiados, intelectuales, artistas y estudiantes” a los obreros cuyas “principales actividades económicas están relacionadas a la construcción, y los encargados del hogar” (Bermúdez, 2010: 6). Como resultado de la crisis económica en España, muchos de estos obreros se trasladaron a Londres. McIlwaine sugiere que redes complejas “de amigos y familiares” vincularon a España con el Reino Unido, desarrollando una migración en cadena (2010: 38).

Los colombianos en Londres

Los colombianos que pueblan Londres son diversos. Sin embargo, para propósitos analíticos, puedo clasificarlos en dos conjuntos amplios: uno con un bajo capital humano y otro con un alto capital humano. El primer conjunto de inmigrantes se compone de dos cadenas migratorias diferentes que terminaron viviendo en estrecha interacción en las mismas áreas de Elephant & Castle y Seven Sisters; unos son reemigrantes recién llegados de España y otros son trabajadores que migraron antes. Este primer conjunto ganó recientemente atención debido a una investigación llevada a cabo por McIlwaine (2010), cuyo propósito era hacer que los inmigrantes latinos fueran visibilizados, ya que encubiertamente vivían en condiciones de exclusión y no hacían efectivos sus derechos de ciudadanía, en parte porque, como lo confirmó nuestra investigación, su dominio del inglés era precario, lo que les impedía vérselas con asuntos básicos, como acceder al sistema de salud de manera eficiente. El trabajo de campo reveló que estas personas no experimentaron movilización social vertical después de la migración: es más, este grupo tendió a aislarse y a reproducir sus relaciones sociales y su cultura material previa; por ejemplo, en Seven Sisters tenían el denominado “Pueblito paisa”, un centro comercial que servía como espacio comunal y lugar donde se podían conseguir productos de origen latinoamericano. De igual forma, algunas relaciones de género afines al machismo se mantuvieron y otros comportamientos relacionados con rumorear, que han sido encontrados en otros casos (Paz, 2009), fueron patentes (de hecho, algunos llamaban el área “Seven Chismes”).

Estos colombianos son el resultado de lo que Portes llamó “procesos acumulativos” (Portes y József, 1989), que son la expansión y densificación de las redes transnacionales que existían en Europa. En teoría, estas personas pueden clasificarse como migrantes económicos, ya que su principal objetivo es mejorar su situación económica al encontrar oportunidades de trabajo en el extranjero; no obstante, esto no significa que no haya otros factores de empuje que deban considerarse, como la violencia interna. Rodrigo, de 36 años y con baja calificación, nos relató: “Crecí ante la violencia, la privación de derechos, y tenía pocas oportunidades para mejorar mi vida y además la de la gente que me importa […], por eso me vine” (Entrevista personal).

Por otro lado, hay un conjunto de colombianos que no encajan en el perfil que acabamos de describir. Son un grupo cuyo rasgo particular es su alto capital humano; de hecho, sus antecedentes y experiencias migratorias tienen grandes diferencias, tal como lo describió Rosario, persona altamente educada, en un arrebato de autoconciencia, en el cual trazó una línea entre ella y el resto de la comunidad colombiana:

La mayoría de las personas que vinieron aquí por los años setenta, ochenta y noventa fueron eruditos, jóvenes, que vinieron a estudiar ¡Yo soy una de esos! Pero los que vinieron después de los años noventa tuvieron problemas, asuntos sociales, asuntos políticos [...], el contrabando de drogas, la prostitución, el dinero, cualesquiera que fueran, no eran los más adecuados para venir. (Entrevista personal)

Este grupo es bastante diferente, ya que sus miembros procedían de las clases medias y de las ciudades medianas a grandes de Colombia. Pablo, de 27 años, que está cursando un doctorado, comentó: “Yo provenía de una familia que no es rica, pero nunca experimenté dificultades” (Entrevista personal). Todos, excepto Rosario y Francisca, vinieron a Londres con títulos universitarios de instituciones de élite; llegaron para mejorar sus calificaciones académicas o “mejorar sus habilidades en el idioma inglés”.

Las instituciones desempeñaron un papel importante en el proceso migratorio de este grupo, dejando las redes de amigos y parientes como estructuras secundarias de financiación. Una de las principales motivaciones para la movilización de este grupo fue la educación. Eleonora y Rosario, que fueron las inmigrantes más antiguas encontradas, se trasladaron inicialmente para estudiar inglés, en un momento en que “la educación era gratuita, incluso para los extranjeros”, pero terminaron desarrollando lazos fuertes con los lugareños mediante vínculos matrimoniales y estudiando en Londres (Granovetter, 1973). Todos los estudiantes tienen algún apoyo institucional del gobierno colombiano o de terceros, no sólo en términos económicos, sino en términos de asesoría legal e información sobre la zona de acogida.

Su baja dependencia de las redes sociales transnacionales de colombianos para su supervivencia, su dominio del inglés y sus calificaciones más altas les permiten aventurarse en la búsqueda de puestos calificados, lo que a la vez constituye un vehículo de integración con la sociedad receptora. En resumen, todos los miembros de este conjunto estuvieron de acuerdo en que sus ingresos mensuales son modestos, pero que les permiten vivir decentemente.

En conclusión, existen marcadas diferencias entre ambos conjuntos de colombianos. Para el primero, es cierto lo que afirmaban Rex (1979), Castells (2000) y Velasco y Contreras (2006), sobre su inserción en el nivel inferior de la pirámide social. Ello fue así no sólo porque tenían bajo capital cultural, sino porque no hablaban el idioma, lo que, siguiendo a autores clásicos como Park (1914, 1931), y Burgess y Park (1921), es vital para la integración. También es notable que las redes que utilizaron se especializaron en trabajos bajamente calificados y principalmente “racializados” (Fernández y Fernández-Mateo, 2006).

Para el segundo, el capital cultural del grupo fue el factor determinante en el proceso de migración y posterior integración. Es decir, tener una educación superior en Colombia les otorgó acceso a las instituciones que sirvieron como patrocinadores financieros y fuentes de información, además del hecho de que sus familias podrían marginalmente ayudarlos en términos financieros. Como resultado de no apoyarse fuertemente en la red social existente de colombianos,3 este grupo se encontraba disperso por toda la ciudad y tenía más contacto con otras redes sociales no compuestas necesariamente por colombianos.

Política transnacional de los colombianos en Londres

La Ley 1465 de 2011 cristalizó la legislación vigente, otorgando derechos a los emigrantes colombianos: “que complementa también la Política Migratoria Integral y otros acuerdos bilaterales sobre seguridad social y pensiones” (Ramírez y Mendoza, 2013: 18). Tal vez uno de los esfuerzos más notables hacia su inclusión sea tanto la inauguración de las circunscripciones internacionales como la posibilidad de tener doble ciudadanía (Portes et al., 1999 citado en Escobar, 2005; Levitt, 2001). De manera similar, algunos países han promulgado leyes para proteger a las minorías emigrantes y garantizar algunos derechos colectivos (Schiller, Basch y Szanton, 1995); de acuerdo con McIlwaine et al. (2011: 3), “Colombia es un país pionero en cuanto a dar derechos a los nacionales en el exterior”, ya que desde 1961, por la Ley 39, Colombia ha permitido a los ciudadanos votar en las elecciones presidenciales, así como por representantes en el Senado y la Cámara.

De acuerdo con Meseguer y Burgess, la creación de políticas para los emigrantes tiene que ver con el amplio efecto que tienen en algunos países las remesas, lo que termina “transformando a los migrantes y sus familias en proveedores locales de bienes públicos” (2014: 2). Para Smith y Guarnizo, la actitud positiva hacia las remesas estables es el elemento que ha impulsado la necesidad de “incorporar a sus nacionales tanto en su mercado nacional, como en su gobierno nacional” (1998: 8). Portes, Guarnizo y Landolt (1999) son enfáticos al abogar por superar el tradicional canon de la ciencia política, según el cual la participación sólo se mide con indicadores electorales, como el número de votos. Por lo tanto, para disputar esta suposición, apoyan la idea de que la participación también puede ser no electoral. Esta se define vagamente como una participación que no implica directamente procesos electores, pero que busca una repercusión en la política o en la esfera pública. Raisner (2012) destaca que la participación no electoral podría incluir ser miembro de una organización cívica o de caridad, que patrocina proyectos en el país de origen, en tanto Goldring (2002) arroja luz sobre este tipo de participación al distinguir entre las actividades lideradas por el Estado y las no dirigidas por él; en este sentido, las actividades no electorales podrían ser entendidas, al menos en cierta medida, como “no estatales”, ya que presumirían cierta autonomía por parte de los migrantes.

En el caso específico de los colombianos en Londres, hay un creciente corpus de investigación, principalmente de la mano de McIlwaine y Bermúdez. Ambas autoras están de acuerdo en la baja tasa de participación política electoral de los colombianos como rasgo común, independientemente de su procedencia o zona residencial (Bermúdez, 2011). Sin embargo, paradójicamente Bermúdez reconoce que los colombianos en Londres han desempeñado un papel importante en la dirección de procesos políticos al incidir en la ganancia de derechos colectivos para las minorías migrantes en sus zonas de hábitat, debido a su largo tiempo de residencia y gran tamaño, además de la experiencia política previa de algunos migrantes. De hecho, nuestro trabajo de campo reveló que buena parte de los colombianos con alto capital humano trabajan para ONG y también pertenecen a redes profesionales y académicas que buscan cierta incidencia política, aunque su participación electoral sea baja.

Las experiencias de los colombianos con el sistema político

Uno de los principales hallazgos de esta investigación es que las experiencias que tuvieron todos los migrantes con el sistema político colombiano antes de haberse desplazado influyen fuertemente en la manera en que se relacionan, después de la migración, con la política.4 En esta sección mostraremos las experiencias y creencias de los migrantes con respecto al sistema político.

Para comenzar, los informantes creen que el sistema está compuesto por partidos políticos y los políticos, el gobierno y el Estado, y los medios de comunicación. Aunque cada individuo entrevistado había tenido una historia de vida diferente, así como una relación diferente con el sistema, tal vez la idea generalizada acerca de la política para ambos conjuntos de colombianos es que lo político, inevitablemente, implica un profundo sentimiento de “desempoderamiento”.

El “desempoderamiento” está enraizado en los contextos histórico-políticos nacionales en los que crecieron estas personas. Gerardo, por ejemplo, quien detenta alto capital humano, señaló que su primer encuentro con la política fue su primer desencanto:

Recuerdo cuando era niño, de diez u once años, cuando la UP apareció en el mundo de la política: un tío y un amigo cercano de la familia eran parte de ella, no como candidatos sino como partidarios, tenían ideales de cambio, pero después de lo que pasó [el genocidio] se sintieron inquietos y asustados. La corrupción abrumadora, la monotonía, las amenazas, el mismo juego donde los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres […]; a veces salían lágrimas de mis ojos debido a la corrupción, fue la política misma la que llevó a su exterminio. (Entrevista personal)

Respecto a los partidos políticos, Raúl, de 56 años, que no tuvo oportunidades de educarse ni calificarse, recuerda durante los años ochenta un episodio en que los representantes de un partido político acusado de tener vínculos con grupos paramilitares irrumpieron en su ciudad natal intercambiando “bienes y favores por votos”: “El fin de semana antes de las elecciones, aparecieron sosteniendo blocs de notas, inspeccionando todas las casas […]; le preguntaron: ‘¿Cuánto es su voto? ¿Un mes de comestibles, baldosas de barro, 200 pesos?’” (Entrevista personal). La consecuencia evidente de lo anterior se puede encontrar en la baja participación electoral: en las elecciones de 2014 la tasa de abstención se elevó al 61% (El Tiempo, 2014), y en la circunscripción internacional 19% del potencial electoral participó (Elecciones Colombia, 2016). Hay otras formas de participación política que sólo pueden conocerse a través de la etnografía y las historias de vida; por ejemplo, Beatriz, que migró con un objetivo educacional, declaró: “Hubo un momento en que traté de iniciar una carrera [en Londres] con los socialistas, pero me di cuenta de que la única manera de llegar a los niveles más altos era ser un lambón o pisoteando a la gente que te rodeaba” (Entrevista personal).

En cuanto al Estado y el gobierno, cuando preguntamos cuál creían que era el papel de estos, hubo consenso en que debían ser entidades para proteger a los ciudadanos (sólo algunas diferencias sutiles surgieron entre ambos conjuntos de migrantes). Las personas con menor capital cultural tenían una visión del Estado como protector de una manera muy básica, como nos dijo María Teresa, de 29 años, y madre de dos hijos: “la misión del Estado es proteger […] de guerrilla o pandillas […] y dar otras cosas como la salud y la educación” (Entrevista personal). Para el conjunto con mayor capital cultural, la protección surge bajo la forma de satisfacción de necesidades existenciales y no sólo mediante la subsistencia material inmediata. Por ejemplo, Javier-Losada mencionó el papel del Estado como la entidad que asegura y otorga oportunidades a la gente, como el acceso a la salud y la educación, y el proveedor de bienestar. Rosario declaró: “El Estado es educación. Es salud. Es transporte. Es la vivienda” (Entrevista personal). La relación individuo-Estado-gobierno se descompone cuando, según las palabras de mis informantes, esta se politiza. Esto significa que, en vez de fomentar políticas a largo plazo, termina defendiendo o promoviendo ideologías particulares, ignorando el contrato que se estableció a través de la votación. Alguien dijo: “La gente rinde pleitesía al gobierno cuando el gobierno es el que nos tiene que rendir pleitesía a nosotros. La gente se inclina ante el presidente, pero el presidente tiene que inclinarse ante mí, porque yo lo elegí” (Entrevista personal). El último componente mencionado por los participantes son los medios de comunicación. En general, las personas entrevistadas consideraron que la politización de los medios de comunicación era una realidad irrefutable y viciosa. Marieta, quien trabaja para una ONG, afirmó: “Los medios de comunicación no pueden tomar parte en la política, deben ser neutrales. Deben otorgar acceso e igualdad de oportunidades a todos los participantes y a todos los partidos políticos” (Entrevista personal). En suma, el sistema político desborda la macroestructura, porque acaba percolando en la vida íntima de las personas, y no sólo en los espacios políticos, sino también en su cotidianidad, lo que lleva a que la gente tenga experiencias negativas con la política.

¿Qué cambió la migración?

Como lo mencionan White et al. (2008), la migración ofrece la posibilidad de encontrar nuevas ideas cambiando de un sistema político a otro, lo cual podría terminar transformando creencias y comportamientos. Quizás uno de los cambios fuertes que trajo la migración fue un sentido restaurado de empoderamiento. Raúl Cuevas, el mismo hombre que en su ciudad natal se sintió manipulado por los políticos locales, declaró con orgullo: “Ya no dependo de sus limosnas [de los políticos], ya no pueden manipularme con simples tejas o mercados” (Entrevista personal). Gerardo, Rosario, Beatriz y Lina, cada una con palabras diferentes, dijeron con un tono vacilante que estas conversaciones sobre política probablemente no habrían ocurrido en Colombia por temor a algún tipo de represalia o riesgo innecesario, pero ahora se sentían lo suficientemente seguros como para disentir abiertamente.

Aunque se sintieron más empoderados, esto no afectó fuertemente su comportamiento a nivel electoral, ya que continuaron participando sólo de manera marginal en política. Mientras que para el conjunto con bajo capital cultural el desplazamiento significó mayor distanciamiento con la política, en general, para el grupo con alto capital cultural significó dos cosas: en un primer momento, hubo una avulsión de la vida política de Colombia, pero en segunda instancia, aunque abiertamente se rechazaba la política electoral, se buscaron maneras alternativas de participar y tener un impacto en el país de origen. En este punto, internet jugó un papel crucial.

Por último, debemos comentar la paradoja de las remesas. Aunque la literatura ha afirmado que las remesas eran el incentivo para que los gobiernos permitieran la política transnacional, nuestra evidencia reveló que en realidad las personas con menor capital humano son las que envían dinero constantemente, pero son las que menos participan en política en su forma electoral y no electoral. Esto puede explicarse porque las remesas, para este conjunto, tienen que ver más con el mantenimiento de los lazos emocionales con las familias que con la intención de ejercer presión política (Zapata, 2009; González y Restrepo, 2010; Morad, Bonilla y Rodríguez, 2011).

¿Cómo usan internet para participar en política transnacional?

Colombia se conectó por primera vez a internet en 1994 y, como muchas otras cosas, la red estaba “elitizada” (Salcedo, 2002) y su democratización fue sólo reciente (MINTIC, 2010: 11), de manera que, para muchos migrantes, su primera conexión no sucedió en Colombia. A pesar de que ambos conjuntos de colombianos tenían dispositivos similares y compartían algunos medios sociales, sus usos divergían mucho. Para el conjunto con menor capital cultural, internet era principalmente una fuente de entretenimiento y una herramienta de comunicación con sus familias en Colombia, similar a lo que Madianou y Miller (2012) hallaron en Filipinas en familias transnacionales. Fue evidente que sólo el conjunto con mayor capital cultural utilizaba internet para llevar a cabo actividades políticas, aunque ninguno se reconoció como activista. Identificamos que las actividades básicas eran hacer investigación sobre asuntos políticos y sobre políticos, y la otra era debatir sobre cultura política, sobre la actualidad nacional, promover causas y hacer campañas. Todas estas actividades son formas de reconexión con la vida política del país que las personas habían dejado, pero sin tener que inmiscuirse con los aspectos negativos del sistema político. Los migrantes con mayor capital cultural utilizan los medios sociales para “juntar fragmentos de información desde la distancia” (Entrevista personal): este proceso implica un alto grado de participación, compromiso y autonomía. Es una manera de evitar ser espectadores pasivos, como dijo Lina; “evitar que los viejos mecanismos políticos y los medios de comunicación nos digan qué hacer” (Entrevista personal). Cuando les preguntamos a los entrevistados qué sitios utilizaban con fines políticos, la respuesta principal fue inequívoca: en mayor medida Facebook y, en menor medida, Twitter (este último ocupa una posición secundaria en términos de penetración y frecuencia de acceso y se utiliza de forma menos activa). Asimismo, encontramos que las búsquedas comienzan con los smartphones, pero a medida que buscan más profundidad utilizan generalmente sus laptops; esto coincide con lo dicho por Broadbent (2012), para quien la tecnología digital ha sido domesticada, trasladada al espacio doméstico y usada durante horas de descanso, de manera individual o con las parejas.

Investigación sobre asuntos políticos

Esta forma de participación tiene como objetivo ejercer control social sobre el sistema político y ocurre típicamente antes de las elecciones, cuando las campañas están por comenzar o cuando un escándalo llega a la opinión pública. Aunque esta actividad no puede ser clasificada como “electoral”, está estrechamente ligada a la práctica de votar, ya que el objetivo final es hacer la mejor elección racional basada en la información disponible.

El primer paso de la investigación se realiza generalmente en un sitio de medios de comunicación como diarios o noticieros de Colombia, ya que proporciona información general. Gabriela dijo: “Los medios de comunicación están sesgados per se, sin embargo, son como un termómetro que muestra la temperatura del país” (Entrevista personal).. Posteriormente, todos manifestaron que se volcaban a los medios del Reino Unido como la BBC o The Guardian, o hacia otros medios europeos como El País o Le Monde Diplomatique, para poder tener una visión más amplia y debatida.

El proceso toma forma de embudo; comienza típicamente con búsquedas extensas y abiertas sobre políticos y asuntos actuales que después se vuelven más refinadas y detalladas; algunas comienzan en motores de búsqueda como Google o Youtube: el primero se usa para llegar a los sitios web personales de los políticos y el segundo, como dicen Fabián Betancourt y Gerardo, para ver declaraciones de primera mano de los políticos.

El proceso implica la comparación de las mismas noticias o informes entre diferentes medios. Betancourt explicó: “algunos medios están más alineados con el Estado, como El Tiempo o RCN y otros son un poco más independientes, como Semana o El Espectador […], aunque esto varía” (Entrevista personal). Posteriormente, las personas pasan a las columnas de opinión de dichos medios, donde, como Javier explica, “usted puede releer la información procesada” incluso si estos son comentarios positivos o negativos. Rosario lamentó que a pesar de que The Guardian o BBC tienden a ser neutrales y proporcionan información sobresaliente, la mayoría de las veces “no siguen el desarrollo de las noticias en el tiempo”, por lo que no puede ignorar los medios colombianos que sí lo hacen.

También hay un conjunto de sitios dedicados a hacer un análisis en profundidad; estos son sitios web especializados, como las2orillas.co, lasillavacia.com, Semana, e internacionales como El País o Le Monde Diplomatique. Además, varios informantes declararon haber asistido a webinars, aunque ninguno descargó las aplicaciones de estos medios. Betancourt comentó que prefiere leer en la pantalla grande “porque suele ser una actividad que toma mucho tiempo” y “algunos medios como Semana sólo son por suscripción” (Entrevista personal).

Posteriormente, la gente recurre a blogs y sitios web de políticos y partidos políticos, “para revisar comunicados” y revisar sus currículos. Gerardo afirmó: “desde lejos […] es muy difícil formar una opinión política, por lo que es muy importante escudriñar sus currículos, ¿qué han hecho por el país?”. Por ejemplo, Betancourt, para las elecciones legislativas anteriores, utilizó una herramienta que se puso a disposición con el apoyo de una de las universidades de Colombia en alianza con Congresovisible.org, un sitio web dedicado a almacenar información y proporcionar información política. Se trataba de un análisis para cualquier persona interesada en ejercer control político: “La herramienta era como una encuesta, que tenía preguntas sobre temas políticos […], como las políticas de drogas, los derechos LGBTI, el aborto, otros temas críticos […]; dependiendo de su respuesta, mostraba una nota diciendo ‘Según sus preferencias, su candidato debe ser X o Y’” (Entrevista personal).


Figura 1
Repost de La silla vacía. Captura de pantalla de Facebook de un informante
Fuente: imagen capturada por el autor con permiso del informante en campo


Figura 2
Widget usado para comparar candidatos. Captura de pantalla de Facebook de un informante
Fuente: imagen capturada por el autor

Fomento de la cultura política

Parte de los objetivos de Rosario es promover los valores democráticos entre los beneficiarios de la ONG que dirige. La forma en que promueve la democracia es mediante la realización de encuentros con su población, animándola a crear piezas mediáticas que aborden sus problemas de la vida cotidiana y proponiendo maneras creativas de solucionarlos; así, explica, contribuye a sus proyectos de vida basados en educación y empoderamiento. Rosario dice: “el trabajo de la organización está anclado en los medios de comunicación, que es la herramienta que utilizamos para comprometer a nuestros chicos. Tenemos una plétora de trabajo en línea, que va desde la radio a la televisión […], para modificar sus perspectivas, que se basaban generalmente en experiencias negativas de su migración y un sentido de no pertenencia” (Entrevista personal). Por ejemplo, tienen un programa de televisión en línea llamado Democracy Now, que periódicamente discute asuntos actuales de ambos países y está dirigido a un público bilingüe.

Beatriz también mencionó que todo el trabajo que realiza en la organización tiene como finalidad fomentar la democracia, “no como tradicionalmente lo ha hecho el gobierno, sino buscando poner las cosas al revés, por ejemplo para promover la igualdad de género y el empoderamiento político” (Entrevista personal). Por ello, constantemente envía boletines por correo electrónico sobre sus exitosos proyectos como una manera de compartir buenas prácticas con otras ONG, con la esperanza de que puedan replicarlas con sus beneficiarios. Además de la esfera institucional, a veces Beatriz envía estos correos electrónicos a algunos de sus amigos y a personas que podrían estar interesados, pero intenta activamente “evitarle molestias a la gente”.

Debatir la actualidad nacional

Facebook es por mucho el medio social con el mayor número de usuarios registrados en Colombia (Target Group Index, 2016). Todos nuestros informantes afirmaron que hasta cierto punto Facebook funcionaba como sus agendas y calendarios, en que almacenaban a todas las personas que habían conocido. Además, Facebook iba más allá de agrupar familia y amigos, ya que las personas constantemente formaban nuevos grupos.

Inicialmente, las personas trataron de separar los diferentes grupos, pero a medida que las redes crecían, esa tarea fue imposible, hasta el punto de no tener virtualmente ninguna separación entre las vidas privadas, profesionales y los roles políticos. El hecho de que todos los roles se superpusieran dio lugar a que todos ellos se volvieran extremadamente cuidadosos con lo que publicaban, para evitar discusiones innecesarias que podrían afectar cualquiera de sus roles. Este hallazgo es consistente con lo encontrado por Miller et al. en otros nueve países (2016).

Además, el hecho de que todos fueran emigrantes causó la sensación de haber roto la conexión con la vida cotidiana del país; sentían como si hubieran perdido el derecho de publicar opiniones fuertes sobre temas polémicos. Gabriela dijo: “Hace ocho años que salí de Colombia […] y siento que no puedo hacer ningún comentario informado” (Entrevista personal).

Publicar, comentar o entrar en un debate son siempre actividades cuidadosamente ejecutadas, que se hacen pensando en la audiencia que puede verlas, lo que afecta el tono, el lenguaje y el contenido que utilizan las personas. El ejemplo más claro es el de Javier, estudiante de PhD: “Trato de evitar hablar de política abiertamente, porque eso podría obstaculizar mi investigación, ya que tenía que entrevistar a políticos” (Entrevista personal). Betancourt también reconoce que, a pesar de que la mayoría de su red comparte creencias políticas similares, “no estamos perfectamente de acuerdo en algunos puntos. Recuerdo un duro debate sobre el aborto el otro día que fue resuelto más tarde en otro lugar” (Entrevista personal). El caso de Lina es el más notable, ya que ocurrió en su círculo familiar: ella contó que una discusión que tenía en Facebook sobre favores políticos, en el que ella acusaba a un candidato presidencial de ser corrupto, se transformó en una acalorada discusión que la llevó a pelear verbalmente con un primo durante una sesión familiar de Skype.

El hecho de que una gran parte del conjunto con mayor capital cultural represente a instituciones y tenga contacto con otras instituciones susceptibles de ser politizadas ha contribuido a hacer que las personas sean extremadamente cuidadosos con lo que dicen y hacen público. Gabriela es la directora de su organización y es responsable de administrar las cuentas de Facebook para contactar a sus beneficiarios; una gran cantidad de su trabajo diario consiste en “enviar y recibir correos electrónicos desde y hacia las organizaciones de contacto”. Por su parte, Beatriz trabaja como supervisora para Palestina, Colombia y Bolivia, y una vez al año tiene que visitar todos los proyectos en estos países para evaluar su desempeño; no obstante, la mayor parte del trabajo se realiza en la oficina: “para la comunicación institucional, la formalidad es necesaria y se requiere cierto grado de formalidad”; por ello, la comunicación basada en el correo electrónico tiene una importancia notable.

Estos debates sobre la actualidad no se rigen por la estacionalidad, como es el caso de las campañas. Aunque las personas traten activamente de evitar los enfrentamientos, los escándalos políticos y otros asuntos de interés público son factores desencadenantes que llevan a la gente a participar en discusiones públicas, haciendo que sus roles como políticos se vuelvan más sobresalientes. Beatriz reconoció: “Aunque soy muy cuidadosa [al publicar], a veces es una obligación moral compartir, informar a la gente sobre las cosas y discutir” (Entrevista personal). Lina declaró que en la última campaña presidencial intentó conscientemente evitar más altercados; sin embargo, uno de los escándalos nacionales, conocidos como “el caso de las chuzadas”, despertó su indignación hasta el punto de que hizo público su descontento en Facebook; después eliminó las discusiones de su muro, pero continuó discutiendo con sus padres vía Skype.

Javier admitió que era más activo antes de comenzar su doctorado, porque estaba en una situación que le permitía ser más abiertamente crítico: “En Colombia solía participar mucho en política; sin embargo, en ese momento Uribe era el presidente y el país estaba muy polarizado. Traté de abrir debates, pero eso me costó muchas amistades. La gente de Facebook era agresiva. Un examigo me insultó porque había publicado algo en contra de Uribe” (Entrevista personal).

En conclusión, a pesar de que son extremadamente cuidadosas, las personas han tenido serias confrontaciones. No obstante, el hecho de no estar en Colombia les ha dado una sensación de seguridad y empoderamiento garantizada por lo asincrónico y la distancia de la comunicación digital, que permite que se retiren del debate y lo retomen posteriormente, de manera que las amenazas o ataques no sean un impedimento para seguir participando en política.

Campaña

Los colombianos con alto capital cultural se caracterizaban por una fuerte aversión a participar en la política electoral, aunque paradójicamente la gran mayoría votaba regularmente y hacía campañas promoviendo ideas de candidatos o partidos. Sin embargo, la promoción no se basaba en alguna afiliación explícita, sino más bien en el mérito y la evidencia de un candidato o partido, como explicó Beatriz: “si me encuentro con alguien que sé que está haciendo un buen trabajo, aquí o allá, no tendré ninguna duda y lo recomendaré a otros” (Entrevista personal).

Gabriela dice que hacer campaña también tiene una dimensión ética, puesto que es la manera de promover ideas políticas antes de una elección para obtener cosas que beneficiarán a una mayoría y no sólo a un grupo: “es la única forma de tener un impacto directo en la estructura” (Entrevista personal). Gecas (2000) explica que algunas actitudes y comportamientos políticos se basan en valores y no en ideologías, lo cual es cierto en este caso en que los valores democráticos se utilizan para fomentar prácticas relacionadas con la participación electoral, pero que se arredran de lo partidista.

Para poder hacer campaña, la gente tiene que estar muy bien informada. Por ejemplo, Beatriz y Rosario tienen acceso a información privilegiada proporcionada directamente por la red de ONG donde trabajan. Ellas dicen: “Cuando se tiene una pregunta, se pregunta a cualquiera de las contrapartes y ellos explican, ellos dan detalles de sitios o de cualquier fuente para comprobar” (Entrevista personal). Esto ocurre a través de llamadas telefónicas y correo electrónico.

Beatriz puso como ejemplo la Marcha Patriótica (MP). El MP es un movimiento político que surgió recientemente en el escenario político de Colombia; no obstante, su aparición estaba cubierta por un manto de misterio. Beatriz nos dijo que al principio se sentía interesada en ella, pero: “fue desconcertante para mí para determinar si se trataba de un movimiento legítimo, porque la primera vez que lo fui a googlear me redireccionó al sitio de las FARC-EP. Estaba asustada, así que cerré la ventana justo después. […] uno no puede simplemente hacer un comentario equivocado, uno no puede decir nada desinformado” (Entrevista personal).

Todos nuestros informantes afirmaron que sólo recomendarían abiertamente a un candidato si alguien se los solicitara explícitamente; de igual forma, intentan de manera consciente evitar involucrarse en exceso con cualquiera de los partidos o de los políticos, pero esto no significa que no promuevan de manera sutil a los candidatos que mejor representan sus ideas. Beatriz afirma: “la idea es no comprometerse ciegamente, cien por ciento con ellos [los candidatos] […]. [es] tratar de mostrar a las personas opciones que coincidan con sus preferencias también” (Entrevista personal).

El tipo de campaña llevada a cabo en Facebook es una forma bastante vaga de promover un movimiento o una idea en particular, dado que la información presentada suele ser limitada, pero puede ser el punto de partida para participar en conversaciones más profundas. Rosario explica que, por ejemplo, cuando alguien pide consejo, sus conversaciones suelen ser cara a cara o por Skype, ya que puede ilustrar mejor sus impresiones y pensamientos. Ella prefiere charlar uno-a-uno, en lugar del uno-a-muchos que normalmente tienen lugar en los medios sociales.

Por otra parte, Beatriz habla de la primera votación de su hijo: “Así que investigamos juntos. Le mostré los verdes y los socialistas, y en esta casa apoyamos el debate político, por lo que discutimos y analizamos mucho […]. No sé por quién finalmente votó y no me importa, sólo quería mostrarle” (Entrevista personal).

Lina y Betancourt recordaron que en las anteriores elecciones, en 2010, estuvieron particularmente involucrados en la campaña de Antanas Mockus: se trató de la denominada “ola verde” (Cárdenas, 2012), porque, como recuerda Lina, en ese momento la gente creía que Mockus “no era un político, sino un erudito”, y Facebook fue el medio por el cual hicieron campaña. Lina explicó: “la gente era voluntaria, no había maquinarias ni agencias publicitarias, por lo menos no claramente, gente realmente creía en el proyecto […]; la gente daba sus perfiles y sus portadas, también participaban en flash-mobs5 y así sucesivamente” (Entrevista personal).

Promover causas

Entendemos que una causa política es la que pretende modificar algo a través de la acción colectiva, pero que suele tener lugar fuera de las instituciones y está llena de valores contraculturales (Hirsch, 2009). Por lo tanto, la promoción de causas no es sólo una cuestión de concienciación, sino también un llamado a la acción, tanto electoral, por medio de cabildeo con candidatos, como no electoral, mediante acciones directas. De hecho, parece que el objetivo último de una causa es ser incluida en la agenda política, tanto a nivel local como a nivel nacional y transnacional.

En esta investigación encontramos que las causas en las que están inmersos los participantes con alto capital cultural son las reivindicaciones de género, en general, y los temas de empoderamiento de los migrantes. Encontramos que el activismo hecho en línea, vía Facebook, se centra en la sensibilización, pero es también un llamado a ejercer acciones por fuera de internet.

Gran parte del contenido que se promueve gira en torno a la migración. Por ejemplo, Francisca mencionó: “la migración trajo muchas cosas positivas, pero al mismo tiempo trajo una nueva categoría de vulnerabilidad al ser migrante, lo cual se sumó a otras categorías ya existentes de vulnerabilidad, como la discriminación, el género, la orientación sexual, la clase social o el origen étnico” (Entrevista personal). Todos nuestros informantes coincidieron en que sentían una identificación particular con esta causa. Este sentimiento está enraizado en el hecho de que, independientemente de su capital cultural y sus trayectorias de migración, al final son todos migrantes y abierta o subrepticiamente han experimentado la exclusión en algún momento. Francisca dijo: “Las mujeres en este país enfrentan al menos cuatro tipos de discriminación simultáneamente: ser mujer, ser de clase baja, Latina e inmigrante” (Entrevista personal).

Hay un número significativo de mujeres que promueven ideas feministas, muchas de ellas trabajan en instituciones que promueven la equidad de género y la protección de los inmigrantes. En términos teóricos, esas instituciones fueron utilizadas como espacios de socialización política, similar a lo que Roth (2000) encontró al estudiar mujeres feministas de clase trabajadora en los Estados Unidos. Encontramos que en estas instituciones sus identidades como feministas fueron am- plificadas en virtud de su participación (Snow y McAdam, 2000). Como dijo Lina, “antes de unirse a la ONG ya era una feminista, y debido a mi trabajo me involucré más con la praxis y el movimiento feminista [en Londres]. Así que participo como parte del personal […]. Eso me cambió. Por ejemplo, en Colombia pude soportar una broma de mal gusto contra las mujeres, ¡pero ya no!” (Entrevista personal).

Lo que es visible en Facebook es en realidad un fenómeno identitario que se produce detrás de ese escenario. Como lo explicaba Goffman (1959), la vida social es un escenario, pero los bastidores son la vida íntima. Tal como Beatriz elucidó, lo que publica en Facebook es sólo una pequeña fracción de su activismo con respecto al feminismo, “porque lo más importante ha ocurrido hacia adentro”. Gabriela dijo: “Creo que el feminismo es una praxis cotidiana”. A esto, agrega Beatriz: “a veces uno tiene que ser radicalizado, y eso sucede en su vida cotidiana, es una postura diaria, no es seguir una corriente del feminismo, sólo apoyar la equidad” (Entrevista personal).

Es evidente que los perfiles públicos están estrechamente conectados con las vidas diarias, en las que las entrevistadas se presentan como mujeres migrantes. Varios autores explican que cuando un rol se internaliza, la identificación se produce, y que las identidades se hacen evidentes por medio de comportamientos (Stryker y Serpe, 1994; Stryker, 2000; Stryker y Burke, 2000). En este particular, las identidades se presentan mediante sus perfiles y mensajes.


Figura 3
Gabriela personifica a su ídolo, Rosie la Remachadora
Fuente: captura de pantalla de Facebook de Gabriela, reproducida bajo su autorización

Es importante tener en cuenta la estacionalidad, porque días clave como el Día Internacional de la Mujer y el Día del Trabajo coinciden con mayores cantidades de publicaciones en línea, ya que se trata de fechas institucionalizadas. Del mismo modo, cuando surgen noticias sobre las mujeres o los derechos LGBTI, positivos o negativos, la participación alcanza su punto máximo.


Figura 4
Betancourt celebra una victoria para las minorías sexuales en Colombia.
Fuente: imagen capturada por el autor

Conclusiones

Todos nuestros informantes tenían diferentes trayectorias migratorias, pero todos tenían en común experiencias negativas con el sistema político en Colombia, lo que significó un profundo descrédito del mismo. Sin embargo, después de la migración, debido a las nuevas relaciones con el gobierno y el Estado, los colombianos que tenían mayor capital cultural estaban integrados en instituciones y redes en las que la participación política estaba presente (como las ONG). De ahí en adelante internet sirvió para reconectarlos con la vida política de la que se habían separado, pero no en las mismas condiciones, sino que la distancia y la mediación de la tecnología digital les permitió sobrepasar las formas tradicionales de política, permitiéndoles participar en política no electoral y, en menor medida, electoral, sin asumir costos tan altos como los que, aseguran, habrían asumido en Colombia.

Es paradójico que el conjunto con mayor capital cultural se sintiera desconectado de lo político después de migrar, puesto que resultó ser un conjunto disciplinado, que tomaba la participación muy en serio y usaba internet con este fin. Por otro lado, el conjunto de menor capital cultural se limitó a usar internet para reconectarse emocionalmente. De manera irónica, para el primer conjunto la migración trajo reempoderamiento y seguridad, mientras que para el segundo conjunto sólo terminó por marcar aún más distancia con la política no electoral.

Respecto a lo que señalaron Guarnizo, Portes y Landolt (1997), de que el objetivo de la política en las arenas transnacionales es impactar aquí y allá, se puede decir que el sistema político colombiano sólo permite la participación electoral de los migrantes, pero detrás de esta participación hay un proceso no electoral cuidadoso que sucede en buena parte online; no hay post, comentario o debate dejado al azar. A pesar de lo largo y cuidadoso que pueda ser este proceso, el mismo no es tomado en cuenta en el análisis político. Es además claro que el debate que se realiza en medios sociales contribuye a la creación y manutención de la esfera pública y el ideal liberal de la democracia, aunque es paradójico el hecho de que las mismas personas que participan no dimensionen la magnitud de su actividad.

La oportunidad reside en el hecho de que un grupo significativo de migrantes, tal como lo enunció Miller (2011), han adaptado internet y particularmente los medios sociales con fines de participación política. Esto señala que, así sean productos globales como Facebook o Twitter, o hechos para Colombia como Congresovisible.org, la adaptación y la forma en que las personas los usan son particulares a este grupo. Lo anterior señala una oportunidad para desarrollar desde el gobierno y los partidos mejores sistemas de información, participación y mejores contenidos basados en los usuarios, para, como lo manifestó Javier, “algún día usarlo para votar”. En cuanto las condiciones no mejoren para pasar al estadio electoral del egovernment, internet se muestra como una herramienta coadyuvante de la participación electoral y un medio fundamental para la participación no electoral. Ha demostrado ser útil en la medida que proporciona una forma eficaz de sensibilizar, difundir ideas políticas y éticas, y reforzar las identidades, tanto a nivel individual como a nivel colectivo, además ha dado paso a actividades por fuera de internet como reuniones y debates.

Quisiéramos, para concluir, llamar la atención sobre un punto importante que ha sido dejado de lado en el debate: mientras que en el nivel teórico una gran parte de la literatura se ha volcado a entender la participación colectiva y los movimientos sociales en internet, como Tarrow (2005), Kelty (2008), Gerbaudo (2012) y Coleman (2013), se ha prestado poca atención a las formas individuales de participación, tal vez porque estas formas más sutiles no son tan visibles y no tienen un impacto masivo en la macroestructura política ni en la cobertura mediática, como sí lo tienen, por ejemplo, las marchas y movilizaciones que con más regularidad son convocadas mediante los medios sociales. Por el contrario, parece que las repercusiones de este tipo de participación son más introspectivas y tienen efectos hacia el interior de los individuos, hacia su identidad, sus valores, sus ideologías y su empoderamiento.

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Notas

1 Una versión previa en inglés de este documento, más extensa, no comentada, no editada ni expandida, fue presentada en el año 2015 en la 110 reunión de la Asociación Norteamericana de Sociología (ASA), en agosto, en Chicago, Illinois. La investigación fue producto de la tesis de maestría del autor en Antropología digital en el University College London (UCL).
2 Nuestra definición operativa de capital cultural está basada en la idea de Pierre Bourdieu expuesta en Poder, Derecho y Clases Sociales, según la cual, en planos institucionalizados, puede equiparse a la tenencia de títulos académicos, cualificaciones y habilidades especializadas (Bourdieu, 2001).
3 Existen algunos sindicatos de estudiantes de las diferentes universidades del Reino Unido; sin embargo, su actividad intrainstitucional e intercambio interinstitucional es a veces reducido. En el mejor de los casos podría caracterizarse como una red altamente fragmentada.
4 Nuestra definición operativa de “la política” y “lo político” es tomada de Mouffe (1999), para quien “‘lo político’ [está] ligado a la dimensión de antagonismo y de hostilidad que existe en las relaciones humanas, antagonismo que se manifiesta como diversidad de las relaciones sociales, y ‘la política’ […] apunta a establecer un orden, a organizar la coexistencia humana en condiciones que son siempre conflictivas” (p. 14).
5 Movilización espontánea y de poco alcance.


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