Resumen: Mediante la recopilación, clasificación y análisis de 22 producciones publicadas o realizadas entre 2001 y 2021 que historizan la antropología en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) queremos conocer: temas, trayectoria de referentes, áreas, líneas o proyectos de investigación y extensión, espacios de formación, cronologías y reuniones académicas. Para ello, hemos ordenado cronológicamente las producciones y realizado una lectura analítica, reflexiva y dialogada estableciendo relaciones que ayuden a comprender el entramado de historizaciones construidas. Deseamos aportar al conocimiento de las singularidades, particularidades y especificidades de esta antropología, preguntándonos si es posible hablar de un estilo propio y, de ser así, cuáles serían los indicadores.
Palabras clave: Historización de la antropología, producciones locales, Universidad Nacional de Córdoba, estilos antropológicos.
Summary: With the compilation, classification and analysis of 22 productions published or carried out between 2001 and 2021, which historicize Anthropology at the National University of Córdoba (UNC), we want to identify the topics, trajectory of referents, areas, lines or projects of research and extension, training spaces, chronologies and academic meetings. For this purpose, we have chronologically ordered the productions and carried out an analytical, reflexive and participative reading, establishing relationships that help to understand the network of historicizations that have been built. Our aim is to contribute to the knowledge of the singularities, particularities and specificities of this Anthropology, asking ourselves if it is possible to speak of a style of its own and, if so, which are its possible indicators.
Keywords: Historicization of anthropology, local productions, National University of Córdoba, anthropological styles.
Résumé: Travers de la compilation, la classification et l’analyse de 22 textes publiées ou réalisées entre 2001 et 2021 qui histori-cisent l’anthropologie à l’Université nationale de Cordoue (UNC), nous voulons connaître : thèmes, trajectoire de références, domaines, lignes ou projets de recherche et d’extension, espaces de formation, chronologies et rencontres académiques. Pour ce faire, nous avons ordonné les textes chronologiquement et procédé à une lecture analytique, réflexive et dialoguée, établissant des relations qui aident à comprendre le réseau d’historicisations construites. Nous voulons contribuer à la compréhension des singularités, particularités et spécificités de cette anthropologie, en nous demandant s’il est possible de parler de son propre style et, si la réponse est affirmative, quels en seraient les indicateurs.
Mots-clés: Historicisation de l’anthropologie, productions locales, Université Nationale de Cordoue, styles an-thropologiques.
Resumo: Através da compilação, classificação e análise de 22 produções publicadas ou produzidas entre 2001 e 2021 que historicizam a antropologia na Universidade Nacional de Córdoba (UNC), queremos conhecer: temas, trajetória de refer-ências, áreas, linhas ou projetos de pesquisa e extensão, espaços de formação, cronologias e encontros acadêmicos. Para isso, ordenamos cronologicamente as produções e realizamos uma leitura analítica, reflexiva e dialógica, estabelecendo relações que ajudam a compreender a rede de historicizações construídas. Queremos contribuir para o conhecimento das singularidades, particularidades e especificidades desta antropologia, perguntando-nos se é possível falar de um estilo próprio e, em caso afirmativo, quais seriam os indicadores.
Palavras-chave: Historicização da antropologia, produções locais, Universidade Nacional de Córdoba, estilos antropológicos.
Dossier
Antropologías en la Universidad Nacional de Córdoba: ¿estilo propio? Una aproximación a su historización en producciones recientes (2001-2021)
Anthropologies at the National University of Córdoba: its own style? An approach to its historization in recent productions (2001-2021)
Anthropologies à l’Université Nationale de Cordoue : un style propre? Une approche de son historicisation dans les productions récentes (2001-2021)
Antropologias na Universidade Nacional de Córdoba: estilo próprio? Uma abordagem de sua historicização em produções recentes (2001-2021)
Recepción: 25 Abril 2023
Aprobación: 10 Agosto 2023
Publicación: 26 Noviembre 2023
Si bien podemos decir que la institucionalización de la Antropología en la Universidad Nacional de Córdoba tiene lugar a mediados del siglo pasado, ya que en 1941 se creó el Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore “Dr. Pablo Cabrera”, y en 1948 el Museo de Antropología, fue recién en el año 2000 que se instituye la formación profesional de antropólogo/as (en el nivel de posgrado y grado) en la Facultad de Filosofía y Humanidades (FFyH- UNC)1. Hoy observamos que la institucionalización de la profesionalización estuvo acompañada del incremento de investigaciones y trabajos que hicieron de la disciplina su objeto de estudio, lo cual se asemeja a lo observado por María Julia Name (2015) en ese período para Argentina. Esta autora destaca que en los primeros años del siglo XXI no solo crecieron en cantidad las publicaciones de este campo de estudio, sino que además se conformaron grupos y proyectos de investigación que accedieron al financiamiento, y se organizaron espacios de discusión e intercambio en distintas reuniones académicas.
En este trabajo analizamos 22 producciones que historizan la Antropología en la UNC, realizadas por antropólogos/as (con título de grado y/o posgrado en Antropología otorgado por una universidad argentina o del exterior), con lugar de trabajo en esta universidad, publicadas o realizadas entre los años 2001 y 2021. Queremos examinar qué temas se eligen para construir los objetos de estudio en estas historizaciones, entre los cuales encontramos: la trayectoria de referentes locales, áreas (ramas, campos) de la antropología, líneas o proyectos de investigación y extensión, espacios de formación y enseñanza, cronologías y reuniones académicas. También indagamos el formato, año y lugar de publicación o realización, así como las autorías individuales o colectivas. Acerca de los/as autores/as hacemos una pequeña biografía para conocer su formación e inserción institucional en la investigación y la enseñanza.
Además, deseamos aportar al conocimiento de la singularidad de esta antropología, al preguntarnos si existe un estilo propio en la UNC y, de ser así, cuáles serían los indicadores de esas particularidades que contribuyen al estilo nacional pero que no lo es (Vessuri, 1996). No es nuestra intención construir un relato único y exhaustivo respecto de las antropologías, ya que pretendemos una aproximación al estudio de las historizaciones.2
Acuñamos el concepto historizar para entender la complejidad del proceso de construcción del campo antropológico, comprendiendo que en ese proceso hay acciones de selección, clasificación, registro y conceptualización de la experiencia. Para Rosana Guber, “el pasado se integra y recrea significativamente desde el presente, a través de prácticas y nociones socioculturales específicas de temporalidad, agencia y causalidad” (2009: 5).
De hecho, siguiendo a Roberto Cardoso de Oliveira3 entendemos que “en las periferias” podemos encontrar una pluralidad de estilos, incluso, dentro de los contextos nacionales: “Pues bien: si la matriz ha permanecido prácticamente la misma, con una u otra alteración observable en las antropologías centrales, garantizando así la universalidad de la disciplina, entonces, ¿qué se puede entender por su singularidad en la periferia? Es aquí en donde entra la noción de estilo” (1999: 25).
Entonces, si bien Argentina estaría ubicada en la periferia de las antropología centrales que se desarrollan en Estados Unidos, Francia e Inglaterra, el centro en las historizaciones nacionales de la disciplina en el país son las universidades nacionales ubicadas en la vera del Río de La Plata: la de Buenos Aires y la de La Plata, mientras el resto de las provincias conforman las periferias también con sus diferencias y desigualdades. Siguiendo a Guber (2009), consideramos que estas dos unidades académicas son rectoras de la titulación, la teoría, la circulación de recursos y la transmisión a través de la enseñanza, además de ser el escenario hegemónico en la traza de la historización (en singular) de la antropología en Argentina. Córdoba y su universidad nacional estarían ubicadas en esa periferia, pero veremos si tiene particularidades y cuáles son.
Finalizando el siglo pasado, Stocking (1982) diferenciaba las antropologías de construcción imperial (empire-building) y nacional (nation-building), mientras los/as antropólogos/as en Latinoamérica problematizaban el propio campo disciplinar, entendiendo que existían distintos modos de investigar, intervenir y enseñar en antropología. Así se sumaron otras clasificaciones: del norte y del sur; periféricas y centrales o metropolitanas; hegemónicas y subalternizadas; canónicas y disidentes; universales y localizadas4. Por esos años, se organizaron reuniones, simposios y mesas de trabajo con el fin de comprender el desarrollo de la disciplina en estas latitudes del mundo. Tal fue el caso del “Seminario sobre estilos de antropología” que tuvo lugar en la Universidade Estadual de Campinas, Brasil, en 1990 (Cardoso de Oliveira, 1999), y el Simposio “Antropologías metropolitanas y antropologías periféricas: Encuentros y desencuentros” del X Congreso de Antropología en Colombia, en 2003 (Jimeno, 2005).
En estas reuniones, Roberto Cardoso de Oliveira (1999) diferenciaba entre antropologías centrales y periféricas “a falta de un mejor término”. Por centrales o metropolitanas entendía las antropologías que surgieron a fines del siglo XIX en Inglaterra, Francia y los Estados Unidos, y que dieron origen al gran marco que hoy conocemos como antropología. En las periféricas incluía a las generadas en América Latina, África y Asia, advirtiendo que la diferencia no era valorativa, es decir, nada tenía que ver con el ejercicio de buenas o malas antropologías, sino con la existencia de antropologías distintas. Por su parte, Esteban Krotz (1993, 2006) diferenciaba a las “antropologías del sur” de las del norte, caracterizándolas desde la cociudadanía de sus practicantes, la construcción de alteridades diferentes a las del norte y el desconocimiento de los antecedentes propios. Como advierte este autor: “esta clasificación engloba la división que durante el siglo XIX se nombraba en los términos de la oposición civilización-salvajismo/barbarie, que luego fue sustituida por los binomios desarrollo-subdesarrollo, modernidad-tradición, dominación-dependencia, metrópolis-periferias, globalización-localismo” (Krotz, 1993: 6).
Por su parte, Cardoso de Oliveira (1999) reconocía elementos individualizantes en las antropologías periféricas, y que conceptualizaba como “estilos propios” con sus particularidades y singularidades, no con el epíteto de nacionales. Hablar de estilos antropológicos le permitía descubrir la heterogeneidad de las antropologías al situarlas histórica, cultural, epistemológica y políticamente. Para Hebe Vessuri, estos “rasgos peculiares” ayudan a “identificar contexturas sociocognitivas que en algún sentido sean comparables entre sí al interior de configuraciones más amplias que las engloban” (1996: 62) y para Guber (2008) permiten comprender que entrañan un orden jerárquico y desigual entre sí.
En el marco de estos debates teóricos se inscribe nuestro análisis pero a una escala más pequeña, ya que la unidad de estudio es la Universidad Nacional ubicada en la provincia de Córdoba, Argentina. En la segunda mitad del siglo XX los estudios que abordaban estos temas tenían una escala continental y de países, pero en las primeras décadas del siglo XXI, en Argentina comenzaron a ser por provincias, por universidades nacionales (Guber, 2014). En este trabajo focalizamos el análisis en una provincia que alberga a una de las universidades nacionales más antiguas del continente -fundada en el período colonial por los padres Jesuitas- y la Academia Nacional de Ciencia -creada a fines del siglo XIX, en tiempos de la conformación de lo que conocernos como Estado nacional moderno-.
Leyendo a Krotz, entendemos a la antropología “como todas las ciencias, una empresa gremial en la que se conjuntan esfuerzos individuales y colectivos. La estilística que postulaba Cardoso de Oliveira puede ser un camino para reconocer en estos esfuerzos determinados modos o tipos de hacer antropología, determinadas tendencias de construir conocimiento antropológico” (2019: 118). Esto es lo que nos proponemos aquí mediante el estudio de las producciones examinadas y las historizaciones que nos presentan los/as colegas.
A partir de 1980, tal vez motivado/as por el regreso de la democracia a la Argentina, tras la dictadura cívico-militar y buscando “sanear las ciencias sociales y humanas castigadas por la represión física e intelectual” (Guber, 2009: 4) alguno/as antropólogo/as5 comienzan a revisar el pasado disciplinar y a periodizar “la antropología argentina” situando el eje en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de La Plata. De estas revisiones no forman parte las antropologías desarrolladas en el interior del país, como es el caso de Córdoba. Una posible explicación podría ser la tardía institucionalización de la profesionalización de la antropología en Córdoba con respecto a las mencionadas universidades, lo cual entendemos -a su vez- como indicador de estilo.
En la mayoría de estos trabajos encontramos que la historia de la antropología en nuestro país es narrada a partir de sucesos políticos acontecidos a nivel del Estado Nación e hitos académicos acaecidos en Buenos Aires. En una publicación del año 2009, Guber analiza tres periodizaciones elaboradas por cuatro antropólogos argentinos y publicadas en las dos últimas décadas del siglo pasado. Allí la autora pone el foco en las clasificaciones temporales, demostrando que los criterios de continuidad y discontinuidad seleccionados por los autores en cuestión generan una historización hegemónica que caracteriza como “extra académica, anti institucional y porteño céntrica” (Guber, 2009: 5).
Pero esto cambió iniciado el presente siglo, ya que aumentaron notablemente las producciones cuyo objeto de estudio es la propia disciplina, tanto en el país como en nuestra provincia. Tal como propone Guber, los abordajes socioantropológicos de estas historizaciones permiten: “La detección de puntos míticos o mitologizables; la elaboración de patrones de duración, continuidad y discontinuidad; la identificación de localizaciones preferenciales para caracterizar el decurso disciplinar y a sus agentes más significativos; y la proyección de un posicionamiento de la disciplina en el concierto mayor, sea este definido como académico o como otra cosa” (2009: 3).
En este sentido, entendemos que la examinación de estas producciones que historizan las antropologías en Córdoba, nos invita a desmonumentalizar un tipo de relato histórico, bregando por su diversificación y ampliación. En esta búsqueda, Guber, en 2014, encabezó la compilación de un libro sobre estudios antropológicos e históricos del desarrollo de la disciplina entre 1930 y 1980 realizados por investigadores/as de distintas trayectorias y pertenencia institucional (La Plata, Olavarría, Buenos Aires, Córdoba y Tucumán). Fundamentaba ese recorte temporal afirmando que durante este periodo se dio un desarrollo del campo académico y disciplinar de la antropología moderna en el país. De este modo, procuraba e incitaba hacer una revisión profunda de las líneas con que contamos “nuestra historia disciplinar”, para no seguir reproduciendo narraciones “dualistas, ahistóricas, teoricistas, etnocéntricas y difusionistas” (2014: 14).
En consonancia con lo advertido por Leopoldo Bartolomé (2007), en la Argentina se ha producido un campo antropológico con algunos rasgos comunes y también con una notable diversificación interna que ameritan su estudio. Esta afirmación la hace un misionero, formado como antropólogo en la Universidad de Buenos Aires y creador de la Licenciatura en Antropología en su provincia natal, Misiones, en el año 1975.
Siguiendo esta perspectiva es que revisamos las producciones en/de Córdoba, provincia mediterránea ubicada en el centro e interior del país, durante las dos primeras décadas del siglo XXI advirtiendo que la disciplina aquí tuvo un desarrollo particular. Si construimos como un indicador la distancia temporal, 60 años, entre la creación del Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore Dr. Pablo Cabrera, con fines de investigación, y la inauguración de las carreras para formación de profesionales, esto la diferencia de otras universidades nacionales del país. No es un dato menor que en el crecimiento de un campo disciplinar es indispensable la formación profesional, lo que se observa en este caso de estudio, así como los antecedentes de la disciplina.
La ciudad de Córdoba es la capital de la provincia homónima, localizada en el centro del país. Está emplazada geográficamente en el piedemonte y fue poblada hace aproximadamente 10 000 años, lo que la convierte en periferia de universos culturales con mayor interés arqueológico y etnológico específico: las tierras altas del noroeste, el Chaco y el área de Pampa-Patagonia. Fue fundada a fines del siglo XVI por Jerónimo Luis de Cabrera y, durante el período colonial, ruta de comercio y contrabando entre el puerto de Buenos Aires, Chile y el Alto Perú. Aloja la Universidad más antigua del territorio argentino, creada por la Compañía de Jesús en 1613, nacionalizada en 1854 y escenario del movimiento estudiantil que llevó a la Reforma Universitaria en 1918, proclamando una universidad abierta, democrática y plural.
La antropología no ingresó a la vida académica a través de la Universidad, pese a su antigua existencia, sino que lo hizo mediante la Academia Nacional de Ciencias. Su propósito no fue la formación de antropólogos/as sino la investigación y creación de un museo. La Academia había surgido en 1869 a partir de una iniciativa del gobierno nacional para incentivar y desarrollar las investigaciones, trayendo científicos desde Europa, en su mayoría alemanes, como era costumbre en la época para toda América Latina y del Norte. En esta institución, el naturalista bonaerense Florentino Ameghino creó y dirigió el Museo Antropológico y Paleontológico en 1885, el cual permaneció abierto sólo un año.
Tras la Reforma Universitaria de 1918, la antropología se inserta en la UNC en 1925, mediante dos cursos libres: la cátedra de Etnografía argentina a cargo de monseñor Pablo Cabrera y la de Antropología física que tuvo como docente al médico Ariosto Licurssi. Eran cursos extracurriculares y estaban destinados a todos los estudiantes de la universidad que los desearan cursar, lo que permitió que la antropología se difundiera. Estos fueron los primeros espacios de formación profesional (Zabala, 2010). Luego, en 1941 se fundó el Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore Dr. Pablo Cabrera, dependiente del rectorado, y como parte de esa misma institución se inauguró en 1948 el Museo de Antropología (Ferreyra, 2006; Bonnin y Zabala, 2017). Ambas instituciones estuvieron bajo la dirección del profesor entrerriano, Antonio Serrano. El Instituto cambió de nombre y de director en 1957 y pasó a llamarse Instituto de Antropología, mudando su dependencia institucional a la Facultad de Filosofía y Humanidades (Ferreyra, 2006) bajo la dirección del médico y doctor en Antropología Alberto Rex González.
Córdoba siguió aportando a la construcción del campo disciplinar a nivel nacional a través de la organización, desde el Instituto, de la Primera Convención Nacional de Antropología en 1964. Esta tuvo como fin procurar normativizar el lenguaje de la disciplina a nivel país (Zabala, 2014). También, desde el Instituto se organizó el XXXVII Congreso Internacional de Americanistas que tuvo lugar en Mar del Plata, Buenos Aires, en 1966 (Zabala, 2015).
La enseñanza en el grado de Antropología Cultural y de Prehistoria y Arqueología Americana se hacía por aquellos años en el marco del plan de estudio de la Licenciatura en Historia que se enseñaba en la FFyH-UNC. Tras el golpe de Estado de 1966, y al momento de regresar del Congreso de Mar del Plata, la Escuela de Historia no era la misma. A los docentes no se les renovó el contrato y migraron, uno a Chile y otros a Venezuela. El estudiantado no volvió a las aulas, pero terminaron sus trabajos finales de licenciatura (Zabala, 2015).
A pesar de los golpes de Estado -1955, 1966 y 1976- que tuvieron como consecuencia la expulsión y el exilio de docentes e investigadores en la UNC, el Instituto de Antropología nunca cerró sus puertas, como tampoco la Escuela de Historia, algo que sí pasó en otras universidades del país.
En el año 1987, ya con el retorno de la democracia al país -hecho acaecido el 10 de diciembre de 1983-, el Instituto pasó a formar parte del recién creado Centro de Investigaciones de la FFyH-UNC y desapareció como tal. En el año 2002, el Museo de Antropología volvió a abrir sus puertas al público, luego de mudarse desde ciudad universitaria a Nueva Córdoba, barrio cercano al centro de la ciudad. David Nicolaus (2020) define a esta acción como “llevar los indios al centro”, haciendo alusión a esta mudanza que fue toda una apuesta política universitaria, ya que durante muchos años se caracterizó a Córdoba como “la docta” (por la presencia de la Universidad) y “de las campanas” (por la gran presencia de iglesias católicas) negando sistemáticamente la presencia indígena (Bompadre, 2016)6. En el año 2011, el Área Científica del Museo se constituyó en el Instituto de Antropología de Córdoba, dependiente de la Universidad y del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas7.
Ubicar, caracterizar e historizar a Córdoba en relación con la antropología resulta significativo para entender que las producciones intelectuales son fenómenos culturales, sociales e históricos producidos en un tiempo-espacio determinado, por grupos de personas e instituciones que las agencian.
Si bien el proceso de construcción de la nación Argentina marca a la antropología en nuestro país, en este acápite presentamos una línea de tiempo con las instituciones dedicadas a la investigación, la musealización y la enseñanza de la Antropología en el ámbito de la Universidad de Córdoba, a fin de ponerla en diálogo, ensamblar y comparar con lo que sucedió en la Universidad de La Plata y la de Buenos Aires. Así buscamos relativizar las historias y discursos hegemonizantes narrados desde Buenos Aires, pluralizando y diversificando el estudio de las antropologías y comprendiendo las singularidades que podrían indicar un estilo propio, en relación a discursos, prácticas y sentidos más amplios que han sido narrados como “la antropología argentina”.
En nuestro país, en tiempos de la conformación del Estado Nacional, las instituciones museísticas fueron las pioneras en recolectar, guardar, conformar e investigar las colecciones que hoy consideramos de interés arqueológico, bioantropológico y etnológico. En Córdoba se dio en 1885 cuando se inauguró el Museo Antropológico y Paleontológico como parte de la Academia Nacional de Ciencias bajo la dirección de Florentino Ameghino (Laguens y Bonnin, 2009); seguido por el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, fundado en 1897 por Perito Moreno, y el Museo Etnográfico, en el ámbito de la Universidad de Buenos Aires, en el año 1904 por Juan Ambrosetti. Mientras en Córdoba el Museo duraría tan solo un año, en Buenos Aires y La Plata ambos espacios museísticos se convertirían en hitos fundacionales de la historia disciplinar.
En 1958, la Universidad Nacional de la Plata creó la Licenciatura en Antropología y en 1959 hizo lo propio la de Buenos Aires, denominándose Licenciatura en Ciencias Antropológicas. Por su parte, la Universidad de Córdoba abrió su Licenciatura en Antropología en el año 2010 junto con el Doctorado en Ciencias Antropológicas, a 10 años de la creación de la Maestría en Antropología y a 3 años de la creación de la Especialización en Antropología Social8.
Otro indicador es que mientras las universidades del río de la Plata construyeron “su otro” fuera de la provincia de Buenos Aires y dirigieron su mirada analítica hacia las sierras centrales, la Patagonia, el Noroeste y el Litoral argentino, Córdoba lo hizo en su propio territorio, en Catamarca (a partir de la década de 1960) y Tucumán (desde 1970), principalmente.
Aquí podemos advertir algunos indicadores que diferencian a Córdoba respecto de las instituciones museísticas, de investigación y formación profesional en Buenos Aires y La Plata y a continuación proponemos adentrarnos en el estudio de las historizaciones sobre las antropologías en la UNC, realizadas por investigadore/as y docentes antropólogos/as de la casa, y publicadas entre 2001 y 2021.
Procurando conocer las historizaciones que se hicieron e hicimos de nuestro campo de formación, estudio y desempeño profesional en esta provincia es que iniciamos esta investigación. En palabras de Beatriz Heredia (2005), nos posicionamos como productos y productoras de esta disciplina. Así fue como recuperamos 22 trabajos que no incluyen las tesis de licenciatura, maestría y doctorado y aquellas producciones cuya autoría no pertenece a docentes e investigadore/as de la UNC. Tomamos este criterio de selección porque quisimos hacer foco en las producciones realizadas por nativos/as del campo disciplinar con lugar de trabajo en la institución que analizamos aquí. Para ellos/as y nosotras la historización de la antropología ha sido y es objeto de estudio y reflexión, allí hacemos trabajo de campo y es en ese espacio donde disputamos el campo antropológico del cual somos parte.
Para el análisis de las producciones nos reunimos -de modo virtual- una vez al mes durante 2020 y 2021 con el propósito de discutirlas, ponerlas en diálogo, compararlas y ficharlas. En cada encuentro seleccionamos más de un trabajo, que agrupamos por similitud en la temática a partir del título y/o el resumen; así fue cómo construimos los siguientes ejes de lectura: protagonistas o referentes, áreas de conocimiento (subdisciplinas o ramas de la antropología, campos temáticos, líneas o proyectos de investigación y extensión), espacios de formación y enseñanza, cronologías y reuniones académicas.
Con respecto a los formatos, los hemos clasificado en: libros: 1; capítulos de libro: 4; ponencias en actas de congreso: 2; artículos en revistas: 10; entrevistas escritas: 2; filmación de conferencia: 1; podcast: 1; y video reportaje: 1. Los artículos, salvo 5 que se publicaron en revistas extranjeras (3 en España; 1 en Colombia; 1 en México), circularon en publicaciones nacionales. Las actas de congreso y la conferencia se socializaron en reuniones académicas nacionales, mientras que los libros en editoriales nacionales. El audiovisual se realizó con motivo de la inauguración de la Licenciatura en Antropología (FFyH-UNC), y el podcast se hizo en el marco de la Noche de los Museos9 del año 2020 como parte del proyecto “Bell, la viajera del tiempo que recupera historia de los museos universitarios”10. Todas las producciones están en idioma español.
Al analizar las autorías de los trabajos podemos señalar que en coautoría hay un total de 8 producciones, otras 12 son de autoría individual y otras 2 anónimas11. Entre los/as autore/as con más de una producción están: Mariela Zabala (6), Mirta Bonnin (4), Fabiola Heredia (3), Andrés Laguens (3), Lucía Tamagnini (3), María Lugones (2), Gustavo Blázquez (2); y con un trabajo: Natalia Bermúdez, Guillermina Espósito, Malena Previtalli, Graciela Tedesco, Mariana Fabra, Mónica Maldonado, Lucía Caisso, Miriam Abatte Daga, Anahí Ginarte y Claudina González. Vale advertir que en uno de los trabajos es autora Maldonado (su participación en una conferencia filmada) y en otro es entrevistada.
Trazamos una breve trayectoria académica de estos/as antropólogos/as que fueron autores/as y/o partícipes de más de un trabajo para conocer sus formaciones e inserciones laborales. Las presentaciones las ordenamos alfabéticamente por apellidos, y luego mostraremos los puntos de encuentro entre ellos/as para ver cómo construir una trama social.
Blázquez es formado en medicina y psicología (UNC), egresado de la Maestría en Investigación Educativa con orientación Socio-Antropológica (UNC), Master en Antropología Social y Doctor en Antropología por la Universidad Federal de Río de Janeiro; fue director de la Maestría y la Especialización en Antropología entre 2013-2014 y docente de la Licenciatura en Antropología (FFyH-UNC) hasta el año 2022. Por su parte, Bonnin es antropóloga por la UNLP y Máster en Museología por la Universidad de Costa Rica; también fue directora del Museo de Antropología (entre 1997 y 2010 y retomó para 2013-2016) y miembro de la comisión que creó la Licenciatura en Antropología y posteriormente docente hasta su jubilación en el año 2021. Heredia es politóloga, egresada de la Maestría en Antropología, fue directora de la Especialización y Maestría en Antropología entre 2014-2022, es directora del Museo de Antropología (2017 hasta la actualidad) y docente de la Licenciatura en Antropología (FFyH-UNC). Laguens es licenciado en Antropología por la UNLP y Doctor en Filosofía y Letras por la misma universidad; fue creador y primer director de la Maestría en Antropología, así como del Doctorado en Ciencias antropológicas en la UNC; trabajó en la reapertura del Museo y también fue miembro de la comisión que creó la Licenciatura en Antropología; ejerce la docencia en la Licenciatura con su cargo radicado en el Museo de Antropología. Por su parte, Lugones es Profesora en Historia (FFyH-UNC), Magister y Doctora por la Universidad Federal de Río de Janeiro (Brasil) e investigadora del Centro de Investigaciones de la FFyH-UNC. Maldonado era una estudiante de Historia (UNC) que se debió exiliar en México en 1976; allí egresó como antropóloga social de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y en su retorno al país, con la democracia en 1983, se desempeñó como docente en distintos espacios de la Universidad, entre ellos la Escuela de Ciencias de la Educación y la Licenciatura en Antropología (FFyH-UNC); también cursó la Maestría en Investigación Educativa con orientación Socio-Antropológica (CEA-UNC). Tamagnini es Licenciada en Historia, Doctora en Ciencias Antropológicas y docente de la Licenciatura en Antropología (FFyH-UNC). Por su parte, Zabala es licenciada en Historia (FFyH-UNC), formó parte del equipo que trabajó para la reapertura del Museo y se formó en la Maestría en Antropología y en el Doctorado en Ciencias Antropológicas; también es docente de la Licenciatura en Antropología.
Pudimos conocer que tres de esto/as autore/as tienen formación de grado en antropología, dos en la Universidad de La Plata (Bonnin y Laguens), una en México (Maldonado) y el resto en una diversidad de disciplinas vinculadas a las ciencias sociales pero con predominancia de la formación en historia.
A través de estás sucintas trayectorias podemos ver cómo estos/as autores/as se entrecruzan en espacios de formación del grado y posgrado en antropología, así como de desempeño profesional en el Centro de Investigaciones y/o el Museo de Antropología de la FFyH-UNC. En este transitar generaron un entramado social donde se enseña e investiga en antropología en Córdoba dándole una singularidad específica a la vez que colectiva.
Como señala Heredia (2005), si bien son pequeñas trayectorias personales, no son de individuos aislados sino de personas relacionadas entre sí y resultantes de procesos sociales más amplios.
La construcción de los objetos de estudio para historizar la antropología en la UNC se hizo en torno a la trayectoria de personas, áreas de conocimiento, espacios de formación, cronologías y reuniones académicas. A continuación presentamos nuestro análisis.
Lo/as referentes seleccionado/as para historizar sus trayectorias académicas son: Iván Baigorria “Moluche” [1937-1988] (s/a, 2005), Osvaldo Heredia “El Negro” [1939-1989] (Bonnin, 2010), Alberto Rex González [1918-2012] (Bonnin, 2008; Laguens, 2010; Bonnin y Soprano, 2011; Bonnin y Laguens, 2012), Monseñor Pablo Cabrera [1857-1936] (Zabala, 2010, 2013), Judit Antonello (Zabala, 2020), y las profesoras de la Escuela de Psicología (UNC) entre 1986 y 199412: Adriana Sismondi (s/d-2009), Liliana Ledesma, Lucila Villarreal, Marta Giorgis, Marta Sagristani, Mónica Maldonado, Noemí Córdoba y Susana Ferrucci (Blázquez et al, 2021).
Baigorria fue el primero en ser homenajeado en la revista virtual Alfilo de la FFyH, por su fallecimiento, en una entrevista realizada a Horacio Faas y Mónica Maldonado, quienes lo reconocieron como un amigo y maestro. Luego, Bonnin escribe un artículo sobre Heredia en la Revista del Museo de Antropología donde etnografía su formación y trayectoria docente, entre 1960 y 1970, así como su participación en el proyecto de investigación arqueológico en el Valle del Ambato Catamarca.
Sobre la figura de González hay tres producciones: en coautoría Bonnin y Soprano; otra de Laguens; y la última de Bonnin y Laguens. El primer artículo aborda la trayectoria profesional de González entre las universidades de La Plata, el Litoral y Córdoba; el video que realiza Laguens entrevistando a González es con motivo de la apertura de la licenciatura en Antropología y se proyectó en el acto inaugural; y finalmente un artículo que es un memorial al momento de su fallecimiento en la Revista del Museo de Antropología (FFyH-UNC).
En torno a la persona de Cabrera, Zabala reconstruyó su trayectoria como un hombre de la iglesia católica consagrado en sus ministerios, y luego su consagración en el ámbito académico y científico cuando participa del Congreso Internacional de Americanista en 1910.
Zabala también etnografía el modo de investigar en Antropología Cultural en la década de 1960 desde la FFyH-UNC a través de la experiencia vivida, memoria y documentación de época brindada por Antonello.
Finalmente, encontramos un artículo (entrevista) sobre la trayectoria de Maldonado como investigadora y docente de la FFyH-UNC, que no tiene autor/a pero fue publicado en la página web del Centro de Investigaciones de la FFyH-UNC. Esta misma antropóloga es una de las profesoras de la Escuela de Psicología elegidas por Blázquez et al. (2021) para elaborar una semblanza, junto a Adriana Sismondi, Liliana Ledesma, Lucila Villarreal, Marta Giorgis, Marta Sagristani, Noemí Córdoba y Susana Ferrucci, que permiten conocer la trayectoria de estas mujeres en la cátedra de Antropología Cultural, Contemporánea y Latinoamericana en el lapso marcado por el retorno a la democracia en el país y la creación de la Maestría en Investigación Educativa con orientación socio antropológica del CEA-UNC. También, Maldonado es una de las antropólogas expositoras (la única cordobesa) en el Coloquio “30 años de la Investigación Educativa en Argentina” (Maldonado, 2015).
Como podemos ver, tuvo una atención diferencial Rex González, quien es considerado en Córdoba como la persona que trajo de Estados Unidos la antropología científica en 1957, año en que asumió la dirección del Instituto de Antropología y el dictado de la materia Prehistoria y Arqueología Americana en la Escuela de Historia FFyH-UNC.
Si a esto/as referentes lo/as vinculamos con sus áreas de investigación podemos advertir que estas son: arqueología (González y Heredia), etnología (Cabrera), antropología cultural (Baigorria y Antonello) y antropología y educación (Maldonado). En el caso de las profesoras de la Escuela de Psicología cuyas trayectorias fueron reconstruidas por Blázquez et al (2021), encontramos una diversificación en cuanto a las áreas de investigación e intervención, pero todas ligadas a una concepción más social de la antropología.
Si continuamos con las áreas de la antropología, encontramos que se publicaron 7 artículos sobre: arqueología 3 (Bonnin, 2008; Laguens, 2008; Fabra y Zabala, 2015); antropología y educación 1 (Maldonado, 2015); antropología del cuerpo y la performance 1 (Blázquez, Heredia, Lugones y Tamagnini, 2020); antropología cultural 1 (Zabala, 2020) y antropología forense 1 (Ginarte y González, 2021). La producción de estos trabajos se hizo a lo largo de las dos décadas, al igual que los artículos que tienen como objetivo de pesquisa las trayectorias intelectuales de los/as antropólogos/as.
Con respecto a los trabajos que toman como objeto de estudio la institucionalización de la enseñanza de la antropología en la UNC, encontramos uno de Zabala (2010) sobre las cátedras libres de Etnología argentina y Antropología física; otro de Heredia (2016) sobre la Especialización y la Maestría en Antropología cuando se desempeñaba como directora; y lo mismo hace Abate Daga (2016), pero con la Licenciatura en Antropología cuando era directora. También sobre la carrera de grado, pero más específicamente sobre un espacio curricular, el “Curso de Ingreso”, reflexionaron pedagógicamente Caisso y Tamagnini (2016). Todas las producciones se dieron en la segunda década del siglo XXI.
El trabajo de Blázquez, Heredia, Díaz, Liarte Tiloca, Lugones y Tamagnini pone el foco de estudio en una cátedra de la Escuela de Psicología entre 1986 y 1994: la de Antropología contemporánea y latinoamericana, mediante un ejercicio etnográfico acerca de la trayectoria de ocho profesoras. Al igual que Abate Daga (2016) y Blázquez et al (2020), recuperan la creación de la Maestría en Investigación Educativa con orientación Socio-Antropológica en el CEA-UNC como un antecedente importante para la profesionalización disciplinar en la universidad. En relación a los indicadores de estilo que fuimos mencionando, aquí podemos ver que si bien un antecedente de la profesionalización, que es la carrera de posgrado en Investigación Educativa, nace en el Centro de Estudios Avanzados (CEA), las carreras de formación profesional, específicamente en antropología, se crean en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la misma universidad.
Una sola cronología se realizó para la antropología cordobesa y fue autoría de Bermúdez, Espósito, Previtalli y Tedesco (2010). Ellas marcan tres momentos en el desarrollo disciplinar; el primero, donde participan del campo aficionados, profesionales y miembros de la curia de la iglesia católica, quienes buscaban a través de sus estudios la conservación del “ser nacional” propio de las élites intelectuales nacionalistas de la época; el segundo, cuyo comienzo se da en 1955 con la caída del presidente Juan Domingo Perón y con la introducción de cambios significativos en las universidades argentinas, influenciados por un modelo de ciencia que profundizó el proceso de profesionalización de la disciplina; el tercer momento inicia con la vuelta a la democracia, más precisamente en 1987 cuando el Instituto de Antropología y su Museo pasaron a formar parte del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFyH), y la biblioteca pasa a ser parte de la Biblioteca de la Facultad “Elma Kohlmeyer de Estrabou” bajo el nombre de Sección Antropología “Aníbal Montes”. Probablemente, a la luz de lo observado en este análisis preliminar, que hemos nombrado como aproximación al estudio de las historizaciones de las antropologías en la UNC, sea posible complementar las cronologías y periodizaciones locales, a la vez que diversificar las nacionales.
Por último, respecto a reuniones académicas, encontramos un trabajo de Zabala (2014) sobre la Primera Convención Nacional de Antropología que tuvo lugar en 1964 en la ciudad de Carlos Paz (provincia de Córdoba) y fue organizada por el Instituto de Antropología. La misma tuvo como objetivos principales lograr un lenguaje en común para todos los/as cultores de la disciplina a nivel nacional, sin importar el área, aunque en la primera parte, se centró principalmente en el lenguaje de la arqueología.
Así, pudimos conocer modos de abordar e historizar la antropología en la UNC y encontrar que tuvo una atención diferencial la arqueología y sus cultores. A partir de 2011, observamos una diversificación respecto de otras áreas de estudio, aunque ninguna aborda la antropología física y biológica, y encontramos una incipiente mención a la antropología social, ligada a las trayectorias de las profesoras de la Escuela de Psicología, así como a la instauración en nuestra universidad del campo denominado antropología y educación.
Consideraciones finales
Las producciones que historizan las antropologías en la UNC, publicadas entre 2001 y 2021, buscaron caracterizar y visibilizar a determinado/as referentes que agenciaron este campo de conocimiento, así como problematizar el desarrollo de algunas áreas que conforman lo que hoy llamamos las ciencias antropológicas y sus campos o temas de estudio, además de conocer los espacios de enseñanza y profesionalización en la UNC, proponer una cronología de la disciplina institucionalizada en la Universidad y presentar una reunión académica nacional llevada a cabo en nuestra provincia. Todas dan cuenta de una consolidación de la disciplina en el espacio universitario, que si bien cuenta con una historia de más de cien años -en una provincia que, como dijimos, alberga a una de las universidades nacionales más antiguas del continente americano- y con la primera Academia Nacional de Ciencias del país (desde fines del siglo XIX), es en las dos primeras décadas de este siglo que se crean las carreras para su profesionalización. Este contexto socioinstitucional otorga a las ciencias antropológicas en Córdoba una singularidad.
Con respecto a la estructura e institucionalización de la profesionalización, también encontramos una particularidad, ya que la formación profesional se inició en el año 2000 con la Maestría en Antropología y 10 años después se abrió la carrera de grado con la licenciatura y en paralelo el doctorado. Esto ocasionó que muchos/as docentes de la licenciatura tengan formación de grado en historia, psicología, ciencias de la educación, entre otras, y formación antropológica en el posgrado, generando así que la antropología que se enseña y se hace nace del cruce de disciplinas. Asimismo, se origina e institucionaliza vinculada a las ciencias humanas y no a las ciencias sociales, ya que las instituciones de investigación, musealización y formación profesional se inscriben en la Facultad de Filosofía y Humanidades.
Analizamos los años de elaboración, los espacios nacionales e internacionales de publicación, los formatos, las autorías (individuales y colectivas) para luego reseñar los objetos de estudio construidos para historizar las antropologías en la UNC. Acerca de los autores y autoras de los trabajos, hicimos una pequeña biografía de su trayectoria académica para dar cuenta de su inserción institucional, área de investigación y espacio de enseñanza y gestión, a fin de mostrar el entramado social.
Con respecto a la consolidación de la enseñanza de la antropología en la UNC advertimos que marcó un crecimiento en la producción de historizaciones de la disciplina a nivel local que muestran una diversidad de áreas de investigación, así como de referentes que agenciaron el campo.
Como indicadores de estilo propio de las antropologías en la UNC podemos señalar: las investigaciones arqueológicas en la provincia se inician con científicos que vinieron de Buenos Aires y que se vinculan con la Academia Nacional de Ciencias; las cátedras libres posreforma universitaria son dictadas por un miembro de la iglesia católica y por un médico; la institucionalización de la enseñanza es tardía (en comparación con las universidades de Buenos Aires y La Plata), primero en el posgrado y luego en el grado; hay una preeminencia de la arqueología en las historizaciones y en menor medida un abordaje de la antropología cultural, antropología y educación, de la antropología del cuerpo y la performance, de la antropología social como tal, y de la antropología forense. Asimismo, se muestra en los trabajos un liderazgo de Alberto Rex González y sus aportes a la arqueología. Estas son singularidades que indican un estilo, pero que mantienen la matriz disciplinar y que no implican la uniformidad y homogeneidad, por eso decidimos hablar de antropologías en la UNC.
Sumamos a este cierre preliminar algo que nos ha llamado la atención respecto a los temas de estas producciones, y es la inexistencia de trabajos que analicen el desarrollo de la antropología física y biológica, a pesar de ser áreas de la Licenciatura en Antropología en el presente en esta Universidad. Con respecto a los/as autores antropólogos/as de las producciones analizadas, podemos afirmar que forman una comunidad de profesionales organizado/as e integrado/as a través de sus desempeños laborales en el Departamento de Antropología, el Centro de Investigaciones y el Museo de Antropología de la FFyH-de la UNC, como indicador de un estilo identitario.
Al grupo de trabajo Antropología de las Antropologías Latinoamericanas (ADALA) de la Asociación Latinoamericana de Antropología (ALA) por leer y discutir el borrador de este artículo. De modo especial a los/las colegas Carmen Araya (Costa Rica), Stephen Baines (Brasil), Daniel García (Colombia), Alina Horta (México), Esteban Krotz (México), Alejandra Letona (Guatemala), Julia Name (Argentina), Aura Reyes (Colombia), Fidel Rodríguez (Venezuela) y Héctor García (Colombia).
También a dos de los/as tres evaluadores/as que nos hicieron aportes y comentarios, pues ayudaron a revisar el trabajo para mejorarlo; entendemos a las evaluaciones como una instancia de aprendizaje entre pares, en pos de una ciencia y una práctica que tenga en cuenta al/a otro/a con cuidado y respeto.
Por último, agradecemos al equipo editorial del Boletín, editora general, asistente editorial y correctora de estilo por el trabajo minucioso y el acompañamiento.