Artículos
Factores predisponentes en la intervención sistémica de la violencia de género y su incidencia en salud mental
Predisposing factors in the systemic intervention of gender violence and its impact on mental health
Factores predisponentes en la intervención sistémica de la violencia de género y su incidencia en salud mental
Archivos Venezolanos de Farmacología y Terapéutica, vol. 38, núm. 5, p. 417, 2019
Sociedad Venezolana de Farmacología Clínica y Terapéutica
Resumen:
Objetivo: Analizar las creencias de violencia de género en la población de Cúcuta, norte de Santander, Colombia, mediante una escala tipo Likert de creencias de violencia de género. Método: El estudio se realizó bajo un enfoque no experimental de alcance descriptivo con preponderancia cuantitativa. Resultados: Se encontró que las creencias sobre este fenómeno de la violencia de género influyen para que se sigan incrementando los casos. Conclusión: En las mujeres las creencias de violencia de género son inferiores a la de los hombres, llegando a no dimensionarse la raíz de la violencia de género, ni el impacto negativo que causa a nivel social, personal, económico, laboral, entre otros, ya que en ocasiones se normaliza dentro de las relaciones de pareja.
Palabras clave: Violencia de género, creencias, ciclo vital, género.
Abstract:
Objective: To analyze the beliefs of gender violence in the population of Cúcuta Northern Santander, Colombia, using a Likert scale of gender violence beliefs. Method: The study was conducted under a non-experimental approach of descriptive scope with quantitative preponderance. Results: It was found that beliefs about this phenomenon of gender violence influence so that cases continue to increase. Conclusion: In women, the beliefs of gender violence are inferior to that of men, leading the root of gender violence not being dimensioned, nor the negative impact it causes on social, personal, economic, labor, among others, since sometimes it is normalized within the couple relationships.
Keywords: Gender violence, beliefs, life cycle, gender.
Introducción
Según la entidad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, también conocida como ONU mujeres (2016)1, históricamente las mujeres han sido receptoras de diferentes tipos de violencia, presentándose principalmente en las relaciones de pareja. Se estima que un 35% de la población femenina ha vivido este tipo de violencia en algún momento de su vida2. Por lo tanto, la violencia basada en género sigue presente y cobra mayores víctimas femeninas, fundamentadas en conductas y actitudes discriminatorias3, trascendiendo en los tiempos, los cuales impiden dicha igualdad. No obstante, en los últimos años el hombre ha venido presentando un alto índice de vulnerabilidad frente a la violencia de género4 Efectivamente, el Ministerio Nacional de Salud (2015) en la encuesta nacional de demografía y salud encontró que el 74,4% de los hombres son víctimas de violencia psicológica por parte de su pareja sentimental, a diferencia de las mujeres que son víctimas de violencia psicológica en un 64,1%. Por consiguiente, comparando las cifras hay una cantidad significativa de hombres que padecen este tipo violencia. Sin embargo, es un poco más silenciosa que en las mujeres5.
La razón causante de dicha violencia en los hombres es consecuencia de los celos, así pues, se encuentra que en los Departamentos de San Andrés, Arauca y Quindío es donde los hombres han reportado más esta problemática (Ministerio Nacional de Salud, 2015)5. Es evidente que en Colombia los hombres al igual que las mujeres han sido víctimas de maltratos tanto físicos como psicológicos por sus parejas o exparejas lo cual ha incrementado las muertes, principalmente en los hogares6, ya que en la mayoría de casos los hombres han sido señalados como los únicos agresores dentro y fuera de las relaciones de pareja, generando noción en la sociedad de que las únicas víctimas son las mujeres, considerándose una violencia invisible para el género masculino7. Por otra parte, se establece la violencia como aquel mecanismo que los hombres utilizan como medio para la solución de los conflictos y problemas dentro del núcleo familiar o conyugal8.
Es importante resaltar que la violencia de pareja no solo hace presencia en los hogares o convivencia ya sea de unión libre o matrimonio, sino que también esta aparece en los noviazgos, tal como lo expone Ruíz y col. (2018)9 donde aluden que existen una serie de factores que conlleva a que la violencia en el noviazgo pueda aparecer, entre ellos, factores sociodemográficos, históricos, clínicos o intrapersonales, interpersonales y contextuales, donde las representaciones de los medios y las representaciones familiares conlleva a que los adolescentes tomen como modelo los comportamientos violentos. Para Gamboa y col. (2017)10 la violencia aparece desde edades tempranas, y a su vez en los colegios e instituciones educativas es común que se haga presente, por medio de las agresiones y la desigualdad en los estudiantes. Haciéndose presente conductas de acoso entre los niños, niñas y adolescentes en las instituciones, ahora bien, esto conllevaría a que el círculo de la violencia si no es intervenido se presente en la adultez11.
De acuerdo a lo anterior Moral y López (2013)12 mencionan que la mejor forma de entrar a reducir los casos que aumentan cada año es por medio de nuevos valores y una ideología de equidad de género. Por otra parte, factores como el consumo de alcohol y consumo de otras sustancias psicoactivas socialmente aceptadas, trae consigo una serie de problemáticas tanto a nivel individual, como nivel social, en donde la mayoría de los casos el inicio de la dependencia de dichas sustancias comúnmente se presenta en jóvenes aumentando en los últimos años a un 20%13. A nivel local para la Gobernación de Norte de Santander14, se asegura que en el departamento la violencia continúa y no se detiene debido a que las cifras evidencian que 2.028 mujeres en el 2015 fueron víctimas de delitos sexuales y maltrato intrafamiliar por parte de su compañero sentimental u otros familiares15. Por ende, en la actualidad en Norte de Santander, se puede observar la gran incidencia que tiene la discriminación de género en el departamento, ya que esta población tiene una percepción cultural muy arraigada principalmente sobre el patriarcado en los hogares, es por esto que Facio y Fries (2005)16 mencionan que el patriarcado es entendido como una desigualdad entre hombres y mujeres que conlleva a colocar a las mujeres en un grado de inferioridad y a su vez, asignándose a ambos géneros una serie de características, roles y comportamientos que socialmente deben cumplirse o ejecutarse acorde a las creencias de estos17.
Dentro de las conductas violentas que se ejercen en la sociedad, existen las creencias que respaldan la violencia de género, se denomina creencias a la información que se posee sobre algún objeto, en concordancia con lo anterior, la teoría de Fishbein y Ajzen (1975)18 por medio de las creencias se establece la actitud y la norma subjetiva, de acuerdo a esto las creencias igualmente son las que determinan intenciones y su conducta (Reyes, 2007)19. Por lo que conlleva a que contribuyan en la reproducción y persista en el tiempo este tipo de violencia, por medio de actitudes y patrones que terminan rigiendo el comportamiento de los individuos. Dentro de la teoría que se expone, se encuentra que las creencias determinan tanto la conducta como los pensamientos de los seres humanos, esta se produce a través del aprendizaje y de los conocimientos20.
Aún más, según lo afirma Martín (2005)21, las creencias igualmente son representaciones de un estado mental. Por ende, dicho estado mental está estrechamente relacionado con la acción. Por consiguiente, un componente fundamental es el contexto, la sociedad en la cual se relacionan y se desenvuelven los individuos, dado que las creencias se encuentran difundidas en el entorno, ya que estas son componentes adquiridos por medio de la interacción con el entorno y con los demás sujetos22. De acuerdo a lo anterior, estas creencias permiten que se mantenga o incremente la violencia en este caso, la violencia de género, la cual termina siendo una problemática social.
Un fenómeno que aqueja cada vez más a la sociedad y que toca a todos sin restricción es la violencia, entiéndase por acciones en el marco de las relaciones humanas que ponen en desventaja a alguna de las partes y generan detrimento físico o psicológico, trastorno del desarrollo o privaciones y exclusión social. Como lo mencionan Leyton y Toledo (2012)23, en cualquier lado se evidencia a simple vista, ya que el conflicto está presente en todo contexto, quizá sea por la insatisfacción de las necesidades que posee una comunidad, un departamento y hasta el país, no obstante, de la violencia se derivan diferentes tipos e involucra diversos factores.
Cabe resaltar que las principales víctimas de la violencia de género son las mujeres y esto se constata con las altas cifras de víctimas que surgen cada año. Es por esto que la violencia contra las mujeres u hombres, tiene un trasfondo social y cultural, el cual se asocia a que un género tiene más poder sobre el otro y de ahí radica el desequilibrio en las interacciones o relaciones entre hombres y mujeres, en todos los ámbitos ya sea social, económico, religioso y político24. Y así llegando a ser uno de los principales flagelos que aquejan la humanidad. Expósito (2011)25 refiere que la violencia de género, es todo acto de violencia sexista, el cual atenta contra la integridad de las personas, dejando secuelas tanto físicas, sexuales o psíquicas, donde se incluyen las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de libertad.
Por otra parte, en muchas ocasiones la víctima guarda silencio de los actos de agresión, ya sea por amenazas contra su integridad física o por mostrar ante la sociedad una imagen de “vida ideal” y mantener un estatus, ya sea social o económico26. Se debe tener en cuenta que la violencia de género se resume como el poder que se desea ejercer de un sexo sobre otro, ya sea por medio de las agresiones sexual, físicas y psicológicas27.
Respecto a las violencias basadas en género, se resaltan tres tipos, siendo la más reportada la violencia física debido a las huellas externas y observables en las víctimas.
Por otra parte, se encuentra la violencia psíquica, que se relaciona con amenazas, insultos, humillaciones, desprecios, desvalorizando el trabajo, las opiniones28. Por otro lado, la violencia sexual que se ejerce mediante presiones físicas o psíquicas que pretenden imponer una relación sexual no deseada mediante coacción, intimidación o indefensión. Por último, violencia económica, donde las acciones de coacción son para impedir o limitar el acceso a dinero y derechos económicos de la mujer29. Por ello, cualquier tipo de violencia intencional o no, es dañina debido a que deja secuelas en ocasiones irreparables en el otro, por este motivo es trascendental analizar las diferentes facetas del comportamiento humano, con el fin de crear estrategias que permitan en parte mitigar las situaciones adversas de la misma. En cuanto al concepto de género que atribuye Brizuela (2010)30 se constata que es aquella construcción social de las diferencias sexuales entre lo masculino y lo femenino. El género se forma por las características y roles, a lo largo del tiempo aún se refleja que los papeles que diferencian lo masculino de lo femenino están muy arraigados en la cultura.
Aun cuando los géneros están expuestos a vivir la violencia, la mayor afectada a través del tiempo ha sido la mujer, ya que la violencia se lleva a cabo en una sociedad sustentada en concepción de roles, distribución del poder concentrada en los hombres31. La violencia conlleva a que la salud mental se vea afectada y termine repercutiendo a nivel social32. Por medio de los prejuicios que han surgido a lo largo del tiempo se termina generando un rechazo, el cual termina convirtiéndose en irritación, hasta convertirse en una agresión verbal o física. Por último, la violencia de género es un hecho que aún persiste y se mantiene debido a las creencias o mitos que se presentan frente a este fenómeno, esta forma de trasmisión de las ideologías se logra a través de las interacciones, causando impacto en la sociedad por la falta de igualdad y equidad que mantiene el entorno31.
Materiales y métodos
La investigación se desarrolló bajo la metodología cuantitativa, con diseño no experimental y alcance descriptivo33-35. Las variables se evaluaron a través de un instrumento tipo Likert titulada: Escala de creencias y conductas de violencia de género, la cual cuenta con confiabilidad general según Alfa de Cronbach de 0.89 y fue elaborada y validada para población Colombiana por los autores.
La población de estudio fueron hombres y mujeres de la ciudad de Cúcuta–Colombia. El muestreo utilizado fue aleatorio estratificado con afijación optima’ 35, el total de personas participantes fue de 384, siendo 192 mujeres y 192 hombres, quienes consintieron por escrito su voluntad de participar en el estudio (Tablas 1 y 2). Finalizada la recolección de datos, se realizaron las pruebas y análisis estadísticos según las variables creencias y violencia de género.
Población y muestra | N | N |
Mujeres | 11301639 | 192 |
Hombres | 10755455 | 192 |
Total | 22057094 | 384 |
Comuna | Mujeres | Hombres | Total |
1 | 19 | 19 | 38 |
2 | 19 | 19 | 38 |
3 | 19 | 19 | 38 |
4 | 19 | 19 | 38 |
5 | 19 | 19 | 38 |
6 | 19 | 19 | 38 |
7 | 19 | 19 | 38 |
8 | 19 | 19 | 38 |
9 | 19 | 19 | 38 |
10 | 19 | 19 | 38 |
Total | 192 | 192 | 384 |
Resultados
Tras la respectiva recolección y análisis de datos aportados por los hombres y mujeres participantes del estudio, se distribuye de la siguiente manera las creencias de violencia de género por escolaridad: nivel de estudio básica primaria respondieron a las preguntas que evaluaban creencias: muy bajo el 17,68% (68 encuestados), bajo 2,34% (9), moderado 3,9% (15) y alto 0,78% (3); los resultados de los encuestados que sus estudios realizados son hasta básica secundaria: muy bajo 25,74% (99), bajo 3,12% (12), moderado 2,34% (9) y alto 0,52% (2), los resultados de los encuestados que sus estudios realizados son técnico/tecnología: muy bajo 21,32% (82), bajo 2,32% (9) y alto 0,26% (1), los resultados de los encuestados que sus estudios realizados son hasta pregrado: muy bajo 13,78% (53) y bajo 0,52% (2); por último los resultados de los encuestados que sus estudios realizados son hasta posgrados fueron: muy bajo 4,94% (19), sumando un total de 383 personas encuestadas con un porcentaje de 100%. De acuerdo a los resultados obtenidos, se puede evidenciar que entre más estudio académico menor son las creencias de violencia de género, evidenciándose con un 0,78% alto en primaria y un 0% en pregrado y postgrado (Tabla 3). Se muestra que a nivel general la población presenta bajas creencias basadas en género teniendo en cuenta el nivel educativo, por otro lado, se evidenció que las personas con nivel educativo de básica primaria y secundaria presentan altas creencias basadas en género.
Escolaridad | Violencia de género | Total | |||
Muy bajo | Bajo | Moderado | Alto | ||
Primaria | 68 | 9 | 15 | 3 | 95 |
Secundaria | 99 | 12 | 9 | 2 | 122 |
Técnico/Tecnología | 82 | 9 | 0 | 1 | 92 |
Pregrado | 53 | 2 | 0 | 0 | 55 |
Postgrado | 19 | 0 | 0 | 0 | 19 |
Total | 321 | 32 | 24 | 6 | 383 |
Como se evidencia en la Tabla 4, los resultados de las creencias de violencia de género muestra que las edades de los encuestados se encuentran entre los 25 a 29 años respondieron a las preguntas que evaluaban violencia de género: muy bajo el 25,22% (97 encuestados), bajo 2,6% (10), moderado 0,52% (2) y alto 0,26% (1); los resultados de los encuestados que sus edades se encuentran entre los 30 a 34 años son: muy bajo 9,62% (37), bajo 1,04% (4) y moderado 0,52% (2), los resultados de los encuestados que sus edades son entre los 35 a 39 años son: muy bajo 10,14% (39), bajo 1,3% (5), moderado 0,26% (1) y alto 0,26% (1), los resultados de los encuestados que sus edades están de los 40 a 44 años son: muy bajo 7,8% (30), bajo 0,78% (3), moderado 0,26% (1) y alto 0,26% (1), los resultados de los encuestados que sus edades están 45 a 49 años de edad fueron: muy bajo 10,66% (41), bajo 0,26% (1), moderado 0,78% (3), alto 0,78% (3), los resultados de los encuestados que sus edades están entre los 50 a 54 años son: muy bajo 7,8% (30), bajo 0,78% (3) y moderado 2,34% (9), los resultados de los encuestados que sus edades están entre los 55 a 59 años son: Muy bajo 9,36% (36), bajo 0,52% (2) y moderado 1,04% (4), los resultados de los encuestados que sus edades están entre los 60 a 64 años son: muy bajo 2,86% (11), bajo 1,04% (4) y moderado 0,52% (2), sumando un total de 383 personas encuestadas con un porcentaje de 100%. De acuerdo a los resultados obtenidos, se puede evidenciar que las edades más relevantes que presentan creencias de violencia de género son de los 45 años en adelante, prevaleciendo más en la edad de los 50 a 54 años de edad con un 2,34% de creencias de violencia de género moderado.
Edad | Violencia de género | Total | |||
Muy bajo | Bajo | Moderado | Alto | ||
25 - 29 años | 97 | 10 | 2 | 1 | 110 |
30 - 34 años | 37 | 4 | 2 | 0 | 43 |
35 - 39 años | 39 | 5 | 1 | 1 | 46 |
40 - 44 años | 30 | 3 | 1 | 1 | 35 |
45 - 49 años | 41 | 1 | 3 | 3 | 48 |
50 - 54 años | 30 | 3 | 9 | 0 | 42 |
55 - 59 años | 36 | 2 | 4 | 0 | 42 |
60 - 64 años | 11 | 4 | 2 | 0 | 17 |
Total | 321 | 32 | 24 | 6 | 383 |
Fuente: Elaboración propia
Al identificar las creencias de violencia de género en hombres y mujeres de la ciudad de Cúcuta (Tabla 5), se encontró que las creencias basadas en género se obtuvo como resultado lo siguiente: los encuestados de sexo masculino respondieron a las preguntas que evaluaban creencias: muy bajo el 38,22% (147 encuestados), bajo 6,24% (24), moderado 4,42% (17) y alto 0,78% (3); los resultados de los encuestados del sexo femenino son: Muy bajo 45,24% (174), bajo 2,08% (8), moderado 1,82% (7) y alto 0,78% (3), sumando un total de 383 personas encuestadas con un porcentaje de 100%. De acuerdo a los resultados obtenidos se puede evidenciar que el sexo masculino presenta más creencias de violencia de género con un 4,42% moderado a diferencia del sexo femenino con un 1,82% alto de creencias basadas en género.
Género | Violencia de género | Total | |||
Muy bajo | Bajo | Moderado | Alto | ||
Masculino | 147 | 24 | 17 | 3 | 191 |
Femenino | 174 | 8 | 7 | 3 | 192 |
Total | 321 | 32 | 24 | 6 | 383 |
Discusión
Los hallazgos del presente estudio muestran que en general las personas encuestadas presentan bajas creencias basadas en género teniendo en cuenta el nivel educativo, evidenciándose que las personas con nivel educativo de básica primaria y secundaria presentan altas creencias basadas en género, a diferencia de las personas que cuentan con estudios en pregrado y postgrado, teniendo en cuenta los ítems que evaluaban las creencias36. Al respecto, Ferrer y col. (2006)37 indican que la educación influye de cierta forma en que se presente o no la violencia ya que se evidencia que las personas con cierto nivel educativo no aceptan o toleran la violencia ya sea contra la mujer o de pareja. Por lo tanto, se refleja que el nivel educativo juega un papel importante puesto que una persona con mayor conocimiento, de alguna manera, poseerá más herramientas para enfrentar situaciones que conlleven a la violencia38. Para Suarez y col. (2019)39, las personas que se orientan por medio del proyecto de vida por lo general tratan de buscar su propio bienestar y el bienestar de los demás, ya que el proyecto de vida motiva a formarse y reconstruirse contribuyendo a la sociedad.
De acuerdo a la violencia de género por escolaridad, se observó que a nivel general son bajas las creencias de violencia de género, pero se siguen presentando en el nivel educativo de primaria las creencias hacia este tipo de violencia. Hipólito (2014)40señala que la violencia de género se produce debido a la trasmisión de valores donde la mujer normalmente es catalogada en un rol pasivo y de sumisión, siendo una forma de educación que se basa en las premisas antes mencionadas. Probablemente las personas que no cuentan con los recursos económicos suficientes y estudios superiores son más vulnerables a sufrir o tolerar la violencia de género, ya que por medio de un nivel de escolaridad bajo surgen o influyen otros factores como el desempleo el cual pone en estado de vulnerabilidad a la persona que sufre de violencia de género41. Al respecto, Meráz (2012)42, en su trabajo de investigación en educación, género y violencia, manifiestan que las personas que han pasado por la educación superior poseen herramientas para poder enfrentar cualquier tipo de violencia, ya que se dotan de conocimientos, y a su vez reflexionan sobre los mismos actos.
Al identificar el ciclo vital las creencias de violencia de género de los hombres y las mujeres de la ciudad de Cúcuta, se encontró que las creencias basadas en género son bajas en las personas con edades de 25 y 29 años de edad. De acuerdo a esto se constata que en la juventud influyen aspectos como la inestabilidad y los cambios repentinos; es decir los factores como la maternidad adolescente y el desplazamiento por la violencia logran contener el círculo de la violencia, lo cual termina incrementando los casos en la adultez temprana43. En contraste a lo anterior, las personas entre un rango de edad de 50 y 54 años de edad presentan altas las creencias de violencia de género, posiblemente esta última sea una generación que normaliza la violencia de género, permitiendo que tanto hombres como mujeres sufrieran estos flagelos en silencio. Es por esto, que si las creencias basadas en el género se mantienen la violencia de genero se conservan44, la cultura es la encargada de definir los roles y creencias de género ya sea femeninos y masculinos, por ende, las creencias son constructos que se adquieren entre pares y en la sociedad por medio del aprendizaje45.
De acuerdo al ciclo vital, se observa que las creencias de violencia de género en hombres y mujeres de la ciudad de Cúcuta presentan un índice alto entre los 45 y 49 años de edad y moderado entre los 50 y 54 años. Por otro lado, en las personas de 25 y 29 años de edad se logra evidenciar que es más bajo que en las otras edades. Erikson citado por Vilar (2003)46 indica que en las edades de 18 a 30 años, las principales características evolutivas que se presentan son en la mayoría de los casos búsqueda o integración en el mundo laboral, búsqueda y selección de pareja, organización de una familia, la crianza de los hijos, responsabilizarse de un hogar, encontrar un grupo social estable. La relación que existe entre esta teoría y este tipo de población adulta, es que se considera que las creencias se presentan menos por ser una generación que va en busca de relaciones estables, que de una u otra manera son adultos jóvenes con cierto conocimiento hacia esta problemática que afecta a la sociedad47,48.
Al identificar las creencias de violencia de género en hombres y mujeres de la ciudad de Cúcuta se logró evidenciar, que las mujeres poseen muy bajas las creencias por género, los hombres por el contrario muestran una prevalencia alta en las creencias por género. González Gómez y col. (2016) sustentan que, por medio de construcción social y cultural, se trasmiten las diferencias entre los géneros, terminando así originándose la violencia de género49. En las creencias violencia de género se observa que el género masculino tiene un porcentaje más alto que el género femenino, lo que indica que las creencias predominan más en este género.
Conclusiones
Las creencias basadas en género pueden estar representadas en pensamientos distorsionados contra la mujer que perpetúan la violencia en especial en el marco de las relaciones de pareja, no obstante, la profesionalización de la mujer o cualificación contribuye al aumento de conocimiento, cuestionamiento y posible búsqueda de alternativas para la reducción de la violencia en cualquiera de sus tipologías ejercida hacia la mujer.
Las relaciones de género y creencias sobre dicho aspecto, son transversales al ciclo vital, a las pautas de crianza y variable sociales como región, educación, orientación sexual, etnia, clase social entre otras de allí la importancia en tener instrumentos de medición para el reconocimiento de las creencias, desde las cuales se generen intervenciones basadas en enfoque trasversales, de derechos y género, con mediciones de impacto.
Las creencias de violencia de género en hombres y mujeres de la ciudad de Cúcuta pueden percibirse en las formas circunstanciales de la vida de pareja, situación que exacerba la problemática, además de la poca disposición de tiempos, estrategias para cuestionarlas al interior y fuera de las relaciones la presencia de violencia, siendo, por tanto, necesarias acciones intersectoriales que permitan avanzar en aspectos estructurales de la sociedad hacia la equidad.
Es preciso considerar que existen factores que predisponen la violencia al validarla como una práctica en los inicios de las relaciones y esta no suele ser en un solo sentido. Se evidencia como un factor predominante, la presencia de violencia mutua o bidireccional y relacional. Donde es de vital importancia ampliar la comprensión de la violencia desde y en la etapa del noviazgo durante la adolescencia con la finalidad de generar nuevas contribuciones epistemológicas enfocadas en el abordaje50.
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