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Estilos de personalidad de abuelos cuidadores y prácticas de crianza utilizadas con sus nietos

Personality styles of caregiver grandparents and parenting practices used with their grandchildren

Liseth Vanessa Álvarez-Caicedo
Universidad Simón Bolívar, Colombia
Kimberly Cala
Universidad Simón Bolívar,, Colombia
Manuel Riaño-Garzón
Universidad Simón Bolívar, Colombia
Juan Hernández-Lalinde
Universidad Simón Bolívar, Colombia
Edgar Díaz-Camargo
Universidad Simón Bolívar, Colombia

Estilos de personalidad de abuelos cuidadores y prácticas de crianza utilizadas con sus nietos

Archivos Venezolanos de Farmacología y Terapéutica, vol. 38, núm. 5, p. 479, 2019

Sociedad Venezolana de Farmacología Clínica y Terapéutica

Resumen: Antecedentes: Los cambios familiares y el papel del abuelo a través del tiempo, han sido relevantes ya que éstos cumplen con un papel importante en la transmisión de valores sociales y emocionales, y en la actualidad han ido tomando protagonismo ante tareas relacionadas con cuidado, educación y crianza.

Objetivo: Relacionar los estilos de personalidad de abuelos cuidadores y las prácticas de crianza utilizadas con sus nietos mediante instrumentos pertinentes para la obtención de inferencias entre dichas variables.

Métodos: La presente investigación utiliza una metodología cuantitativa con un enfoque no experimental de alcance correlacional, con un muestreo no probabilístico intencional de de 60 abuelos cuidadores como participantes.

Resultados: Los estilos de personalidad más frecuentes en la población son: Obsesivo Compulsivo, Esquizoide, Dependiente, Esquizotípico y Depresivo; las prácticas de crianza más empleadas son: Orientación Positiva, Técnicas de Sensibilización y Expresión de Afecto, así mismo, se encuentra que el sexo femenino es quien posee mayor correlación con las variables.

Conclusiones: Dependiendo de las características comportamentales de los estilos de personalidad y el rango en el cual sus rasgos se manifiesten se emplean las prácticas de crianza.

Palabras clave: Abuelos, Cuidadores, Personalidad, Crianza.

Abstract: Background: Family changes and the role of grandfather over time have been relevant since they play an important role in the transmission of social and emotional values and nowadays they have been taking center stage in front of tasks related to care, education and upbringing.

Objective: To relate the personality styles of caregivers grandparents and the parenting practices used with their grandchildren through relevant instruments to obtain inferences between various variables.

Methods: The present investigation uses a quantitative methodology with a non-experimental approach of correlational scope, with an intentional non-probabilistic sample of 60 caregivers grandparents as participants.

Results: The most frequent personality styles in the population are: Obsessive Compulsive, Schizoid, Dependent, Schizotypal and Depressive; the most used parenting practices are: Positive Orientation, Sensitization Techniques and Expression of Affection, likewise, it is found that the female sex has the highest correlation with the variables.

Conclusions: Depending on the behavioral characteristics of personality styles and the range in which their characteristics stand out, parenting practices are used.

Keywords: Grandparents, Caregivers, Personality, Breeding.

Introducción

La estructura familiar conocida ha ido transformándose con el pasar del tiempo, pasando por diversos cambios que se presentan dado a distintas circunstancias entre las que se encuentran aspectos sociales, económicos e incluso emocionales que ausentan al modelo parental de tiempo completo1 entre tantas Pinazo y Lluna2. resaltan la ausencia de una o ambas de las figuras paternas por abandono, el cual en algunos casos es resultado de una carga laboral excesiva, reclusión de los padres en centros penitenciarios, negligencia, abuso de sustancias psicoactivas, enfermedades mentales o fallecimiento por enfermedades crónicas e incluso accidentes, entre otras.

Independiente de su causalidad, la situación infiere un inconveniente para los padres de estar al cuidado de sus hijos, por tal motivo, pasa a incluirse una figura externa que supla este papel, denominándose como cuidador y puede ser ejercido por distintas personas, ya sea que compartan o no lazos de consanguinidad. Así Londoño, Chinchilla-Salcedo y Gutiérrez3 señalan que es con esta persona con el que se establecen lazos significativos que se relacionan con la protección y la atención, a su vez, sugieren que esta transmisión de valores se realiza bajo las creencias, cultura, religión y moral que posea el individuo.

De tal forma, acorde a la relación que se crea entre el niño y su primer contacto social, las facultades interpersonales se regirán bajo este modelo4,5, a su vez, se resalta que el vínculo se encuentra en constante retroalimentación día a día, dado que el cuidador, no solo suple necesidades biológicas como hábitos alimenticios e higiene, sino que abarca a grandes escalas aspectos psicológicos que inciden en un óptimo desarrollo evolutivo como ejercitar el desarrollo cognitivo y emocional6.

De esta manera, los niños y adolescentes comparten la mayor parte de su tiempo con esta persona que rige sus cuidados bajo unas prácticas de crianza empleadas para fomentar el proceso de formación., como factor asociado a la implementación de ciertas prácticas de crianza y la expresión de las mismas se pueden contemplar rasgos de personalidad e incluso estilos marcados que posea la persona que ejerza dicho papel, por lo cual, cuando algún factor externo premedita que otra persona asuma la responsabilidad de los padres en cuánto figura de autoridad, existe la posibilidad de que dicho papel se ejerza desde la personalidad propia de cada cuidador, tomando este constructo para referirse a patrones de pensamientos, emociones y acciones específicas de un individuo de forma permanente a lo largo del tiempo7. Por ende, los cuidados que aportan quienes asumen el papel variarán según la persona que lo ejerza, es decir: existirá gran diferencia incluso cuando la crianza es asumida por la madre o el padre, presentándose de tal forma, mayor discordancia cuando las ejerza alguien externo.

Acorde a diversas investigaciones, se ha encontrado que de forma habitual se recurre a una persona cercana al núcleo familiar para que brinde apoyo ante las circunstancias de ausencia parental. Así, Hoyuelos8 asegura que son los abuelos quienes resultan convirtiéndose de forma obligatoria en cuidadores de sus nietos asumiendo la responsabilidad casi total de la crianza de éstos niños y niñas, a lo cual Pinoza y Lluna2 expresan que su figura entra a representar un soporte fundamental dentro de la familia, pues Vega. menciona que el abuelo es quien ha tomado mayor relevancia en este contexto, interpelando a él en cuestión de disponibilidad para que asuma el papel como apoyo para la funcionalidad familiar.

Referente a lo anterior, se resalta que el hecho que los abuelos se responsabilicen de todo lo que implica el ser cuidador de sus nietos es algo que se presencia a nivel mundial. En efecto, el censo de los Estados Unidos10, se reporta que casi 7 millones de abuelos viven con al menos un nieto menor de 18 años de edad, de estos, existe un promedio alrededor de casi 3 millones que además son responsables de los cuidados totales de sus nietos, implicando soporte económico, emocional, de alimentación y educación, surgiendo el denominado fenómeno del abuelo cuidador que se encuentra presente en la sociedad. Al respecto, Martínez11 señala que a este fenómeno no se le ha otorgado mayor atención, resaltando que al hacer mención a la crianza la población a estudiar son los padres, incluso cuando ellos no cumplen a cabalidad con todo lo que comprende los cuidados de sus hijos.

Sustentando el fenómeno se estima que 892.000 mujeres en España afirman cuidar a sus nietos de forma habitual (Pérez, 201012), en un promedio habitual de 9 horas a la semana (Weisborta y Giraudo, 201213) tomándose como un tiempo significativo que comparten con sus nietos en su proceso de formación, compartiendo perspectivas personales según el contexto sociocultural de la persona, las creencias que posee y la forma en que fueron educados. Igualmente, contempla la posibilidad de que la crianza que ejercen sea acorde a la personalidad, teniendo en cuenta el carácter y temperamento que la forja, dado que Jiménez14 alude que estas percepciones contienen una carga histórica según el contexto de exigencias acorde a la época en que se desarrollaron, presentándose diferencias entre las prácticas que ejerce los abuelos y los padres.

Estévez15 hace referencia a la gran responsabilidad personal que implica para los abuelos ser cuidadores de sus nietos, dado que son participes del moldeamiento de las bases personales de estos niños, niñas y adolescentes, puesto que suelen abordar y ejercer el papel desde la continuidad de sus métodos de crianza particular e incluso, emplean la misma crianza que con sus hijos, compartiendo a su vez creencias que posiblemente no estarán acorde a la actualidad y sus avances, inculcando estereotipos al niño en su infancia donde se inicia la formación de su propia percepción y crítica. No obstante, Marín y Palacio16 señalan que el intercambio intergeneracional posee factores positivos para el proceso continuo de desarrollo en el que se encuentran los niños debido a la transmisión de valores sociales y emocionales, bajo un modelo afectivo en conjunto con el cuidado, protección, educación y manifestaciones de amor de ambas partes.

Metodología

La presente investigación es de tipo cuantitativa instaurada bajo el paradigma positivista, por lo tanto, la finalidad de la metodología a emplear establece la formulación de una hipótesis frente a hallar una relación esperada entre las variables del problema según lo especifican Palella y Martins17,18 recolectando y analizando datos cuantificables por medio de los instrumentos de medición Cuestionario Exploratorio de Personalidad III (CEPER III) e Inventario de Prácticas de Crianza (CPC), los cuales al ser validados en Colombia pretenden una veracidad de resultados, así las unidades de análisis son el constructo psicológico referido por los estilos de personalidad de abuelos cuidadores y las prácticas de crianza que estos emplean con sus nietos. Con un diseño no experimental de alcance correlacional.

Para llevar a cabo los resultados cuantitativos de la investigación se utilizó el programa IBM SPSS STATISTICS versión 21, donde se registraron todos los datos recolectados sistematizados, desde los sociodemográficos hasta las respuestas proporcionadas por los participantes de la investigación ante los instrumentos CEPER III [20] e IPC-C1.

Población y muestra

La población ha sido escogida en barrios de la ciudad de Cúcuta de estrato socioeconómico medio y bajo, con esta diferencia como característica a analizar en una posibilidad de que éste aspecto sea un factor predisponente a las prácticas de crianza que se utilizan en cada sector.

Por medio de la técnica de muestreo no probabilístico se escogió un total de 60 adultos mayores como participantes de la investigación, la relevancia de la cantidad de muestra reside en no caer en la categoría de muestra pequeña19 de tal forma, se seleccionan 30 participantes correspondientes a cada estrato, clasificándolos en tres rangos de edad: 50 – 60; 61 – 70 y de 71 años en adelante.

Instrumentos

En el cuestionario de exploración de personalidad (CEPER III) las categorías para los estilos de personalidad fueron obtenidas del DSM-III y DSM-IV y por medio de la escala de Liker se dimensionaron para la formulación de los ítems obteniendo la validez en la Universidad de San Buenaventura, Bogotá (Colombia) por Carlos E. González Cifuentes y Luis A. Vera Maldonado, el Alfa de Cronbach oscila entre 0,72 y 0,89 como un instrumento para la recolección de datos de variables cuantificables.

El segundo instrumento a emplear para determinar la variable dependiente es el inventario de prácticas de crianza (CPC-I) el cual fue validado en la Corporación Universitaria Iberoamericana, Bogotá, Colombia por Ana Mireya Aguirre en el 2014 con una confiabilidad de 0,721.

Resultados

Tabla 1.
Tendencia de los Estilos de Personalidad de los Abuelos Cuidadores
AcentuadoDesadaptativoSintomáticoTotal
1Obsesivo Compulsivo41,7%13,3%16,7%100%
2Esquizoide25%15%15%100%
3Dependiente15%10%15%100%
4Esquizotípico13,3%15%11,7%100%
5Depresivo25%18,3%10%100%
6Pasivo Agresivo20%13,3%10%100%
7Paranoide25%16,7%8,3%100%
8Limite26,7%11,7%6,7%100%
9Autodestructivo20%8,3%6,7%100%
10Sádico15%1,7%5%100%
11Evitativo11,7%8,3%5%100%
12Narcisista26,7%3,3%1,7%100%
13Antisocial5%3,3%0,00%100%
14Histriónico1,7%0,00%0,00%100%

En la Tabla 1, se observan los Estilos de Personalidad evaluados por el instrumento CEPER III acorde a su mayor tendencia en la población estudiada, donde se obtienen los rasgos sintomáticos con puntajes superiores a 80 demostrando los patrones más manifiestos en la muestra de abuelos cuidadores, obteniendo en primer lugar el estilo de personalidad Obsesivo Compulsivo con un 17%, siendo este el más predominante en la población, seguido del Esquizoide y Dependiente con el 15%, y el estilo Esquizotípico con el 11,7%, con menor puntaje se encuentra el estilo Histriónico, como el de menor prevalencia en la población estudiada en cuanto estilo desadaptativo y sintomático al ser el 0,00% .

Tabla 2
Prácticas de Crianza utilizadas con mayor relevancia
PrácticasMuy bajoBajoMedioAltoMuy altoTotal
1Orientación positiva0018,30%15%66,70%100%
2Técnicas de sensibilización0013,30%28,30%58,30%100%
3Expresión de afecto1,70%3,30%18,30%26,70%50%100%
4Prácticas de cuidado1,70%5%21,70%28,30%43,30%100%
5Involucramiento05%31,70%38,30%25%100%
6Técnicas de inducción83,30%13,30%3,30%00100%

En la Tabla 2, se encuentran las Prácticas de Crianza utilizadas con mayor relevancia, obteniendo la mayor puntuación en “Muy Alto” la de Orientación Positiva con un 66,7%, seguida de las Técnicas de Sensibilización con un 58,3%, ocupando el tercer lugar la Expresión de Afecto con un 50% de la población, es decir, la mitad de esta manifiesta su cariño por medio de caricias, palabras y actos que representan su amor hacía sus nietos, la siguiente dimensión es la de Prácticas de Cuidado con un 43,3% y para finalizar, el Involucramiento con un 25%. Como hallazgo relevante, se evidenció que, en la dimensión de Inducción, ninguna persona de la población marcó en puntaje muy alto, por el contrario, el 83,3% de esta lo marcó como muy bajo.

Tabla 3
Correlación entre Estilos de Personalidad de Abuelos Cuidadores y las Prácticas de Crianza Utilizadas con sus Nietos
Exp. de AfectoOri. PositivaInvolucramienPrácticas de CuidadoTéc. SensibilizaciónTéc inducción
Pr.Pr.Pr.Pr.Pr.Pr.
Paranoide0,1400,2840,0610,6430,1050,425-0,0230,8640,1060,4200,2130,102
Esquizoide-0,0790,548-0,0580,659-0,1590,224-0,1830,162-0,0640,6290,1920,142
Esquizotípico-0,0540,6800,0450,734-0,0570,667-0,265*0,041-0,1540,2410,2460,058
Antisocial-0,0170,899-0,0200,8810,1020,4380,1030,435-0,0080,9490,2210,090
Límite-0,0450,731-0,0300,820-0,1270,335-0,269*0,038-0,1240,3450,366**0,004
Histriónico-0,1620,215-0,2460,058-0,278*0,032-0,1390,289-0,263*0,042-0,0550,678
Narcisista0,1200,361-0,0040,9760,1170,3730,0650,6220,0240,8570,2430,062
Evitativo0,0160,901-0,0140,914-0,0380,771-0,272*0,036-0,0470,7220,0330,801
Dependiente0,1140,3850,0150,9090,0170,896-0,301*0,020-0,0120,9250,0120,925
Obsesivo Compulsivo0,0980,4560,0760,5620,1860,1550,1350,3050,1370,2960,1980,129
Pasivo Agresivo-0,0200,8780,0990,4520,0320,811-0,0010,9930,0520,6920,301*0,019
Autodestructivo0,0420,7480,0130,919-0,0290,828-0,1720,189-0,0080,9530,0850,516
Depresivo0,0680,6070,0290,823-0,0540,683-0,322*0,012-0,1760,1780,2060,115
Sádico-0,1390,288-0,1330,311-0,1210,3560,0150,9100,0011,0000,517**0,001
* La correlación es significativa al nivel de p<0,01*. La correlación es significativa al nivel p<0,05

En la Tabla 3, se encuentran las correlaciones de Spearman, halladas entre las variables a estudiar en la investigación, por lo cual, se obtiene que, de los catorce (14) estilos de personalidad, ocho (8) presentaron correlaciones significativas (r), con cuatro prácticas de crianza específicas, ausentándose correlaciones con las sub dimensiones de Expresión de Afecto y Orientación Positiva, aunque según la interpretación del coeficiente de Pearson (P), las correlaciones se dan entre muy bajas, bajas y moderadas, se obtuvieron 10 correlaciones con una significancia con un valor de p<0,05.

De tal forma, el estilo de personalidad Esquizotípico, Límite, Evitativo, Dependiente y Depresivo se correlacionan inversamente con las Prácticas de Cuidado, por otra parte, el estilo de personalidad Límite presenta una correlación directa con la Técnica de Inducción, al igual que las personalidades Pasivo Agresivo y Sádico, siendo el estilo de personalidad Histriónico el único que se correlaciona inversamente con la práctica de Involucramiento y la Técnica de Sensibilización.

Discusión

Al hallarse una correlación inversa entre las personalidades Esquizotípica, Límite, Evitativo, Dependiente y Depresivo con la práctica de Cuidado se alude a que los abuelos cuidadores no presentan una constancia en la implementación de los cuidados básicos, que constan desde la higiene, protección y alimentación con sus nietos. Jiménez14 señala que, en el proceso de crianza, la práctica de cuidados es una de las necesidades más básicas para los seres humanos, requiriendo para ella determinadas condiciones como el autocuidado, puesto que sí el cuidador no logra cuidar de sí mismo perjudicará de forma directa a la persona que tiene a cargo. Así, varios de estos abuelos cuentan con limitaciones otorgadas por la edad como pérdida de capacidad física y deterioro psíquico que les impide ejecutar de forma adecuada esta práctica consigo mismo, más con sus nietos; de igual forma, se tiene en cuenta las características en común que poseen los estilos de personalidad aquí mencionados. Como lo indican Caballo, López y Bautista21, sus comportamientos emocionales ante el entorno acarrean pensamiento diferentes frente las relaciones interpersonales, mostrando indiferencia por brindar atención a los cuidados de las personas a su alrededor.

En cuanto a la incidencia porcentual hallada de estos estilos de personalidad en la población estudiada se resalta el modelo integrador de desarrollo planteado por Millon citado en Caballo20, el cual postula que el modelado y refuerzo social de una conducta desde sus relaciones cercanas, en este caso el abuelo cuidador, sirve de unión entre la conducta del niño y su ambiente, por lo tanto, al presentarse una correlación inversa entre estas dimensiones se expresa el carecimiento de cuidados óptimos que como lo expresa Gonzáles22 repercute en el desarrollo de la identidad.

Por otra parte, Caballo21 afirman que los modelos cuidadores que poseen características del estilo límite, pasivo agresivo y sádico presentan problemas con los niños a su cargo, de tal forma, al presentarse una correlación directa con la técnica de inducción, la cual interpela a la culpa del niño para la corrección de sus actos, se hace referencia a la ambivalencia emocional que se presenta en estos abuelos, quienes optan preferiblemente por métodos correctivos que resaltan consecuencias negativas y dolorosas que comprenden las acciones, lo cual se encuentra acorde a los pensamientos erráticos que poseen estas personalidades sobre el castigo, no obstante, se resalta la baja incidencia de estos estilos entre la población, así como la escaza manifestación de la personalidad histriónica.

Puesto que la personalidad comprende un factor hereditario y un factor ambiental para su formación, Jiménez14 sugiere que el nieto se encuentra más propenso a adoptar las características comportamentales más marcadas por sus cuidadores, dado que el niño cuenta con una carga genética predominante dado al interfaz de generación y a su vez, esta persona entra a ser parte de su entorno más cercano, compartiendo el modelo de relaciones que presencia la mayor parte de su tiempo, lo cual, también es mencionado por Gonzales y Vera23 quienes señalan que la adquisición de rasgos de personalidad marcados, puede llegar a generar algún tipo de afección para el infante a medida que avanza en edad, iniciando por manifestaciones comportamentales similares a las de sus cuidadores, en este caso, abuelos. Al igual que la relevancia de las características sociodemográficas de los menores24, lo cual puede determinar la percepción sobre su proyecto de vida25.

Para concluir, en la población estudiada los estilos de personalidad con mayor incidencia responden a rasgos Obsesivo compulsivo, Esquizoide, Dependiente, Esquizotípico y Drepresivo, de igual forma, se resalta que las prácticas de crianza que utilizan con mayor relevancia pertenecen a la dimensión de apoyo afectivo, puesto que la implicación en la crianza de sus nietos genera en ellos un incentivo para llevar a cabo su papel de cuidador como lo señala Marín y Palacios16.

Frente a la clasificación de sexos, se encuentra que el femenino es quién posee mayor correlación con las variables, refutando teorías donde se propone a éste sexo como flexible y que en pocas ocasiones tiende a la implementación de castigos físicos y al sexo masculino como rígido y carente en expresión de afecto. Al respecto, Martínez11 señala que son las mujeres quienes cumplen el papel principal de cuidadoras, radicándose bajo los estereotipos frente al género y los cuidados del hogar, no obstante, se requiere de una población equitativa en cuanto a sexo para resultados más confiables.

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