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Infecciones adquiridas en la unidad de cuidados intensivos: enfoque preventivo
Infections acquired in the intensive care unit: a preventive approach
Archivos Venezolanos de Farmacología y Terapéutica, vol. 40, núm. 4, pp. 462-466, 2021
Sociedad Venezolana de Farmacología Clínica y Terapéutica

Artículos

Derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de todo el material contenido en la revista sin el consentimiento por escrito del editor en jefe

Recepción: 28 Enero 2021

Aprobación: 15 Febrero 2021

Publicación: 10 Junio 2021

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.5229053

Resumen: Los pacientes atendidos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) son especialmente vulnerables al desarrollo de infecciones asociadas con la atención sanitaria. Las infecciones adquiridas en la UCI (IAU) se asocian con peores resultados clínicos y muy alta mortalidad; además de una carga asistencial sustanciosa, con gastos financieros importantes, mayor demanda para el personal, mayor consumo de recursos e insumos, y tiempos prolongados de estancia intrahospitalaria. Por ende, el estudio, aplicación y evaluación de medidas preventivas para estas entidades es menester en todos los centros asistenciales. El correcto diagnóstico y clasificación de las IAU es el primer paso en su control preventivo. Posteriormente, un plan exhaustivo para la vigilancia de IAU debe contemplar varios aspectos ambientales relacionados con el espacio físico, así como elementos administrativos concernientes a los equipos médicos, el personal y políticas de trabajo en la unidad. A pesar del impacto avasallante de las IAU en la práctica médica contemporánea, las actitudes del personal de salud en relación con estos problemas con mucha frecuencia no implican la mayor disposición para un nivel apropiado de cumplimiento. Por lo tanto, es indispensable incrementar la instrucción del personal en relación con la gran variedad de elementos en el arsenal preventivo contra estas infecciones. Asimismo, es importante estudiar, instituir y evaluar estipulaciones administrativas orientadas a hacer cumplir las medidas preventivas contra las IAU. En esta revisión se resumen las perspectivas actuales referentes a la prevención de las IAU.

Palabras clave: Infecciones adquiridas en la UCI, infecciones asociadas con la atención sanitaria, prevención, infectología.

Abstract: Patients on intensive care units (ICU) are especially vulnerable to developing healthcare-associated infections. ICU-acquired infections (IAI) are associated with worse clinical results and very high mortality; as well as a substantial healthcare burden, with important financial costs, greater demand on personnel, larger consumption of resources, and prolonged hospital stays. Thus, the study, application, and evaluation of preventive measures for these entities are necessary in all health centers. The correct diagnosis and classification of IAI is the first step for their control. Subsequently, an exhaustive surveillance plan for IAI should contemplate various environmental factors related to physical space, along with administrative elements concerning medical equipment, personnel and policies in each unit. Despite the overwhelming impact of IAI in contemporary medical practice, healthcare workers’ attitudes towards these problems are frequently not conducive to an appropriate level of adherence. Therefore, it is necessary to reinforce personnel education on the large variety of elements on the preventive arsenal against these infections. Likewise, it is important to research, implement, and assess administrative stipulations oriented to assuring the fulfillment of preventive actions against IAI. This review summarizes current views on the prevention of IAI.

Keywords: ICU-acquired infections, healthcare-associated infections, preventions, infectology..

INTRODUCCIÓN

En la actualidad, se estima una prevalencia de 7-12% para las infecciones asociadas a la atención sanitaria (IAAA) —también denominadas infecciones nosocomiales o intrahospitalarias— entre todos los pacientes hospitalizados, con más de 1,4 millones de casos reportados de complicaciones relacionadas con estas infecciones en cualquier momento dado1. Los pacientes atendidos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) son especialmente vulnerables a estas infecciones, incluyendo predominantemente neumonía y otras infecciones respiratorias bajas, infecciones del tracto urinario y sepsis2. Las infecciones adquiridas en las UCI (IAU) se han vinculado consistentemente con un riesgo elevado de mortalidad, por cuanto su prevención constituye un punto central en la labor cotidiana en estos departamentos3.

Las infecciones adquiridas en las UCI tienden a exhibir una epidemiología muy variable entre distintos centros. Las estimaciones oscilan, por ejemplo, desde 7,57% en un reporte de un hospital universitario en China4, hasta 58,86% en una cohorte proveniente de un hospital en india5. Si bien gran parte de esta variabilidad puede atribuirse a la heterogeneidad de las definiciones operativas utilizadas y otros aspectos metodológicos, no puede soslayarse la posibilidad de que haya diferencias importantes en el cumplimiento y calidad de las medidas preventivas instituidas en cada caso6. Efectivamente, la proporción de infecciones en la UCI se ha propuesto como un indicador novel de calidad de cuidados de salud7.

Además, estas infecciones se vinculan con una carga asistencial sustanciosa, con gastos financieros importantes, mayor demanda para el personal, mayor consumo de recursos e insumos y tiempos prolongados de estancia intrahospitalaria8. Por ende, el estudio, aplicación y evaluación de medidas preventivas para estas entidades es menester en todos los centros asistenciales. En esta revisión se resumen las perspectivas actuales referentes a la prevención de las infecciones adquiridas en las UCI.

INFECCIONES ADQUIRIDAS EN LA UCI: DIAGNÓSTICO Y MICROBIOLOGÍA

La clasificación correcta de las infecciones según su origen es determinante en la ejecución de acciones preventivas y terapéuticas. Clásicamente, se ha utilizado un punto de corte de 48 horas para distinguir entre las infecciones adquiridas en la comunidad y las IAAA de manera pragmática. No obstante, esta aproximación se presta a errores, en tanto algunas IAU pueden ser causadas por microorganismos que no se corresponden con el microbioma propio de la UCI específicamente, sino por microorganismos portados por los pacientes. Estos son microorganismos potencialmente patógenos que pueden o no formar parte de la flora normal de los pacientes. El estudio microbiológico de las muestras pertinentes y su comparación con el microbioma conocido de la UCI hace posible una clasificación más matizada9. Estas consideraciones generan 3 categorías bien diferenciadas: infecciones primarias endógenas, infecciones secundarias endógenas e infecciones exógenas10.

El primer grupo corresponde a aproximadamente 30-50% de todas las IAU, con una incidencia de 50-85%, suelen desarrollarse durante la primera semana de estancia en la UCI y son causadas por MPP de la flora del paciente, normales o no normales11. Por otro lado, las infecciones endógenas secundarias constituyen alrededor de un tercio de las IAU, ocurren luego de la primera semana de estancia en la UCI y típicamente son causadas por bacilos Gram-negativos y cocos Gram-positivos multirresistentes, especialmente Staphylococcus aureus meticilina-resistente y enterococos vancomicina-resistentes, entre otros. Estos microorganismos colonizan la orofaringe a partir del ambiente hospitalario y subsecuentemente se diseminan en los cuerpos de los pacientes12. Finalmente, las infecciones exógenas representan aproximadamente 15% de las IAU y son causadas por MPP propios del ambiente hospitalario y en la UCI. Un ejemplo típico es la infección respiratoria baja por Acinetobacter en pacientes con ventilación mecánica prolongada. Son difíciles de tratar y se asocian a morbimortalidad severa, por cuanto la prevención es una herramienta clave13.

La elevada frecuencia de infecciones por microorganismos resistentes en la UCI representa uno de los puntos más álgidos en el panorama actual de la infectología. Aunque el origen de la exacerbación de este problema es indudablemente multifactorial, el uso inadecuado de antibióticos parece ser uno de los principales promotores14. Se han reconocido cuatro mecanismos principales en la aparición de cepas resistentes: inducción, selección, introducción y diseminación15. En el primero, el tratamiento antimicrobiano puede precipitar mutaciones en el material genético de los microorganismos a manera de mecanismo adaptativo, determinando resistencia al agente presente; esto parece ser prominente en la resistencia a fluoroquinolonas y cefalosporinas observada en cepas de Enterobacter16. Por otro lado, la selección se refiere al favorecimiento del sobrecrecimiento de flora resistente preexistente, resaltando la importancia de preservar una flora no patogénica17. El proceso de introducción se refiere a la transmisión de un microorganismo resistente a un ambiente donde no se hallaba previamente; esto ocurre frecuentemente a través de trabajadores del área de la salud que pueden actuar como portadores o vectores, al igual que a través de los propios pacientes18. Finalmente, la diseminación es el proceso de propagación de los microorganismos resistentes que superan las barreras de prevención y control subóptimas. Adicionalmente, es meritorio destacar que no todos los antibióticos parecen promover estos mecanismos con la misma intensidad y que algunos microorganismos, por sus características biológicas inherentes, son más prestos a desarrollar estos procesos20.

ORGANIZANDO UN PROGRAMA DE VIGILANCIA PARA LA PREVENCIÓN DE LAS INFECCIONES ADQUIRIDAS EN LA UCI

Los programas de vigilancia específica se han reconocido como elementos en la prevención de las IAAA, con un estimado de hasta 70% de casos potencialmente prevenibles por la implementación adecuada de estas medidas21. Un plan exhaustivo para la vigilancia de IAU debe contemplar varios aspectos ambientales relacionados con el espacio físico como la disponibilidad de espacio adecuado alrededor de las camas, infraestructura apropiada para la higiene manual y otros elementos de la limpieza, circuitos claros para la disposición de equipos y actividades sépticas y asépticas, y la disposición de cubículos individuales y cuartos de aislamiento22.

Asimismo, los planes de vigilancia para IAU deben involucrar elementos administrativos concernientes a los equipos médicos, el personal y políticas de trabajo en la unidad. En relación al primer aspecto, es necesaria la adherencia a protocolos escritos y claros para el uso de todos los insumos y equipos, al igual que para la limpieza y preparación de los equipos reusables23. En relación al personal, es importante la educación continua de nivel universitario sobre el uso correcto de nuevas tecnologías y procedimientos, tanto en entornos académicos como asistenciales, supervisados por personal con amplia experiencia. Esto debe incluir entrenamiento específico en el control de infecciones24. También es clave mantener una relación adecuada entre el número de pacientes ingresados y la cantidad de personal de enfermería disponibles25. Por último, en las políticas operativas de cada institución deben plasmarse guías claras para los ingresos a UCI y para el aislamiento de pacientes, al igual que lineamientos claros la ejecución de las actividades de control de infecciones, con disponibilidad adecuada de los recursos necesarios para este fin26. Los servicios de epidemiología de cada institución deben apoyarse en una gama extensa de herramientas para mantener un conocimiento vigente de sus tendencias autóctonas en incidencia y caracterización de IAAA e IAU, incluyendo la revisión de historias clínicas, datos de laboratorio y antibiogramas, y la revisión de datos de autopsias27.

Se describen numerosos componentes esenciales para la prevención de las IAU de uso mínimo e invariable, como el lavado de las manos, uso de guantes apropiados, protección ocular y facial y batas quirúrgicas, al igual que en el manejo de los equipos e insumos contaminados con fluidos u otras sustancias de potencial riesgo biológico, y el manejo de objetos afilados y su adecuada disposición en contenedores resistentes28. Se ha constatado que el cumplimiento correcto y sistemático de estas medidas básicas —especialmente el lavado de las manos— es consistentemente bajo a nivel mundial, y podría ser un promotor importante de las IAU, lo cual resalta la importancia de la educación en este aspecto y de la instauración de acciones administrativas reforzadoras29.

Por otro lado, se han concretado varios abordajes concretos para la prevención de IAU en asociación dispositivos o actividades específicas, como las vías centrales y la ventilación mecánica. Se ha propuesto el uso de listas de chequeo incorporadas en las historias clínicas como medida reforzadora para la implementación adecuada de estas pautas30. En este sentido, para la prevención específica de las infecciones bacterianas asociadas a vías centrales, se recomienda la revisión diaria de la necesidad de mantener la vía, higiene manual compulsoria antes de la manipulación del sistema, inspección diaria del sitio de inserción con cuidados apropiados del catéter y limpieza con alcohol de los puertos de inserción aproximadamente 15 segundos antes de cada uso31. Por su parte, los cuidados durante la ventilación mecánica incluyen la elevación del extremo cefálico de la cama hasta 30-40°, limpieza bucal con clorhexidina cada 6 horas, aspiración subglótica cada 1-2 horas, reducción de la sedación, evaluación diaria de la posibilidad de reducir el uso de la ventilación, ensayos diarios de respiración espontánea y profilaxis para las úlceras pépticas y la trombosis venosa profunda10.

Los cuartos de aislamiento también deben procurar algunas condiciones especiales. Todo el personal debe utilizar trajes y guantes de seguridad para el abordaje del paciente aislado en su cama, como medida mínima32. Para los casos que involucran riesgo de transmisión aérea de patógenos, el ambiente de las habitaciones de aislamiento se configura con presión negativa superior a -2,5 Pa, con más de 12 ciclos de intercambio de aire ambiente por hora. A la inversa, en los cuartos de aislamiento con fines protectores para pacientes con neutropenia o inmunocompromiso severo, se recomienda una presión ambiente positiva superior a 2,5 Pa con más de 12 ciclos de intercambio de aire ambiente por hora, con el objetivo de prevenir la contaminación del espacio aéreo circundante al paciente vulnerable33. El mantenimiento de estas condiciones puede ser reforzado por el uso de puertas con cerrado automático, que tienden a presentar la diferencia correcta entre las presiones ambientales34. Cuando el aislamiento está indicado, pero no existen habitaciones apropiadas disponibles, el paciente en cuestión puede ser alojado con otros pacientes infectados con el mismo microorganismo35.

Finamente, es importante limitar el uso inadecuado de antibióticos. Se han propuesto múltiples estrategias para promover su uso óptimo, como la implementación de guías y políticas más estrictas, la restricción del uso de antibióticos de mayor nivel como terapia empírica con el objetivo de limitar el desarrollo de resistencia36. Debido a que el uso de terapia empírica siempre acarrea un riesgo de uso inapropiado ante la resistencia del microorganismo en cuestión, se recomienda su reevaluación cuidadosa con base en los resultados de los primeros cultivos, al igual que la respuesta clínica en las primeras 48-72 horas37. En este escenario, se hace apremiante poseer un conocimiento adecuado de la epidemiología microbiológica y patrones de resistencia en cada institución y su comunidad de cobertura; e involucrar un equipo interdisciplinario con el personal de epidemiología e infectología38.

CONCLUSIONES

Es innegable el impacto avasallante de las IAAA y las IAU en la práctica médica contemporánea. Sin embargo, las actitudes del personal de salud en relación con estos problemas con mucha frecuencia no implican la mayor disposición para asegurar un nivel apropiado de cumplimiento. Por lo tanto, es indispensable incrementar la instrucción del personal en relación a la gran variedad de elementos en el arsenal preventivo contra estas infecciones. Asimismo, es importante estudiar, instituir y evaluar estipulaciones administrativas orientadas a hacer cumplir las medidas preventivas contra las IAAA y las IAU. Esto derivará en una mayor calidad de cuidado, con mejor pronóstico y mejores resultados clínicos para los pacientes.

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Notas de autor

jorgeportacio@yahoo.com



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