Resumen: La “agricultura urbana” es definida como pequeñas superficies situadas dentro de una ciudad destinadas a la producción de cultivos y la cría de ganado para el consumo propio o para la venta en mercados locales (FAO, 1999). Bajo esta conceptualización, la actividad se encuentra asociada al aumento en la disponibilidad de alimentos frescos y a la generación de múltiples puestos de trabajo. A su vez, en los ámbitos de decisión política, la promoción institucional se fundamenta en las limitaciones económicas de los sectores estructuralmente empobrecidos
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Huertas urbanas en contexto: la cuestión ambiental en la ciudad de Buenos Aires

Recepción: 15 Marzo 2019
Aprobación: 16 Mayo 2019
La “agricultura urbana” es definida como pequeñas superficies situadas dentro de una ciudad destinadas a la producción de cultivos y la cría de ganado para el consumo propio o para la venta en mercados locales (FAO, 1999). Bajo esta conceptualización, la actividad se encuentra asociada al aumento en la disponibilidad de alimentos frescos y a la generación de múltiples puestos de trabajo. A su vez, en los ámbitos de decisión política, la promoción institucional se fundamenta en las limitaciones económicas de los sectores estructuralmente empobrecidos.
A pesar de su previa existencia, dentro del ámbito gubernamental las tipologías de “espacios verdes” no incluyen a las huertas como parte de las áreas de esparcimiento (Dirección General de Estadísticas y Censos, 2018). Queda así el fenómeno borrado, no sólo para las autoridades sino también para los actores interesados. Los medios de comunicación, por su parte, suelen ubicar la práctica en suplementos periodísticos relacionados con el “hogar”, la “ecología”, la “arquitectura”, la “vida saludable” y el “medio ambiente”, publicaciones que en cierta medida despolitizan el accionar. La literatura académica menciona con frecuencia la realización de huertas como uno de los tantos repertorios de protesta sin ahondar en los motivos de dicha actividad (Bottaro y Sola Álverz, 2011; Fernández, 2011; Grimson, Ferraudi Curto y Segura, 2009; Quirós, 2006). Del mismo modo ocurre con los estudios urbanos que citan a las huertas como uno de los espacios desalojados por el gobierno local (Marcús, et al. 2013; Gurrieri y Szpilbarg 2010; Carman y Pico 2010).
En ese contexto, la tesis busca comprender el fenómeno de las huertas urbanas puestas en funcionamiento por diversos actores y grupos sociales en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires bajo tres dimensiones: la cuestión productivo-económica, la legitimación en términos ambientales y las disputas por el espacio público. Más específicamente, las preguntas se proponen analizar las razones por las cuales los sujetos eligen este tipo de actividad para llevar a cabo en la ciudad, las repercusiones que tienen dichas prácticas en el conjunto de las experiencias cotidianas y los conflictos que se suscitan alrededor de ellas. La hipótesis principal es que buena parte de las actividades agrícolas involucra algo más que la producción de alimentos. El interés se explica por diferentes contenidos simbólicos que los actores involucrados le asignan a la práctica según su pertenencia de clase, su trayectoria histórica y expectativa. Estas razones recorren un amplio espectro que incorpora desde la recuperación de los espacios verdes hasta la impugnación por la privatización del espacio público y la aspiración a diferentes condiciones de vida dentro del ámbito urbano.
Las primeras observaciones realizadas en el trabajo de campo relevaron que los huerteros se sentían convocados por la “naturaleza”. Este resultado nos condujo a realizar una exhaustiva búsqueda de los estudios que analizan dicha categoría desde un abordaje socio-antropológico. Luego, en el transcurso de la investigación, fue posible observar que tanto los debates teóricos como los discursos sobre la práctica estaban estrechamente asociados a una problemática más reciente, la cuestión “ambiental”. Dicho elemento a su vez nos reorientó a seleccionar los acercamientos sobre el entorno urbano, entendido ya no como un mero receptáculo universal sino como un espacio material, social, relacional y sobre todo disputado. La articulación mancomunada entre “naturaleza”, “ambiente” y “espacio” permitió (re)pensar al fenómeno de las huertas como parte de un conjunto de acciones que reivindican la ciudad y develan la existencia de los usos dominantes y naturalizados del espacio público.
El abordaje metodológico se basó en una orientación cualitativa que supone un ir y venir entre, por un lado, el trabajo de campo y la profundización teórica (Rockwell, 2009), y por otro, lo individual y lo social (Gallart, 1993). El enfoque adoptado fue de tipo etnográfico entendido como una práctica de conocimiento que busca comprender los fenómenos sociales desde la perspectiva de los actores (Guber, 2001). A partir de dicho enfoque, cobró especial relevancia la indagación de la dinámica de relaciones sociales que configuran y en la que son construidos los involucrados, las instituciones y las políticas en cuestión. La unidad de estudio escogida estuvo conformada por los procesos de dos huertas, una originada durante la crisis del año 2001 (2002 - 2009), y la otra, diez años después (2012 - 2013), ambas experiencias ubicadas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Progresivamente se retomaron otros espacios que permitían profundizar en la comprensión y complejización de lo planteado en la hipótesis de trabajo. El universo de análisis contempló todos los actores sociales que resultaron relevantes para cumplir con los objetivos propuestos: huerteras y huerteros de diferentes clases sociales, acampistas, asambleístas, vecinos barriales, referentes de las agrupaciones, visitantes esporádicos, integrantes de instituciones locales, empleados y funcionarios de los gobiernos local y nacional.
En cuanto a los principales hallazgos podemos destacar que el resurgimiento de las prácticas agrícolas urbanas se produce en el mismo período en que aparece el planteamiento reflexivo sobre la cuestión ambiental. Esto se encuentra concatenado, a su vez, con la conceptualización de la “agricultura urbana”, categoría que luego se convierte en una estrategia recomendada por los organismos internacionales en las políticas públicas de los países del Sur Global. El impulso renovado en la práctica es en parte lo que explica el espíritu utilitarista de la actividad que es retomado por múltiples sectores de la sociedad.
El trabajo también busca explicar cómo se reproduce el movimiento social de huerteros urbanos en la subalternidad entre 1989 y 2013 en la ciudad de Buenos Aires. Para ello se considera el carácter rizomático de las prácticas documentadas. Asimismo, los conflictos analizados dejan entrever el enfrentamiento de intereses, ideologías y valores sobre las relaciones entre naturaleza, cultura y sociedad. En dichos procesos se ponen en juego distintas relaciones de poder, específicamente aquellas vinculadas con la competencia entre los actores y los poderes institucionales por el control del espacio público y de la naturaleza en el ámbito urbano. Allí se observa que más que beneficios económicos, la huerta se constituye en una estrategia privilegiada de acción política colectiva asociada a la lógica asamblearia y al movimiento socioambiental. Bajo ese marco, es posible desmantelar el supuesto homogéneo y apolítico del “sujeto ambientalista”, así como también analizar críticamente las narrativas ambientales que son utilizadas con fines diferentes y hasta incluso antagónicos.