Espacio Abierto

Subsistencia y reproducción social. Un estudio etnográfico en la colonia Piray km 18. (Misiones, Argentina)

Subsistence and social reproduction. An ethnographic study in the Colony Piray km 18 (Misiones, Argentina)

Delia Ramírez
Universidad Nacional de Misiones y Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina

Subsistencia y reproducción social. Un estudio etnográfico en la colonia Piray km 18. (Misiones, Argentina)

QUID 16. Revista del Área de Estudios Urbanos, núm. 12, pp. 269-293, 2019

Universidad de Buenos Aires

Recepción: 20 Diciembre 2018

Aprobación: 30 Mayo 2019

Resumen: Con la intención de analizar los procesos de transformación y reorganización del territorio y comprender las dinámicas del agronegocio forestal, pero también las diferentes formas de acción de los actores locales en su determinación por permanecer en el territorio, en este artículo presentamos el caso de la Colonia Piray km 18, ubicada en el municipio de Puerto Piray (departamento de Montecarlo, Alto Paraná de la provincia de Misiones). La misma se trata de una colonia rodeada de plantaciones forestales de la empresa del agronegocio forestal más grande de la Argentina, aunque de origen chileno, ARAUCO S. A.

El objetivo de este artículo es analizar las prácticas sociales y económicas de los habitantes de la Colonia rural Piray km 18. Reconstruir la historia y experiencia de los actores sociales nos permite comprender las dinámicas, el pasaje y transición de los modelos productivos. Se trata de un estudio de caso construido a partir de una etnografía. El principal hallazgo de la investigación resulta comprender la importancia de las redes de parentesco que se articulan en las prácticas económicas que posibilitan la permanencia de los actores locales en un territorio de condiciones hostiles afectado por el avance del agronegocio forestal.

Palabras clave: Agronegocio Forestal, Territorio, Permanencia, Reciprocidad, Subsistencia.

Abstract: In this text we try to analyze the processes of transformation and reorganization of the territory and understanding the dynamics of the foresta gribusiness, also the different forms of action of the local actors that in their determination to remain in the territory. We present the case of Piray km 18, located in Puerto Piray (department of Montecarlo, Alto Paraná, Misiones province). It is a colony surrounded by forest plantations of the largest agribusiness company in Argentina but of Chilean origin, ARAUCO S. A.

The objective of this article is to analyze the social and economic practices of thein habitants of the rural colony Piray km 18, reconstructing the history and experience of social actor to understand the dynamics, the passage and transition of productive models. Itis a case study built from an ethnography. The main find in go the research, presented in this article, is it to describe and understand the kinshipnet Works that articulated in the economic practices that make posible the permanence of the local actors in a territory of hostile conditions affected by the advancemen to the forest agribusiness.

Keywords: Forest Agribusiness, Territory, Permanence, Reciprocity, Subsistence.

Introducción

Los cambios en el sistema agroalimentario mundial (Friedman, 1993; Mc Michael 2009; Pechlaner y Otero, 2010) impactaron en los sistemas productivos favoreciendo la configuración de una nueva lógica de acumulación de capital en la agricultura. En el caso de Argentina, su emergencia remite a la década de 1990, consolidándose en la de 2000. Conocido como “agronegocio”, el nuevo modelo productivo se define por la articulación de varios elementos (Gras y Hernández, 2013: 25-26): a) la transectorialidad, es decir, la mayor integración (vertical y horizontal) a cadenas globales de valor; b) la priorización de las necesidades del consumidor global que, en el marco de los cambios en la división internacional del trabajo, conllevan la orientación hacia la producción de “commodities” de uso “múltiple” (alimentos, alimentación animal y energía) ; c) la profundización del papel del capital en los procesos productivos agrarios y la centralidad que cobran los sectores empresariales; d) el desarrollo de innovaciones tecnológicas de la mano de las biotecnologías y las tecnologías de la información y la comunicación; e) el acaparamiento de tierras para la producción en gran escala, con intervención de actores financieros y generación de conflictos con los actores locales. Cabe subrayar que el nuevo modelo no puede comprenderse por fuera de los cambios institucionales introducidos por los regímenes neoliberales, los que en términos generales favorecieron a una amplia liberalización económica, privilegiando los derechos de propiedad en la producción de alimentos y fortaleciendo el rol de las grandes corporaciones en lo que respecta al desarrollo de los diferentes cultivos (Mc Michael, 2000). Como ha sido analizado en el caso argentino, este modelo involucra nuevas relaciones y articulaciones entre sectores y actores productivos, que, al decir de sus protagonistas, revolucionaron los “modos de hacer negocio” con base en el agro y en las identidades socio-productivas (Gras y Hernández, 2016).

La expansión del modelo de agronegocios produjo también importantes transformaciones territoriales. Desde los estudios rurales, así como desde la ecología, se han abordado los procesos de expansión de las fronteras agropecuarias y sus consecuencias en múltiples niveles (Reboratti, 1989; Gras y Zorzoli, 2019; Gasparri y Grau, 2009). Desde la geografía crítica, se ha analizado las formas en que las corporaciones y más ampliamente los sectores empresariales han reorganizado sustantivamente tanto el espacio rural como urbano, intensificándose las relaciones entre el campo y la ciudad (Elias, 2011). En la misma línea, autoras como Maldonado, Castro de Almeida y Picciani (2017), al estudiar los procesos que se han dado en Argentina y Brasil, sostienen que la modernización y expansión territorial de la agricultura ha resultado en la estructuración de una nueva división internacional del trabajo que se articula en formaciones socio-espaciales. Estas autoras afirman que la creciente dependencia de la producción agropecuaria de los recursos financieros, científicos, tecnológicos e informacionales han reestructurado los flujos establecidos entre el campo y la ciudad, así como entre redes urbanas.

Elias (2007) caracteriza a los núcleos urbanos surgidos o adaptados a las demandas del campo moderno como “ciudades del agronegocio”, en las que se asienta todo el dispositivo institucional y la infraestructura empresarial al servicio de la producción (comercios que venden insumos y tecnología, bancos y financieras, cámaras empresariales, universidades públicas y privadas que forman a su personal, etc.) que desde una visión hegemónica se asocian al “progreso”.

Pero además de la formación de estas ciudades del agronegocio, es posible observar que también sucede otro proceso: el despoblamiento de pueblos y colonias rurales hasta su desaparición como resultado de las intensas migraciones rurales, el acaparamiento de tierras y los procesos de despojo. Esto ha llamado la atención de estudiosos que, revisando los postulados marxistas clásicos sobre la función de la población excedentaria, han observado que en el marco del agronegocio el capital parece precisar más de las tierras que de las poblaciones locales como proveedoras de mano de obra (Li, 2009; 2011).

Este artículo presenta reflexiones y resultados de una etnografía realizada en Colonia Piray km 18, ubicada en el municipio de Puerto Piray (departamento de Montecarlo, Alto Paraná de la provincia de Misiones), un área central de expansión de la actividad forestal en Argentina[1]. Rodeada de plantaciones forestales de la empresa más grande de la Argentina, aunque de origen chileno, ARAUCO S. A[2], Piray km 18 representa una excepción, ya que es la única que persiste en una región donde las plantaciones agronegocio forestal[3] han avanzado sobre las tierras donde se asentaban las colonias. Ahora bien, la actividad forestal no es nueva en la provincia de Misiones, por el contrario, cobró un fuerte impulso entre las décadas de 1950 y 1980; sin embargo, lo que ha cambiado es el modelo productivo, su orientación y los actores sociales integrados. Las reconfiguraciones que aquí se analizan se asocian a procesos de transición agraria: desde un modelo orientado al mercado interno -que integraba eslabones industriales con presencia de capitales nacionales de diverso tamaño y que demandaba la producción de pequeñas y medianas explotaciones agropecuarias- a otro modelo hegemonizado por una empresa transnacional, que desarrolla la producción a gran escala, acaparando recursos anteriormente controlados por pequeños y medianos productores, y que articula la producción local a su cadena global.

Con la llegada de la empresa multinacional ARAUCO al Alto Paraná misionero, se produjeron migraciones de las áreas rurales a las cabeceras de los distintos departamentos. En los Censos Nacionales de Población y Vivienda (CNPVH 1991, 2001, 2010) es posible observar la variación porcentual de la población rural y urbana en los departamentos de Iguazú, Eldorado y Montecarlo. Con excepción del departamento de Iguazú, en los otros dos se produjo una caída de la población rural y un aumento de la urbana entre los años 1991, 2001 y 2010. Los productores que vendieron sus chacras se mudaron a los pueblos o ciudades más cercanas, ya sea para establecer un pequeño comercio, convertirse en empleados de ARAUCO o en personal de alguna otra empresa forestal. Muchos otros, sin embargo, no lograron nuevas inserciones ocupacionales, sobreviviendo en base a programas de asistencia social, changas, etc. Las chacras abandonadas fueron destinadas a nuevos usos: la forestación. Las plantaciones avanzaron incluso hasta el límite de los núcleos urbanos. Las migraciones internas y el avance de las plantaciones forestales sobre territorios antiguamente habitados por productores, se tradujo en algunos casos en la desaparición de colonias rurales, mientras que en otros, junto con la disminución de su población se registran cambios en el uso del suelo, con la fuerte caída de la superficie antes dedicada a la producción de yerba mate, te, tabaco, tung, entre otros.

Entonces, el objetivo de este texto es analizar los procesos de transformación y reorganización del territorio, enfatizando en las formas de acción de los actores locales que, en su determinación de permanecer en el territorio, reconfiguran el espacio y los lazos sociales. Analizar las prácticas sociales y económicas de los habitantes de Piray km 18, reconstruir la historia y experiencia de los actores sociales nos permite comprender las dinámicas de cambio que configuran la transición al agronegocio forestal.

Elegimos esta colonia por sus particularidades: Piray km 18 está lejos de ser una “ciudad del agronegocio” asociada al “progreso” en los términos que mencionamos antes. Por el contrario, la carencia de servicios básicos y fuentes de empleo afecta la vida cotidiana de sus habitantes; no obstante, y a pesar del escenario adverso, en los últimos años la colonia ha crecido en población a diferencia de otras del Alto Paraná misionero con similares características que se han despoblado de tal modo que en sus tierras ya no habitan personas y se extienden plantaciones forestales (es el caso de Piray km 10, Piray km 15, Piray km 22). En esta dirección, coincidimos con Carlo Ginzburg, cuando señala que "las excepciones son siempre más interesantes que la regla"[4], pero también creemos que esas excepciones proporcionan información fundamental para comprender esas “reglas” de funcionamiento de una sociedad.

Este texto se organiza en tres partes. El primer apartado de este artículo apunta a localizar geográficamente la Colonia Piray km 18 y realizar una descripción del paisaje y la infraestructura. Se plasma una descripción de los actores locales, considerando la composición étnica, asumiendo que la misma influye en las relaciones sociales y en las “estrategias adaptativas” (Bartolomé, 2007) que se inscriben en prácticas económicas y de sobrevivencia. En esta primera parte del texto nos guían las siguientes preguntas: ¿qué significa para un grupo social vivir arrinconado por las plantaciones forestales?; ¿qué implica la marginación?

En la segunda parte mostramos que las transformaciones en el territorio no se vinculan únicamente a un cambio de empresas, sino que se trata de una metamorfosis en el modelo de producción, las relaciones sociales y los regímenes laborales en su conjunto. Aquí focalizamos en dos cuestiones: a) el cambio de configuración social como producto del pasaje del modelo de industria forestal cuyo emblema es la antigua empresa Celulosa Argentina al del agronegocio forestal encarnado en la multinacional ARAUCO; b) el despojo y las migraciones rurales que provocaron la “desaparición” de las colonias, relacionados fundamentalmente al desempleo generado por la prescindencia de la mano de obra local a partir de los intensos cambios tecnológicos que caracterizan al sector y al modelo vigente.

En la tercera parte del texto se describen y analizan las estrategias de subsistencia y reproducción social de la población de Piray km 18. Hablamos de prácticas en términos de estrategias porque enfocamos en el actor social y su sentido práctico de la administración de los recursos, indagando, al mismo tiempo, en la capacidad de agencia de los actores.

Ubicación y composición de la colonia Piray Km 18.

Puerto Piray es un municipio perteneciente al departamento de Montecarlo, ubicado en el Alto Paraná misionero, la principal región forestal de la provincia.

Municipio de Puerto Piray
Mapa1
Municipio de Puerto Piray
Fuente: Elaboración propia (Ramírez, 2017).

Piray km 18 es una colonia rural ubicada en el municipio de Puerto Piray distante a 18 kilómetros del pueblo del mismo nombre. La siguiente imagen satelital permite dimensionar la distancia geográfica entre el pueblo y la colonia.

Ubicación de Piray km 18.
Mapa 2.
Ubicación de Piray km 18.
Fuente: GoogleMap

Piray km 18 se fundó alrededor de la antigua empresa Celulosa Argentina entre las décadas de 1950 y 1960. Actualmente la mayor parte de las tierras en que se asienta la colonia y las plantaciones forestales son propiedad de la transnacional ARAUCO S.A[5]. Las casas se hallan en una franja de poco más de 70 metros al margen de la ex ruta 12, un camino de 4 km atravesado por el arroyo Piray Guazú y la ruta provincial 16, y el paisaje se caracteriza por la dimensión de las plantaciones forestales. A diferencia de otras colonias, Piray km 18 está organizada en tres barrios: Santa Teresa, Unión y Cruce[6]. La siguiente imagen satelital permite visualizar como se ubican las casas en los márgenes de la ex ruta 12 y la dimensión del espacio de las plantaciones.

Piray km 18
Mapa 3.
Piray km 18
Fuente: GoogleMap.

Según el censo socioeconómico que realizó la organización Productores Independientes de Piray (PIP) con el asesoramiento de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, en 2011 vivían en la colonia 234 familias. Los vecinos sostienen que en los últimos años aumentó el número de familias en Piray km 18. No obstante, ese crecimiento no se tradujo en la ampliación del área ocupada por las familias. En efecto, la solución habitacional para los hijos e hijas que conforman nuevos hogares es compartir la casa con los padres o hacer una nueva casa dentro del mismo lote, por lo que se multiplican las chacras, fragmentando los terrenos.

Las casas que se ubican en el barrio Santa Teresa, próximo al departamento de Eldorado, cuentan con mayores extensiones de tierra, con lotes de hasta 10 hectáreas. Quienes viven allí tienen una producción un poco más diversificada que los vecinos de los otros barrios. A medida que se avanza por la ex ruta 12 hacia el barrio Cruce –que se encuentra en la intersección entre la ex ruta12 y ruta 16–, las chacras pasan a tener menor tamaño, se reducen a no más de 2 hectáreas. En la siguiente imagen se puede observar que la cría de animales se realiza a la vera del camino por falta de espacio.

Cría de animales a la vera del camino
Imagen 1
Cría de animales a la vera del camino
Fuente: Fotografía propia tomada en febrero de 2016.

Las casas son diversas: algunas precarias, de madera, con baños externos, letrinas y otras son de material, de estructura sólida y dan cuenta de una mejor situación económica de sus propietarios. En casi todas las unidades domésticas se produce para la subsistencia: mandioca, maíz, huertas y cría de animales (gallinas y chanchos principalmente). La cantidad y diversidad de la producción depende, en buena medida, de la superficie disponible.

La mayoría de la gente que vive en Piray km 18 no tiene el título de su terreno sino un boleto de compra-venta de lotes de propiedad fiscal. En muchos casos los límites entre las casas no se encuentran bien definidos, esto produce problemas entre los vecinos, que frecuentemente se disputan y/o negocian la tierra plantando caña de azúcar o mandioca sobre los límites de las chacras.

Ser vecino[7] de Piray km 18 implica vivir en alguno de los tres barrios, ser reconocido como tal y transitar determinados problemas sociales y económicos. Hay vecinos que están desde el origen de la colonia, otros que llevan 30 o 20 años viviendo allí y también quienes llegaron en los últimos años. Los vecinos son, por lo general, paraguayos criollos o descendientes de paraguayos. Esa influencia cultural se puede sentir porque los vecinos hablan guaraní, escuchan polcas (música popular folclórica del Paraguay) y cocinan comidas típicas del vecino país (sopa paraguaya, mbejú, vorívorí, chipa guasú). Si bien la mayoría de ellos tienen familiares en Paraguay que eventualmente visitan, no hay un relacionamiento constante, más allá de intercambios comerciales de pequeña escala.

Los paraguayos que llegaron en los últimos años se ubicaron en cercanías al cruce (entre la ex ruta 12 y la ruta 16), que se considera el “centro” de Piray km 18. Son aproximadamente 20 familias las que viven allí. El lugar se conoce como “la villa de los paraguayos”, así es denominado por vecinos que también son paraguayos, pero que arribaron a la zona décadas atrás. Le dicen “villa” porque consideran que las casas son precarias y evidencian condiciones de hacinamiento. En el barrio Santa Teresa, en cercanías al arroyo Piray Guazú, está la “picada de los gringos”, donde viven colonos y descendientes de colonos, de ascendencia polaca, hace más de 30 años aproximadamente. Estos colonos décadas atrás lograron excedentes que reinvirtieron en la explotación agropecuaria. “Los gringos”, como los llaman los vecinos, son colaboradores entre ellos, pero evitan interactuar con el resto de la colonia, aunque eventualmente emplean a sus vecinos, los paraguayos criollos, en tareas de limpieza de la chacra o para faenar animales.

Los caminos, los servicios y la infraestructura de la colonia rural se caracterizan por la precariedad. En los días de lluvia se reduce la escasa frecuencia del viejo colectivo que conecta Eldorado con Piray km 18. Cuando eso sucede, el camino principal que cruza los barrios, la ex ruta 12, se vuelve intransitable por el barro, con lo cual la vida de la comunidad se complica. Si hay tormentas, aparecen nuevos riesgos y problemas, la luz se corta para que no se quemen los generadores. En caso que la lluvia se intensifique es probable que las aguas del arroyo rebalsen el puente, y el colectivo deba desviar varios kilómetros para ingresar al km 18 por la ruta 16. Mientras que la ex ruta 12 está en malas condiciones, y a veces es prácticamente intransitable, la ruta 16 que une a Puerto Piray con el km 18 se mantiene porque es el camino que utiliza la empresa para el transporte de madera: “la ruta 16 que va a Piray, como lo usa más la misma empresa o el municipio se lo arregla. Es un camino que tiene una vía de comercio, entonces está más mantenido. La ex ruta 12 no está mantenida porque no es una vía comercial” (Ricardo. Técnico de la Subsecretaría de agricultura Familiar. Eldorado, 10 de julio de 2015). Es decir que dentro de la colonia existen desiguales condiciones en cuanto al acceso y estado de infraestructura social básica. Estas desigualdades están atravesadas por los intereses de ARAUCO: la ruta que está en buenas condiciones es la que utiliza la empresa, en cambio el camino por el que circulan los vecinos es intransitable la mayor parte del año.

A esto se suma la inexistencia de transporte público (colectivos) que conecten Piray km 18 con Puerto Piray a pesar de pertenecer al mismo municipio. Si una persona de Piray km 18 debe realizar un trámite en Puerto Piray, tiene que viajar hasta Eldorado y de ahí tomar otro colectivo. O sea, debe salir del municipio para volver a ingresar al mismo. El costo de esos pasajes es el de un trayecto de media distancia, no se consideran viajes urbanos. Estas complicaciones encarecen los traslados y dificultan la movilidad. Los problemas de movilidad que padecen los vecinos de Piray km 18 no permiten que puedan sostener empleos en las ciudades cercanas si es que no cuentan con un vehículo propio, que de hecho pocos lo tienen.

Otra limitación que manifiestan los vecinos es la carencia de agua corriente, ya que solamente disponen de ese servicio durante una hora por las mañanas. En ese tiempo, las familias deben juntar el agua que consumirán durante el día para higienizarse, cocinar y regar sus cultivos: “El agua hace como 9 o 10 años que tenemos, también fue gracias a que se hizo un corte (de ruta) se logró que se haga la perforación. El problema de que hay agua una vez al día, y que en ese tiempo tenés que cargar los tachos eso sí nos preocupa porque en cada verano es peor” (Mónica. Vecina y productora, Piray km 18, 19 de julio de 2015).

Los vecinos del km 18 comentan que todos los pozos de agua se secaron y también muchos arroyos que había detrás de las casas, ellos especulan que esto se debe a que las plantaciones forestales han absorbido el agua del lugar: “antes en cada casa había un pozo de agua y después se fueron secando y fue así la necesidad de agua potable, porque nuestras nacientes ya se secaron. Ahora si no viene el agua corriente y querés tomar de nuestros pozos, ya no hay más, nadie tiene” (Mónica. Vecina y productora, Piray km 18, 19 de julio de 2015). Por otra parte, no hace muchos años que la colonia cuenta con una escuela secundaria, conseguida a través de la presión generada por los vecinos y vecinas. Antes de ello, los jóvenes debían viajar hasta otras colonias o localidades y no siempre las familias estaban en condiciones económicas de solventar los pasajes cuando tenían más de un hijo o hija en edad escolar. Es por eso que muchos jóvenes y adultos de Piray km 18 no han accedido a estudios secundarios. A pesar de los problemas de infraestructura de Piray km 18, los niños y niñas parecen disfrutar de la vida en la colonia. En cambio, para los adolescentes resulta un lugar con limitaciones por las pocas posibilidades de recreación y formación.

Estos problemas que padecen los vecinos del km 18, vinculados a la falta de políticas públicas en esta materia, son comprendidos por ellos mismos en términos de marginación social y política. La relación entre los vecinos de Piray km 18 y los habitantes del pueblo de Puerto Piray se complejiza en los momentos electorales. “Cuando hay necesidad de votos ahí bajan como todo político. Y después olvidate, nosotros somos los negros indios” (José. Vecino y productor, Piray km 18, 25 de noviembre de 2015).

En el siguiente apartado, analizaremos cómo se ha dado la configuración del territorio en relación con los distintos modelos de forestación planteados por la antigua empresa Celulosa S. A y, a partir de la década de 1990, por la transnacional ARAUCO. Ello nos permitirá comprender mejor el proceso que los vecinos definen como marginación.

El cambio en el modelo de producción forestal: de los “años dorados” a la llegada de ARAUCO.

A mediados del siglo XX, y en el marco de las políticas de industrialización por sustitución de importaciones, se consolidó en Misiones el modelo de la foresto-industria, el cual se caracterizaba por el establecimiento de industrias papeleras, el crecimiento de las plantaciones con fines industriales y la formación de pueblos y colonias alrededor de los aserraderos y emprendimientos fabriles (Ramírez, 2017).

La instalación de las plantas industriales de celulosa en Misiones se debió no sólo a las condiciones ecológicas de la región que propiciaban el rápido crecimiento de las especies, materia prima para las fábricas de celulosa: la actividad forestal se presentó como un modelo más industrial que agropecuario. Se consideraba que la industria generaba mayor valor agregado, por ende mayor empleo y por ello se apostaba a los proyectos industriales como motor del desarrollo. Esta etapa que conocemos como “industrialista” de la “foresto-industria” se extiende hasta finales de la década de 1980 y se inscribe en la perspectiva desarrollista del Estado, que consideraba primordial una industrialización del agro para el crecimiento de las economías locales y regionales. El Alto Paraná misionero fue un ejemplo paradigmático de aquel modelo: allí la continua y persistente expansión de la actividad forestal en todos sus eslabones modificó sustancialmente el paisaje del norte de la provincia. La firma Celulosa Argentina llegó al Puerto Piray en 1942; la inauguración de su fábrica en 1956 transformó el municipio, que hasta ese momento era un puerto en el que vivían unos pocos habitantes (Ramírez, 2017).

En efecto, Puerto Piray se organizó en torno a los barrios próximos a la fábrica, que hoy son parte del área urbana del municipio y pequeñas colonias rurales ubicadas en las zonas de las forestaciones. La condición de frontera de Puerto Piray favoreció la recepción de migrantes que venían a trabajar y a vivir en la Argentina. El pueblo se convirtió en un polo de atracción de migrantes pues la pujante fábrica ofrecía oportunidades de obtener empleo en tareas de desmonte, forestación y luego en la fábrica. El trabajo de abrir picadas requería del armado de campamentos y luego viviendas para los obreros rurales que se instalaban con sus familias (Ramírez, 2017). En las décadas de 1950 y 1960 se fundaron –además del km 18– el km. 10, el km. 15 y el km. 22.

Si bien más tarde se instalaron otras fábricas de celulosa como Papel Misionero y Alto Paraná, Celulosa Argentina fue la fuente laboral más importante que tenía Puerto Piray e incluso la provincia. Varios de los entrevistados insistieron en lo importante que fue Celulosa Argentina para el pueblo y para sus vidas personales: “Celulosa era palabra mayor, hasta la ciudad de Eldorado dependían casi todos de la Celulosa. En el `80 terminó todo” (Norberto, vecino de Piray km 18, 16 de febrero de 2016). Según un ex empleado, en su momento de mayor esplendor, trabajaban en esta empresa aproximadamente 700 personas, la mayoría de ellas vivían en Puerto Piray. Muchas de las viviendas que todavía existen en el km 18 fueron construidas por la propia Celulosa Argentina que realizó las perforaciones para que cada casa tuviera su pozo para provisión de agua: “Sí, los asegurados [empleados de planta] tienen su casa como se debe. Por ejemplo, todos los pozos que hay por ahí los había mandado a hacer Celulosa, hasta que salga el agua” (Celestino. Vecino y productor, ex trabajador forestal, Piray km 18, 20 de febrero de 2016).

En “los kilómetros”, categoría nativa que denomina a las colonias rurales, vivían los empleados de planta de Celulosa Argentina y también muchos obreros que eran contratados por otras empresas forestales, como por ejemplo las resineras que existían en la zona. La plantación forestal predominante era el Pino Paraná o Araucaria. El paisaje dominado por plantaciones era bastante similar al que hoy existe, ya que los árboles estaban prácticamente sobre las casas: “Nosotros vivíamos abajo de los pinos. Pero comparado con antes, a mí se me hace que ahora el pino es más bravo que antes […] porque siempre hubo el polen del pino, siempre hubo, pero por ahí puede ser que está más contaminado que antes, por los herbicidas, todo eso” (Zulma, vecina y productora. Piray km 18, 18 de febrero de 2016). Esta vecina sospecha que el cambio de especies –de pino resinoso[8] a pino Elliotis– pudo haber sido perjudicial para la vida de las personas, pero también manifiesta que el cambio principal está vinculado al uso comercial que se le da a la producción de árboles:“Pino siempre hubo, lo que cambió es la forma en cómo se usa el pino, digamos, porque antes era para sacar resina, y ahora es para hacer otras cosas, madera y la pasta celulósica” (Zulma, vecina y productora. Piray km 18; 18 de febrero de 2016).

La extracción de resina era uno de los trabajos vinculados a la actividad forestal que se realizaban en Misiones. De los pinos de la empresa Celulosa Argentina (y de sus sucesoras hasta la llegada de ARAUCO), se obtenía la resina que era destinada a usos industriales; es un componente que se utiliza para laminados y adhesivos, entre otras cosas. En Misiones había más de una empresa dedicada a esa actividad que no tiene continuidad en el presente. El trabajo en la resina solía realizarse en familia: […] yo soy la mayor de todos mis hermanos, yo y mi hermano que me sigue, somos los que le ayudábamos a mi papá, los demás eran más chicos, nosotros nomás trabajábamos. A la mañana íbamos a la escuela, después veníamos almorzábamos, a la tarde íbamos y le ayudábamos un rato” (Zulma, vecina y productora. Piray km 18; 18 de febrero de 2016). La “carpida”[9] para eliminar “malezas” demandaba una gran cantidad de mano de obra, que fue reemplazada más tarde por la aplicación de productos químicos, lo que implicó una reducción en la cantidad de jornadas requeridas: “[…] acá antes había laburo y la gente contenta. Aunque vos no creas todo eso, se carpía. Con familias completas. No había ningún veneno” (Gastón. Vecino y productor. Piray km 18, 17 de julio de 2015).

Aquellos años son recordados por los habitantes de Piray Km18 como la “época de oro” o “los años dorados” porque son relacionados con nociones de progreso económico. Esto afectó a Celulosa Argentina que se declaró en quiebra a finales de la misma. Al contexto de crisis económica que atravesaba el país durante esos años, que derivarían en la hiperinflación de 1989 y la salida anticipada del gobierno de Raúl Alfonsín se sumaba la desinversión por parte de los empresarios del grupo propietario (Gómez Lende, 2016). Celulosa Argentina funcionó hasta 1980, pero luego entró en un período de crisis y pérdidas recurrentes y fue cerrando progresivamente las diferentes sucursales que tenía a lo largo del país. En sus últimos años, la empresa había pasado a tercerizar parte de las tareas que antes llevaba a cabo mediante la contratación directa de asalariados. La crisis se sintió especialmente entre los trabajadores de menores salarios, que fueron despedidos, en muchos casos sin ser correctamente indemnizados. A mediados de la década de 1980, una fuerte crisis económica a nivel nacional puso fin a los créditos fiscales para la forestación.

Por entonces Celulosa Argentina era accionista en un proyecto de construcción de una nueva fábrica junto con Celulosa Puerto Piray (CPP) que con la quiebra pasó a manos del Citibank a principios de la década de 1990 y luego se convirtió en propiedad de ARAUCO, que adquirió también las tierras de las plantaciones forestales que la Celulosa poseía en el municipio de Puerto Piray. La multinacional ARAUCO S.A se instala con fuerza en Misiones a mediados de la década de 1990 y produce cambios en las modalidades y esquemas productivos y nuevas configuraciones sociales que implicaron, en muchos casos, la desaparición de poblados completos cuyas tierras pasaron a destinarse a plantaciones (Ramírez, 2017).

La llegada de ARAUCO a Puerto Piray despertó las expectativas de quienes ansiaban revivir los años dorados de Celulosa Argentina. En un primer momento, ARAUCO empleó trabajadores en las obras que emprendió; otros fueron ocupados por las empresas contratadas por ARAUCO y en menor medida, empleadas más tarde para trabajar en el mega-aserradero y una de las fábricas. Pero las ilusiones de progreso económico se disolvieron a medida que ARAUCO iba concluyendo sus instalaciones e introducía tecnologías ahorradoras de mano de empleo. Las entrevistas dan cuenta de la desocupación progresiva a raíz de la mecanización que la empresa introdujo en la producción forestal: “Al principio no te das cuenta. La empresa anterior que era Celulosa Argentina o Celulosa Puerto Piray (CPP), te daba un trabajo. Después esto chilenos (ARAUCO) vinieron a modernizar todo” (Gustavo, vecino y productor, Piray km 18, 22 de julio de 2015).

A principios de la década de 2000, si bien la fumigación había reemplazado a la “carpida”, todavía estaban quienes conseguían trabajos en tareas como poda o raleo. Pero la situación empeoró entre los años 2008 y 2009 con la incorporación de las cosechadoras mecánicas, las Harvester, que pasaron a reemplazar el trabajo con motosierras de cientos de personas. La introducción de las cosechadoras no hizo más que profundizar la exclusión de la población local de los procesos de trabajo y del mercado laboral. Así, se observa que los mecanismos de expansión, concentración y modernización del agronegocio forestal dieron lugar a procesos de exclusión de las poblaciones rurales. Con frecuencia, los vecinos del km 18 marcan el impacto negativo en los niveles de empleo vinculados al cambio del modelo de producción que sucedió primero con el cierre de Celulosa Argentina y la llegada de ARAUCO.

Cerca de la Colonia Piray km 18, había otra colonia, el km 22, que hoy sólo existe en el recuerdo de los vecinos, ya que en el 2015 se marcharon las últimas familias que vivían allí. Donde antes había casas y una escuela, ahora hay plantaciones forestales. El desplazamiento de las personas que vivían en el km 22 no solo ha sido una consecuencia de la falta de empleo, sino también de la pérdida de sus economías de subsistencia, ante el avance de las plantaciones de ARAUCO. El agronegocio forestal parece precisar del recurso tierra en la mayor cantidad posible, no así de la población local en tanto mano de obra.

Durante el trabajo de campo entrevistamos vecinos y vecinas que vivieron en el km 22 y hoy están instalados en el km 18. Una de ellas es Ema, quien nació y vivió 58 años en Piray km 22 y fue prácticamente una de las últimas en abandonar esa colonia junto con su familia. Ema ahora vive en el km 18. Ella recuerda al km 22 como un lugar que tenía todos los servicios y la infraestructura para el desarrollo de su vida: “De todo había, la cancha, qué lindo era, la escuela, la iglesia, todo era lindo” (Ema, vecina, Piray km 18, 25 de febrero de 2016). Con palabras similares, otra vecina describió la desaparecida colonia: “Era hermoso, con la cancha de futbol que había ahí. Era un estadio directamente. Había también el salón vecinal, nosotros le decíamos tinglado porque ahí se hacían los bailes. Tenemos la iglesia, todo” (Ana, vecina, Piray km 18, 25 de febrero de 2016). El km 22 comenzó a despoblarse cuando Celulosa Argentina entró en crisis, “y ahí ya empezaron a moverse la gente. Cobraban un poco y ahí empezaron a salir, porque ya no había más trabajo, nada. Y quedamos nosotros últimos. Y ahí salimos también (Ema, vecina, Piray km 18, 25 de febrero de 2016).

Uno de los primeros indicadores que muestra un descenso en el número de pobladores de las colonias rurales es que las escuelas pasan a ser aulas satélites, es decir que dependen administrativamente de otra escuela cercana a la misma a raíz de la disminución del número de alumnos matriculados. Eso fue lo que sucedió en el km 22: “Ya la escuela quedó solo como aula satélite porque eran 6 ó 7 chicos que estaban ahí” (Ana, vecina, Piray km 18, 25 de febrero de 2016). El siguiente paso para las aulas satélites es el cierre. Las escuelas cerradas bajo el argumento de escasa matrícula forman parte de las condiciones que promueven la expulsión: quienes tienen hijos y desean permanecer en el lugar de todos modos no pueden hacerlo por la ausencia de instituciones que garanticen el acceso a la educación[10]. A mediados de 2000, todavía existía un aula satélite en el km 22, pero ya no había escuela secundaria. Quienes permanecían viviendo allí encontraban serias dificultades para garantizar la educación de sus hijos: “Yo tenía mi hija que se iba a Guaraipo a la escuela y como era complicado el colectivo […]. Mamá me dijo que teníamos que pensar, que tengo muchos hijos”(Ana. Vecina. Piray km 18, 25 de febrero de 2016). Las últimas personas abandonaron la colonia obligadas por estas circunstancias: “terminó la escuela, ya empezaron a echar la escuela. Así son. Ahora sí que es capueron[11](Ema. Vecina. Piray km 18, 25 de febrero de 2016).

Otro factor que contribuyó primero al arrinconamiento y posteriormente a la desaparición de la Colonia Piray km 22, ha sido la interrupción del servicio de transporte público. El colectivo dejó de ingresar a esa colonia porque, según los argumentos de la empresa de transportes, no tenía suficientes pasajeros que justificaran el trayecto: “Ese barrio se terminó cuando ya ni el colectivo entraba. Te daba una pena de ver esa gente que se bajaba acá en el cruce con toda su mercadería, bolsas, cajas y ahí, tenían que andar viendo cómo hacer, pagar a alguien para que les lleve a su casa con las cosas” (Mónica, vecina y productora. Piray km 18, 20 de febrero de 2016).

Ema, una de las últimas en abandonar el km 22, recordó ese momento. Ella contó que debían descender del colectivo en el cruce del km 18 y desde allí debían buscar la manera de viajar 4 km para llegar hasta sus casas transportando las compras en carretilla: “era lindo, pero para caminar ya era difícil, porque papá ya no podía caminar mucho, para venir a llevar la mercadería de acá y tenés que ir a pie, porque no hay movilidad” (Ema. Vecina, Piray km 18, 25 de febrero de 2016). Así, se profundizaron las condiciones de aislamiento.

Una información interesante a la que se pudo acceder a través del trabajo de campo es que la empresa ARAUCO asistió en la mudanza de las últimas familias del km 22 hacia el km 18 e incluso habilitó a que tres familias vivieran en su propiedad, en medio de las plantaciones: “acá es todo de Alto Paraná [ARAUCO], completo” comentaba Pablo mientras mostraba el predio en el que se ubica su casa. “Entonces nosotros estamos acá porque ellos nos traen. Los otros que vivían allá, todos se fueron en Piray, Eldorado, pero a nosotros nos trajeron acá para vivir. Donde está la mandarina, de este lado es de Alto Paraná, y después aquello es del municipio” (Pablo, vecino, ex trabajador forestal, Piray km 18, 25 de febrero de 2016). Otros vecinos también se expresaron decepcionados con la empresa que los había persuadido de abandonar el km 22 para instalarse en el Km 18 con promesas que no se cumplieron: “La que era la asistente social de Alto Paraná [ARAUCO], ella me prometió que me iba a comprar tejido para criar pollo, un montón de cosas, pero nada que ver” (Ana, vecina, Piray km 18. 25 de febrero de 2016). Lo mismo comentó otro vecino en relación con las promesas de mejoras de las viviendas por parte de la empresa: “ahí ellos sacaron a nosotros. Ellos iban a poner casa nueva a nosotros y después nada” (Pablo, vecino, Piray km 18, ex trabajador forestal, 25 de febrero de 2016). En efecto, ARAUCO no construyó casas nuevas para las familias a las que persuadió con esa promesa para que abandonaran el km 22, sino que desarmó las viejas casas de madera que allí tenían para volver a armarlas en el km 18. Estas viviendas precarias no cuentan con servicio de agua corriente. “Esos son maderas viejas de la casa donde yo estaba, y me trajeron también una casa de madera vieja. Tantas cosas me prometieron que al final…” (Ana, vecina, Piray km 18, 25 de febrero de 2016).

Estos vecinos que viven en Piray km 18 en tierras de ARAUCO, con la autorización de la misma empresa, se manifestaron preocupados por las malas condiciones en las que se hallaban sus casas: “[…] acá nosotros vivimos tranquilos, igual que la casa ya está por caer todo, entonces pido para ellos [la empresa], para hacer eso, nosotros vivimos en el terreno de ellos” (Pablo, vecino, ex trabajador forestal, Piray km 18, 25 de febrero de 2016). Este vecino relocalizado consiguió que la municipalidad, a través de sus programas de asistencia a situaciones de emergencia, cambiara el techo de su casa que había sido destruido por el granizo. Sin embargo, estos no pueden solicitar asistencia del Estado para mejorar sus viviendas porque ocupan una propiedad de la empresa y no tienen ningún documento que certifique el permiso de esa ocupación. Este cuadro de viviendas en condiciones de precariedad absoluta contrasta con la imagen de modernización y bienestar que la empresa formula desde la promoción mediante campañas de marketing y de su programa de Responsabilidad Social Empresarial.

Hemos dedicado varios párrafos al caso de la desaparecida colonia rural Piray km 22 con la intención de describir cómo actúa la “asfixia” del arrinconamiento y el despojo de los territorios. Sin embargo, cabe señalar que el proceso de despojo no actúa en una única dirección. En Piray km 18 se observa que la colonia no sólo no ha desaparecido, sino que ha logrado mejorar la infraestructura comunitaria con la construcción de la escuela secundaria, dos salas de atención primaria[12], un salón de jubilados, entre otrasinstalaciones. Al mismo tiempo, en los últimos cinco años, se ha incrementado la cantidad de familias que allí residen.

Cabe entonces, preguntarse por las razones que explicarían la permanencia de los vecinos de Piray Km 18 a pesar de las condiciones hostiles descriptas anteriormente. Consideramos que una de las explicaciones se vincula con una decisión económica. A diferencia de otros barrios de Eldorado o Montecarlo, en Piray km 18 los vecinos todavía pueden producir en sus chacras para garantizar la alimentación de sus familias. Este punto será desarrollado en el próximo apartado.

Permanecer en el territorio: estrategias de subsistencia y reproducción social.

A principios de la década de 2000, la Argentina enfrentaba una de las mayores crisis económicas, sociales y políticas de su historia. Puerto Piray no escapaba a esa situación, como se destacó anteriormente, la desocupación allí estaba directamente relacionada con el cierre de Celulosa Argentina y de las empresas resineras que incidían en la zona. Este contexto no cambió sustantivamente con la llegada de nuevas inversiones y de una empresa fuerte en el negocio forestal.

Las prácticas económicas que posibilitaron la persistencia de Piray Km18 en un marco de escasez de recursos no pueden comprenderse de modo aislado, sino que constituyen parte de un repertorio más amplio generado por los vecinos en función de permanecer en un territorio acaparado por el agronegocio forestal. Este repertorio incorpora la producción para el consumo, la migración (temporal, prolongada o definitiva), las “changas”, los pequeños emprendimientos comerciales, la asistencia del Estado y la reciprocidad basada en relaciones de vecindad y parentesco.

En primer lugar, es importante destacar que la “familia” es una categoría fundamental a la hora de comprender las relaciones sociales y económicas de Piray km 18. Una familia se compone de personas que viven en la misma unidad doméstica[13]; también se habla de familia para referir a quienes guardan relación de parentesco pero no conviven en el mismo hogar.

En Piray km 18 cuando una pareja decide formar su hogar propio, en principio intenta vivir cerca de sus familiares. Los padres frecuentemente proceden a dividir la chacra para que sus hijos tengan un lugar donde establecerse. Con el tiempo, esto determina una mayor proximidad y contigüidad entre las chacras y las casas. Cada vez se hace más difícil comprar un terreno, tanto por la falta de dinero como por la falta de tierra disponible para formar nuevas chacras sobre la ex ruta 12.

“[…] esos huequitos que antes quedaban ya no quedan más. Por ejemplo, mi papá, su chacra llegaba hasta acá y ahí ya mi hermano hizo su casa. El otro vecino de allá tenía su casita y ahí al lado ya le hizo a la hija. Así la mayoría de las casas se empezaron a hacer una al lado […] Ahora vos pensás dónde podría comprar un lugarcito, y está todo ocupado. Estamos asentados los hijos de… y somos bastante los que estamos asentados acá (Mónica, vecina y productora. Piray km 18, 17 de julio de 2015).

Cuanto más cerca se ubiquen las viviendas de los hijos respecto de las de los padres, más estrechos se vuelven los lazos de reciprocidad y de organización doméstica tendientes a maximizar recursos dentro del mismo grupo. Se trata entonces de una dinámica de reproducción social basada en la fragmentación del espacio en función de los lazos de parentesco. Esto genera que las unidades domésticas sean autónomas y a la vez interdependientes en términos de “familia ampliada” (Schiavoni, 1995).

Esta forma de ocupación del espacio y de reproducción social es fundamental a la hora de comprender la permanencia de los vecinos del km 18. Es frecuente que los jóvenes formen pareja con alguien de la misma colonia. Cuando se constituye una pareja joven que no tiene suficientes recursos para procurarse su propio techo, el nuevo matrimonio vive con los padres de alguno de ellos hasta conseguir las condiciones para construir una casa e independizarse. Si la joven pareja vive con la familia del varón, la mujer queda sujeta a una relación de subordinación respecto del marido y de la familia del marido. En tanto, los hijos que migran de la colonia tenderán a su autonomía o independencia económica ya que se desvinculan de la unidad doméstica paterna/materna.

Alrededor del ser “vecino” y de pertenecer a una “familia” se tejen reciprocidades, pues los vecinos sienten una obligación mayor de ayudar y colaborar con quienes los une el parentesco[14]. Esta preocupación se acentúa en los momentos en que un familiar se encuentra con un problema de salud, entonces todos los familiares y vecinos tratan de brindarle dinero –sin esperar devolución– o brindar otras ayudas, por ejemplo, el transporte de la persona enferma en el caso de contar con un vehículo particular.

Las familias vecinas que guardan lazos de parentesco se suelen reunir los domingos para almorzar y eventualmente celebrar cumpleaños. Los primos y primas más pequeños se juntan para jugar y los adolescentes para conversar, tomar tereré, escuchar música o practicar algún deporte. En oportunidades, las familias transforman estas reuniones recreativas en “grandes eventos”. Por ejemplo, la fallecida señora Simona tiene a cinco de sus hijos viviendo en Piray km 18, cada uno de ellos ha conformado su propio hogar y están todos en el barrio Unión, viviendo cerca de su papá (Celestino); tres de los hijos de Simona y Celestino viven en Eldorado, ellos visitan a su papá todos los fines de semana; otros tres están en Buenos Aires y visitan a su papá en vacaciones, sueñan con volver a vivir en la zona. La última de las hijas que migró lo hizo hace menos de un año en búsqueda de empleo, antes todavía vivía en el km 18 con su papá.

Figura 1. Diagrama de parentesco de la familia de Simona y Celestino (Barrio Unión. Piray km 18).

Fuente: elaboración propia.

Diagrama de parentesco de la familia de Simona y Celestino (Barrio Unión. Piray km 18).
Figura 1
Diagrama de parentesco de la familia de Simona y Celestino (Barrio Unión. Piray km 18).
Fuente: elaboración propia.

En honor a la fallecida señora Simona, hace varios años que sus parientes realizan una reunión a fin de año en la colonia. Se planifica un gran almuerzo y como muchos parientes acuden desde lejos –Eldorado, Buenos Aires, Paraguay, entre otros lugares– la reunión familiar se convierte en una jornada de varios días de celebraciones. Estos vínculos hacen que Celestino, el viudo de la señora, se aferre a la colonia a través de su gran familia “ellos se instalan acá y yo no voy a poder comprar en Eldorado, pero ni pienso porque acá están todos cerca mío. Cuando falleció mi señora más vale que sufro, pero no demasiado porque estoy acompañado. Siempre somos unidos. Yo les digo que cuando no estoy más que sigan siempre así, que igual siga así” (Celestino, vecino y productor, Piray km 18, 20 de febrero de 2016). Los hijos de la señora Simona reconocen esta decisión de permanecer en el km 18 como una característica de su familia: “Inclusive están todos cerca de la casa de mi papá. Uno está en frente, el otro a un costado, el otro en otro costado, uno más para allá. Ellos creen en eso de quedar en el lugar, estamos identificados ahí, es muy fuerte. Están en distintas actividades que se desarrollan ahí en la comunidad: en la escuela, en la iglesia” (Ricardo. Hijo de Simona y Celestino, técnico de la Subsecretaría de agricultura Familiar, Eldorado, 10 de julio de 2015).

Otro caso que ha llegado a ser una película documental[15], por lo que se mencionará a las familias por sus reales apellidos, es el de los Dávalos y los Mercado. Hace más de veinte años que esas dos familias se baten a duelo en un clásico partido de fútbol que se realiza entre navidad y año nuevo. El único requisito para participar del particular reto es que los equipos se conformen íntegramente de familiares: los jugadores deben ser parientes de unos o de otros para poder participar. La historia de este original campeonato comenzó con los abuelos de ambas familias, quienes ya se conocían en Paraguay y cuyos lazos se fortalecieron al volverse a encontrar como vecinos en Piray km 18. La amistad se extendió a sus esposas, hijos, hijas, nietos y nietas. Los vecinos, por su parte, son entusiastas asistentes del clásico partido de fútbol que se realiza todos los años.

Por su parte, los colonos que viven en el barrio de Santa Teresa, en la “picada de los gringos”, también se relacionan en términos de vecindad, pero entre ellos. Las redes de reciprocidad por lo general no se tejen con los paraguayos criollos que también son sus vecinos: “Y ellos viven solo su mundo. Ellos se ayudan entre ellos. Nos llamaba la atención. Se ayudan entre ellos,aunque no sean parientes. Se prestan el tractor y esas cosas, cosa que con nosotros ni se mezclan. Y ellos estaban bien en sus chacras, dicen, no les falta nada” (Mónica. Vecina y productora. Piray km 18, 15 de enero de 2016). En este fragmento de la entrevista a Mónica se observa, por un lado, un comportamiento que diferencia a un grupo social en función de sus rasgos étnicos, y por otro, la importancia de la relación de parentesco a la hora de ayudarse entre vecinos.

El parentesco no debe ser pensado como sistema aislado sino en un contexto de condiciones específicas donde los actores toman decisiones. El sistema de prestaciones recíprocas (Schiavoni, 1995) construido a través de los lazos de parentesco lleva a considerar los vínculos afectivos como parte constitutiva de las relaciones económicas y culturales, es decir, una economía moral. El intercambio de alimentos entre vecinos que guardan lazos de parentesco a la hora del almuerzo es una práctica común y cotidiana. Las relaciones de cooperación familiar conforman circuitos domésticos de prestaciones recíprocas que se establecen a partir de la formación de agrupamientos espacio-familiares que se basan en la instalación cercana de padres e hijos (Schiavoni, 1995).

En síntesis, la reciprocidad entre vecinos –“solidaridad” en términos nativos– pero más aún entre quienes guardan lazos de parentesco, garantiza la sobrevivencia y promueve la permanencia en el territorio. Los lazos de parentesco y de afecto entre quienes viven en el km 18 contribuyen al aferro de las personas en relación con el territorio, a pesar de los problemas y las condiciones excluyentes promovidas por el agronegocio forestal.

Consideraciones finales

La colonia Piray km 18 se gestó y creció como consecuencia de Celulosa Argentina S. A y otras empresas de extracción de resina. Las fluctuaciones de la fábrica hasta su cierre impactaron sobre la demanda de empleo y las condiciones de vida de los vecinos del km 18. En la década de 1990, con la llegada de ARAUCO se produjo un nuevo avance de las plantaciones forestales sobre las colonias rurales. No obstante, la instalación de esta empresa implicó la inscripción a las lógicas del moderno modelo del agronegocio forestal, que más que la transformación del paisaje supuso nuevas relaciones sociales entre la empresa transnacional y los actores locales, las formas de organización de los procesos productivos y del trabajo. Cuando quebró Celulosa Argentina y con ella otras empresas (de resina y de servicios forestales) que operaban en la zona, muchas personas de Piray km 18 quedaron desempleadas; algunas consiguieron la jubilación mínima a través del Estado, otras se ocuparon en trabajos informales y la gran mayoría continuó produciendo en sus chacras para la subsistencia. Pues bien, en todas las entrevistas en el marco de esta investigación ha surgido que la principal diferencia entre la época de Celulosa Argentina y la llegada de ARAUCO radica en que la última no demanda trabajo de la población de la colonia como mano de obra para la empresa.

Así, en menos de dos décadas varias las colonias rurales del Alto Paraná misionero dejaron de existir en el contexto de acaparamiento promovido por el agronegocio forestal. Sin embargo, esto no ha ocurrido con la colonia rural Piray km 18, ya que la población local –a pesar de saberse prescindible, pues las empresas forestales parecen precisar más de las tierras para la explotación del recurso forestal que de la mano de obra–, persiste rodeada de plantaciones forestales de la empresa transnacional, por eso decimos que se encuentra en una situación de arrinconamiento que se expresa en una multiplicidad de hostilidades a la hora de habitar la colonia.

Es claro que una de las explicaciones de esta permanencia se vincula a la posibilidad de desarrollar ciertas estrategias económicas, ya que a diferencia de otros barrios de Eldorado o Montecarlo, en Piray km 18 los vecinos todavía pueden producir en sus chacras para garantizar la alimentación de sus familias. Ello se articula a una serie de estrategias como la administración racional de los recursos, generalmente en mano de las mujeres, o las migraciones temporales, estrategia emprendida sobre todo por los varones.

Pero el hallazgo al que se ha llegado a partir de la investigación ha sido determinar la importancia de las relaciones de parentesco como elemento explicativo de la permanencia en la colonia. El parentesco ejerce una importante influencia en las formas en la que actualmente se organiza el territorio: se trata de una dinámica de reproducción social basada en la fragmentación del espacio en función de los lazos de parentesco. Así, alrededor del ser “vecino” y de pertenecer a una “familia” se tejen reciprocidades, pues los vecinos sienten una obligación mayor de ayudar y colaborar a quienes los une el parentesco. No obstante, el parentesco no debe ser pensado como sistema aislado sino en un contexto de condiciones específicas donde los actores toman decisiones.

Una vez más y para concluir afirmamos que el parentesco y el afecto construido en torno a las relaciones de vecindad en el km 18 contribuyen a la permanencia de las personas a pesar de los problemas y las condiciones excluyentes que promueve el agronegocio forestal. De hecho, quienes migraron y decidieron regresar manifestaron que se sintieron forzados, que extrañaron su barrio y que volvieron a sus casas en cuanto tuvieron oportunidad: “Yo me hallo acá”, que al decir de los misioneros/as y paraguayos/as significa: “estoy contento”, “acá me quiero quedar” expresa sentimientos de afecto por la colonia rural.

No obstante, cabe aclarar que las redes de parentesco no permiten explicar por sí mismas la persistencia, pues es probable que en las colonias desaparecidas también existieran lazos de este tipo. Lo que queremos expresar concretamente es que las redes de parentesco permitieron reforzar las prácticas que favorecieron a la permanencia de la población. En este sentido, consideramos que el problema de la persistencia sigue siendo una cuestión sociológica y antropológicamente relevante, a la cual -en el marco de procesos de exclusión-, no se suele prestar la debida atención.

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Notas

1 Este artículo recoge resultados de una tesis doctoral que se realizó entre los años 2013 y 2016 y que comprendió diferentes técnicas y métodos de investigación. El trabajo de campo realizado se dividió en dos etapas. En una primera, exploratoria, comprendida entre los años 2014- 2016 se realizaron entrevistas a personas vinculadas a la actividad forestal: empleados de empresas forestales de distinto tamaño, integrantes de organizaciones sociales, dirigentes de cámaras empresariales, agentes del Estado que trabajan en temas de agricultura; estudiantes, docentes, investigadores y autoridades de la Facultad de Ciencias forestales de Eldorado; empresarios de pymes en producción y servicio de la madera. En esta etapa de exploración, también se concretaron observaciones en la Feria Forestal (septiembre de 2013) con el objetivo de obtener una aproximación general de los actores y de la actividad. Asimismo, se elaboró un corpus con documentación relevante del sector; se revisaron estudios e investigaciones que permitieron restituir la historia de la actividad forestal y se examinaron las legislaciones que la promovieron. La segunda etapa del trabajo de campo tuvo lugar durante seis semanas de los meses de enero y febrero de 2016, viviendo en la colonia rural de Piray km 18, conociendo y compartiendo la cotidianeidad de los vecinos. La observación y el registro de campo cobraron un papel muy importante y la situación de entrevista se generó a partir de conocer esas temporalidades cotidianas.

En el marco del trabajo de campo etnográfico se desplegaron las siguientes técnicas y estrategias metodológicas: a) Entrevistas en profundidad a los vecinos de Piray km 18, a los agricultores de la organización Productores Independientes de Piray (PIP), técnicos de la Secretaría de Agricultura Familiar, gerentes de ARAUCO, la principal empresa forestal en la provincia y uno de los grandes jugadores globales de esta actividad; funcionarios del municipio de Puerto Piray; y también a informantes clave: contratistas de ARAUCO, representantes de entidades empresariales y profesionales, funcionarios provinciales, empleados y ex empleados de ARAUCO, conocedores de temas forestales (técnicos, docentes, ambientalistas) y consultores privados que trabajan con empresas forestales. Se realizaron un total de 49 entrevistas. Los nombres de los entrevistados se encuentran cambiados para proteger sus identidades; b) Entrevistas grupales a productores y productoras de la Organización Productores Independientes de Piray (PIP); c) Mapeos en colaboración con el objetivo de reconstruir y reconocer el terreno con los actores locales; d) Observación participante de reuniones, asambleas, actividades y acciones colectivas de protesta; actividades y eventos forestales, situaciones cotidianas de la vida en la colonia. La descripción y las reflexiones fueron volcadas en un diario de campo, muy consultado al momento de analizar las entrevistas y demás documentos.

2 RAUCO Argentina es la principal empresa del agronegocio forestal en Misiones (en Argentina, Chile y Uruguay). En Chile, donde se sitúa la casa matriz desde la década de 1970 se ubica el núcleo más importante de la empresa (con 5 plantas de celulosa y 8 aserraderos). ARAUCO es propietaria de 1 millón de hectáreas de plantaciones en el mundo y operaciones comerciales en Argentina, Australia, Nueva Zelanda, Brasil, Colombia, Europa, Japón, México, Perú, Estados Unidos y Canadá. Esta empresa está conformada, en rigor, por un conglomerado de subsidiarias a través de las cuales controla buena parte de la cadena de valor forestal, desde la investigación en mejoramiento genético, la producción de este material genético en viveros propios hasta el desarrollo de diversos subproductos con distinto grado de procesamiento industrial. En Misiones, ARAUCO concentra aproximadamente 230 mil hectáreas.
3 Observando la forma en que se desarrolló la actividad forestal en Misiones desde la década de 2000, es posible inscribirla en la modalidad del agronegocio, pues sus lógicas de producción y comercialización dan cuenta de las características ya mencionadas: la inserción de la producción en una Cadena Global de Valor; el creciente peso de la producción de commodities frente a la de productos con mayor valor agregado; el interés de grandes grupos agrarios y no agrarios, en especial capitales financieros, por los recursos forestales y su creciente capacidad para orientar las inversiones y lógicas productivas a las necesidades de abastecimiento de las cadenas globales; la producción a gran escala, tanto en tierras como en capital; la centralidad del actor empresarial, quien opera en base al conocimiento del negocio agrícola global y lógicas financiarizadas (es decir, la búsqueda de una rentabilidad semejante a la del negocio financiero); el desplazamiento de actores tradicionales, en particular los productores de la materia prima; la constante innovación tecnológica que genera un campo de investigaciones científicas a su servicio. En el agronegocio forestal no se utilizan semillas transgénicas y hay diferencias técnicas respecto al agronegocio sojero que impactan en las estrategias y decisiones empresariales. Los conceptos de agronegocio y agronegocio forestal se utilizan aquí como categorías analíticas que dan cuenta de un nuevo modelo productivo basado en la producción a gran escala, el capital intensivo, las nuevas formas de organización de la producción, así como de acceso y explotación de los distintos recursos naturales (Ramírez, 2017).
4 Nota periodística: Carlo Ginzburg: "Las excepciones son siempre más interesantes que la regla"https://elcomercio.pe/luces/libros/carlo-ginzburg-excepciones-son-siempre-interesantes-regla-noticia-565352
5 Por lo general, las personas que visitan por primera vez Piray km 18 no conocen la diferencia entre un bosque implantado y uno nativo, “Si vos no discriminás que lo verde el 90% es de pino y todo lo que acarrea, te parece que estás viviendo en el medio del monte o la selva, en medio del paraíso. Y nada que ver, vas al fondo de la casa de Rosalía o la casa de cualquiera y ves todo ese ambiente seco, de capas caídas, sin vida (Emilio. Técnico de la Subsecretaría de Agricultura Familiar. Eldorado, 14 de julio 2015).
6 Por lo general, las colonias y picadas de las zonas rurales de Misiones no se subdividen en barrios; quienes viven en Piray km 18 suelen referirse a la zona más como “el barrio” que como colonia.
7 ]Utilizamos la categoría nativa “vecinos” para referir a la población local de Piray km 18, observando que solo quienes integran la organización política y productiva de Productores Independientes de Piray (PIP) se definen como “productores”. Es decir, son “productores” aquellos “vecinos” que han convertido los problemas sociales (precariedad en la forma de vida, falta de espacio para la producción, contaminación por parte del agronegocio forestal) en problemas políticos.
8 El Pino Paraná es una especie nativa. El nombre técnico es Araucariaangustifolia y es conocido también como Araucaria.
9 Carpir es el trabajo de mantenimiento de los espacios productivo que se realiza de forma manual generalmente con azada, rastrillo y herramientas.
10 En la actualidad ocurre algo similar con escuelas de otras localidades del Alto Paraná misionero. Ver nota periodística: “Escuela sí, satélite no”. http://revistasuperficie.com.ar/luchan-por-la-educacion-escuela-si-satelite-no.html
11 Capuerón viene del término capuera. La palabra refiere, desde la visión de campesinos y colonos, a un terreno abandonado en el que crecen yuyos.
12 En la última década se han inaugurado dos Centros de Atención Primaria (CAPS) pero el médico trabaja allí una vez por semana y atiende solo a diez personas. Los vecinos consideran que la atención de las salas de salud es insuficiente.
13 Definimos unidad domestica como el ámbito social en el que determinadas personas, unidas o no por lazos de parentesco, comparten una vivienda.
14 Schiavoni siguiendo a Chayanov en su investigación sobre los pequeños productores de Misiones ubicados en la frontera con Brasil señala: “la racionalidad económica de la pequeña explotación se basa en el aprovechamiento de las obligaciones familiares” (2005: 108).
15 El 27 de diciembre de 2015 la película documental “Piray km 18. El Desafío” dirigida por Sergio Acosta se estrenó en el centro cultural de Puerto Piray a sala llena. https://www.youtube.com/watch?v=9LNzhSVhoDI&t=282s
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