Espacio Abierto

Encuentro de territorios en la vivienda social gratuita Barrio Llano Verde, Cali

Meeting of territories in free social housing. Llano Verde Neighborhood, Cali

Diana Carolina Mendoza Hernández
Docente investigadora independiente en Ciencias Sociales y Urbanismo, Colombia

Encuentro de territorios en la vivienda social gratuita Barrio Llano Verde, Cali

QUID 16. Revista del Área de Estudios Urbanos, núm. 14, pp. 311-325, 2020

Universidad de Buenos Aires

Recepción: 16 Septiembre 2019

Aprobación: 21 Abril 2020

Resumen: El Programa de Vivienda Gratuita (PVG) fue una propuesta novedosa que surgió en el año 2012 en Colombia durante el primer gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2014) con el objetivo de otorgar 100.000 viviendas propias a “los más pobres de los pobres” a nivel nacional. Es implementado en el marco del proceso de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP). En este contexto el artículo analiza los conflictos entre las territorialidades presentes en la vivienda social gratuita, pasando por dinámicas de luchas, reconocimientos y estigmas a partir de la percepción, experiencias y acciones en aras de un futuro mejor. El estudio es aplicado en Llano Verde, el primer barrio en Cali producto del PVG, que ha tenido cambios significativos en el territorio desde el 2013, año de su fundación. Los métodos y técnicas utilizadas son de carácter mixto, las técnicas cualitativas indagaron de forma diacrónica la historicidad de algunos habitantes en el barrio, información que fue complementada con revisión documental, y las cuantitativas se apoyaron en datos de fuentes secundarias institucionales. Los resultados caracterizan las territorialidades presentes en el barrio, con base al encuentro de dos políticas habitacionales en un mismo espacio: la política nacional del PVG y la política municipal Plan Jarillón que busca reasentar a familias que se encuentran en zonas de riesgo no mitigable. Dado que dichas políticas han profundizado la diferencia territorial en el barrio. Las conclusiones evidencian la fortaleza de una multiterritorialidad con objetivos comunes y el debilitamiento de esta en un ambiente de incertidumbre

Palabras clave: Barrios, programas de Vivienda, territorio, territorialidad.

Abstract: The Free Housing Program (PVG) was a novel proposal that emerged in 2012 in Colombia during the first government of Juan Manuel Santos (2010-2014) with the goal of providing 100,000 homes of their own to "the poorest of the poor" nationwide. The PVG is implemented in the framework of the peace process between the government of Juan Manuel Santos (2010-2018) and the Revolutionary Armed Forces of Colombia, People's Army (FARC-EP). In this context, the article analyzes the conflicts between the territorialities present in free social housing, going through dynamics of struggles, recognition and stigmas from the perception, experiences and actions for a better future. The study is applied in Llano Verde, the first neighbourhood in Cali to be created by the PVG, which has undergone significant changes in its territory since 2013, the year it was founded. The methods and techniques used are mixed, the qualitative techniques investigated in a diachronic way the historicity of some inhabitants in the neighborhood, information that was complemented with documentary review, and the quantitative ones were supported by data from secondary institutional sources. The results characterize the territorialities present in the neighborhood, based on the encounter of two housing policies in the same space: the national policy of the PVG and the municipal policy Plan Jarillón that seeks to relocate families that are in unmitigated risk zones. Given that these policies have deepened the territorial difference in the neighborhood. The conclusions show the strength of a multi-territoriality with common objectives and the weakening of this in an environment of uncertainty.

Keywords: Neighbourhoods, housing programmes, territory, territoriality.

Introducción

Después del giro espacial a finales del siglo XX, el cual reflexiona sobre los límites en los recursos naturales que tiene la humanidad para su supervivencia, el enfoque territorial se posiciona como relevante en los estudios sociales y en las políticas públicas (Beuf & Rincón, 2017). Se plantea el territorio como un espacio socialmente construido a través de prácticas materiales y simbólicas que contienen un ejercicio de poder (Manzanal, 2007; Haesbaert, 2004). Este poder no solamente hace referencia al poder político sino al poder desde la apropiación y el dominio (Haesbaert, 2004), dos componentes que son vías activas para la territorialización en el espacio urbano (Lefebvre, 2013 [1974]). De acuerdo con Haesbaert (2013), el primero se expresa desde la dimensión simbólico-cultural y el segundo, desde la dimensión jurídico-política.

En este sentido, la territorialización, formada a nivel individual o grupal, indica que durante nuestra vida estamos dialogando constantemente con otros territorios y territorialidades (Haesbaert, 2004). La territorialidad es una estrategia espacial para ejercer control (Sack, 1986) y la construcción de territorialidades puede llevar a la defensa y legitimación de identidades, pero también pueden ser identificadas bajo un foco de exclusión y discriminación (Beuf & Rincón, 2017). De ahí que Zambrano (citado por García, 2012) llame campo territorial a las luchas territoriales, debido a que en todo espacio donde se encuentren o convivan diferentes territorios, existen luchas o disputas territoriales, conflictos que pueden surgir por la imposición de un dominio o por la búsqueda de una apropiación.

Desde una mirada de sociología urbana, el artículo tiene como objetivo analizar los conflictos entre las territorialidades presentes en la vivienda social gratuita, resaltando las prácticas, saberes y haberes de la población residente. En este sentido, evita caer en señalamientos de marginalidad y rechazo a la vivienda social, sino que abarca distintas perspectivas del fenómeno de la territorialidad para comprender los procesos de apropiación. Los estudios de vivienda social en América Latina se han orientado principalmente a la implementación de las políticas habitacionales y la evaluación técnica de las unidades habitacionales. Estos concluyen que, los proyectos de vivienda no garantizan la solución habitacional más acertada para beneficiar a las familias con menores ingresos, sino que son un catalizador de la pobreza, en cuanto pueden reproducir segregación socioespacial en las periferias externas de las ciudades y homogenizan la población a tal punto que impiden una movilidad social para superación de la pobreza.

Cuando se posicionan los proyectos de vivienda social a gran escala, a finales del siglo XX, la reducción casi inmediata del déficit cuantitativo generó varias dudas sobre la habitabilidad y calidad de vida (Rodríguez y Sugranyes, 2005). Por ello, diversos estudios comenzaron a centrarse en los impactos sociales desde un enfoque territorial de las políticas habitacionales. Un ejemplo de ello lo realiza Segovia (2005) cuando explora las percepciones que mujeres, niños(as) y adolescentes sobre su vida cotidiana en los macroproyectos de vivienda social en la periferia de Santiago de Chile. El malestar y exclusión existentes le llevan a concluir que el aislamiento socioespacial del centro urbano y la deficiente infraestructura dificultan los procesos de apropiación y la generación de confianza colectiva. De igual manera Rolnik (2015) en el marco del programa Mi Casa Mi Vida (MCMV) del gobierno federal de Brasil, analiza los impactos territoriales en las identidades barriales en la periferia de las ciudades, siendo el programa un reafirmador de la segregación socioespacial existente históricamente en las ciudades brasileñas. En este orden de ideas, la solución masiva de vivienda en vez de generar seguridad en la tenencia, produce incertidumbre para la estabilidad para proyectos a futuro (Rolnik, 2017), debido a su localización y su falta de equipamientos para tener una integración a la ciudad dificultan su propia sostenibilidad.

Teniendo claridad sobre el contexto de conflicto de territorialidades en la vivienda social, el presente artículo se delimita por el contexto de la política nacional colombiana de las 100.000 viviendas 100% subsidiadas en el año 2012, que en el marco del proceso de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018) y las FARC-EP, pretende otorgar vivienda gratis a población en extrema pobreza, víctimas del conflicto armado y de la ola invernal (MVCT, 2014; Pulido, 2014). Igualmente, la política municipal de la ciudad de Santiago de Cali, Plan Jarillón en el 2012, la cual espera reasentar a familias asentadas en zona de riesgo no mitigable sobre el Jarillón del río Cauca a viviendas sociales. Como es de notar, tanto la política nacional como la municipal se crean en el mismo año y su consolidación coincide en la vivienda social (Uribe, 2016). Este cruce de políticas es evidente en el barrio Llano Verde ubicado en el oriente de Cali, el cual se inaugura en el 2013 con un total de 4.320 viviendas (Curaduría Urbana 3, 2013) siendo la más reciente construcción en los límites de la ciudad con viviendas completamente gratis.

Localización de Llano Verde en la ciudad de Santiago de Cali
Mapa 1
Localización de Llano Verde en la ciudad de Santiago de Cali
Elaborado en ArcGis a partir de datos de la Alcaldía de Santiago de Cali e imágenes de Google Earth Pro, 2018.

Siendo los “más pobres de los pobres”, los beneficiados del PVG, se asiste al encuentro de territorialidades vulnerables. Ziccardi (2009) afirma que el criterio de vulnerabilidad permite focalizar las políticas públicas y el gasto social para la erradicación de la pobreza. La vulnerabilidad definida como la incapacidad de resolver problemas de subsistencia y logro social en aquellos grupos que están permanentemente expuestos a privaciones como son el caso de las minorías.

El presente artículo hace parte de los hallazgos sobre el conflicto de territorialidades en la tesis de maestría Territorialización en la vivienda social gratuita. Barrio Llano Verde en la ciudad de Cali. El artículo está organizado en tres momentos, en el primero se describe la metodología aplicada en el trabajo de campo. En el segundo, se discuten los hallazgos encontrados, los cuales hacen énfasis en las formas de adaptación al nuevo barrio de las diferentes territorialidades y la necesidad de la formación de una identidad barrial. Finalmente, en el tercer momento, se exponen las conclusiones, desde la fortaleza de una multiterritorialidad con objetivos comunes y el debilitamiento de ésta en un ambiente de incertidumbre.

Metodología

La metodología aplicada es mixta, por un lado, trabaja con datos cuantitativos de fuentes secundarias institucionales, y por otro lado, datos cualitativos, en los cuales se realizó una revisión documental, se aplicó la observación participante por medio de visitas a la urbanización desde febrero a junio del 2019, logrando una descripción densa de las prácticas sociales cotidianas de los habitantes, a partir de los recorridos, trayectorias y cambios en el espacio urbano. Posteriormente se aplicó la entrevista a profundidad a los habitantes y entrevistas semiestructuradas a funcionarios de instituciones relacionadas con la urbanización e investigadores. Cabe resaltar que la mayoría de entrevistas fueron realizadas a líderes y habitantes del barrio. Por lo tanto, no se incluyeron transeúntes ni personas que visitarán esporádicamente el barrio.

En los dos tipos de entrevistas se recurrió al método de bola de nieve para abarcar mayor población. Las preguntas giraron en torno a las siguientes categorías: 1) experiencias anteriores a la llegada al barrio, 2) percepciones de los espacios y vecinos del barrio y 3) acciones de los habitantes; categorías que se triangularon con la información del marco teórico. Se realizaron siete entrevistas a funcionarios de instituciones y trece entrevistas en profundidad a los habitantes del barrio, para un total de veinte entrevistas, con un tiempo de cinco meses de trabajo de campo. Debido a las características de la población, la cual es vulnerable y muchos son víctimas del conflicto armado, se mantuvo un respeto ético de la información por medio de un consentimiento de anonimato y confidencialidad.

Hallazgos y discusión

Cada territorialidad depende de su localización en el territorio (Santos, citado por Silveira, 2011), por ello, cada familia de Llano Verde trae la territorialidad que tenían en sus viviendas anteriores. Para Haesbaert (2013) puede existir territorialidad sin territorio, pero no territorio sin territorialidad, es decir, ésta es un sistema de representaciones que no necesitan de una base material. Por consiguiente, cuando un sujeto o grupo se mueve por varios territorios, la territorialidad formada en cada territorio se conserva sin estar presente en el espacio físico.

A continuación, se caracterizan las territorialidades presentes en Llano Verde de acuerdo a los beneficiarios de las dos políticas, luego se describe el nacimiento de territorialidades disruptivas o nocivas para el barrio, posteriormente se expone el discurso para la formación de una identidad barrial y finalmente las condiciones presentes en la satisfacción residencial.

Nosotros y los otros

La relación social entre iguales, forma territorios que nos protegen del otro, el otro sospechoso, el otro extraño, el otro peligroso. Los procesos de apropiación deben disputarse con el estigma y con las formas de proceder en la integración de diferentes territorialidades (Agnew y Oslender, 2010). Llano Verde ha tenido un conflicto de territorialidades que lo acompañan hasta la actualidad, el cual fue surgiendo durante la entrega de las viviendas en el primer y segundo año (2013-2014) y corresponde al encuentro de dos territorialidades: los beneficiarios directos del PVG y los beneficiarios del Plan Jarillón. Dos poblaciones con diferentes características, programas, localización y fecha de entrega de las viviendas (Tabla 1 y Mapa 2).

Los primeros emergen en el marco del proceso de paz, siendo los beneficiarios potenciales del PVG las personas en extrema pobreza, víctimas del conflicto armado, desmovilizados de grupos armados y damnificados de desastres naturales (Muñoz, 2016). Los segundos, beneficiados del Plan Jarillón de la política municipal que espera reasentar la población ubicada sobre el Jarillón del río Cauca, zona de riesgo no mitigable, a vivienda social (Uribe, 2016).

Tabla 1
Diferencias entre la población del PVG y Plan Jarillón
Nacional: Programa de Vivienda GratuitaPertenecientes a la Red Unidos, víctimas del conflicto armado, víctimas de desastres naturales y población en extrema pobrezaDepartamento de Prosperidad Social (DPS)Entrega de viviendas desde mayo de 2013 hasta final de añoManzanas Q, R, S, U, V, W, Y y Z
Municipal: Plan JarillónFamilias ubicadas en el Jarillón del río Cauca, zona de riesgo no mitigablePlan JarillónEntrega de viviendas desde mayo de 2014Manzanas N, Ñ y O
Elaboración propia a partir de trabajo de campo

División de Llano Verde por manzanas
Mapa 2
División de Llano Verde por manzanas
Elaborado en ArcGis a partir del trabajo de campo e imágenes de Google Earth Pro, 2018

Cabe resaltar que algunas personas beneficiadas de Plan Jarillón también han sido víctimas del conflicto y que la división de las dos territorialidades no es una polaridad ineludible, sino que nace de la concepción de las dos políticas. Aunque la población de Plan Jarillón no difiere mucho, cuando llegan las familias de Plan Jarillón, la población que ya estaba viviendo en el barrio siente que estos están ocupando un espacio que no les pertenece, que están incluyéndose en el PVG cuando “ellos” pertenecen a otra política. Como afirma Elías (2003) así sean los dos grupos poblacionales de iguales características sociodemográficas, el grupo establecido se siente superior y estigmatiza al recién llegado tratándolo como forastero. En este sentido, las políticas ahondaron las diferencias territoriales entre ambos grupos.

Se puede deducir que en Llano Verde se evidencia una separación espacial y temporal de las viviendas del PVG con las del Plan Jarillón, pero también un cruce de territorialidades debido a que a pesar de las diferencias de las dos políticas, en las dos hay familias víctimas de conflictos, extrema pobreza y damnificados de desastres naturales y familias con pasados similares.

Territorialidades disruptivas

La formación de nuevas territorialidades en Llano Verde no confluyó en los ideales del territorio de paz soñado por sus habitantes y mucho menos en lo que esperaba el gobierno nacional con el PVG. Muchas de estas hacen parte de marcas de violencia que se transfieren de un lugar a otro y que se transforman, estando a la vanguardia de las nuevas condiciones. Las territorialidades disruptivas que surgen son aquellas que alimentan el estigma territorial del barrio (Wacquant, 2007) y que imposibilitan que los ideales pasen de sueño a realidad. Muchos de los habitantes del barrio sienten que el estigma negativo se mantiene y se alimenta con los años, ocasionando lo que Wacquant (2007) llama “denigración lateral y distanciamiento mutuo”, el cual surge como un sentimiento de culpabilidad y vergüenza frente a una degradación simbólica.

Desde el primer año del barrio, los vecinos decidieron realizar un acuerdo con los jóvenes que consumían drogas

De las primeras cosas que hicimos fue, interlocutar con los chicos que consumían droga y les regalamos un árbol, un Samán y les dijimos: en este Samán ustedes pueden venir a consumir, pero interno del barrio, no (Entrevista N° 19 2019).

Sin embargo, después de un año de la entrega de las viviendas, la necesidad de equipamientos y bienestar continuaban latentes, lo que aumentó los actos delictivos y la inseguridad. De acuerdo con las entrevistas, un hecho que catalizó la delincuencia fue la llegada de los jeeps. y peor aún, la instalación de la terminal de jeeps en el parque principal.

La mayoría de muchachos que usted ve trabajando en los jeep son muchachos de consumo, pertenecen a pandillas, entonces pelear con ellos es jugar con la cuchara de ellos. Los jeepetos se han convertido en un corredor de tráfico en todo el oriente (Entrevista N° 5, 2019).

Los habitantes describen esta terminal como una puerta abierta para la delincuencia, afirman que desde su instalación muchos niños y jóvenes han ingresado a bandas delincuenciales, “acá hay mucho niño en consumo, gente campesina, niños campesinos se han dañado aquí” (Entrevista N° 18, 2019). Por otro lado, los antecedentes de proyectos de vivienda de interés social y prioritaria en Cali no han sido los mejores, muchos de ellos han replicado las condiciones de violencia urbana y pobreza.

Frente al panorama desalentador, los habitantes se unen para protestar y visibilizar sus manifestaciones en contra de la violencia naciente. En el año 2015, se formó la Mesa Interinstitucional, un puente entre el Ministerio de Vivienda y la municipalidad para el funcionamiento del PVG. En ella se congregaron todas las secretarías de la Alcaldía con delegados del DPS para ofertar programas sociales. Los habitantes de Llano Verde no niegan que la presencia de las instituciones ha sido esencial para el desarrollo integral del barrio, en temas de psicología, acompañamiento social, maternidad y empleo, pero cuando la Mesa suspende sus funciones en el año 2017 sin fecha clara de retorno, muchos programas no continúan, lo cual debilita el impulso tomado por los habitantes en los años que estuvieron en cooperación con los programas.

Cuando se paró la Mesa, la fuerza, los proyectos se perdieron, por la falta de continuidad y también por algo peor que nos pasó, y es que esto se lo tomó el narcotráfico (…) Dicho por las mismas instituciones, aquí hay desplazamiento interno, aquí han llegado panfletos (…) Aquí muchos líderes y lideresas se bajaron del tren y se han tenido que ir del barrio (Entrevista N° 19, 2019).

Para muchos habitantes, la no continuación de la Mesa representó un abandono institucional y la llegada al borde de un camino sin futuro ni proyección. La falta de instituciones, las amenazas a líderes sociales, el desplazamiento intraurbano y la delincuencia, aumentaron la inseguridad, en ello, cabe preguntarse si la población está siendo re-victimizada en aras de la incertidumbre frente a los sueños esperados de la vivienda gratuita. Algunos líderes abogan por cuestionar el cumplimiento de garantía de no repetición firmado en el acuerdo de paz para el caso de las víctimas, debido a que cuando se otorga la vivienda, no deben recibir sólo ladrillos, sino la posibilidad de sembrar una nueva vida en paz.

En la Ley 1448 de 2011 sobre víctimas y restitución de tierras, en la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno se menciona que las medidas de reparación son “la restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición en sus dimensiones individual, colectiva, material, moral y simbólica” (Ley 1448, 2011). La duda por la no repetición genera miedo, incertidumbre e impotencia en la población. En palabras de Bauman (2006) la incertidumbre genera miedo frente a una amenaza que no se sabe cómo combatir, este sentimiento junto a la percepción de inseguridad se encuentra en la vida cotidiana. En Llano Verde funciona como un factor que condiciona las acciones, hábitos y preferencias de los individuos en el barrio. La inseguridad se convierte en una sensación que a pesar de que se manifiesta individual nace de una construcción colectiva (Reguillo, 1998).

Una Colombia chiquita

La construcción de territorialidades puede ser una estrategia que permite legitimar una identidad y a partir de eso protegerla (Beuf & Rincón, 2017). Partiendo de esta premisa, la población de Llano Verde ha encontrado muchos puntos en común en el pasado de sus habitantes, intentando romper las diferencias de las dos territorialidades establecidas, se ha inclinado por la formación de una territorialidad que los acoja a todos, una identidad que dé cuenta de su realidad particular frente a la ciudad. “Una Colombia chiquita” ha sido una de las frases más sonadas en las entrevistas, “es Colombia metida en un territorio pequeño llamado Llano Verde” (Entrevista N° 19, 2019). El multiorigen y la multiculturalidad ha sido una característica representativa de Llano Verde, una característica que ha estado desde el inicio y la comunidad lucha por mantenerla.

A este cruce de territorialidades y saberes Haesbaert lo llama multiterritorialidad, “la posibilidad de tener la experiencia simultánea y/o sucesiva de diferentes territorios, reconstruyendo constantemente lo propio” (2013: 35). En Llano Verde se gesta lo que Agnew y Oslender (2010) nombran como territorialidades superpuestas, territorialidades que se sostienen desde la diferencia y la alteridad para un bien común y una soberanía legítima.

A propósito de la formación del eslogan: Llano Verde, una Colombia chiquita, un territorio de paz, no hay que olvidar que un aspecto clave en la formación de esta identidad es la circunscripción del barrio como el territorio donde se “dramatizan rituales cotidianos” (Márquez, 2003: 40), de ahí que la identidad barrial sea un camino de reproducciones y rupturas en un ambiente heterogéneo que reivindica sus valores para hacer de sí una sola voz. De igual manera que la construcción de una identidad barrial demanda tiempo y acuerdo de diferenciación con otros barrios, la marca de Colombia Chiquita busca mostrar la cara amable de Llano Verde a los otros barrios, es decir, reemplazar el estigma por una ventaja que tienen pocos barrios en el oriente de la ciudad: la multiculturalidad. En este sentido, la identidad barrial se mantiene en renovación constante, siempre incompleta, siempre sujeta a cambios desde la contingencia de lo popular, a diferencia de las instituciones estables hegemónicas (Gravano, 2008).

Dentro de su mixtura, la “Colombia chiquita” va en contravía de la sectorización existente en Cali a nivel de distribución étnica en sus periferias. Debido a que se ha poblado en las laderas del occidente por inmigrantes del Cauca y Nariño, formando una cultura más andina e indígena y el oriente por migraciones de la costa pacífica con población afro. Llano Verde establece su identidad de colores dentro de una ciudad que históricamente ha segregado la población, Llano Verde cambia esta fragmentación y por las características de sus beneficiarios, logra integrar familias de diferentes regiones, lo cual no ha sido fácil para su convivencia y aún sigue siendo un reto.

Satisfacción residencial

A groso modo, la vivienda social ha resaltado en los estudios por su baja satisfacción residencial. En suma, para muchos beneficiados, la vivienda social se convierte en una solución transitoria, en un paso más que cumplir hacia la búsqueda de una vivienda de “verdad” (Contreras, 2018). Entonces ¿hasta qué momento la vivienda social se vuelve permanente para sus habitantes?

En Llano Verde se encuentran diferencias claras en el tema de la satisfacción residencial, las cuales se relacionan directamente con la forma en que vivían las personas antes de llegar al barrio. Como lo afirma una líder “la verdad es que con las viviendas gratuitas unos ganaron y otros perdieron” (Entrevista N° 14, 2019). Se puede clasificar la satisfacción residencial en dos grandes grupos: por un lado, los beneficiados de Plan Jarillón y por otro, los del PVG.

Los “ganadores y perdedores” de Plan Jarillón

En el caso de los beneficiados de Plan Jarillón, los ganadores fueron aquellas familias que vivían en habitaciones en arriendo, no eran dueñas de la tierra sino que muchas habían llegado al Jarillón por ser una zona de bajos arriendos, habitaciones pequeñas, hechas con materiales reciclados, con poca salubridad, peligro de incendio y de inundación por la cercanía al río Cauca.

En la casa donde yo vivía había 10 piezas y en total en las 10 piezas llegamos a vivir 40 personas. Todo estaba construido en material artesanal, latas, esterilla. Lo que más miedo nos daba era los incendios porque ya habían pasado varios incendios por ahí cerca y el miedo de uno era pensar a qué horas le llegaba (Entrevista N° 5, 2019).

La misma entrevistada anuncia que ellos fueron unos de los ganadores, que la vivienda en Llano Verde fue una bendición para su familia, que pasar de una habitación en arriendo a una casa gratis de dos pisos con todos sus servicios, con nuevos vecinos, es “un cambio del cielo a la tierra” (Entrevista N° 8, 2019). Otro entrevistado complementa: “los inquilinos fueron los más fáciles de reubicar en comparación a los propietarios. Yo era inquilino, no tenía nada que perder, antes tenía mucho que ganar” (Entrevista N° 6, 2019).

Sin embargo, por el lado de los perdedores, encontramos a aquellos que contaban con casas grandes con habitaciones arrendadas, grandes terrenos de cultivos, ganado y aves o terrenos de manufactura o maquilas de reciclaje, colchones o plásticos. Las personas que vivían económicamente de los terrenos del Jarillón fueron los más afectados con la reubicación debido a que en las nuevas viviendas no podían continuar con los emprendimientos que tenían y su posibilidad de trabajo y de generar utilidad se vio direccionada al desempleo.

De “ganadores a perdedores” del PVG

En el caso de los habitantes beneficiados del PVG, entre los cuales se encuentran en su mayoría víctimas del conflicto y desplazados, no hay una calificación tan marcada de ganadores y perdedores, sino que se puede decir que la mayoría llegan como ganadores: de un derecho, de una mirada del gobierno hacia ellos, de una solución a su continuo caminar, a su condición de errantes, a su éxodo sin fin. Pero con el paso de los años, muchos de ellos se han vuelto perdedores en un ambiente hostil, infértil y de re-victimización.

En términos generales, las víctimas agradecen la casa que les otorgó el gobierno nacional. Para muchos la nueva casa es el nuevo comienzo de muchas víctimas que están cansadas de huir, de seguir una cadena de desplazamientos, que buscan un lugar en el mundo y una garantía de no repetición.

Muchos de ellos recuerdan los tiempos cuando vivían en el campo y también hablan de todos los sitios en los que han vivido en la ciudad, “usted cree que a nosotros nos agrada estar aquí cuando teníamos una buena vida en el campo, teníamos un proyecto de vida. A las víctimas toda la vida nos ha cambiado un 100%” (Entrevista N° 18, 2019). Por ello, ven a Llano Verde como un punto de no retorno a la violencia, de un stop en su continuo andar y sufrir. A pesar de que desde un inicio pensaron a Llano Verde como un territorio de paz, la violencia no ha sido un agente lejano, como se pudo observar en el apartado de las territorialidades disruptivas. El encuentro entre víctimas y victimarios y demás población en extrema pobreza requiere de un acompañamiento psicosocial, que no sólo les de las pautas de vida en un espacio urbano, sino lineamientos para autoreconocerse y reconocer al otro en una sana convivencia.

Muchos de los habitantes que llegaron fueron líderes en sus anteriores territorios, y como se expresó en apartados anteriores, muchos de ellos han sido amenazados y se han visto obligados a devolver sus casas y buscar una reasignación por parte del municipio. El alquiler y venta de viviendas es un hecho en Llano Verde, no sólo por la condición de las amenazas, sino porque muchos no han encontrado en Llano Verde su lugar adecuado para vivir.

Cabe resaltar que en el Decreto 847 de 2013 especifica que el propietario debe “Abstenerse de transferir total ni parcialmente cualquier derecho real que ejerza sobre la vivienda, antes de haber transcurrido diez (10) años desde la fecha de su transferencia” (Decreto 847 de 2013). Pero este apartado ya no parece tener validez, la necesidad de renunciar a la vivienda gratuita por parte de algunos habitantes los ha llevado a buscar soluciones fuera de lo legal. Sin embargo, no todos los que quisieran pueden alquilar o vender, como en el caso de un líder que ha sido amenazado siete veces en el barrio y siete veces se ha ido por periodos cortos de tiempo y ha tenido que volver porque no tiene a donde ir.

Contreras (2018) defiende la vivienda no sólo como un objeto, un activo físico, una mercancía, sino también un sujeto que se relaciona con la vida de las personas que la habitan. Es por ello, que la experiencia vivida en la vivienda es fundamental para comprender el apego y la satisfacción residencial. Suena paradójico que propietarios de vivienda gratuita decidan arrendarla o venderla cuando el déficit habitacional aumenta y cada vez son más las familias que se postulan a subsidios de VIS (Vivienda de Interés Social) y VIP (Vivienda de Interés Prioritario). Pero cuando se escudriña en las problemáticas del habitar se observa que muchas de las expectativas a largo plazo de sus habitantes no corresponden con la realidad que viven.

Conclusiones

Para Zambrano (2001) el espacio es una lucha entre territorialidades, de jurisdicciones ya sean reales o imaginarias. De acuerdo con él, las disputas y los conflictos en el territorio forman el campo territorial, donde se baten los intereses de dominio y apropiación. En este sentido, se concluye que el encuentro y la disputa de territorialidades en la vivienda social gratuita, a pesar de tener conflictos para un consenso, han permitido el reconocimiento de la alteridad, pero también la conciencia y reconocimiento de los arduos caminos recorridos en el momento de construir una identidad territorial que nazca de los intereses y necesidades particulares de los habitantes en un ambiente de incertidumbre.

A nivel micro, las territorialidades vulnerables que se encuentran en la vivienda social gratuita, aparte de necesitar un acompañamiento psicosocial permanente requieren de condiciones físicas y simbólicas que les permitan a sus habitantes la adaptación a un espacio urbano. La falta de equipamientos, el desempleo y la delincuencia son factores que debilitan a Llano Verde como PVG, por ello una de las mayores críticas al proyecto es el desconocimiento de las historias de los habitantes. Estos malestares pueden generar la idea de que el proyecto de vivienda sea “sólo” transitorio y no una vivienda propia para toda la vida.

A nivel macro, se puede concluir que, aunque es verídico que el PVG reproduce las condiciones que han sido ampliamente criticadas por académicos en las viviendas sociales (como su localización periférica, la construcción a gran escala y la homogeneización socioeconómica de la población beneficiada), también es cierto que para muchas familias ha sido la única y la mejor opción para frenar una cadena de desplazamientos y acceder a una casa propia. La vivienda gratuita integrando diferentes territorios otorga una solución arriesgada al brindar una vida urbana que no es fácilmente apropiada por sus habitantes y pone a dialogar una multiterritorialidad que sin un acompañamiento adecuado puede causar efectos contrarios a los planteados en el proyecto de vivienda social.

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Notas

1 El término Jeep hace referencia a una tipología de transporte informal que puede movilizar hasta 12 personas sentadas
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