Resumen: El presente ensayo demuestra la influencia de la Grecia Arcaica y Antigua en los frescos Alegoría del Buen Gobierno de Ambrogio Lorenzetti (Siglo XIII), en particular los aportes de Solón de Atenas a la democracia (periodo Arcaico) y los tratados de Ética de Aristóteles (periodo clásico). Para lo anterior se realizó una exégesis de las elegías de Solón así como de la filosofía sobre la aristotélica respecto a los fragmentos plasmados en las obras del pintor italiano. A partir de lo anterior, se trata de responder a la pregunta ¿Qué características debe tener un gobernante para generar un Buen Gobierno?
Palabras clave:Buen GobiernoBuen Gobierno, Democracia Democracia , Alegoría Alegoría, Poder Poder, Política Política.
Abstract: This essay demonstrates the influence of Archaic and Ancient Greece on the frescoes Allegory of the Good Government of Ambrogio Lorenzetti (13th century), in particular the contributions of Solon from Athens to democracy (Archaic period) and Aristotle’s treatises on Ethics (classical period). For the above an exegesis of the elegies of Solón was made as well as of the philosophy on the Aristotelian with respect to the fragments embodied in the works of the Italian painter. The question to answer is: What characteristics must a ruler have in order to generate good government?
Keywords: Good Government, Democracy, Allegory, Power, Politics.
La influencia de la Grecia Arcaica y Antigua en el fresco Alegoría del Buen Gobierno de Ambrogio Lorenzetti
The influence of Archaic and Ancient Greece on the fresco Allegory of Good Governance by Ambrogio Lorenzetti
Recepción: 15/06/19
Aprobación: 24/07/19
Es posible que la obra pictórica más representativa del gótico italiano en el Medioevo, sin un tema religioso, sean los murales de Lorenzetti que lograron plasmar el significado del buen gobierno: el bien común por encima del bien particular de quien ejerce el poder1. La riqueza de los significados evidencian a la política2 en su sentido virtuoso y primigenio: como el arte de vivir en comunidad, al ser una actividad, un areté que necesita de la ética para su máxima realización (Crick, 2001; Escobar, 2008).
Alegoría del Buen y del Mal Gobierno es una obra del siglo XIV elaborada por Ambrogio Lorenzetti ubicada en los muros del palazzo pubblico o palacio comunal de Siena, Italia. El fresco ocupa tres muros de la Sala Dei Nove o salón de los Nueve3 y su narrativa refleja, además de las virtudes que deben acompañar a un gobernante para propiciar un buen gobierno, las consecuencias positivas de su actuar tanto en la ciudad y como en el campo. Estos resultados se encuentran caracterizados por la prosperidad, la paz, el desarrollo y la armonía.
En contraparte y presentando un sugestivo contraste, en la obra Mal Gobierno, el artista también advierte del riesgo de que un monarca se convierta en tirano al hacerse aconsejar por los vicios, que son el extremo opuesto de las virtudes. Los efectos de sus decisiones para la ciudadanía son contundentes: la injusticia, la pobreza, la carestía, el asesinato, los saqueos y la violencia. Lo que nos dice Lorenzetti a través de este fresco prerrenacentista es que resulta indispensable revisar las virtudes del buen gobernante para salvar la superioridad ética de la función política y el desarrollo de la democracia. El significado de estas imágenes, que tiene una influencia desde la Filosofía de la antigua Grecia, incluso desde la Grecia Arcaica con los Siete Sabios, sigue vigente en nuestros tiempos.
Como se verá más adelante, Solón de Atenas y posteriormente Aristóteles, ya planteaban que los paradigmas de buen gobierno son justamente negarse a la tentación de adoptar una tiranía para gobernar y fungir como mediador entre las facciones (ricos y pobres) enfrentadas por intereses económicos.
En el mural se puede apreciar a una figura central, para algunos una monarquía4, para otros como Skinner (1999) un podestá. El monarca que busca gobernar con virtud, se hace acompañar de las virtudes. Entenderemos por virtud ética lo señalado por Aristóteles5: un término medio entre los excesos y defectos.
Lorenzetti nos presenta en el extremo izquierdo del fresco a la Justicia que debe haber en la polis (la ciudad), esta figura está alejada de la influencia del rey, lo que la hace imparcial. Ella sostiene una balanza, el bien y el mal, a través de un ángel de atuendo blanco que otorga justo veredicto a un grupo de ciudadanos y un ángel de vestimenta roja, que castiga a quienes violan la ley. La Justicia es entonces igualdad y legalidad. Arriba de su cabeza está la Sabiduría, con un libro que le dota de conocimiento para impartir justicia a los miembros de la comunidad.
Debajo de la Justicia, en la pintura, aparece la Concordia, la cual guía a un grupo de ciudadanos que representan a la comunidad. “Se dice que una ciudad está en concordia cuando los ciudadanos piensan lo mismo sobre lo que les conviene, eligen las mismas cosas y realizan lo que es de común interés”. Así pues, la concordia parece ser una “amistad civil”, como se dice, pues está relacionada con lo que conviene y con lo que afecta a nuestra vida.
En la sala del monarca, la primera de sus virtudes que le acompañan es la Paz, que significa la finalidad del buen gobierno, el equilibrio de la vida cívica. Lorenzetti la representa como una mujer de vestimenta blanca, sosteniendo una rama de olivo y coronada con hojas de laurel. Para Santo Tomás de Aquino6, por ejemplo, el primer deber de un gobernante es la consecución y mantenimiento de la paz, pues sin esta no puede haber virtud. El podestá se acompaña de otras virtudes como la Fortaleza, la Prudencia, la Magnificencia, La Templanza y nuevamente de la Justicia, esta vez como virtud propia.
De igual forma Lorenzetti advierte con el mural Mal Gobierno del riesgo que implica desviarse de gobernar rodeado de las virtudes: un mal gobierno dirigido por una tiranía la cual es asesorada por la Soberbia, la Avaricia y la Vanagloria, acompañándose en vez de las virtudes por los siguientes vicios y defectos: Crueldad, Traición, Fraude, Lujuria, Furor, Discordia y la Guerra.
Solón (640-560 a.C.) fue un legislador de Atenas y uno de los Siete Sabios7 a quien podríamos acuñar el término Buen Gobierno (Eunomía), no sólo como una idea, sino en la praxis política. Se le reconoce haber allanado el camino de la democracia (García, 2007), desde su quehacer político, como legislador y arconte, pero también a través de sus poemas elegiacos, de los cuales analizaremos el dedicado a la “Eunomía” y a “las musas”.
Como lo describe Carlos García Gual (2007:71) , Solón “era un partidario del equilibrio y de colocar el poder en el medio, evitando abusos y ansias excesivas de los extremos”. Su equivalente en la Grecia Clásica es Pericles y de la perspectiva filosófica, de Aristóteles y Platón a los maestros de las llamadas escuelas helenísticas: Epicuro; Zenón de Citio; Pirrón de Elis; Diógenes de Sínope, (Escobar, 2008).
Solón era virtuoso, porque se oponía a la avaricia, se asesoraba de la sabiduría, se sacrificaba por los demás; creía en la justicia por eso decía que no quería ser rico de manera ilegal, porque los efectos de la justicia lo alcanzarían. La justicia distributiva, y justicia conmutativa son “solónicas”. La exaltación del sentido de la justicia, pero no desde un punto de vista maniqueo, sino en la definición aristotélica de dar a cada quien lo que se merece, se puede decir que inicia con Solón.
La diferencia que se establece con Solón es que precisamente durante su legislación y gobierno empiezan a darse los usos virtuosos de la política, separada ya de todo ejercicio del poder tiránico, que anteriormente era la fe absoluta en esa intención de instaurar el control social.
Lo que se destaca en Solón es su gran aportación a la Isonomía o equilibrio de la vida cívica, que con él adquiere el título de suficiencia para volver virtuosa a la política, influencia que, siglos más tarde, el filósofo fundador del Liceo mostrará como la sapiencia de lo que comporta el justo medio como el sitio que se encuentra a partir del contraste de dos extremos: el exceso y el defecto. Los aspectos concretos que sitúan a Solón en la praxis política de la Atenas preclásica vienen de su actuación como arconte, sobre todo en el terreno de la legislación. Las decisiones tomadas por él fueron recogidas como una enseñanza sobre cómo se debe gobernar virtuosamente una ciudad, (Escobar, 2008).
Las medidas que se vuelven paradigma, concretamente son las siguientes: negarse a la tentación de adoptar una tiranía para gobernar y fungir como mediador entre las facciones (ricos y pobres) enfrentadas por intereses económicos. Solón emplea el justo medio de la Eunomía (buen gobierno) que atempera las ambiciones de los aristócratas y las ansias revolucionarias de los ciudadanos pobres.
Por ejemplo, entre los actos de buen gobierno de Solón se destacan:
Las precisiones de Solón son versos que atañen a una experiencia concreta, no a la utopía. En ese sentido, la política virtuosa no parte de una abstracción o teorización sino de la praxis efectiva que se realizó en un determinado periodo histórico.
La reminiscencia, o más bien re evocación de Solón que más tarde se plasmara en Aristóteles se nota en la noción de que la mejor forma de gobierno es una politeia (o república) de gobierno mixto, y esto es, en sí, el reconocimiento a la efectividad de la praxis política que empleó Solón cuando hizo frente a los dilemas de la sociedad ateniense, que se encontraba prácticamente en el umbral de una guerra civil, pues al evitarla, el sabio inició el arte de la política.
Los tratados éticos de Aristóteles Ética Nicomáquea, Ética Eudemia y Magna Moralia son los primeros textos de la literatura universal que abordan a la ética como disciplina filosófica. La Ética aristotélica es ante todo una ética de la virtud ya que afirma que los bienes más preciosos son los bienes del alma: las acciones que brotan de las virtudes8.
Aristóteles explica que la vida política es el camino más viable para que el común de los mortales pueda acceder a la felicidad, pues ella es la que posibilita que el orden jerárquico entre dominadores y dominados se atempere, en aras de que aquel que participa de ella pueda hacer sentir que sus demandas individuales y sociales son tomadas en cuenta.
Una de las primeras cosas que señala Aristóteles en la Ética Nicomáquea es que la Ética forma parte de la Política, ya que ésta constituye el bien del hombre: “pues aunque sea el mismo el bien del individuo y el de la ciudad, es evidente que es mucho más grande y más perfecto alcanzar y salvaguardar el de la ciudad; porque procurar el bien de una persona es algo deseable, pero es más hermoso y divino conseguirlo para su pueblo y ciudades”, (Aristóteles, 2007: 22).
Partiendo de lo anterior, Aristóteles define a la Virtud como un justo medio entre excesos y defectos, o que al menos tiende al medio. Por lo tanto, el exceso o el defecto serían vicios, tal y como son planteados en la representación del Mal Gobierno de Lorenzetti.
Aristóteles clasifica a las virtudes como Éticas y Dianoéticas (intelectuales). Las virtudes éticas son un modo de ser de la recta acción. Se relacionan con el carácter y corresponden con la parte apetitiva del alma. Son cualidades permanentes del alma humana que tienden a manifestarse en conductas excelentes y que se adquieren mediante el hábito, cobrando así un carácter permanente y dinámico, sin embargo, un vicio también podría compartir esas características, pues es un hábito del carácter y también se adquiere con la práctica y del mismo modo tiende a estabilizarse. La diferencia entre ambas es que la virtud es un justo medio (mesótes), entre excesos y defectos, los cuales son extremos viciosos, (Aristóteles, 2007).
Martínez Manzano (2007:15) señala: “De éste modo, la valentía representa la mesótes de la temeridad y la cobardía, la liberalidad entre prodigalidad y la avaricia”. Son virtudes éticas por ejemplo: la valentía, templanza liberalidad, la magnificencia, la magnanimidad, la ambición, la mansedumbre, la amabilidad, la sinceridad, la agudeza, el pudor y la vergüenza. Mientras que las virtudes intelectuales son aquellas que determinan la recta razón. Se relacionan con saberes técnicos, la sabiduría, la prudencia (phrónesis o sabiduría práctica), el intelecto y corresponde con la parte racional del alma.
Así como la política en su sentido primigenio y noble no es utópica, y en palabras de Bernard Crick (2001) la política es una actividad que necesita de vida, es decir, es una praxis, de la misma forma es necesario entender a la ética como algo práctico pues de acuerdo con Aristóteles “no es algo teórico, pues investigamos no para saber qué es la virtud, sino para ser buenos” (Aristóteles, 2007: 44 ).
Así, la política, acompañada de la ética es una de las posibles respuestas al problema del orden. Sin embargo, también hay otras opciones, entre las más obvias, la tiranía que es el gobierno fuerte en beneficio de sí mismo. Le sigue la oligarquía, el gobierno de un grupo en beneficio propio (Crick, 2001).
El mismo Crick (2001: 19) señala: “El método de gobierno del tirano o del oligarca se reduce a destruir, coaccionar o intimidar a todos los demás grupos, o a la mayoría, en beneficio del suyo propio. Mientras que el sistema político de gobierno consiste en escuchar a esos otros grupos a fin de conciliarlos en la medida de lo posible y en ofrecerles categoría legal, protección y medios de expresión claros y razonablemente seguros, todo lo cual debe permitir que esos otros grupos puedan hablar y hablen con libertad. Además, la política debería acercar a esos grupos entre sí, de manera que cada uno de ellos y el conjunto de todos puedan hacer una contribución real al objetivo general de mantener el orden”.
Lo anterior ayuda a entender las elegías grabadas en el mural de Lorenzetti, en este caso advirtiendo sobre el Mal Gobierno: “Donde se encuentra la tiranía son grandes la sospecha, la guerra, la rapiña, la traición y el engaño. Tendrá dominio sobre ellos y aplicará la mente y el intelecto. Teniendo siempre sujeta la justicia a la voluntad de cada uno para iluminar la oscuridad y reducir los daños del tirano. Sin molestarse en reconocer su desgraciada y merecida situación discuten y convienen con cualquier secuaz que fortalezca su tranquilidad”, (Lorenzetti, Mural el Mal Gobierno).
En esta sección se realizará un análisis comparativo de la poesía de Solón y el pensamiento filosófico de Aristóteles con los escritos que aparecen en los frescos de Lorenzetti con la finalidad de demostrar la influencia de la Grecia Arcaica y Grecia Clásica en dichas pinturas del siglo XIII.
El Poema a las Musas es adecuado para explicar el Mal Gobierno que advierte Lorenzetti en el mural al poder desviarse de las virtudes. Así mismo, los versos de su elegía sobre el Buen Gobierno, o Eunomía, podemos ver el complemento efectivo de que la toma correcta de decisiones, instrumentación de la téchne, sólo puede ser la que proviene de la areté de un artista político. En la Tabla 1 presentamos una exégesis de la poiesis de Solón comparándola con los versos plasmados en los frescos de Lorenzetti que acompañan las imágenes del Buen Gobierno, el Mal Gobierno así como los efectos de ambos en la ciudad y el campo. Lo anterior para observar la influencia de la Grecia Arcaica en los murales prerrenacentistas.
En la Tabla 2 se hace un análisis comparativo del pensamiento aristotélico de la Ética Nicomáquea y Eudemia respecto a los versos de fresco de Lorenzetti en los efectos del Buen Gobierno en la Ciudad. Para Aristóteles, asunto de la obra en general es el problema de la felicidad (eudaimonía), de la “vida buena” para el hombre. Para alcanzarla propone tres vías, la vida voluptuosa, la política y la vida contemplativa. Para Aristóteles, la vida contemplativa es la mejor forma de vida para el hombre, sin embargo, como no todos los hombres pueden alcanzarla, se enfoca en la política. Los versos de Lorenzetti a su vez, señalan que el fin último de un Buen Gobierno es la paz y que el objetivo de toda ciudad es la felicidad de su comunidad, la vida buena como se presenta a continuación.
En los apartados anteriores pudo demostrarse la influencia de Solón de Atenas así como del pensamiento aristotélico en los frescos prerrenacentistas de Ambrogio Lorenzetti. Con base a lo anterior, es posible identificar cuáles eran las características que se consideraban como esenciales no sólo en la Edad Media, sino desde la Grecia Arcaica, para que un gobernante pudiera generar bien común a través de un buen gobierno.
La primera enseñanza que dejan los filósofos griegos y que se plasma en los frescos prerrenacentistas de Lorenzetti es que un Buen Gobierno debe concebir a la política en su sentido primigenio y no en su transvaloración actual. Esto es que debe considerarse a la política como la actividad que fija las normas generales de la acción que aseguren el bien común de una ciudad.
Para generar un Buen Gobierno, todo gobernante debe conducirse con “virtud”, esto es buscar constantemente el justo medio entre excesos y defectos, acompañarse en la toma de decisiones de las virtudes éticas como la valentía, la templanza, la liberalidad, la magnificencia, la magnanimidad, la mansedumbre, la amabilidad, la sinceridad. Pero también de las virtudes intelectivas para que el gobernante actúe con recta razón, como lo son la sabiduría y la prudencia.
El Buen Gobierno debe ante todo propiciar la justicia distributiva y la justicia conmutativa, para que todos tengan lo que les corresponde. Por tanto, un buen gobernante debe ante todo “amar a la justicia”. Como señala Aristóteles, lo más hermoso es lo más justo, y todo lo anterior debe ser cuidado para no desviarse nunca del bien común.
Cómo
citar: Sousa
Oliva, José Daniel “La influencia de la Grecia Arcaica y Antigua en el fresco
Alegoría del Buen Gobierno de Ambrogio Lorenzetti” Revista Buen Gobierno No. 27
Julio – Diciembre 2019 e-ISSN: 2683-1643 Fundación Mexicana de Estudios
Políticos y Administrativos A.C. México
http://revistabuengobierno.org/home/wp-content/uploads/2019/08/BG_27_07.pdf (pdf)