Dosier
Recepción: 19 Marzo 2018
Aprobación: 19 Marzo 2018
Resumen: En Venezuela, el régimen populista-autoritario creó una nueva ar- quitectura comunicacional, en donde el esquema nacional de medios favo- reció a la voz oficial. El empeño se consolidó en el 2013, al asumir Nicolás Maduro la presidencia tras la muerte de Hugo Chávez. Después de ese control hegemónico de los canales de medios, las audiencias venezolanas comenzaron a migrar a otros canales de medios no tradicionales, incluidos los digitales, que alcanzaron, para el caso venezolano, números muy altos. Este documento evalúa cómo las audiencias han ido migrando de plataformas informativas, en la medida en que el mensaje oficial emitido desde el gobierno iba tomando espacios; a la vez, resalta la importancia de los canales alternativos, basados, entre otras fuentes, en datos internos del canal de televisión oficial de la oposi- ción en YouTube, así como en estadísticas y datos primarios de investigaciones de opinión pública.
Palabras clave: Venezuela, control de medios, medios de comunicación, audiencias, medios digitales.
Abstract: The populist-authoritarian regime in Venezuela created a new communicational architecture, in which the national media favored the government’s narrative. Their efforts were consolidated in 2013, when Nicolás Maduro assumed the presidency after Hugo Chávez’s death. After the governmental hegemonic control of media outputs, Venezuelan audiences started to emigrate toward non-traditional media outputs. These included digital media, which reached a high number of consumption. The following article evaluates how audiences have been emigrating from informational platforms, insofar as the official message emitted by the government began taking up an ever-increasing number of spaces. At the same time, this document highlights the importance of alternative channels based –among other sources– on internal data from the opposition’s YouTube broadcasting channel, statistics and primary data from public opinion surveys.
Keywords: Venezuela, media control, mass media, audiences, digital media.
Introducción
Era el 18 de enero del 2017 y el pre- sidente de Estados Unidos, Barack Obama, daba su última conferencia de prensa. Había gran expectativa al respecto, pues Obama era casi un rock- star por aquellos días. Siempre había sido un presidente medianamente popular, pero, en los últimos meses de su mandato, sus números de aprobación se dispararon unos diez puntos para cerrar el período con niveles de apro- bación cercanos al 60 % (Gallup, 2017), muy superiores a los que había alcanza- do durante los ocho años de su gobierno, y también mayores que el promedio de los niveles de aprobación históricos de los presidentes salientes (Gallup, s. f.). Esa última conferencia de prensa fue emitida desde la Casa Blanca, transmi- tida en directo desde su canal oficial en YouTube y seguida en directo por un gran número de personas. La cuenta principal alcanzó picos cercanos a los 30 000 espectadores en vivo, un número singularmente alto para la transmisión de un evento político, si bien muy infe- rior al récord histórico de 2 millones de personas que han llegado a ver trans- misiones en vivo desde la plataforma durante los debates presidenciales de la última contienda del país del norte (YouTube, 2016).
Estados Unidos tiene una población de más de 300 millones de habitantes y una penetración de internet del 95,6 %. (Internet World Stats, s. f.); por ello, es fácil que todos los récords de audiencia en redes sociales caigan dentro de sus fron- teras. Sin embargo, dos años antes, otro acontecimiento político había alcanzado picos inusitados para una transmisión en vivo: hasta 90 000 personas. vieron en directo la transmisión del canal de Unidad Venezuela en YouTube, tras votar en las elecciones parlamentarias venezolanas del 2015. Venezuela tiene 10 veces menos población que Estados Unidos y una penetración de internet de solo el 60 % (Internet World Stats, s. f.). ¿Cómo es posible, con tal disparidad de magnitudes, alcanzar cifras tan altas de audiencia en la plataforma YouTube?
Medios rojos: ¿cómo llegamos hasta aquí?
La elección presidencial venezolana de abril del 2013 condujo a un virtual empate entre los dos bloques políticos del país. Henrique Capriles Radonski había competido contra Nicolás Maduro, quien había sido ungido como heredero político tras el fallecimiento de Hugo Chávez. A partir de que Maduro asumiera la presi- dencia, se intensificaron los esfuerzos por lograr la “hegemonía comunicacional”, que había sido declarada formalmente como un objetivo del gobierno de Chávez en el 2007.. El chavismo la consiguió casi al mismo tiempo en que comenzaba a ser minoría política. Habiendo en aquel 2013 un equilibrio político en el país, con dos segmentos de igual tamaño, una de las mitades fue silenciada en medios de comunicación por la nueva orientación editorial impuesta.
Durante el segundo semestre del 2013, en el inicio del gobierno de Nicolás Maduro, se consolidó una nueva arqui- tectura comunicacional (Fernández, 2014), con un esquema nacional de medios que favorecía de forma notoria el mensaje oficial. La autodenominada Revolución Bolivariana se ha identifi- cado desde sus comienzos con el color rojo, y rojo fue el tono dominante en el entramado de medios de comunicación en Venezuela a partir de ese momento. Entre 1974 y el 2004, el Estado vene- zolano había contado con un canal de televisión pública: Venezolana de Televisión. De esa única señal televi- siva oficial se pasó a tener seis. Para el 2013, el gobierno manejaba tres circuitos radiales con carácter nacional y más de 250 emisoras comunitarias. A ellos se sumaron tres diarios financiados con fondos públicos, así como varios medios privados con línea editorial alineada a la oficial. Todo ello configura un espacio de comunicaciones que a veces se ha deno- minado mixto-autoritario (Cañizales y Matos-Smith, 2015), pues permite la pre- sencia del sector privado, pero forzando los contenidos y la línea editorial.
La consolidación del control del gobierno sobre los medios de comunica- ción se logró combinando la ocupación agresiva de los medios con un esfuerzo de adquisición. En varios casos, el régi- men facilitó las condiciones y el acceso a las divisas preferenciales para que sec- tores empresariales afectos adquirieran medios de comunicación. Aquello fue lo sucedido con la televisora noticiosa Globovisión, con el muy popular diario de circulación nacional Últimas Noticias y con el histórico diario El Universal.
Ya en el 2007, en el gobierno de Chávez, el Estado venezolano le había retirado la concesión a Radio Caracas Televisión (RCTV). Sin embargo, el nuevo modelo implantado por Maduro fue menos agresivo que el de su pre- decesor: consistió en la compra de los medios de comunicación con línea edi- torial neutra o favorable a la oposición. La adquisición no era forzosa, aunque sí se presionaba a ella por vías tributa- rias o de otra naturaleza, y se pagaba a precios elevados (Reyes, 2013). La invia- bilidad del medio vendido no tenía que ver con un mal modelo de negocios, sino que era consecuencia de las sancio- nes directas e indirectas que imponía el régimen (Cañizales y Matos-Smith, 2015). De esta manera, el gobierno del presidente Maduro logró hacerse con un entramado de medios y el control oligo- pólico de la información, y con el color rojo de la Revolución Bolivariana como orientación editorial.
Pero audiencias azules
Fue distinto lo que ocurrió con las audiencias. Los medios pueden comprarse y venderse en el mercado libremente, pero las audiencias no se transan con la misma facilidad, y asumieron posturas que se rebelaban al rojo editorial. El reporte de audiencia televisiva de la encuestadora Nielsen levantado entre el 11 y el 15 de agosto del 2013 mostró que cinco televisoras privadas concentraban casi la mitad de la audiencia nacional., mientras que las cinco televisoras públicas nacionales tenían apenas 8 %..
El Estado venezolano falló en su esfuerzo por conquistar a las audien- cias. Tras la revocación de la concesión de RCTV en el 2007, que fuera el canal favorito de la teleaudiencia venezolana, y la confiscación de sus equipos, los números de audiencia del canal sucesor (TVes) mermaron de manera notable: del 46 %. a menos del 2 %. El fracaso en conquistar audiencias propias devino en el uso indiscriminado de las cadenas de radio y televisión. El presidente Chávez hablaba en cadena nacional de radio y televisión más de cien horas al año. Un ritmo aún más intenso siguió su discí- pulo Nicolás Maduro, con un promedio de media hora diaria, según lo reporta el seguimiento de la ONG Monitoreo Ciudadano (s. f.).
Con el incremento de las cadenas de radio y TV, las operadoras de cable del país encontraron un importantísimo incentivo a las ventas de canales de pago. La industria de la televisión por cable en Venezuela creció a un ritmo intenso, al punto que hoy dos tercios de los hoga- res urbanos tienen acceso a la televisión por suscripción, libre de las cadenas nacionales. Tras el diseño de esa nueva arquitectura comunicacional y la hege- monía del mensaje consolidada durante el segundo semestre del año 2013, la pene- tración de la televisión por cable aumentó 11 puntos. De un 55,75 % o 1 177 748 hogares con el servicio alternativo a la TV de señal abierta, hasta más de las dos terceras partes del país, un 66,86 %, equivalente a 1 390 608 hogares (Latin American Mutichannel Avertising Council, 2015)..
Luego del fracaso en los números de audiencia durante el gobierno de Chávez, el nuevo modelo de ocupación de los medios prometía mejorar. Sin embargo, también los medios contro- lados desde la presidencia de Maduro experimentaron una disminución cons- tante en los afectos de las audiencias. La ya mencionada medición de audiencia de Nielsen de agosto del 2013, después de la venta de Globovisión, le otorgó al canal solo el 3,18 %, cuando solía estar alrededor del 8 %, doblando esa cifra en períodos electorales.
Pero no solamente las audiencias televisivas migraron a la TV paga por cable. También hubo tropismos internos en los medios digitales. Ambos fenóme- nos concuerdan con lo identificado por Iyengar y Hahn (2009): hay una creciente evidencia de que en el nuevo esquema de medios los electores identifican sesgos en los canales informativos y buscan fuen- tes alternativas de información que sean más coincidentes con sus preferencias políticas. La existencia de opciones alter- nativas de información hace posible que las audiencias contrasten las fuentes informativas y decidan cambiar de canal o migrar de plataforma. El desarrollo de la televisión por cable y la existencia de numerosas opciones informativas en internet crean un medioambiente informativo mucho más fragmentado y competitivo que el que podría haber existido veinte años atrás, lo que le brinda al lector/espectador un abanico mucho más amplio para escoger sus fuentes. En el caso venezolano, a partir del punto de inflexión del 2013 se generó una eclosión de nuevos medios digitales. Algunos de ellos derivaron de medios en papel, y otros de la expulsión o renuncia de comunicadores a los medios que cambiaron su línea editorial. RunRun.es, Tal Cual Digital, Efecto Cocuyo, El Pitazo, Caraota Digital, El Estímulo . Armando.info son algunos buenos ejemplos del nuevo periodismo digital venezolano.
Con respecto a los portales de noticias en internet, el que durante años había sido el más visitado de Venezuela, Noticias24. com, sufrió una merma importante luego del cambio de su línea editorial, siendo alcanzado por otro portal mucho más joven: LaPatilla.com, que hasta la fecha se ha mantenido como puntero de los medios digitales. La figura 3 es conclu- yente al respecto. Otro tanto ocurrió con los medios impresos y su presencia digi- tal. Durante el segundo semestre del año 2013, las audiencias dieron un vuelco muy importante. El portal de Últimas Noticias era el claro líder del segmento de presencia digital de medios impresos a mediados de julio del 2013.
Un par de meses después de que se hiciera pública la venta del medio, fue destronado por eluniversal.com. Para finales de año, tam- bién lo había alcanzado el-nacional.com.
La figura 3 muestra cómo durante ese semestre, tras la consolidación de la hegemonía mediática, se cruzan las líneas de los cinco principales medios, lo que muestra la decisión deliberada de las audiencias de no acompañar esos cambios editoriales de línea oficia- lista. Aun así, la tan ansiada hegemonía comunicacional que logró el gobierno cuando empezaba a ser minoría polí- tica en la sociedad tuvo un impacto, sin duda. La nueva arquitectura de medios en Venezuela facilitó al gobierno su control y la orientación de la agenda noticiosa nacional; sin embargo, el con- trol comunicacional fue insuficiente para recuperar las simpatías políticas.
La elección parlamentaria del 2015: un hito
En este entorno de hegemonía comu- nicacional y de estatización de la información, se convocaron las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre del 2015. De poco valió en este sentido la estatización del espectro de medios y el control del mensaje, pues fueron unas elecciones en las que se produjo un cambio sustantivo en las preferencias políticas de los votantes. Con una participación del 74,17 % del electorado, un incremento del 7,7 % respecto a las legislativas del 2010, las elecciones a la Asamblea Nacional dieron a la oposición venezolana una importante victoria. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), principal movimiento de oposición al presidente Nicolás Maduro, alcanzó 112 diputados de los 167 que componen la Asamblea Nacional. Con el 56,2 % de la votación nacional, la oposición se hizo con el 72 % de la representación parlamentaria y cerró el largo ciclo de victorias electorales del chavismo que había durado 17 años y más de una docena de elecciones.
La campaña y la elección se topa- ban con un obstáculo que parecía difícil de salvar: el monopolio de las comu- nicaciones por parte del gobierno. Es en ese marco donde se idea el canal de YouTube como plataforma fundamen- tal de las comunicaciones de la Unidad Democrática, la plataforma opositora que agrupa a más de una docena de par- tidos políticos venezolanos. Al respecto, María Fernanda Flores., quien estuvo a cargo del proyecto, cuenta:
Esta idea fue de Chúo Torrealba, coor- dinador de la Mesa de la Unidad De- mocrática. Se dividieron las áreas. Se contrató una productora para montar una plataforma comunicacional que generara contenidos. Era un gran rom- pecabezas que me tocó armar, poner al aire y armar la programación.
De esta manera, la plataforma se con- virtió en una alternativa a la voz oficial. La noche de la elección, llegó a un pico culminante en sus niveles de audiencia, tras la ansiedad de una larga demora en la entrega de resultados.
El canal de YouTube alcanzó amplias audiencias, superiores en repetidos momentos a los de los canales de TV de señal abierta. Así, se convirtió en una importante alternativa informativa a la de la voz oficial. “Tuvimos picos de 90 000 personas viendo la transmisión en vivo”, asegura María Fernanda Flores. El usuario promedio del canal Sala de Prensa Unidad era un hombre (67 %), entre 25 y 44 años (22 %), y que accedía predominan- temente desde Venezuela (67 %).
Ya en las estadísticas de los usuarios se hace clara en este momento la cre- ciente importancia demográfica que va adquiriendo la diáspora (figura 5), sobre todo la asentada en Estados Unidos (16 %), España (5 %) y Colombia y Canadá (2 %), así como la atención que esta dispensa a la política local. Aún para diciembre del 2015 el éxodo migratorio venezolano era incipiente, pero alcanza mayor proporción en los años siguientes.
Ya desde el 2007, Venezuela era el país de América Latina con el uso más intenso de la red como instrumento de activismo político (Fernández, 2008).
El ciberciudadano emplea la red como prótesis de libertad: para paliar sus carencias, sea en su capacidad de acción política o en sus posibilidades de obtener información libre, en sociedades con libertad de prensa disminuida. (Fernández, 2010, p. 47)
El 95 % de los usuarios de internet venezolanos están en Facebook: unos 12 millones de usuarios locales, si bien en términos absolutos esto representa solo el 62 % de la población total. Es menos importante, comparativamente, el uso de YouTube, que alcanza el 38
% de la población, pues las limitaciones del ancho de banda de los proveedores del servicio han restringido el crecimiento de los usuarios de esta plataforma.
Venezuela es puntera también en el uso de Twitter en la subregión, estando a la cabeza de la lista con un 28 % de penetración (Latinobarómetro, 2016), seguida por Ecuador con el 20 %. Estos datos del muy alto consumo en redes sociales en Venezuela explican, al menos parcialmente, los elevados números de audiencia que obtuvo el canal de la Unidad en YouTube.
Una vez transcurrida la elección par- lamentaria, se indagó entre los electores, en una encuesta de alcance nacional, cuál había sido el medio de comunicación más empleado para obtener información político-electoral durante la campaña (DatinCorp, 2016).
Las respuestas mostraron que la TV seguía siendo el medio principal esco- gido por los electores para informarse políticamente; el 26 % de ellos lo hacía a través de la TV de señal abierta, cuyos contenidos son controlados en mayor o menor medida por el gobierno de Maduro, como ya hemos analizado antes.
Sin embargo, un bloque similar (23 %) lo hacía a través de canales de cable, o TV por suscripción, lo que incluía canales de producción extranjera con contenidos de gran interés en la polí- tica local, como CNN, TVE y Antena 3. Las redes sociales, las publicaciones en internet y otros ítems de respuesta alcan- zaban, en conjunto, otro importante 26 %.
Estos datos concuerdan con lo encon- trado por otras fuentes. Para el 2016, Latinobarómetro, que incluyó por pri- mera vez la medición de redes sociales en su instrumento, advirtió un retro- ceso de los medios tradicionales como la radio y los diarios, al tiempo que se evidenciaba el crecimiento de internet como fuente de información política.
Nota: Pregunta respondida: “Durante las pasadas elecciones parlamentarias, ¿cuál fue el canal que más usó para informarse sobre el proceso electoral?”9.
DatinCorp Venezuela (2016), con verbatim de Carmen Beatriz FernándezMás interesante aún es analizar los datos de los canales de información política ciudadana cruzados, en función de las preferencias políticas del elector, pues la distribución no es homogénea y varía de acuerdo con las preferencias ideológicas, como ya apuntábamos en un artículo anterior (Rodríguez-Virgili y Fernández, 2017). Al contrastar los datos, encontramos que los canales de TV se utilizan como fuente informativa por quienes son partidarios del oficia- lismo. La encuesta DatinCorp (2016) estimó que un 36 % de los partidarios del oficialismo (figura 7) usaron la TV de señal abierta como canal de información política principal, mientras que solo un 17 % de los partidarios de la oposi- ción hicieron lo mismo. En cuanto a las redes sociales como principal medio de información política, ocurre exactamente lo contrario: solo un 8 % de los oficialis- tas tienen en las redes su principal fuente de información política; en cambio, entre los opositores, la cifra se triplica. El 26 % de quienes están en contra del gobierno chavista se informa políticamente a través de redes sociales. En total, un 36 % de los opositores venezolanos encuen- tran en lo digital su principal fuente de información política (redes sociales y publicaciones informativas en internet), pero únicamente el 12 % de los partida- rios del oficialismo afirman lo mismo.
Nota: Pregunta respondida: “Durante las pasadas elecciones parlamentarias, ¿cuál fue el canal que más usó para informarse sobre el proceso electoral?”
DatinCorp Venezuela (2016), encuesta nacional, con verbatim sugerido por Carmen Beatriz Fernández, n = 1,207Es decir, también en redes sociales los ciudadanos buscan la información lo más cercanamente posible a sus ideas previas sobre la realidad y se produce una selectividad ideológica. Estos resul- tados confirman la teoría de la exposición selectiva: el consumo de los medios está determinado por las predisposiciones de la audiencia, que busca confirmar o reforzar sus opiniones en los conteni- dos de los medios (Lazarsfeld, Berelson y Gaudet, 1948). Esto es, los ciudadanos buscan en la información la mayor con- sonancia posible con sus ideas previas sobre la realidad (Stroud, 2010). “La teoría predice que, como forma de mini- mizar la disonancia, la gente busca la información con la que espera estar de acuerdo”10 (Iyengar y Hahn, 2009, p. 20).
Por temor a ser receptores de pro- paganda ideológica, las audiencias en Venezuela migraron en todas las plata- formas comunicacionales. Este fenómeno es coherente con otros procesos políti- cos estudiados. La demanda de noticias varía según la percepción de la afinidad con las organizaciones de noticias en las preferencias políticas del consumidor (Iyengar y Hahn 2009). En un ambiente experimental, estos autores encontra- ron que los electores norteamericanos favorables al Partido Republicano prefe- rían leer reportes de noticias atribuidos a la cadena de noticias Fox y evitaban las noticias de CNN y NPR. Por el con- trario, quienes eran afectos al Partido
Demócrata se comportaban exactamente al revés: dividían su atención entre CNN y NPR, pero evitaban las noticias de la cadena Fox. Esta autoselección, basada en la afinidad partidista, se presentaba no solo en la cobertura de noticias de hechos controversiales, sino también con respecto a materias relativamente ino- centes como el crimen o los viajes.
¿Tendencia?: la ciberpolítica en el 2018, de la mano con WhatsApp
Hasta ahora en Venezuela la hege- monía comunicacional no ha podido imponerse sobre la voz ciudadana. Los medios pueden ser muy poderosos para armar la agenda de los temas sobre los que se discute en el país (agenda setting), pero son mucho menos efectivos en poder cambiar las opiniones de los elec- tores y su conducta política.
Sin embargo, y conforme en Venezuela el gobierno de Maduro avanza en la instalación de un proyecto autocrático, nuevas formas de callar las voces no oficiales se han diseñado desde el poder central, y también las redes sociales comienzan a ser penetra- das y controladas. Los nuevos medios han ofrecido por ahora una ventana a la libertad y diversidad de informa- ción, pero en el 2014 el régimen creó un nuevo Viceministerio de Comunicación para las Redes Sociales, con afanes regulatorios, al mismo tiempo que la represión llegaba a las redes sociales con la encarcelación de varios tuiteros11, quizás como mensaje de alerta a toda esta comunidad. En el 2017 se promulgó una ley contra el odio, que pretendió dar soporte a la represión 2.0. Por otro lado, las severas restricciones de divi- sas que sufren los medios impresos (y, con ello, el limitado acceso al papel) hicieron imposible para varios rotati- vos de línea independiente seguir en el mercado. Fueron notables los casos de El Carabobeño, Tal Cual . El Impulso. Todo ello ha contribuido a silenciar la visión no oficial del día a día venezolano.
Previendo un nuevo tropismo de las audiencias nacionales, en la búsqueda de formas alternativas de acceso a la información, en una encuesta de alcance nacional reciente indagamos sobre el rol de WhatsApp como medio de informa- ción política (DatinCorp, 2017)12.
Uno de cada cuatro venezolanos afirma haber recibido algún mensaje político vía WhatsApp en la semana anterior. Esta cifra ya es en sí misma sorprendente, pero lo es más cuando hacemos el análisis segmentado por la variable de identificación política, pues el fenómeno es mucho más amplio entre quienes se confiesan opositores; en este sector, uno de cada tres electores había recibido información política por WhatsApp en la semana anterior.
Los datos son explícitos y sugieren que WhatsApp podría estar siendo el nuevo destino en la migración de pla- taformas como fuente de información política que vienen experimentando las audiencias venezolanas.
El fenómeno del aumento de la impor- tancia relativa de los nuevos medios es global y viene ocurriendo en todas las sociedades del mundo, con mayor intensidad conforme mayores son los índices de penetración de internet y la familiaridad con las nuevas herramien- tas. Sin embargo, el fenómeno parece ser más intenso y acelerado en el caso venezolano, donde, además de darse una migración de audiencias desde lo analó- gico al mundo digital, hay una respuesta deliberada de esas audiencias en rebelión a las ambiciones de control de la informa- ción desde el gobierno nacional.
El uso intensivo de las fuentes digitales como medio de información política en Venezuela se relaciona con la consolidación de la llamada “hegemonía comunicacional”, en clara consonancia con la teoría de la exposición selectiva. Para Venezuela, los valores encarnados por la red coinciden con la aseveración de Castells (2001): “Internet y libertad son sinónimos”.
Referencias
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Notas