Investigación en Humanidades
Elaboración conceptual de ‘lo indio’ y ‘lo indígena’ (Análisis etimológico fundamentado en la teoría del indoeuropeo)
‘Indyu kay’ ‘Indigena kaywan’ umachakuy lulayćhu
Conceptual elaboration of 'the Indian' and 'the Indigenous' (Etymological analysis based on the IndoEuropean theory)
Elaboração conceitual do 'índio' e 'indígena' (Análise etimológica fundamentada na teoria indo-européia)
Elaboración conceptual de ‘lo indio’ y ‘lo indígena’ (Análisis etimológico fundamentado en la teoría del indoeuropeo)
Horizonte de la Ciencia, vol. 8, núm. 14, pp. 11-24, 2018
Universidad Nacional del Centro del Perú

Recepción: 08 Febrero 2018
Aprobación: 18 Abril 2018
Resumen: Aborda la elaboración conceptual de ‘lo indio’ y ‘lo indígena’, con el fin de desmontar el andamiaje teorético en torno a estas categorías, cuyos orígenes se remontan a los inicios de la civilización occidental. Para esto, indaga en la reserva de sentido presente en dichos conceptos y traza el mapa de la evolución de ambos términos a través del tiempo, estableciendo su filogénesis. Se concluye que el término ‘indio’, usado para designar a los nativos de América y todo lo que proceda de este continente, no es una equivocación como usualmente se sostiene. Más bien tiene que ver con la construcción del significado y la pervivencia arquetípica de la deixis primordial (‘de allí’) expresada en el inconsciente colectivo europeo como otredad a través del lenguaje.
Palabras clave: Etimología, indoeuropeo, filogénesis, morfología, otredad.
Abstract: It approaches the conceptual elaboration of 'the Indian' and 'the Indigenous', in order to dismantle the theoretical scaffolding around these categories, whose origins go back to the beginnings of Western civilization. To this end, it inquires into the reservation of meaning present in these concepts and traces the map of the evolution of both terms over time, establishing its phylogeny. It is concluded that the term 'Indian', used to designate the natives of America and everything that comes from this continent, is not a mistake as usually is believed. Rather it has relationship with the construction of meaning and the archetypal survival of the primordial deixis ('from there') expressed in the European collective unconscious as otherness through language.
Keywords: etymology, indo-european, phylogeny, morphology, otherness.
Resumo: Aborda a elaboração conceitual do "índio" e do "indígena", a fim de desmantelar o andaime teórico em torno dessas categorias, cujas origens remontam aos primórdios da civilização ocidental. Para isso, se pesquisa a reserva de sentido presente nesses conceitos e mapeia a evolução de ambos os termos através do tempo, estabelecendo sua filogênese. Conclui-se que o termo 'índio', usado para designar os nativos da América e tudo o que vem deste continente, não é uma equivocação, como geralmente se sustenta. Antes, tem a ver com a construção do significado e a sobrevivência arquetípica da deixis primordial ("de lá") expressa no inconsciente coletivo europeu como alteridade através da linguagem.
Palavras-chave: etimologia, indo-europeia, filogenia, morfologia, alteridade.
Palabras clave Limakamali, iwripyupallaykuynin, limayallaykuynin, limakunapkaynin, hukakap
La presunción de verdad radica en el significado.
Indagar sobre la elaboración conceptual de lo ‘indio’ y también de ‘lo indígena’ implica recurrir necesariamente a la teoría del indoeuropeo, surgida a raíz de la observación de similitudes entre el sánscrito, el griego y el latín (Roberts & Pastor, 2013, p. XII). Esto significa, siguiendo en parte a Isidoro de Sevilla, explorar en el origen del término, en su procedencia (unde, de dónde), analizando el significado subyacente en las lenguas indoeuropeas que conforman su universo lingüístico (ex causa). También requiere abordar el término en su historicidad (cur, por qué), según las costumbres de los antepasados (ex origine), resaltando los acontecimientos que dieron lugar –o permitieron– sus transformaciones. Desde esta perspectiva, se tiene:
Premisa A
Primer vector de significación (conceptualización A)[1]: núcleos significativos y desplazamiento semántico en el origen del término ‘indio’. El término ‘indio’ deriva del latín Indus, que procede del sánscrito सिन्धु / Sindhu, el cual pasó al griego, a través del persa Hiⁿduš, transformándose en Ινδός / Indós, Ἰνδίᾱ / Indíā. Durante este proceso, pasó de significar ‘río’, ‘corriente’ o ‘fluido’, a designar también el nombre del lugar y de los habitantes del Subcontinente indio.
1) En sánscrito, सिन्धु / Síndhu es el nombre del río y del valle del Indo que significa ‘corriente’ o ‘río’. Su raíz es Sind- o Sid-, cuyo significado es ‘ir’, ‘moverse’[2]. La forma nasal de la raíz, expresada en la sonante ‘n’, aparece en undáti (brotar) y con la vocal en su grado cero (la partícula *ud) aparece en udrá-ḥ (animal de agua). Ambas están asociadas[3] con la raíz indoeuropea wed- , derivada del proto-indo-europeo akʷā-, ǝkʷā, ēkʷ- (Pokorny, 2007 p. 72), cuyo significado es ‘agua’ o ‘mojado’ (Roberts & Pastor, 2013 pp. 187-188). Esta raíz (wed-) se registra además en Pokorny’s dictionary (1959 pp. 78-81), entrada 136, como au̯ (e)-9, au̯ ed-, au̯ er-, que significa ‘fluir’, ‘mojar’ o ‘humedecer’ con relación al agua: «English meaning: to flow, to wet; water, etc.; German meaning: `benetzen, befeuchten, fließen’» (íd.). Es posible que también estas formas estén asociadas con la raíz *ser- (moverse)[4], a la que pertenecería la consonante ‘s’ de sind o sid.
2) En griego, el término aparece designando el nombre del río Indo, de su valle, del país que está más allá (del río), hacia el oriente (Ινδός / Indós / Indo e Ἰνδία / Indía / India) y su gentilicio (ινδοί / indoí / indio; ινδοι / indoi / indios). Otras expresiones como ὕδωρ / ýdor (agua), que mantiene la vocal en su grado cero más el sufijo ‘ōr’ (*ud-ōr), e ὕδρα / ýdra (hidra), con la vocal en el grado cero más el sufijo ‘rā’ (*ud-rā), también están asociadas a la raíz indoeuropea wed- (Roberts & Pastor, 2013). El diccionario de Pokorny (1959 y 2007), entre otros, trae más ejemplos al respecto.
3) En latín, el término también designa a la India, cuya raíz como se sabe está asociada al indoeuropeo wed-, au̯ (e)-,au̯ ed-,o au̯ er-. La raíz se muestra asimismo con la vocal en grado cero más el sufijo ‘rā’ (*ud-rā) formando lutra –o *nutria en latín vulgar– que, como en el sánscrito y el griego, designa también al ‘animal de agua’ (Roberts & Pastor, 2013), además de otros términos como lutum ‘charco’ (Pokorny, 1959 p. 79), entrada 79. También aparece la raíz con la vocal en grado cero, más su forma nasal y el sufijo, en unda (onda, ola).
Observación 1
Todos los términos asociados con la raíz wed- y sus demás formas (con las que se relaciona sind-) conservan como rasgo semántico principal, por el solo hecho de presentar una de las oclusivas dentales (‘d’ o ‘t’), la consistencia líquida del fluido /agua/, con independencia de si expresan /movimiento/ o no[5].
Observación 2
Los términos asociados con la raíz wed- y sus demás formas (con las que se relaciona sind-) que presentan el infijo nasal (*-n-) tienden a expresar –además del agua– /direccionalidad/ y /movimiento/ (hacia, a, desde)[6].
Observación 3
Las observaciones 1 y 2 son pertinentes por cuanto se trata de raíces nominales-verbales.
Sintetizando
La raíz sánscrita primigenia del término ‘indio’ (sind-, und-, sid-, ud-) está relacionada con la raíz indoeuropea wed-, au̯ (e)-, au̯ ed- o au̯ er-, derivada del proto-indo-europeo akʷü-[7], cuyo significado remite al agua en movimiento (fluir, brotar, mojar, ir, corriente, río, etc.). Esta raíz, que aparece con la consonante ‘s’, ya no presenta la consonante labializada (kʷ) de akʷü- pero mantiene el grado cero junto al infijo nasal y una de las oclusivas dentales (d)(8). Es probable que la raíz sind- sea propiamente sin-, siendo -dh (de Sindhu) base de otra partícula diferente: la raíz dheu-¹ o dhu-, que significa ‘corriente’, ‘fluido’, ‘canal’ o ‘arrollo’. Por otro lado, es posible que la raíz sin- (sin la ‘d’) esté relacionada –también– con el proto-indo-europeo ser-¹, ser-, sreu-, cuyo significado es ‘movimiento’.
De esto se desprende
1. La relación binaria al interior del lexema está dada por los núcleos significativos(9) /agua/ (consistencia líquida del fluido) y /movimiento/ (con una dirección, atributo del fluido).
2. Los derivados del lexema wed- y sus demás formas (con los que se relaciona sind-) que presentan las oclusivas dentales (d, t) expresan siempre el elemento liquido agua aunque no necesariamente su movimiento. Estas oclusivas dentales formarían parte del proto-indo-europeo dheu-¹ o dhu-. cuyo significado esencial es /agua/, en su estado líquido, en tanto se presenta a la experiencia sensible –de manera inmediata– como consistencia líquida del fluido que discurre.
3. Aunque /movimiento/ como núcleo significativo, está siempre presente en los vocablos que mantienen el lexema con el infijo nasal *-n-, esto no significa que esta sonante sea el portador principal de dicho rasgo semántico(10). La ‘n’ es la nasalización de akʷü- (más correctamente ǝkʷü) en *aku̯ ent- / *ahuent- (Pokorny, 2007: 226) y se une a la vocal con umlaut (ü / ue) formando un solo sonido, el núcleo silábico. Sus rasgos semánticos están asociados a sus consonantes laterales (kʷ-, -gh o h, y las oclusivas dentales ‘d’ o ‘t’).
4. La vocal (a / ә) no puede ser parte de la raíz propiamente dicha (kʷü- y sus derivados ku̯ ent- / huent-, ued-,wed-); por cuanto, según la teoría de Benveniste, en el indoeuropeo no existen raíces bisilábicas, éstas no son más que raíces provistas de sufijo y solo presentan un tema disilábico si se le añade un sufijo(11) (López, 1971 p. 270), todas las raíces son monosilábicas de las formas CVC o CC. La raíz propiamente dicha, entonces, estaría conformada por la consonante (kʷ / k / h) y la vocal con umlaut (ü / ue) junto a la sonante /n/, que ligada a la vocal funciona como centro de la raíz, más la consonante oclusiva dental (d / t). En consecuencia, la vocal (a / ә) no pertenecería a la raíz propiamente dicha; sería más bien la evidencia de una consonante inicial desaparecida. Esa consonante vendría a ser en latín y en griego H[12], producto de la transformación de /s/ en /h/, como en sind- > hind > ind-. La raíz registrada como akʷü- más correctamente ǝkʷü (y sus derivados *aku̯ ent- / *ahuent-, aued-) sería producto de una fusión, a la manera singámica[13], de las raíces laterales ser-¹, ser-, sreu- (con núcleo significativo /movimiento/) y dheu-¹ o dhu- (con núcleo significativo principal /agua/)[14].
5. En este caso, la partícula a- funciona como preverbio(15). Es deíctica, señala un punto de referencia desde donde proviene el movimiento, asumiendo un valor espacial. Como tal, es egresivo (como ab-); no, ingresivo (como ad- e in-). Vendría cumpliendo entonces una función prepositiva, introductoria del complemento verbal(16)
6. Primitivamente, la ‘s’ desaparecida –que aparece en sindhu– habría formado parte estructural de la raíz ser-¹, ser- o sreu-.Esta raíz, sufijada con -w o -ew (*ser-w / sr-ew), significa ‘fluir’; con -p- (*ser-p-), ‘rastrear’; con -gh- (*ser-gh-), ‘venir’ (Monteil, 2003: 151). Nótese que -gh vendría a ser la transformación de kʷ-, como en la raíz «eĝhero-: “lago, mar interior”», y que puede mutar en d: kʷ-> gh > d (Pokorny, 2007 p. 226).

El sema /movimiento/, que expresa el atributo principal del fluido, tendría su origen en el lexema que ostenta la silbante (sin-); en tanto que la consistencia líquida, expresada en el sema /agua/, radicaría principalmente en la partícula que ostenta la oclusiva dental (-dhu). Estableciendo las correspondencias, los núcleos significativos quedarían organizados, al interior de la configuración morfológica de Sindhu, de la siguiente manera:
/movimiento/ /agua/
/movimiento/ /agua/En consecuencia
La unidad binaria, conformada por los núcleos significativos del lexema que dio origen a la representación mental de lo indio, expresa en su conformación inicial una relación funcional de naturaleza singámica; a partir de la cual, desarrolla su significación como agua en movimiento (fluido, corriente, río, ola, onda, etc.).

Esta primera articulación, el núcleo significativo primigenio conformado por el agua (actante) y su movimiento (acto), constituye el punto de partida de un primer vector de significación cuya filogénesis deviene, por extensión, en सिन्धु / Síndhu (hidrónimo), ʼIνδία / ʼIndía (topónimo) e ινδοί / indoí (gentilicio).
Ἰνδία ινδοίPremisa B
Segundo vector de significación (conceptualización B): elementos constitutivos del término ‘indígena’ y sus significaciones (explícita e implícita). El término ‘indígena’ procede del latín indigĕna, formado por composición adjetiva del adverbio inde (de allí) y el sufijo -genus (‘nacido’ u ‘originario’), que significa ‘nativo’, ‘originario de allí’, con referencia a su origen desde la perspectiva del que no es de allí; es decir, del otro. Además se empleó –a partir del siglo XV– para nombrar a los nativos del continente americano en oposición a ‘indiano’, usado para designar a los europeos que migraban al continente americano y regresaban luego, incluyendo a sus hijos (denominados criollos en las sociedades americanas).
1) Sobre el latín inde. Este adverbio funciona como correlativo de unde (de dónde), designando el lugar de origen (‘de allí’, ‘desde donde se mueve’). Ambos términos, unde e inde, se relacionan con la raíz pronominal indoeuropea kʷu-(17), del cual deriva el latín ubī̆ (dónde), conformando además unde y también inde(18).
2) Sobre el sufijo latino -genus, derivado de la raíz indoeuropea gen- que significa ‘parir’ o ‘dar a luz’ (Roberts & Pastor, 2013 p. 57-8), el cual se relaciona con el protoindoeuropeo ĝenˉ¹, ĝenǝ-, ĝnē- o ĝnō-, cuyo significado es ‘dar’, ‘generar’, ‘procrear’, ‘producir’, ‘llevar adelante’ (Pokorny, 2007 p. 1176). Esta raíz señala el punto de partida, el espacio primordial en función a su temporalidad –a la existencia en tanto fenómeno sentido– pero también expresa filiación, linaje, raza; es decir, categoría (de allí el término ‘género’).
Sintetizando 1 y 2
El término ‘indigĕna’ expresa pertenencia a un lugar primordial, el principio, que es (a la vez) espacio físico y temporal. Es un genitivo por excelencia, pues contiene dentro de sí la fórmula X (él) de Y; en donde Y se expresa en el adverbio inde y X, en el sufijo -genus. Ambos morfemas que lo conforman, inde- y -genus, comparten la otredad como núcleo significativo: /otredad espacial/ en inde- (‘de allí’ [allí: otro lugar, que no es el lugar donde se está]) y /otredad temporal/ en -genus (‘origen’, ‘nacimiento’, señala al pasado primordial, diferente al tiempo en que se está). Ambas significaciones responden a las dos intuiciones puras del pensamiento (espacio y tiempo) con relación al otro.
Observación 1
Como se puede notar, el morfema kʷu-, del que proviene inde-, se encuentra también al interior de la raíz akʷā-, akʷü-, ǝkʷā-, ǝkʷü- (‘agua’ o ‘río’), de cuyas formas derivan (por mutación: akʷā- > aku/̯ е/- y akue̯ nt- > au̯e nt-) aued, au/̯ е/- (‘a fluir’, ‘a mojar’, etc.) y wed- ‘agua’ (Pokorny, 2007: 226). Este lexema (akʷü-) designa al agua en pleno movimiento y también –de forma implícita– su sentido (‘hacia’ o ‘desde’). Por tanto, expresa en su esencia una de las intuiciones puras del pensamiento (lugar) para nombrar la circunstancia física que rodea al acto. Esta circunstancia (función circunstante de lugar) está expresa también en la base pronominal kʷu-, de la que deriva el adverbio relativo unde y su correlativo inde. La diferencia entre kʷu- y kʷü- es solo metafónica (alteración del sonido u en ü)(19).
Observación 2:
Merece especial atención la forma de la raíz gen- con grado cero y sufijo -ti- (*gṇ-ti-), del que deriva gentis (‘gente’, ‘raza’, ‘linaje’ o ‘nación’) y de éste gentīlis, cuyo significado designa a la gente que pertenece a una raza, linaje o nación. El sentido de esta palabra apunta ya, en la Roma imperial del s. II., a los otros, al resto del mundo desde una perspectiva ecuménica(20). Más tarde, previo al Renacimiento europeo, asume un sentido ético vinculado a la aristocracia del espíritu como postura ideológica de la naciente sociedad burguesa. Posteriormente, el término se desarrollará en el Perú vinculándose al mito para referirse a los otros, desde una perspectiva temporal(21).
De esto se desprende
1. Clasificadas como raíces diferentes, kʷu- (raíz pronominal-adverbial) y akʷü- (raíz nominal-verbal) expresan la misma función circunstante de lugar. La diferencia vocálica al interior de la raíz monosilábica (u- y ü-) es solo morfológica, no es semánticamente determinante(22). Esto remite a la cuestión de fondo(23): en un momento anterior al histórico, en que se basan las reconstrucciones del protoindoeuropeo, kʷu- y kʷü- (sin el prefijo vocálico) debieron ser una sola raíz, del que se desprendió posteriormente la raíz pronominal-adverbial del que derivan unde e inde. El término ‘indio’ derivaría de la raíz nominal-verbal. O también, en su defecto, se trataría de un único étimo con una doble especialización[24], en el marco de la hipótesis de la existencia de un estado preflexional anterior al protoindoeuropeo[25]. En todo caso, en ambas variantes se mantiene el contenido deíctico primitivo.
2. Así como en inde-, cuya deixis se expresa en el espacio físico, en -genus está presente una deixis primigenia que se expresa en el espacio temporal. Esto hace del término ‘indigĕna’ poseedor por excelencia de una omnipresencia deíctica, que podría llamarse natural, debido a que expresa plenamente las dos intuiciones puras del pensamiento (espacio y tiempo) señaladas por Kant. Esta perspectiva conceptual-operativa, plenamente referencial, presenta un punto de vista exógeno –la mirada del que no es de allí– del exotero, en el que se fundamenta la construcción conceptual de la intuición del otro; es decir, de la otredad.
En consecuencia
En el término ‘indígena’ coexisten dos significaciones complementarias generadas a partir de la deixis primordial de las partes que lo conforman. Estos componentes morfológicos (inde- y -genus) responden a la intuición cualitativa del espacio en su doble naturaleza cognitiva: física y temporal[26]. La intuición del espacio físico es cardinal y absoluta en inde- (‘el de allí’, ‘de ese lugar’) en tanto que en -genus predomina la intuición del espacio temporal sobre el espacio físico (alusión al nacimiento y a la filiación, a los orígenes desde una perspectiva temporal). Puesto que la construcción conceptual del otro se desarrolla a partir de su ubicación en el espacio físico, esta se acuna principalmente en inde- a la vez que permanece como significación implícita al interior del término, por debajo del sentido inmediato (nacimiento, origen, principio) establecido por -genus. Ambas significaciones, implícita (espacial) y explícita (temporal), conforman el punto de partida de un segundo vector de significación.

La intuición del espacio físico es cardinal y absoluta en inde- (‘el de allí’, ‘de ese lugar’) en tanto que en -genus predomina la intuición del espacio temporal sobre el espacio físico (alusión al nacimiento y a la filiación, a los orígenes desde una perspectiva temporal). Puesto que la construcción conceptual del otro se desarrolla a partir de su ubicación en el espacio físico, esta se acuna principalmente en inde- a la vez que permanece como significación implícita al interior del término, por debajo del sentido inmediato (nacimiento, origen, principio) establecido por -genus. Ambas significaciones, implícita (espacial) y explícita (temporal), conforman el punto de partida de un segundo vector de significación.
Segundo vector de significaciónTeniendo en cuenta las premisas A y B
Los términos ‘indio’ e ‘indígena’ comparten un mismo origen de contenido deíctico, cuya palabra-raíz se remontaría a una lengua no flexiva anterior al protoindoeuropeo. La intuición conceptual del otro, desde la perspectiva occidental, debió generarse en torno a esta deixis que es funcionalmente el lugar común donde se acunan ambos términos. Si se amplía el concepto de densidad semántica, propuesto por Gispert-Sauch para el castellano con respecto a la reserva de sentido presente en el interior de las palabras (en cuyo transitar a través del tiempo se explicitan los aspectos sustanciales del sentido primigenio)[27], es posible trazar el mapa de la evolución de ambos términos a través del tiempo –su filogénesis– e identificar sus principales eventos.
Estos eventos son de naturaleza discursiva, tienen que ver con la aprehensión de sentido en tanto acto de significación, colectivo e inconsciente. Son de dos tipos: por un lado, una diversificación del significado primitivo de una hipotética palabra-raíz (dheuˉ¹ / dhu-) a partir de cuyo momento debió producirse la primera polisemia; por otro, una fusión de naturaleza singámica determinada por afinidad fonológico-semántica (como indoí e inde). Ambas modalidades, estrechamente relacionadas, debieron enmarcarse –en un principio– en el paso de la lengua pre-flexional a la flexional, facilitado por el parecido semántico con la otra palabra-raíz (serˉ¹ / ser- /sreu-) que diera lugar a la fusión singámica, a la vez que propiciaban el surgimiento de raíces gramaticalmente distintas (nominal-verbal y pronominal-adverbial) en una fase de transición semi-flexional.

La diversificación de dheu-¹ / dhu- debió generar, pues, dos relaciones diferenciadas por sus categorías léxicas, a saber: 1) la relación con la raíz pronominal-adverbial kʷu-, centrada en la deixis[28], y 2) la relación con la raíz nominal-verbal akʷü-, reforzada por la fusión con la raíz ser- (supérstite en a-) debido a la coincidencia semántica entre ambas. Esta última mantendría la misma significación que dheu-¹ / dhu- (/fluido/) conservando la deixis en el sustrato. En el aspecto fonológico, es posible que la dental /d/ de dheu-¹ / dhu- sea una variante de kʷ- (nótese: kʷ-> gh > d).
En donde: [D] = Diversificación; [F] = Fusión singámica.El segundo tipo, de naturaleza singámica, está presente –como ya se señaló– al principio de la diversificación de dheu-¹ / dhu-, determinada por la interacción normal del término con otro de significado igual o parecido. También se produce en una etapa histórica avanzada, determinado por el acontecimiento que significó el descubrimiento de América para los europeos. A partir de ese momento, el término ‘indio’, que se usaba solo para designar a los habitantes de la India, llegó a designar además a los nativos del continente americano, desde la perspectiva de sus conquistadores. El Continente y sus islas aledañas pasó a llamarse pronto Indias Occidentales en oposición a Indias Orientales, dando forma a una imagen física del mundo que ponía a Europa en el centro mismo de la nueva ecúmene.
En realidad, el uso del término ‘indio’ para designar a los nativos de América y todo lo que proceda de este continente está perfectamente justificado. No es una equivocación como usualmente se dice, más bien tiene que ver con la construcción del significado y la pervivencia arquetípica de la deixis primordial (de allí) expresada en el inconsciente colectivo como otredad a través del lenguaje. No existían palabras más precisas en lengua romance que 'India', 'indio' e 'indígena' para designar al exotero y sus habitantes (exóticos) radicados en los confines imaginados de la ecúmene renacentista: el Nuevo Mundo.
El encuentro con el otro debió significar en la mentalidad europea de los siglos XV y XVI una crisis colectiva de carácter existencial, un cambio del sentido que venía tomando desde la más remota antigüedad clásica su relación con el otro: el indio de la remota India y los conquistadores musulmanes (durante todo el Medievo), más cercanos. Fue un acontecimiento en términos absolutos, un punto de quiebre definitivo, el descubrimiento imprevisto de un nuevo mundo totalmente diferente.

De allí el nombre sustituto que se le dio –el Nuevo Mundo, la Terre Nove de Martin Waldseemüller[29]– al darse cuenta que no se trataba de la India hasta entonces conocida. La búsqueda del otro había dado otro resultado: de pronto los otros eran otros, otros indios, los indios de Occidente, de las Indias llamadas desde entonces Occidentales para diferenciarlas de las Orientales.
indígena Orientales/ /Natural de la India/ /Originario de las Indias Occidentales/ /Nativo de América / /natural/, /originario/, /nativo/ Importar tablaNo pudo haber para los europeos otra manera de mirar al otro que con los ojos de la otredad, de la mirada distante[30] en que se fundamentan los mitos o a través de la curiosidad indagatoria. Los mitos alimentaron no sólo los viajes de exploración que se consustanciaban con la búsqueda de nuevas rutas comerciales hacia la India, sino también a las epopeyas del Renacimiento (Os Lusíadas, La Araucana, Paradise Lost, etc.). La curiosidad nutrió las Crónicas al estilo de los antiguos relatos de viaje helénicos –como los Periplos de Escílax de Carianda o la Ἰνδικά de Ctésias– que inspiraron el surgimiento del discurso histórico en la antigua Grecia. Precisamente, fue un monje de la orden de los jerónimos, el fraile catalán Ramón Pané, el primer cronista del continente americano[31]. Ambas tendencias discursivas, epopeyas y crónicas, se enmarcan dentro del espíritu del Renacimiento y el trabajo de los cronistas –en su afán por contar no solo la historia sino también las nuevas cosas y costumbres– anticipa ya el surgimiento de la antropología contemporánea, viene a ser su precursor.

La presencia del otro –el indio– debió instalarse de lleno, plenamente, en el inconsciente colectivo de la sociedad europea durante los siglos que siguieron al descubrimiento, conquista e incorporación de América a la esfera occidental. Se transformaron las formas de ver, obrar y pensar el mundo; es decir, la racionalidad teórico-práctica, generándose nuevos comportamientos en su relación con el otro y nuevas corrientes del pensamiento, sobre todo en lo social. Ya no se trataba de meras relaciones comerciales con la India, sino, además, de prácticas de sometimiento y defensa del indio –el nuevo indio, el americano– en el marco de su incorporación al mundo occidental-cristiano
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Notas