Investigación en Humanidades
La miseria del positivismo
The Misery of Positivism
La miseria del positivismo
Horizonte de la Ciencia, vol. 5, núm. 9, pp. 95-102, 2015
Universidad Nacional del Centro del Perú
Recepción: 01 Septiembre 2015
Aprobación: 26 Noviembre 2015
Resumen: El positivismo ha logrado importantes avances en la ciencia y la tecnología que ha logrado mejorar la calidad de vida en muchos sectores de la población, sin embargo el acceso a estas comodidades tiene un costo que en muchos casos es oneroso y esto es motivo de discriminación que ha generado un fenómeno pocas veces visto, muy pocos acumulan la mayor parte de la riqueza que la población crea, en tanto que la mayor parte de la población se encuentra en condiciones de precariedad que les exponen a trabajos pésimamente remunerados, sin acceso a los servicios básicos, etc. Esto indica que la formación humanística ha empeorado generando inseguridad ciudadana, una corrupción que no se puede controlar, impunidades para los delitos a gran escala, deterioro en los servicios de salud, seguridad, justicia, etc.
Palabras clave: Positivismo, consumismo.
Abstract: Positivism has made important advances in science and technology which has improved the quality of life in many sectors of the population, however access to these facilities has a cost that is often expensive and causes discrimination. This situation has generated a phenomenon rarely seen; very few people accumulate the most wealth that people make, while most of the population lives in precarious conditions that expose them to jobs badly paid, without access to basic services, etc. This indicates that the humanistic education has got worse, creating insecurity, corruption that cannot be controlled, impunity for large-scale crimes, deterioration in health services, security, justice, etc.
Keywords: Positivism, consumerism.
“La ignorancia es una fábrica de problemas, una amenaza constante para la humanidad” Martelli
El positivismo, aportes y limitaciones
Probablemente este artículo, tenga semejanza con otros anteriores: La miseria de La Filosofía y la miseria del historicismo, escritos hace un siglo y que provocaron una nueva forma de percibir el mundo. El positivismo es una propuesta de A. Comte, que aplica el método experimental a las ciencias humanas. Fue una corriente ideológica del siglo XIX basada en la autonomía moral del derecho y en lo que se juzga por positivo, efectivo, verdadero. En resumen, el fin justifica los medios. De lo que se trata en estas pocas líneas es mostrar las gruesas limitaciones que el positivismo ha propiciado en nuestra vida cotidiana y en particular en la actividad académica o lo que conservamos de ella. Esta filosofía ha trivializado el estudio del hombre, lo mismo ha pasado en el estudio de sus diversas actividades, esto se advierte sobre todo en la prestación de los servicios tanto públicos como privados: De salud, seguros, transportes y educación, entre otros. Como consecuencia de este impacto, la formación profesional en las universidades continúa deteriorándose.
A pesar de estas gruesas deficiencias, es imposible negar muchos aportes del positivismo a la humanidad, entre otras las ciencias naturales, la tecnología, la industria, las comodidades que nos ofrece en la vida diaria, la comunicación y transportes, etc. Todas estas comodidades y ventaja a precios razonables y otros no tan razonables. Es frecuente hallar sobreprecios, manipulación del mercado, defraudaciones diversas, evasión el pago de sus impuestos, muchas de ellas sin que el estado pueda proteger al usuario, el propio estado aloja a los empleados del capital mediante diversas puertas giratorias que no se detienen y siguen girando sin pausa, medida ni clemencia. Esto ha empobrecido a la mayor parte de la población enajenada por el consumismo y ha concentrado la riqueza en unos pocos enajenados por la angurria.
Muchos empleados, subempleados y profesionales conservadores justifican estos excesos como “errores del sistema” o como “incapacidad del estado para controlar los excesos”, quienes razonan de este modo, pertenecen ya a una generación de empleados y profesionales egresados de instituciones donde se ha erradicado toda formación humanística, y han recibido una instrucción cuya indigencia resulta inocultable, caricaturesca. Lo advertimos en distintas profesiones, desde las liberales hasta otras “más formales”. La experiencia que vivimos en los diversos postgrados nos confirma esta tendencia.
Esto explica de alguna manera la deficiencia en los servicios de salud, educación, seguros, la administración tanto pública como privada. En los seguros estatales, es mucho más notoria, ya que gran parte del personal que labora, ingresó como parte de compensación a la lealtad durante los periodos electorales, entonces, la atención eficiente a los usuarios está muy lejos de las variables que participan en esta dinámica. Esta práctica lamentablemente es cotidiana en muchos otros servicios públicos.
Se ha magnificado tendenciosamente las virtudes del positivismo asociándolo al liberalismo económico fuera de control, por la incapacidad del estado para regularlo, la ineficiencia de las instituciones públicas reguladoras, a lo que se añade la inmensa corrupción que ha generado este complejo económico cultural y político, en desmedro del desarrollo humano, la población atrapada entre el consumismo y la angurria se ha deteriorado más en sus condiciones de vida, en perjuicio de su salud, la creciente inseguridad ciudadana, etc.
Pero lo que nos interesa es advertir de qué modo el positivismo ha arruinado la formación profesional de los egresados de las instituciones educativas superiores, una muestra puede advertirse en los trabajos de investigación destinados a la obtención de los grados y títulos. Los cultores del positivismo, partiendo del supuesto que las ciencias naturales disponibles ya son suficientes para explicar el comportamiento de los individuos y las sociedades, y a partir de ellas, la atención a las necesidades presentes y futuras, además ofrecen resistencia testar sus teorías que pudieran servir a la actualización de las mismas, o sustituirlas por otras menos defectuosas desechando aquellas obsoletas.
Esto puede explicarse parcialmente a partir de la teoría de Piaget (1972) donde postula que los conocimientos los adquirimos mediante dos procesos sucesivos: La asimilación y la acomodación. La primera consiste en construir representaciones a cerca de los objetos, acontecimientos o experiencias en las que frecuentamos, estas una vez explicitadas se expresan a su vez en descripciones e interpretaciones de los hechos, no toda construcción resultará bien lograda, muchas serán defectuosas, de acuerdo a nuestros esquemas mentales vigentes, o más bien a nuestros saberes previos (Ausubel, 1972), es decir construimos conocimientos para bien o para mal, a imagen y semejanza de nuestros saberes previos.
El segundo proceso es mucho más importante, no solo en la vida diaria, sino dentro de la actividad intelectual donde se trabaja con teorías supuestamente científicas. La acomodación consiste, o más bien debe consistir en hacer modificaciones en nuestra estructura mental si es que la construcción anterior haya resultado errónea. Si estos dos procesos se cumplieran puntualmente, las posibilidades de equivocarnos se reducirían rápidamente, las ciencias se habrían desarrollado con mayor sapidez de lo que ocurre actualmente. Sin embargo la acomodación es un proceso muy poco frecuentado, pues requiere de un primer requisito: darnos cuenta de nuestros errores y luego tener disposición para modificar nuestros esquemas mentales cada ver que descubramos errores en su construcción, la resistencia al cambio es moneda corriente no solo en la vida diaria, dentro de la actividad académica ocurre algo parecido, sobre todo por el dogmatismo científico impuesto por el positivismo.
Esta tendencia ingenua es la que ha llevado a la postración académica de muchas universidades, donde sus miembros en su mayoría han sido hechos a imagen y semejanza de teorías defectuosas, obsoletas, donde sus egresados cuentan con una formación demasiado trivial para atender las necesidades actuales de la población. La resistencia que ofrecen a la nueva ley universitaria corre junto a esta vocación conservadora, sin percatarse que la ignorancia es una fábrica de problemas y que constituye una amenaza constante a la humanidad (Martelli, 1997). La trivialización en la formación profesional de los egresados nos percatamos en casi todas la profesiones, pues la mayor parte de las instituciones educativas superiores adolecen de las deficiencias señaladas, son muy pocas las que han tomado las previsiones necesarias en la permanente actualización de sus miembros.
En la educación
La formación profesional del maestro se encuentra severamente afectada por lo expuesto, sobre todo, porque la pedagogía se nutre de las teorías psicológicas que no siempre se actualizan con la agilidad que se requiere, las teorías que se encuentran disponibles no necesariamente son las más aconsejables. La psicología es una de las ciencias que más ha crecido no solo por la variedad de teorías disponibles, sino también que hoy en día contamos con teorías más confiables o podemos construir otras a partir del aporte parcial de otras. Esta tarea es función de la epistemología, o filosofía de las ciencias, sin embargo, paradógicamente esta práctica es poco común no solo en el campo educativo, lo mismo ocurre en la Psicología y en muchas otras ciencias, por obra y gracia del dogmatismo positivista junto a la pereza intelectual de muchos.
Ante esta perspectiva ya los educadores debieron haber tomado algunas previsiones: Empezar a testar teorías para observar que teorías no reúnen las condiciones mínimas y por lo tanto desecharlas y en cuál de ellas poder confiar aunque fuese provisionalmente, esperando atentos la presencia de nuevas teorías más confiables y menos defectuosas. Esta tarea parece tediosa, sin embargo puede resultar grata e incluso divertida, solo requiere de algún entrenamiento, el mismo que puede resultar también divertido, en una práctica individual.
Sin embargo cuando se intenta socializarla, empezamos a descubrir, resistencias parecidas a las experiencias de Giordano Bruno, Galileo, y muchos otros a quienes el intento por ilustrar a los doctos de su tiempo no les resultó nada grato, para quienes muy pronto la comedia se convirtió en tragedia, debido a los pésimos comediantes de su entorno. Ojalá estas líneas llegaran a comediantes que disfruten de la función y cuando ésta haya concluido puedan elaborar procesos metacognitivos gratos que les acompañen cuando tengan que dedicarse a sus labores cotidianas en la docencia.
¿Es posible construir una teoría consistente que oriente la actividad del docente profesional? Al respecto Encinas (1934) responde afirmativamente, sostiene que el ser maestro de escuela es la más alta magistratura a la cual puede aspirar una persona. Esto es cierto en nuestra experiencia individual, sin embargo al socializarla con frecuencia nos encontramos con desencuentros, expectativas que no son comunes y muchas otras experiencias frustrantes de las cuales obtenemos aprendizajes que nos producen sentimientos encontrados.
A pesar de estas adversidades, el maestro tiene la inmensa posibilidad de construir sus propios supuestos teóricos que le orienten con mayor vigor en su labor académica, con esta finalidad se han construido numerosas redes virtuales, las que requieren identificarlas apropiadamente para no extraviarse y terminar en el laberinto del minotauro. Quien se inicie en esta aventura puede correr el riesgo de terminar atrapado en alguna red, y luego de cierto tiempo encontrar otras redes más recomendables.
En la psicología
La presencia del positivismo se encuentra en el conductismo, teoría que en su tiempo ha otorgado múltiples aportes a la construcción de la psicología actual: el empleo de la experimentación para el estudio del aprendizaje, mediante este método se pudo explicar incluso cómo se adquieren y regulan nuestras supersticiones. El estudio de la conducta ofrece aparentemente otras ventajas, la posibilidad de efectuar mediciones y a partir de ellas elaborar comparaciones y ciertas proyecciones hacia el futuro. Sin embargo pronto se puso en evidencia múltiples limitaciones, las conclusiones de tales experimentaciones solo eran válidas en cierto tipo de población. Las generalizaciones que podían realizarse eran muy limitadas. Es que las personas mostramos comportamientos singulares, con pocas analogías y muy pocas generalizaciones.
El propio Skinner (1981) pudo percatarse de tales limitaciones, y reconoció que el comportamiento humano mostraba singularidades debido a nuestra capacidad de elaborar contingencias de reforzamiento a futuro mediante abstracciones a las que las define como operaciones mentalistas. Esta advertencia es mucho más importante de lo que sus distraídos seguidores le atribuyen, esto equivale a afirmar que las conductas humanas se encuentran subordinadas a lo que elaboramos mediante abstracciones o nuestros saberes previos, estemos conscientes o no de este hecho.
Ignorando esta advertencia del fundador del conductismo, o fingiendo ignorar, muchos de sus seguidores continúan aferrados al conductismo, trivializando el comportamiento humano, y con esto desconociendo la complejidad de su naturaleza singular única e irrepetible para cada individuo, para cada experiencia y para cada ensayo de respuesta ante los acontecimientos cotidianos. Pues nuestras necesidades tanto fisiológicas como las subjetivas, se encuentran en una continua dinámica. El dinamismo de nuestras necesidades se encuentra igualmente en una permanente dinámica de los acontecimientos en los distintos contextos en los que nos encontremos al igual que las contingencias específicas dentro de dichos contextos.
Desde luego que reconocer la subjetividad humana como el aspecto fundamental de nuestro comportamiento, significaría renunciar al estudio de la conducta, y en caso de persistir en dicho estudio, la conducta queda en una condición tan precaria y trivial cuyo estudio resulta irrelevante y caricaturesca. Al respecto el propio Skinner (1981) recomienda continuar desarrollando la ciencia, pues esta no deshumaniza al hombre, más bien la deshomnoculiza, es decir nos permite aproximarnos a su naturaleza, alejándonos de la caricatura. ¿Por qué el positivismo continúa vigente en el conductismo? Simplemente porque para sus cultores sigue siendo positivo, mientas obtengan reconocimiento pecuniario, continuarán obteniendo reconocimiento académico, sin preocuparse por la consistencia científica de sus postulados. Este tipo de cambios colectivos demoran en llegar, más bien los cambios individuales son más rápidos aunque no del todo positivos en los términos que se han señalado en este mismo párrafo.
Estos son los errores que se han trasladado a los usuarios de la psicología pre-científica, en la formación profesional del maestro, del economista, del docente universitario y otros profesionales afines. Se entiende por teorías pre-científicas aquellas reduccionistas que carecen de capacidad para explicar el comportamiento humano y optan por fragmentarlo en algunos de sus componentes: la afectividad, lo cognitivo, la conducta, el aprendizaje, etc. Estos componentes actúan simultáneamente dentro de un contexto más amplio, fuera de contexto, pierden todo sentido, quedan dispersos como cabos sueltos y ya no sirven para conocer y evaluar el comportamiento humano, estos son procesos autopoiéticos que se construyen, se encuentran juntos, en ningún caso se encuentran separados Maturana (1993).
¿Es posible construir una teoría única del comportamiento humano? Esta interrogante separa a los teóricos en dos grupos: Unos afirman que no es posible, que las uvas se encuentran verdes, este grupo se encuentra poblado de teóricos reduccionista no dispuestos a hacer un esfuerzo que permita construir una teoría más amplia que satisfaga la curiosidad intelectual de cualquier persona interesada en explicar el comportamiento humano. Hay un segundo grupo que afirma que esta tarea es posible, que las uvas no están verdes, más bien estas ya se cayeron de maduras y que lo acertado es recogerlas seleccionando aquellas que son útiles y desechando otras que no son recomendables (Gadamer, 1995).
En este segundo grupo se encuentran Jesús Mosterín, José Luis Pinillos, Humberto Maturana, J Gonzáles, Jesús Palacios, Álvaro Marchesi, Guardia Mayorga, Raúl Gonzáles, James Kantor, Karl Popper,Mario Bunge, Pedro Ortiz, Piotr Galperin y muchos otros. Han intentado descalificar a alguno de ellos por ser “filósofos” y no “científicos”. Este argumento es falaz, por cuanto muchos filósofos se encuentran mucho mejor informados que aquellos que se reclaman “científicos”. Además son más generosos en su interés por el conocimiento, a diferencia de los dogmáticos científicos, tan reticentes a ampliar sus conocimientos.
En las condiciones que se han descrito, es lógico suponer que estas deficiencias se han trasladado a la formación profesional de especialidades análogas a las ciencias sociales, humanidades y otros usuarios de la psicología, quienes han heredado una serie de deficiencias en tanto que los beneficios han sido todavía escasos, algo similar se observa en las investigaciones destinadas a la obtención de los grados académicos, los carecen de una noción por lo menos decorosa de la condición humana. Es necesario empezar a reparar por lo menos una parte de estas deficiencias, ya que estas se han acumulado a los largo de varias décadas.
En la economía
Los economistas son otros tantos de los perjudicados en este tipo de precariedades impuestas por el positivismo, la mayor parte de ellos, rinden tributo al mercado, y más específicamente al consumo o más bien al consumismo que se reduce a un saqueo a la economía de la población. Suponen que la dinámica de la economía se basa en el consumo, sin considerar la capacidad adquisitiva de la población, y las enormes desigualdades sociales, esto ha llevado a diversas formas de defraudación, así como a la falta de medidas drásticas para los defraudadores, la propaganda engañosa, etc., donde los únicos perjudicados son nuevamente los consumidores.
Existe una forma mucho más inteligente para aumentar el consumo: mejorar la capacidad adquisitiva de los consumidores. ¿Qué esto genera inflación y diversas formas de especulación? Nuestras autoridades elegidas cada cierto periodo deben encargarse en sancionar este tipo de delitos. Actualmente ya los consumidores nos encontramos severamente afectados por tres tipos de flagelo: los salarios bajos, el impuesto a la renta y el impuesto general a las ventas. ¿Cómo se puede reactivar la economía empobreciendo a los consumidores? ¿Tiene alguna lógica reactivar la economía en estas condiciones tan limitantes?
Lo anterior solo muestra una de las más severas limitaciones de los economistas, sobre todo aquellos encargados de la administración pública. Esto indica la precariedad de su formación profesional y el deterioro académico en las instituciones superiores encargadas de dicha formación profesional. Una vez más trivializar la ciencia por obra y gracia del positivismo hace que la población padezca sus consecuencias. Miseria que llevamos en el “alma” hace mucho tiempo, miseria que llena de espanto porque sabemos a qué lo debemos. Algo similar ocurre en otras profesiones cuyos miembros ofertan sus servicios en la salud, la seguridad pública, los seguros, la jurisprudencia, esto nos ha conducido a el crecimiento exponencial de la corrupción y la mediocridad en muchas instituciones, alentados por la impunidad, en las instituciones públicas como privadas, tanto productivas como de servicios. Ni siquiera la formación del clero se encuentra exenta de este tipo de deficiencias.
Por lo que se ha advertido, el cuestionamiento al positivismo se orienta hacia la mejora en la formación profesional de los estudiantes, en la esperanza que la atención en los diversos servicios mejoren, y esto propicie una mejor calidad de vida, ya que el deterioro de la misma se lo debemos a la trivialización en formación profesional que reciben quienes concurren a los centros de educación superior copados por los acólitos del positivismo. Esperamos que estas reflexiones puedan servir para ir corrigiendo una parte de las deficiencias actuales.
Lamentablemente es necesario reconocer que esta tarea no es en absoluto sencilla, sin embargo, estos cambios deben empezar a partir de los intelectuales, quienes se ocupan de la docencia universitaria donde se forman la mayor parte de los profesionales, ahora es necesario apuntar la inecuación que existe entre quienes tienen disposición por el cambio que son muy pocos todavía y quienes ofrecen resistencia al cambio, que son numerosísimos. Esta experiencia es una forma rápida y eficaz de evaluar la competencia profesional de los miembros de la comunidad académica. La competencia de unos los hacen con mayor disposición al cambio en tanto que la precariedad ofrece resistencia.
En la investigación científica
Aquí es donde el positivismo muestra su rostro más esperpéntico, sus cultores han magnificado el empleo del método en perjuicio de la fundamentación teórica, juzgan que las teorías que adhieren carecen de defecto y que siguen siendo confiables así continúan sosteniendo artificialmente teorías reduccionistas, defectuosas, obsoletas e inconsistentes, evaden lo más sensato en estos casos: testar las teorías que se emplean como sustento de las investigaciones que emprenden.
Privilegian los resultados obtenidos, sin saber con certeza qué es lo que se ha indagado en el proceso de la investigación, de este modo las investigaciones no resuelven los problemas teóricos del investigados, tampoco los problemas cotidianos de donde surgió la necesidad de hacer investigación. En este contexto, en la elaboración de tesis imponen a los graduandos limitarse a mostrar la significación hallada en la puesta a prueba de las hipótesis, carecen de disposición para incluir los factores que la propiciaron y los efectos que se advierten, argumentan que esta tarea ya corresponde a otra investigación posterior.
Esta afirmación es falaz, pues los problemas no se encuentran aislados de otros anteriores y posteriores, pues se encuentran dentro de un contexto cuya dinámica no se detiene, tampoco los problemas se encuentran en estancos cerrados, más bien se encuentran dentro de una dinámica que constantemente se va desarrollando. Por lo tanto se requiere de programas u otros tipos de intervenciones destinados a reducir su impacto en la población que ha sido materia de estudio. Una investigación tradicional, reduccionista, deja los problemas en el mismo estado en el que se encontraron al inicio del proceso, sin tener capacidad de atender las necesidades de la población y sin capacidad de asumir los errores señalados en la investigación, porque el investigados carece de disposición para afrontar las modificaciones necesarias sus esquemas mentales.
Esta tendencia en las investigaciones en las universidades no solo se observan en el pregrado, en los postgrados la tendencia continúa, la responsabilidad no es individual del graduando, el problema radica que las instituciones continúan acumulando pasivos, sin percatarse de los errores que les son impuestos a sus egresados. Estas deficiencias lamentablemente se observan en muchas instituciones tanto públicas como privadas. Son muy pocas las que habiéndose percatado de estas deficiencias han adoptado las acciones necesarias para corregirlas, mediante sucesivas acomodaciones que en un inicio seguramente serían individuales y posteriormente se hicieron colecticas.
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Notas de autor