Investigación en Educación
Funcionamiento familiar y práctica de valores morales para la convivencia en el aula en niños de tres años
Family Operation and the Practice of Moral Values for Life in the Classroom of Three-Year-Old Children
Funcionamiento familiar y práctica de valores morales para la convivencia en el aula en niños de tres años
Horizonte de la Ciencia, vol. 5, núm. 9, pp. 134-141, 2015
Universidad Nacional del Centro del Perú

Recepción: 11 Septiembre 2015
Aprobación: 02 Noviembre 2015
Resumen: El objetivo del presente artículo es analizar la relación existente entre funcionamiento familiar y práctica de valores morales para la convivencia en el aula. El diseño del estudio es descriptivo correlacional. La muestra estuvo constituida por 28 niños de 3 años de edad, a quienes se les administró el cuestionario sobre funcionamiento familiar, que fue elaborado y validado específicamente para este estudio y tuvo una confiabilidad de 0,70 y una lista de cotejo sobre práctica de valores morales para la convivencia en el aula con una confiabilidad de 0,72. A partir del análisis estadístico de los datos obtenidos nos permiten concluir que existe una relación estadísticamente significativa entre el funcionamiento familiar y la práctica de valores morales para la convivencia en el aula.
Palabras clave: Funcionamiento familiar, valores morales, convivencia, niños.
Abstract: The main goal of this article is to analyze the existing relationship between family work and the practice of moral values for life in the classroom. The study design is descriptive-correlational. The sample population was made up of 28 three-year-old children, who were given the questionnaire about family operation, which was especially elaborated and validated for the present study; and it had a reliability of 0,70, and a check list on moral value practices for life in the classroom with a reliability of 0,72. From statistical analysis of obtained data; we can conclude that it exists a statistically meaningful relationship between family work and the practice of moral values for classroom life.
Keywords: Family work (functioning), moral values, classroom life, children.
Introducción
En los últimos años en el Perú, la participación de los padres de familia en la escuela ha cobrado especial importancia; no solo por las exigencias educativas actuales, sino por algunas normas implementadas desde el gobierno, (Ley de educación 28044) que en su artículo 54, hace énfasis en la necesidad de fomentar la participación de los padres de familia en cuestiones relacionadas con la educación de sus hijos. En este sentido, la concepción que tenemos de educación es que, ni la escuela es el único contexto de educación ni sus profesores y profesoras los únicos agentes, al menos también la familia y los medios de comunicación desempeñan un importante papel educativo (Bolívar, 2006).
Sin embargo, la preocupación actual en la educación no es tanto lo que el niño hace, sino de cómo es el funcionamiento familiar que de alguna manera influye en el comportamiento del niño, el rendimiento académico y la convivencia con los otros. El funcionamiento familiar es definido por Olson (1989), como la interacción de vínculos afectivos entre miembros de la familia (cohesión), que pueda ser capaz de cambiar su estructura con el fin de superar las dificultades evolutivas (adaptabilidad) y sobre todo de influir como ejemplo en el comportamiento de los hijos. Además, considera que un funcionamiento adecuado es aquel que posibilita a la familia cumplir exitosamente con los objetivos y funciones que le están asignados, aunque en algunas ocasiones puede verse afectado por algunas circunstancias (Ferrer, Miscán, Pino y Pérez, 2013). En algunos casos las circunstancias negativas desde la familia pueden afectar a una mala convivencia de los niños en la escuela, debido a que distintas investigaciones (Ruetti, Ortega y González, 2014; Punset, 2008; Lantieri, 2010) dan cuenta que la infancia es un momento evolutivo en el cual se suceden los cambios más importantes a nivel neurocognitivo y socioemocional, de manera que puede considerarse un periodo clave para el establecimiento de funciones psicológicas y de comportamientos relacionados con el otro.
Por otro lado, no solo es importante el funcionamiento familiar, también, es necesario que la familia sea promotora de la práctica de valores morales de sus hijos. Los valores morales se puede definir desde distintas perspectivas: La primera de carácter sociológico en el cual la moralidad es aprendida mediante “asimilación” de valores o normas que supondría una internalización por parte de los niños a lo largo de su desarrollo (Ausubel, 1970). La segunda perspectiva de carácter filosófico, considerada como la “adquisición” de principios morales autónomos (Piaget, 1971; Kohlbert, 1974). Sin embargo, desde el punto de vista de Kohlberg (1958) la clave en el desarrollo moral, es el concepto de justicia. Y este concepto de justicia se aprende desde la familia. Los padres tienen la disposición de fomentar el diálogo sobre temas de valores (Palomo, 1989) debido a que ellos son determinantes en la educación moral de los niños.
Palomo (1989) menciona que el desarrollo moral tiene que basarse en prácticas de socialización e interacción temprana, porque son las primeras fuentes de moralidad, y las que las proporcionan son los compañeros y amigos; por lo que estas prácticas deben iniciarse con sencillas tareas grupales y situaciones cotidianas del aula.
En este sentido, ante las nuevas formas de socialización de la educación, las familias y la inserción con la comunidad se tornan imprescindibles. La educación familiar, descrita por Gonzales-Pienda (2007) como una intervención de los padres mediante la cual el hijo puede aprender a prepararse para recorrer el viaje de su vida y adquirir las habilidades que le permitan valerse por sí mismo en un mundo difícil y cambiante aunque parezca paradójico mencionarlo. Ante esta situación el individuo tiene dos funciones; el primero está referido al soporte afectivo dentro de la educación y el segundo está orientado a la transmisión de la cultura y los valores pertenecientes a esa cultura. Delors (1996) afirma, que la familia es el primer lugar en la que se produce la educación y como tal, establece el enlace entre los aspectos afectivos, cognitivos y se asegura la transmisión de los valores y las normas culturales.
Históricamente en el ámbito afectivo la familia es el nivel privilegiado para la primera socialización (Delors, 1996; Gonzales-Pienda, 2007) estos son los que aplican los criterios, enseñan actitudes y promueven los valores, enseñan la claridad y constancia en las normas, promueven el autocontrol emocional, sentido de responsabilidad, motivación por el estudio, trabajo y esfuerzo personal, desarrollo social, creciente autonomía, entre otros (Bolívar, 2006). Siguiendo a este mismo autor, la necesidad de implicación de las familias, no es solo porque actualmente las escuelas por sí solas no puedan hacerse cargo de la educación de los estudiantes, sino, porque no pueden abdicar de su responsabilidad histórica primigenia de educar para la ciudadanía, por lo que no pueden hacerlo aisladamente.
La transmisión de los valores, según Peñaloza (2003), no se promueve en los educandos ni se instauran como modos discursivos ni con teorías, sino con vivencias, es decir, sumergir a los educandos en situaciones en los que vivan los valores y en las que deban realizar acciones de carácter axiológico. La educación moral le caracteriza al ser humano en cuanto le sirve no sólo para vivir y saber que vive, sino hacer de su vida una vida buena o plenamente humana (Merino, 2007).
En un escenario educativo diverso y complejo, sobreviviendo en una sociedad del conocimiento y de la información, estamos conscientes de que solo la escuela no puede satisfacer las necesidades de formación de los ciudadanos. Para marchar juntos, es preciso mejorar la organización y funcionamiento del sistema educativo con la inclusión de acción de madres y padres que juegan un papel relevante a resituar en nuestra actual coyuntura educativa (Bolívar, 2006). Durante mucho tiempo, esta situación de compromiso de los padres en la educación de sus hijos no era tomado en cuenta, en algunos casos esta relación se percibe hasta antagónica, Delors (1996), por ejemplo enfatiza, que en algunos países en desarrollo, los conocimientos que transmite la escuela pueden oponerse a los valores tradicionales de la familia; del mismo modo, las familias modestas perciben muchas veces la institución escolar como un mundo extraño, cuyos códigos y usos no comprenden. Díaz y Medrano (1994) haciendo referencia a Piaget mencionan que: “la moral depende del tipo de relación social que el individuo sostiene con los demás y existen por tanto, tantos tipos de moral como de relaciones sociales” (p. 20).
Debido a estos casos, es importantes a tener en cuenta, las relaciones que se forman en la escuela como un dialogo auténtico entre los profesores y los padres a fin de que haya un desarrollo armonioso de los niños. Afortunadamente, en la actualidad se tienen conocimiento del rol fundamental de la familia en la educación de sus hijos, Finalmente, la presente investigación está orientada a determinar la relación existente entre funcionamiento familiar y práctica de valores morales en niños de 3 años de edad de la Institución Educativa Nuestra Señora de Montserrat, cuya situación de heterogeneidad en cuanto a los sustratos socio-familiares y la predisposición de los niños para la práctica de valores morales en la convivencia, no constituye una excepción, sino un escenario en el que se requiere tener el conocimiento necesario para intervenir.
Método
Participantes. La muestra estuvo conformada por 28 niños de tres años de edad y 28 padres o madres de familia de la Institución Educativa Parroquial Nuestra Señora de Monserrat.
Instrumentos. Para efectos de este estudio se utilizaron: una lista de cotejo, la cual se empleó para obtener datos sobre la práctica de valores morales para la convivencia en el aula. El instrumento consta de 15 ítems divididos en tres dimensiones; respeto, amistad y cooperación, cada dimensión contiene cinco reactivos y se evalúan en una escala descendente, desde Siempre (5) hasta Nunca (1), este instrumento tiene una confiabilidad de 72.0; y validez de 0.72. Para la evaluación del funcionamiento familiar se elaboró y utilizó un cuestionario de 15 ítems. Evalúa el funcionamiento familiar general con una alternativa de Siempre (5) a Nunca (1). Ambos instrumentos fueron sometidos a juicio de expertos quienes han opinado favorablemente. Para hallar la confiabilidad y validez del instrumento se utilizó el Alfa de Cronbach.
| VALIDEZ | CONFIABILIDAD | |
| Cuestionario Lista de cotejo | *74.0% | 0.70 |
| *72.0% | 0.72 |
Procedimiento Antes de iniciar la investigación se procedió a redactar un documento de consentimiento informado, el cuál fue firmado por los padres de familia, autorizando que sus hijos sean parte de la investigación. Posteriormente, cada niño fue designando de manera intencional para la evaluación de la práctica de valores morales para la convivencia en el aula. Una de las condiciones de inclusión, era que los niños debían tener la edad de tres años mientras que los otros fueron excluidos de la investigación. La aplicación del instrumento se realizó mediante la observación sistemática, considerando en una primera aplicación una de las dimensiones de la variable principal, es decir que la evaluación se realizó en tres momentos una por dimensión (Respeto, amistad y cooperación).El proceso de evaluación en el caso de los niños fue durante todas las horas académicas. Posteriormente se procedió a hacer el análisis de los resultados. Para la evaluación de la variable de funcionamiento familiar, en un primer, momento se les solicitó a los padres de familia que firmaran un consentimiento informado para participar de la investigación, luego fueron citados de forma individual para responder al cuestionario preparado para tal fin, la evaluación se llevó a cabo en un aproximado de diez días, debido a que se evaluaba a tres padres de familia por día y el último día solo fue uno. El tiempo aproximado de evaluación por padre de familia fue aproximadamente de 15 minutos. Finalmente se procedió hacer el análisis de los resultados,
Los padres de familia fueron evaluados mediante el cuestionario desde el segundo mes del año escolar, la docente marcó las respuestas para conseguir los datos más exactos y completos. Cada día después de la hora de salida de los niños, se citaba a tres padres de familia para ser entrevistados, el tiempo aproximado para cada padre de familia entrevistado fue de 15 minutos.
Resultados
En este apartado se presenta el análisis de los resultados a los que se ha llegado en torno a las variables funcionamiento familiar y práctica de valores morales para convivencia en el aula con niños de tres años de edad.
| Niveles | f | % | Puntaje promedio |
| Alto | 9 | 32.15 | 66 |
| Medio | 12 | 42.85 | 42 |
| Bajo | 7 | 25.00 | 24 |
| Totales | 28 | 100.00 | X = 44 |
En la tabla 1 se observa una tendencia acampanada, donde existe un sesgo hacia el lado izquierdo, es decir, en el nivel alto. Este resultado descriptivo indica que el funcionamiento familiar en sus diversos componentes o dimensiones aún mantiene aspectos por optimizar.
| Niveles | f | % | Puntaje promedio |
| Alto | 10 | 35.71 | 64 |
| Medio | 14 | 50.00 | 40 |
| Bajo | 4 | 14.29 | 22 |
| Totales | 28 | 100.00 | X = 42 |
En la tabla 2, se observa una distribución de frecuencias gaussiana o acampanada, con un sesgo marcado hacia el nivel alto, dejando en última posición al nivel bajo. En general, se podría interpretar que existe una regular práctica de valores morales de los niños, lo cual es considerable por el desconocimiento teórico natural de los niños, donde más se destaca el aspecto de la imitación o el instinto.
| Funcionamiento familiar Practica valores morales Respeto Amistad Cooperacion | Correlación de Pearson | 1 | .640(**) | .537(**) | .754(**) | .715(*) |
| Sig. (bilateral) | .000 | .000 | .000 | .012 | ||
| N | 28 | 28 | 28 | 28 | 28 | |
| Correlación de Pearson | .640(**) | 1 | (**) | (**) | ||
| Sig. (bilateral) | .000 | |||||
| N | 28 | 28 | ||||
| Correlación de Pearson | .537(**) | (**) | 1 | (*) | ||
| Sig. (bilateral) | .000 | |||||
| N | 28 | 28 | ||||
| Correlación de Pearson | .754(**) | (**) | (*) | 1 | ||
| Sig. (bilateral) | .000 | |||||
| N | 28 | 28 | ||||
| Correlación de Pearson | .715(*) | 1 | ||||
| Sig. (bilateral) | .012 | |||||
| N | 28 | 28 |
En la tabla 3, se presentan el grado de correlación entre el funcionamiento familiar, sus dimensiones y la práctica de valores morales en niños de 3 años de edad. En la primera fila del cuadro la relación entre las variables principales es r =0,640, esta correlación, según Hernández y otros (2006), el grado de correlación es positiva media.
El grado de correlación de Pearson entre funcionamiento familiar y la práctica de valores, dimensión respeto, es r = 0,537. Respecto a la relación entre funcionamiento familiar y practica de valores morales, dimensión amistad es r=0,754; y la relación entre el funcionamiento familiar y practica de valores morales, dimensión cooperación, según la tabla es r =0,715. En el primer caso según Hernández (2006) el grado de correlación es positiva media y en los dos últimos es positiva fuerte.
Discusión
La familia es una institución generadora de desarrollo integral de los hijos, dependiendo de su funcionamiento. En este sentido, se discute los resultados a nivel descriptivo y a nivel inferencial.
A nivel descriptivo, existe un nivel alto de funcionamiento familiar, estos resultados concuerdan con los hallazgos reportados por Chuquillanqui (2012) quien encontró en una muestra similar a la nuestra, un nivel ato de cohesión familiar. Quiere decir que, los niños con niveles altos de cohesión familiar, son aquellos que perciben su ambiente familiar poco conflictivo y con mayor predisposición a la práctica de valores morales, que repercutirá en la convivencia en aula. En esta misma línea Jiménez, Musitu y Murgui (2008) encontraron que los ambientes familiares mejor cohesionados potencian las autoestimas familiar y escolar de los niños que a su vez, enfrentan mejor los conflictos en la escuela y gestionan mejor sus emociones. En este sentido, se explican las regularidades encontradas en la forma en que el sistema familiar opera, evalúa o se comporta (McCubbin y Thompson, 1987).
En cuanto al desarrollo de valores morales, se encontró que existe un nivel medio, con un sesgo marcado hacia el nivel alto, en la práctica de esta variable en los niños de 3 años de edad. Quiere decir, que la moralidad en estas edades está en una etapa de desarrollo. Estos resultados concuerdan con hallazgos de Romero (2012) quien menciona que los niños de 8 y 9 años de edad aún no logran el máximo nivel de desarrollo moral. Así mismo, están en correlación con los postulados de Piaget (1971) sobre el desarrollo moral del niño en la cual menciona, que los niños no tienen una concepción real de la moralidad. Según Kohlberg (2008) el desarrollo moral va apareciendo según el niño interactúa con el entorno social y los estadios son lineales para cada individuo, ya que ninguna persona puede pertenecer a dos estadios a la vez.
En nivel inferencial, los resultados de esta investigación nos permiten afirmar que existe una relación altamente significativa entre el funcionamiento familiar y la práctica de valores morales para la convivencia en el aula de los niños de 3 años. Los resultados encontrados en esta investigación guardan relación con los hallazgos de López (2005) quien menciona, que los padres utilizan unas pautas de transmisión de valores en unos porcentajes, en su mayoría, superiores a los porcentajes de los resultados de asimilación que, según ellos, tienen sus hijos.
En cuanto a las dimensiones de las variables estudiadas, los resultados reportan que existe una relación estadísticamente significativa entre funcionamiento familiar y la práctica de valores morales, dimensión: respeto, cooperación y amistad en niños de 3 años de edad. Estos representarían que los padres, además de la educación y el afecto que proporcionan a sus hijos también proporcionan una serie de condiciones para que la familia pueda abrir las puertas al aprendizaje de los valores. Específicamente estarían el clima moral y el clima de diálogo (López, 2005). Además de esto están otras condiciones relacionados con los valores como: la generosidad, la amistad, la lealtad, la solidaridad y la tolerancia, entre otros.
Izasa y Henao (2011) mencionan que las familias cohesionadas, es decir, aquéllas que presentan una tendencia democrática caracterizada por espacios de comunicación, expresiones de afecto y un manejo de normas claras, son generadoras de un repertorio amplio de habilidades sociales y valores morales; mientras que las familias con una estructura disciplinada, caracterizada por acciones autoritarias de los padres, se asocian con un nivel más bajo de desempeño social en los niños y niñas. El hallazgo al igual que los encontrados por Henao (2009) permiten considerar que el entorno familiar es donde se establecen las prácticas educativas, que van a ser el punto de referencia para niños y niñas, permitiendo el logro de estilos de socialización, el desarrollo de competencias emocionales, niveles de prosocialidad y la práctica de valores.
Finalmente se puede afirmar que dicho funcionamiento hace referencia sobre todo al papel de los padres como agentes de socialización y como transmisores de actitudes, habilidades y conductas necesarias para la integración del adolescente en la sociedad (Saldaña, 2001).
Conclusiones
A partir de los resultados encontrados, concluimos que el proceso de desarrollo de la competencia social familiar, representa una predisposición a la motivación social que se asocia directamente con el desempeño social de los niños y las niñas. Desde las conductas de los padres y la práctica de los valores durante la interacción con la familia, existe una influencia en la conducta y el aprendizaje de valores de sus hijos. La transmisión de valores en estos casos se realiza a partir de pequeñas y significativas acciones de cada día y cada afecto de los padres. Por ello, encontramos en esta investigación que existe una relación estadísticamente significativa entre estas dos variables. Las familias cohesionadas facilitan la transmisión de valores morales, como el respeto, la amistad y cooperación, además de la fidelidad, el diálogo, el afecto, entre otros.
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Notas de autor
edsonjhi@gmail.com