Resumen: El presente artículo de manera sucinta pone en contexto el modelo neoliberal de ordenamiento territorial que organiza y transforma las ciudades en la actualidad; en el caso de Medellín se identifican los instrumentos de gestión del suelo y la figura de Macroproyectos de interés social nacional cómo constructores y reproductores de la fragmentación social. Por ello, explica a través de un ejercicio de observador participante algunos procesos de resistencia comunitaria que durante años han permanecido en el barrio Moravia, comuna 4, de la ciudad de Medellín, frente al plan parcial Macroproyecto de mejoramiento integral adoptado en el año 2005 por el municipio y su plan de reasentamiento. En un segundo momento se pone en escena el concepto de resiliencia, desde la mirada y apropiación de las dinámicas de resistencia de las comunidades, hasta la adaptación e inversión del concepto asumido por las instituciones estatales en apropio de las estrategias de comunicación y marketing de ciudad, que a partir de la ciudad innovadora promulga la comercialización de la ciudad paisaje y promueve los principios de derecho a la ciudad: Igualdad, diversidad y equidad en la planeación del espacio.
Palabras clave: Medellín, territorio ocupado, Gobierno, comunidad.
Abstract: The present article in a succinct way puts the neoliberal model of territorial law that organizes and transforms the cities at present in context; in the case of Medellín the instruments of management of the ground and the figure of Macro-projects of national partnership are identified how builders and reproducers of the social fragmentation. Because of that, it explains some processes of community resistance that during several years has remained in this neighborhood of the city of Medellín, in the face of the partial plan Macroproject of integral improvement adopted in the year 2005 for the municipality and their plan of resettlement, through an exercise of participating. a second moment the concept of resiliency, from the look and appropriation of the dynamics of resistance of the communities, is staged up to the adaptation and inversion of the concept assumed by the state institutions in appropriate of the communication strategies and city marketing, who from the innovative city proclaims the commercialization of the landscape city and promotes the beginnings of right to the city: Equality, diversity and equity in the planning of the space.
Keywords: Medellin, occupied territories, Government, communities.
Revisión de tema
Moravia resiliente. Una mirada desde las emergencias de resistencia comunal desviadas en estrategias de renovación urbana. Medellín, Colombia
Recepción: 01 Marzo 2016
Aprobación: 30 Octubre 2016
Hacer equivaler las percepciones es reducir el cuerpo a unos pocos encierros y desplantes” Carlos Skliar
Los actuales modelos de ordenamiento territorial, regulados desde políticas de la agenda neoliberal y direccionados propiamente hacia una reproducción del capitalismo y del interés reducido al privativo sector inmobiliario, evidencian como las ciudades se construyen a través de telares que cubren nuestros ojos, es decir, orientados en los neolenguajes, en las metáforas y en los eufemismos, que sin duda alguna, hoy más que nunca irrumpen como estrategia discursiva y mecanismo de control social de la administración estatal; esta misma que seduce, moldea y legitima acciones seculares de transformación y ruptura de los territorios, donde la utopía o mejor aún, las distopías altruistas de crecimiento, innovación y competitividad están creando ciudades duales, fragmentadas, donde claramente se reproducen periferias y la precarización (Hidalgo, 2013) de los espacios.
En los planes de ordenamiento, así como los diferentes instrumentos de gestión del suelo legitimado para la intervención y transformación del territorio, observaremos la figura de Macroproyecto, que se establece como:
un conjunto de decisiones administrativas y actuaciones urbanísticas adoptadas por el gobierno nacional en los que se vinculan instrumentos de planeación, financiación y gestión del suelo para ejecutar una operación a gran escala y que contribuya al desarrollo territorial de determinados municipios y áreas metropolitanas o regiones del país (…)
Dichos,
Macroproyectos deberán promover el ordenamiento territorial, la compactación urbana, la densificación, el desarrollo y crecimiento equilibrado y equitativo de las ciudades y su articulación con los sistemas de movilidad regional (Decreto 4260 de 2007).
Sin embargo, esta estrategia de planificación del suelo orientada a la reducción de la pobreza y marginalidad urbana soportados en las cifras del déficit habitacional nacional1 [2], se convierte casi siempre en ejecuciones fallidas y de expropiación habitacional que “contribuyen aún más a debatir un urbanismo de excepción.
El urbanismo de excepción; según la teoría del profesor arquitecto y urbanista Camillo Boano (2013) se establece desde la informalidad de las ciudades, desde un diseño de lo informal hasta la destrucción urbana de sus asentamientos; este concepto acuñado por el autor hace una crítica sobre el accionar del arquitecto y los planificadores actuales que asumen el reto de urbanizar desde la excepción, y como deslindando esa ética territorial se levantan fronteras, ciudades borde diseñadas para la reproducción de modelos de exclusión, pobreza y fragmentación, que se hacen evidentes en los enclaves con infraestructuras inequitativas y el despojo de sus habitantes, en yuxtaposición, asumido desde los mismos espacios de resistencia que emergen de la colonización de la informalidad, desde las relaciones de poder que se territorializan en el espacio y que coexisten para transformar, controlar y legitimarlos, como lo menciona Foucault, plasmado en heterotopías donde un lugar es inmerso en otro, muta y actúa según su modo de representación.
Boano retomando las afirmaciones del filósofo italiano Giorgo Agamben[3] explica que,
la separación de la tierra para dividir y desconectar a las personas permite que la capacidad de hacerse cargo de cualquier forma de vida, este sometida a las reglas y al escenario de la anarquía, del campo y de la excepción.
ante el desalojo y la opresión del estado que violentaba su derecho a la ciudad, el barrio se convirtió en un territorio en disputa, la desterritorialización física y simbólica a la que fueron sometidos trasfiguro la habitabilidad, de este modo pasaron de pobladores a transeúntes; de esta manera el destierro se convierte en excepcionalidad; un residuo casi etéreo que no se homogeniza, en consecuencia se vuelve división, y justo en ese momento donde las relaciones de poder (sometimiento-resistencia) convergen, surge el urbanismo de excepción, propio de la necesidad de organización de la informalidad, en esa producción de la frontera-umbral que se convierte en territorios de tránsito (ni de aquí ni de allá) (Boano, 2013); en esta medida, el poder puede movilizarse a través del lenguaje y posibilita el movimiento segregado como instrumento popular de manipulación o legitimación de ciudadanías, pero también como ordenador y soberano de los espacios, lo anterior ratifica los procesos de exclusión a través de la historia donde los desposeídos que no pertenecen a un lado ni a otro, cargan como parte de su movilidad, el ser condenados. Para espacializar la reflexión anterior, daremos una mirada a la historia del Barrio Moravia;[4] una comunidad que por décadas lleva tallada en su memoria la resistencia y disputa por su territorio.
Para hablar de Moravia específicamente como un territorio circunscrito desde la resiliencia, quiero traer a colación las notas del diario de campo de un ejercicio perceptivo en el Morro de Moravia y lo que asumo fue para mí el primer acercamiento hacia el lugar, deslucida de todo proceso histórico, quizás como lo mencionaba antes, mi único argumento de análisis fue priorizar los sentidos, en un acto casi orgánico de dejarme llevar, de dejarme seducir; al estar exenta de posibles juicios de valor, las conclusiones surgen desde la subjetividad de lo que se ve, se respira, se escucha, se piensa, porque a pesar del accionar diario sumido por preconceptos de referentes teóricos, de nuestras dialécticas disciplinas, inclusive, preconcepciones direccionadas por nuestras propias experiencias de vida, evidenciamos que el percibir es un acto de recuerdo y olvido, donde nuestro archivo de memoria, selecciona, recuerda, y trae consigo no sólo imágenes, sino olores, palabras, sonidos; Al reflexionar, el acto de recuerdo-olvido implica una memorización de los hechos que aplicados al diagnóstico y recuento de esa línea de tiempo, reitera y asigna una historia de cómo los habitantes de Moravia mutaron a transeúntes y como ante el deseo homegenizante de las ciudades, resistían como unos pocos “residuos”[5].
Para abordar nuestro tema en primer lugar, partiré de la definición de resiliencia; que según la Real Academia de la Lengua es definida desde 3 acepciones, desde la ciencia de la psicológica que se refiere a la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, desde la disciplina mecánica que aborda la resiliencia como la capacidad que tiene un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación, y en su última acepción asumida desde la entereza, es decir desde la constancia y firmeza de ánimo. Analizado desde un refinamiento social, entonces, la resiliencia surge como atributo humano (individual-colectivo), como esa capacidad de los sujetos para sobreponerse a periodos de crisis y situaciones adversas, justamente, cómo, ante el derribo físico y emocional, retornan por encima de la escombrera a crear cimientos.
Moravia entonces, inicia en los años 60’s con la fundación de los primeros asentamientos, familias que llegaron desplazadas por la violencia del valle de Aburrá, perenes y orientados por sus satélites naturales, y quizás desde la “lógica de la necesidad” determinada por su condición de pobreza y acción colectiva (Rincón; 2005:3) eligieron un espacio “vacío[6]” y localizado estratégicamente en la centralidad de Medellín, visibilizado desde sus inicios como acción infringida de vivienda, y que en un periodo de 20 años logra la consolidación y el reconocimiento como barrio dentro de sus zonas jurisdiccionales, para mediados de los años 80’s se crea el morro artificial y es declarado por acuerdo, relleno sanitario temporal del municipio, Moravia se convierte de esta manera no sólo en un lugar de llegada por el desplazamiento intraurbano y rural o las “localizaciones forzadas”[7] (Rincón, 2005, 7) como consecuencia de la violencia física y estructural[8] que sobrevenía en el país, sino que esa “malicia indígena” y adaptabilidad que personifica a los Moravitas[9] ante el caos, los integra en dinámicas de apropiación de la basura (reciclaje), en ese sentido los desechos se convierten en productor de dinero y porque no decirlo en gestor y operador económico extendido en asociación comunitaria; en 1984 “la invasión” del basurero se había salido de las manos, un morro pestilente, de color grisáceo moldeado por el hacinamiento de la población y la basura, se levantaba a escasos metros del centro de la ciudad, pero la problemática no se fundamentaba estrictamente al riesgo ambiental y de salubridad pública, quizás, su mayor preocupación era que dicho crecimiento urbano informal había generado un desborde de la ciudad y por ende dejo entrever a nivel nacional las necesidades básicas insatisfechas y el abandono del estado local como manifestación de la ausencia de un ética territorial frente a estas comunidades desarraigadas que exigían sus derechos de ciudadanos y que moraban en la tierra del desaire donde prevalece tanto la expulsión como la exención política y productiva, como lo expresa la profesora Análida Rincón[10] al citar a Milton Santos.
Morar en la periferia es ser condenado dos veces a la pobreza, a la pobreza generada por el modelo económico que se superpone a la pobreza generada por el modelo territorial. (Rincón, 2005).
Ante la preocupación de las administraciones municipales y con el interés de ordenar el territorio en expansión, Los nuevos mecanismos de intervención y renovación urbana de la ciudad de Medellín se posesionarían fuertemente con los POT; Planes de Regularización y Legalización Urbanística y que más adelante son retomados con el nombre de –PUI-, o planes urbano integrales dirigidos a polígonos específicos, los -PIMB- programas integrales de mejoramiento barrial con el propósito la planeación urbana y finalmente los Macroproyectos formulados y adoptados luego de 1990 que tenían como finalidad la integración social, la conectividad, la movilidad, y la consolidación de centralidades, el mejoramiento de los barrios y la inclusión social y la participación directa de la ciudadanía. (kavilando.org[11]) Pero estos proyectos de intervención, desbordados por la falsa negociación y adoptados desde la indiferencia, la poca participación y consenso entre las autoridades gubernamentales y las comunidades, reboso el diseño de planeación territorial, ocasionando el efecto contrario, en este sentido, la transformación de los territorios no obedecía a un proceso evolutivo desde sus raíces sino al saqueo y anulación del pasado en nombre del cambio, produciendo per se el efecto contrario; una ciudad en desarrollo urbanizada desde la reproducción de la informalidad y la precarización de los barrios.
Intrincados en estos periodos de coyuntura los habitantes de Moravia empiezan un proceso de disputa de su territorio, la expresión como “carne de cañón” justifica lo que afirma Milton Santos, “la persona pasa literalmente a valer en función del lugar donde vive” (Rincón, 2005,7) y de esta manera cada individuo desde su vulnerabilidad social, económica, se expone al control social ejercido por parte de diferentes agentes, a la manipulación de los grupos armados con el ideal de protegerlos y crear resistencias frente al estado, a procesos de gobernanza y corresponsabilidad direccionados a la reubicación forzada con la utopía de mejoramiento de la calidad de vida y finalmente a una anarquía de discursos sindicales e insurgentes. Sin embargo los habitantes de Moravia a pesar de los advenimientos de los años 60’s, 70’s y 80’s, al desalojó y desterritorialización al que fueron inducidos, encontraron en su condición de habitantes dignos y precedentes de una constitución participativa y justa, la resiliencia como alternativa ante el despojo, y, desde su propia informalidad legitimada en acción de derecho, lograron levantarse y construir sobre el murmullo de sus muros derrumbados, y sobre aquellos vestigios de sometimiento y lucha; esos mismos albores que se proyectaron en el espacio, mencionando a Heidegger, en el “dasein[12]” de los pobladores, que los identifica y categoriza como Moravitas, como moradores de estas tierra, que estatalmente son de nadie[13] pero que simbólicamente les pertenecen a todos.
Para contextualizar la reflexión anterior es oportuno mencionar algunas estadísticas resumidas de la población de Moravia y el plan de reasentamiento que se formuló dentro del Plan Parcial de Mejoramiento Integral 2005-2011, adoptado mediante el Decreto 1958 de 2006: cuyo objetivo general pretende Contribuir al mejoramiento de la calidad de vida promoviendo la integración socio espacial, la equidad social y la inclusión de la población del barrio a los procesos del desarrollo sociocultural, socioeconómico y urbanístico ambiental en los sistemas de espacio público, movilidad y transporte, servicios públicos domiciliarios, habitacional, a los servicios sociales y culturales y a los encadenamientos productivos de la ciudad de Medellín garantizando la protección de los moradores y el reconocimiento de los derechos y deberes a los asentamientos localizados en suelo clasificado en zona de riesgo no recuperable o en suelo inventariado dentro de las unidades de actuación e intervención.
Número de familias 4.645 según distribución de hogares /vivienda
Ingreso promedio por familia mes $60.000 (equivalente a 18% smmlv)
Promedio de personas por familia 5
Promedio de personas que trabajan por familia 1 a 2
Promedio de gastos por familia mes $80.000
Capacidad de ahorro -20.000 por familia mes
Número total de habitantes del barrio 33.411
1. Mediante un programa de construcción y de adquisición de viviendas nuevas y usadas.
2. Asistir a la población en traslado hasta restablecer su nivel de vida.
3. Garantizar la Sostenibilidad de la comunidad reasentada.
N° de familias a Reasentar 2654
No. Viviendas Nuevas Construidas 1239
No. Viviendas Usadas Adquiridas 929
No. Familias en Plan Retorno 221
No. Viviendas Compensadas 265
No. de Usos Económicos Generados 664
Valor presente de los costos totales: 33.701´306.000
Costo anual equivalente del proyecto: 11.095´631.000
Valor presente de las unidades producidas 2.129
Costo promedio por beneficiario: 2´540.000
Población beneficiada 13.270
Cobertura: 100%
Población reasentada sin riesgos para la vida 13.270
Hasta este punto hemos señalado como la resiliencia emerge en los moradores como patrón eventual de resistencia, adaptabilidad y permanencia en el barrio de Moravia, cómo a través de las diferentes situaciones de desalojo y desterritorialización que se han manifestado en las diferentes intervenciones estatales, los Moravitas han alzado su frente y empezado de nuevo, como en un renacer entre las cenizas sumido en los reasentamientos dentro del barrio o en las reubicaciones hacia afuera.
Ahora, mi segundo planteamiento surge al percibir un gradiente de la representación de resiliencia y cómo ante la mirada burocrática - mecanicista se permea dentro de la planificación y desarrollo de las nuevas ciudades cambiantes que retorna del borde al centro y muta de una destreza y atributo de las comunidades coactadas (por acción física o emocional) a una estrategia de cooperación internacional para la obtención de recursos y el empoderamiento del ranking mundial de las ciudades, (cuervo, 2012) retoma la idea del autor Mac Can para hablar sobre la eficiencia de la planificación del territorio afirmando que “De otro lado, las políticas regionales, se enfocan simultáneamente a la promoción del crecimiento de las inversiones regionales endógenas como a la atracción de inversiones provenientes del exterior suyo”.
(…) El centro de interés de las políticas regionales tiende a estar en la provisión de infraestructura local y regional así como, en algunos casos, el subsidio a componentes de los bienes raíces locales. (…) las políticas regionales tendrán impacto sobre el bienestar (…). La justificación económica para una tal política proviene de la convicción de que las fallas de mercado militan en contra de una eficiente asignación a través de la operación libre del mercado, del mecanismo de ajuste inter-regional de los factores” (Cuervo, 2012: 11).
En este sentido las ciudades resilientes son aquellas que invisibilizan procesos de despojo, exclusión y segmentación del territorio en nombre de la renovación urbana y que le apuestan a la creación de discursos legitimados desde el quehacer cotidiano para moldear y controlar los comportamientos de los habitantes mediados por imaginarios colectivos de progreso, innovación y proyección hacia el futuro.
Para comprender mejor la alienación del término, en primer lugar se aclara que esta variación del término parte de la capacidad de recuperación integral de las ciudades, localizado en la ciudad de Medellín, vamos hablar concretamente de la Fundación Rockefeller[15] y su convocatoria mundial de la Red de las 100 Ciudades Resilientes inscrito en el Foro Anual de Innovación de la Fundación, llamado "Construyendo Ciudades Resilientes", que se celebró en alianza con el Financial Times en la ciudad de Nueva York y que repartió entre las ciudades ganadoras, 100 millones de dólares y apoyo técnico-administrativo con el cual se debe identificar las problemáticas sociales y disminuir la brecha de la pobreza; entonces en primer lugar la definición del concepto según Bryna Lipper, vicepresidenta de este programa “resiliencia se entiende como la capacidad para reponerse y salir adelante de situaciones crónicas como la pobreza, la violencia o incluso los desastres naturales” (rutanmedellin.org).
La Agencia de Cooperación e Inversión de Medellín y el área metropolitana, en compañía del Museo Casa de la Memoria, la Unidad de Víctimas de la Secretaría de Gobierno y la Secretaría de Cultura Ciudadana, postularon a Medellín por su manera innovadora de sobreponerse a condiciones difíciles; en esta ruta, un segundo lugar, sería la justificación del termino y aplicabilidad en la ciudad que según Luz Patricia Correa, directora de la Unidad de Víctimas
Procede en Medellín al ser una ciudad resiliente por muchas cosas. Porque ha soportado el conflicto armado, procesos de desmovilización y siempre ha encontrado una estrategia de innovación para salir adelante. La capacidad de reinventarse ha llevado a que Medellín nunca diga que ha fracasado (www.unidadvictimas.gov.co).
Durante el Foro Mundial, Medellín recibe el galardón y la calificación de las primeras 33 ciudades resilientes del mundo y en mención del nuevo director de la oficina de resiliencia de la ciudad, se exponen las categorías por las cuales, la ciudad merece ser ejemplo y modelo a seguir en los demás países del mundo, para Santiago Uribe Rocha,
Medellín se convierte en ciudad resiliente por la construcción del Metrocable y la transformación social, inclusión y sentido de pertenencia y paz que genera para sus habitantes, la renovación de instituciones educativas, la construcción de la estación de bomberos en el corregimiento San Antonio de Prado y la ejecución de las Unidades de Vida Articulada-UVA, que son algunas de las obras que destaca la Alcaldía de Medellín en el proceso de fortalecimiento y capacidad de recuperación de la ciudad, ante situaciones adversas (el.tiempo.com).
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es preciso concluir como la resiliencia se manifiesta desde los movimientos populares que se unen para defender los principios estipulados y exigidos dentro de la ética territorial, la cual promulga :Igualdad, diversidad y equidad; en ese proceso intrínseco de resistencia y adaptabilidad de las comunidades en relaciones de fuerza y exclusión del territorio (naturales-hegemónicos) se desfigura una incorporada estrategia discursiva legitimada colectivamente y manipulada en la concertación y repetición asertiva de la imagen de ciudad, de esa ciudad embellecida para los otros (lo que se vende afuera) y abatida por los propios (lo que se resiste adentro), entonces seria soslayar no pensar en esa definición maquillada de resiliencia que se establece en la planificación del cemento, donde sin importar las condiciones y habitabilidad se ejerce el sometimiento y se desterritorializa, con el propósito inmutable de borrar y obviar pasados y presentes, de tachar lo “feo” o ese “otro” que entorpece en los planes proyectuales de ciudad artificialmente paisaje. A partir de esta reflexión es esencial mencionar a Lefebvre y lo que él asume como El derecho a la ciudad
“no se trata de un derecho natural, ni siquiera contractual. Significa el derecho de todos los ciudadanos a figurar en todas las redes y circuitos de comunicación, de información, de intercambios, todo lo cual depende de una propiedad esencial del espacio urbano: la centralidad. Ese derecho, proclama la crisis inevitable de los centros basados en la segregación; significa la reconstitución de una unidad espacio-temporal, de “una unión, sin eliminar las confrontaciones y las luchas.” (Lefebvre, 1976:18).
Por su lado, cuervo asegura,
(...) La centralidad, propiedad nodal de lo urbano, posee una serie de atributos de los cuales no debe ser excluido nadie, de lo cual se deriva entonces la necesidad de proclamar este nuevo derecho a la ciudad. Habitar la ciudad significa, por tanto, mucho más que obtener un techo, trabajo y servicios; significa acceso a ciudadanía (Cuervo, 2012:14).
Cómo citar este artículo: Londoño Torres, G. E (2016). Moravia resiliente. Una mirada desde las emergencias de resistencia comunal desviadas en estrategias de renovación urbana. Medellín, Colombia. NOVUM, (6), p.p 53-65.
Moravia se caracteriza por su localización estratégica dentro de la zona norte de Medellin “centro de ciencia y tecnología y que colinda con el equipamiento entregado por el municipio con la renovación del espacio público llevada en el año 2004 a 2007 en el eje Carabobo, el Jardín Botánico, el Planetario Municipal, el Parque Norte, la Terminal de Transportes del Norte, la Universidad de Antioquia, el parque explora muestran la innovación que se ha llevado a cabo en la transformación del municipio, sin embargo El Morro de Moravia se convierte en la medianera de este marketing turístico atribuido como fachada.