Dossiê: Geografías feministas del Sur Global
Recepción: 20 Octubre 2020
Aprobación: 23 Noviembre 2020
DOI: https://doi.org/10.22481/rg.v4i4.7590
Resumen: Este artículo define la geografía feminista descolonial desde una multiplicidad de lugares. En el campo de la geografía crítica hay una mayor producción sobre descolonialidad fuera del sur que dentro del Abya Yala. Por lo que hay una variedad de propuestas que coinciden en las distintas geografías feministas desde geografías de la negritud, geografías indígenas y geografías LatinX. Desde un encarnamiento de la movilidad humana y la translocalidad, propongo una definición de la geografía feminista descolonial que cuestione profundamente a los nacionalismos metodológicos, hacia espacios geográficos imaginarios como el Abya Yala y el Atzlán.
Palabras clave: Geografía feminista, Descolonialidad, Translocalidad latinx.
Abstract: This article defines decolonial feminist geography from a multiplicity of places. In the field of critical geography there has been more written on decoloniality from outside the global south than within Abya Yala. A variety of critical geographies such as black geographies, indigenous geographies and latinx geographies coincide with an emerging decolonial feminist geographies. From an embodiment of human mobility and translocation, I propose a definition of decolonial feminist geography that deeply questions methodological nationalisms and moves towards an imaginary geographical space such as Abya Yala and Atzlán.
Keywords: Feminist geography, Decoloniality, Latinx Translocalidad.
Resumo: Este artigo define a geografia feminista descolonial a partir de uma multiplicidade de lugares. No campo da geografia crítica, escreveu-se mais sobre a descolonialidade de fora do sul global do que dentro de Abya Yala. Uma variedade de geografias críticas, como: geografias negras, geografias indígenas e geografias latinx, coincidem com geografias feministas descoloniais emergentes. A partir de uma personificação da mobilidade e translocação humana, proponho uma definição de geografia feminista descolonial que questiona profundamente os nacionalismos metodológicos e se move em direção a um espaço geográfico imaginário como Abya Yala e Atzlán.
Palavras-chave: Geografia feminista, Descolonialidade, Latinx Translocalidad.
Introducción
Hay una desigualdad geográfica sobre la producción de la geografía feminista en América Latina. Hay geografías feministas más invisibles que otras, mientras persisten tensiones entre la geografía feminista académica y la geografía feminista militante colectiva. Han quedado por fuera ciertas discusiones cómo la colonialidad de género, el racismo dentro y fuera del feminismo y la construcción espacial de la blanquitud. Como en gran parte de las disciplinas y tradiciones intelectuales, la inclusión de género en el canon de la geografía crítica significó en primer lugar la inserción de las mujeres, seguido por las distintas tradiciones intelectuales feministas. Esto ha sido sin duda importante para asegurar que las espacialidades sobre violencia de género, femicidio y el aborto entre otras, se visibilicen dentro de la geografía crítica latinoamericana. En este momento es la presencia regional de feminismos comunitarios, indígenas y descoloniales las que interpelan la geografía feminista establecida. Esto ocurre a la par con procesos dentro de la geografía crítica, que han abogado por un giro descolonial en la construcción de conocimiento geográfico. La gran parte de la producción descolonial en la geografía crítica se ha escrito en occidente y en el norte, con menos propuestas académicas desde el sur. Influenciada por la teoría indígena, teorías feministas descoloniales, antirracistas y el sur en el norte, el giro descolonial en la geografía crítica del norte se ha centrado en la inclusión de otras epistemologías en la construcción de conocimiento geográfico (Jazeel, 2017; Daigle y Sundberg, 2017; Radcliffe, 2017a; Radcliffe, 2017b; Naylor, 2018), el encarnamiento del territorio (Hunt, 2014; Daigle, 2018) y la necesidad de desmantelar la estructura colonial de la academia (Esson et al., 2017). Considero oportuno que la descolonialidad del campo de la geografía feminista pueda ocurrir antes del establecimiento del campo en toda la región. En países como el Ecuador, la geografía feminista ha tomado protagonismo desde el activismo y no desde la academia, lo cual presenta otras condiciones para la descolonialidad de la construcción de conocimiento geográfico. En este escrito, presento algunas propuestas sobre las potencialidades de una geografía feminista descolonial paraAmérica Latina.
Escribo y hago geografía feminista descolonial desde varios espacios y experiencias. Encarnar la movilidad humana desde niña entre EEUU y Ecuador, se ha convertido en la experiencia determinante para las reflexiones que hago individualmente y en colectivo en este momento. El segundo elemento que considero influye las reflexiones expuestas acá es desde el trabajo colectivo, en particular desde el Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador y desde el Colectivo Reexistencias Cimarrunas. El trabajo colectivo y su relación con la geografía feminista descolonial es algo que ya lo he explorado en textos anteriores (Zaragocin, 2019b). Por lo que este texto es un reflejo de otras experiencias que han influido mi pensamiento. En particular las discusiones regionales entre geografes latinoamericanas en un taller recién llevado acabo sobre geografías del sur organizado por Astrid Ulloa, Diana Ojeda y el Colectivo Francia Márquez, los múltiples webinarios sobre geografías racistas y geografías feministas descoloniales de las cuales he participado, reflexiones a partir de una investigación colectiva sobre COVID-19 y racismos estructurales dentro de los dos colectivos que soy partícipe y finalmente de un reciente diálogo hemisférico entre geografías feministas descoloniales de América Latina y geografías LatinX en EEUU. Como es evidente, lo constante de esta reflexión multisituada es la pluralidad geográfica. A través de mi participación en estos diferentes procesos he reflexionado sobre lo que sugiero es la geografía feminista descolonial, un proceso que comencé muchos años atrás. A continuación exploro varios elementos que considero necesarios para caminar hacia una geografía feminista descolonial. Estos incluyen la pluralidad de perspectivas y analítica de colonialidad; la mirada hemisférica en vez de un enfoque transnacional; la priorización del método sobre la teoría descolonial; la necesidad de descolonizar la interseccionalidad y la incomodidad como un ejercicio de rendiciones de cuentas radical.
Pluralidad de perspectivas y analíticas de colonialidad
Hay mayor producción sobre geografía descolonial en EEUU e Inglaterra, que dentro de América Latina. Esto se puede interpretar de muchas formas que rompen con algunos imaginarios coloniales. Uno de estos, es que no todo lo que se escribe en el norte es colonial y descolonial si viene desde el sur. Esto se alinea con la translocalidad de la teoría feminista descolonial geográfica que cuestiona ideas situadas en binarismos geográficos como el norte y el sur (Zaragocin, proximamente). Problematizar la dominancia de la geografía feminista anglosajona, no es un proceso lineal desde abajo hacia arriba, o desde el sur hacia el norte. El flujo de conocimientos es multidimensional y es encarnado desde la posición de sujetos muchas veces transculturales y transnacionales (Zaragocin, proximamente). Mientras tanto, la utilización de la teoría del sur con la intención de descolonizar conocimiento geográfico logra visibilizar ausencias, en particular sobre feminismos descoloniales. La geografía crítica Brasilera en América Latina ha liderado el giro descolonial y en diálogo con el marco analítico del MCD (Cruz, 2017; Haesbaert, 2020). Geógrafas y geógrafos en el norte han tomado el marco del MCD para comprender a la geografía latinoamericana (Asher, 2013) y en especial sus conceptualizaciones sobre territorio, utilizando ese marco para descolonizar la geografía anglosajona (Halvorsen, 2019). Esto ha significado un mayor diálogo entre geografías descoloniales y antirracistas desarrolladas entre Brasil, EEUU e Inglaterra. Sin embargo, en ese diálogo persiste la ausencia de las discusiones feministas, específicamente en relación a los feminismos descoloniales. Las propuestas hechas por parte del grupo MCD han sido criticados porsostener una mirada androcéntrica (Ramirez, 2018) y la falta y persistente diálogo con las propuestas existentes desde el feminismo descolonial latinoamericano (Zaragocin, 2018). Mientras tanto, la descolonialidad feminista en la geografía crítica ha sidoplanteada de manera sostenida en los estados coloniales de EEUU, Canadá e Inglaterra. Son geografes indígenes, negres y latinx quienes están descolonizando la geografía anglocéntrica desde geografías feministas descoloniales. Desde dentro del imperio, estas geografías cuestionan el estado colonial y sus representaciones. Plantean nociones como la hospitalidad radical, donde sugieren desobedecer leyes migratorias nacionales y aceptar a migrantes ilegales en las reservas indígenas como parte de un proceso deautodeterminación territorial. Estas geografías toman a la colonialidad de colonos (settler colonialism) como su marco analítico de colonialidad y no el MCD. Sin priorizar un marco analítico de colonialidad por otro, sugiero pluralizar de manera radical nuestros referentes. El criterio compartido como geografes feministas descoloniales es dialogar con propuestas similares sin importar sin provienen del norte y bajo otras formas de colonialidad. Hay más similitudes con las propuestas expuestas en las geografías negras, latinx y los feminismos descoloniales en América Latina. Para potenciar ese diálogo, es necesario pluralizar las perspectivas de colonialidad existentes. Esto implica ampliar nuestras miradas más allá del marco de colonialidad desarrollado porel grupo MCD (modernidad, colonialidad y decolonialidad), que es el marco de colonialidad predominante en el giro descolonial de la geografía crítica latinoamericana. Sugiero mayor diálogo sostenido entre las geografías feministas descoloniales emergentesdesde América Latina con aquellas desarrolladas a nivel hemisférico.
Mirada hemisférica o cómo pensar transnacionalmente sin honrar el estado nación
Las miradas geográficas basadas en nacionalismos metodológicos, donde el estado- nación está en el centro de nuestros análisis, son antagónicas a la posibilidad de abrir nuevos diálogos con ontologías y epistemologías espaciales otras. La geografía anglosajona ha impulsado la inclusión de otras epistemologías y ontologías espaciales en la construcción de geografía crítica desde un par de años atrás (Jazeel, 2017; Radcliffe, 2017a; Radcliffe, 2017b). Esto para el caso de la geografía feminista descolonial no debe ser pensada desde el ejercicio de la inclusión por sus connotaciones liberales y similitudes con las políticas de reconocimiento. La transterritorialidad plurinacional interpela cómo nos identificamos en el sur, desde una contra-geografía imaginaria presente en el Abya Yala. Mientras tanto, las geopolíticas feministas ya nos han planteado por algún tiempo que no necesitamos el estado- nación para estudiar los discursos de la geopolítica en clave de género. Lo podemos hacer desde las emociones y desde corporalidad distintas e incluso partes del cuerpo. Sugiero más bien considerar cómo la escala hemisférica está siendo utilizada por las geografías de la negritud y las geografías latinx, como un camino a seguir para las geografías feministas descoloniales. Desde las geografías de la negritud, geógrafos como Adam Bledsoe muestran cómo la construcción del cimarrunaje desarrolla territorios de resistencia similares como palanques y quilombos a lo largo de todas las Américas (Bledsoe, 2017). Mientras que en las geografías latinx, estamos construyendo un diálogo sobre la relación espacial entre geografías feminista descoloniales de América Latina y geografías latinx. Hay una transgresión geográfica que construimos al honrar una mirada hemisférica y no la que resulta desde un enfoque transnacional. No nos interesa reconocer y legitimar al espacio colonial del estado- nación. No necesitamos al estado-nación, para una mirada hemisférica. Reconocemos que hay procesos de racismos científicos que unen la supremacía blanca con el mestizaje a lo largo de todas las Américas (Hooker, 2017). A su vez, reconocemos la mirada hemisférica y la encontramos en iniciativas de lucha antirracista como por ejemplo el movimiento por la lucha de los pueblos indígenas y negros a nivel global, que se concentra desde un enfoque relacional.
Para mostrar los beneficios de una mirada hemisférica y no transnacional, pongo como ejemplo un diálogo que he comenzado a nivel hemisférico entre las geografías latinx desarrolladas en EEUU y que he expuesto en un artículo de Gender, Place and Culture: A Journal of Feminist Geography como parte de un dossier sobre feminismos incomodos. Hay premisas intelectuales y activistas compartidas entre las geografías latinx y ciertas ramas de la geografía crítica en América Latina, principalmente aquellas en línea con la geografía feminista descolonial. Las geografías latinx son la articulación de múltiples identidades latinas en EEUU que van más allá de las fronteras nacionales, identidades étnicas y binarismos de género. Es un campo bastante nuevo en la geografía crítica anglosajona, y se relaciona con las geografías de la negritud, geografías indígenas y geografías feministas. Conjuntamente con Maggie Ramírez, hemos comenzado un diálogo entre nuestras respectivas geografías. Las geografías latinx y las geografías feminista descoloniales geografías comparten los mismos objetivos de crear otra geografía basada en el pensamiento y la praxis descolonial y antirracista, sin embargo, a pesar de los puntos en común, ha habido poco diálogo entre las mismas. Algunas preguntas que surgen en el encuentro de ambas son:
¿las geografías de Latinx deberían considerar viajar e interactuar con geografías críticas de América Latina y viceversa? ¿En qué condiciones puede tener lugar este diálogo y cuáles serían las acciones posteriores? ¿Quién es un sujeto legítimo para interactuar con las geografías latinx en América Latina?
Las geografías decoloniales, indígenas, negras y latinxs han descentrado el predominio de las geografías feministas blancas (Daigle, 2019; Gokariksel et al., próximamente). Esto resulta en la posibilidad de que pueden surgir nuevas posibilidades de participación hemisférica. Las críticas anteriores de la geografía feminista anglófona por parte de geógrafos feministas en América Latina y España han cuestionado durante mucho tiempo el enfoque anglocéntrico del norte desde perspectivas feministas poscoloniales (García Ramón, 1989; Radcliffe, 2005; Veleda Da Silva y Lan, 2007). Sin embargo, una forma naciente de geografía feminista decolonial en los EE. UU. que sigue a largas discusiones sobre geografía feminista poscolonial tiene el potencial de cambiar las tensiones históricas Norte-Sur dentro de nuestro campo. También se está produciendo un cambio paralelo en el campo de la geografía feminista en América Latina. El surgimiento de la geografía y geopolítica feminista descolonial (Ulloa, 2016; Zaragocin, 2018ª; Zaragocin, 2019; Ulloa, 2019; Silva y Ornat, 2018), geografías feministas del sur global (Cruz et al., próxima publicación), geografías migratorias críticas (Álvarez Velasco, 2020) y un compromiso más profundo con los feminismos indígenas, negros y queer están cambiando las geografías feministas latinoamericanas. De esta manera, la geografía feminista latinoamericana también está experimentando una praxis decolonial en la forma en que se producen el pensamiento y las acciones geográficas. En particular, el surgimiento de colectivos feministas que trabajan desde epistemologías y metodologías feministas indígenas y comunitarias, geografías feministas desde perspectivas antirracistas y un compromiso con la praxis feminista decolonial, están cambiando las formas institucionalizadas de geografía feminista que normalmente se encuentran en los departamentos de geografía de Brasil y México. En última instancia, las demandas de las geógrafas feministas decoloniales de hoy en América Latina están en línea con las geografías LatinX en los Estados Unidos. Dadas estas similitudes, ¿cómo creamos un diálogo y una acción constantes?
La geografía feminista latinoamericana decolonial y las geografías latinx han cuestionado profundamente al estado-nación en base a sus formaciones imperiales, coloniales y racistas. Al igual que Atzlan es un tercer espacio importante para las geografías latinx, Abya Yala es para las geografías feministas decoloniales latinoamericanas. Para construir sobre el trabajo de Faiver-Serna (2019) sobre el pensamiento espacial crítico latinx que avanza hacia una escala transnacional, este último debe ir más allá de los nacionalismos metodológicos y comprometerse con el espacio imaginario poscolonial y descolonial. El segundo aspecto a tener en cuenta para el diálogo entre geografías latinas y geografías feministas latinoamericanas es que existen importantes paralelismos entre la política relacional de la raza y la creación de lugares entre las luchas negras e indígenas (Pulido y De la Lara, 2018) en todos los países de las Américas. Cahuas (2019) ha afirmado que no habría geografías latinx sin geografías negras, y estas luchas relacionales también están presentes en los círculos activistas contemporáneos en las Américas.
Énfasis en el método y no en la teoría descolonial
En un texto previo he mencionado la importancia de hacer geografía feminista de manera descolonial y no necesariamente mediante la utilización de la teoría descolonial (Zaragocin, 2019b). Esto se debe a la sobre importancia que puede tener partir desde enfoques teóricos cuando el énfasis desde colectivas, colectivos y espacios de militancia geográfica es sobre el hacerla geografía. La defensa territorial desde los feminismos ha puesto mayor relieve sobre cómo defendemos el territorio de manera feminista más que desde una mirada feminista en particular. Segundo existe considerable tensión sobre cuál es el marco analítico de colonialidad más adecuado para el contexto de América Latina y desde la colonialidad de género. Por lo que el realce en el método, nos asegura que estamos haciendo geografía feminista descolonial resulte o no en teoría descolonial. Finalmente, el énfasis en el método y no en la teoría descolonial resalta la producción conceptual de manuales, guías y material desde la educación popular donde el nivel metodológico es el que nivel de mayor importancia en la construcción geográfica de conocimiento.
Descolonizar la interseccionalidad
La interseccionalidad a pesar de sus orígenes en el feminismo negro de EEUU, ha sido coaptado por agendas de feminismo liberal presentes en la política pública con enfoque de género, respaldadas por organismos internacionales. Enfoques críticos de la geografía anglosajona, han evidenciado cómo la interseccionalidad se ha utilizado para opacar la necesidad de visibilizar el racismo presente en la construcción de los espacios. La interseccionalidad desplaza la atención que merita comprender procesos de opresión como el racismo, el patriarcado y el capitalismo de manera separada. La utilización de la interseccionalidad en la geografía feminista facilita una comprensión superficial de las intersecciones de las opresiones y más preocupante aún, invisibiliza las discusiones que han quedado por fuera de la geografía feminista latinoamericana. La colonialidad de género y la racialización del espacio son discusiones que ameritan un tiempo y espacio específico. Además de lo expuesto, la metodología de la interseccionalidad es un tema pendiente aún. No tenemos metodologías en la geografía feminista que logren mapear la interseccionalidad y la colonialidad de género. Hasta el momento tenemos propuestas metodológicas valiosas que han logrado mapear el cruce entre sentires y variables de diferencia pero no sobre procesos de colonialidad de género con otras formas estructurales de opresión. Una tarea urgente para la geografía feminista descolonial latinoamericana es descolonizar la interseccionalidad que priorice la colonialidad de género.
Incomodidad como un ejercicio de rendición de cuentas radical
La descolonización en la geografía feminista implica lo que la geógrafa indígena intelectual Michelle Daigle llama la rendición de cuentas radical. Para Daigle, las geógrafas feministas rendimos cuentas frente a territorios y procesos de territorialidad donde somos los y las colonos. Esto implica pensar la blanquitud y el mestizaje como estructuras que encarnamos y que sostenemos en nuestras cotidianidades. Nos aleja de pensar a la descolonialidad como una analítica, y nos enfocamos en su materialidad. El encarnamiento de la tierra como están posicionando en el norte mujeres indígenas geógrafas y la propuesta de cuerpo-territorio en el sur, son formas de rendir cuentas de manera radical. Ambos enfoques nos imploran a comprender lo que representan nuestros cuerpos en ciertas territorialidades y cómo hacemos territorio desde el cuerpo. Cuando no hay una separación ontológica entre los cuerpos y los territorios, entonces no es una opción rendir cuentas frente a procesos y marcos analíticos de colonialidad.
Finalmente encuentro demasiado cómodo el ejercicio de situarnos y adaptar nuestros análisis a los reclamos de las geografías latinx, indígenas y de la negritud. Cuando los feminismos y los feminismos descoloniales están de moda, hay el peligro que se vuelvan espacios cómodos para quienes encaramos elementos de colonialidad. Hay una necesidad de rendir cuentas de manera radical que para América Latina sugiero significar estar incomodas. Varias geógrafas feministas indígenas nos provocan a comprender que un ejercicio de poscionalidad y reflexividad no es suficiente, porque es simplemente un ejercicio de reforzar los privilegios que ya de por sí son evidentes. Desde un ejercicio de translocalidad, me permito traducir el concepto de Michelle Daigle de rendición de cuentas radical a la discusión presentada en este escrito. Es decir comprendo la rendición de cuentas para la geografía feminista latinoamericana como un ejercicio de estar incómodas, de sentarnos en la incomodidad de lo que implican nuestros cuerpos y su bagaje histórico. Es demasiado cómodo adaptar nuestros análisis y reflexiones a nuevas corrientes bajo supuestos de que el reconocimiento de las diferencias es un logro en sí. Este es el paso previo de un diálogo y construcción más sostenida entre las geografías otras que están desafiando nuestro campo.
Conclusión
Para la construcción de una geografía feminista descolonial, sugiero no caer en nociones escencializadas del espacio y colonialidad. No toda la producción geográfica producida en el norte es colonial, tal como no todo lo producido en el sur es post o descolonial. Enfocarnos en las diversas formas de colonialidad de género y las respuestas frente a esta dinámica, se vuelve fundamental para continuar con un legado del feminismo latinoamericano descolonial que es justamente el diálogo entre viarias propuestas feministas (teoría chicana, teoría feminista postcolonial, teoría desde el feminismo negro entre otras). Un elemento fundamental delos feminismos actuales es la desobediencia epistémica que resulta en una pluralidad de acercamientos sobre la colonialidad de género. Hay que jugar con la construcción de conocimiento geográfico. Parte de eso, es poner mayor importancia en el método y noen la teoría. Cómo hacemos el feminismo descolonial latinoamericano es más importante que nuestra teoría lo sea. Luego está la construcción de relatos geográficos a nivel hemisférico que desafían la necesidad del estado-nación para realizar análisis transnacionales. Habitar un espacio incómodo desde una rendición de cuentas radical donde nuestros cuerpos-territorios son expuestos, son elementos necesarios para una geografía feminista descolonial.
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Notas