Reseñas
Reseña. Martín Lutero, renegado y profeta, de Lyndal Roper. Penguin Random House, Grupo Editorial, Barcelona, 2017, 621 p.
Reseña. Martín Lutero, renegado y profeta, de Lyndal Roper. Penguin Random House, Grupo Editorial, Barcelona, 2017, 621 p.
Revista tiempo&economia, vol. 5, núm. 1, pp. 141-147, 2018
Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano
| Roper Lyndal. Martín Lutero, renegado y profeta, de Lyndal Roper. Penguin Random House, Grupo Editorial, Barcelona, 2017, 621 p.. 2017. Barcelona. Penguin Random House, Grupo Editorial |
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Resumen: En octubre de 2017 se cumplieron 500 años del inicio de la Reforma Protestante. Para la ocasión he decidido escribir una reseña del libro Martín Lutero, renegado y profeta, de Lyndal Roper, profesora de Historia de la Universidad de Oxford, en Inglaterra. Este voluminoso libro de 621 páginas, es el resultado de diez años de investigación por parte de la autora en archivos alemanes y de otros países. El libro está estructurado en 19 capítulos, además de una exhaustiva sección de notas al final del estudio. Para efectos prácticos, esta reseña sobre temas económicos fue organizada en siete secciones que se presentan a continuación.
La minería
Martín Lutero nació en 1483 y creció en un territorio minero. Su ciudad natal se encontraba dentro del Sacro Imperio Romano Germánico, conocido con posterioridad como Alemania. Su padre era ?un trabajador del metal?, quien había pasado de la pobreza a la riqueza gracias a su trabajo en la minería. En la década de 1520 se asoció con otros inversores y llegó a tener siete hornos de fundición y cerca de 200 trabajadores. Sin embargo, los negocios no fueron bien para el padre de Lutero, quien no pudo pagar sus deudas, perdió sus minas y debió trabajar por un salario.
La minería era un mundo de gran complejidad financiera. Los cinco condes de la región de Mansfelder Land administraban las minas colectivamente y ejercían la jurisdicción por turnos. En la década de 1560, estos condes decidieron dirigir la actividad personalmente y la empresa minera quebró. Las minas se agotaron y no pudieron competir con la plata procedente del Nuevo Mundo.
Los empresarios de la minería no entendieron las nuevas relaciones económicas, que empezaron a imponerse desde principios del siglo XVI. No había ninguna teoría económica y no entendían cómo se generaba la riqueza: se preguntaban con cierta inconformidad por qué los inversores obtenían beneficios, mientras los propietarios de minas se empobrecían. Transcurrían las primeras décadas del siglo XVI y todavía faltaban más de dos siglos para que empezaran a formularse las primeras teorías económicas por parte de la escuela de los fisiócratas en Francia y más adelante por los clásicos en Inglaterra y Escocia, con Adam Smith como su principal exponente.
Según Roper, las duras experiencias de los propietarios de las minas dieron forma al pensamiento económico de Lutero. Éste atacaba verbalmente a los ?terratenientes interesados?, condenaba la avaricia, sentía aversión hacia banqueros como los Fugger, que ?pecaban? ejerciendo la usura y se oponía al intento de monopolizar fuentes de riqueza como los minerales. Su enfoque moralista no le permitió entender los mecanismos del nuevo capitalismo, por lo que condenó muchas prácticas comerciales por considerarlas poco cristianas.
Adicionalmente, los registros judiciales de la época indicaban que en las poblaciones mineras la violencia era generalizada. A principios del siglo XVI había 194 minas subterráneas y no se sabía claramente cuál era el límite entre una mina y otra, lo que generaba conflictos. Aparte de las externalidades ambientales y de salubridad de la actividad extractiva: la ciudad estaba cubierta de escoria y un lago cercano recibía las aguas con desechos de las fundiciones.
La educación y el Monasterio
El padre de Lutero era ambicioso y quiso brindarle a Martín la misma educación que recibían los hijos de los hombres más poderosos de la ciudad. Esta decisión implicó sacrificios familiares, como disponer de los ingresos de dos años de trabajo. Luego de estudiar en la universidad, Lutero ingresó al monasterio y se hizo monje, contrariando los planes de su padre, que lo tenía destinado para administrar el negocio familiar.
Lutero ingresó al Monasterio de los agustinos en Erfurt, la opción de los intelectuales, donde disponían de una excelente biblioteca y muchos de sus miembros enseñaban en la universidad. En esta ciudad, la poderosa élite mercantil urbana se había hecho rica gracias a los beneficios del comercio de añil, la tintura utilizada para colorear las telas de azul. En el monasterio escaló rápidamente, administraba varias iglesias y se dedicó a escribir cartas y comentarios a los Salmos. Esta experiencia le resultó muy positiva al momento que empezó a estructurar su propia iglesia.
El monasterio lo envió con otros monjes a Roma, para pedirle al Papa algunas excepciones. El viaje a Roma fue el más largo que hizo en su vida y la única vez que salió del territorio teutón. El viaje de un mes parece haber confirmado su sensación de que era ?alemán?. En todas sus obras habla de los italianos en términos negativos, incluyendo críticas al Renacimiento italiano. Las negociaciones en Roma fueron un completo fracaso. Los monjes no obtuvieron la exención para el monasterio: argumenta la autora que es posible que de ahí viniera su aversión a Roma y al papado.
Wittenberg
La ciudad y Universidad de Wittenberg se convirtieron en el escenario de la Reforma de Lutero, que cambió radicalmente la estructura social y económica de la ciudad. Una modesta universidad de provincia se convertiría en una institución de fama internacional.
La teología del poder de Lutero parece muy dogmática, ultra conservadora. No tenía experiencia con los valores democráticos de las comunidades municipales de Alemania del sur. Por eso, Lutero negaba que los hombres fueran capaces de poner el bien común por encima de su propio interés. Por lo anterior, Lutero no aceptaba más forma de gobierno que la del príncipe autoritario. También se mostró muy conservador en diferentes temas como el papel de las mujeres en la sociedad, su posición antijudía y su oposición al cobro de intereses por los préstamos.
El doctorado obtenido por Lutero en 1512 lo convirtió en un personaje público, una especie de rock star. Rápidamente se relacionó con el pequeño círculo de intelectuales, impresores y artistas, y se puso en contacto con la élite de Wittenberg. Hacia 1515 Lutero era responsable de once monasterios, demostrando ser un administrador capaz. Parece que había heredado de su padre la visión para los negocios y siempre insistía en llevar la contabilidad de manera clara y transparente.
Como profesor universitario, decidió utilizar en sus clases de 1515 la nueva tecnología de la imprenta inventada por Gutenberg. Sin duda le gustaba el trabajo intelectual, como dar clases y escribir comentarios sobre las Sagradas Escrituras. Además, Lutero era un predicador magnífico, pero tenía su lado oscuro: sus sermones estaban plagados de antijudaísmo. Lutero los acusaba de haber matado a Jesús, así como practicar la avaricia y la usura, consideradas como pecados por la iglesia católica y ahora por la Reforma.
En medio de esas polémicas con sus contradictores, el 31 de octubre de 1517 Lutero clavó en la puerta de la iglesia del Palacio de Wittenberg sus 95 tesis contra la iglesia de Roma. En su manifiesto ponía en cuestión todo el sistema de devoción basado en las indulgencias. En efecto, a finales de la Edad Media la iglesia católica expedía documentos que aseguraban el indulto de castigos luego de la muerte: pero ese salvoconducto tenía un valor que cobraba la iglesia de Roma, práctica que rechazaba y condenaba Lutero. Sus tesis se difundieron con gran rapidez: a los dos meses se conocían en toda Alemania.
Viajes, disputas y debate económico
Los jerarcas del Vaticano decidieron que las 95 tesis de Lutero eran heréticas y lo citaron a Roma para que se retractara de sus escritos. Era el primer paso de un proceso judicial que podía acabar con Lutero en la hoguera. Los condes alemanes que simpatizaban con las ideas luteranas lograron que el monje alemán fuera convocado a Augsburgo, una de las mayores ciudades del Imperio. Era la ciudad natal de la familia Fugger, los comerciantes más ricos de entonces, con intereses en Europa y el Nuevo Mundo.
Entre 1514 y 1515 se dio un debate sobre la usura entre Martín Lutero y el teólogo católico Johann Eck. Era un tema de enorme importancia para las familias adineradas de comerciantes del sur de Alemania, pues la iglesia seguía prohibiendo el cobro de intereses por préstamos monetarios. La mayoría de los prestamistas eran judíos, de ahí que la usura se asociara con el pecado. Además, las restricciones impuestas por la iglesia creaban dificultades a las grandes familias de comerciantes.
Eck defendió un interés del 5%, tasa que consideraba razonable y elaboró un argumento teológico, en el que se podía minimizar el riesgo y globalizar el crédito. La labor de Eck le garantizó el patronazgo de los Fugger y lo situó claramente del lado de los comerciantes e inversores de la época. Debido a su origen minero, Lutero, en cambio, se oponía al cobro de intereses por los préstamos, a la ética del capitalismo y a las nuevas prácticas económicas.
La corte electoral de Sajonia procuró por todos los medios que fuera el Emperador Carlos V quien decidiera sobre el caso de Lutero en vez de Roma. El Emperador fue el mismo Rey Carlos I de España, quien se encontraba no solo combatiendo a los turcos en el centro y este de Europa, sino también organizando la conquista del Nuevo Mundo, recién descubierto por Cristóbal Colón en 1492.
En 1520 ya Lutero era una celebridad y las multitudes acudían a su encuentro para ver al ?hombre milagroso que era lo suficientemente valiente como para enfrentarse al Papa y al mundo entero?. Lutero había apelado al Emperador contra el Papa y perdió, pese a haber evitado el martirio.
En sus debates contra el Papa usó la imprenta como una táctica brillante. La lógica del mercado dio un gran impulso a la causa de Lutero. Decidió traducir sus obras del latín al alemán para que fueran leídas por un mayor número de personas. Nadie había usado la imprenta antes para lograr un efecto de masificación de sus ideas y para desprestigiar a la iglesia católica.
El ?asunto Lutero?
En 1520, el ?asunto Lutero? era conocido por todos y afectaba no solo a la iglesia, sino también a la política, en la relación entre el Imperio y el papado. Para ese entonces la obra de Lutero había madurado y se notaba un ?estallido de creatividad intelectual?. Lutero llegó a la maduración de su teología paso a paso, debatiendo con sus antagonistas.
Lutero explotaba brillantemente en su retórica la oposición entre la curia, por un lado, y el Emperador y los príncipes alemanes, por otro. Afirmaba que Roma era un centro de negocios que estaba dejando a Alemania en la ruina. Era la retórica del hijo de un propietario de minas arruinado, que había visto cómo los grandes inversionistas, que manejaban el dinero, manipulaban el mundo de su padre. Pero Lutero no se imaginó que su retórica fuera utilizada por la emergente burguesía alemana y del norte de Europa para rechazar el férreo control que ejercía el Vaticano.
Para Lutero, las únicas autoridades capaces de hacerse cargo de la Reforma eran los príncipes alemanes: ni el Emperador, ni el Papa, ni los obispos. Las reformas propuestas por Lutero crearon escuelas, acabaron con la mendicidad, que se convirtió en un tema de justicia social, reorganizaron las instituciones de caridad, cerraron burdeles y clausuraron monasterios. Así mismo, el dinero de la caja común del municipio debía usarse no solo para aliviar las necesidades de los pobres, sino también para proporcionar préstamos a bajo interés a los recién casados y a los artesanos competentes. En el proceso, algunos gobernantes seculares protestantes no dejarían pasar la oportunidad de hacerse con el control de parte de las inmensas riquezas de la Iglesia.
En enero de 1521 Lutero fue expulsado de la iglesia católica, lo que le ayudó a aumentar su popularidad. En octubre de 1521 emprendió un nuevo proyecto: traducir el Nuevo Testamento al alemán. Lo tradujo todo del original del griego en menos de once semanas. Es la obra de un genio. El Nuevo Testamento de Lutero ha sido fundamental para la lengua alemana, pues su alemán se convirtió en hegemónico al unificar lo que hasta entonces había sido una serie inconexa de dialectos locales.
La guerra de los campesinos
En el otoño de 1524 comenzó lo que sería la mayor revuelta social en tierras alemanas. La imprenta desempeñó un papel crucial: los artículos de apoyo a esta guerra se difundieron rápidamente entre las diversas bandas de campesinos, quienes tomaron algunas ideas del luteranismo para elevar sus reclamos. De nuevo, Lutero se sorprende por la interpretación que dan los campesinos a sus ideas.
Cuando estalló la revuelta, Lutero, nieto de un campesino, fue incapaz de entender el punto de vista de los campesinos. Daba por sentado que el orden establecido era el correcto, incluida la posibilidad de ser propietario de otras personas (esclavistas o señores feudales).
También defendía los derechos de propiedad y el diezmo. En 1525 el ejército campesino se dividió, el ejército imperial se reorganizó y los campesinos fueron derrotados: murieron unos 6.000 y fueron hechos prisioneros 600. Lutero invitaba a la ?aniquilación, pública o en secreto, de todos aquellos capaces de matar? No hay nada más diabólico que un rebelde?. Se olvidaba Lutero que él mismo era un rebelde contra la iglesia de Roma y contra el Papa.
Consolidación de la Reforma
En 1531 los luteranos formaron una liga defensiva, conocida como la liga de Esmalcalda y pronto se convirtió en una gran fuerza política. En esos años, los luteranos aumentaron su número y tuvieron éxito en las elecciones a los concejos. En 1532, la paz de Nuremberg, firmada por 9 príncipes y 24 ciudades, garantizó cierta disposición a mantener una actitud tolerante entre católicos y protestantes. Pero la tragedia de la Reforma fue que Lutero había roto relaciones con casi todos los líderes evangélicos que hubieran podido asumir su papel.
A los 62 años, viejo y enfermo, Lutero regresó a su ciudad natal. Él nunca se desentendió de sus obligaciones relacionadas con la protección del negocio familiar, la minería del cobre y la plata. Los condes, que habían administrado las minas de manera conjunta, decidieron dividirlas para administrarlas de manera individual. Revocaron las concesiones de las minas, para que los fundidores se convirtieran en empleados de los condes. Nos dice la autora que Lutero fracasó en su intento de convencer a los condes de su error, pero el tiempo le dio la razón: el método de los condes fue un desastre y en la década de 1560 estaban arruinados.
Poco después de la muerte de Lutero, en 1546, algunos príncipes y ciudades evangélicas tomaron las armas en la guerra de la liga de Esmalcalda. El Emperador derrotó a los protestantes. Esta derrota se hizo sentir en todos los territorios alemanes, pues Carlos V castigó severamente su desobediencia.
Pese a la catastrófica derrota, el luteranismo sobrevivió, aunque fuera de forma caótica. Luego de la muerte de Lutero empezó a tomar forma toda una cultura luterana: se imprimían sus obras, sermones e imágenes. Su influencia también puede notarse en la música, la literatura y el arte. La música de Bach es profundamente luterana y constituyó la base de la música alemana durante siglos. También en Fausto de Goethe, la obra literaria alemana más conocida del siglo XVI, se observan influencias luteranas. El artista más famoso de Alemania, Alberto Durero, mostró su admiración por Lutero.
En síntesis, el libro de Lyndal Roper nos presenta a Lutero como un héroe difícil. Lo define como un personaje autoritario, intolerante, intimidante y arrogante. Fue un pensador inconforme pero osado, que logró dividir la iglesia de Roma, así como imponer una filosofía y un comportamiento de hondas raíces alemanas en su nueva iglesia, que en 500 años se extendió por todo el mundo.
Cinco siglos después de Lutero, en Alemania el número de creyentes católicos y protestantes se distribuían en partes iguales: con 30,8% vs 30,2%, respectivamente. Para el caso de Colombia no se tienen estadísticas oficiales o recientes, pero se calcula que los católicos pueden llegar a representar un 80% del total de la población, mientras los protestantes suman cerca del 17%. En Colombia y América Latina en general, la población evangélica ha crecido de forma constante desde mediados del siglo XX, principalmente en los sectores más pobres del país. Lo más interesante es que esta expansión ha ocurrido de manera pacífica, muy diferente a lo que sucedió en Europa durante los siglos XVI y XVII, o lo que ocurre en la actualidad en algunos países musulmanes, donde facciones islamistas fundamentalistas tratan como enemigos a los ?infieles? o personas que profesan creencias religiosas diferentes a las de ellos.
Los protestantes colombianos se han organizado en movimientos políticos y están participando en las elecciones regionales y nacionales por lo menos desde la década de 1990. Sus posiciones con respecto a la familia, la sociedad y la economía son bastante conservadoras y guardan poca relación con la ética protestante de los siglos XVII al XIX, estudiada por Max Weber y Harold Laski.