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Baltasar Pardal. Fundador de La Grande Obra de Atocha, una institución creada para educar a la mujer
Baltasar Pardal. Founder of La Grande Obra de Atocha, an institution created to educate women
Baltasar Pardal. Fundador de La Grande Obra de Atocha, uma instituição criada para educar a mulher
Revista Brasileira de História da Educação, vol. 17, núm. 4, pp. 3-24, 2017
Sociedade Brasileira de História da Educação

ARTIGOS


Recepción: 13 Octubre 2016

Aprobación: 15 Mayo 2017

DOI: 10.4025/rbhe.v17n4.971

Resumen: En 1913 llega a la ciudad de La Coruña un joven sacerdote, Baltasar Pardal Vidal, concretamente a uno de los barrios menos afortunados a nivel económico, cultural […] y abundante en cuanto a desestructuración familiar, precariedades […] es el barrio de Atocha. Desde el catecismo, funda una biblioteca para enseñar a leer y escribir a la vez que proporcionar cultura. Después le rondará la idea de hacer algo más grande para poder atender también a las adultas que tienen aún más difícil que las niñas el acceso a la instrucción. No con pocos inconvenientes, planifica lo que será luego La Grande Obra de Atocha, institución benéfica dedicada a los niños, niñas y mujeres con pocos recursos. En 1923 abre este centro que se va ampliando con los años hasta lograr atender y dar formación a niños en la escuela y a mujeres con la creación de una universidad popular femenina. Pasará unos años difíciles durante la II república por su carácter católico pero luego reabrirá de nuevo para dar continuidad al proyecto hasta el día de hoy.

Palabras clave: educación, catequesis, persona, mujer.

Abstract: In 1913 comes to town a young priest, Baltasar Pardal Vidal, specifically to one of the less fortunate to level economic, cultural [...] and abundant in terms of family dislocation, precariousness [...] is the neighborhood of Atocha. From the Catechism, founded a library to teach reading and writing to provide culture. Then it will be around him the idea of making something bigger to also care for adults who have access to instruction even more difficult than girls. Not with few downsides, is planning what will then be the big work of Atocha, charity dedicated to children, girls and women with few resources. In 1923 it opens this center that is extended with the years up to managing to attend and to give formation to children in the school and to women with the creation of a popular feminine university. It will happen a few difficult years during the republic II for his catholic character but then it will re-open again to give continuity to the project until today.

Keywords: Education, catechesis, person, woman.

Resumo: Chega em 1913 à cidade de A Corunha um jovem sacerdote, Baltasar Pardal Vidal, especificamente a um dos bairros menos favorecidos a nível econômico, cultural […] e cheio de desestruturação familiar, precariedades […] este é o bairro de Atocha. Desde o catecismo, funda uma biblioteca para ensinar a ler e escrever e ao mesmo tempo proporcionar cultura. Depois terá a ideia de fazer algo maior para poder atender também às adultas, que têm uma dificuldade maior que as meninas ao acesso à instituição. Não sem alguns percalços, planeja o que logo será La Grande Obra de Atocha, instituição beneficente dedicada a meninos, meninas e mulheres com poucos recursos. Em 1923 abre este centro que ao longo dos anos vai se ampliando até conseguir atender e formar meninos na escola e mulheres com a criação de uma universidade popular feminina. Passará alguns anos por situações difíceis durante a II república por seu caráter católico, mas logo reabrirá novamente para dar continuidade ao projeto até os dias de hoje.

Palavras-chave: educação, catequese, pessoa, mulher.

Baltasar Pardal

El 18 de agosto de 1886 nace el que será fundador de La Grande Obra de Atocha, Baltasar Pardal; en una pequeña aldea de Galicia cercana a Santiago de Compostela que tiene por nombre Santa Cristian de Fecha.

La mayor parte de su actividad la lleva a cabo en el siglo XX, hasta 1963 año de su fallecimiento, en plena dictadura del General Francisco Franco. Es un hombre sensible a los acontecimientos de su tiempo y cercano a los sectores más vulnerables de la sociedad; dos facetas que le conducirán como luchador incansable a desarrollar lo que será su obra en favor de la promoción social de hombres, mujeres y niños.

En el año 1900 ingresa en el Seminario de San Martín Pinario de la capital gallega y será aquí donde complete sus estudios eclesiásticos en 1909, graduándose como bachiller y defendiendo en el mismo mes su tesis de Licenciado en Teología, con el Título Deus distincte cognoscit omnia praeterita, praesentia et futura necessaria (Dios conoce distintamente todos los pasados, presentes y futuros necesarios).

El 1 de junio de 1912 es nombrado por el Prelado Cardenal Arzobispo Martín de Herrera, coadjutor para Santa María de Azogue, Betanzos (Información eclesiástica, 1912). Es en este momento y en este lugar donde comienza su labor catequística, que luego con el tiempo dará paso al nacimiento de una obra pedagógica levantada sobre los cimientos de un catecismo.

En esta ciudad se estructura la enseñanza del catecismo bajo la organización de tres sacerdotes que son Baltasar y los hermanos Senén y Adolfo Constela Costa, que constituyen la primera junta directiva con el objetivo de organizar la catequesis, reclutar catequistas y atraer a los niños. Durante la semana buscaban a los pequeños, designaban secciones, elaboraban listas, etc., para poder comenzar en la iglesia de Santo Domingo con su cometido pastoral.

Esta primera experiencia con los niños, dentro de la catequesis, fue despertando su interés por la educación integral de los mismos, cosa que convertirá con el tiempo en una de sus prioridades educativas. En estos momentos, y quizás llevado por el interés de aprender para trabajar con los muchachos, leía la revista Canto de Arena escrita por el que fue obispo de Málaga, y luego fundador de las escuelas del Sagrado Corazón en Huelva para atender a niños pobres, Manuel González. Sobre esta publicación el mismo Pardal comenta: “Su lectura ha hecho que el amor que yo sentía por los niños se fuera poco a poco convirtiendo en santa chifladura” (Pardal, 1919b, p. 6).

Poco duró su estancia en Betanzos; un nuevo destino le esperaba en la capital. Ocho meses después, toma posesión de su nuevo cargo como coadjutor de la parroquia de San Nicolás de La Coruña, el día 12 de febrero de 1913, con asignación de 50 pesetas mensuales, a cobrar por trimestres vencidos y con el destino especial de capellán del barrio de Atocha. Es aquí donde se centra en el catecismo de un grupo de niñas dentro de una vieja capilla que él mismo definía así: “Diminuta iglesia que estuvo a punto de cerrarse por ruinosa y abandonada y que providencialmente se conservó, gracias a unos cuantos caballeros, buenos y cristianos, que formaron la Junta de conservación del culto” (Pardal, en Gómez, 2015, p. 71).

Baltasar Pardal comenzó su labor dirigiendo un grupo de niñas que hasta el momento atendía el sacerdote Leoncio Barro Lage. Los primeros domingos asistió solamente para ver la manera de trabajo y luego progresivamente se hizo con el grupo; así Baltasar se quedó con las niñas en la capilla de Atocha y Leoncio con los niños en la de San Roque.

En el deprimente ambiente del barrio observa las carencias de las niñas y se preocupa de proporcionarles ropa y alimento, además de catequesis y cultura. Una de las primeras acciones en las que se ve palpable esta preocupación es en la creación de una biblioteca en la capilla de Atocha, para que las niñas tuvieran la posibilidad de acercarse a los libros, bien para leer, bien para aprender a leer. La fundación de la misma fue decidida en una reunión de catequistas el día 8 de febrero de 1914, pero no fue inaugurada hasta el día 17 de mayo del mismo año.

Los Comienzos

Es probablemente a partir de aquí cuando Pardal comienza a pensar en la idea de crear un centro donde pueda dar educación a las niñas y cultura a las gentes del barrio, centrándose de manera especial en las mujeres. Por entonces había en este enclave una vieja fábrica que Baltasar mira como posible local para levantar un centro social, asistencial, cultural y pedagógico, lo que sería La Grande Obra de Atocha, pero la falta de recursos le impedían adquirirla, aunque luego consiguió los medios para hacerse con ella.

En 1916 anuncia ya públicamente sus proyectos, lo que está visualizando que será La Grande Obra de Atocha; arriesgada comunicación teniendo en cuenta que no contaba en estos momentos con ningún tipo de recurso para poder ejecutar sus planes: “Nada teníamos entonces, ni un céntimo para la Grande Obra, ni un palmo de tierra para levantarla: en nada más podíamos confiar que es Dios […]” (Pardal, 1919c, p. 1).

En el diario El Noroeste del 19 de septiembre de 1916, en la portada aparece un artículo sobre el sueño de D. Baltasar y describe la situación actual del barrio de esta manera:

Cada barrio coruñés, tiene un sello especial que le caracteriza y distingue de todos los demás. La parte antigua de la ciudad es silenciosa, recogida, apacible con la dulce paz del poético jardín de San Carlos en donde la tumba del general inglés parece invitar a la meditación. El centro de la población es, por el contrario, bullicioso, inquieto, elegante, continuamente alborotado por el desfile de coches y automóviles, cruzando las avenidas siempre llenas de gente, en las cuales la belleza y el lujo de las mujeres ponen una nota gallarda y brillante. Monelos, […] Y en lo alto en ese camino de la Torre de Hércules, vecino al cementerio que se extiende a la orilla del mar semejante a un jardín el simpático barrio de Atocha, el más alegre de todos, alzándose como una niña que se empina en la punta de los pies, para mirar a las calles populosas por encima del venerable Campo de la Leña. Cada mañana o cada tarde avanza algún fúnebre cortejo hacia el Campo Santo; pero ni el lúgubre sonido del ‘fagot’ ni el triste canto de los salmistas, ni los carros mortuorios, ni los trajes enlutados ahogan la alegría de la Atocha que se asoma curiosa a las ventanas adornadas con tiestos de claveles y jaulas de pájaros. A veces, las buenas gentes hacendosas y pacíficas, se sienten conmovidas por la desgracia de algún vecino y organizan una suscripción para procurar un socorro al afligido y a veces también en noches de jolgorio, cuelgan unas guirnaldas de farolillos de balcón a balcón y danzan al compás del organillo callejero. Las verbenas de atocha son distintas a todas las demás de la ciudad. […] Son verbenas de gentes sencillas que gustaran de divertirse unas horas en un patio de vecindad. Las casas modestas insignificantes en su mayoría se agrupan en torno a la vieja capilla; una capilla estrecha, arcaica de piedras carcomidas y minúsculo campanario en donde todos los domingos el capellán D. Baltasar reúne a las niñas para explicarles la doctrina del Crucificado […] (El sueño de don Baltasar, 1916, p. 1, comillas del autor).

Es consciente de que tanta importancia tiene conseguir un local apropiado para llevar a cabo su proyecto, como recursos humanos cualificados capaces de desarrollar óptimamente la tarea que pretendía albergar en el interior. Así movido por la necesidad de formación para poder ejecutar su plan educativo, en 1917 realiza un viaje de estudios por España para aprender de otras obras semejantes a la que quería para su barrio de Atocha, y que se estaban desarrollando en este mismo momento en determinados lugares del país. Entre las escuelas y las personas visitadas, cabe destacar a Andrés Manjón que estaba llevando a cabo desde Granada una gran renovación pedagógica. De esta experiencia del sur del país coge lo que serán las bases pedagógicas fundamentales del sistema que va a implantar y por este motivo después en 1923, año de fundación de La Grande Obra de Atocha, enviará también a estas escuelas del Ave María a maestras de la institución coruñesa para formarse.

Después de recorrer el país en busca de las mejores maneras de hacer en materia educativa, regresó a Galicia, pero las cosas no fueron tan bien como quizá esperaba, porque aunque su obra era todo un ejemplo de la caridad cristiana, no toda la jerarquía de la Iglesia estaba a favor de dar su aprobación. A finales de año el cardenal Martín de Herrera, que considera inviables los proyectos de Pardal por la falta de recursos para llevarlos a cabo y para luego poder mantenerlos, hace lo posible para que estas ideas no vean la luz. En un intento de poder paralizar los propósitos de Pardal le propone elegir entre ser canónigo o seguir con el catecismo de Atocha. Indudablemente Pardal decidió continuar firmemente con su obra, por lo que Herrera buscó la manera de solucionarlo haciendo los dos cargos compatibles y es propuesto para la Magistralía de la Real Colegiata de Santa María del Campo.

Un año más tarde hace púbico su proyecto, muestra lo que quiere realizar en el barrio, La Grande Obra de Atocha, presentará tanto las ideas de las construcciones como del tipo de pedagogía que pretende implantar. Informa a la población de que La Grande Obra de Atocha consistiría en la edificación de una amplia escuela, talleres, iglesia y cocina y que la enseñanza se daría de acuerdo al método utilizado en las escuelas del Ave María fundadas por don Andrés Manjón. Eco de este hecho se hace en la prensa del momento y el arzobispo de Santiago, cardenal Martín de Herrera, que recordemos no veía viables las ideas de Pardal, al final da el visto bueno al proyecto, dejándolo así con libertad para poder continuar su sueño y ese mismo año, es presentado al ayuntamiento el proyecto de obra para tener su aprobación.

El día 29 de diciembre de 1918 a las cuatro de la tarde daba comienzo el solemne acto de colocación de la primera piedra. Lo presidió Doña Balbina Gómez Rodríguez y su sobrino José Gómez, donantes de los terrenos, y una multitud de amigos acompañados de la banda de Música del Hospicio. Bajo la primera piedra se colocó una caja con un número de cada uno los periódicos del día y varias monedas. Aprovechó Baltasar Pardal esta ocasión para explicar el objeto que persigue con su obra y sus proyectos.

Comienzan así a levantarse los edificios y mientras tanto Pardal, que continúa con las tareas del catecismo de las niñas y con sus obligaciones como sacerdote en la colegiata de Santa María, ahora aprovecha también para sacar una publicación periódica, que es la revista La Grande Obra de Atocha que editará hasta la inauguración del primer edificio. El fin que tiene esta publicación lo deja plasmado el director ya en el primer número editado: “El presente boletín sale cuando puede y se reparte gratis a todos los Protectores y Suscriptores de La Grande Obra de Atocha y a todos cuantos lo soliciten y tengan voluntad de contribuir con alguna limosna”.1

Esta publicación La Grande Obra de Atocha tiene como finalidad promover y potenciar el proyecto de La Grande Obra, dando a conocer sus fines, informando de los avances […] a la vez que tiene una función evangélica y de búsqueda de apoyo financiero. En este número primero cuenta lo que es la revista y la forma en que está estructurada, (Pardal, 1919a) La primera sección son los recaditos y tiene como fin tratar los temas de La Grande Obra. La segunda se centrará en el Catecismo, la tercera está dedicada a las niñas del catecismo y a las que quieran ser como ellas. Mi visita se llama la cuarta sección. Y el Banco de la Grande Obra será una sección aparte, pero dentro de la revista.

A partir de este momento nos encontramos con un polifacético Pardal: sacerdote, catequista, pedagogo y fundador; cuatro condiciones que ejercerá durante toda su vida.

Es el joven sacerdote además un individuo viajero, a lo largo de su vida en multitud de ocasiones acudirá a congresos, cursos, exposiciones… para coger ideas que luego adapta a su obra; estos desplazamientos le mantienen temporadas ausente debido además al tiempo de duración de los eventos, a las limitaciones de los transportes de la época. Como ejemplo de ello podemos citar el viaje realizado en 1922 con ocasión del Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Roma. Parte desde La Coruña el día 28 de abril y llega a su destino el día 5 de mayo; luego regresa el 11 de junio, con lo que pasan casi dos meses. En estas visitas que tanto esfuerzo conllevan intenta aprovechar el tiempo para coger ideas innovadoras que luego aplicará con objetivo de continuar su incansable trabajo a favor de los más pobres.2

En 1923 ya estaba todo dispuesto y en el mes de agosto se trabajó intensamente para celebrar la gran fiesta de inauguración el penúltimo día. No le faltaron contratiempos a Pardal; los últimos días de mes una huelga general paralizó a los obreros, por motivos ideológicos y políticos, había algunas revueltas en la ciudad y la noche del 29 al 30 el lugar donde iba a ser colocado el altar para la celebración eucarística de la inauguración de La Grande Obra de Atocha estaba convertido en un montón de virutas. Además de estas adversidades Baltasar también se encontró con inconvenientes gubernativos que lo presionaban para evitar la procesión que tenía programada ya que no había ninguna garantía de orden público y por la que se le llega a preguntar al fundador si quiere llevar la procesión entre bayonetas, idea que rechaza.

La Grande Obra De Atocha

El día 30 de agosto es la inauguración de La Grande Obra de Atocha, es el momento de mostrar la realidad de los sueños que surgieron hacía años y en los que algunos confiaban, otros no veían y unos pocos dudaban. Ahora el éxito ya estaba asegurado, los planes de Baltasar Pardal eran palpables y la ciudad tenía un nuevo modelo educativo, cuna de promoción social. Desde este momento, todos los años, continúa celebrándose el penúltimo día de agosto este aniversario, es por lo tanto el día Grande de La Grande Obra de Atocha.

Este día se inaugura solemnemente el primer piso, el más importante núcleo está ya listo para comenzar a andar con las puertas abiertas esperando llenarse de mujeres y niñas con ganas de caminar adelante. Es la fecha cumbre ya que a partir de ahora todo surgirá de aquí, el desarrollo posterior estará fundamentalmente impulsado en este momento. Los actos de la inauguración fueron preparados por el fundador de la institución benéfica escrupulosamente. El último número de la revista La Grande Obra de Atocha está dedicado a este acto y contiene un suplemento con el programa invitación para la inauguración. Es este número 29 de la revista, el último porque el fin para el que salió a la luz está cumplido, ahora ya existe La Grande Obra de Atocha real y por lo tanto la revista deja de tener sentido.

El día 2 de octubre del mismo año se inaugura la Gran Escuela que comienza con solo tres grupos que son de niñas (Tenreiro, 1985). Se agruparon, inicialmente según sus edades y poco a poco se fue haciendo la selección por conocimientos, lo que dio lugar a un mayor número de grupos. En el mes de diciembre, el día 20 la sección administrativa envía a la dirección general los expedientes de autorización ministerial para funcionamiento de escuelas privadas formadas por Baltasar Pardal, fundador de La Grande Obra de Atocha.

Pardal quiere preparar a las maestras dentro de su Institución de manera que puedan además acceder a titulación oficial y solicita a la universidad que estas estudiantes puedan examinarse en la Escuela de Magisterio. El 30 de abril de 1924 se publica que el señor rector de la Universidad Literaria de Santiago, por delegación del ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, conceda autorización para el funcionamiento de la escuela privada solicitada por Baltasar (La Grande Obra de Atocha) (De instrucción pública, 1924); y en octubre de 1924 las profesoras de la Obra empiezan a impartir clases preparatorias para alumnas de la Escuela Normal o de Magisterio.

En agosto de 1925 La Grande Obra de Atocha tiene matriculados más de mil niños en doce grupos con una profesora en cada uno. Son ya grandes logros los que ha conseguido el fundador Baltasar, pero La Grande Obra está aún incompleta, sus proyectos van más allá. Están ejecutándose las obras del taller de costura, pero aún no se han comenzado otras, como el cobertizo para poder dar clases al aire libre. Coincidiendo con el día grande, penúltimo del mes de agosto, se inaugura el segundo piso de La Grande Obra de Atocha y como sucedió en la inauguración del primer piso acuden a la cita multitud de asistentes entre los que cabe mencionar a Cándido García, vicario capitular de la archidiócesis, Antonio Fernández López, teniente alcalde; Manuel Reimúndez constructor, Juan de Ciórraga, arquitecto (Jomarpe, 1925) y 450 niños de los que se educan allí.

Al poco tiempo la obra de Pardal es ya un ejemplo de caridad, se están viendo en la calle los frutos de tanto esfuerzo, el pobre barrio en el que está situada, poco a poco va teniendo esperanzadores sueños de progreso que permiten a sus gentes volar hacia más amplios horizontes. Tan gran empresa es conocida en toda la ciudad y es por ello motivo de reconocimiento a su precursor en los premios a las virtudes sociales y apoyo a la moral de 1926, con el premio a la virtud sacerdotal recibiendo 250 pesetas por la obra que lleva a cabo haciendo renacer el barrio de Atocha a nivel moral y material (Premios a las virtudes sociales, 1926).

Este mismo año, 1926, se celebra en Granada el II Congreso Catequístico Nacional, y Pardal ya tiene un reconocido prestigio como catequista a nivel nacional, motivo por el que destaca en dicho evento. Desde ahora, además de moverse por toda la geografía buscando ideas, métodos, experiencias educativas, desarrollará una gran labor como ponente en cursos y congresos exponiendo sus experiencias del barrio de Atocha y participará también en exposiciones mostrando lo que se hace en el centro y la manera de proceder.

En 1927 los Reyes de España, Don Alfonso XIII y Doña Victoria Eugenia, visitan Galicia y en su programa se encuentra una parada en el centro educativo. Llegan a la ciudad el domingo 25 de septiembre y el día 26 acuden a la cita en la Institución fundada por Pardal; de las impresiones dejan constancia en el libro de Honor de La Grande Obra (Figura 1).


Figura 1
Baltasar Pardal y los reyes Don Alfonso XIII y Doña Victoria Eugenia.

Fonte: Archivo del Reino de Galicia.

Después de la visita regia, el gobernador civil comunica a Pardal las impresiones y felicitaciones comunicadas por parte de los monarcas y queda constancia de ello en la prensa local:

La visita que S.S.M.M. los Reyes de España (q.D.q) se han dignado realizar el día 26 del corriente a ‘La Grande Obra de Atocha’ ha constituido una página gloriosa para la nunca bien ponderada Institución fundada y dirigida por V.S. pues nuestros augustos Soberanos una vez girada con todo detenimiento y minuciosidad la referida visita han exteriorizado la grata impresión recogida de tal suerte que S.M el rey (q.D.q) encomendó al señor jefe de la Sección Administrativa de primera enseñanza de esta provincia D. Nicolás Arias Andreu, la redacción de un informe y memoria relacionados con ‘La Grande Obra de Atocha’ para que el gobierno de S.M. continúe apoyando con el máximo interés la bendita labor que V.S. lleva a cabo con el mayor celo, interés y entusiasmo en favor de la educación e instrucción de la infancia. Y ante tan grato resultado que no por esperado, conociendo la magnificencia de la obra que usted realiza deja de ser menos confortante cumplo el grato deber de felicitar a A.S efusivamente (La fiesta..., 1927, p. 1, comillas del autor).

Como consecuencia de la visita del los Reyes, se promulga una Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública se sintetiza de la siguiente manera:

Vista la memoria elevada por el jefe de la sección administrativa de primera enseñanza de La Coruña y en la que cumplimentando una notificación del Rey en su reciente visita a las escuelas de La Gran Obra de Atocha en la que se condensan auxilios que dicha entidad percibe para fines pedagógicos, el rey se ha servido disponer:

Que se tenga en cuenta la importancia de la misión de La Gran Obra de Atocha.

Que en los presupuestos del ministerio sigue figurando la partida de subvención.

Que las prácticas que realicen las alumnas normalistas tengan validez oficial.

Que se signifique el agradecimiento del Rey al fundador y director de la obra señor Pardal por los altos fines instructivos, morales y patrióticos de la gran Obra de Atocha (Sección oficial, 1928, p. 133).

Al año siguiente 1928, están funcionando las clases de adultas que comenzaron este curso, entre las enseñanzas que se ofertan están taquigrafía y mecanografía y se envió un informe de la Inspección provincial para que el Ministerio de Instrucción pública enviara máquinas de escribir a La Grande Obra (Instrucción pública, 1928).

En 1931 por acuerdo del Consejo de Ministros, el rey le concede la Medalla de Oro del Trabajo, por la labor asistencial y social que está realizando la Institución en La Coruña, noticia que aparece en la prensa nacional (Ministerio de Trabajo y Previsión, 1931).

En abril el día 14 se proclama la República como forma de organización del estado, sustituyendo a la monarquía de S.M. Alfonso XIII y ello conlleva grandes cambios en el país, entre ellos está la educación, ya que da gran impulso a la enseñanza oficial.

Baltasar Pardal se ve afectado como sacerdote y como director de La Grande Obra de Atocha, sufre las consecuencias que el nuevo sistema político conllevaba para los miembros de la Iglesia.

El martes día 19 de mayo, fue un día muy excitado en la ciudad de La Coruña y La Grande Obra de Atocha también se vio envuelta por los acontecimientos de desorden y confusión que reinaban en la calle. En este día de agitación social de 1931, en el Campo de la Leña, las vendedoras advirtieron de la presencia de mujeres recogiendo firmas y estas fueron insultadas y perseguidas hasta La Grande Obra donde pudieron refugiarse. Había enfrentamientos entre los que recogían firmas para elevar una exposición al gobierno solicitando el restablecimiento de la enseñanza religiosa y los que en contra atacaban esta postura a prueba de golpes, considerando culpable de la recogida de firmas al director de Atocha, Baltasar Pardal (La actuación..., 1931).

Se congregó una multitud de personas no afines al catolicismo a las puertas del edificio con actitud agresiva exigiendo el cierre de la Institución y agrediendo a algunas de las maestras. Una de estas mujeres relata así la manera en que Pardal pudo huir de caer en manos de los violentos: “D. Baltasar pudo evadirse por una salida secreta, en comunicación con una de las casas contiguas a la Obra, donde existía un colegio […]” (Tenreiro, 1985, p. 18).

Los simpatizantes de esta Institución, comerciantes, vecinos […] que intentaban apaciguar los ánimos fueron también agredidos, incluyendo dos policías que intentaron parar la situación y, el edificio para no sufrir un asalto de la muchedumbre tuvo que cerrar puertas y verjas. Fue necesaria la presencia de la guardia de Seguridad para que los niños del centro pudieran abandonar el edificio sin ningún incidente y a lo largo de la tarde se fueron disolviendo los grupos, restableciéndose poco a poco la tranquilidad. Aun así Pardal tuvo que evadirse por una de las puertas de la parte posterior y al anochecer salieron las profesoras quedando así el centro educativo totalmente desalojado e izando en el balcón principal la bandera republicana bajo vigilancia.

El miércoles 20, al día siguiente de la agitada jornada, cincuenta chicas menores, alumnas del centro, fueron a la alcaldía para pedir en el ayuntamiento la reapertura de La Grande Obra, pero por la gran algarabía que organizaban fueron retiradas. Quedaron los 1200 alumnos matriculados y los centenares de adultos que por la noche recibían enseñanza, sin centro al que asistir.

Un día más tarde, el jueves 21 de mayo se autorizó por parte del gobernador civil, comisionando al capitán de seguridad, señor Conde, la reanudación de las clases en el centro; accediendo así a las peticiones de los alumnos y familiares de los que allí estudian. Entre grupos de curiosos, accedieron con total normalidad los niños a las instalaciones, pero cuando llegaron las profesoras el recibimiento fue distinto, por medio de gritos y silbidos. El director estaba dentro del edificio, y este hecho enojó a la muchedumbre de la calle que con el transcurso del tiempo llevó a que aumentara la agitación social y finalizando la estampa con el aviso al gobernador que acudió con la guardia civil para proteger el edificio ante posibles desmanes. El caos reinaba en la calle, mientras un grupo de personas protestaban por la permanencia del fundador en el edificio, otro grupo colocó la bandera nacional que había sido retirada.

Cuando salieron las profesoras, el tropel de gente congregada había aumentado considerablemente y en medio de un gran alboroto insultaron e incluso apedrearon a las docentes. Los incidentes fueron de tal gravedad que la prensa nacional se hizo eco de ello.3

A consecuencia de estos hechos, un arquitecto de la ciudad hace llegar a la prensa local un documento para que sea publicado y en el cual manifiesta su repudio por lo sucedido denunciando los hechos en torno a La Grande Obra de Atocha. El escrito es publicado el día 23 pero no íntegramente por miedo a provocar aun más excitación vecinal. El arquitecto se expresa en estos términos: “Nunca hasta ayer he sentido el bochorno de pertenecer a un pueblo donde tales cosas puedan reproducirse” (Disturbios ante..., 1931, p. 1).

La Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas, del 2 de junio, prohibía la enseñanza a las Órdenes y Congregaciones Religiosas. Ante esta situación, Baltasar se ve obligado temporalmente a cesar el trabajo educativo y con La Grande Obra de Atocha clausurada, se dedicará de lleno a la organización del catecismo en La Coruña; y luego en el extrarradio4 para finalizar con el de toda la diócesis. Publicó en aquel tiempo también una ‘Colección de cánticos’ para el uso de los Catecismos y El A-Z de la catequista.

En enero de 1932 se viven de manera muy acentuada las consecuencias de la República en materia de instrucción primaria. Las corporaciones religiosas sufren la vigente legislación republicana y la ciudad vive una situación de alarma, porque muchos de los niños hijos de obreros, andan vagando por las calles debido a que siguen cerrados muchos colegios y escuelas. No existe un registro en el que aparezcan todos los niños que hay sin escolarizar, pero las cifras barajadas son en torno a los 5000, de los cuales, 1200 de estos, pertenecen a La Grande Obra de Atocha que también continúa cerrada. Ante esta situación la comisión técnica de la Federación de Amigos de la Enseñanza (F.A.E.) se pregunta si es que el Ministerio de instrucción pública tendrá interés en que el analfabetismo continúe creciendo (De enseñanza, 1932) y el 14 de febrero centenares de señoras pertenecientes a Asociaciones católicas de La Coruña acuden al gobierno civil para protestar contra el proyecto de congregaciones, y para expresar su deseo de que no se suprima la enseñanza religiosa (Centenares de señoras..., 1933).

Desde 1931 hasta 1934 las puertas de la Institución están cerradas oficialmente y abundan los intentos de incautación de La Grande Obra de Atocha, de sus instalaciones y enseres. Es la escritura de Fundación de carácter particular benéfico - docente, hecha a nombre de su fundador lo que hizo frustrar estos intentos, pero aun así costando grandes amarguras y pruebas (Tenreiro, 1985).

Hubo que esperar hasta el año 1935, para ver de nuevo en funcionamiento la Institución de Pardal. Fue el día 7 de enero de este año cuando se reabrieron las clases a petición del Gobernador Civil con una matrícula de 1196 alumnos, repartidos en 18 grupos (10 de niñas y 8 de niños) y un comedor gratuito, que el día 13 de enero funcionaba ya de manera regular con cincuenta niños y niñas atendidos por las profesoras de la obra. El comedor tuvo gran acogida por las necesidades existentes en los niños y por la abundancia de comida que se servía a los comensales, de manera que el primer día de febrero el número aumentó hasta los ochenta y tres usuarios. En noviembre, el día 21, el Ayuntamiento de La Coruña apoya esta labor asistencial asignando comida para cien niños en La Grande Obra, de esta manera el número aumenta hasta 150 beneficiarios de los cuales quedan cincuenta a cargo de la Institución. Este servicio funcionaba todos los días del año, la comida se servía también en los días que no había clase, ‘a los estómagos no se les puede dar vacaciones’, decía Baltasar.

En 1936, después del alzamiento nacional del 18 de julio, el futuro de los centros educativos de carácter privado confesional cambiará de suerte, aun así los años de la guerra civil serán duros para la nación y para la formación; ya en el curso 1936/37 se advierte un notable descenso en las matriculas escolares. El apoyo del gobierno a la religión y sobre todo en materia de educación, dará como consecuencia una política de expansión de las órdenes religiosas durante este periodo, se crea un plan para ofrecer préstamos destinados a la edificación de nuevos centros.

La actividad continúa en La Grande Obra ahora sin sufrir altercados y en el verano de 1937 las dependencias están a pleno rendimiento; en la época estival los niños han cedido su espacio a los adultos, que con distintos caminos profesionales han coincidido en los locales de Pardal. En agosto se habilita, como ocurre con otros centros coruñeses, para alojar a los quintos que se incorporan al ejército que son en la capital más de 8000 jóvenes (Un delegado militar..., 1936) y también se da comienzo este mes a los cursillos de perfeccionamiento del magisterio de la capital que durarán hasta finales de mes y a los cuales asisten más de 400 maestros (Los cursillos de Magisterio, 1937). Frenético mes debió de ser, ya que termina con una peregrinación de los participantes en el curso a Santiago, para ganar el Jubileo el día 29 y, al día siguiente 30 de agosto, se inaugura el seminario de maestras de La Grande Obra de Atocha con un grupo de jóvenes que habían terminado la edad escolar en la obra.

En la década de los cuarenta, pasada ya la guerra civil, el país vive bajo la dictadura militar del General Francisco Franco y La Grande Obra de Atocha ya reabierta, se encuentra en pleno desarrollo. Pardal es patrono ahora también de la fundación ’Álvarez de Castro‘ para doncellas pobres. Con la nueva situación política los sectores afines a la Iglesia viven un momento próspero por su conexión con el régimen. Comienza así la expansión de la Institución con la creación de nuevas fundaciones filiales de La Grande Obra de Atocha, primero en Pontedeume y luego en Betanzos, las dos en 1940 para dar respuesta a las demandas que le llegan desde estas dos poblaciones. En ese tiempo por los méritos cosechados, el Ministerio le concede el ingreso en 1942 en la Orden Civil de Alfonso X el Sabio con la categoría de encomienda (Orden de 16 de octubre..., 1942).

En estos años son muchos los que están siendo observados para valorar la fidelidad al régimen. Pardal como sacerdote simpatizante con un sistema nacional catolicista no debería de causar ninguna preocupación a las autoridades, pero aun así es investigado. Existe un informe sobre él en el que no aparece fecha exacta, pero indica que tiene sesenta años, de lo que puede indicar que fue redactado en 1946. Dicho informe lo considera simpatizante con el régimen y cita textualmente:

Pardal y Vidal, Don Santiago. - (Don Baltasar). Magistral de La Coruña. INFORME DE FET Y JONS: Licenciado en Teología, Magistral de La Coruña. Políticamente en derechas. Con anterioridad GMS sin constar estuviese afiliado se sabe era gran simpatizante de la política de Gil Robles manifestando gran entusiasmo en todas sus conversaciones. Actualmente deja entrever su simpatía hacia las antiguas derechas españolas sin poseer un espíritu nacional-sindicalista puede considerársele como plenamente afecto al Movimiento ya que en cuantas ocasiones le ofrecen lugar ensalza al Caudillo y habla con encomio de las Obras Sociales de la Falange. Hombre afable y de carácter bondadoso, demuestra un gran celo apostólico, siendo apreciado por todo el Clero en general. Es inteligente y de gran capacidad de trabajo, siendo el fundador de la Grande Obra de Atocha. En esta ciudad que actualmente va organizada en diferentes pueblos de la Provincia con el fin de dar enseñanza gratuita a niños pobres. Es generalmente querido por todo el pueblo de La Coruña. INFORME DE LA DGS: Magistral de La Coruña y licenciado en Teología. -60 años de edad aproximadamente. -constitución fuerte. -Persona de carácter enérgico, dinámico a la vez que paternal. -considerado como un verdadero Apóstol de la Religión Católica, teniendo grandes simpatías entre el Clero y población católica. -Buen orador sagrado caritativo y de vida austera. -Concepto público y privado magnífico, según opinión de personas solventes. -Adhesión al Movimiento y mantiene buenas relaciones con el Partido (Fundación Nacional Francisco Franco, 1993).

En 1950, el 22 de enero asiste en Santiago a la Asamblea diocesana preparatoria para el Congreso Catequístico de Roma que ya había comenzado a planear a finales del año anterior. Sus actividades habituales no cesan, y cada vez son más los compromisos y por tanto las responsabilidades adquiridas a nivel pedagógico, pastoral, social […] a los que responde de manera estoica, pero es la salud la que no responde a tan agitada agenda y le obliga a reposar durante unos días a partir del 13 de febrero.

El 7 de octubre 1950 viaja hacia Roma, donde se encontrará desde el día 19 con una triple finalidad: el congreso catequístico Internacional donde mostró valiosos trabajos e intervino activamente exponiendo sus experiencias; la Definición dogmática de la Asunción de María a la que asistió con fervor y le entregó sus anhelos; y el tercer motivo, presentar las Preces pidiendo el Decreto de Erección del Instituto Hijas de la Natividad de María para su consolidación institucional, patrocinado por el cardenal Quiroga Palacios.

Poco tiempo después recibirá noticias postales desde Roma en las cuales se le comunica que la Institución está ya formalmente incorporada a la Iglesia firmado el Decreto de Erección el día 11 de diciembre de 1950. El día 19 del mismo mes, el Arzobispo le comunica telefónicamente y ya de manera oficial esta aprobación. El 19 de marzo de 1951, el Prelado de Santiago firma la erección del Instituto secular Femenino Hijas de la Natividad de María. El ocho de abril se consolidó La Grande Obra de Atocha, asegurando su existencia, dotándola de los medios necesarios para sobrevivir a través del tiempo con el mismo espíritu con que fue creada por Baltasar Pardal Vidal, que a la vez que levantaba edificios formaba a aquellas niñas que comenzó a educar en 1913 y otras que se fueron uniendo para así continuar su obra. Nacía de esta manera el instituto secular ’Hijas de la Natividad de María‘ y el día 7 de abril de 1951 hicieron sus votos perpetuos privados 23 profesoras y la renovación temporal 52 miembros más (La Grande Obra de Atocha..., 1951).

En 1954 muere, quien fue su amigo y apoyo incondicional desde que llegara a La Coruña, Leoncio Barro Lage y en sustitución de este es nombrado el 30 de octubre Capellán Vicario de las Hermanas Capuchinas, como fuera antes Barro. Días después, el 17 de noviembre adquiere además Pardal el cargo de subdelegado de las Misiones de la diócesis. Es también en este momento, el día 26, cuando anuncia sus planes para encargarse del Grupo Escolar ’Ramón Bermudez de Castro y Pla‘, fundado por la Caja de Ahorros de La Coruña y terminará el año con el nombramiento de consejero de la misma entidad bancaria.

En la década de los 50 con motivo de la sociedad urbana, industrial y consumista de estos años, el país se va secularizando como ya ocurrió antes. Esta sociedad de mediados de siglo no producía ya tantas vocaciones como en los años cuarenta, pero aun así el día 31 de diciembre de 1954 da el retiro de fin de año a 161 miembros del instituto y les anuncia un cambio en el gobierno del mismo, aunque este no acontecerá hasta los años sesenta.

Su obra está consolidada en La Coruña, Pontedeume y Betanzos, pero sigue habiendo una necesidad de expansión y crecimiento para poder dar respuesta a un mayor número de necesidades. En Marzo de 1955 Pardal ya tiene organizado su viaje a América con destino Montevideo, con el objeto de fundar allí una institución similar a la de La Coruña y parte con siete miembros del instituto para la capital uruguaya. Cuando regresa a España, de camino, visita Caracas y después de observar y analizar la situación decide también llevar a cabo una fundación allí.

En 1959 el fundador tiene 73 años, hace 36 que donó a la sociedad su Gran Proyecto, continúa con un elevado número de compromisos con la Institución, la diócesis […] siguen creciendo las fundaciones americanas y aunque ha dejado responsabilidades en manos de sus hijas sigue pendiente de lo que sucede en su Gran Obra. Tan apretada agenda y que sus fuerzas ya no son las de aquel incansable luchador que llegó a La Coruña en el primer cuarto de siglo le pasarán factura este año y tendrá que coger obligado descanso para poder recuperarse. Comienza 1961 con los cada vez más frecuentes quebrantos de salud que le obligan a reducir sus actividades, aun así el 10 de marzo, se encuentra recuperado y preside la Asamblea de los Antiguos Alumnos, pero en el mes de agosto se siente nuevamente mal de salud. El día 30 recobra fuerzas y celebra el Día de la Grande Obra. Termina el año dedicando los últimos meses a la preparación de la primera Asamblea General del Instituto.

El 5 de enero de 1962, en la Asamblea General, fue elegido el Consejo Directivo del Instituto. Desde ese momento, Baltasar Pardal trata de no intervenir directamente como autoridad de gobierno del Instituto. Su salud se resiente cada vez más y el 15 de abril de 1962 emprende el que será su último viaje a América, primero a Uruguay, y luego a Venezuela, donde visita las cuatro fundaciones, regresando a España el 27 de julio.

En 1963, la salud de Baltasar Pardal está resentida, el día 19 de febrero se siente gravemente afectado por una embolia cerebral, de la que ya no recupera, y el tres de marzo a las tres de la tarde muere. Reposan sus restos mortales en la Capilla de La Grande Obra de Atocha.

Bibliografía

Centenares de señoras de la Coruña acuden al gobierno civil para protestar contra el proyecto de congregaciones. (1933, 15 de febrero). ABC, p. 20.

De instrucción pública. (1924, 30 de abril). El ideal gallego, p. 3.

De enseñanza. (1932, 16 de enero). El Imparcial, p. 5.

Disturbios ante la Grande Obra de Atocha. (1931, 23 de mayo). El Orzán, p. 1.

El sueño de don Baltasar. (1916, 11 de septiembre). El Noroeste, p.1.

Gómez, M.C. (2015). La Grande Obra de Atocha: ideario pedagógico, realizaciones escolares y promoción femenina. Salamanca, ES: UPSA

Información eclesiástica. (1912, 05 de junio). Gaceta de Galicia, p. 2.

Instrucción pública. (1928, 14 de abril). El Compostelano, p. 3.

Fundación Nacional Francisco Franco. (1993). Documentos inéditos para la historia del generalísimo Franco. Madrid, ES: Fundación Nacional Francisco Franco.

Jomarpe. (1925). La Grande Obra de Atocha. El Ideal Gallego, 2386, 1.

La actuación de las damas católicas de La Coruña promueve alborotos. (1931, 20 de mayo). El Sol, p. 8.

La fiesta del libro del gobierno civil. (1927, 07 de octubre). El Orzán , p. 1.

La Grande Obra de Atocha erigida en Instituto secular. (1951, 09 de abril). Hoja Oficial del Lunes, p. 2.

Los cursillos de Magisterio. (1937, 16 de agosto). Hoja Oficial del Lunes , p. 3.

Ministerio de Trabajo y Previsión. Reales órdenes, nº 389. (1931, 11 de marzo). Gaceta de Madrid, p. 1349.

Orden de 16 de octubre de 1942. (1942, 3 de noviembre). BOE.

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Pardal, B. (1919b). De nuestro catecismo. Revista La Grande Obra de Atocha , 2, 6.

Pardal, B. (1919c). Hoy hace tres años. Revista La Grande Obra de Atocha , 4, 1.

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Sección oficial. (1928, 12 de enero). El Magisterio Español, p. 133.

Tenreiro, M. (1985). Una vida consagrada a la niñez y a la juventud. Pontedeume, ES: E. H.San José.

Un delegado militar al hospicio. (1936, 14 de agosto). El Pueblo Gallego, p. 4.

A vuela pluma. (1931, 23 de mayo). La Voz de Menorca, p. 3.

Notas

1 Contraportada de las revistas La Grande Obra de Atocha.
2 En esta visita aprovecha para tener audiencia con Pio XI.
3 Durante el régimen republicano, los altercados producidos en La Grande Obra de Atocha ocupan en prensa 47 artículos, en 30 periódicos de 19 ciudades en 15 provincias españolas y dos publicaciones extranjeras en Argentina y Filipinas. Como ejemplo: A vuela pluma (1931).
4 Estos catecismos son El Ángel de la Guarda, Pelavea, Elviña, Pastoriza, El Burgo, San Pedro de Nos, San Juan de Pravio y San Jorge de Iñás.

Notas de autor

Maria Del Carmen Gómez. éDoctora en pedagogía. Profesora de Teoría e Historia de la Educación. Escuela Universitaria de Magisterio Fray Luis de León, Universidad Católica de Ávila (UCAV). España. E-mail: mgomezgo@yahoo.es
Jacinto Escudero Vidal. Doctor en pedagogía. Profesor de Teoría e Historia de la Educación. Universidad Pontificia de Salamanca. UPSA España
María Teresa Iglesias Polo. Licenciada en Pedagogía. Inspectora de escuelas de La Grande Obra de Atocha. GOA. España.

*Autor para correspondência: E-mail: mgomezgo@yahoo.es



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