Resumen: Este trabajo valora las posibilidades de aplicación de los emoji disponibles en la aplicación de chat WhatsApp al desarrollo de la competencia escrita en inglés como lengua extranjera entre estudiantes universitarios. El diseño cuasi experimental de la investigación se desarrolló con una muestra de estudiantes (N=22) que conformaban la población censal de una asignatura de la mención en Lengua Extranjera/AICLE del Grado en Educación Primaria de la Universidad de Cádiz, España. La naturaleza explicativa del estudio propicia un enfoque de tipo mixto, al incorporar datos de tipología cuantitativa y cualitativa, recopilados a partir de tres herramientas de investigación: un cuestionario inicial sobre las preferencias de los estudiantes en relación con la elección y el uso de emoji; una actividad académicamente dirigida que suponía la creación de un texto narrativo a partir de una serie de temáticas cerradas que incorporaba necesariamente emoji; y una entrevista final para indagar sobre la opinión de los estudiantes acerca de la posible aplicación de emoji en el aula de idiomas. Los resultados muestran potenciales beneficios en el uso de emoji como representantes del ámbito conceptual para el desarrollo de la competencia escrita en lengua extranjera. El estudio concluye con una serie de recomendaciones basadas en los principios teóricos y los resultados alcanzados con el objeto de implementar el uso de emoji a los procesos de enseñanza-aprendizaje de idiomas.
Palabras clave:emojiemoji,competencia escritacompetencia escrita,inglés como lengua extranjerainglés como lengua extranjera,enseñanza de idiomasenseñanza de idiomas,formación del profesoradoformación del profesorado.
Abstract: This paper evaluates the application possibilities of the emoji available in the WhatsApp chat app to the development of writing skills in English as a Foreign Language among University students. The quasi-experimental design of the research was developed with a sample of students (N=22) that made up the census population of a subject pertaining the specialization in Foreign Language/CLIL of the Degree in Primary Education at the University of Cadiz, Spain. The explanatory nature of the study favoured a mixed approach, incorporating quantitative and qualitative types of data, collected from three research tools: an initial questionnaire on student preferences related to emoji choice and use; an academically directed activity involving the creation of a narrative text from a series of closed topics which necessarily incorporated emoji; and a final interview to ascertain students' opinions about the possible application of emoji in the foreign language classroom. The results show potential benefits in the use of emoji as representatives of the conceptual field for the development of writing skills in a foreign language. The study concludes with a series of recommendations based on the theoretical principles and the results with the aim of implementing the use of emoji in the processes of language teaching-learning.
Keywords: emoji, writing skills, English as a Foreign Language, language teaching, teacher training.
Educação e Tecnologia
Valoración de las posibilidades del desarrollo de la competencia escrita en inglés como lengua extranjera a partir de la aplicación de emoji como elementos conceptuales
ASSESSMENT OF THE POSSIBILITIES OF WRITING SKILLS DEVELOPMENT IN ENGLISH AS A FOREIGN LANGUAGE THROUGH THE APPLICATION OF EMOJI AS CONCEPTUAL ELEMENTS
Recepción: 22 Diciembre 2019
Aprobación: 13 Marzo 2020
La evolución de las nuevas tecnologías de la información y su accesibilidad global, incorporando funciones multimedia aplicadas a los medios de comunicación tradicionales, ha supuesto la diversificación de la manera en la que nos comunicamos de forma remota (SCOLARI, 2018, p. 9), tradicionalmente supeditada casi en exclusividad al formato escrito. La inclusión de un lenguaje visual en los servicios de mensajería y Redes Sociales (FOTOGRAFÍA eCOMMERCE, 2019) es hoy un hecho incuestionable y prácticamente generalizado, hasta el punto de que ya comienzan a surgir estudios y artículos especializados sobre la concepción, utilización y características semántico-semióticas de dicho lenguaje (DANESI, 2016; EVANS, 2017), principalmente representado por el amplio catálogo de los emoji (EMOJIPEDIA, s.f.): una colección de elementos gráficos de claro origen conceptual que se han convertido en integrantes habituales de los actos comunicativos vía smartphone.
Los emoji representan una oportunidad inmejorable para revisar conceptos y nociones ya tradicionales en los estudios lingüísticos (VAQUEIRO, 2015, p. 24-32). La novedad del medio de transmisión por el que se difunden obliga, además, a recalibrar los enfoques y explorar nuevas vías de aplicación de esta modalidad de comunicación no verbal y sus conexiones con la expresión lingüística (MARTOS, 2016), además de analizar su comportamiento una vez convertida en herramienta de actividades didácticas orientadas al aprendizaje de lenguas (VAQUEIRO, 2015, p. 20). El campo de investigación es vasto, versátil y poco explorado, abarcando desde su empleo espontáneo por parte de los usuarios al análisis en entornos controlados orientados a la enseñanza de lenguas, maternas o extranjeras, bien como método para fijar contenidos semánticos o para el perfeccionamiento de las distintas destrezas (TEIXEIRA, 2019).
Dentro de esa posibilidad, la enseñanza de idiomas continúa siendo una actividad altamente debatible en términos de pedagogía (LONDOÑO, 2018). Frecuentemente, los docentes optan por un enfoque de tipo ecléctico o mixto, el cual se nutre de metodologías de diversas naturalezas (RIAZI; CANDLIN, 2014, p. 136). Con independencia de la metodología, el objetivo docente conlleva alcanzar el estadio máximo de desarrollo en competencias comunicativa y lingüística de los aprendientes. Esto supone una formación sólida por parte del profesorado en torno al conocimiento de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Para el caso de la lengua escrita en dirección productiva o writing, se trata de un ejercicio polifacético que requiere de varios enfoques que no necesariamente están conectados entre sí (CUMMING, 2015, p. 66-72). Además, esto implica que el docente debe poder contemplar un amplio abanico de alternativas que favorezcan y potencien el aprendizaje de la escritura, adaptándose a las necesidades actuales de los estudiantes.
Con la aparición en 2015 de Unicode 8 (YERGEAU, 2003), que incluye un amplio repertorio de palabras-imágenes, el uso de emoji se transformó en un nuevo y auténtico código de escritura (DANESI, 2016, p. 4). Los emoji comenzaron a posicionarse como una alternativa de acompañamiento válida a los elementos puramente lingüísticos (palabras), especialmente en ámbitos de comunicación informal (chats, Redes Sociales, foros, etc.) (CRYSTAL, 2011, p. 24). Sin embargo, cabe también la posibilidad entre los docentes de idiomas de plantearse la aplicación de emoji como recurso para el desarrollo de la competencia escrita desde diversas disciplinas lingüísticas (sintaxis, semántica y pragmática) (CRYSTAL, 2011, p. 23). En el presente estudio se analizan las posibilidades de uso y aplicación del catálogo de emoji disponibles en la aplicación de chat WhatsApp al desarrollo de la competencia escrita en inglés como lengua extranjera (EFL según sus siglas en inglés) con un grupo de estudiantes universitarios con el objetivo de determinar el valor de los emoji como elementos conceptuales, entre otros.
Resulta cuanto menos curioso que al abordar el relativamente novedoso tema de las consecuencias del uso de los emoji en actos comunicativos se suela empezar con el mismo dato: la elección en 2015 del smiley como palabra del año por parte del Oxford Dictionary (OXFORD LANGUAGES, 2015). Una anécdota curiosa si tenemos en cuenta que, en principio, ni siquiera es una palabra, pero que deja traslucir lo que se ha convertido en algo incuestionable en casi cualquier proceso de comunicación de esta primera mitad de siglo XXI: la incorporación del elemento visual como representante directo del ámbito conceptual en determinados medios escritos (MONTENEGRO; HERMENEGILDO, 2018).
Con motivo del día mundial del emoji (17 de julio), Moreno (2019) aporta una serie de datos cuantitativos generales que invitan a la reflexión: la cantidad de veces que el emoji anteriormente citado ha sido tuiteado (cerca de dos billones y medio, sin contar su uso en otras redes sociales ni en servicios de mensajería instantánea); el número total de emoji disponibles en ese momento en la lista de Unicode (3.019 y aumentando, divididos en diez categorías); o la conclusión por parte de la Universidad de Minnesota (MILLER et al., 2016) de que tan solo un 4,5% de los emoji son utilizados correctamente por todo el mundo (entendiéndose por un uso correcto el asignado por Unicode o Emojipedia), un porcentaje sorprendentemente pequeño y sintomático de que las diferencias culturales también tienen mucho que decir a la hora de interpretar elementos conceptuales. Con todo, tal y como apuntan Highfield y Leaver (2016, p. 56), la propia Unicode (2019) podría ser la responsable parcial de dicha confusión debido a las diferencias de diseño que pueden percibirse en un mismo emoji y que pueden dar pie a usos distintos del mismo dependiendo del sistema operativo o app que se esté utilizando.
No obstante, todas esas aseveraciones o generalizaciones, adecuadas para su difusión de cara a receptores no especializados, dejan entrever ideas ya conocidas en los diversos campos de la lingüística. En primer lugar, conviene recordar la básica Teoría de los Signos de Pierce publicada en 1910 (BURCH, 2014) y sus conceptos de objeto e interpretante, cuya aplicación en primera instancia no sería errónea en este caso: si el interpretante (aquí usuario) desconoce el objeto al que hace referencia el signo (en nuestro caso, el emoji), desconocerá también el uso de dicho signo. Mucho se habla de que los emoji tienen visos de convertirse en el lenguaje universal (VISO, 2017), pero, de momento, ese 95,5% de usos incorrectos por parte de los usuarios parece desmentirlo.
Sin embargo, ¿estamos hablando realmente de usos correctos e incorrectos de los emoji o nos estamos enfrentando a supuestos ya en estudio dentro de determinadas áreas lingüísticas? Wicke (2017) enlaza teóricamente a los emoji y su uso con el concepto de primitivos semánticos de Wilks (1975, p. 38), posteriormente desarrollado por Wierzbicka (1996) y Goddard y Peeters (2010) a través de la teoría del Metalenguaje Semántico Natural (NSM según las siglas en inglés): la existencia de un grupo de ideas esenciales e indivisibles que funcionan como ‘bloques de construcción’ primordiales en la creación de ideas más complejas. Dichos primitivos semánticos, por lo tanto, serían susceptibles de generar cualquier oración compleja en cualquier lengua. Sin ahondar en esta noción específica ni buscar puntos de contacto en más supuestos, sí es cierto que especialistas en el tema de los emoji como Evans (2017) ya han determinado este comportamiento en concreto: la imposibilidad de que el catálogo actual de Unicode sea suficiente para la comunicación de ideas complejas y la frecuente necesidad de organizar agrupaciones de emoji para dar con el significado deseado por el usuario. Como resultado, y como primera aproximación, consideraremos a los emoji primordialmente como lenguaje conceptual visual básico (CRYSTAL, 2011, p. 23).
Con todo, puede haber otras aplicaciones que trasciendan las habituales de la mensajería instantánea. En su análisis de la introducción de lo visual en las redes sociales, Highfield y Leaver (2016, p. 56) sostienen que el contenido visual constituye un componente esencial y detenta una posición central en la comunicación en línea dada su gran capacidad para destacar o matizar los contenidos e informaciones difundidas por estos medios o completar su contenido connotativo, ya que, bajo su punto de vista, los emoji pueden encerrar también significados individuales circunscritos a la interacción particular de los usuarios como individuos. Por otro lado, está la determinación del tipo de comunicación y sus consiguientes propiedades de Internet y sus diversos servicios, circunstancia ya advertida por Crystal (2011, p. 5) al constatar cómo los límites y las diferencias entre la expresión oral y escrita aparecen de forma más difusa en los nuevos medios. Evans (2017, p. 33) da un paso más en el análisis de esta misma circunstancia y la denomina textspeak, un entorno híbrido en el que los emoji desempeñarían, aunque de forma más limitada, las funciones del lenguaje corporal e incluso la entonación propia de la expresión escrita. No conviene dejar entonces en un segundo plano su carácter conceptual, directamente ligado al plano del significado (KRESS; ADAMI, 2010, p. 185-187). La versatilidad de los emoji engloba múltiples planos de análisis, pero en este trabajo nos centraremos en diversos aspectos de su uso estrictamente semiótico-semántico.
Evans (2017, p. 86) resalta la naturaleza pictográfica del emoji, en tanto en cuanto la imagen que lo compone representa la idea que pretende transmitir. Así, una primera clasificación del emoji como signo resulta plenamente acertada, aunque demasiado general. De hecho, y en lo relativo a este aspecto en concreto, los diversos autores que han analizado la formación y tipología de los emoji no se han detenido demasiado: Danesi (2016, p. 16) afirma utilizar los términos símbolo y signo de forma alternativa para referirse a ellos, lo que en nuestra opinión no es completamente exacto, ya que, siguiendo con la Teoría de los signos, en el catálogo de las diez categorías de los emoji conviven iconos, índices y símbolos, con diferentes niveles de representación fiel de los objetos correspondientes y también diversos grados de convencionalismo en la definición final de su significado.
Evans (2017, p. 90) prosigue con la limitación de los emoji en términos semánticos, puesto que en ocasiones el concepto que se pretende comunicar excede dichos límites y es necesario agrupar varios para completar el significado deseado. En consecuencia, los emoji desempeñan la función de palabras (recordemos que la traducción al inglés de la palabra japonesa emoji es picture-word) pero siempre incluidas dentro de un sistema lingüístico organizado. El estudio de Danesi (2016), desarrollado a partir de una encuesta a usuarios habituales de emoji, arroja un dato cuanto menos curioso al respecto: da igual el sistema lingüístico utilizado por el usuario, ya que el uso del emoji se adecuará a cada uno de ellos; es decir, la versatilidad y la universalidad del significado inequívoco de muchos de ellos propician esta premisa de constituirse como sustitutos de las palabras.
Determinada la caracterización teórica de los emoji desde un punto de vista meramente lingüístico, queda por analizar de qué forma estos parámetros pueden aplicarse al aula de la enseñanza de lengua extranjera, objetivo final del presente artículo. Si bien la idoneidad del empleo didáctico del emoji aún constituye un tema de discrepancia entre docentes (STUDY INTERNATIONAL STUFF, 2019), empiezan a surgir voces que destacan su validez práctica a la hora de mejorar los niveles de comprensión y aprendizaje, a la vez que actúan como elemento motivador de cara al aprendiente (LONDOÑO, 2018). En concreto, se señalan por casi unanimidad su utilidad en la enseñanza del vocabulario referente a emociones y sentimientos, el análisis eficiente y crítico del contenido textual y la correspondiente mejora de las destrezas de lectura (KING, 2016), o su consideración como herramienta de apoyo válida en otros ámbitos más gramaticales y semánticos, como la enseñanza de tiempos verbales narrativos, tiempos verbales en descripciones o traducciones de contenidos semánticos a emoji (BOYD, 2018). La asociación de los emoji como lenguaje visual al lenguaje textual admite un buen número de enfoques de análisis dependientes de su contexto de uso: gramatical, pragmático, conceptual, semiótico, semántico o didáctico. Sin duda, un campo por descubrir que puede añadir perspectivas muy interesantes al estudio de la comunicación humana.
Tomando los argumentos teóricos expuestos en la sección anterior como referentes, este trabajo indaga sobre los posibles beneficios de la aplicación de los emoji a la enseñanza de idiomas, concretamente al EFL, en relación con la producción escrita o writing. El alcance de la presente investigación determina que se trata de un estudio empírico original de corte explicativo (MADRID, 2001, p. 39; HERNÁNDEZ-SAMPIERI; FERNÁNDEZ-COLLATO; BAPTISTA, 2014, p. 108), ya que presenta una descripción del fenómeno social del uso de emoji y, muy especialmente, busca una explicación de las causas de dicho fenómeno para llegar a plantear aplicaciones docentes del mismo. Además, el estudio se articula a partir de las fases de desarrollo de una investigación de enfoque mixto (GRINNELL, 1997), al incorporar datos de tipo cuantitativo y cualitativo, enriqueciendo el propio trabajo. En último lugar, se caracteriza por ser una investigación cuasi experimental, al no existir un control absoluto sobre todas las variables existentes, así como sobre la muestra de participantes (N=22) examinada, que, además, representa el total de la población censal disponible, para la realización de la actividad que se detalla en la sección 3.3.2.
Sobre esta justificación metodológica, se establece un objetivo general (1) y dos objetivos específicos (2 y 3) de investigación:
Objetivo 1: analizar los resultados alcanzados tras la selección y el uso de emoji disponibles en la aplicación WhatsApp durante dos ejercicios dirigidos de traducción inglés-emoji y viceversa, y un ejercicio semidirigido de writing.
Objetivo 2: Indagar sobre la elección de emoji por parte de los informantes y determinar si resultan conocidos y suficientes para la comunicación de conceptos o ideas en plenitud.
Objetivo 3: Evaluar la relación entre lengua y emoji a partir de la aplicación de modelos lingüísticos preestablecidos que concedan a dichos emoji características de tipo semántico o conceptual.
La consecución de estos tres objetivos será utilizada para plantear los problemas-circunstancias-consideraciones que puedan darse en un contexto educativo de uso de emoji en trabajos dirigidos o semidirigidos, o libres e individuales, ya que la búsqueda de una posible traducción podría arrojar resultados diferentes si el uso de emoji es aparentemente más directo y espontáneo.
La presente investigación transcurre en el marco de estudios del Grado en Educación Primaria de la Universidad de Cádiz, España, durante el segundo semestre (febrero-mayo) del curso académico 2018-19. El grupo de participantes (N=22) representa la población censal de estudiantes que acudieron regularmente (80% de asistencia presencial) a la asignatura Competencia Comunicativa en Lengua Extranjera II (Inglés). La muestra de estudiantes está sujeta a un número limitado debido a las propias características como actividad de clase (por ello, se requiere una interpretación particular del contexto con vistas a una reproducción del estudio que abarque un mayor número de informantes). Dicha asignatura se encuadra en el cuarto curso del Grado, concretamente en la mención Lengua Extranjera/Aprendizaje Integrado de Contenido y Lengua Extranjera (AICLE) cuyo foco de estudio se centra en el trabajo con las destrezas en lengua escrita para direcciones receptiva (reading) y productiva (writing) en EFL.
Las competencias específicas de la asignatura se centran en el desarrollo idiomático de ambas destrezas en lengua escrita (CEO61: “desarrollar los componentes de la competencia comunicativa integrando las destrezas lingüísticas”), así como en futura labor docente (CEO62: “profundizar en el desarrollo de técnicas y recursos para la enseñanza de la competencia comunicativa en Educación Primaria”). Igualmente, entre los objetivos de aprendizaje destaca “conocer y desarrollar técnicas y recursos para la enseñanza de la competencia comunicativa en Educación Primaria”. Los autores consideran que, ante la evidente influencia de los emoji en los sistemas de comunicación escrita actuales (DINTERWEB, 2019), su inclusión en el contenido de la asignatura resultaba recomendable. Por tanto, se asume la decisión de incluir lo descrito aquí en forma de Actividad Académicamente Dirigida (AAD en adelante) de la asignatura.
La muestra de informantes se compone de 22 y 19 estudiantes, según el volumen de participación en cada una de las dos fases principales de trabajo de la AAD, quienes representan el 100% y 86% de la población censal de estudiantes de la asignatura, respectivamente. De entre todos, el 91% son aprendientes de EFL cuya lengua materna es el español, mientras que el resto son hablantes nativos de alemán. Todos sostienen que su nivel de competencia lingüística en EFL es intermedio o avanzado. En este sentido, los propios criterios de acceso a la asignatura exigen un nivel mínimo de A2 (usuario básico) según el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas Extranjeras (MCERL en adelante) (CONSEJO DE EUROPA, 2002) para poder participar satisfactoriamente en las dinámicas de clase.
El presente trabajo se corresponde con una metodología de corte mixto: por un lado, se procedió a la recogida de datos cuantitativos durante las tres primeras fases de trabajo (Tabla 1). Por otro lado, la información cualitativa recopilada en la cuarta y última fase aportaba las opiniones de los propios informantes durante una entrevista sobre la utilidad de la aplicación de emoji con vistas al desarrollo de la producción escrita en EFL. La hipótesis principal (1) de este estudio nace precisamente de esa posibilidad, extrayéndose de aquí otras dos hipótesis (2 y 3), todas ellas de tipo causal, atendiendo a la naturaleza descriptiva de la investigación:
Hipótesis 1: el uso de emoji potencia el desarrollo de la competencia idiomática en lengua escrita en dirección productiva a partir de la inclusión y el tratamiento del componente semántico de las palabras.
Hipótesis 2: el catálogo de Unicode no es suficiente para la comunicación de ideas complejas y es frecuente la necesidad de organizar agrupaciones de emoji para concretar el significado deseado por el usuario.
Hipótesis 3: la aplicación de emoji conlleva necesariamente una traducción de un modelo lingüístico preestablecido por el usuario, lo que le concede al emoji características semánticas y no conceptuales, por lo que la lengua domina en la organización de los conocimientos.
La Tabla 1 incluye el desglose de las fases de investigación según el orden desarrollado para la recogida de datos cuantitativos (Fases 1-3) y cualitativos (Fase 4):
La Fase 1 se corresponde con la validación del cuestionario sobre emoji. Se envió la información a seis profesores universitarios del ámbito de la enseñanza de EFL, para conocer su opinión sobre los emoji escogidos, así como las oraciones formadas exclusivamente con emoji. Todos los docentes eran españoles y hablantes nativos de español con un nivel avanzado de competencia en EFL según el MCERL.
En la Fase 2 se les hizo llegar a los estudiantes el cuestionario validado. A posteriori, serían esos mismos estudiantes quienes conforman la base para el presente estudio a partir de sus aportaciones. A este respecto, este estudio carece de grupo de control, ya que la propia naturaleza de la investigación consistía en la realización de una AAD, junto al trabajo realizado por los propios estudiantes y su valoración del mismo.
La Fase 3 constituye la sección práctica relacionada con la aplicación de emoji a un trabajo escrito semidirigido en EFL. Todos los participantes realizaron la AAD.
La Fase 4 estaba pensada para recopilar las opiniones de los estudiantes acerca del uso de emoji en las asignaturas de EFL en la etapa de Educación Primaria: el objetivo es recopilar información cualitativa para aclarar aquellos datos cuantitativos que son difícilmente interpretables.
El cuestionario fue respondido por el 86% (N=19) de los estudiantes. La validez de su contenido fue aprobado por seis docentes universitarios a modo de juicio de expertos con la finalidad de determinar el grado de comprensión del mismo, por un lado, y la elección de emoji, primero, y expresiones, después. Debido a esto, no es posible determinar la fiabilidad del cuestionario en términos de análisis de consistencia interna ni de análisis de la capacidad de discriminación de los ítems, ya que no se compone de preguntas estándar o escritas.
El cuestionario consta de tres secciones: la primera sección o Personal details se centra en la obtención de datos particulares para cuestiones de edad, competencia en lenguas extranjeras y la elección de las aplicaciones habituales de uso de emoji, por un lado, y los sistemas operativos preferentes para los usuarios, por otro. La Tabla 2 detalla las preguntas que se incluyen en esta sección:
En la Sección Analyse the following emoji and write the meaning you usually give them proponemos una serie de emoji con el objeto de obtener información sobre el significado que imperaba para los informantes. La elección de unos u otros emoji depende exclusivamente que todos podían acarrear distintas interpretaciones según la lengua materna de los implicados (el 95% eran hablantes nativos de español, mientras que el 5% restante lo era de alemán). En definitiva, los estudiantes debían anotar una interpretación personal del significado léxico de una serie de emoji seleccionados previamente y transcribir un conjunto de palabras y oraciones únicamente a partir de la libre elección de emoji. La Tabla 3 incorpora los emoji utilizados:
La Sección Rewrite the following words and sentences with emoji according to your mother tongue propone a los informantes una serie de expresiones en inglés que debían traducir a partir del uso exclusivo de emoji. En la Tabla 4 se pueden leer las palabras y oraciones incluidas en esta sección:
Una vez formalizado el cuestionario y analizadas las respuestas, se procedió a trabajar en la incorporación de emoji como parte del proceso de escritura de una redacción semidirigida en EFL. Esta actividad fue realizada por todos los estudiantes. Para ello, dispusieron de casi dos semanas (8-22 de mayo de 2019), siendo este el último de los tres ejercicios individuales obligatorios.
La configuración interna de la redacción se regía por las siguientes pautas que los estudiantes debían cumplir con el objeto de evaluar pormenorizadamente el uso de emoji como parte de un único escrito en EFL y estructurado según las características básicas de un texto formal o académico: (i) una introducción que incluye una declaración de tesis (thesis statement) basada en los temas propuestos al efecto; (ii) un desarrollo (body) estructurado en párrafos dispuestos según dichos temas y sus correspondientes frases enunciativas (topic sentences); y (iii) una conclusión. Los estudiantes tenían igualmente que entregar, a modo de anexo, todo el trabajo realizado como parte del proceso de escritura. Este proceso incluía las siguientes fases: pre-writing (brainstorming); organizing; drafting; revising and editing; y final draft.
De forma paralela a la delimitación de la estructura interna y el trabajo posterior de redacción, la actividad requería también el establecimiento de una serie de reglas básicas: (i) todos los estudiantes debían utilizar los emoji pertenecientes a la versión 2.19.188 de la aplicación WhatsApp para evitar inclusiones de emoji distintos que pudieran entorpecer o interferir con el análisis de los datos; (ii) cada oración debía incluir al menos un emoji; (iii) los emoji debían corresponderse con una categoría gramatical distinta, esto es, en el conjunto de la actividad debía haber, al menos, un emoji que representase un nombre, un verbo, un adjetivo, un adverbio, un pronombre, una preposición, una conjunción, un determinante y una interjección; y (iv) cada uno de los cuatro párrafos de los que debía constar el texto, al menos, tenían que incluir una oración completa compuesta solo por emoji. Para todos los casos, cada vez que un estudiante hacía uso de un emoji, debía escribir inmediatamente seguido entre paréntesis el significado léxico del emoji utilizado, es decir, el significado que el aprendiente le otorgaba a dicho emoji.
Los núcleos temáticos utilizados para la composición de las redacciones se establecieron según cinco propuestas, lo que implicaba que cuatro o cinco estudiantes trabajaron a partir de la misma temática: I am special because…; If I was a superhero, what kind of superhero would I be and what powers would I have?; What would you do if you won one million dollars?; Write about a time when you cheered someone up; y You just built a time machine.
La última herramienta de investigación consiste en una entrevista realizada a través de una plataforma virtual que sirve, a su vez, como repositorio de los contenidos y a las actividades propias de la asignatura. La entrevista fue enviada a todo el conjunto de estudiantes ante la dificultad que suponía reclutarlos una vez finalizado el curso, recibiendo respuesta del 41%. A continuación, se exponen las preguntas, replicando las mismas palabras trasladadas a los participantes. La primera hace referencia a una pregunta de tipo abierto con el objeto de recopilar opiniones sobre la aplicación de emoji al aula de EFL. En relación con la segunda, el foco de atención recayó sobre el elemento cultural propio de la enseñanza de idiomas, aprovechando el contacto de los estudiantes locales con otros internacionales:
Las respuestas del cuestionario revelan un panorama donde el 85% de los participantes confirma un nivel intermedio de EFL, mientras que solo un 15% reconoce un nivel avanzado (L2). La mitad del grupo asegura que también posee una cierta competencia idiomática en otra lengua extranjera (L3), concretamente en francés: un 35% afirma tener un nivel básico, mientras que un 20% alcanza un nivel intermedio. En lo que compete a una cuarta lengua extranjera (L4), solamente un 25% de los informantes reconocen esta capacidad. Por último, se hace referencia a quintas y sextas lenguas extranjeras (L5; L6) para un nivel básico.
El cuestionario revela también que todos los informantes usan los emoji de manera regular. Dejan constancia sobre sus preferencias acerca del uso de programas de chat o redes sociales: primero, WhatsApp (100%), Instagram (75%) y Facebook (70%); segundo, Twitter (50%) y Messenger (15%); y, de manera casi residual, Telegram, Hangouts y Snapchat (5%). Para ello, emplean, por orden de preferencia, los siguientes sistemas operativos: Android (50%); IOS (40%); y Windows (10%). Al respecto de los emoji disponibles en WhatsApp, los informantes asignan los siguientes significados según las categorías propuestas en la Tabla 5:
La interpretación de los emoji presenta resultados regulares en todos los ejemplos analizados, algo sobre lo que aparentemente no tiene influencia la lengua materna. No obstante, hay varias circunstancias llamativas que conviene resaltar:
Face with tears of joy: pese a que el uso mayoritario coincide con el asignado en origen (risa abierta), los usuarios también identifican este emoji con la diversión. No obstante, se puede observar que ambas acepciones están muy próximas en su uso desde un punto de vista semántico y conceptual, ya que, como representación gráfica, este emoji resulta bastante claro y determinante.
Flushed face: su uso se divide entre la mayoritaria representación de la vergüenza (que coincide con su significado original) y una expresión de sorpresa no especialmente agradable (aquí los ojos redondos primarían sobre un casi inapreciable sonrojo y facilitarían dicha interpretación). Podríamos afirmar que, como elemento gráfico, este emoji da pie a una cierta ambigüedad.
Smiling face with sunglasses: pese a que la denominación original de Unicode es meramente descriptiva y carente de connotaciones, los usuarios parecen haber llegado a un acuerdo tácito sobre su uso principal, el del orgullo o la arrogancia (ambas opciones representan el 100% de los usos). No se ha apreciado otro uso diferente a este.
Woman gesturing “no”: este ha sido el único emoji que ha obtenido un resultado unánime en cuanto a su uso, siendo coincidente además con el otorgado por Unicode: el “no” rotundo.
Weary face: Primer ejemplo de emoji mal interpretado, ya que el significado original de cansancio no ha calado en absoluto y los usuarios se decantan mayoritariamente por la ansiedad (63%) o el llanto (25%).
Woman facepalming: Práctica unanimidad en este caso al utilizarse principalmente como expresión de resignación o vergüenza. Si comparamos los resultados de este emoji con los obtenidos por el denominado flushed face, mucho más dispar, o el del gesto de “no”, podríamos intuir que, a priori, los emoji representativos de actitudes humanas mediante personas resultan más claros de cara a los usuarios que los tradicionales smileys.
Crying face: este emoji pertenece a una serie no demasiado clara debido a la gota que acompaña al smiley y que no siempre está bien interpretada, ya que, según los casos, puede ser una lágrima o una gota de sudor. Según Unicode, este emoji significa tristeza y llanto, uso que, si bien se ha registrado como mayoritario en la encuesta (96%), no ha sido unánime, siendo el uso alternativo el del cansancio (4%).
Call hand: este gesto con la mano que habitualmente significa llamada telefónica pero que lo mismo no es entendido por la gente joven en la era del Smartphone y el declive del teléfono fijo con auricular, optándose por otros significados como 'fiesta surf' o la más extendida en este caso: OK. Por lo tanto, no se trata del emoji más generalizado que muestra el pulgar hacia arriba (con el resto del puño cerrado), sinónimo de OK o aceptación, pero suele otorgársele la misma función.
Grimacing face: sorprendentemente, este es uno de los emoji que ha presentado una mayor variedad de usos en las respuestas a nuestra encuesta, a pesar de ser un ejemplo bastante expresivo en lo que a transmitir un sentimiento negativo de nerviosismo e incomodidad se refiere. Aunque dicha acepción ha sido la que ha obtenido un porcentaje mayor entre los encuestados (47%), también aparecen otras como la sonrisa falsa (16%) e incluso la felicidad (16%). En ningún caso se ha señalado como expresión de frío o escalofrío al existir una variante azul.
Love-You gesture: al igual que el anterior, también es identificado con OK, además de 'rock'. Puede ser que, por tratarse de un gesto perteneciente a la cultura anglosajona (es un compendio de las letras I-L-U hechas con los dedos), su significado original no haya calado aquí. Por otro lado, y al igual que en el caso anterior, también se le considera como el símbolo de 'rock' dada su similitud, aunque esta vez con el pulgar recogido.
Dashing away: identificado correctamente con velocidad o viento. Según la lista de Unicode, significa velocidad, pero lo cierto es que en el mapa de emoji (al menos en el sistema operativo iOS) aparece con los demás signos meteorológicos, lo que a priori puede crear confusión. Por su parte, en dos ejemplos se ha respondido con el significado de 'ventosidad'.
Folded hands: nos encontramos ante un emoji netamente polisémico en el que se conjugan los usos, expresiones y actitudes de diferentes culturas y su desarrollo cuando conceptos originariamente muy localizados pasan al acervo de usuarios ajenos a sus connotaciones y, o bien lo adoptan con su significado original o bien lo adaptan a su realidad cotidiana. El caso de folded hands es llamativo, ya que su significado primario es el de pedir algo o como sinónimo de 'por favor' en la cultura japonesa. Por el contrario, un usuario occidental que desconozca dicho significado tan culturalmente específico lo identificaría con unas manos en expresión de oración. Sin embargo, el uso japonés ha trascendido hasta convertirse en el más habitual también en occidente, lo que se ha reflejado en nuestra encuesta: 'por favor' consigue un 74% de aceptación y 'rezar' un 21%. No se ha registrado ninguna respuesta de otro uso más minoritario como 'choca esos cinco', aunque sí el de pedir disculpas (5%).
Slightly smiling face: tampoco hay demasiada unanimidad con el uso de este emoji, siendo quizá uno de los más ambiguos y oscuros de entre la selección de la encuesta. No es solo llamativa dicha disparidad de opiniones, también lo es el hecho de que los usuarios no sean capaces de determinar el trasfondo básico del emoji que determina su orientación (positiva o negativa) y su uso posterior, ya que los resultados han arrojado interpretaciones radicalmente opuestas: el 47% se decanta por el significado de felicidad y el 27% por el de sonrisa falsa o cínica. Además, sorprende que el restante 26% haya optado por otras soluciones.
El estudio de las frases y expresiones se estableció a partir de tres focos de análisis según los referentes teóricos presentados en la sección 2. El objetivo principal consistía en forzar una traducción desde un plano lingüístico a otro más semántico determinado por el empleo del lenguaje visual facilitado por los emoji. La selección de expresiones y frases propuestas combinaba significados muy concretos en los que no cabe la ambigüedad con respecto a su referente semántico (1, 3 y 4) con otras menos específicas o directas en las que la interpretación conceptual dependería más de la iniciativa del propio usuario a la hora de seleccionar sus emoji para llevar a cabo la traducción (2 y 5). El análisis se llevó a cabo según las tres siguientes premisas:
Coincidencias: ¿implican modelos o significados ya aceptados o no? En este primer punto se puede apreciar una correspondencia 1x1 en lo que atañe a las palabras del modelo y sus emoji equivalentes, de lo que se deduce que, al menos en los casos 1, 3 y 4 se han repetido emoji inequívocos y casi predecibles por la claridad de su contenido semántico. En el caso de la frase/expresión 1, muy estereotipada y con un alto grado de lexicalización, el emoji seleccionado por una amplísima mayoría de la muestra denota el nivel de convencionalismo alcanzado. Sin embargo, los ejemplos 2 y 5 no repiten el mismo patrón, siendo dispar en el caso del 2 (el único que obtiene una valoración mayoritaria en la columna del 'No' y una gran variedad de traducciones diferentes) y de porcentaje afirmativo con un valor considerablemente inferior a los demás en el análisis del 5. Esta categoría parece confirmar la Teoría de los primitivos semánticos (WICKE, 2017) en los casos en los que el significado de los componentes de las frases y expresiones modelo son claras, mientras que en los casos más abstractos o menos definidos se producen ejemplos de usos de emoji de significado próximo, aunque no sujetos a convencionalismos.
Estructuras sintácticas: ¿se adecuan a estructuras sintácticas del inglés o no? Según los resultados arrojados en las encuestas, la tendencia mayoritaria registrada denota una falta de correspondencia en cuatro de los cinco ejemplos entre el número de palabras de los modelos y los emoji seleccionados en sus traducciones con resultados negativos que oscilan entre el 65 y el 85%, esto es, los conceptos que determinan la elección de los emoji se consideran de forma más global por lo que no podemos confirmar una relación 1x1: se da preferencia a los conceptos expresados por los sustantivos y adjetivos, siendo los verbos y adverbios los más complicados de expresar, los que más se omiten y los que muestran menos unanimidad a la hora de llevar a cabo la selección de los elementos gráficos equivalentes. El único caso en el que no se ha dado esta circunstancia con un resultado positivo del 60% es en la primera expresión (Hello!), quizá propiciado por el hecho de contener un solo vocablo y que, además, es susceptible de un uso más normalizado entre los usuarios (los emoji más comunes en las respuestas han sido waving hand y person rising hand). No obstante, y como comentario final en este apartado, si bien el análisis de los resultados de la encuesta se ha centrado en la falta de correspondencia entre el número de palabras y el número de emoji en las traducciones, sí queremos reseñar el hecho secundario de que, en la práctica totalidad de los ejemplos, los usuarios han seguido el orden estructural de las frases/expresiones modelo, siendo la pauta lingüística la que ha marcado la disposición final de los elementos conceptuales.
Contexto: ¿existe una separación contextual a través de la suma de varios emoji para una palabra o no? En este apartado los resultados no han sido concluyentes dado que ninguno de los cinco modelos contiene palabras con referentes semánticos especialmente complejos y las traducciones correspondientes. Tal y como se ha analizado en la primera categoría, abundan las equivalencias 1x1 a excepción del modelo 5 (Come quickly!), que es el que presenta un porcentaje menor en la columna del 'No'. Cabría considerar si al fundamentarse en una forma verbal más que sustantiva y ser una expresión no tan habitual en los contextos propios de la mensajería rápida, no se estaría dando pie a una mayor libertad por parte del usuario para llevar la traslación del contenido a una expresión visual no tan prefijada. En cualquier caso, la pauta una palabra-un emoji parece que se cumple en esta categoría con regularidad, independientemente de que los emoji elegidos se correspondan con los mayoritariamente aceptados o no, indicando que los límites relativos al significado de los modelos están muy definidos y los aportados por los emoji en las distintas traducciones son prácticamente coincidentes, por lo que no ha sido necesario 'ampliar' contenidos semánticos mediante la incorporación de emoji adicionales y complementarios. A continuación, mostramos los resultados parciales:
Prácticamente en todos los casos se han aplicado los mismos emoji o un conjunto muy limitado de ellos, además de seguir la pauta gramatical marcada por los mensajes escritos de los ejemplos, tanto en los casos obvios (The door is red), como, sorprendentemente, en el que ha supuesto una dificultad mayor y un abanico de respuestas más variado (How are you?). Pese al número de emoji seleccionados para dar respuesta a este ejemplo, en bastantes ocasiones ha habido un emoji recurrente, el que significa shrugging o encogerse de hombros, que normalmente significa 'no sé', y aquí se ha convertido en sinónimo de pregunta, al igual que los smileys con actitud inquisitoria. Otro dato llamativo es la colocación del emoji corazón sinónimo del verbo querer en el ejemplo “I love my parents” al final de la secuencia. Por lo demás, las selecciones suelen ser bastante parecidas.
Según los resultados, el uso de emoji como herramienta didáctica, bien de forma individual o seriada, en un contexto de expresión escrita más elaborada y menos espontánea como la composición (herramienta común de aprendizaje de L2) resulta viable. Sin embargo, debemos tener en cuenta lo siguiente: el uso del emoji está dirigido, es decir, obedece al cumplimiento de unas reglas previas que atañen a la elaboración del ejercicio; su uso no corresponde al habitual (mensajería instantánea y Redes Sociales); y dicho uso está circunscrito a un medio escrito mayor con características propias que pueden determinar o 'contaminar' el uso habitual del emoji, es decir: limitar su uso espontáneo y funcionar como sustituto de signos lingüísticos (sustantivos y verbos principalmente), presentando una disposición más acorde con el de la oración que se pretende comunicar (y siempre explicados entre paréntesis con el término lingüístico exacto y su correspondiente categoría gramatical).
Cabría preguntarse si los informantes han utilizado los emoji de la misma forma en la que lo hacen en otros ámbitos, especialmente en el de las Redes Sociales, entorno en el que su uso e interpretación estaría a priori más 'normalizado' o acorde con el significado original otorgado en la lista de Unicode. El análisis de las composiciones arroja la conclusión que no es así y que los informantes han optado por aportar significados 'contextuales' y arbitrarios según conveniencia personal e individual, sin ningún tipo de consenso común previo, y al menos en lo referente a algunos casos (no en los más obvios y básicos). Así, la conjunción 'y' aparece como + en muchos casos, pero no en todos.
pero no en todos.Quizá por las circunstancias anteriormente citadas podemos determinar que nos hallamos principalmente ante un uso lingüístico, estrechamente ligado a la intencionalidad misma del ejercicio de composición. La naturaleza del emoji es claramente conceptual y, en consecuencia, está más cercana a consideraciones semióticas (basadas en la tradicional clasificación de las nociones aplicadas al signo: iconos, índices o indicios y símbolos, cuyas relaciones con el concepto referido pasa por diversos grados de arbitrariedad y convencionalismo según el caso). En los ejemplos propuestos es común que prime el enfoque lingüístico por encima de cualquier otra consideración, y si las palabras sustituidas por emoji son las semánticamente más significativas: sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios. No obstante, en ocasiones intervienen otro tipo de palabras gramaticales como conjunciones, preposiciones o determinantes, más vacías de valor conceptual, y para las que los informantes buscan alternativas a título personal con mayor o menor fortuna, en ningún caso de uso generalizado (pese a que hay coincidencias) y siempre perfectamente encajadas en la estructura gramatical propia del texto escrito.
La entrevista se desarrolló en un entorno online por no poder reunir físicamente a los participantes por haber terminado el periodo lectivo del curso académico 2018-19. Sin embargo, un 45% del total de estudiantes decidió libremente participar en dicha entrevista en la que se les presentaron dos preguntas: en primer lugar, una pregunta (¿cuál es vuestra opinión acerca del trabajo con emoji en el aula de EFL desde un punto de vista conceptual, es decir, la idea que dichos elementos gráficos sugieren y transmiten, tal y como habéis experimentado?) en la que se categorizó el conjunto de respuestas en cuatro grandes bloques. Las respuestas emitidas para esta pregunta otorgan a los emoji un valor conceptual que potencia la expresión de conceptos e ideas (40%), así como los sentimientos (20%), todo ello favorecido por la propia naturaleza del emoji como elemento visual (20%), apostando por la diversión que aporta el trabajo con su utilización (10%).
Para la segunda pregunta (¿de qué forma pensáis que el uso de los emoji es también aprovechable desde el punto de vista cultural, es decir, la inclusión en el aula de EFL de elementos interculturales a partir del uso de emoji?), sin embargo, se apunta casi exclusivamente hacia el tratamiento de los emoji a partir del alto número de opciones que se presentan para uno solo, lo cual, a su vez, puede hacer referencia a personas de diferente raza, etnia, origen, etc. (20%). Este hecho es el que impera entre los encuestados, aunque algo menos relevante que las propias interpretaciones de los emoji cuando se les pueden asignar distintas 'etiquetas' (nombres, adjetivos, adverbios, etc.) según sea en lengua materna (español y alemán) o extranjera (inglés). Con todo, los estudiantes también apuestan por el beneficio visual que aporta la incorporación de los emoji y su aplicación al aula (20%). Finalmente, solo algunos informantes (30%) no dieron una respuesta concreta a esta pregunta, por lo que parece que no tienen todavía un criterio definido sobre la posible aplicación de emoji a la enseñanza de idiomas. La Tabla 7 resume las categorías de todas las respuestas:
Los resultados de la presente investigación nos permiten atisbar los potenciales beneficios de la aplicación de los emoji a la enseñanza-aprendizaje de idiomas para algunos de los parámetros anunciados. La ventaja más destacada de la aplicación de los emoji a la lengua escrita apunta hacia la incorporación del elemento visual como representante del ámbito conceptual (HIGHFIELD; LEAVER 2016). Durante los diferentes ejercicios analizados, se han encontrado ejemplos prácticos de textspeak (EVANS, 2017, p. 33), en donde los emoji desempeñaban para los estudiantes funciones más propias del lenguaje corporal o de entonación. Igualmente, parece evidente que el uso de los emoji podría favorecer la enseñanza de tiempos verbales en textos descriptivos o narrativos (BOYD, 2018) y, para cuestiones más precisas, como la enseñanza de vocabulario relacionado con emociones y sentimientos (KING, 2016).
Todos los informantes tienen un conocimiento parecido del catálogo de emoji y tienden a utilizar una selección estándar y mínima, correcta si se la compara con los significados registrados en las páginas de Unicode (https://unicode.org/emoji/charts/full-emoji-list.html) o Emojipedia (emojipedia.org). No obstante, se observa una situación cuanto menos curiosa cuando los emoji implicados son menos conocidos o directamente desconocidos por pertenecer a otras culturas (I love U) o bien estar potencialmente desfasados (call hand). Debemos considerar la creación de nuevos significados estándar (DANESI, 2016, p. 128) que, o bien se basan en acuerdos tácitos o usos extendidos dentro de comunidades específicas, o son interpretaciones erróneas de otros emoji muy parecidos (entendiéndose por interpretación errónea la divergente con el contenido originariamente asignado por sus creadores). Para el contexto de análisis, el perfil estándar de los usuarios, junto a la aplicación exclusiva de los emoji que están disponibles en la aplicación WhatsApp, servían para evitar sesgos de interpretación en el momento de su selección (HIGHFIELD; LEAVER, 2016). No obstante, se ha podido observar cómo los participantes tuvieron que hacer uso de agrupaciones de emoji para, tal y como señala Evans (2017, p. 90), dar con el significado deseado.
No se han constatado diferencias destacables dependientes de la lengua materna, aunque sí una influencia gramatical determinante basada en los enunciados escritos en la disposición final de los emoji, lo que lleva a plantear si dicha influencia es condicionante para que las respuestas se diseñen de forma diferente a como sería el uso espontáneo de los emoji en un chat, es decir, si en ese contexto predomina su noción conceptual por encima de la lingüística/gramatical. Dado que tanto el cuestionario como la AAD contiene una serie de expresiones que determinan las respuestas, quizá se esté perjudicando el uso espontáneo de los emoji y su consiguiente estudio, bastante más interesante desde el punto de vista del uso de la lengua, no sólo en lo concerniente a la transmisión de contenidos conceptuales, sino también en el posible análisis de diferencias culturales y pragmáticas que incidirían en la apreciación de los conceptos mismos. Cabe señalar que, a este respecto, la concepción original de estos es mayoritariamente asiático: japonesa y china. Por tanto, ¿cabe la posibilidad de que los casos de usos ambivalentes en los smileys se deba a que reflejan emociones propias de las culturas asiáticas y que, por consiguiente, resulten desconocidas en los países occidentales? La ampliación de la transmisión de significados conceptuales quedaría amplificada con el uso cada vez más extendido de los gifs que resultan más expresivos, es decir, por su propio carácter animado, resultando más completos y precisos a la hora de mandar mensajes.
Estas conclusiones nos llevan a establecer una relación entre objetivos y subjetivos, por un lado, e hipótesis y subhipótesis, por otro:
Por último, se presenta una serie de consideraciones finales basadas en las referencias especializadas y los resultados de la presente investigación con el objetivo de facilitar la aplicación de emoji en un contexto de enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras:
Lengua emoji. Cabe preguntarse si podemos hablar de una lengua per se, ya que, a priori, carece de gramática (EVANS, 2017, p. 17). Sin embargo, cabría la posibilidad de analizar los resultados de una investigación similar en una situación de uso espontáneo de emoji, ya que en las diferentes actividades planteadas al grupo de informantes se utilizaron los emoji de forma dirigida en calidad de traducciones fundamentadas en estructuras gramaticales, es decir, se hizo de forma administrada o controlado.
Posible uso didáctico de los emoji y su alcance. Los emoji representan un sistema de comunicación, pero aún no pueden definirse como una lengua propiamente dicha. Cumplen con algunas de las funciones del lenguaje, pero no todas. Por lo tanto, y a efectos didácticos, los emoji deben representar una vía, un mecanismo alternativo dentro de una escala de actividades didácticas tendente a la consecución de objetivos tanto parciales y posibilitadores como finales.
Los emoji en la lengua informal y como medio de comunicación universal. En relación con el aspecto informal del uso de los emoji, Evans (2017, p. 24) comenta la sustitución de formas abreviadas por emoji en los procesos de texting (siempre desde la perspectiva de la lengua materna del usuario), con la circunstancia añadida de su aparición como sugerencia del sistema mediante la función de autocompletion, que se está convirtiendo en una forma de comunicación casi universal que transciende todos los grupos lingüísticos denominado textspeak (EVANS, 2017, p. 33).
Los emoji pueden evitar malentendidos lingüísticos al completar significados o añadir matices. Evans (2017, p. 35) introduce un elemento interesante al considerar los emoji como método eficiente para clarificar contextos humorísticos o irónicos y sarcásticos que podrían llevan a interpretaciones erróneas, especialmente cuando la expresión o comunicación de emociones son el tema principal. Evidentemente, debemos señalar que, en su mayor parte, nos estamos refiriendo a los denominados como smileys y alguna que otra metáfora más (como es el caso de la berenjena o eggplant). Dudamos que otros, con referencia a conceptos concretos, se rijan por estas mismas premisas.
Contextos y elementos culturales subyacentes. Destacamos aquí el componente cultural y su relación con los emoji. Evidentemente, el uso del emoji difiere cuando tiene lugar en la L1 (consideraciones de tipo pragmático e incluso semiótico, propios de los niveles ‘C’ del MCERL) o en la L2 (evidentemente, serían sustitutos gráficos literales de los conceptos que representan y que son los que se pretenden enseñar, más propios de los niveles ‘A’ y ‘B’ de dicho MCERL). Por lo tanto, lo que se supone que representa el emoji también contribuye a su significado (EVANS, 2017, p. 43), lo que no es tan inamovible o monolítico como en un principio podría pensarse. Lo positivo es que una misma herramienta podría utilizarse de forma diferente según el nivel comunicativo que quisiéramos practicar: en sentido literal y en sentido figurado.
Los emoji: un ámbito semántico limitado. A tenor de lo expuesto con anterioridad, bajo nuestro punto de vista, tendríamos que especificar en qué entorno estamos aplicando los emoji y si dichos entornos son los mismos para todas las lenguas. Sin embargo, en muchas ocasiones (en contextos dirigidos o no), y aunque la disposición de los emoji se guíe por las estructuras gramaticales de la L1 o L2, no conviene dejar de lado otras propiedades como la resultante de la acumulación de significados parciales (Zero Width Joiner) para conseguir uno completo.
https://periodicos.ufmg.br/index.php/textolivre/article/view/24074 (html)