Sociedad y Cultura o problemáticas de la Sociedad y la Cultura
La migración internacional en Ecuador: sus causas, consecuencias y situación actual
INTERNATIONAL MIGRATION IN ECUADOR: CAUSES, CONSEQUENCES AND CURRENT SITUATION
La migración internacional en Ecuador: sus causas, consecuencias y situación actual
Revista de Investigación del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales, núm. 14, pp. 73-98, 2018
Universidad Nacional de La Matanza

Recepción: 22 Mayo 2018
Aprobación: 26 Agosto 2018
Resumen: Este ensayo realiza una aproximación teórica al fenómeno de la migración en Ecuador, analizando cronológicamente sus causas, como los problemas socioeconómicos causados por las crisis financieras y la dolarización. También se realiza un análisis del perfil de los migrantes ecuatorianos en función de las actividades desempeñadas en los lugares de destino, así como el impacto económico de las remesas en el país. Finalmente, el artículo se adentra en las políticas organizadas por los gobiernos para el retorno y la situación actual de la migración en Ecuador.
Palabras clave: dolarización, migrantes, remesas, retorno, socioeconómico.
Abstract: This essay makes a theoretical approach to the phenomenon of migration in Ecuador, analyzing its causes chronologically, together with the socioeconomic problems caused by financial crises and dollarization. An analysis is also made of the profile of Ecuadorian migrants based on the activities carried out at their destinations, as well as the economic impact of remittances in the country. Finally, this article delves into the policies proposed by different governments in order to foster migrants´ return and into the current situation of migration in Ecuador.
Keywords: dollarization, migrants, remittances, return, socioeconomic.
Introducción
El presente trabajo tiene como objetivo realizar un análisis cronológico de los procesos migratorios internacionales en Ecuador, desde una perspectiva teórica, fundamentada en los estudios realizados en función de las causas de la migración, las consecuencias económicas y sociales, y las políticas públicas emergidas a partir de este fenómeno.
Primeramente, se hace una recopilación histórica de la dispersión geográfica del emigrante ecuatoriano en función cronológica. Luego, en un segundo acápite, se hace referencia a las causas que produjeron estos movimientos migratorios en cada una de las épocas. En un tercer apartado se analizan los efectos de la migración internacional de ecuatorianos y finalmente, una explicación de las condiciones actuales sobre la política pública en relación a la migración de los ecuatorianos en el extranjero.
Destinos migratorios de ecuatorianos en el tiempo
Cronológicamente, los estudios consultados establecen evidencias de movimientos migratorios internacionales de ecuatorianos a principios del siglo XX. Autores como Ramírez y Ramírez (2005), y Acosta, López y Villamar (2006) establecen como razones de los primeros grupos migratorios de ecuatorianos a las relaciones comerciales existentes con Estados Unidos por la creciente producción de los Panama Hat, las crisis económicas mundiales producidas por la Primera Guerra Mundial (1914<1917) y Segunda Guerra Mundial (1939<1945), así como los problemas existentes alrededor de la falta de políticas internas para el apoyo a los productores agrícolas, generándose así una serie de estampidas migratorias , en primer lugar hacia Estados Unidos y posteriormente a España, Italia y otros países europeos.
Ramos (2010) establece dos grandes períodos en la migración de ecuatorianos al exterior:
Se observa una migración internacional ubicada en el siglo XX con dos etapas características: la primera, de forma lenta, pasiva, con un flujo permanente, pero en menor escala, principalmente a Estados Unidos desde la década de 1930 y luego desde 1960 en mayor escala a Venezuela, Estados Unidos y Canadá. La segunda etapa, más agresiva, entre 1976 y los inicios de las años 2000 que alcanzan cifras pico con connotaciones de éxodo. En esta etapa se produce una feminización del proceso, en términos cualitativos, que implica una salida de mujeres, con cierta autonomía y una diversificación de los destinos (...) el fenómeno se urbanizó y feminizó desde la costa y zona norte hacia Europa, en especial España e Italia (Ramos,2010, p.45).
En cuanto a la emigración ecuatoriana a mediados del siglo XX, Radcliffe (1999) explica que los sujetos migrantes, en su mayoría, eran hombres jóvenes, que llegaron a las zonas metropolitanas de ciudades como Nueva York y Miami. De la misma forma, los estudios de Ramírez y Ramírez (2005) y Gratton (2005) determinan diversas causas para el inicio de los movimientos migratorios en el Ecuador con destino a Estados Unidos. Estos se detallarán más adelante.
Borrero y Vega (1995) establecen que, entre la década de los ‘80 y los ‘90, en Estados Unidos había alrededor de 47 000 ecuatorianos, aunque reconocen que no se puede hablar de un número exacto, dadas las condiciones legales y de movilidad que tenían que enfrentar los migrantes.
La complejidad de los requisitos para entrar a Estados Unidos, las crecientes medidas de seguridad y las dificultades relacionadas a la seguridad y burocracia que resultaba en una complicación al momento de intentar migrar, hicieron que, a partir de la década de los ‘90, el destino preferido de los emigrantes ecuatorianos fuera Europa, específicamente España.
Gratton (2005) explica que, hasta antes de 2003, los migrantes ecuatorianos no necesitaban visa para entrar a España. De esta manera, los datos del Instituto de Estadística Español (2003), muestran que, hasta esa fecha, había alrededor de 200 000 ecuatorianos que vivían principalmente en las ciudades españolas de Madrid, Murcia y Barcelona, en ese orden.
Esta información es corroborada por los estudios de Pedone (2002) y Sierra (2001), quienes establecen que, después de 1998, la emigración ecuatoriana en España se concentra en las ciudades de Madrid y Barcelona, motivados por las facilidades del idioma y las relaciones familiares ya existentes entre los migrantes.
Herrera, et al. (2006) explican que la elección de estos destinos se da principalmente por la oferta laboral, preferentemente en el trabajo doméstico y el cuidado de niños y adultos.
Los mismos autores determinan que la mayoría de la población migrante encuentra trabajo en el sector servicios.
De acuerdo al censo 2000, las mujeres ecuatorianas se distribuían de la siguiente manera: 20% en fábricas textiles, 15% en trabajo doméstico, 10% en trabajos alimenticios y un 20% ocupaba una amplia gama de oficios, tales como bibliotecarias, profesoras, agentes de ventas, oficinistas, ayudantes legales o médicas. En el caso de los hombres, estos se insertan en la rama de la construcción en un 20%, el 25% en la industria de servicios alimenticiosn y en ocupaciones profesionales o supervisión, se reportó el 10%: (Herrera, et al., 2006: 56).
En Estados Unidos, la población ecuatoriana se concentró sobre todo en las áreas metropolitanas de Miami, Los Ángeles y Chicago, siguiendo los movimientos migratorios de personas de países como Colombia, Perú y Venezuela (Gratton, 2005).
Herrera, et al. (2006) establecen que, después del 2000, la población ecuatoriana se concentró en los estados aledaños periféricos de las ciudades de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, debido a la aparición de nuevos nichos laborales en estos sectores.
Los resultados de estos estudios establecen una diferencia importante en la migración entre hombres y mujeres. Sus datos arrojan la conclusión de que los hombres prefieren como destino países como Estados Unidos, Colombia y Chile, mientras que se evidencia una mayor presencia de mujeres en Europa, en países como Italia, Suiza y Bélgica, existiendo paridad entre Inglaterra y España.
Hacia 2003, la población ecuatoriana en España era tal que constituía la mayor colonia migrante en el país (Camacho y Hernández, 2008). Estas autoras coinciden con los estudios de Herrera, et al. (2006), al mencionar que España y Europa en general eran los destinos más elegidos por las mujeres al emigrar, esto debido a que existía en estos países, demanda de mano de obra femenina para trabajar en servicios domésticos, cuidados personales y hostelería. “Existían menores riesgos en el viaje, un costo más accesible y afinidades culturales, lingüísticas y religiosas que facilitan su inserción, factores que resultan indispensables para desempeñar trabajos como el cuidado de menores, personas enfermas o ancianas” (Camacho y Hernández, 2008, p. 18).
Reher, Requena y Rosero–Bixby (2009) esbozan un perfil del ecuatoriano migrante típico en España: el ecuatoriano migrante en ese país rondaba la media de 27 años, lo que quiere decir que ha llegado ahí fundamentalmente para trabajar, mientras que escasean los niños y ancianos. Si bien las mujeres superan en número a los hombres, ambos han encontrado lugar en nichos laborales de limpieza, cuidado de adultos y construcción en general. Además, presentan un perfil educativo en general, menor que los españoles, con un predominio de titulados secundarios y una pequeña cantidad de titulados universitarios.
Gil y Domingo (2007) coinciden en este apartado. La población ecuatoriana suplió una necesidad de mano de obra que España, al momento, no podía solventar. Esta población laboral permitió el desarrollo y consolidación de la industria de la construcción, apuntalada por la gran cantidad de migrantes no solo de Ecuador, sino de países de toda Latinoamérica.
En este estudio se explica que, una vez alcanzado un número histórico de población migrante ecuatoriana en España, las políticas migratorias del gobierno español han ido restringiendo cada vez más las posibilidades de que la población de Latinoamérica pueda asentarse nuevamente en ese país, además de reconocer el aporte social, económico y cultural que han hecho los emigrantes ecuatorianos ese país.
Después de España y Estados Unidos, Italia es el tercer destino de la migración ecuatoriana. Si bien la población ecuatoriana no es tan importante en este país, existen comunidades formadas en ciudades como Milán, Roma y Génova.
En el último anuario publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Ecuador (INEC, 2011), se ve un crecimiento en la salida de población a partir de 1997, subiendo de 722.733 a 2’759.821, representando casi un 300% de incremento en el volumen de salida de personas del país. Aunque se aprecia un incremento también en el volumen de entradas, de 819 184 en 1997 a 2 826 666 en 2014, representando también un 300% de variación, correspondiendo esta cifra a la cantidad de ecuatorianos que retornaron al país después del feriado bancario y la estabilización económica.
En cuanto al perfil de los migrantes, la investigación de Camacho y Hernández (2008), muestra que, si bien desde mediados del siglo XX y hasta la década de los 90, los hombres migraban más que las mujeres, a partir de 1995 se evidencia un repunte en la cantidad de mujeres migrantes, y para 1999 las cantidades entre ambos sexos son similares. Como se había visto, las condiciones de trabajo en el hogar y en ambientes sociales permitieron que muchas mujeres salieran por su cuenta para mejorar sus condiciones de vida.
En cuanto al factor edad, la misma investigación, apoyada en los datos del INEC (2011), determina que más del 50% de la población migrante ecuatoriana tenía entre 18 y 30 años al momento de salir del país, y los hombres y mujeres de hasta 40 años constituyen ya el 80% de la población total migrante.
Se evidencia un perfil casi generalizado de las personas que abandonaron el país durante el éxodo migratorio de finales del siglo XX. Hombres y mujeres jóvenes, que se vieron afectados por las crisis socioeconómicas, que salieron del país para encontrar mejores condiciones.
Se puede ver cómo la migración internacional de ecuatorianos ha pasado por dos grandes períodos, marcados por hitos socioeconómicos. En la primera mitad del siglo XX, la crisis de los
Panama Hat motivó a que miles de ecuatorianos salieran del país con destino a Estados Unidos, Canadá o Venezuela. Mientras que a finales de siglo, una crisis económica sin precedentes, un feriado bancario y la dolarización del país provocaron la salida de cientos de miles de ecuatorianos a Europa. Las condiciones, como la facilidad para el ingreso en estos países, la eliminación de barreras lingüísticas coadyuvaron a la conformación de grupos y colonias de migrantes en diferentes ciudades de España e Italia como un fenómeno que marcaría la historia y desarrollo del país en los años posteriores.
Causas de la migración internacional de ecuatorianos
De acuerdo a los datos mostrados previamente, se evidencia que gran parte de los movimientos migratorios de ecuatorianos –al menos en volumen de personas –han sido producidos por factores económicos que han afectado en mayor o menor medida a la sociedad, dependiendo de sus características y circunstancias temporales específicas. Sin embargo, los datos consultados muestran cómo en el tiempo, las causas que han provocado los movimientos migratorios han sido diversas.
Probablemente la primera causa económica de la que se tenga registro, sea la crisis de los Panama Hat. originalmente elaborados en Montecristi, Provincia de Manabí y en la zona del Austro ecuatoriano desde el siglo XIX, zonas en las que se generaron grupos de producción del sombrero de paja toquilla que permitieron exportarlo, primero hacia Panamá, por la construcción del Canal de Panamá y la necesidad de los obreros de protegerse del sol y luego a Estados Unidos (Machado, 2014).
Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, el sombrero pasó de moda y su producción empezó a declinar, desatándose la primera gran oleada de migración ecuatoriana, especialmente a Estados Unidos, como se vio en el acápite anterior, dado que las familias de las provincias de Azuay y Cañar –zona en la que se concentraba la mayor cantidad de producción del sombrero, debieron encontrar otra fuente de sustento.
Ecuador sufrió una de las crisis económicas más importantes de su historia, “entre 1998 y 1999, el sistema financiero nacional fue afectado por el cierre o transferencia al Estado de más de la mitad de los principales bancos del país” (Larrea, 2004, p. 27).
La crisis incluyó un alza en los índices de inflación en los costos de los productos de consumo básico, así como un aumento del desempleo y una estabilidad y especulación económica generalizada. Por esto, en enero del 2000, el presidente de turno, Jamil Mahuad, adoptó la dolarización oficial de la economía del país.
La recesión producida por el feriado bancario y la dolarización en el país, motivó la salida de 200 000 ciudadanos ecuatorianos en 1999, y casi 400 000 hasta 2005. (INEC, 2011).
Sobre la crisis bancaria del país, Jokish y Kyle (2005), establecen que una de las principales causas para la emigración internacional de ecuatorianos, fue de carácter socioeconómico. Naranjo (2004, p. 67) realiza un aporte en este tema, pues manifiesta que la dolarización oficial “no hizo otra cosa que confirmar y formalizar lo que en la práctica diaria ya existía, esto es, una dolarización de facto o extraoficial generalizada”.
La dolarización, a la larga, permitió conseguir una estabilidad económica en la mayoría de hogares ecuatorianos. Sin embargo, supuso la necesidad de emigrar de muchos ciudadanos que vieron sus depósitos congelarse en las cuentas bancarias, perder sus empleos o no tener la capacidad de generar poder adquisitivo para mantener a sus familias. La mayoría de estos migrantes provenían de la zona del Austro ecuatoriano, especialmente en las provincias de Azuay, Cañar y Loja (Jokish y Kyle, 2005).
Barrón y Correa (2013), establecen que, en la época del feriado bancario en Ecuador, el producto interno bruto decayó en un 50%, y el desempleo aumentó de 2.1 millones, a 4.5 millones entre 1995 y 1998 (Banco Central del Ecuador, 2003), convirtiendo a esta en la causa principal para la emigración internacional de ecuatorianos.
Acerca de la situación socioeconómica de los ecuatorianos que emigraron durante la crisis económica producida por el feriado bancario, Camacho y Hernández (2008), establecen primero, que la gran mayoría de la población migrante de esa época correspondía a habitantes de núcleos urbanos. Las autoras determinan que
“la mayor migración internacional se produjo entre mujeres y hombres de los hogares medios y bajos de los centros urbanos, estrato que fue especialmente afectado por la crisis que vivió Ecuador al cerrar el siglo, y que no fue objeto de ninguna política para paliar el deterioro de sus ingresos y de sus condiciones de vida” (Camacho y Hernández, 2008, p.20)
La población empobrecida, entonces se empieza a configurar como una de las razones para la migración de los ecuatorianos al exterior. Los datos del INEC (2011), establecen que el 60% de la población migrante pertenece a los no pobres, el 13% a la pobreza extrema y el 27% a los sectores pobres. En esta parte, el trabajo de Ramírez y Ramírez (2005), sugiere que la población empobrecida, es decir, la población que con la crisis del 99 no contemplaba la solución a sus necesidades básicas en un futuro cercano, optó por migrar del país, como una respuesta ante la situación económica de la época.
Herrera, et al. (2006) concluyen en este apartado, que una gran población con características vulnerables o con cierta solvencia, configura la mayor cantidad de ecuatorianos que emigraron al exterior, por la razón de que contaban con los recursos necesarios para el traslado y llegada al país de destino, y que la población indigente o pobre es la que menos se ha desplazado, por no contar con estos recursos, o con la ayuda de otros migrantes.
El vínculo entre migración y desarrollo ha sido ampliamente abordado a nivel de la migración internacional. Herrera y Eguiguren (2014) anotan una dependencia de estas variables: la movilización de la gente se da debido a la necesidad de mejorar su situación económica, a la vez que se convierten en mano de obra en una ubicación geográfica en la que la variable del desarrollo está mejor establecida que en el lugar original de donde se viene. Como se puede ver, el vínculo entre migración y desarrollo en el Ecuador, está bien marcado por las crisis económicas, fruto de políticas de Estado que afectaron a la mayoría de ecuatorianos.
Además del tema socioeconómico, Pedone (2006), hace referencia al conflicto bélico entre Ecuador y Perú en 1995 y la crisis energética de 1995<1996 como un punto de inicio al tema migratorio en el país, por el estancamiento de la economía en este período. Posteriormente, los daños producidos por el Fenómeno del Niño en 1997, en la Región Costa del Ecuador y la posterior crisis bancaria completan este cúmulo de razones que propiciaron una salida masiva de ecuatorianos al exterior. Antes de 1998, las pérdidas económicas como resultado del Fenómeno del Niño alcanzaban el 14% del PIB.
En esos años, el país estaba sumido en una crisis política. En febrero de 1997 miles de personas se movilizaron para exigir la salida del Presidente de turno, Abdalá Bucaram, elegido apenas unos meses antes.
Pedone (2006), además reseña la crisis bancaria y la posterior dolarización como una causa fundamental para el éxodo emigratorio ecuatoriano:
La fragmentación y las desigualdades que ha provocado la globalización económica en los países pobres se hacen presentes en el Ecuador con extrema violencia. En 1999 la inflación subió un 98.8% y el sucre, la moneda nacional, se devaluó en un 161% entre abril de 1999 y enero del año 2000 (...). El Gobierno declaró unilateralmente una moratoria de la deuda externa que asciende aproximadamente a 15 000 millones de dólares (...). El desempleo se duplicó en apenas un año, llegando al 16% en diciembre de 1999 (pp. 86 – 87).
Los datos del INEC de 2011 establecen que un 77.5% de ecuatorianos salió del país con el objetivo de buscar trabajo, 8% fue llevado por su familia y 6% viajó por estudios. La condición socioeconómica, motivada por las razones previamente expuestas: el conflicto bélico con Perú, el Fenómeno del Niño y el feriado bancario, que causaron un gran impacto en la economía de la época, motivaron principalmente una salida masiva de ecuatorianos con la finalidad de encontrar un trabajo que satisficiera las necesidades básicas de la familia.
La investigación de Camacho (2008), que aporta una perspectiva de género, muestra que la mayoría de mujeres migrantes, salió del país con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la familia, también por la situación económica del país, para reunirse con otros familiares o por falta de empleo en el país de origen.
En cuanto al estado civil de los migrantes, los datos del INEC (2011) muestran que la mayoría de la población que salió del país era soltera, con un 47,3% en hombres y un 43,6% por mujeresn seguidos del porcentaje de la población casada que alcanzó un 40,2% y un 37,1% en hombres y mujeres respectivamente. Esta variable es importante porque determinará después los efectos que provocó la migración en las familias. Si bien se podría decir que todas las familias de los migrantes fueron afectadas de alguna manera, aquellas que tenían hijos pequeños que fueron dejados al cuidado de otros familiares, sufrieron efectos adversos diferentes, como se explicará posteriormente.
El INEC también aporta en la variable étnica de la población migrante. Encontramos que más del 90% de las personas que salieron del país eran no indígenas. Camacho (2008) explica esta variable como la falta de oportunidades educativas y económicas con las que se enfrentó la población indígena del Ecuador, que no permitió emprender o realizar una migración internacional.
Más allá de la cuestión socioeconómica, algunos estudios apuntan a una responsabilidad política en el drama migratorio internacional. De la Garza y Cortina (2009) anotan que los estados fuerzan a la población a migrar, al no hacerse cargo de la elaboración de políticas públicas orientadas a controlar el flujo migratorio que busca en forma desesperada conseguir mejores condiciones de vida, evadiendo responsabilidades del Estado y sus poderes, existiendo la posibilidad de fortalecer las instituciones, la toma transparente de decisiones y el mejoramiento de los servicios sociales. Al no hacer esto, colaboran irresponsablemente con el aumento del porcentaje de personas que migran con el objetivo de solventar necesidades básicas que no pueden ser cubiertas en las condiciones normales del país de origen.
Es evidente que las mayores causas para la migración de ecuatorianos en el tiempo han sido los factores socioeconómicos, empezando por la crisis de los Panama Hat y la posterior crisis financiera que provocó la dolarización de la economía del país. Se configura un perfil de ecuatoriano migrante que sale de su país de origen con el objetivo de mejorar las condiciones económicas propias y de su familia, dado que su propio entorno no le ofrece las condiciones necesarias para prosperar en este campo.
Efectos de la migración internacional de ecuatorianos
En este apartado, se concentran dos grandes efectos de la migración internacional de ecuatorianos. Por una parte está el drama familiar relacionado al abandono y destrucción de familias separadas por la marcha de los padres o jefes de familia a otro país, y por otro lado, están los cambios macroeconómicos producidos por las remesas o envíos periódicos de dinero hacia el país.
El impacto en las familias
Borrero y Vega (1995) afirman que “las diferentes formas de migración entrañan cambios sociales para la población afectada. Producen modificaciones estructurales en la familia, los hijos y la mujer.” (p.63)
Pedone (2006) habla de un cambio en el prototipo de familia que existía en años anteriores a la migración. Previo a esta existía la creencia y la costumbre de que la mujer era responsable de quedarse en el hogar y dedicarse al cuidado de los hijos. Como resultado de los grandes movimientos migratorios, este paradigma ha ido cambiando poco a poco, debido a la necesidad de las mujeres de migrar casi en la misma medida de los hombres, como se pudo comprobar en los datos del INEC.
También, como se vio en el perfil de los migrantes, tanto hombres como mujeres apuntaban a trabajos distintos al migrar. Los primeros en el sector de la construcción y servicios, mientras que la población femenina al cuidado y limpieza del hogar o de personas. Eran nichos laborales diferentes que hicieron posible que los ecuatorianos salieran del país con el objetivo de mejorar la situación económica de sus familias borrar: configuraron un esquema cerrado en el aspecto de que todos se vieron con la posibilidad de salir del país con el objetivo de mejorar la situación económica de la familia Pedone (2006), pone en primera instancia, una cuestión de género entre el hombre y la mujer migrante. Al haber existido una estructura social que determinaba el rol tanto de uno como de otro dentro de la sociedad, el hecho de que se configure el perfil de una mujer migrante rompía este esquema autoimpuesto y debilita el control que el hombre ejercía sobre la mujer desde tiempos históricos.
Esta ruptura en el esquema de género produce una problemática alrededor de la dinámica social existente en las familias ecuatorianas. Al tener que migrar tanto el hombre como la mujer, y convertirse en sostenes de familia por su cuenta, y dejar una familia completa en el país, se producen efectos adversos.
Herrera y Martínez (2002), señalan un cambio en la dinámica de las familias, y una discriminación social a los hijos de los migrantes, siendo estos la mayoría provenientes de sectores rurales o marginados. Mancheno (2010) anota un preocupante incremento en la deserción estudiantil y en la falta de interés de los propios niños y adolescentes en edad escolar, debido al modelo implantado de migración, originado por los padres migrantes. Noboa (2009), coincide en anotar dentro de los efectos de la migración, el cambio en la dinámica familiar, generando la aparición de nuevos roles, y la posible aparición de problemas sociales como estrés, abuso, deserción escolar, pandillas, etc.
La investigación de Ramos (2010) muestra cómo se ven afectados los niños y adolescentes que fueron dejados en el país una vez que sus padres hubieron emigrado al exterior. Esta autora se diferencia de la idea que se ha inculcado desde los medios de comunicación, al mostrar el drama de las familias de migrantes como núcleos de la sociedad destruidos por este factor. Ramos, a través de una serie de entrevistas realizadas a niños y adolescentes de familias de migrantes, rescata algunas variables:
La comunicación permanente entre padres e hijos. La evolución de la tecnología de telecomunicaciones permitió una comunicación ininterrumpida entre los miembros del núcleo familiar, primero con los teléfonos convencionales y luego a través de Internet, de mensajes o chats.
La toma de consciencia del cambio de una estructura familiar típica a una diferente, en la que los padres tuvieron que migrar para completar un deseo de mejoramiento de la situación económica.
La idea de que el factor económico es fundamental al momento de migrar. La causa socioeconómica producida por diversos factores ajenos a su control obligó a los padres a migrar a otro país, lo cual les beneficia desde el aspecto monetario, pues la familia que se queda en el país cuenta con un mayor valor adquisitivo, gracias a las remesas enviadas por los migrantes en el exterior.
Escobar (2008) señala una ruptura en el núcleo familiar de los elementos que quedan en el país. Cuando son los dos padres quienes migran, generalmente son los abuelos quienes se hacen cargo de los menores, y quienes son los responsables del manejo y administración de las remesas enviadas. Si bien se procura mantener un flujo de comunicación periódico, los niños y adolescentes experimentan un alejamiento emocional y afectivo, producto de la falta de la presencia de los padres.
El estudio de Escobar y Velasco (2008) también da cuenta de otros problemas a los que se ven enfrentados los niños y adolescentes que quedan en el país. La investigación, realizada en el cantón Cañar, muestra cómo se configura una vulnerabilidad latente en esta franja de la población, los niños y adolescentes están expuestos a maltrato, violencia, adicciones, deserción escolar, trabajos forzados y pobreza desencadenada por el mal manejo de las remesas enviadas por sus padres. Son dramas sociales que se desprenden del problema macro que constituye la migración.
Los estudios de caso de Carrillo (2008), sobre la comunicación entre padres e hijos de familias ecuatorianas migrantes, dan cuenta del uso de fotografías y conversaciones telefónicas para transmitir mensajes. Si bien estos elementos constituyen posibilidades interesantes para mantener el contacto en el núcleo familiar, el alejamiento está presente y por ende, el rompimiento de esa relación familiar, producto de la migración.
Sánchez (2004) anota también una estereotipación en los modelos familiares de los miembros que quedaron en el país: aquellos que, al recibir las remesas de sus padres o jefes de familia, adquieren más responsabilidad y cierto “Estatus Social” al manejar más dinero, y aquellos que experimentan frustración al no poder migrar.
Si bien era el padre o jefe de familia el que migraba primero en la mayoría de las situaciones, los estudios sobre migración alrededor de Latinoamérica muestran que poco a poco, la cuestión de género se fue equilibrando, y los migrantes tienen que enfrentar diversas situaciones adversas bajo muchas variables. Ansión, Aparicio y Nel (2009) anotan algunas:
Empleos que no corresponden al perfil profesional del migrante.
Disminución en el estatus laboral.
Jornadas laborales extenuantes.
Falta de comunicación con la familia en el lugar de origen.
Imposibilidad de reunir a la familia.
Los problemas sociales derivados de la migración son variados y su evidencia es compleja, puesto que se necesitan estudios profundos en la dinámica de las familias, la psicología de los miembros del hogar y los hábitos y costumbres de las personas que se quedan en el país. Aun así, los datos consultados muestran un deterioro evidente en las relaciones familiares, una afectación en aspectos psicológicos, académicos y personales de los hijos y demás familiares que dependen económicamente de los miembros que migraron para mejorar la condición financiera de la familia.
Las remesas: el impacto económico de la migración
Las remesas de los migrantes supusieron un impacto importante. En 2003 se recibieron 1450 millones de dólares por este concepto, constituyendo el 6% del Producto Interno Bruto (Banco Central del Ecuador, 2003).
Espinosa (2001), establece dos impactos importantes en el envío de remesas a Ecuador: por una parte, una disminución en la inserción laboral por parte de los perceptores, y una disminución en el esfuerzo laboral de quienes reciben las remesas.
Márquez, et al. (2004), concluyen que las remesas enviadas por los emigrantes ecuatorianos produjeron un aumento en la calidad de vida de la población, al otorgarles la posibilidad de contar con una mayor capacidad de gasto y adquisición, solventando necesidades que, de otra manera no hubieran podido ser atendidas.
Las remesas enviadas por los migrantes constituyeron el segundo rubro más importante en las fuentes de ingreso del país, después de las exportaciones petroleras (Andrade, 2009), lo que da cuenta de la importancia de estos activos dentro de la economía del país.
Jiménez (2009), también establece como efectos de la migración, el impacto macroeconómico experimentado por el país en los primeros años de la migración. El estudio de Acosta, López y Villamar (2006), concluye que el proceso de envío permanente de remesas de los migrantes ecuatorianos que trabajaban en el exterior, contribuyó a la reducción de la pobreza en el país. Si bien no constituye un elemento definitivo en los cambios económicos del país, sirve para sostener la economía desde un punto de vista específico, una caída en las exportaciones o un cambio en las políticas crediticias externas podrían haber provocado otra crisis económica en el país, independientemente del flujo de dinero enviado por los migrantes.
A nivel de Latinoamérica, el impacto de las remesas no ha sido tan contundente como en Ecuador. Canales (2007), explica que, tomando en cuenta el carácter inestable del envío de dinero por parte de migrantes, este a lo sumo podría mejorar la calidad de vida de la familia de destino, pero que no podría representar una estrategia para la reducción de la pobreza a nivel general, ni a las condiciones que la causan.
Falquez (2004) explica que la importancia macroeconómica de las remesas en el éxodo migratorio ecuatoriano, tiene que ver directamente con la fragilidad de otros elementos que alimentan la economía ecuatoriana. Es así, que el autor explica que, si bien las remesas han permitido mejorar las condiciones económicas de las familias ecuatorianas que dependen de los migrantes, es necesario hacer un análisis a futuro, puesto que el flujo de dinero no será siempre estable, y al perder el país ese ingreso de capital, podría ocasionar una nueva crisis económica interna, si es que no se gestionan los recursos de manera correcta, ahorrativa y responsable.
Si bien se aprecia el efecto económico producido por la migración, en el aumento de la entrada de activos al país, la mejora de la situación económica de las familias y la recuperación paulatina de la crisis económica y financiera sufrida a mediados del siglo XX, se pueden anotar otros efectos agregar: relacionados con la calidad de vida de los migrantes en los países de destino.
Efectos en la calidad de vida de los migrantes
Lagormarsino y Torre (2007) señalan la variable de fragilidad en la situación de los migrantes, especialmente en España e Italia. Las autoras, a través de su investigación, determinaron que muchas mujeres ecuatorianas migrantes no contaban con los elementos suficientes para experimentar una estabilidad laboral. Diferentes aspectos, como la falta de legalización migratoria, los empleos no reconocidos por la ley o el maltrato de sus empleadores configuraron esta variable de fragilidad, por la indefensión con la que contaban, al no estar en su país de origen, lejos de sus familias y sin una estabilidad laboral regulada por la ley.
La necesidad de búsqueda de un trabajo, independientemente si las condiciones estén dentro de lo legal, obligó a los ecuatorianos a prestar servicios que muchas veces no contaban con las medidas de seguridad pertinentes, a sufrir maltratos físicos y psicológicos de parte de sus empleadores, compañeros de trabajo o sociedad en general. El aporte de mano de obra para actividades que se consideraban “no profesionales”, aportó a una estigmatización del emigrante ecuatoriano en Europa, con los consiguientes efectos psicológicos y sociales que esto determinó.
También, como efecto, Moser (2011), anota el empoderamiento de los hombres y mujeres que consiguieron acumular activos en España, quienes mejoraron la situación económica de sus familias. Los estudios de caso de la autora muestran cómo las personas reconocen que la desigualdad de su lugar de origen en Ecuador, los limitaba, mientras que el proceso migratorio les permitió conocer otras condiciones y cambiar su mentalidad respecto a su propia situación.
Se podrían nombrar algunos otros efectos de la migración, más allá de los apuntados anteriormente. Atienza (2004) anota por ejemplo: la pérdida de una proyección de desarrollo propio, la aceptación de superioridad de otros modelos, los cambios en las pautas de consumo, las rupturas sociales intergeneracionales, la fuga de capacidades y el encadenamiento de otros procesos migratorios o fronterizos.
Todos estos efectos tienen una relación directa con el desarrollo económico, social y político de un Estado en cuestión, que por diversos factores, no tiene la capacidad de solventar las crisis que provocan los movimientos migratorios masivos.
El panorama actual de la migración en el Ecuador
Una vez superada la crisis financiera de finales de 1999 y principios de 2000, el flujo migratorio de ecuatorianos hacia Estados Unidos y Europa decreció, sumado a las crecientes exigencias de los países de destino en los trámites para visas de trabajo y residencia. Por esta razón, los datos del INEC muestran que, en 2011, el 60% de ecuatorianos salió del país con motivos turísticos, y apenas un 10% por negocios o trabajo. En 2015, el porcentaje de la salida por motivos turísticos se mantiene, y apenas un 8% sale del país por negocios o eventos.
En Ecuador, no es sino hasta 2007, año en que se crea la Secretaría Nacional del Migrante (SENAMI), a través del Decreto Ejecutivo No. 150 del 12 de marzo, y que se encarga de “la definición y ejecución de las políticas migratorias, encaminadas al desarrollo humano de todos sus actores, que servirá de enlace en todas las acciones de atención, protección y desarrollo del migrante, conforme a los objetivos del Estado ecuatoriano”.
El análisis de Moncayo (2014), sobre las políticas de retorno en algunos países de Latinoamérica, muestra cómo luego de la crisis económica mundial de 2008, se empiezan a generar acciones en favor del retorno de migrantes a sus países de origen, coincidiendo con la mejora de la situación macroeconómica de estos, y el deterioro en las condiciones laborales y sociales en los países desarrollados en Europa y Norteamérica, focos de la migración internacional de Latinoamérica.
En el caso ecuatoriano, la SENAMI planteó algunos proyectos, fortaleciendo las redes entre las familias de los migrantes y aquellos que se quedaron en el exterior, a través de campañas de comunicación e información, y también con programas de entrega de fondos no reembolsables para la ejecución de proyectos de producción agrícola.
Otras instituciones, como el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (MIDUVI), el Banco Nacional de Fomento (BNF) y la Corporación Financiera Nacional (CFN) se sumaron a estas iniciativas, otorgando beneficios en bonos de financiamiento para viviendas en el país u otorgando créditos para emprendimientos agrícolas e industrias.
Dentro de las políticas de retorno emprendidas por el Gobierno de Rafael Correa, también se incluyeron la exención de impuestos en el traslado de bienes que comprendan menaje de casa, la entrega de información, acompañamiento y asistencia a migrantes y sus familias.
Moncayo (2014), anota que, para lograr un verdadero vínculo entre el retorno y el desarrollo, es necesaria la iniciativa del Estado como principal responsable de la creación de políticas que mejoren las condiciones por las cuales originalmente la población decidió abandonar el país.
El estudio de Cortés (2011) señala que, si bien es pronto aún para decidir si las políticas migratorias de retorno en Ecuador han sido exitosas en alguna medida, es necesario reconocer que los escenarios de retorno de los migrantes, generalmente no coinciden con lo imaginado por los propios migrantes, especialmente en el sentido de la divergencia de visiones entre los estamentos políticos y la sociedad en particular.
Como se ve, las circunstancias que motivaron el gran éxodo emigratorio en la década pasada, fueron exclusivamente económicas, con los subsiguientes efectos e impactos sociales y financieros. Sin embargo, el involucramiento del Estado y el Gobierno en esta problemática, la institucionalización y apoyo a los migrantes, y la recopilación de cifras y datos reales sobre la migración internacional, han coadyuvado al mejoramiento de las condiciones de los migrantes y sus familias.
Es verdad que alrededor de Latinoamérica, otros países, como Uruguay, Bolivia o Perú han implementado incentivos y políticas que representen beneficios para migrantes retornados, pero es necesaria una evaluación de las mismas en un contexto multilateral, que aporte a la consolidación de modelos y el beneficio común de la población migrante a lo largo de los Estados. Espinosa (2004) establece a modo de conclusión:
Hay que decirlo en voz alta: la acentuación de la migración es resultado de la globalización, de la desigualdad imperante en los países latinoamericanos, de la falta de horizontes y de la generación de un imaginario típico del desarrollo que se puede enunciar diciendo que en los países avanzados se puede tener acceso a las oportunidades, al trabajo, a la educación, a un salario justo y a una sociedad democrática, a diferencia de lo que sucede en las sociedades atrasadas o de menor desarrollo relativo.(p,128)
Eguiguren (2011) señala que hay una responsabilidad directa del Estado en el control e intervención de los procesos migratorios. Si bien hemos pasado de una serie de factores económicos, sociales y políticos que han desencadenado crisis y éxodos humanitarios, se necesita una tutela estatal, un acompañamiento que determine soluciones y cambios en las políticas públicas, dado que los migrantes son ciudadanos de un Estado, pertenecen al mismo y son acreedores de derechos fundamentales. Una correcta implementación de política pública en el control de los motivos que fuerzan la movilización humana, es la tendencia que se abre campo como conclusión de los estudios sobre el tema.
Carlier (2007) complementa esta idea, explicando que la migración debe ser un proceso en el que el migrante tenga el reconocimiento de sus derechos, aun cuando sea una migración meramente por cuestiones laborales. Por eso se propone un diálogo interregional entre América Latina y Europa, para que se creen los órganos jurisdiccionales necesarios que permitan el correcto cumplimiento de los derechos de todos los migrantes.
Es justamente el proceso de globalización el que ha puesto en el mapa a los millones de migrantes de todo el mundo. Es a través de los estudios y las investigaciones que podemos entender las condiciones, las variables, las causas y los efectos de estos problemas sociales. Ponce (2004) sugiere que la importancia del ejercicio de los derechos humanos, radica en el reconocimiento por parte de los Estados, del nuevo concepto de ciudadano, que goza de derechos y deberes en cualquier lugar en el que esté.
Conclusiones
La migración internacional de ecuatorianos ha tenido dos grandes etapas: en la inicial crisis de los Panama Hat y en la crisis financiera provocada por el feriado bancario de 1999 y la dolarización de los 2000. Los grandes motivos para el movimiento migratorio de ecuatorianos han sido económicos. La idea de salir del país con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de uno mismo y los miembros que conforman la familia, ha sido el elemento común en los cientos de miles de ecuatorianos que salieron del país en esos años.
En una primera instancia hacia Estados Unidos, y posteriormente a Europa, principalmente a España e Italia, es donde los ecuatorianos migraron con el objetivo de trabajar y mantener a sus familias desde la distancia. Los ecuatorianos en el exterior encontraron nichos laborales en los sectores de: servicios, cuidado de personas y construcción principalmente.
La migración internacional de ecuatorianos provocó dos grandes consecuencias, en primer lugar, el desmembramiento del núcleo familiar de quienes migraron, y los problemas sociales que se desencadenaron: depresión, deserción laboral, abuso, pandillas y desapego de las relaciones familiares. Por otro lado, la migración causó un gran impacto económico. Las remesas enviadas por los migrantes supusieron un importante rubro en la economía del país, reduciendo la pobreza y mejorando la calidad de vida de la población que se quedó.
Los estudios consultados concuerdan en que es completamente necesario el acompañamiento estatal en esta problemática. Como se puede ver, la migración es un problema social que causa efectos en varios niveles. La responsabilidad del Estado en garantizar los derechos y deberes de todos los ciudadanos, en el lugar en que se encuentren y en la situación en la que estén, no puede ser evadida. El reforzamiento institucional y la consolidación de políticas públicas orientadas a diseñar soluciones prácticas a esta problemática es necesario, y puede ayudar a mejorar las condiciones de los migrantes alrededor del mundo.
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Información adicional
*: Trabajo original autorizado para su primera publicación en la Revista RiHumSo y su difusión y publicación electrónica a través de diversos portales científicos.