Resumen
Antecedentes : El estudio del consumo de solventes inhalables en México se inició en la década de 1970 y a pesar de que por periodos ha disminuido el interés en el mismo, éste no ha desaparecido y debido a que el consumo prevalece entre la población joven, es relevante actualizar el estado del arte en la materia.
Objetivo: Identificar el estado del conocimiento sobre los solventes inhalables, las consecuencias, las alternativas de prevención y su tratamiento en las cuatro últimas décadas en México.
Método : Se realizó una búsqueda bibliográfica entre agosto y septiembre de 2014, de los artículos publicados entre 1970 y 2014 sobre el consumo de solventes inhalables en México. Se integraron publicaciones incluidas en el archivo histórico de la Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales, en la revista SALUD MENTAL, Medline, Elsevier y Scielo México.
Resultados: Se identificaron 1083 artículos, 83 cumplieron con todos los criterios para ser incluidos en el análisis. Estos trabajos se realizaron en diferentes poblaciones: grupos marginales, integrantes de bandas juveniles, niños en situación de calle, adultos y menores recluidos en centros de detención, sexoservidoras, personas que acuden a solicitar tratamiento, estudiantes y población general.
Discusión y conclusión: Se identificaron diferentes aspectos relevantes de la población consumidora de solventes inhalables en nuestro país, así como acciones pendientes en materia de investigación, con lo que se pueden desarrollar programas de prevención y tratamiento que atiendan las necesidades específicas de estos grupos, ya que son pocos los programas existentes y algunos no han tenido seguimiento o evaluación.
Palabras clave: Solventes inhalables, estudios epidemiológicos.
Abstract
Background: The study about the misuse of inhalant solvents started in Mexico during the 1970, although the interest in this subject decreased during some periods, its consumption continued among the young population, thus, it is relevant to update the state of the art on this matter.
Objective : Identify the state of knowledge on inhalant abuse, its consequences, prevention and the treatment alternatives in Mexico in the last four decades.
Method : We performed a bibliographical inquiry between August and September 2014 on the papers published between 1970 and 2014 about inhalant solvents consumption in Mexico. It integrated the publications included in the historical archive of the Epidemiological and Psychosocial Research Direction, Mental Health Journal, Medline, Elsevier and Scielo México.
Results : After revision, 83 out of 1083 papers fulfilled all the criteria that we considered for inclusion in the analysis. This body of work has been performed on different population segments: marginalized groups, juvenile gang members, children in street situation, adults and minors secluded in detention centers, sex workers, people seeking treatment, students, and the general population.
Discussion and conclusion : The several relevant aspects of the consumer population of inhalant solvents in Mexico were identified. Detection of this ample profile of individuals at risk could serve as the basis for the development of prevention and treatment programs to attend to the specific needs of these groups, since the programs currently in progress are scarce and some of them have not had follow up assessments or have not been evaluated at all.
Keywords: Solvent inhalant, epidemiological studies.
Reporte especial
Las aportaciones de 40 años de investigación epidemiológica en México sobre consumo de solventes inhalables
Contributions from 40 years of epidemiological research on inhalant use in Mexico
Recepción: 14 Octubre 2015
Recibido del documento revisado: 25 Noviembre 2015
Aprobación: 01 Marzo 2016
De acuerdo con el Informe Mundial sobre la Juventud1 en 1990, 41 países contaban con información epidemiológica sobre el consumo de solventes inhalables en personas de 12 a 29 años, reportando prevalencias de consumo entre el 5% y 20%.1 En tanto que un estudio sobre la prevalencia del consumo de alcohol, tabaco y drogas en estudiantes del Reino Unido encontró que el 0.5% de los entrevistados refirió consumir inhalables,2 cifra similar a la encontrada entre estudiantes coreanos (0.4%).3 En Argentina, la prevalencia de consumo de inhalables creció de 0.9% en 2001 al 4.5% en 2011.4
Por otro lado, una revisión de la literatura internacional sobre la epidemiología del consumo de solventes inhalables indica que ésta es una práctica frecuente entre los jóvenes de países como Brasil, México, Paraguay, Chile, Colombia, Nicaragua, España, Canadá, Nueva Zelanda y Australia.5
En México, las investigaciones realizadas han permitido identificar variaciones en el comportamiento de este fenómeno a través de los años; por ejemplo, en la década de 1970 y 1980 los inhalables y la mariguana eran las principales drogas consumidas en nuestro país, posteriormente, hacia el año de 1997 fueron sustituidas por la cocaína que ocupó el primer lugar de preferencia en ambos casos, sin incluir alcohol y tabaco.6 Estos cambios produjeron que la investigación y el número de publicaciones alrededor de los solventes inhalables disminuyeran considerablemente. Sin embargo, se sabe que el consumo de estos productos no ha desaparecido, aunque en el año 2002 haya descendido hasta el cuarto lugar como droga de preferencia.7 Esta información plantea la importancia de actualizar el estado del arte en la materia mediante una revisión de los estudios originales primarios realizados en México.8,9,10,11
El objetivo de este estudio fue identificar el estado del conocimiento sobre los solventes inhalables, las consecuencias, alternativas de prevención y de tratamiento en las cuatro últimas décadas en México. Con esta revisión se pretende: a) identificar las áreas de oportunidad en la investigación epidemiológica sobre el consumo de solventes inhalables en México, b) identificar los retos a los que se enfrentan los investigadores en este tema y c) proponer líneas de investigación para avanzar en este campo del conocimiento.
Se realizó una búsqueda bibliográfica entre agosto y septiembre de 2014 de los artículos publicados entre 1970 y 2014 sobre el consumo de solventes inhalables en México. Se incluyó en la búsqueda al archivo histórico de la Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales (DIEPS) del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM) y a la revista SALUD MENTAL, estas dos bases de datos fueron de suma importancia debido a que muchos de los artículos no figuran en las bases de datos electrónicas o bien, en éstas no aparece el texto completo, especialmente de las publicaciones de las décadas de 1970 y 1980; también se incluyeron las bases de datos Medline, Elsevier y Scielo México.12 La búsqueda se realizó utilizando diferentes términos, y sus combinaciones tanto en inglés como en español (figura 1).13

Durante la primera fase de la revisión se identificaron las publicaciones repetidas, se incluyó la primera base que se encontró y se excluyó de las demás con el fin de no incrementar el número de publicaciones. Posteriormente, se revisaron los títulos y los resúmenes de cada publicación con la finalidad de verificar que cumplieran con los siguientes criterios de inclusión:
Se consideraron como criterios de exclusión a las publicaciones:
Este proceso de selección estuvo a cargo de dos revisores que trabajaron de forma independiente. Se llevaron a cabo reuniones para analizar las concordancias y discrepancias en la selección para asegurar la pertinencia de incluir cada uno de los artículos considerados.
Finalmente, se efectuó la revisión del texto completo de cada artículo para extraer información sobre los autores, el año de publicación, el objetivo, el diseño del estudio, las características de la muestra y los resultados obtenidos (figura 2).

En la búsqueda se identificaron 1083 artículos, de los cuáles 76 se duplicaron en las distintas bases de datos. De las 1007 publicaciones restantes, 920 se excluyeron por diferentes causas que se explican en la figura 2. Se revisaron 87 artículos completos, de los cuales cuatro no tenían información acerca de solventes inhalables en el contenido, por lo que para el análisis de la información se incluyeron sólo 83 publicaciones.
El análisis de las publicaciones obtenidas mostró que la investigación sobre el uso de drogas –incluidos los solventes inhalables– en nuestro país, inició alrededor de 1972 en el Centro Mexicano de Estudios en Farmacodependencia (CEMEF); a partir de entonces se han llevado a cabo diversos estudios empleando diferentes aproximaciones metodológicas.14,15,16,17,18
Los trabajos con enfoque epidemiológico realizados en nuestro país, respecto al consumo de solventes han permitido identificar las características del consumo en poblaciones consideradas de alto riesgo como son los grupos marginales, los integrantes de bandas juveniles, los niños en situación de calle, los adultos y los menores recluidos en centros de detención, las sexoservidoras, las personas que acuden a solicitar tratamiento, los estudiantes y la población general.14,18,19,20,21,22,23,24,25
Estos se han realizado principalmente en población estudiantil en general, mediante el sistema de reporte de información en drogas (SRID); en todos se han realizado mediciones sistemáticas que se han replicado periódicamente desde la década de 1980.
Estas encuestas se han realizado principalmente en la Ciudad de México, además de algunos estudios locales en San Luis Potosí, Morelos, Guanajuato y una encuesta nacional en 1991.
En esta última, se encontró un porcentaje de consumo entre los estudiantes que oscilaba del 1.26% al 9.7%,26 independientemente del tipo de solvente consumido.26,27,28,29,30,31 El principal consumo documentado en esa encuesta fue de tíner, resistol 5000, esprais y otros tipos de pegamentos como UHU o Duco. El principal lugar donde obtuvieron estos productos fue el hogar.32,33
En la Ciudad de México los porcentajes reportados de consumo alguna vez en la vida oscilan entre el 2% y el 12.7%, presentando un incremento estadísticamente significativo entre 1989 y 1993;7,15,34,35,36,37,38,39,40,41,42,43 en dicho periodo los inhalables ocuparon entre el primer y el cuarto lugar como droga de preferencia, sin incluir el alcohol y el tabaco.42,44 De los estudiantes que reportaron el consumo, 25.8% había tenido uno o más problemas (ser arrestado, estar hospitalizado, problemas con sus padres, deseos de abandonar el consumo).38,45 Las características de los consumidores de inhalables identificadas en ese periodo fueron: hombres de 14 años, que habían trabajado y que vivían en zonas modestas.37,46,47 Menos del 2% reportó que sus compañeros verían bien si usara inhalables aunque fuera una o dos veces.34 Los estudiantes se encontraban más expuestos a los solventes porque se los regalaban (64%) o se los vendían (40%).43
En el Estado de Morelos, se encontraron porcentajes de consumo entre 5.3% y 6.8%;48,49 los estudiantes que reportaron problemas relacionados con el consumo fueron el 23.07%. En la ciudad de Río Verde, el porcentaje de consumo fue de 3.8% en hombres y 3% en mujeres.50 Finalmente, en Guanajuato se encontró un consumo del 7% (cuadro 1).51

Este tipo de encuestas se realizaron en diferentes zonas de la República Mexicana, y al igual que en las encuestas de estudiantes, los inhalables han ocupado el segundo lugar como droga de preferencia (0.4% a 1.3%) sin incluir el alcohol y el tabaco.16,52,53,54 En un estudio realizado con familias que tienen un integrante consumidor, se reportó que el 84.6% de sus integrantes era analfabeta y en el 38.8% de las familias el padre tenía problemas con el consumo de alcohol.55 La primer persona que ofreció droga fue un amigo (41.18%) o un familiar (7.95%) (cuadro 1).52,56,57
En estas encuestas se ha encontrado que los solventes ocupan el segundo lugar como droga de preferencia, sin incluir el alcohol y el tabaco, reportándose porcentajes superiores al 50%; esta tendencia se mantuvo hasta 1997, año en que se observó un descenso en el consumo de solventes inhalables.58,59,60,61 En esta población las sustancias más consumidas fueron tíner, pegamento y “activo”.a,62,63,64,65,66,67 En otro estudio se encontró que el dextropropoxifeno era combinado con inhalables en el 1% de los casos.68 Los consumidores de inhalables fueron más propensos a involucrarse en varias conductas delictivas: robo, lesiones, heridas por arma blanca, riñas, violaciones y homicidio (cuadro 2).69

Estas poblaciones que incluyen a: grupos marginales, integrantes de bandas juveniles, niños en situación de calle, adultos y menores recluidos en centros de detención y sexoservidoras, son consideradas de alto riesgo para el consumo de solventes inhalables.
En comunidades marginales, se identificó una percepción de alta disponibilidad de los solventes, de que los consumidores eran en su mayoría varones, que iniciaban su consumo a temprana edad; y por otro lado, que las familias de los consumidores no reconocían la magnitud del problema, a pesar de que todos los miembros aceptaban conocer a consumidores, ya sea en casa o en la comunidad. Sin embargo, sí se notó una actitud de rechazo hacia el consumo y una percepción de que las instituciones de atención son de difícil acceso.22,23,70
En los estudios con adolescentes pertenecientes a bandas juveniles se encontró que, en ellos, la edad de inicio va de los nueve a los 15 años y los inhalables (tíner, activo o tolueno) son, en la mayoría, la droga de inicio.19,71
Los estudios realizados con “niños en situación de calle” han permitido identificar la existencia de una cultura de inhalación que los envuelve, y que está moldeada por la exclusión social.18 A pesar de los estigmas de los que han sido objeto a través del tiempo, los niños reportaron tener claro que esto sólo sirve para etiquetarlos de manera despectiva, sin embargo ellos se consideraron a sí mismos como cualquier otro ser humano y comentaron que no les afecta lo que opinen de ellos. Por otro lado, uno de los estigmas que los rodea se contrapone, ya que los estudios han reportado un porcentaje relativamente bajo de consumo de inhalables (27%-28%). Varios estudios han hecho referencia a las consecuencias que reportaron los niños por el hecho de vivir o trabajar en las calles como la probabilidad de sufrir abuso sexual, beber el inhalable, dejar de alimentarse, sufrir accidentes, atropellos policíacos y riñas con amigos.72,73
En cuanto a las razones para consumir mencionaron adversidades graves de la vida, maltrato o abuso sexual, violencia policíaca por pertenecer al grupo de consumidores y falta de programas de prevención.21
En estudios con niñas en situación de calle, se ha encontrado que ellas habían iniciado el consumo de inhalables al ingresar al colectivo callejero, que tenían relaciones sexuales sin protección, y que continuaban el consumo durante el embarazo a pesar de saber que éste podía afectar al producto.25
De una encuesta realizada con adolescentes en conflicto con la ley, el 23% reportó abuso de inhalables. El sexo, el bajo nivel socio-económico y el estatus laboral, fueron los principales factores de riesgo asociados con el abuso de inhalables.74
En la población femenina se ha reportado el consumo principalmente de tranquilizantes (5.0%), mariguana (0.4%) e inhalables (0.1%).75 Los estudios realizados con sexoservidoras muestran que las mujeres que iniciaron el trabajo sexual a temprana edad (menor de 18), tenían más probabilidad de usar inhalables (21.1%) y de haber sido abusadas sexualmente cuando eran menores (42.2% ).76,77 Otros estudios reportaron que un 26% había usado alguna vez “agua celeste”b y que en el 10% ésta fue la primera sustancia que utilizaron (cuadro 2).78
Los efectos de los solventes de abuso deben entenderse como un complejo mecanismo de acción que involucra varios sistemas de neurotransmisión79 y que se asocia con una multiplicidad de efectos negativos que se han estudiado en población mexicana. En un grupo de adictos al tíner se encontró que, en los registros posturográficos, la organización sensorial, los cocientes somatosensoriales (visual y vestibular) mostraron valores inferiores significativos.80 Se ha documentado también una posible alteración de la vía auditiva;81 diferencias en el promedio del pico de frecuencia del electroencefalograma (EEG) en las regiones de los electrodos P3 y P4;82,83 además se ha confirmado la sensibilidad del nistagmo optocinético como marcador precoz del abuso de solventes,84 del daño cerebral, del coeficiente intelectual (CI) bajo, déficit en la formación de conceptos, en la abstracción, la atención, el seguimiento de secuencias, el análisis y la síntesis;85,86 insomnio, alteración ultradiana;87 alucinaciones, ilusiones, cambios en la percepción visual, somática, auditiva y táctil;20,49 además de acidosis metabólica severa y acidosis tubular renal.88 En la necropsia practicada a un hombre con 12 años de consumo se encontró atrofia cerebral y cerebelar difusa y axonopatía gigante central y periférica, el cuerpo calloso se encontraba atrófico como consecuencia de la pérdida de neuronas en el neocórtex,89 además de un incremento en la tasa de anomalías cromosómicas y en la frecuencia del intercambio de cromátidas hermanas.90,91
Por otro lado, Ortiz y Caudillo (1985),91 realizaron una evaluación cognitiva en un centro de readaptación social con niños que habían vivido en las calles e inhalado solventes, la media del coeficiente intelectual (CI) fue de 77, presentaron disminución de la memoria pasiva y receptiva, fallas en la formación de conceptos, abstracción y baja capacidad de juicio, análisis y síntesis. Sin embargo, los autores no atribuyeron de forma directa dichos problemas al uso de inhalables, ya que podrían deberse a carencias familiares, educativas y sociales o incluso a los efectos de la institucionalización. Otros estudios han encontrado un pobre rendimiento escolar y la presencia de conductas delictivas (cuadro 3).92

El desarrollo y la evaluación de intervenciones psicológicas y/o multidisciplinarias para la atención de los consumidores de los inhalables es un área de particular interés, sin embargo, la literatura nacional al respecto es escasa.
Uno de los primeros trabajos en este ámbito tuvo como objetivo evaluar el programa “la familia enseñante” en un grupo de 22 niños institucionalizados, consumidores de solventes inhalables, de nueve a 13 años; en la evaluación final se registró una reducción del 28% en la frecuencia y en la cantidad del consumo.93
En el campo de la farmacología, se ha demostrado que la carbamazepina ayuda a reducir la severidad de las alucinaciones que se presentan como consecuencia del consumo de inhalables en el 48.3% y el haloperidol en el 52.7% de los casos.94 Por otro lado, Mata y Echeverría (1985)94 realizaron un estudio para evaluar la efectividad de tres tipos de tratamientos con pacientes remitidos por instituciones de asistencia social que eran consumidores principalmente de inhalables (97%) y encontraron que el tratamiento combinado fue el que ayudó a reducir en mayor medida el consumo (del 100% al 16.7%).
Derivado de estudios realizados con niños que viven o trabajan en la calle se desarrolló el programa de reducción del daño “Llévatela suave”, que consistió en marcar los envases de los productos inhalables con etiquetas acerca de las consecuencias de su consumo, sin embargo no se cuenta con información acerca del efecto de esta intervención21 (cuadro 3).
Se identificaron algunas de las aportaciones más relevantes que la investigación psicosocial ha hecho al campo del conocimiento del consumo de solventes inhalables en nuestro país, por ejemplo, que estas sustancias han permanecido como una de las principales drogas de consumo a lo largo de los últimos cuarenta años.
Otra aportación relevante de los estudios es que han permitido identificar a los grupos en mayor riesgo de consumir estas sustancias: grupos marginales, integrantes de bandas juveniles, niños en situación de calle, adultos y menores recluidos en centros de detención, sexoservidoras, entre otros.14,18,19,20,21,22,23,24,25
Destaca también que los hombres menores de 14 años constituyen el grupo de mayor riego, principalmente los que han trabajado y provienen de niveles socio-económicos bajos y cuyo jefe de familia tiene baja escolaridad, que tienen al menos un familiar consumidor, que se encuentran en áreas de alta disponibilidad de la sustancia y que conviven con amigos que las consumen.37,46,47
Los hallazgos permiten delinear un perfil general de los individuos en riesgo, lo cual es fundamental para el desarrollo de programas de prevención y tratamiento, que integren las necesidades específicas de los consumidores potenciales y de quienes ya han iniciado el consumo. Lo anterior cobra mayor importancia debido a que son pocos los programas existentes, y de éstos, muy pocos han tenido seguimiento y, menos aún, han sido evaluados para conocer su grado de eficacia y efectividad.
Es necesario ampliar la investigación básica sobre los efectos de los solventes inhalables en la población mexicana, ya que se han indentificado múltiples consecuencias negativas en el organismo. Si bien no se trata de hallazgos contundentes, deben tenerse en cuenta para desarrollar aproximaciones terapéuticas específicas que coadyuven a contrarrestarlas o a disminuir el impacto negativo en la calidad de vida de los consumidores.
El presente trabajo tiene limitaciones derivadas de la metodología empleada, ya que se siguieron rigurosamente los criterios de inclusión para delimitar la búsqueda y la revisión de la bibliografía, sin embargo, es posible que se hayan dejado fuera del análisis publicaciones que podrían ampliar la información valiosa respecto del tema, lo cual pone de manifiesto la importancia de que los investigadores proyecten los hallazgos de sus estudios en el contexto internacional publicando en revistas de alto impacto, así como hacer uso de indicadores (palabras clave, títulos, resúmenes, entre otros) que permitan la fácil localización y recuperación de la información en las bases de datos disponibles.
Quedan acciones por realizar como el fomento de nuevos modelos de intervención para apoyar a los usuarios en la reducción del consumo, atendiendo a las necesidades específicas y a los riesgos sociales a los que están expuestos. La evaluación de la eficacia y efectividad de dichos programas debe realizarse con el rigor científico que permita ampliar las opciones de atención que actualmente están disponibles para esta población.
Por otro lado, es importante realizar estudios en los que se documente el efecto de las políticas públicas que buscan limitar la disponibilidad de este tipo de sustancias en forma sistemática, para conocer el alcance de las mismas.
Se debe continuar con la investigación epidemiológica del tema, de manera que se identifique la aparición de nuevos solventes de abuso, formas de uso, factores de riesgo y, sobre todo, los factores protectores que permitan fortalecer programas preventivos y de tratamiento para combatir el problema.
Al doctor Francisco Juárez García, por su apoyo para la elaboración de este artículo.
Correspondencia: Nora Angélica Martínez Vélez. Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales, Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz. Calz. México-Xochimilco 101, San Lorenzo Huipulco, Tlalpan, 14370, Ciudad de México, Tel: 55 4160 - 5183. E-mail: martinve@imp.edu.mx.




