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Huertas domésticas y políticas de agricultura urbana: ¿desde el autoconsumo hasta el mercado?
Daniel Velandia-Día
Daniel Velandia-Día
Huertas domésticas y políticas de agricultura urbana: ¿desde el autoconsumo hasta el mercado?
Kitchen-gardens and Urban agriculture politics: from self-consumption to the market?
Revista jangwa Pana, vol. 17, núm. 2, pp. 181-183, 2018
Universidad del Magdalena
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Huertas domésticas y políticas de agricultura urbana: ¿desde el autoconsumo hasta el mercado?

Kitchen-gardens and Urban agriculture politics: from self-consumption to the market?

Daniel Velandia-Día
Universidad del Magdalena, Colombia
Revista jangwa Pana, vol. 17, núm. 2, pp. 181-183, 2018
Universidad del Magdalena

En la actualidad existen en Colombia muchos proyectos comunitarios de agricultura orgánica y urbana; particularmente, conozco algunos lo-calizados en la ciudad de Bogotá desde el año 2004. En el año 2008 desarrollé una investiga-ción independiente sobre la apropiación y la exclusión de conocimientos científicos en algu-nas experiencias de agricultura urbana. Esta investigación tuvo como resultado principal un documento de trabajo que esbozó las tensiones existentes entre las “comunidades” y las “insti-tuciones” (Velandia-Díaz, 2008). En esta carta quiero hacer énfasis en la disyuntiva existente entre el autoconsumo y el mercado.

En Bogotá, a comienzos del siglo XXI, se pre-sentaron políticas institucionales para fortalecer aspectos sociales tales como la agricultura urba-na, la alimentación saludable y la integración comunitaria. Muchas de estas políticas estuvie-ron asociadas a la preocupación por la inclusión social y fueron dirigidas por las alcaldías de la ciudad. En los planes de gobierno: “Bogotá Sin Indiferencia” (2004-2007), “Bogotá Positiva” (2008-2011) y “Bogotá Humana” (2012-2015), se adelantaron sendos procesos de intervención para conformar redes de agricultura urbana en algunas localidades de la ciudad. Estas inter-venciones promovieron el reconocimiento de experiencias comunitarias previas, tanto como apoyaron la emergencia de nuevas iniciativas en el contexto de la agricultura urbana.

De la misma forma, muchos procesos alrededor de la agricultura en Bogotá tuvieron influencia de agencias y Organizaciones No Gubernamen-tales (ONG), algunas nacionales (v.g. Funda-ción Colombia Multicultural 2005-2010) y otras con origen en otros países (v.g. Agencia Japone-sa de Cooperación Internacional - JICA). La mayoría de ellas brindaron asesoría técnica y/o entregaron suministros para que las comunida-des pudiesen emprender procesos propios de agricultura urbana. De hecho, en algunos casos se presentó la convergencia entre estas organi-zaciones y las políticas de los gobiernos de la ciudad. No obstante, la principal institución gubernamental relacionada con la agricultura urbana, desde hace años y hasta ahora, es el Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mu-tis.

El Jardín Botánico ha desarrollado un proceso de investigación y aplicación de la agricultura urbana. El escenario más popular de este proce-so es la exhibición permanente de cultivos al interior de las instalaciones del Jardín. Allí se exhiben diferentes modalidades de siembra, técnicas de compostaje y una importante diver-sidad de plantas (ver www.jbb.gov.co). Ade-más de esto, el Jardín lleva a cabo un proceso permanente de conservación de semillas y de producción de abonos orgánicos, tanto como ha realizado ferias para el intercambio y la venta de hortalizas, frutas, plantas medicinales y plantas aromáticas. Si bien estas actividades son públi-cas y cualquier persona interesada puede cono-cerlas con una visita a las instalaciones, hay otras actividades especializadas para el apoyo a los agricultores y las agricultoras urbanas.

En términos generales, durante los periodos de gobierno señalados, la interacción entre el Jar-dín Botánico y las personas interesadas en la agricultura tuvo como finalidad crear o fortale-cer huertas, iniciativas o procesos comunitarios. De una parte, las personas o los grupos aporta-ron interés y esfuerzo propio y, de otra parte, el Jardín ofreció apoyo con recursos materiales y asesores especializados. Desde el comienzo de esta relación apareció el asunto determinante: los procesos de agricultura urbana requerían la existencia de espacios físicos para ser desarro-llados. Por esta razón, el Jardín, a través de sus asesores, realizó un reconocimiento y/o visitó los lugares donde se encontraban los agriculto-res y agricultoras y, después de esto, dio co-mienzo al proceso específico de establecimiento o mejoramiento de las huertas o la iniciativa.

De esta forma, el reconocimiento de las condi-ciones locales preexistentes permitió una inter-vención específica para cada iniciativa de agri-cultura urbana, especialmente porque hay proce-sos bien distintos que van desde el cultivo mis-mo hasta la elaboración de fertilizantes bio-preparados. En los años 2008 y 2015 conocí huertas de la “Red de Agricultura Urbana de la Localidad de Suba” que vivieron tanto el reco-nocimiento como la planeación. En cada uno de esos años estuve en varios procesos similares que consistieron en la elaboración de un plan de trabajo que incorporó actividades, responsabili-dades y resultados para el periodo de un año. En la formulación de estos planes se definieron asuntos como las especies y la cantidad de se-millas, las herramientas, la cantidad y las carac-terísticas de los abonos que el Jardín entregaría a los grupos, así como la mejora de los espacios físicos y la recolección de agua. De la misma forma, se definieron las jornadas de trabajo co-lectivo para cultivar y aprender a realizar dife-rentes actividades en las huertas.

Mis actividades en la Red han sido diversas, desde el aprendizaje de las técnicas de cultivo, pasando por el intercambio de experiencias con varios actores de la Red, hasta la vinculación a proyectos de inclusión social dirigidos por la Alcaldía; además, la Red se ha transformado puesto que los actores participantes cambian con el tiempo. Con esta experiencia logré regis-trar que un conjunto mayoritario de las personas beneficiadas deseaba incrementar la producción orgánica de hortalizas, tubérculos, frutas, abo-nos, plaguicidas, plantas medicinales y aromáti-cas con fines comerciales. Empero, otro conjun-to importante de las personas deseaba, también, mejorar la producción y adquirir conocimientos nuevos con el fin principal de mejorar su cali-dad de vida y la alimentación al interior del hogar.

Por su parte, la asesoría técnica institucional en agricultura urbana buscó, entre otros objetivos y en la mayoría de los casos, incrementar la canti-dad de la producción. Esto también significó que los grupos, huertas o iniciativas de la Red debían elegir los productos que querrían elabo-rar en mayor cantidad. Al parecer, este enfoque no tendría ninguna objeción y, de hecho, en alguna medida, todos los integrantes de la Red mejoraron sus experiencias y se fortalecieron con el apoyo institucional. Sin embargo, es ne-cesario preguntarse cómo se relaciona la idea de aumentar la producción con las prácticas locales de cultivo para el autoconsumo.

Específicamente, quienes tenían huertas propias e historias de producción previa, tenían también algunas metas que querían mantener a pesar del apoyo del Jardín Botánico. Es decir, no desea-ban que sus huertas se transformasen en pro-veedoras de otros consumidores: esto significa-ría reducir el consumo propio. De esta forma, se podría decir que se presentaron dos intenciona-lidades diferentes: (1) enfocar la producción en dos o tres especies de hortalizas, frutas o pro-ductos orgánicos para garantizar la producción regular y la comercialización en el futuro o (2) cultivar sobre la base del policultivo y la rota-ción permanente de especies para el autoconsu-mo, con técnicas como, por ejemplo, cambiar las especies de acuerdo con el uso y el agotamiento de los nutrientes de la tierra en cada cosecha.

Los asesores especializados del Jardín Botánico fueron conscientes de estas dos formas de con-cebir la agricultura. Y quizás por ello las inicia-tivas de agricultura no siempre han sido evalua-das sobre la base de la producción dirigida al mercado. En los procesos de agricultura urbana se da mayor relevancia al fomento de las rela-ciones comunitarias y al mejoramiento de las condiciones medioambientales para la ciudad. En mi experiencia, pude conocer cómo el apoyo al proceso de las huertas de la Red propició el mejoramiento de las condiciones de cultivo, de cosecha, de consumo familiar, de intercambio de productos al interior de la Red y de calidad de vida de las personas involucradas en la huer-ta.

Así, es posible señalar que la producción de alimentos no debería estar atada a la comerciali-zación. Muchas políticas de agricultura urbana (Resources Urban Agriculture Found 2000), a pesar de contemplar metas “sociales” de forma implícita o dentro de los procesos de apoyo a los grupos locales, tienden a considerar la co-mercialización como el mejor escenario para el desarrollo de una huerta y los grupos que la sostienen. Sin embargo, considero que las polí-ticas públicas en este sector podrían tener un enfoque dirigido a garantizar la existencia y el mantenimiento de “huertas domésticas” en el tiempo. De esta forma, los grupos de trabajo de las huertas o de las iniciativas podrán, si lo desean, tomar la decisión de incorporarse al mercado o no, a razón de las capacidades pro-pias de producción de excedentes.

El mercado, que parecería ser una solución para las familias productoras, no debería ser el obje-tivo de las políticas de agricultura urbana. Mejor bien, se hace necesario el fortalecimiento de las prácticas de producción para el autoconsumo en amplios sectores de la población; por supuesto, a través de políticas públicas y alianzas con or-ganizaciones sociales. Finalmente, no está de más señalar que la producción y la distribución de alimentos son asuntos que cada día toman mayor importancia pública y se hacen visibles las actividades de los sectores industriales. Al-rededor de este asunto gravitan varias dimen-siones de la agenda del siglo XXI, entre ellas: la reducción de las hambrunas y la pobreza, el mejoramiento de la calidad de vida, el consumo de alimentos saludables, el acceso a alimentos inocuos, las garantías de la producción en los países con “vocación” agrícola, el calentamiento global, la sostenibilidad medioambiental de los ecosistemas, las políticas de inclusión social, el reconocimiento de las actividades de las muje-res en la producción de alimentos y, por supues-to, la conservación y protección del agua.

Material suplementario
Referencias bibliográficas
Velandia-Díaz, D. (2008). Apropiación y exclu-sión de la ciencia en agricultura urbana en Bo-gotá. Rio de Janeiro. Brasil. Documento de tra-bajo. Recuperado de www.necso.ufrj.br/esocite2008/trabalhos/35741.doc
Resources Urban Agriculture Found (2000). Urban Agriculture Magazine 1(1). Recuperado de www.ruaf.org/ua-magazine-no-1-maiden-issue
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