Cagiao-Vila, P. (Ed.). (2018).Donde la política no alcanza. El reto de diplomáticos, cónsules y agentes culturales en la renovación de las relaciones entre España y América, 1880-1939. Madrid, España – Frankfurt, Alemania: Iberoamericana – Vervuert
| Cagiao-Vila P.. Donde la política no alcanza. El reto de diplomáticos, cónsules y agentes culturales en la renovación de las relaciones entre España y América, 1880-1939. 2018. Madrid, España – Frankfurt, Alemania. Iberoamericana – Vervuert. 285pp. |
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La aparición de cualquier obra americanista de calidad y relevancia en sus temas suele ser motivo de celebración y felicitación, tanto para autores como para interesados en sus contenidos. En esta ocasión no sólo se cumple con ello, sino que cabe remarcarlo doblemente por lo sobresaliente del trabajo que tenemos entre manos. Donde la política no alcanza, dirigida por Pilar Cagiao Vila (Universidad de Santiago de Compostela), es más que una obra de calidad, relevancia e interés. Se trata de una obra transversal que además contiene una serie de valores poco frecuentes.
En primer lugar es original, por cuanto aborda una temática poco habitual y lo hace de un modo novedoso. Si bien los trabajos en torno a las relaciones culturales, diplomáticas y migratorias han estado presentes desde hace décadas, en esta ocasión las autoras y autores nos ofrecen una mirada de amplio espectro que hace del enfoque su principal novedad, relacionando todos esos elementos en una propuesta singular que presumimos dará pie a futuros estudios en esta línea.
En segundo término, actualiza la orientación de las temáticas que aborda. Si por una parte el Quinto Centenario había dado lugar a una amplia producción en torno a las relaciones entre ambas orillas del Atlántico con diversos enfoques, propuestas y temáticas, por otra, el declive de aquel interés -como en otras ocasiones y temas incrementado al calor de los fastos conmemorativos- y el natural avance hacia otros argumentos e intereses de investigación hizo que en los siguientes años algunos de los temas que aborda esta obra perdiesen protagonismo.
Y en tercer lugar, con es este libro se abre una línea de trabajo ausente hasta ahora en la historiografía americanista española, cuestión no menor en tiempos de predominio del caso y la singularidad, y de ausencia de nuevas propuestas que refresquen el modo de ver el bosque sin perdernos tanto en la individualidad de los árboles. Porque, a tenor de su contenido, se hace evidente que en las relaciones internacionales, y particularmente en las de carácter cultural, no cuenta exclusivamente la alta política sino que existen otras formas que permiten profundizar en los intercambios entre España y América. En esa dirección, buscando la generalidad a partir del caso, la obra coordinada por Cagiao va más allá y muestra cómo la actuación de los agentes individuales fue esencial para comprender la renovación de esas relaciones en su conjunto para el medio siglo previo a la guerra civil española.
La clave está en la citada originalidad de la propuesta: la búsqueda del rol de diplomáticos, cónsules y agentes y la comprensión del papel que cada uno jugó tanto como individuos con relaciones personales que tejen redes, contactos e intereses en el marco de la política global, no sólo en el plano bilateral entre estados, sino en otro más amplio en función de su movilidad, vínculos y diversas actividades desarrolladas a lo largo de sus trayectorias vitales y profesionales. Los agentes, en definitiva, se convierten en actores centrales de políticas estatales más o menos definidas llegando mucho más allá al tejer relaciones por encima de aquellas e incluso en ausencia de las mismas.
El desarrollo de esta idea central en la obra tiene un valor añadido, si cabe, por el hecho de tratarse de una obra construida a muchas manos. En este caso hacemos hincapié en que no se trata de muchas manos que se suman a un trabajo, esto es la acumulación de experiencias e investigaciones individuales; es una obra coral con diversos escritores, ejemplos, actores y países que tejen un único lienzo y un mismo mensaje utilizando objetos de estudio singulares. Contribuye a esto sin duda el origen del trabajo: es resultado de un proyecto de investigación homónimo dirigido por Cagiao y protagonizado por los autores y autoras participantes en los últimos cuatro años. Partieron de una propuesta de investigación colectiva definida en lo metodológico y asumida de modo conjunto, con un objetivo específico en el que la diferencia radicaba sólo en los casos individuales que cada uno y una abordaría para que, partiendo de una única idea, conformasen entrelazados el tapiz ahora resultante.
El libro consta de siete capítulos que abordan a otros tantos personajes y agentes de las relaciones entre España y América, entre los años ochenta del siglo XIX y los años treinta del XX. Si bien la obra es toda una, se adivinan dos bloques por cuanto los primeros cuatro capítulos se dedican a los agentes formales, a diplomáticos y a actuaciones de representación oficial; mientras que los últimos tres nos presentan actores que trabajaron con similares intereses, independientemente de los cauces oficiales. Todos ellos son hombres, a excepción de una mujer; e independientemente de su desempeño oficial y oficioso, muchos tienen en común no sólo su actividad sino su formación y dedicación cultural o intelectual, que en diferentes modos y planos les permitió tejer relaciones que iban mucho más allá de sus tareas de representación en el caso de los primeros, o que contribuyeron a su desempeño como agentes de contacto en los segundos.
Esto es ya de por sí indicativo de las formas y cauces a través de las que se desarrollaron las relaciones entre España, América y las distintas repúblicas en el período estudiado. No se trataba sólo de recomponer vínculos quebrados o inexistentes desde décadas atrás; también de relacionar, de tejer redes invisibles que superaban el marco de las relaciones personales de las personas, que se sustentaban además en una cultura y visión del mundo específica en torno al 1900. Se adivina por tanto la importancia, para el período, del plano intelectual y cultural, de la comprensión de las relaciones formales en el marco de un espíritu compartido que iba más allá de los actores individuales (aunque esos sean el cauce para el estudio propuesto). A partir de esa óptica se comprende mejor el desempeño de esos individuos, sus intereses y el hecho de que el poso dejado por ellos va trasgrede de su actividad singular y de su propia dimensión individual.
La obra se abre con el caso de Matías Alonso Criado (Cagiao Vila), perfecto ejemplo de diplomacia transnacional, que ejerció de representante (con diferentes roles formales e informales según el momento) de España en el Uruguay, del Paraguay en Madrid y de este país, Chile y Ecuador en Uruguay. Su caso es singular por cuanto es un español que es asumido como agente de representación (en diversos planos, cultural incluido) por diversos países en diferentes momentos, y a lo largo de cuatro décadas. Representa, en cierto modo, un modo de tejer relaciones propias de un momento iniciático, aún no profesionalizado plenamente, y en donde el rol de los agentes es clave sobre todo por su dimensión y relaciones personales. Todo ello pone de manifiesto la importancia de las redes y el elemento personal en el proceso de normalización de relaciones internacionales de España con América desde fines del XIX, antes de que los agentes profesionales sean protagonistas de las relaciones de nuestros países.
Un rol similar en cuanto a agente clave en la normalización de relaciones con una fuerte impronta personal lo encontramos de nuevo en Vicente Riva Palacio (Sánchez Andrés, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo). Riva Palacio jugó ese doble rol de agente diplomático responsable de la legación mexicana en España durante más de una década de porfiriato, al tiempo que intelectual, académico y periodista. Eran figuras, como en el caso de Riva, poliédricas, que no desarrollaban únicamente relaciones formales y tareas diplomáticas; su labor era vincular en un sentido amplio a sus países de origen y representación, y ello abarcaba, en su visión, lo personal, lo cultural, lo intelectual: el conocimiento en varios campos; en definitiva, tejían elementos clave que superaban de lo oficial y que contribuían, por tanto, a crear imágenes compartidas que a su vez serán cruciales más adelante para la respectiva visión de los países y las relaciones que se establezcan en diferentes planos a partir de aquellas.
Actores clave eran también los cónsules, dimensión que se incorpora a través de los casos de los peruanos en Barcelona Clemente Palma y José Gálvez (Martínez Riaza, Universidad Complutense de Madrid). Se trataba de la parte práctica y de la atención directa en las relaciones diplomáticas, aquella que entonces como hoy servía para la gestión de lo particular independientemente de la alta representación. Palma y Gálvez fueron nuevamente agentes que superaron los límites de su función administrativa. Se trató de dos escritores devenidos en representantes en el exterior gracias a sus vínculos políticos que, gracias a ello y a través de sus escritos, pudieron ofrecernos una visión externa pero desde dentro de la España y la Cataluña del momento; de nuevo debemos referirnos a la construcción de imágenes y representaciones a partir de la dimensión personal de la actividad diplomática.
Este primer bloque, protagonizado por los representantes políticos oficiales, se cierra con el análisis singular de la formación de los diplomáticos; cuestión que no suele ser atendida y cuyo conocimiento nos arroja mucha luz acerca de las herramientas, con las que luego los representantes españoles iban a actuar en el exterior. Palmira Vélez (Universidad de Zaragoza) estudia el Instituto Libre de Enseñanza de las Carreras Diplomática y Consultar creado en Madrid en 1911, espacio que representa un paso en la comprensión y profesionalización de la actividad exterior. Este trabajo, “Hacer Patria en Hispanoamérica”, actúa de parte aguas en la obra con respecto al perfil de los casos estudiados. Las siguientes tres contribuciones se dedican a tres actores no oficiales, pero igualmente clave en las relaciones del período y en la construcción de imágenes que las facilitaban.
El primero de ellos es Federico Rahola, abogado y publicista catalán que al frente de la Revista Comercial Iberoamericana Mercurio y la poderosa Casa de América de Barcelona canalizó las iniciativas e intereses de la burguesía catalana en América. El trabajo es obra póstuma de Gabriella Dalla-Corte (Universitat de Barcelona), principal especialista en las relaciones entre Cataluña y América entre fines del XIX y primer tercio del XX, y de sus instituciones y publicaciones. La tarea de la Casa de América y de Rahola se debe entender en el doble rol de relaciones diplomáticas, ejercidas a través de los representantes americanos en Barcelona, más allá de que Rahola vehiculase intereses privados y no actuase como agente oficial; y de relaciones económicas y comerciales, dado el perfil de la institución que encabezaba y de quienes la respaldaban. Otra forma de construir relaciones e imágenes que fue crucial en el período, superando el estudio clásico desde la óptica de las relaciones internacionales.
El único caso femenino es el de Carolina Marcial Dorado (Rosario Márquez, Universidad de Huelva). Marcial Dorado fue una importante empresaria española en Estados Unidos, singular por la jerarquía alcanzada en un mundo totalmente masculinizado, que ella aprovechó para la difusión de España y la cultura española en su país de adopción. Márquez analiza su tarea a través del Bureau de Información pro-España, creado por su protagonista, lo que nos permite conocer tanto otro cauce no oficial de creación de imágenes y relaciones, como tener una visión y una voz femenina en donde su ausencia y el dominio masculino era absoluto.
El libro lo cierra el estudio de Manuel Andrés García (Universidad de Huelva) acerca del periodista e hispanoamericanista asturiano José Mª González, “Columbia”. González fue agente del hispanoamericanismo y de la construcción de relaciones culturales e intelectuales a través de los medios de prensa del período, y su tarea fue clave en las redes del momento. El protagonismo y caída del personaje refleja, además, la evolución del pensamiento e ideas acerca de la cuestión Hispanoamericana en la España del primer tercio del XX; cuestiones que recupera de modo brillante el autor a través del estudio del personaje.
En definitiva, la obra se vale de las experiencias singulares para mostrar una propuesta original acerca del estudio de las relaciones políticas, internacionales, intelectuales y culturales entre España y América entre fines del XIX y primer tercio del XX, pero trasciende a todas ellas para transitar nuevos caminos de investigación que muestran un abordaje novedoso en la materia, para dar relevancia a las múltiples miradas que sobre un mismo proceso debemos rescatar para su comprensión global. Fueron las de aquellos actores, como deben ser las de la investigación actual, miradas cruzadas que desde diferentes espacios y a diversas escalas -muchas veces no centrales- contribuyeron a la creación de redes, de vínculos entrelazados, de imágenes, de representaciones; de tantos y tan complejos elementos de los que se constituyen no sólo las relaciones internacionales, sino las relaciones entre nuestros países, idea que va mucho más allá de los simples nexos formales y que resume la complejidad y dimensión de la propuesta que recoge este trabajo.