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Diseño de un índice para medir la percepción de las competencias básicas del extensionista agropecuario
Claudia M. Castaño Ramírez; Holmes Rodríguez Espinosa; Rosa E. Pérez Peña
Claudia M. Castaño Ramírez; Holmes Rodríguez Espinosa; Rosa E. Pérez Peña
Diseño de un índice para medir la percepción de las competencias básicas del extensionista agropecuario
Design of an index to measure the perception of the basic competencies of the agricultural extensionist
Revista Jangwa Pana, vol. 20, núm. 3, pp. 540-559, 2021
Universidad del Magdalena
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Resumen: El desarrollo de programas de extensión bajo nuevos enfoques permite procesos en los que se da importancia a la construcción del conocimiento de manera colectiva y se exige a los profesionales dedicados a esta actividad procurar el desarrollo de diversas competencias para contribuir a su gestión. Con el índice para la medición del nivel de percepción en las competencias del extensionista se busca determinar el nivel de desarrollo de las mismas, de manera que sean acordes a los programas en los que desempeñan su labor; este nivel es calculado mediante una escala tipo Likert, definida en valores de 1 a 5, y aplicando un diseño transformativo secuencial que permite la integración de los datos recolectados para un análisis tanto cuantitativo como cualitativo, con el propósito de determinar su nivel de desarrollo y establecer planes de mejoramiento. Contar con este índice es importante, ya que ayuda a definir el rol específico del profesional extensionista, a tomar decisiones sobre las acciones de mejora y, en buena medida, a garantizar la calidad del servicio de extensión.

Palabras clave: autopercepción profesional, desarrollo agropecuario, desarrollo de capacidades, extensión rural.

Abstract: The development of extension programs under new approaches allows processes in which importance is given to the construction of knowledge in a collective manner and requires professionals dedicated to this activity to seek the development of various competencies to contribute to its management. With the index for measuring the level of perception in the competencies of the extensionist, the aim is to determine the level of development of these competencies so that they are in accordance with the programs in which they perform their work; this level is calculated using a Likert-type scale, defined in values from 1 to 5, and applying a sequential transformational design that allows the integration of the data collected for both quantitative and qualitative analysis, with the purpose of determining their level of development and establishing improvement plans. This index is important because it helps to define the specific role of the extension professional, to make decisions on improvement actions and, to a large extent, to guarantee the quality of the extension service.

Keywords: agricultural development, agricultural development, capacity building, professional self-perception, rural extension.

Carátula del artículo

Sección general

Diseño de un índice para medir la percepción de las competencias básicas del extensionista agropecuario

Design of an index to measure the perception of the basic competencies of the agricultural extensionist

Claudia M. Castaño Ramírez
Universidad de Antioquia, Colombia
Holmes Rodríguez Espinosa
Universidad de Antioquia, Colombia
Rosa E. Pérez Peña
Universidad de Antioquia, Colombia
Revista Jangwa Pana, vol. 20, núm. 3, pp. 540-559, 2021
Universidad del Magdalena

Recepción: 26 Octubre 2021

Aprobación: 21 Diciembre 2021

Introducción

En el artículo 33 de la Ley 1876 de 2017, ley que reglamenta el Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria (SNIA), uno de los requisitos para garantizar la calidad del servicio de la Entidad Prestadora de Servicios de Extensión Agropecuaria (EPSEA) es el desarrollo de competencias del recurso humano (Congreso de Colombia, 2017).

Al respecto, el Consejo Superior del SNIA menciona que los profesionales que prestan sus servicios a las EPSEAS deben tener actualización y formación de competencias en extensión rural, en metodología de educación no formal y pedagógica para adultos (andragogía) para el fortalecimiento de capacidades locales en aspectos socio-técnicos, ambientales y normatividad (Comité Técnico Subsistema de Extensión Agropecuaria, 2019).

Por otro lado, en el Sistema Nacional de Cualificaciones (SNC) se dota de los instrumentos y las acciones necesarias para el reconocimiento de los aprendizajes de las personas, atendiendo los requerimientos del sector productivo y asegurando la calidad, normalización, evaluación y certificación para su cualificación. Dentro del Marco Nacional de Cualificaciones (MNC), las competencias se expresan en términos de conocimientos, habilidades/destrezas y actitudes adquiridas por las personas (Ministerio de Educación Nacional, 2017). En el Marco Nacional de Cualificaciones se diseñaron 47 cualificaciones para todos los sectores, incluyendo el sector agropecuario, donde se ubica el subsector agrícola que incluye el café, el plátano y el cacao (Ministerio de Educación Nacional, 2021).

Las competencias básicas de un extensionista no se encuentran totalmente definidas por la Academia, ya que esta ha procurado capacitar talento humano en competencias de carácter técnico específico relacionado con un área del saber, dejando de lado otras como la social, la organizativa y la metodológica, de gran importancia para el desarrollo de la extensión agropecuaria (Cuevas et al., 2014; Gboku y Modise, 2008).

De acuerdo con Fernández y Peña (2012) y Landini y Walt (2018), una competencia es un saber hacer en contexto, con tres dimensiones: el saber (conocimiento), el hacer (habilidades) y el ser (actitudes y valores). Asimismo, las competencias deben ser observables a través del comportamiento cotidiano, desarrollables a lo largo de la vida y medibles a través de una escala que permite valorar su grado de desarrollo.

El organismo nacional que evalúa y certifica competencias en Colombia es el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA). Esta entidad se acoge a la definición de competencias realizada por Senai (2002) y referenciada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2012, p. 1) como «la capacidad de un trabajador para movilizar los conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para alcanzar los resultados pretendidos en un determinado contexto profesional, según patrones de calidad y productividad».

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el desarrollo de competencias es un proceso de crecimiento destinado a fortalecer y mantener las capacidades de las personas, organizaciones y sociedades, con la finalidad de alcanzar sus metas, el cual requiere de la implementación de tres entornos: el individual, el organizacional y el institucional o contextual (Baumann et al., 2004).

En esta investigación se utiliza la definición de competencias de Levy-Leboyer y Prieto (2001), quienes la definen como la capacidad de hacer algo de forma eficiente y eficaz y con los conocimientos y las habilidades suficientes para trabajar en el contexto de un oficio, ya que es la que más se ajusta al perfil ocupacional de los profesionales dedicados a la extensión en la cadena productiva de cacao.

Según Cano (2004), el rol del extensionista consiste en coordinar, informar, promocionar y capacitar individuos, grupos o comunidades. Para Zenete et al. (2012), el nuevo extensionista debe poseer doce competencias infaltables: ética profesional, aprendizaje para adultos para el cambio de comportamientos, movilización comunitaria, gestión básica del conocimiento y la extensión, adaptación, manejo del programa de extensión, género, el papel de la extensión en las cadenas de valor, introducción a la facilitación para el desarrollo, desarrollo de organizaciones de productores, emprendimiento agrícola, mitigación de riesgos.

Por su parte, Cano (2004), reinterpretando a Meinster (2000), habla de seis competencias para un entorno globalizado. Por otro lado, en el trabajo realizado por Landini (2016) sobre la concepción de la extensión en diez países latinoamericanos, identificó seis categorías como las más relevantes en el tema de extensión agropecuaria (Landini, 2020).

Para medir el nivel de desarrollo de una competencia se utiliza un índice que, de acuerdo con Morone (2013), Durán y Condori (2016) y García de León (1989), es una medida que permite abarcar, relacionar y combinar las dimensiones de un conjunto de variables, asignándole un único valor mediante un tratamiento matemático de poca complejidad como la media. Para construir un índice, como lo proponen Morone (2013) y Domínguez-Berjón et al. (2008), se recomienda establecer el conjunto de todas las variables a incluir y el valor asignado a cada una de ellas; así como definir si todas llevarán un valor igual o si se asignará un valor diferente a cada una, y además fijar el límite numérico superior e inferior de la medición. Este índice puede ser ponderado o no ponderado de acuerdo con el peso que se le asigna a cada variable (Morone, 2013).

En este estudio se tiene como objetivo diseñar un índice para la medición del nivel de percepción del extensionista en las competencias requeridas para cumplir con su rol en el programa específico dentro de los laboratorios territoriales (CEDAIT) y la Federación de Cacao de Colombia (FEDECACAO).

Materiales y Métodos

Se realizó una investigación desde el paradigma cualitativo, tomando en cuenta el desarrollo de los objetivos por fases y la integración de los datos recolectados y analizados para la obtención de los resultados, bajo un diseño transformativo secuencial (Sampieri et al., 2010).

La muestra estuvo conformada por profesionales encargados de desarrollar el servicio de extensión agropecuaria, en proyectos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Antioquia. Se realizó un muestreo por conveniencia, teniendo en cuenta para la selección aspectos como experiencia y trayectoria de los profesionales, estar ejecutando proyectos con productores agropecuarios y la disposición para participar en el estudio. La muestra estuvo conformada por doce (12) profesionales: seis (6) en el departamento de Antioquia y seis (6) en el departamento de Santander.

Los datos se recolectaron en tres fases: 1) Identificación de las competencias requeridas por el extensionista, 2) Selección de las variables en cada dimensión, y 3) Diseño de la rúbrica de evaluación del nivel de competencias.

Para la primera fase, se utilizó la cartografía social, en la cual se mapeó el ser extensionista mediante una silueta en la que los participantes enumeraron las competencias que consideraron tener y las que consideraron que les hacían falta para llevar a cabo su labor.

Para la segunda fase, se realizó un mapa de acción, en el cual se elaboró el listado general de las variables con base en las competencias identificadas por los participantes, las cuales fueron agrupadas teniendo en cuenta su relación con cada una de las cuatro dimensiones. Por medio de un proceso de concertación se seleccionaron para cada dimensión las cinco variables más importantes, obteniendo un total de 20 variables.

En la tercera fase, se definió, de manera participativa, una rúbrica de evaluación del nivel de desarrollo de cada una de las competencias, utilizando una escala tipo Likert, representada de la siguiente manera: 5. Completamente desarrollada, 4. Desarrollada, 3. Medianamente desarrollada, 2. Poco desarrollada, 1. Nada desarrollada.

Finalmente, se diseñó el instrumento para la medición del índice de competencias mediante la herramienta Kobo Toolbox, que permitió ubicar los descriptores de la rúbrica en cuatro bloques de consulta y su valoración en una escala de uno a cinco. Se analizó la información allí recolectada a los extensionistas participantes del proceso, definiendo así el nivel de desarrollo de las competencias.

Declaración de aspectos éticos

Se trabajó a partir de un profundo respeto por el grupo. Por tal motivo, fue fundamental compartir con este los propósitos de la investigación, su alcance y su rol dentro de la misma, invitando a los integrantes a participar libre y voluntariamente del ejercicio y alinear sus expectativas con las del proyecto. Se contó con su consentimiento para la utilización de los datos recolectados, respetando su intención de aparecer citados de forma anónima o no, con la posibilidad de realimentar a los miembros grupo con los resultados de la investigación, para que los mismos sean utilizados como insumo del mejoramiento continuo en ellos.

Resultados y Discusión
Definición de las dimensiones de análisis de las competencias del extensionista

A partir de la revisión bibliográfica, se definieron cuatro dimensiones, tomando en cuenta principalmente a Landini (2016), Meister (2000), Zenete et al. (2012) y la Ley 1876 de 2017, que crea el Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria: 1) Técnica, 2) Social, 3) Metodológica, 4) Organizativa (Tabla 1); que incluyen no solo una preocupación por el conocimiento técnico específico, sino también un balance con otras dimensiones del ser que puedan brindar cercanía y confianza con quienes participan de los procesos de extensión.

Tabla 1
Dimensiones asociadas a las competencias definidas por los autores referentes

Fuente: adaptado de Meister (2000), Landini (2016) y Zenete et al. (2012).

Los seis grupos en los cuales, de acuerdo con Meister (2000), deben estar enmarcadas las características que necesitan los nuevos profesionales dedicados a la extensión agropecuaria en el entorno global, se han agrupado en las dimensiones organizativa, técnica y metodológica. Así mismo, las seis características primordiales del profesional dedicado a la extensión propuestas por Landini (2016) se han agrupado en las dimensiones organizativa y social. Finalmente, las características propuestas por Zenete et al. (2012) se han agrupado en las cuatro dimensiones del modelo propuesto.

Definición de las competencias

A partir de la cartografía social realizada con los doce extensionistas se definieron veinte competencias, cinco para cada una de las dimensiones (Tabla 2).

Tabla 2
Listado de competencias definidas por los extensionistas

Fuente: autores.

Se encontró que las veinte competencias mencionadas por los extensionistas están descritas dentro de las características consideradas más importantes en la literatura consultada (Landini, 2016; Meister, 2000; Zenete, 2012). Sin embargo, una característica reportada en la literatura por Zenete et al. (2012) que no fue considerada por los extensionistas fue la perspectiva de género; esto puede deberse a que es un tema aún alejado de la práctica y constituye simplemente una palabra que adorna los documentos institucionales.

Del mismo modo, competencias de liderazgo, en especial manejo de grupos y resolución de conflictos, no fueron identificadas por los extensionistas, aunque han sido reportadas por Harder y Narine (2019) como habilidades relacionadas directamente con el desempeño del extensionista, quienes también encontraron que la resolución de conflictos es la que presenta mayores necesidades de formación.

Algunas de las variables destacadas en este modelo por los extensionistas de Antioquia y Santander fueron la planeación estratégica y la orientación al logro, lo cual concuerda con lo propuesto por Engel (2000), quien considera que en la actualidad es necesario resignificar el concepto de «extensión» desde el cambio de perspectiva como vehículo de transmisión a una perspectiva de proceso para el fortalecimiento de capacidades de las comunidades rurales.

Un par de variables destacadas por los extensionistas con respecto a las TIC fueron conocimientos sobre TIC e implementación de las TIC en el extensionismo, situación a la que se vieron enfrentados durante la pandemia y que se vislumbra como una herramienta útil en el futuro como complemento a la presencialidad, para lo cual requieren desarrollar habilidades. Estos resultados están en consonancia con los de Saleh y Man (2017), quienes encontraron que habilidades del extensionista en el uso de las TIC tienen una correlación significativa con las necesidades de capacitación.

También están en relación con los hallazgos de Humaidi et al. (2020), quienes encontraron que los extensionistas tienen bajos niveles de competencia en pensamiento crítico y resolución de problemas; niveles de bajo a medio en habilidades creativas, para la comunicación y para la colaboración; encontrando además que la utilización de redes sociales tiene influencia sobre el mejoramiento de estas competencias de los extensionistas y los servicios de extensión.

En Colombia existen algunas propuestas desarrolladas anteriormente para identificar las competencias laborales de los profesionales asistentes técnicos agropecuarios, utilizando el modelo establecido por el SENA, entidad encargada de la evaluación y certificación de competencias laborales, el cual incluye aspectos como los criterios de desempeño, el conocimiento esencial, el campo de aplicación y las evidencias requeridas para certificar la competencia laboral (Gutiérrez et al., 2013). Autores como Engel (2000) consideran que en la actualidad es necesario resignificar el concepto de extensión desde el cambio de perspectiva como vehículo de transmisión a una perspectiva de proceso para el fortalecimiento de capacidades de las comunidades rurales.

Para efectos de este trabajo se retoman aspectos como el campo de aplicación y los criterios de desempeño, que contribuyen a la definición de las rúbricas, teniendo en cuenta que el objetivo del índice propuesto por este modelo pretende, de manera concertada con quienes desarrollan el ejercicio de extensión agropecuaria y a través de su percepción, definir sus fortalezas y posibilidades de mejora a fin de contribuir al desarrollo de las capacidades de las comunidades de productores.

Definición de la Rúbrica

El análisis realizado con la participación del grupo de extensionistas permitió establecer los descriptores del nivel de habilidades y destrezas que cada competencia requería para la elaboración de las rúbricas correspondientes a las dimensiones social, técnica, metodológica, organizativa.

Tabla 3
Descriptores en la rúbrica para la medición de competencias de la dimensión social

Fuente: autores

Tabla 4
Descriptores en la rúbrica para la medición de competencias de la dimensión técnica

Fuente: autores

Tabla 5
Descriptores en la rúbrica para la medición de competencias de la dimensión metodológica

Fuente: autores

Tabla 6
Descriptores en la rúbrica para la medición de competencias de la dimensión organizativa

Fuente: autores

Con respecto al uso de rúbricas en la medición del nivel de competencias, aunque a nivel educativo hay algunos referentes, para los extensionistas no se encontraron referentes en la literatura científica, por lo cual esta propuesta se constituye un aporte al Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria, porque permite identificar un punto de partida y definir planes de mejora que contribuyan al desarrollo de las competencias necesarias en el perfil del extensionista agropecuario.

Medición del índice de competencias del extensionista

En el modelo propuesto, el índice de competencias del extensionista (ICE) se calcula como un promedio de la valoración del nivel total de competencias analizadas. Después de obtener el ICE, se clasificaron los resultados por rangos, permitiendo priorizar las competencias objeto de fortalecimiento, rango (a) para las competencias que quedaron entre 4.0-5.0; rango (b) para aquellas competencias que estuvieron entre 3.0 y 3.9, y rango (c) para las que quedaron entre 1.0-2.9. Definiendo las competencias por fortalecer, aquellas ubicadas entre los rangos b y c.

Esto permite identificar, clasificar y definir el grado de desarrollo de las competencias requeridas por el extensionista, según el programa en el que se desempeña, y brinda al profesional herramientas adicionales para el desarrollo de sus actividades y para lograr, tal como lo proponen Rojas-Andrade et al. (2019), una vinculación entre el extensionista y el productor para la adopción y apropiación del conocimiento existente.

En cuanto a las competencias requeridas por el profesional dedicado a prestar el servicio de extensión, se destaca la importancia de la reflexión continua sobre las capacidades y habilidades que deben desarrollar en cada contexto, al depender del programa donde presten sus servicios y de los objetivos del mismo, aspectos a su vez determinantes de la necesidad de unas u otras competencias; de acuerdo con lo propuesto por González et al. (2004), se debe lograr la armonía entre las nuevas habilidades, permitiendo el relacionamiento con los productores y las técnicas para el fortalecimiento de capacidades de autogestión de las comunidades, considerando así el fortalecimiento de las competencias de los profesionales encargados de acompañar los procesos de extensión rural, de las comunidades de productores agropecuarios, y de los espacios de innovación, enfocados al logro de los objetivos de la extensión agropecuaria.

De la misma manera, tanto el desarrollo como el fortalecimiento de las competencias específicas para el ejercicio de la extensión ayudan a formalizar y guiar el rol del profesional que presta este servicio y, en buena medida, a garantizar la calidad de este. Estos resultados concuerdan con los de Saleh y Man (2017), quienes encontraron que habilidades del extensionista como liderazgo, gestión, comunicación y habilidades laborales, denominadas como «especiales», tienen una correlación significativa con las necesidades de capacitación; siendo la variable que afecta las necesidades de capacitación.

El índice propuesto a partir de la percepción de los extensionistas sobre sus competencias aporta al conocimiento sobre estrategias para la identificación de las necesidades de capacitación de estos profesionales del agro, para mejorar su desempeño, lo cual concuerda con los hallazgos de Harder y Narine (2019), quienes encontraron que los servicios de extensión tienen deficiencias en la gestión de datos sobre las necesidades de sus extensionistas para mejorar la efectividad de su trabajo.

Respecto al uso de índices para determinar el nivel de competencias, si bien hay estudios que se refieren a competencias específicas, no se encontraron referentes en la literatura que hagan una valoración conjunta de competencias para determinar un índice general. Dada la importancia del asunto, se recomienda llevar a cabo estudios de mayor alcance, por cuanto, como lo encontraron Saleh y Man (2017), se requiere implementar procesos de mejora continua en la formación de los extensionistas y la creación de comités especializados para identificar con frecuencia sus necesidades de capacitación para cumplir los objetivos del servicio al cual se encuentran adscritos.

Se recomienda utilizar el modelo, adaptándolo y validándolo con respecto a los requerimientos de los programas de extensión en los que se desempeñan los extensionistas con los que se trabaje, realizando los ajustes a que haya lugar a fin de que permitan implementar planes de mejora para las competencias del extensionista.

Conclusiones

El diseño del índice de competencias del extensionista, basado en las percepciones de los extensionistas participantes del proceso, permitió identificar las competencias y medir su grado de desarrollo, a través de las rúbricas, para generar un plan de mejora para ellas.

Las competencias, las dimensiones y los descriptores identificados por los extensionistas participantes del proceso, a partir de su experiencia, se encuentran en consonancia con lo enunciado por diferentes investigadores en América Latina, lo que permite evidenciar las nuevas dinámicas del contexto de la extensión tanto en el nivel nacional como el internacional.

Tener claridad de las competencias requeridas por el profesional que se desempeña en un programa de extensión y contar con un índice que determine el estado de las mismas, favorece la identificación de aspectos por mejorar o fortalecer en pro de la calidad de los procesos y el logro de los objetivos de los programas de extensión.

Involucrar a los extensionistas en el proceso de identificación de las competencias requeridas para desarrollar su rol es fundamental para que el profesional se apropie de ellas, comprenda los objetivos del programa donde presta sus servicios y conceptualice la extensión agropecuaria.

Finalmente, los profesionales dedicados a prestar servicios de extensión deben procurar un equilibrio entre el conocimiento técnico requerido para el desarrollo de su labor y la incorporación de otras competencias que faciliten el relacionamiento con las comunidades de productores.

Material suplementario
Información adicional

Cómo citar este artículo: Castaño, C., Rodríguez, H. y Pérez, R. (2021). Diseño de un índice para medir la percepción de las competencias básicas del extensionista agropecuario. Jangwa Pana, 20(3), 540-559. doi: https://doi.org/10.21676/16574923.4458

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Notas
Tabla 1
Dimensiones asociadas a las competencias definidas por los autores referentes

Fuente: adaptado de Meister (2000), Landini (2016) y Zenete et al. (2012).
Tabla 2
Listado de competencias definidas por los extensionistas

Fuente: autores.
Tabla 3
Descriptores en la rúbrica para la medición de competencias de la dimensión social

Fuente: autores
Tabla 4
Descriptores en la rúbrica para la medición de competencias de la dimensión técnica

Fuente: autores
Tabla 5
Descriptores en la rúbrica para la medición de competencias de la dimensión metodológica

Fuente: autores
Tabla 6
Descriptores en la rúbrica para la medición de competencias de la dimensión organizativa

Fuente: autores
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