Articulos

¿Cómo formar al psicólogo para la investigación?

¿How to train the psychologist for research?

Yanet Parra-Herrera
Universidad de Camagüey, Cuba
Silvia Colunga-Santos
Universidad de Camagüey, Cuba
Bárbara Carvajal-Hernández
Universidad de Camagüey, Cuba

¿Cómo formar al psicólogo para la investigación?

Luz, vol. 17, núm. 2, pp. 25-37, 2018

Universidad de Holguín Oscar Lucero Moya

Recepción: 19 Septiembre 2016

Aprobación: 19 Octubre 2016

Resumen: La formación del psicólogo como investigador demanda hoy de atención desde las ciencias pedagógicas, en función de la creación de propuestas que la favorezcan, a partir de considerar el carácter esencial que supone la investigación para esta profesión, en tanto se erige como función esencial de su desempeño en todas las esferas de actuación. El presente trabajo tiene como objetivo profundizar en las características de este proceso, así como de las demandas actuales que se le plantean al mismo. Ofrece además, algunas pautas pedagógico-didácticas para favorecer la formación de la competencia investigativa en el psicólogo. La investigación se soporta en el método analítico-sintético.

Palabras clave: psicólogo, formación científica, formación del psicólogo, competencias, competencia investigativa, investigación.

Abstract: The psychologist's formation as a researcher demands attention from the pedagogic sciences, in function of the creation of proposals that may favor it, starting from considering the essential character that research supposes for this profession, as long as it is established as an essential function of his acting in all the performance spheres. The present work has the objective to deepen in the characteristics of this process, as well as in the current demands that are outlined. It also offers some pedagogic-didactic rules to favor the formation of the research competence in the psychologist. The investigation is supported in the analytic-synthetic methods.

Keywords: psychologist, scientific formation, the psychologist's formation, competitions, investigative competition, investigation.

Introducción

La formación del psicólogo como investigador es un tema recurrente en el contexto universitario actual, como consecuencia de las exigencias que la sociedad impone a la profesión. Al respecto se han realizado diversas investigaciones como las de Ortíz & Bello, 2015; Guevara, Mendoza & García 2014; De la Cruz 2013; Salgado 2012 y Garau 2011, los cuales desde diversas perspectivas señalan la relevancia de la formación científica del psicólogo. En consecuencia resulta relevante la formación de la competencia investigativa, de manera que al profesional le sea posible enfrentar y solucionar problemas del contexto desde su accionar transformador.

Sin embargo, la formación del psicólogo como investigador adquiere determinadas particularidades en dependencia de las particularidades de su objeto y las de la ciencia psicológica. Por esta razón la competencia investigativa del psicólogo posee distinciones específicas que deben intencionarse a partir de estrategias formativas que potencialicen la importancia de asumir un enfoque interdisciplinar, el rol del profesor y de la relación profesor-estudiante, estudiante- estudiante y elempleo de métodos activos de enseñanza que favorezcan la movilización de actitudes y la adquisición de saberes en contexto.

Compete a la educación superior aportar respuestas pertinentes orientadas a lograr atemperar la formación del psicólogo como investigador a las exigencias actuales, mediante la generación de propuestas pedagógicas y didácticas pertinentes, desde un enfoque que priorice al estudiante y el contexto en que este se desenvuelve, en correspondencia con el abordaje de problemas profesionales que demandan de un accionar integral y transformador.

En correspondencia, en el presente trabajo se plantea como objetivo profundizar en las características y demandas actuales de la formación científica del psicólogo.

Materiales y métodos

Para la realización del estudio del que da cuentas el presente artículo se empleó el método analítico-sintético, para favorecer el estudio del proceso de formación del profesional de la Psicología, desde el componente investigativo y su caracterización; a partir de la sistematización teórica de los trabajos más importantes al respecto, tomándose en consideración los antecedentes relacionados con la formación científica del psicólogo, la actualidad y necesidad del estudio y las falencias teóricas con énfasis en la perspectiva de competencias, poco abordada.

Resultados y discusión

La formación del psicólogo posee un carácter complejo. A nivel internacional sigue variadas tradiciones, que dan lugar a diferentes estructuras, titulaciones y patrones de educación. No obstante, los importantes cambios sociales que se producen desde los inicios del siglo XXI, imponen nuevas demandas a la formación; es así como se aprecia la búsqueda de estándares y convergencias entre los diversos proyectos y modelos existentes, distinguiéndose un consenso en cuanto a la necesidad de una formación que sea garante de un adecuado desempeño profesional.

El reconocimiento de la psicología como ciencia y profesión tiene sus orígenes en la Conferencia de Boulder 1949 y se ratifica en Bogotá 1974, razón que determina que la formación esté organizada en ambos sentidos.

La formación del psicólogo como investigador es resultante de la interrelación del componente investigativo con el académico y el laboral, en una simbiosis que debe ser garante de la expresión del vínculo teoría-práctica en la ciencia psicológica.

A la importancia y pertinencia de la formación científica del psicólogo y su expresión en el desempeño profesional se han referido Celis 2015; Ortíz & Bello 2015; Guevara, Mendoza & García 2014; Velarde 2014; Corral 2013; De la Cruz 2013 y Menin 2011, entre otros; con valiosos aportes al respecto.

Celis 2015 apunta que el profesional en Psicología debe ser un investigador permanente, que adquiera la capacidad de trascender la teoría, ejerza su praxis a través de una postura crítica y convierta la investigación en un eje transversal dentro del proceso de formación.

Menin 2011 destaca la necesidad de “… formar un psicólogo de carácter integral, con sólida formación científica –humanista, riguroso en el método, diestro en el manejo de competencias y abierto a las tendencias teórico – modernas, mediante el estudio, la investigación y el compromiso social”. (p.159).

Por otra parte, desde la práctica pedagógica se han realizado investigaciones que evidencian las insuficiencias que manifiestan los estudiantes en torno a su formación científica (Parra & Colunga 2014; De la Cruz 2013; Herrera, Restrepo, Uribe & López, 2009, entre otros). Estos autores señalan limitaciones en el orden cognitivo, instrumental, procedimental y actitudinal-valoral que se expresan en el desempeño investigativo.

Los aspectos antes expuestos permiten afirmar que existe un consenso bastante generalizado sobre la importancia de formar al psicólogo como investigador, lo cual se intenciona a través del currículo de diversas maneras, ya sea como habilidades, capacidades o competencias.

Ortíz y Bello, 2015 consideran que las alternativas para desarrollar las habilidades, capacidades o competencias investigativas del psicólogo, no han sido muy abordadas y aunque existen propuestas valiosas desde otras profesiones, la especificidad de la subjetividad condiciona las diferencias de su estudio. Refieren que, por lo general, se realiza un abordaje integral y ambiguo de su formación, sin analizar los elementos que las constituyen ni particularizar en los mecanismos que permiten formarlas.

Al tratamiento de la formación de habilidades para un desempeño investigativo adecuado, se han referido diversos autores, atendiendo a la importancia de su sistematización e integración en función de resolver los problemas profesionales, la necesidad de evaluarlas desde el contexto y la efectividad del empleo de procedimientos que promuevan su logro. En el caso de la formación del psicólogo se destacan los aportes de Ortiz y Bello, 2015; Velarde 2014 y Guerrero, 2007.

Ortiz y Bello, 2015 precisan que, al evaluar las habilidades investigativas en los estudiantes de Psicología, se deben tener en cuenta los conocimientos teórico- metodológicos que poseen sobre la investigación, la motivación por la actividad, aspectos relacionados con la ejecución del proceso, los niveles de ayuda que debe ofrecer el profesor, el estilo de investigar, la autovaloración consciente que realiza el estudiante del nivel de desarrollo alcanzado y el conocimiento de las vías para su perfeccionamiento.

La autora de esta investigación reconoce el valor de pautar estos indicadores para direccionar el proceso de formación científica del psicólogo; no obstante, considera que para garantizarlo resulta necesario revisar otros aspectos que atañen a la manera en que se enfoca la formación.

La formación del psicólogo se ha estructurado sobre la base de la preocupación por los contenidos y disciplinas, su adecuada secuenciación y la diferenciación de ciclos básicos y profesionales. Sin embargo, De la Cruz2013 apunta que, aunque la carrera brinda herramientas para el futuro desempeño como psicólogo, en verdad no ofrece el entrenamiento suficiente que avale la práctica como científico y profesional. En concordancia se plantea la necesidad de replantear el proceso formativo, a partir de la transformación del modelo pedagógico tradicional (Jaime 2015) a un modelo por competencias que privilegie el desempeño eficaz.

A tales fines la formación basada en competencias aparece como propuesta con aún escasa investigación en el área de la formación del psicólogo (Di Doménico, 2014). Este modelo se erige como la opción más viable para garantizar una formación que provea un desempeño efectivo y contextualizado, a partir de poner énfasis en el rol del psicólogo como agente de cambio social.

En correspondencia, a nivel internacional se aprecia una tendencia a adoptar el modelo de formación por competencias para la enseñanza de la psicología. En Cuba aún no se enfoca la formación desde este punto de vista, aunque existen propuestas recientes en torno a cuáles son las competencias profesionales que se deben formar (Vega, 2012; De Jongh2012); sin embargo, la mayor parte no se encuentran descritas ni modeladas y en los planes de estudio no se explicita como formarlas desde las disciplinas y asignaturas del currículo.

La formación por competencias se asocia al desempeño profesional exitoso en Psicología. Di Doménico 2014 afirma “…cualquier formación en Psicología que quiera ser mejorada deberá apuntar al logro de un desempeño profesional reconocido como idóneo- el que en general puede afirmarse que hoy no se obtiene en el grado académico- y al cual modelos basados en competencias podrían coadyuvar” (s.p).

Por otra parte, Ortíz y Mariño 2012 resaltan la significación que las competencias adquieren en el contexto de la educación, a propósito de la necesidad de rescatar los vínculos formación- desempeño profesional; a pesar de ello existe una contradicción entre los diseños curriculares de nueva generación, no elaborados explícitamente en función de competencias y la necesidad de su formación y desarrollo en la preparación de profesionales de alto nivel.

El abordaje de las competencias se ha producido desde lo psicológico, lo pedagógico, lo social y lo laboral. Colunga, García y Blanco 2008 señalan que su formación precisa de intencionalidad educativa, trabajo sistemático y continuado. La autora de la presente investigación significa que su formación comienza en el pregrado pero se extiende a la formación postgraduada, donde es posible apreciar su desarrollo.

El término competencias se ha acuñado de diversas maneras, como capacidades, habilidades, cualidades, atributos, conjunto de atributos, conocimientos; elementos que las integran pero a los cuales no deben ser reducidas. Una apreciación más integral se observa al considerarlas como configuración psicológica compleja (González 2006), constructo psicológico complejo (Juliá 2013) o desempeños (Tobón 2012, 2014) que se aplican en contexto para la solución de problemas, posición asumida desde esta investigación.

En la educación superior adquiere especial significación la formación de competencias profesionales,por esta razón se aprecian ingentes esfuerzos por elaborar estrategias y metodologías que las favorezcan, a partir del mejoramiento curricular, el análisis ocupacional, la identificación de las competencias requeridas y su modelación.

Por otra parte despunta los temas de la necesidad de su contextualización en consonancia con el compromiso social del psicólogo y su acción trasformadora (Maldonado 2015; Jaime 2015; Celis 2015; Peña 2013) y la relevancia de atender a la dimensión ética- deontológica en la formación (Bogetti, Hermosilla y Vuotto 2014; Vélez 2013; Bogetti, 2012), para el desempeño científico-profesional, así como la insuficiencia de su tratamiento desde la formación en la actualidad.

Un aparte merece el tema de la prontitud de formar competencias investigativas en el psicólogo (Guerrero 2007; Dusú 2004 y Gallardo 2003). Tradicionalmente reconocidas como genéricas, incluyen elementos de orden cognitivo-motivacional y se expresan a través de competencias instrumentales, personales y sistémicas. No obstante, adquieren singularidad en dependencia de las características del objeto de estudio de la profesión, razón por la cual se afirma que la competencia investigativa del psicólogo posee distinciones específicas devenidas de la naturaleza compleja de la subjetividad y las particularidades de la ciencia.

El proceso de formación de la competencia investigativa del psicólogo debe poseer un enfoque integral y desarrollador, que contemple entre otros aspectos, el rol mediador del profesor; la estimulación de la relación profesor- estudiante; el empleo de métodos, estrategias y recursos encaminados a favorecer el papel activo del estudiante en la apropiación de los saberes relativos a la investigación psicológica y la incitación para que apliquen los conocimientos que poseen en la solución de problemas profesionales con vistas a su transformación, de manera que se estimule su disposición para investigar, los intereses profesionales y la independencia cognoscitiva.

Para el logro de estos aspectos se debe encauzar el proceso desde la interdisciplinariedad (Ortiz y Mariño 2012). En esta investigación se destaca su eficacia, con base en el contexto de la actividad práctica transformadora, para el establecimiento de nexos entre los saberes previos y los nuevos conocimientos, enriqueciéndolos y corrigiéndolos durante su aplicación a las nuevas situaciones.

Respecto al rol del profesor, su preparación y la significación de la relación estudiante-profesor y estudiante-estudiante en el marco del proceso formativo, Maldonado 2015 sostiene que el profesor debe exhibir competencias para investigar, vincularse con la comunidad y gestionar proyectos, de manera que sea ejemplo de lo que pretende formar. Pone énfasis además en su preparación para el proceso formativo y en particular en estrategias para trabajar en grupos, equipos y redes.

Corral 2013 refiere que el profesor debe revelar las relaciones de lo que se enseña con la vida profesional y cita: “El buen profesor de Psicología no solo es experto en lo que sabe, sino que debe ser experto también en lo que no sabe, para reconocer que existe. La otra cualidad inexcusable para un profesor es su vínculo con la profesión misma; no podemos ser académicos aislados de la vida profesional o investigativa, que nos nutre y da sustento a lo que enseñamos” (Corral 2013, s/p).

Por otra parte, la formación de competencias para la investigación requiere que el profesor posea dominio de cómo contribuye la disciplina y asignatura que imparte al desarrollo de las mismas y cómo lograrlo desde el proceso de enseñanza-aprendizaje; razón suficiente para prepararlo en un conjunto de métodos, procedimientos y estrategias al respecto, a través del trabajo metodológico de la asignatura, la disciplina y su nexo con las restantes disciplinas de la carrera, a partir de un enfoque interdisciplinario.

Respecto al tema de las relaciones profesor-estudiante, González y González 2008 apuntan que en la actualidad aún no se logra una comunicación clara y fluida entre estos, y subrayan la persistencia de la tradición academicista en la enseñanza; Barrero 2015 destaca la importancia de “…una relación democrática en la cual el profesor de psicología debe fungir como posibilitador del pensamiento crítico… y el estudiante debe asumir un rol activo …en cuanto a movilizador de sus capacidades para la lectura crítica y la acción transformadora” (Barrero 2015, p.32).

Viera 2015 y Calviño 2015 destacan el valor de una relación dialógica bilateral, receptiva y analítica entre estos actores del proceso formativo, como herramienta pedagógica fundamental para la formación de psicólogos críticos.

La necesidad de atender problemas del contexto es una demanda a la profesión del psicólogo, para su resolución se ha reconocido el valor del trabajo grupal. González y González 2008 sostienen que en la actualidad aún no se aprovechan de forma eficiente sus potencialidades, ni se prepara suficientemente al estudiante para ello.

En cuanto a las estrategias que se deben emplear desde la enseñanza para favorecer la formación de competencias para la investigación, Ortiz y Mariño 2012 defienden el trascender, desde la impartición de las disciplinas, lo meramente reproductivo; la integración de los contenidos impartidos y el valor de explicitar su utilidad práctica para la profesión; el explotar la experiencia individual de los estudiantes para la clase; potenciar la actividad y el trabajo independiente con base en la atención a las diferencias individuales y propiciar la aplicación de la coevaluación y la autoevaluación. Resaltan además el valor de utilizar métodos pedagógicos activos que estimulen la interacción grupal, para facilitar la discusión en la búsqueda de soluciones a los problemas profesionales.

Corral 2013 destaca la importancia de las situaciones de aprendizaje como estrategias potenciales para la formación del psicólogo. Explicita además la utilidad de promover situaciones de elección responsable, ya que el psicólogo tiene que involucrarse paulatinamente en los espacios de discusión y elección de la ciencia, con la respectiva carga de responsabilidad personal que acarrea su elección, la discusión previa de las opciones y el mantenimiento de alternativas.

La sistemización de los elementos expuestos indica la necesidad de realizar un giro en la formación del psicólogo como investigador, que parta de concebir a la investigación como función esencial de su desempeño profesional en todas las esferas; para lograrlo es preciso plantear estrategias sustentadas en la prontitud de lograr un psicólogo que investigue desde un enfoque integral e interdisciplinario para la transformación de los problemas de la profesión.

Conclusiones

La formación del psicólogo como investigador, precisa de un giro que parta de concebir a la investigación como función esencial de su desempeño profesional en todas las esferas, en tanto el psicólogo es un investigador por excelencia.

La noción de considerar su formación como científico y profesional enfatiza en la relevancia de su formación científica, no obstante, considerarla en esta dualidad, supone una dicotomía que es necesario trascender en tanto no hay ejercicio profesional del psicólogo sin investigación, razón por la cual formar la competencia investigativa adquiere especial significación. Para lograrlo es necesario elaborar e implementar nuevas estrategias desde la concepción de una comunicación dialógica entre profesor y estudiante, la estimulación del papel activo, responsable y consciente del estudiante con respecto a su propia formación y la actualización de los problemas profesionales del contexto para un mejor direccionamiento del accionar transformador del psicólogo.

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