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El papel de los cristianos evangélicos de izquierda en la construcción de la democracia peruana: el caso del Colectivo Ecuménico por el Perú (CEP)
Gregory Pek Bardales Pereyra
Gregory Pek Bardales Pereyra
El papel de los cristianos evangélicos de izquierda en la construcción de la democracia peruana: el caso del Colectivo Ecuménico por el Perú (CEP)
The role of left-wing evangelical Christians in building Peruvian democracy: the case of the Ecumenical Collective for Peru
O papel dos cristãos evangélicos de esquerda na construção da democracia peruana: o caso do Coletivo Ecumênico para o Peru
Revista NUPEM (Online), vol. 15, núm. 34, pp. 21-37, 2023
Universidade Estadual do Paraná
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Resumen: El sentido común actual en el Perú suele identificar a los evangélicos con la extrema derecha, especialmente luego del creciente protagonismo que han cobrado los grupos evangélicos neoconservadores y fundamentalistas en la escena pública. Sin embargo, dicha afinidad electiva entre identidad religiosa e identidad política está lejos de ser el único resultado histórico posible; además, las ideologías religiosas no se dirigen invariablemente a confirmar el orden establecido, sino que también son capaces de desafiarlo. En efecto, nuestro estudio busca examinar el caso del Colectivo Ecuménico por el Perú: un grupo de cristianos evangélicos con apertura ecuménica que apoyaron públicamente a partidos políticos de izquierda durante las últimas elecciones generales en Perú (2021). Nuestras fuentes son los testimonios de nueve (09) de sus integrantes, recabados mediante la aplicación de entrevistas semiestructuradas en profundidad, en torno a la significación de sus experiencias como miembros del Colectivo y como cristianos evangélicos.

Palabras clave: Fundamentalismo, Evangélicos, Política, Progresismo.

Abstract: Current common sense in Peru tends to identify evangelicals with the extreme right, especially after the growing prominence that neoconservative and fundamentalist evangelical groups have gained in the public arena. However, such an elective affinity between religious identity and political identity is far from being the only possible historical outcome; moreover, religious ideologies are not invariably aimed at confirming the established order, but are also capable of challenging it. Our study seeks to examine the case of the Ecumenical Collective for Peru: a group of evangelical Christians with ecumenical openness who publicly supported left-wing political parties during the last general elections in Peru (2021). Our sources are the testimonies of nine (09) of its members, gathered through the application of semi-structured interviews in depth around the significance of their experiences as members of the Collective and as evangelical Christians.

Keywords: Fundamentalism, Evangeli-cals, Politics, Progressivism.

Resumo: O senso comum atual no Peru tende a identificar evangélicos de extrema direita, especialmente após o crescente destaque que grupos evangélicos neoconservadores e fundamentalistas têm ganhado na arena pública. No entanto, essa afinidade eletiva entre identidade religiosa e identidade política está longe de ser o único desfecho histórico possível; além disso, as ideologias religiosas não visam invariavelmente confirmar a ordem estabelecida, mas também são capazes de desafiá-la. Nosso estudo busca examinar o caso do Coletivo Ecumênico para o Peru: um grupo de cristãos evangélicos com abertura ecumênica que apoiou publicamente partidos políticos de esquerda durante as últimas eleições gerais no Peru (2021). Nossas fontes são os depoimentos de nove (09) de seus membros, reunidos através da aplicação de entrevistas semiestruturadas em profundidade, em torno da importância de suas experiências como membros do Coletivo e como cristãos evangélicos.

Palavras chave: Fundamentalismo, Evangélicos, Política, Progressismo.

Carátula del artículo

Dossiê

El papel de los cristianos evangélicos de izquierda en la construcción de la democracia peruana: el caso del Colectivo Ecuménico por el Perú (CEP)

The role of left-wing evangelical Christians in building Peruvian democracy: the case of the Ecumenical Collective for Peru

O papel dos cristãos evangélicos de esquerda na construção da democracia peruana: o caso do Coletivo Ecumênico para o Peru

Gregory Pek Bardales Pereyra
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Peru
Revista NUPEM (Online), vol. 15, núm. 34, pp. 21-37, 2023
Universidade Estadual do Paraná

Recepção: 07 Novembro 2022

Aprovação: 13 Novembro 2022

Introducción

Durante la mayor parte del siglo XX en América latina, el grueso de las iglesias evangélicas se caracterizó por desdeñar la participación política (López Rodríguez, 2008; Cavalcanti, 1986; Ramírez,1995). Aunque algunos evangélicos, a título personal, militaron en partidos políticos y fueron candidatos (Julcarima Álvarez, 2008), el apoliticismo fue un distintivo tradicional de la identidad eclesial y la teología evangélica: se predicaba el evangelio para la salvación del alma, así como la separación radical entre la Iglesia y el “mundo” sociopolítico (Pérez Vela, 2016). Sin embargo, durante los años ochenta, dicha imagen apolítica comenzó a desdibujarse en Latinoamérica, especialmente en Brasil, luego de la Asamblea celebrada entre las más importantes iglesias pentecostales en 1986.

Para el caso peruano, el giro del mundo evangélico hacia la política partidaria se produce a inicios de la década de los noventa, con el apoyo a la candidatura de Alberto Fujimori. Cincuenta evangélicos postularon al parlamento por el partido fujimorista en las elecciones generales de 1990, tras haber sido solo seis - considerando a todos los partidos políticos - en las elecciones de 1985. Para el año 2006, el número de candidatos evangélicos al parlamento sería de 120, los cuales postulaban, en su mayoría, por los partidos políticos: Restauración Nacional y Reconstrucción Democrática, liderados por pastores evangélicos. Esto puede explicarse por la expansión de las megaiglesias (neo)pentecostales, a finales de los noventa, así como también a la autoridad carismática - hablando en weberiano - de sus pastores, “estos dos elementos vuelven viable una participación de tipo corporativa, donde los pastores - que promueven un liderazgo vertical - mantienen como ‘base social’ de apoyo directo su propia feligresía” (Julcarima Álvarez, 2008, p. 397).

Durante el siglo XXI, este importante sector de las iglesias evangélicas se caracterizará por un compromiso abierto con proyectos políticos neoconservadores (Amat y León; Campos, 1997), nucleándose especialmente alrededor de sendas campañas contra el reconocimiento de los derechos de las personas LGBT. Los debates sobre “la tipificación de los crímenes de odio por orientación sexual e identidad de género, la legalización de la unión civil no matrimonial entre personas del mismo sexo y la inclusión del enfoque de igualdad de género en el currículo escolar” (Tello, 2019, p. 3), dividieron ideológicamente a la sociedad peruana.

En 2011, según el conservadurismo evangélico, el plan de gobierno original de Ollanta Humala, “proponía políticas a favor de los derechos sexuales y reproductivos, la igualdad de género y las personas con diferente orientación sexual e identidad de género”; luego, en 2016, la candidata Keiko Fujimori “se comprometió públicamente a rechazar la unión civil entre personas del mismo sexo, la adopción homoparental, el aborto y la legalización de las drogas, y a promover la libertad e igualdad religiosa” (Tello, 2019, p. 19). De esta manera, el fundamentalismo religioso selló su alianza con el fujimorismo, dirigiendo sus municiones contra la denominada “Ideología de género”, desde el Congreso con la bancada fujimorista y desde la sociedad civil con el Colectivo “Con mis hijos no te metas” (González Vélez, 2018).

De esta manera, es moneda corriente asociar a los evangélicos con posturas reaccionarias: agitando las banderas de la ultraderecha o condenando el activismo político “mundano” cuando éste proviene del progresismo o de la izquierda. No obstante, es posible encontrar algunos matices históricos frente a este sentido común. A inicios del siglo XX, por ejemplo, ser evangélico en el Perú era signo de progresismo, pues los misioneros protestantes se identificaron con los nacientes movimientos sociales, el pluralismo religioso y el Estado laico (Fonseca Ariza, 2008). De otro lado, el caso de la participación de pentecostales en la toma de tierras de Cerro de Pasco, a finales de los cincuentas, demuestra que la identificación con una confesión religiosa evangélica no necesariamente conduce al apoliticismo o al conservadurismo, sino que también puede resignificarse en términos de resistencia contrahegemónica (Julcarima Álvarez, 2005); así también, podemos mencionar la participación de los egresados de la Asociación de Grupos Evangélicos Universitarios del Perú (AGEUP), “en espacios de activismo político progresistas - y en algunos casos, abiertamente simpatizantes del socialismo. Varios de estos profesionales engrosaron las filas de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL) y algunos terminaron comprometidos con la causa de los derechos humanos” (Pérez Guadalupe, 2017, p. 85). En AGEUP ha sido particularmente importante la teología de la Misión Integral para configurar su concepción de la acción transformadora de Dios, no sólo sobre la dimensión “espiritual” del individuo, sino sobre todas sus dimensiones (biológica, psicológica, social, etc.), de manera integral; lo cual implica necesariamente la intervención de Dios en la Historia de la humanidad y, por ende, la responsabilidad del cristiano por el devenir histórico en su país (Pátaro; Mezzomo, 2018). En esta misma línea, durante la historia reciente del Perú, debemos resaltar el surgimento del Colectivo Cristianos y Cristianas de Izquierda (CCI) durante la campaña electoral del 2016, para apoyar la candidatura del Frente Amplio que postulaba a Verónika Mendoza a la Presidencia, y su protagonismo en las manifestaciones públicas que siguieron al indulto de Fujimori (otorgado por Pedro Pablo Kuczynski, el entonces Presidente del Perú) durante enero y febrero de 2018 (Rivera, 2018). Esta experiencia puede considerarse como antecedente inmediato en la conformación del Colectivo Ecuménico por el Perú (CEP)1, un grupo de cristianos evangélicos con apertura ecuménica que apoyaron públicamente a partidos políticos de izquierda durante las últimas elecciones generales en Perú: participando en movilizaciones ciudadanas2, publicando pronunciamientos3, transmitiendo programas de opinión a través de las redes sociales4, entre otras actividades.

Por ello, el presente trabajo busca profundizar en el estudio del compromiso de los evangélicos con causas progresistas frente a la arremetida del fundamentalismo evangélico durante los últimos años en América Latina. Nuestros hallazgos son el resultado de la sistematización de los discursos testimoniales de los propios actores en torno a la valoración subjetiva de sus experiencias vitales, como miembros del CEP y como cristianos evangélicos. Dichas narrativas fueron recabadas mediante entrevistas semiestructuradas en profundidad, aplicadas vía videoconferencia, entre agosto y setiembre de 2021, a nueve integrantes del CEP, a quienes llamaremos: Felipe, Juan, Mateo, Lucas, Esteban, Tomás, Santiago, Andrés y Pedro5.

Génesis del compromiso: la epifanía de una realidad sufriente que nos interpela

El espíritu que moviliza a los militantes del CEP es el amor desinteresado por el prójimo que cultivaron desde muy temprano en sus trayectorias biográficas: “Mi papá viajaba por servicio a la Iglesia, no es que regresara con dinero, era el amor al prójimo ‘de balde’” (Felipe, Entrevista, 2021).

Mi padre (familia católica) y mi madre (segunda generación de evangélicos), ellos eran muy solidarios. Ahora en su vejez no los conozco, me dicen guarda para ti. Pero yo he visto eso en mi hogar, todo se comparte. A la casa llegaban niños que no tenían alimentos, vestido, que estaban sucios. Yo ayudaba desde muy pequeña a bañar a los niños, a darles de comer, y eso tiene que ver mucho con el testimonio evangélico, dar abrigo, agua, pero también con una cuestión familiar que se va heredando. Aun cuando lo estafaron, mi papá fue solidario con el estafador. Eso te marca para toda la vida (Juan, Entrevista, 2021).

Las experiencias de solidaridad con el prójimo marcarán un momento primigenio de interpelación desde la realidad sufriente: “Es la población que te dice: necesito que luches por mí; que te dice: mi dignidad está en el suelo, necesito recuperarla y qué puede hacer la Iglesia con eso” (Mateo, Entrevista, 2021). Se trata de una verdadera epifanía que no sólo resulta del encuentro impactante con la realidad de las desigualdades sociales, sino también con el descubrimiento de un pensamiento teológico que reflexiona en torno a ella, lo cual determinará, a la postre, la orientación sociopolítica de los integrantes del CEP.

Estaba en el colegio, yo tenía 17 años, me atreví a ir a la famosa marcha de 1977, estaba altamente sensibilizado por el discurso de los docentes sindicalistas en el colegio y cuando fui a esa marcha los velos de los ojos se me cayeron, fue impactante. Vivimos en un contexto violento, deshumanizado, que históricamente se ha caracterizado por la exclusión, la pobreza, el abandono y la opresión. La Iglesia jamás debería darle la espalda a esa historia cargada de mucho dolor. Responder a los signos de los tiempos es una exigencia, no es una posibilidad, es una obligación (Mateo, Entrevista, 2021).

Entre los evangélicos que vienen de una experiencia del servicio al prójimo con diversos grupos sociales vulnerables, se va gestando una suerte de ecumenismo práctico, dada la diversidad religiosa entre la población auxiliada, que luego es retroalimentada por la Teología de la Liberación (TL), que marca “una apertura hacia el catolicismo, en una suerte de ecumenismo académico, durante los cursos con el padre Gustavo Gutiérrez” (Felipe, Entrevista, 2021). En adelante, cobrará mayor importancia “la Teología de la Liberación que se empezó a desarrollar entre los protestantes, al calor de la tradición católica, que me permitía analizar y comprender mejor la realidad” (Mateo, Entrevista, 2021). Sin duda, la TL ha tenido mucha influencia en el espíritu que alimenta la reflexión teológica de los integrantes del CEP: “A los 14 años yo empecé a leer libros de la TL, yo tuve la suerte de tener esa literatura, mi hermano me alcanzó ese tipo de libros” (Lucas, Entrevista, 2021).

Para la construcción de la conciencia social a través de la reflexión teológica entre los integrantes del CEP, aunque no sólo entre ellos, ha sido fundamental el papel de la Asociación Educativa Teológica Ecuménica (AETE): “descubriendo nuevas formas de reflexión teológica que abarque más hacia la colectividad. Participé en cursos de AETE, hubo un curso que dieron sobre teología pública o teología y religión, nos fue abriendo, introduciendo más, recuerdo haber leído ‘Diálogos con Fidel’ de Frei Beto, hace dos años, me llevó a tomar una decisión más activa, a identificarme con la izquierda” (Esteban, Entrevista, 2021).

En el Colectivo (Ecuménico por el Perú) he podido aprender mucho más, cosas que no te percatabas a simple vista. Uno debe conocer su entorno, su contexto. Tenía mucha relación los temas de AETE con los de la política actual. Te das cuenta de cosas que no veías antes. Al principio es como si descubrieras América, te sientes Colón. Tenían mucha relación los temas de AETE con los temas de la política actual. Eso me agradó bastante, que todo esté relacionado. Vas viendo cosas que no veías antes. El libro de Pepe Castillo y Paola, el curso que entré más al conocimiento fue Evangelios Sinópticos, en ese curso entendí todos los cursos que llevé antes (Tomás, Entrevista, 2021).

Así también, AETE se constituye en la plataforma central que genera los contactos que serán posteriormente nucleados en el CEP: “Tengo vínculos con personas (del CEP) que han pasado como estudiantes por AETE” (Juan, Entrevista, 2021). Gracias a su infraestructura, capacidad logística y espíritu “militante” de su personal, AETE logra sentar las bases para nuclear a los integrantes del CEP:

al ser un espacio ecuménico ha convocado a muchas personas, sin necesidad de estar en el aula hay un vínculo. Donde ha estado AETE, se han dado estas reuniones como apoyo logístico. En otro momento no hubiera sido tan fácil. En AETE se vive la experiencia de la militancia, con escasos recursos; lo que permite su existencia es la colaboración de un grupo de docentes (Felipe, Entrevista, 2021).

El pasaje de la academia teológica a la acción sociopolítica organizada

AETE también ha propiciado la articulación de sus cuadros académicos con los actores políticos, lo cual ha resultado crucial para vincular al CEP con los líderes de los partidos, quizás buscando estratégicamente pasarle la posta al CEP cuando se trate de entrar a la arena propiamente política.

En 2019, invitaron a AETE para un Encuentro Internacional Antiimperialista que realiza el Centro Martin Luther King en Cuba. Llegaron los dirigentes de la izquierda… los compas de Nuevo Perú; para ellos, se afirmó más que no solo se trataba de un grupito que quiere participar, sino que hay que vernos como aliados estratégicos en esta lucha. De ahí en más, las relaciones fueron más vinculantes (Felipe, Entrevista, 2021).

En buena cuenta, el CEP significa la oportunidad que tiene AETE para concretizar la articulación de la teología académica con la praxis política, pues “la acción social permite crecer no sólo en conocimiento sino también en acciones” (Tomás, Entrevista, 2021). Paulatinamente, va creciendo el deseo por complementar lo aprendido en las aulas con una participación cada vez más protagónica: “A partir de 2018, comienzo a pensar que ya hay mucha discusión desde el pupitre. Antes había un deseo de participar, pero como marginal: mucha actividad, entrega, pero siempre ‘al margen de’” (Santiago, Entrevista, 2021). Emerge, de este modo, la necesidad de trascender el círculo académico: “Escribí artículos científicos, ensayos, pero el artículo científico está diseñado para gente de la academia, creí que eso era insuficiente para todo lo que había estudiado, para tener alguna incidencia que no se puede tener desde una clase en un aula” (Andrés, Entrevista, 2021); pues, “los asuntos que abordamos con respecto al Reino tienen esa finalidad ahí: la calle, lo público, la sociedad” (Esteban, Entrevista, 2021).

Así, por ejemplo, la organización de la ayuda alimentaria para con los manifestantes de provincias significó la generación de un impacto en la realidad a partir de la reflexión teológica: “pasar a la acción concreta de ayudar a los hermanos que llegaron de las regiones, más allá de a qué grupo político pertenecieran. Me pareció satisfactorio pasar de lo abstracto a lo concreto” (Juan, Entrevista, 2021).

Un político de la liberación en nuestro camino

Es clave el rol que jugó Javier Diez Canseco6 (JDC) como engranaje entre el partido de izquierda y los cristianos de izquierda: “Para las elecciones de 2011, JDC convocó a colectivos cristianos” (Santiago, Entrevista, 2021). Esto se explica en buena cuenta por tratarse de un líder político, que además de icónico para la izquierda peruana, era muy cercano a la Teología de la Liberación. Según Andrés (Entrevista, 2021), en “una entrevista con el hijo de Manuel Scorza, JDC responde que el peruano que más admiraba era el padre Gustavo Gutierrez”. El impacto de su entrega y su ejemplo de vida resulta decisivo para motivar a sumarse al camino que él transitó: “La muerte de JDC me impactó mucho, fue ahí donde yo dije voy a participar” (Felipe, Entrevista, 2021).

Ha habido políticos en la izquierda peruana muy influyentes en convocarme, en visualizar en sus partidos e ideas, una figura señera ha sido Javier Diez Canseco, cuando yo tenía 16 años lo escuché cerca de la casa y a mí me impactó, no por la retórica, sino por la mística, la entrega, me parecía estar escuchando a un “político de la liberación” (Andrés, Entrevista, 2021).

Fueron muy importantes los encuentros con Javier Diez Canseco y otros líderes de izquierda, allí nos encontramos también con otros evangélicos dando la lucha, muy pentecostales, pero que no habían desarrollado esa relación entre fe y política, nunca encontraron ese puente hermenéutico, cómo hacer política sin renunciar a la fe. Con Humala ya hay una identificación con un sector de izquierda o nacionalista (Felipe, Entrevista, 2021).

El protagonismo de este tipo de líderes moviliza el entusiasmo político entre los integrantes del CEP, probablemente por la impronta mesiánica-carismática que lleva implícito: “Para las elecciones de 2011, con Ollanta Humala, JDC convocó a colectivos cristianos, uno escuchaba, aprendía, me sentí muy bien, sentirse parte de esa memoria histórica de los evangelios, estar muy comprometido, intentar cambiar las estructuras, una cuestión medio mesiánica” (Santiago, Entrevista, 2021).

Por supuesto, la atracción que produce este carisma tiene su correlato en las posibilidades concretas de acercamiento a estas figuras políticas: “Se buscaba tener una participación política y decidimos acercarnos a Nuevo Perú. El carisma de Verónika tiene su peso, también teníamos a Arana. Nunca vimos fuera de Lima. Era lo que teníamos lo que estaba más al alcance” (Felipe, Entrevista, 2021). En suma, “el Colectivo se forma y crece, alumbra o deslumbra, guiado por los momentos electorales, en los cuales desembolsamos tiempo y dinero porque hay candidatos que nos entusiasman” (Andrés, Entrevista, 2021).

En definitiva, el encuentro con los líderes políticos fortalece y motiva al grupo: “Invitar a los líderes de las organizaciones políticas me parece interesante y dialogar con ellos fue clave: que en plena efervescencia de las elecciones se pudiera contar con estas voces” (Juan, Entrevista, 2021). Se trata de “líderes que son reconocidos en los partidos y que tienen una opinión favorable al CEP, eso es bueno porque nos encamina para ir mejorando nuestro posicionamiento dentro de estos espacios” (Lucas, Entrevista, 2021).

Me sentí bien cuando logramos acuerdos con la alta dirigencia del partido (JPP, PL), esto quién lo ha logrado, pienso que esas reuniones nos han motivado, porque hay esas articulaciones. A los nuevos les llama la atención, porque es un colectivo con una relación formal con Álvaro Campana que es secretario nacional y otros. Debemos retomar esos diálogos, eso ayuda a los que recién están ingresando a sentirse parte de toda una articulación partidaria. También debemos lograr una fuerte articulación con los partidos políticos, eso nos dará una mayor vigencia y un mayor protagonismo (Santiago, Entrevista, 2021).

El dialogo que el CEP ha intentado hacer, desde el punto de vista teológico ha sido un salto hacia el mundo político, la interpretación teológica desde lo político y la interpretación política desde lo teológico, me parece muy enriquecedor, y eso se concreta en la conversación con líderes políticos que conocen muy de cerca la realidad de los partidos y la tradición de la izquierda (Mateo, Entrevista, 2021).

Las marchas de expresión ciudadana

La participación en las marchas ha sido uno de los sellos distintivos del CEP: “constituye un hito, un atrevimiento; qué otros grupos desde la tradición cristiana están haciendo eso” (Mateo, Entrevista, 2021). Nos cuenta Pedro (Entrevista, 2021):

Participamos de una movilización con ocasión de la inscripción de Verónika Mendoza, coincidimos de manera espontánea varios sectores religiosos en la calle Guzmán Blanco. Luego hubo una serie de manifestaciones. Nos concentrábamos en la plaza San Martín. Recuerdo la marcha contra el intento de indulto de PPK a Fujimori, ahí nos encontramos con dirigentes, pastores, laicos. Nos encontramos sin organizarnos, con objetivos comunes. Cada uno hacía su letrero, su cartulina.

Es posible rastrear la génesis de esta práctica hacia finales de los setenta: “La represión militar, persecución, disparos, tanquetas, corría por el centro de Lima, pasamos horas buscando un lugar seguro, viendo los saqueos, sangre por todos lados, gente herida, etc. Eso catapultó mi indignación” (Mateo, Entrevista, 2021). Sin embargo, será la dictadura fujimorista el hito histórico contra el cual surgirá una contracultura política en un sector de cristianos evangélicos; en efecto, la prehistoria de lo que hoy conocemos como CEP tiene su expresión más contundente en las movilizaciones de protesta contra dicho régimen autocrático. Aunque no todos eran necesariamente cristianos de izquierda, se logró concentrar, de un modo relativamente espontáneo, a un colectivo de evangélicos que salieron a las calles a marchar contra la violación de los derechos humanos en tiempos de Fujimori: “Con los jóvenes de la congregación pudimos participar en la marcha como SEC, hace 20 años” (Lucas, Entrevista, 2021).

Felipe entiende que: “En 1993 hubo manifestaciones frente a Palacio de Justicia, el CONEP realiza la convocatoria, se pedía la liberación de Juan Mallea7. En 1996, marchamos contra amnistía del grupo Colina, otra movilización de los evangélicos, nos reunimos en radio Pacifico”. Con ocasión de las marchas, se movilizan también recursos valiosos, pues los participantes colaboran con afiches, volantes, pancartas, banderolas (Andrés, Entrevista, 2021; Lucas, Entrevista, 2021). “Los ‘Evangélicos por la democracia’ tenían sus reuniones en la iglesia metodista de la avenida Bolivia, se compró un megáfono, se recolectó una colaboración para elaborar banderolas. Esta experiencia atraía a un sector más amplio, difuso, varios que participaron en esa época no se han sentido convocados por la línea del Colectivo” (Pedro, Entrevista, 2021).

Más allá de la institución eclesial autoritaria

Esta experiencia de lucha contra el autoritarismo político encuentra su contraparte en la crítica contra el autoritarismo religioso:

Cómo hacemos política, no como nos enseñaron desde los púlpitos, no con supuestos o premisas que se dan por sentado, sino procesos más reflexivos. Nos lo debemos después de la dictadura fujimorista, a nivel de las organizaciones. Yo he transitado por el camino del fundamentalismo, yo he participado en una iglesia pentecostal muy castradora, con restricciones sobre el cuerpo y las prácticas de socialización, sobre tener amigos que no son cristianos, yo le tengo mucho temor a volver a ser así: fundamentalista (Juan, Entrevista, 2021).

Incluso, el Colectivo puede llegar a significar un sustituto de la iglesia, en tanto funge como una “comunidad de fe” alternativa:

Yo hace tiempo que no congrego en una Iglesia, desde 2010. Estaba buscando un espacio donde poder seguir estableciendo relaciones con personas afines a esta espiritualidad en la que yo me desarrollo, creo, pienso. Este espacio es una especie de espacio eclesial pero no formalmente, más como una comunidad de fe, por sus principios y valores: la justicia social, la preocupación por las personas marginadas, excluidas. Yo buscaba un espacio como este muy diferente a las iglesias donde he participado: pentecostales, alianzas, de diferentes distritos y estratos sociales. Para sentir la pertenencia a una comunidad, para desarrollar mi espiritualidad concreta, que viva y aterrice en este mundo de lo concreto de lo real, de las relaciones humanas y no humanas, bajando a Dios de las nubes, como dice el cantante Luis Alfredo, llevándolo a las plazas públicas. El Colectivo me ofrece una iglesia mucho más abierta a ciertos temas. El CEP es un espacio de referencia de seguir perteneciendo a una comunidad de fe (Juan, Entrevista, 2021).

De esta manera, la participación en el CEP se explica en buena cuenta por la insatisfacción de sus integrantes con las limitaciones y direccionamientos de la institución eclesial en el ámbito sociopolítico: “Lo que había estudiado me invitaba a tener un compromiso con alguna organización social y política, que trascendiera la misma vida institucional eclesial” (Andrés, Entrevista, 2021). En efecto, “el CEP es un grupo que no está satisfecho con lo que las instituciones religiosas hacen o dicen en el escenario sociopolítico. Este tipo de protagonismo nos da la oportunidad de participar sin pasar por el colador de la opinión de las instituciones eclesiales” (Pedro, Entrevista, 2021).

La iglesia tiene una dimensión distinta a lo que puede ser un colectivo más político, no le podemos pedir tampoco lo que no tiene pensado ofrecer. Como iglesia no podríamos acercarnos a un partido político, salvo en algunos países y épocas. El Reino de Dios rebasa las iglesias, encontramos en el Colectivo un granito de aporte en esa dirección (Felipe, Entrevista, 2021).

Debido a su posicionamiento sociopolítico, la participación en el CEP implica correr ciertos riesgos que otros cristianos evangélicos no estarían dispuestos a asumir, incluso entre quienes simpatizan con la existencia de un Colectivo de esta índole. “Fuera del CEP hay gente que dice: ‘no puedo firmar un pronunciamiento porque soy diácono’, esa situación no hay en el CEP” (Felipe, Entrevista, 2021).

Un amigo tiene un cargo en la iglesia, él toma a bien que exista un espacio como el nuestro, tiene su distancia por su relación eclesiástica, yo intenté invitarlo, pero no aceptó por un tema eclesiástico, hay un problema por la participación política en la izquierda. Hay una diferencia entre la dirigencia eclesial y a niveles de las bases. Quizás porque con Verónika nuestro discurso fue progresista, yo pienso que nos distancia de los sectores de la iglesia que simpatizan con la izquierda (Santiago, Entrevista, 2021).

Yo conozco hermanos y hermanas que se identifican con una posición de izquierda, pero no lo dirían, no se atreverían. Son neutrales, no quieren profundizar más, y hay otros, que ya son defensores de la ultraderecha, pero están en posiciones de liderazgo y están ahí precisamente por esa identificación (Esteban, Entrevista, 2021).

Sin embargo, los integrantes del CEP no dejan de manejarse con cuidado; por ejemplo, cuando se trata de identificarse con una militancia político-partidaria: “No podía militar en el partido político, porque eso podía perjudicar a mi compañera, por el trabajo en el cual estaba” (Felipe, Entrevista, 2021). Unos se atreven más que otros, pero siempre en la medida de lo posible, según cómo se valore la posible pérdida de lo que está en juego, máxime cuando “la institución eclesial se ha vuelto cada vez más autoritaria, con una serie de sanciones, entonces la gente se cuida, cuida sus espacios y pienso que eso marca un límite. La mayoría del grupo no ve el espacio religioso como algo que se puede perder y rehacer fácilmente. Hay un aprecio de la espiritualidad, de la sociabilidad” (Pedro, Entrevista, 2021).

No siempre es posible mantener un vínculo eclesial, pero frente a la experiencia del ecumenismo de los sesenta - y a diferencia de éste -, se apuesta por ser parte de alguna comunidad de fe donde se reconcilien fe y política: “Tampoco tendría sentido que el grupo se desarrolle sin tener algún tipo de influencia en la congregación a la cual se pertenece. La experiencia de salirse de la congregación para realizarse en términos políticos ya ha mostrado que no es así la receta” (Pedro, Entrevista, 2021).

Yo creo que hay congregaciones en las cuales no se puede hacer nada, también debemos ubicarnos en espacios donde uno se sienta más útil. El grupo está formado por gente académica desvinculada de la iglesia, pero la mayoría mantiene su vínculo eclesial con diversas denominaciones: metodistas, pentecostales, etc., incluso a nivel dirigencial. No necesariamente debemos desvincularnos (Felipe, Entrevista, 2021).

Por ello, quienes valoran su pertenencia a una comunidad eclesial deben transitar por una suerte de cuerda de equilibrista, para quedar bien con las autoridades eclesiales y no ser sancionado.

En lo administrativo, eclesiástico, trato de cumplir las exigencias, reglamentos generales y caminar por ahí, sin claudicar en nuestros pensamientos, lo que consideramos que es lo correcto y está en los evangelios, es innegociable, voy cumpliendo las formalidades, presentando las aclaraciones, hay autoridades que te bajan el dedo hasta que venga otro con más apertura. A veces en ciertas etapas te mandan al archivo (Esteban, Entrevista, 2021).

De cualquier modo, es claro que el activismo político, propiamente dicho, necesita un espacio fuera de la iglesia: “Lo que había estudiado me invitaba a tener un compromiso con alguna organización social y política, que trascendiera la misma vida institucional eclesial” (Andrés, Entrevista, 2021); más aún consideran que “hacer campaña al interior de las iglesias resultaría infructuoso o una tarea titánica. Mayoritariamente las iglesias son de derecha. Las iglesias se mueven en otra dinámica” (Lucas, Entrevista, 2021).

Un imaginario alternativo

Un objetivo fundamental del CEP consiste en darse a conocer como una alternativa diferente, inesperada, en el espectro de las orientaciones políticas entre los cristianos.

Cuántos se han atrevido a saltar a las redes. Las entrevistas visibilizan la forma de pensar, sentir y construir algo que es diferente y que muchos no se imaginaban que podía ser posible. Es como luchar contracorriente con lo que dicen los medios, contra el imaginario de la derecha que ha calado en la gente. El CEP puede aportar en la construcción de nuevos imaginarios. Como organización que está acostumbrada a trabajar con los símbolos. Hace falta un foro interdisciplinario, una mesa redonda permanente, el CEP tiene la posibilidad de articular esto (Mateo, Entrevista, 2021).

Una vez sacamos un pronunciamiento, se recolectó mucho dinero, se eligió el diario Correo porque su lectoría era más conservadora, cristianos de derecha y se quería mostrar que hay un grupo de cristianos de izquierda, que piensa diferente, no es que sean ateos, sino que tienen una visión distinta y por eso apoyan a candidatos de izquierda, nos costó un platal, algunos querían El Comercio, pero el costo era demasiado. Ese objetivo se cumplió: ser una voz profética, una alternativa a lo común de las iglesias, que se conociera (Andrés, Entrevista, 2021).

La definición de nuestra identidad hacia afuera: decir quiénes somos implica saber distinguirnos de los otros. Elaboramos varias declaraciones, se publicaron en diarios. Hubo una declaración que contó con un apoyo internacional importante. Lo publicamos en La República, luego en tiempos del Tik Tok una declaración de este tipo pierde sentido, pero fue bastante comentada. Conseguimos decir que existe un sector evangélico que tiene un punto de vista diferente en el escenario de definición de nuestra sociedad, esto ha sido muy importante (Pedro, Entrevista, 2021).

Este proceso de diferenciación en el espacio público tiene su correlato en el posicionamiento político de otros sectores cristianos que apoyan a candidatos de la ultraderecha, con lo cual el CEP se convierte en una suerte de comunidad alternativa, en la cual podemos encontrar “gente con la que tenemos cosas en común, una visión de izquierda sobre los problemas y el sueño de una sociedad diferente” (Andrés, Entrevista, 2021).

En tal sentido, el CEP va significando también un lugar de protección y refugio frente a la virulencia del antagonismo resultante por la polarización del proceso electoral: “Me han llamado terruca8, he eliminado a un amigo de años. Encuentro un sentido de pertenencia a un espacio que te abriga, te protege” (Juan, Entrevista, 2021).

Al ir profundizando en este tipo de análisis (la TL, el pensamiento latinoamericano), en este tipo de hermenéutica y pastoral, fuimos quedando un poco aislados de nuestras comunidades eclesiásticas, en los entornos fundamentalistas y pentecostales que no son contextuales, nos vamos quedando sin amigos… Los integrantes del colectivo vamos haciendo un grupo muy familiar (Esteban, Entrevista, 2021).

De esta manera, se ha buscado nuclear a otros cristianos que se sientan identificados con la propuesta, que van pensando “cómo nos aproximamos desde una manera diferente al púlpito evangélico. Generar un discurso, una corriente de opinión conjugó mucho con lo que yo soy” (Juan, Entrevista, 2021). “El hecho de que aparezca un grupo de gente apoyando el proyecto de izquierda ha permitido que otros digan: ‘y cuál es el problema’, nos hemos involucrado en esa lucha para que otras personas expresen su fe sin miedo. Si hay gente que votan por Keiko, por qué no identificarnos” (Felipe, Entrevista, 2021).

Por ello, se imponen la misión de realizar pedagogía política en el espacio público, tanto para convocar al que piensa de modo semejante, cuanto para presentar claramente la propia perspectiva ante quien piensa diferente:

Los Diálogos por el Cambio, principalmente, por lo pedagógico, por empezar a reflexionar, a debatir para construir. Los sectores más conservadores nos van a ver con sospecha si nos vinculamos a cualquier partido político, pero será una forma de intervenir en el espacio público y es parte de la pedagogía política que debemos asumir, es un reto y una responsabilidad de demostrar la coherencia entre la prédica y la acción, haciendo carne lo que hemos lanzado en el pronunciamiento, por ello es muy importante seguir una línea reflexiva y responsable sobre con quién nos estamos alineando y para qué (Juan, Entrevista, 2021).

Cuando uno se entera de una verdad se emociona, te liberas y ahí comete uno el error de no ser tan discreto. Hay que recordar que alguna vez no sabíamos restar, multiplicar y nos tuvo que enseñar alguien, una profesora, tu mamá, y nos damos cuenta. La idea no es alejar a esa persona. La idea no es cambiar a esa persona, sino que haya un diálogo. Hay que comprender a la otra persona. La empatía es importante (Tomás, Entrevista, 2021).

Las redes sociales desinforman y a falta de una pedagogía se quedaría gran parte de la población en el limbo, al margen de la política. Quienes promueven el CEP tienen un espacio educativo, entonces ya tienen esa experiencia, por ello resulta natural llevar adelante actividades educativas dentro de su desarrollo, esta es la mayor fortaleza, aunque tal vez no se ha dado en la dimensión que se quisiera (Lucas, Entrevista, 2021).

Un espacio dialogante pluralista y democrático

Dado que los integrantes del CEP vienen de una experiencia de solidaridad con el prójimo, su orientación de izquierda se alimenta por el servicio a las poblaciones vulnerables y a las minorías excluidas, sin distinción, lo cual incluye no sólo las reivindicaciones de clase social, sino también de género, etnicidad, orientación sexual, entre otras: “Me gustó mucho el tema de derechos humanos: mujeres, LGBT, el respeto al pensamiento” (Tomás, Entrevista, 2021).

Hay interés en el tema de género, no es una mayoría, generalmente son las compañeras que piden más equidad cuando se hagan las entrevistas; también el tema ambiental, son temas que pertenecen más al progresismo, pero tampoco es que la izquierda no lo quiera trabajar (Andrés, Entrevista, 2021).

No conozco de marxismo, podré haber leído un par de cosas, creo que para ser de izquierda se debe tener mucho conocimiento y bagaje sobre estos temas. Yo no me defino políticamente, izquierda, derecha o centro. Yo comulgo con estas ideas de “pensar en el otro”, en el que es diferente, con el que me tengo que relacionar y que se merece las mismas oportunidades que yo, las mismas o mejores. Me considero parte de los “rojos”, por la compasión, por hacer las cosas por las otras personas, por eso dije que me sentía más asháninca. En el CEP encuentro compasión, en el sentido también de hacer las cosas con pasión. Yo también formo parte de otra organización y no encuentro este elemento (Juan, Entrevista, 2021).

El CEP apuesta por desarrollar una cultura política democrática y pluralista: “Las opiniones que no han sido uniformes durante la campaña, siempre he visto saludable las diferencias, es uno de los grupos que hemos desarrollado una buena dosis de tolerancia para sacar provecho a las diferentes opiniones referidas a la coyuntura” (Pedro, Entrevista, 2021). El énfasis en los procesos de diálogo es evidente: “la idea que propone el Colectivo es poder dialogar y apoyarnos a pesar de que pensemos diferente, porque el fin es que trabajemos en equipo con diferentes ideas. También eso es lo que plantea Nuevo Perú y también Perú Libre, aunque éste es más conservador” (Tomás, Entrevista, 2021).

Estas diferencias pueden ser procesadas gracias al espíritu de apertura y a los puntos de coincidencia:

Hay diferentes posturas; sin embargo, coincidimos en la justicia social, en que existe desigualdad social, ahí está la valía del Colectivo, en esas coincidencias. Hay un ala más radical, pero no obstante eso, me han dejado expresar lo que yo pienso. El CEP es un espacio que te permite cuestionar. He encontrado pluralidad, apertura. Yo he criticado a Bellido, no estoy de acuerdo, no es suficiente con que venga del pueblo. Él habla por las minorías, pero está en desacuerdo con los derechos de otras minorías, ¿eso es justicia social? ¡No! Yo no creo que Cuba no sea una dictadura, por ejemplo (Juan, Entrevista, 2021).

Dada su marca de nacimiento antiautoritaria y antifundamentalista, el CEP apuesta por los procedimientos democráticos para lograr consensos y definir los cursos de acción: “El CEP se convierte en un espacio de diálogo y de posibilidad de gestión de algún apoyo que puede ser más concreto al desarrollo de la izquierda” (Mateo, Entrevista, 2021). Sin embargo, frente a la dificultad para lograr consensos mínimos, en ciertos momentos aparece la tentación del pensamiento dogmático: “En el pasado no había puntos mínimos en común, aun cuando la mayoría era progresista, eso me frustraba, en un momento fui muy ortodoxo, dije: propongamos un decálogo marxista” (Santiago, Entrevista, 2021).

Me voy cuestionando: esto es muy radical, puede ser fundamentalista también, y esa es la forma de lidiar, esto no lo vuelvo a decir, hacerme la pregunta ya es una forma de entrar en diálogo, porque a veces me aso9, quiero contestar a la mala, pero así estoy volviendo a lo que fui en el pasado, con eso tengo que lidiar: con lo que yo he sido; debo tener mi gen autoritario y radical y de eso soy consciente. Cuando en el Colectivo se imponga un pensamiento único, ahí el Colectivo dejará de ser; para eso mejor vuelvo a mi Iglesia fundamentalista (Juan, Entrevista, 2021).

De hecho, los partidos de izquierda tienen una tradición autoritaria muy fuerte, de disciplina, obediencia, fidelidad, por sobrevivencia, porque es necesario pues la disciplina, apoyar, evitar la disidencia. Todo eso es fantástico si surge del debate, del diálogo. El desafío democrático para la propia izquierda es desarrollar una cultura de diálogo (Pedro, Entrevista, 2021).

El proyecto político de izquierda y la ética cristiana

Los integrantes del CEP entienden que tienen el imperativo ético de asumir una posición frente a la oferta electoral: “Buscábamos tener alguna incidencia en los proyectos electorales” (Andrés, Entrevista, 2021), especialmente “para ponerle freno a la ultraderecha” (Lucas, Entrevista, 2021). Por ello, se transitó con relativa facilidad de la campaña en favor de uno de los partidos de izquierda, que perdió en primera vuelta, hacia el apoyo al candidato de la izquierda que logró pasar a segunda vuelta: “Nuestra opinión sobre Pedro Castillo10 cambió rápido, no hemos visto con dificultad llevar nuestro apoyo de Verónika a Pedro y no ha sido por un impulso antifujimorista, eso vale para quien votaba por el PPC o por el moradito” (Pedro, Entrevista, 2021).

Había que tomar posición. No me podía lavar las manos y decir este pleito no es mío. De un lado estaba el opresor, la derecha con todo su aparataje, los empresarios, los dueños de Perú, y del otro lado estaba la nada, ser de centro o marcar viciado era la nada, del otro lado estaba una apuesta diferente al opresor, marcar blanco o viciado era como marcar por el opresor, había que darle la oportunidad (Juan, Entrevista, 2021).

Si estábamos ahí de espectadores, se nos iban los 45 mil votos. Si hasta el más conservador apostó. Algunos querían ver en el CEP un espacio más neutro. No nos vamos a arrepentir de eso. En las circunstancias que hemos vivido era necesario apostar, no quedaba otra alternativa. Se ha construido una identidad más particular, que busca apoyar un proyecto de izquierda, que puede llamarse Perú Libre, Nuevo Perú, Frente amplio11, etc. Hay mucha gente de izquierda, pero piensan dos veces si se identifican con un proyecto, hasta encontrar el partido que no se va a equivocar, pero el Señor vendrá antes (Felipe, Entrevista, 2021).

Sin embargo, existe una tensión entre la acción altruista desinteresada que nos mueve a participar en la esfera pública y la explicitación del interés económico o, en general, por el poder: “Vero12 tiene una ética de una mujer honesta, todavía no maleada, parece más cristiana, ningún apetito por el poder, por el dinero. En el Colectivo nunca hubo un interés por ocupar un puesto de poder, pero me parece que ha sido un error no considerarlo” (Andrés, Entrevista, 2021).

Uno ha crecido en medio de la escasez, pero lleno de acciones solidarias. Somos muy evangélicos, no nos sabemos “vender”. En el CEP tenemos una diversidad de participantes, gente muy valiosa, en formación académica; pero tendemos, por la espiritualidad, a que nos llamen; decimos que estamos para servir, pero mientras pensamos eso, la derecha camina a cien por hora (Felipe, Entrevista, 2021).

Así también, la mutua exclusión entre nuestra ética cristiana de integridad y la corrupción significa una toma de distancia con la filiación político-partidaria, incluso con el régimen de izquierda, pues tarde o temprano semejante lealtad supondría complicidad con la corrupción, en tanto la esfera política se percibe, para todo efecto práctico, como intrínsecamente corrupta: “Es tanto el desprestigio de otros que han participado en nombre de la fe, que uno dice ‘voy a estar visto por todos’, pero esa es la tarea pública pues” (Andrés, Entrevista, 2021).

Una amiga me dijo: “En ese colectivo apoyan a Cerrón13, si estas con Perú Libre apoyan a Cerrón. Se dan una idea de que estas apoyando a la corrupción, si tú dices que estas en contra de la corrupción, igual la izquierda también es corrupta”. Me trataba de decir: “donde estés va a estar la corrupción”. Bellido14 es el que ha cobrado las cuotas para la reparación civil de Cerrón, ¿eso tiene algo de integridad? Su defensa de Cerrón me hace cuestionarlo. Es la oportunidad para que se den los cambios que queremos. El reto es cómo seguir aportando para que esa aspiración se concrete sin perder esa voz profética, que no solo pida “lucha contra la corrupción”, que pida más que eso, que pida integridad, y para eso hay que empezar desde el Colectivo, no digo que no seamos íntegros, sino actuar con ese valor a pesar del contexto, sobre todo con un gobierno de izquierda, porque no podemos hacer como la derecha, como los grandes de la CONFIEP15 (Juan, Entrevista, 2021).

¿No será que el progresismo con su discurso de derechos humanos nos mueve a asumir una posición puritana? Los Rosas16 no tienen ningún tipo de problema al respecto. Cuando la izquierda tiene un tinte progresista, existen esos temores de “ensuciarse políticamente”. Pero al otro lado, los evangélicos de derecha no tenían ningún escrúpulo, firmaban un acuerdo con Fuerza Popular17, pienso que hay que romper esos temores y “ensuciarse”, meterse en el terreno político, participar desde adentro con los partidos políticos (Santiago, Entrevista, 2021).

Por ello, existe la necesidad de desarrollar una teología política específica al respecto: “En la derecha han alineado su teología, de tal manera que la participación política les es más sencillo, lo cual no ha ocurrido en el sector cristiano progresista. Hay una necesidad de ver cómo está la teología, este es un freno” (Lucas, Entrevista, 2021).

Conclusiones

La conformación del Colectivo Ecuménico por el Perú (CEP) no sólo confirma la creciente participación de los evangélicos en la escena pública, sino también evidencia que la identidad evangélica no se encuentra necesariamente asociada a las posiciones neoconservadoras y fundamentalistas en la sociedad peruana; además, instala una disputa ideológico-política en el seno de la comunidad evangélica, que puede considerarse como una de las expresiones simbólicas de la lucha de clases en los dominios de la superestructura.

La vocación social de los evangélicos de izquierda los lleva a una apertura ecuménica por dos vías principales: por un lado, el servicio a los grupos vulnerables, pues estos son en su mayoría católicos; por otro lado, el pensamiento teológico de izquierda que fue marcado en la historia peruana con el surgimiento de la Teología de la Liberación y la figura del padre Gustavo Gutierrez. Tal apertura ecuménica puede explicar a su vez la articulación con los partidos políticos de izquierda, pues los principales cuadros políticos con los cuales se ha profundizado el contacto saben apreciar el aporte de la Teología de la liberación en el pensamiento social de la Iglesia católica.

La militancia de los evangélicos progresistas en el CEP puede explicarse desde el rechazo del autoritarismo en sus iglesias y la búsqueda de una comunidad de fe más plural y democrática; de este modo, el Colectivo parece constituirse en una posibilidad de cristalización para este anhelo, tanto como espacio comunitario en sí mismo, cuanto por la proyección de sus valores en la comunidad política ampliada que es la sociedad peruana.

Finalmente, los evangélicos de izquierda y de derecha mantienen una relación diferente con el poder político: mientras que los evangélicos de derecha tienden a asumir posiciones de poder sin mediar ningún dilema ético, los evangélicos de izquierda se inclinarían por mantener distancia del ejercicio del poder político propiamente dicho, pues la ética maquiavélica del mundo de la política se opone, prima facie, a la ética cristiana del amor desinteresado al prójimo, en términos weberianos. Tal posición resulta siendo estratégica para continuar siendo críticos frente al poder establecido en tanto ciudadanos, sin tener que hipotecarse políticamente y, eventualmente, contaminarse con la corrupción del régimen.

Material suplementar
Fuentes
ANDRÉS. Entrevista concedida a Gregory Pek Bardales Pereyra. Lima, 05 ago. 2021.
ESTEBAN. Entrevista concedida a Gregory Pek Bardales Pereyra. Lima, 21 ago. 2021.
FELIPE. Entrevista concedida a Gregory Pek Bardales Pereyra. Lima, 11 set. 2021.
LUCAS. Entrevista concedida a Gregory Pek Bardales Pereyra. Lima, 20 ago. 2021.
MATEO. Entrevista concedida a Gregory Pek Bardales Pereyra. Lima, 11 set. 2021.
PEDRO. Entrevista concedida a Gregory Pek Bardales Pereyra. Lima, 15 set. 2021.
SANTIAGO. Entrevista concedida a Gregory Pek Bardales Pereyra. Lima, 03 set. 2021.
TOMÁS. Entrevista concedida a Gregory Pek Bardales Pereyra. Lima, 17 ago. 2021.
Referencias
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Notas
Notas
1 El CEP tiene su núcleo de activistas en Lima; pero también integra a peruanos que radican en distintos países latinoamericanos: Costa Rica, México, Argentina, entre otros.
2 El CEP goza de gran simpatía entre las diversas organizaciones que participaron de las movilizaciones ciudadanas, debido a la originalidad que representa la combinación de su presencia y su discurso.
3 El pronunciamiento que apoyaba la candidatura de Verónika Mendoza superó el centenar de adherentes, entre pastores, pastoras y demás líderes evangélicos.
4 Actualmente, el CEP tiene en su página de Facebook 913 seguidores.
5 Los entrevistados son peruanos que radicaban en Lima en el momento de la entrevista, a excepción de Mateo, quien vive en Costa Rica.
6 Líder histórico de la izquierda peruana, fallecido en 2013.
7 Taxista evangélico, acusado de terrorismo durante el régimen fujimorista.
8 “Terrorista” em la jerga peruana.
9 Jerga peruana. Significa: me enojo o me irrito (N de E).
10 Presidente de la República.
11 Partidos políticos de izquierda en el Perú.
12 Verónika Mendoza, candidata a la presidencia en las últimas elecciones generales por el partido político de izquierda “Juntos por el Perú”.
13 Fundador del partido político de izquierda “Perú Libre”, con el cual ganó las elecciones el actual presidente Pedro Castillo.
14 Exprimer ministro del actual gobierno.
15 Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas.
16 Grupo familiar evangélico que hace política partidaria y lidera el movimiento “pro-familia” en el Perú.
17 Partido político del fujimorismo.
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