Dossier
Received: 09 October 2023
Accepted: 06 February 2024
Published: 06 May 2024
DOI: https://doi.org/10.24201/es.2024v42.e2551
Resumen: A partir de 2018 el sistema político mexicano sufrió una profunda transformación tanto a nivel nacional como subnacional. El presente artículo se centra en este último para examinar si el avance de MORENA en el control de gubernaturas generó un cambio en las elites políticas de los estados. A partir de una base de datos original de candidaturas a gobernador de dicho partido entre 2018 y 2023 se analizan las cualidades personales (género, edad, educación), su trayectoria partidaria y en cargos públicos de quienes las ocuparon. Se concluye que quienes representaron a MORENA en las contiendas (y en la mayoría de los casos obtuvieron una victoria) no tienen características muy diferentes de los representantes de los partidos que dominaron el escenario político con anterioridad.
Palabras clave: Gobernadores/as, MORENA, política subnacional, México, elites políticas.
Abstract: Since 2018, the Mexican political system has undergone profound transformation at both the national and subnational levels. This article focuses on the latter, examining whether MORENA’s advancement in controlling governorships has generated a change in the political elites of the states. Utilizing an original database of MORENA’s gubernatorial candidacies between 2018 and 2023, the study analyzes the personal qualities (gender, age, education), party trajectory, and public office experience of those who occupied these positions. The study concludes that the representatives of MORENA in these contests (who, in most cases, obtained a victory) do not possess characteristics that significantly differ from the representatives of the parties that previously dominated the political landscape.
Kewyords: Governors, MORENA, subnational politics, Mexico, political elites.
La victoria de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en las elecciones presidenciales de 2018 marcó un parteaguas en la historia política del México reciente (Mattiace, 2019). Después de haber competido de manera infructuosa en dos oportunidades previas (2006 y 2012), y habiendo denunciado en ambas que el proceso electoral había sido manipulado, en la tercera ocasión el resultado fue contundente: la alianza que postuló a AMLO no solo obtuvo casi un 54% de los votos (algo que no se veía en México desde la década de 1980), sino que el margen con el segundo candidato más votado se ubicó en más de 30 puntos (Arellano, 2022; Navarrete, 2023).
Un patrón similar se observó en la votación para integrar el Congreso federal. La coalición ganadora logró mayoría en ambas Cámaras, algo que no se veía desde la década de 1990, quedando incluso muy cerca de lograr las mayorías calificadas que se requieren para reformar la Constitución.
Estos resultados sin duda dejaron en claro que comenzaba una nueva era política en México, con un nuevo presidente que llegaba al poder con un discurso transformador y una fuerza política (MORENA), que a pesar de haberse formalmente creado tan solo algunos años antes venía a reconfigurar el sistema de partidos, dominado hasta entonces por las tres fuerzas políticas que habían sido protagonistas desde hacía tres décadas: el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) (Prud-homme, 2020).
Si el 2018 marcó un giro rotundo en la política nacional, los años que siguieron dejaron en claro que esta reformulación también tenía lugar a nivel subnacional, con MORENA consiguiendo victorias en numerosas contiendas por gubernaturas. Esta transformación resultó más lenta al estar condicionada por un calendario electoral construido con el propósito de tener renovaciones escalonadas de los gobiernos estatales. Sin embargo, los datos dejan en claro la profundidad del cambio: si previo a 2018 las y los candidatos de MORENA no habían logrado ninguna victoria en elecciones estatales, para finales de 2023 la coalición que tiene a dicho partido como actor central controla 21 gubernaturas de 32 (y 2 otros gobernadores pertenecen a partidos que forman parte de la coalición oficialista). Este viraje en quien gobierna los estados mexicanos no solo ha generado transformaciones en la vida política local, sino que ha tenido efectos en la dinámica nacional. Desde el inicio del gobierno de López Obrador los gobernadores identificados con MORENA suelen actuar en bloque, realizando manifestaciones públicas de apoyo al presidente e incluso reformulando la lógica de actuación de la Conferencia Nacional de Gobernadores, que nació con el objetivo de ser un contrapoder a la figura presidencial pero ahora funciona como un grupo de presión para impulsar las iniciativas del jefe del ejecutivo federal.
Si bien esta evolución en la política subnacional mexicana ha sido ya señalada (Navarrete, 2021b, 2022), menos atención se ha prestado a entender en qué medida el rol protagónico que MORENA ha tomado en las entidades federativas ha promovido una renovación de las élites políticas locales. Intuitivamente podría pensarse que el ciclo de cambio inaugurado por la llegada de AMLO a la presidencia permitió a grupos identificados con la izquierda que previamente tenían un rol periférico en la vida política de los estados ganar mayor centralidad, y que la llegada de MORENA a las gubernaturas fue resultado de, y a la vez profundizó, una transformación en los grupos de poder a nivel estatal.
Sin embargo, esta conjetura no ha sido aún puesta a prueba, ya que todavía están por desarrollarse trabajos que aborden esta problemática de manera sistemática. Este vacío resulta llamativo considerando la relevancia que el estudio de la política subnacional ha adquirido en México y la robusta tradición en el estudio de las élites políticas en el país. Sin proponer una respuesta definitiva sobre el asunto, el presente artículo arroja luz sobre el tema a partir del análisis de los perfiles de los y las candidatas de MORENA a las gubernaturas para el período 2018-2023. El análisis se desarrolla a partir de una base de datos original que recopila información de quienes compitieron representando a dicho partido en las contiendas celebradas durante el período. Si bien el trabajo tiene un enfoque fundamentalmente descriptivo, presenta elementos para comprender el carácter de la transformación de la política subnacional mexicana durante estos años.
El resto del artículo se organiza de la siguiente manera. En la primera sección se exponen las principales transformaciones observadas en el balance de poder a nivel subnacional para poder dimensionar la profundidad del cambio. En la sección siguiente se presenta la metodología adoptada para construir la base de datos sobre los perfiles de las y los candidatas de MORENA a las gubernaturas durante el período 2018-2023 y los principales aspectos relevados. La tercera sección es la más sustantiva del artículo, y en ella se detallan y analizan los hallazgos más importantes que surgen de considerar la información de manera sistemática. La última sección propone una serie de conclusiones y se presentan una serie de futuras líneas de investigación que pueden ser profundizadas.
El cambio en la política mexicana desde una perspectiva subnacional
Como ya se mencionó, el año 2018 marcó un antes y un después en la historia reciente de la política mexicana. Sin embargo, no es posible comprender lo sucedido entonces sin tomar como antecedente la formación de MORENA, resultado de la decisión de López Obrador de separarse del PRD (que hasta ese momento era el partido más relevante de la izquierda y uno de los actores centrales en el sistema político) y organizar su propio partido (Bolívar 2014, 2017a y b). Si bien la presentación de esta nueva fuerza política se formalizó en el año 2014, la conformación de comités de apoyo a la candidatura de López Obrador en 2012 constituyó un antecedente clave que le permitió construir una primera estructura de alcance nacional que le respondía directamente. En cualquier caso, el nuevo partido no solo se apoyó en la estructura incipiente previamente descrita, sino que también se nutrió de un conjunto de dirigentes y activistas que emigraron del PRD (Sánchez-Talanquer 2020).
Los primeros pasos de MORENA en la competencia electoral tuvieron lugar en 2015, año en que se llevaron a cabo elecciones legislativas de medio término a nivel federal y contiendas para elegir autoridades ejecutivas y representantes legislativos en diferentes estados. Este debut trajo resultados prometedores en algunos casos y mixtos en otros. Por ejemplo, en la Ciudad de México, donde se renovó el Congreso local y se eligieron autoridades para las 16 delegaciones, el partido resultó victorioso en 5 de ellas (solo por debajo del PRD, que ganó en 6) y además obtuvo 19 de los 66 diputados. Este desempeño en la capital del país, considerado exitoso dado que se trataba de una nueva fuerza, contrastó, sin embargo, con lo observado en las elecciones para la renovación del Congreso Federal, en las que MORENA logró solo 35 diputados de los 500 en juego, y con lo acontecido en las contiendas en otros siete estados, ya que en todos estos casos el partido emergente perdió con otras fuerzas. 2
Un dato relevante es que en todas las elecciones mencionadas, MORENA compitió de manera solitaria, es decir, sin establecer alianzas con otras fuerzas políticas. Esta decisión, motivada por la legislación electoral, que impide a los partidos recién creados formar coaliciones electorales en sus primeras contiendas, fue aprovechada discursivamente por López Obrador para presentar a MORENA como un partido distinto, que no se mezcla con las fuerzas tradicionales (Navarrete 2021b).
El desempeño electoral mantuvo una dinámica similar en las 12 elecciones para seleccionar gobernadores en 2016.3 En ninguna de ellas el nuevo partido logró una victoria, y solo en Oaxaca, Veracruz y Zacatecas pudo superar el 20% de los votos. Sin embargo, las elecciones de ese mismo año para integrar la asamblea encargada de redactar la primera Constitución de la Ciudad de México ofrecieron un panorama diferente, confirmando el peso que MORENA tenía en la capital del país, al resultar la fuerza más votada con algo más del 30% de los sufragios.
En las elecciones para gubernaturas del año 2017, MORENA tampoco logró victorias, aunque su candidata en el Estado de México, un bastión tradicional del PRI, estuvo solo a algunos puntos porcentuales de distancia del ganador. 4
Lo descrito hasta aquí evidencia que, hasta el momento de la elección de López Obrador en 2018, el nuevo partido había logrado un avance limitado a nivel subnacional, sin conseguir el triunfo en ninguna gubernatura. La presencia institucional de MORENA en las entidades federativas se restringía a algunos municipios donde había logrado victorias y a una representación, aunque en la mayoría de los casos limitada, en los congresos estatales.
La tendencia comenzó a revertirse precisamente en 2018, cuando, de manera concurrente con la contienda presidencial, se eligieron gobernadores en distintos estados. La candidatura de López Obrador generó un efecto de arrastre “desde arriba” que resultó decisivo para que el partido y sus socios ganaran cinco de las nueve gubernaturas en disputa.5 Las elecciones mencionadas también evidenciaron otro cambio significativo: MORENA optó por formar alianzas con otras fuerzas políticas, incluyendo algunas, como el Partido Encuentro Social (PES), ideológicamente distantes. Más allá de las gubernaturas, el partido incrementó de manera notable su presencia en los congresos estatales, obteniendo casi el 50% de los escaños en disputa y logrando la mayoría absoluta en 16 entidades federativas, incluso en varias donde no controlaba la gubernatura (Becerra 2022). Adicionalmente, se adjudicó la presidencia municipal en 14 de las 31 ciudades capitales del país (Navarrete 2021a).
MORENA continuó aumentando su número de gubernaturas en 2019, año en que se adjudicó las dos que estaban en juego.6 Sin embargo, el cambio más notable ocurrió en 2021, cuando, de manera concurrente con la renovación de la composición del Congreso federal, MORENA y sus aliados experimentaron una reducción de su presencia en las Cámaras. A pesar de ello, el partido del presidente celebró victorias en 11 de las 15 gubernaturas en disputa.7 Al igual que en años anteriores, el éxito se alcanzó a través de alianzas con otras fuerzas políticas, con la excepción del estado de Guerrero, donde MORENA compitió solo. Cabe destacar que los socios en estas alianzas no fueron los mismos en todos los estados. Esta ola de victorias se extendió hasta 2022, año en el que MORENA y sus aliados se hicieron con cuatro de las seis gubernaturas en disputa.8
No obstante, uno de los triunfos más destacados se produjo en 2023, cuando Delfina Gómez se impuso en el Estado de México, el más importante del país tanto por su cantidad de población como por su peso económico, y también un histórico bastión del PRI. Ese mismo año, se vivió una situación particular en la contienda en Coahuila: en un paralelismo con lo sucedido dentro del PRI a finales de la década de 1980, el aspirante de MORENA que no fue seleccionado para competir como candidato oficial no aceptó el resultado. Este buscó el apoyo del Partido del Trabajo (PT) para lanzarse como su candidato a la gubernatura, intentando competir por su cuenta. La falta de una alianza entre estas fuerzas políticas dividió el voto, siendo este un factor determinante para que el PRI retuviera el control de la contienda.
En la siguiente figura, se resume la información relacionada con las elecciones de gubernaturas del período 2018-2023, enfatizando la cantidad de victorias obtenidas por MORENA y sus aliados del total de elecciones disputadas.

Tal como puede observarse, el año 2021 resultó un parteaguas y sirvió para marcar un cambio en el balance de poder a nivel subnacional. Esto queda claro en la Gráfica 2, en la que se muestra el porcentaje de gubernaturas controladas por las diferentes fuerzas políticas en el período 2017-2023. Tal como puede observarse, MORENA pasó de tener una presencia nula a convertirse en la fuerza que gobierna casi dos tercios del total de estados.

Durante el período 2018-2023, MORENA logró victorias en cuatro estados que anteriormente no habían experimentado alternancia política, destacando especialmente el caso del Estado de México.9
Como se ha mencionado, el crecimiento de MORENA a nivel subnacional no solo redefinió la lógica política en los estados, sino que también provocó cambios significativos en la relación entre el presidente y las autoridades subnacionales. Mientras que en los años de la presidencia de Fox (2000-2006) predominó la confrontación y en las administraciones de Calderón (2006-2012) y Peña Nieto (2012-2018) la negociación, bajo la presidencia de AMLO se estableció la subordinación de los gobernadores oficialistas (ahora mayoritarios) a los objetivos presidenciales (Rosiles 2022). Ejemplos de esta dinámica incluyen la actuación de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), que motivó a los mandatarios de la oposición a abandonar la organización, y el apoyo explícito de los gobernadores de MORENA a las decisiones de AMLO.
En lo que respecta al primer tema, desde el inicio de la presidencia de López Obrador, los gobernadores de MORENA buscaron crear espacios de interacción paralelos a la CONAGO, organizando reuniones exclusivas para los mandatarios estatales de la coalición oficialista. Las tensiones con los gobernadores de la oposición se intensificaron durante los primeros meses de la pandemia, cuando estos últimos presionaron para adoptar posturas coordinadas dentro de la CONAGO, criticando la gestión del gobierno federal.
La situación escaló hasta que, en la segunda mitad de 2020, siete gobernadores del PAN, MC, PRD y PRI decidieron abandonar la CONAGO y formar la Alianza Federalista de Gobernadores (Mendoza y Fragoso 2020; Cejudo 2020). Como consecuencia, la CONAGO quedó dominada por los mandatarios de MORENA, quienes empezaron a usar el foro no como un contrapeso al presidente, sino como un grupo de apoyo a sus políticas. Un claro ejemplo de esto ocurrió en una reunión con el Consejo General del Instituto Nacional Electoral a mediados de julio de 2023, donde los gobernadores (de MORENA y partidos aliados) presionaron a las autoridades electorales para que no se impusieran sanciones o restricciones a las declaraciones de AMLO relacionadas con el proceso electoral de 2024 (Tinoco 2023).
En cuanto al segundo punto, los gobernadores y las gobernadoras de MORENA han hecho públicos, a lo largo de estos años, numerosos comunicados y cartas abiertas expresando su postura frente a distintos eventos. Estos documentos dejan en claro su desacuerdo con decisiones tomadas por otros órganos del Estado o el poder judicial, su respaldo a las posturas del presidente López Obrador y su posición sobre resoluciones adoptadas por el partido. A modo de ilustración, se pueden mencionar tres casos emblemáticos de este tipo de acciones.
El primer caso se refiere al comunicado del 29 de abril de 2021, firmado por los siete gobernadores alineados con la coalición oficialista, en el que manifestaron su desacuerdo con la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) de invalidar las candidaturas de Raúl Morón Orozco y Félix Salgado Macedonio, ambos postulados por MORENA, para las gubernaturas de Michoacán y Guerrero, respectivamente.10
Un segundo ejemplo es el comunicado emitido el 26 de julio de 2023, donde los 22 mandatarios de la coalición oficial en ese momento expresaron su rechazo a “...diversas voces y analistas vinculados al antiguo régimen y a la oposición a la 4T” por tratar de instaurar la percepción de que el país está inmerso en una crisis de violencia política, resaltando que AMLO siempre ha fomentado la libertad de expresión (García 2023).
Por último, en una carta publicada el 6 de septiembre de 2023, los mismos 22 mandatarios reafirmaron su respaldo a los resultados de la consulta interna del partido para seleccionar a su candidata a la presidencia en 2024, desestimando las críticas sobre la transparencia del proceso formuladas por uno de los aspirantes no seleccionados (Animal Político 2023).
¿Trajo la 4ta Transformación un cambio a nivel subnacional? Analizando el perfil de los y las candidatas a las gubernaturas de MORENA.
La sección anterior ofreció una visión sobre los cambios significativos en las relaciones de poder a nivel subnacional en los últimos años, identificando efectos en la dinámica política general. A pesar de este análisis, persiste la incógnita sobre si las alternancias de poder han derivado en una reconfiguración de las élites políticas en los estados. Esta pregunta cobra relevancia al considerar aspectos clave que marcaron la llegada de López Obrador al poder, destacando su crítica hacia los partidos tradicionales, incluido el PRD, donde militó y presidió durante años.
La llegada de MORENA al poder no solo reconfiguró la élite política a nivel federal, evidenciado por cambios en la burocracia y el Congreso, sino que también introdujo métodos novedosos para la selección de candidatos, buscando que militantes, muchos sin experiencia previa en cargos electivos federales, ocuparan estas posiciones (Bolívar 2021). Además, políticas de austeridad y la intención de renovar el personal técnico de nivel medio por aquellos alineados con las nuevas directrices gubernamentales, junto con la creación de nuevos cuerpos de funcionarios, marcaron un punto de inflexión en la burocracia federal (Dussage y Aguilar 2021; González-Vázquez, Nieto y Peeters 2023).
Sin embargo, no está claro si esta reconfiguración también se reflejó a nivel subnacional, dada la transformación en el balance de poder. Las secciones siguientes abordan esta cuestión mediante un análisis sistemático de los candidatos presentados por MORENA para gubernaturas entre 2018 y 2023, período en el cual todas las entidades federativas del país renovaron sus ejecutivos.
Este análisis, aunque modesto, se inscribe en una rica tradición de estudios sobre las élites políticas mexicanas, explorando las trayectorias de quienes asumen roles gubernamentales y el impacto de sus cualificaciones en el desempeño gubernamental. Destacan las contribuciones de Roderic Ai Camp y Rogelio Hernández, entre otros, y trabajos recientes que examinan los procesos de selección de candidaturas y las transformaciones en las carreras políticas ante las redefiniciones del sistema político mexicano (Langston 1998, 2008, entre otros).
Entender las dinámicas que moldean las élites políticas en el ámbito subnacional ha generado un interés creciente, abarcando desde análisis históricos de gobernadores hasta estudios sobre dinastías políticas y el perfil de candidatos independientes (Paxman 2018; Behrend 2021; Espinosa y Macías 2022), así como investigaciones sobre la relación entre el perfil de los gobernadores y el desempeño de sus gobiernos (Olvera y Avellaneda 2019).
A diferencia de investigaciones previas, este artículo busca determinar si los perfiles de los candidatos de MORENA difieren de los aspirantes de partidos ya establecidos, hipotetizando que, como fuerza política nueva y de izquierda, sus candidatos podrían tender a ser más jóvenes o tener trayectorias menos vinculadas a la política tradicional y más al activismo.
Los datos
Para analizar los cambios en las élites políticas a nivel subnacional, se construyó una base de datos a partir de diversas fuentes, siguiendo varios pasos. Inicialmente, se recurrió a las páginas electrónicas de los Organismos Públicos Locales (OPLs), responsables de organizar las elecciones en cada entidad federativa, para identificar las fechas de los comicios para gobernador y los candidatos de MORENA (o de la coalición a la que el partido perteneciera) durante el período 2018-2023. Se registraron 34 contiendas en total, con todas las entidades federativas realizando al menos una elección gubernamental. Baja California y Puebla tuvieron dos elecciones, debido a una reforma electoral y el fallecimiento de la gobernadora Martha Érika Alonso, respectivamente.
Se consideraron solo los candidatos que efectivamente participaron en las elecciones, excluyendo a aquellos sancionados por el Instituto Nacional Electoral (una decisión luego avalada por la justicia electoral).11 Este criterio incluyó casos como el de Félix Salgado Macedonio en Guerrero, reemplazado por Evelyn Salgado, y Raúl Morón en Michoacán, sustituido por Raúl Bonilla. Además, se incluyeron candidaturas dentro de coaliciones que contaban con la participación de MORENA, sin importar el partido de origen, pero excluyendo candidatos de partidos aliados que compitieron por separado. Así, por ejemplo, se incluyó el caso de Cuauhtémoc Blanco, perteneciente al PES y quien contendió por la gubernatura de Morelos en 2018 como parte de una coalición de la MORENA era parte. Sin embargo, se dejaron fuera las candidaturas de Ricardo Gallardo, candidato del PVEM en coalición con el PT en las elecciones para la gubernatura de San Luis Potosí en 2021 (y actualmente gobernador aliado al gobierno de AMLO) y la de Ricardo Mejía, quien representó al PT en las elecciones de Coahuila en 2023.
Para cada candidato, se recopiló información sobre características personales (género, edad, educación profesional), trayectoria partidaria (partidos a los que pertenecieron antes de unirse a MORENA), y experiencia previa en cargos públicos, clasificándolos por ámbito de gobierno y señalando si habían competido anteriormente por la gubernatura.
La información se obtuvo de sitios oficiales de los OPLs, páginas web de los candidatos, y cobertura de prensa. La tabla resultante incluye detalles sobre cada elección, el nombre de los candidatos y si resultaron ganadores (ver, Tabla 1).

Análisis de los perfiles de los candidatos y las candidatas de MORENA a las gubernaturas
Características personales
Un aspecto destacado en el análisis es la representación de género. De las 34 candidaturas registradas, 13 (38%) fueron ocupadas por mujeres. Esta proporción se sostiene, aunque ligeramente menor, en las 23 candidaturas ganadoras, con 8 mujeres victoriosas (34%). Este fenómeno marcó un hito en la historia de México en términos de representación femenina a nivel subnacional, ya que, para finales de 2023, más de un tercio de las gubernaturas estaban lideradas por mujeres.
Es importante notar que este incremento en la participación femenina no se debe exclusivamente a la iniciativa de MORENA. La explicación a este cambio radica en las resoluciones de 2020 del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que impusieron el principio de paridad de género en las candidaturas a gubernaturas (Avena 2023), observándose un aumento notable en la feminización de las candidaturas a partir de 2021. Antes de esa fecha, la única mujer identificada entre las candidaturas fue Claudia Sheinbaum, dentro de un total de 11 candidaturas.

En cuanto a la edad, la información se resume en la gráfica 3, mostrando que el promedio de edad de los candidatos y las candidatas fue apenas superior a los 57 años, con la mayoría situándose en el rango de 50 a 65 años. La candidata más joven fue Indira Vizcaíno, quien a los 34 años fue electa en Colima en 2021, convirtiéndose en la gobernadora más joven del país. Por otro lado, Armando Guadiana, al competir por Coahuila en 2023, era el más veterano con 77 años. Estos datos sugieren que, en términos generales, las candidaturas de MORENA no han promovido una renovación generacional, aunque cabe destacar que 3 de las 34 candidaturas fueron para mujeres menores de 40 años.
En el ámbito de la educación, se destaca que el 70% de los candidatos poseen formación en disciplinas consideradas tradicionales, como derecho, ingeniería y medicina. Específicamente, 14 candidatos estudiaron Derecho, 5 se formaron en Ingeniería, y otros 5 se graduaron en Medicina. Dentro de este último grupo, la mayoría desarrolló su carrera profesional en el sistema de salud estatal, con algunos alcanzando cargos significativos en las secretarías de salud, tales como Miguel Ángel Navarro en Nayarit y Mónica Rangel en San Luis Potosí.
Alfonso Durazo se destaca por su formación diversificada, contando con licenciaturas tanto en Derecho como en Ingeniería, además de un Doctorado en Políticas Públicas. Además, se observa un pequeño grupo de tres candidatos con formación y trayectoria en el sector educativo, uno especializado en Psicología (Sansores) y, curiosamente, incluso un futbolista entre los nominados.
Para concluir el análisis de los perfiles educativos, es relevante mencionar que en 16 casos se reconoció un historial de militancia en el sector social, aunque para la mayoría este antecedente se sitúa bastante atrás en el tiempo.
Trayectoria partidaria
Dado que MORENA se consolidó como una escisión del PRD, no sorprende que la mitad de sus candidatos a gubernaturas (17 de ellos) provinieran inicialmente de ese partido antes de integrarse al proyecto de AMLO. Sin embargo, es notable que algunos hicieran este cambio relativamente tarde después de la fundación de MORENA y justo antes de presentarse como candidatos a gobernador por este nuevo partido. Miguel Barbosa y Lorena Cuellar son ejemplos destacados, ambos senadores federales por el PRD hasta 2017, año en que se unieron a MORENA, con Barbosa accediendo a la gubernatura tras una elección extraordinaria motivada por el fallecimiento de la gobernadora en funciones.
Además, otros tres candidatos, aunque habiendo militado en el PRD, se encontraban en Movimiento Ciudadano antes de su incorporación a MORENA (Carlos Lomelí, Alfonso Durazo y Layda Sansores). Este patrón de trayectorias partidarias refleja una afinidad ideológica entre MORENA, PRD y Movimiento Ciudadano, todos percibidos dentro del espectro de la izquierda política.
Resulta particularmente interesante que otros seis candidatos procedieran del PRI y dos del PAN, uniéndose a MORENA años después de su creación y, en casos como Clara Luz Flores en Nuevo León y Mónica Rangel en San Luis Potosí, no hasta 2020, cuando el gobierno de López Obrador ya estaba en marcha. Flores dejó el PRI después de 22 años y Rangel se sumó a MORENA poco después de dejar la Secretaría de Salud en San Luis Potosí, donde enfrentó la pandemia desde una postura crítica hacia las políticas federales.
Estas incorporaciones de candidatos provenientes de partidos tradicionalmente no alineados con la izquierda sugieren una estrategia pragmática de MORENA para seleccionar candidaturas en estados donde la izquierda ha tenido tradicionalmente menos presencia electoral. No obstante, como se muestra en la Tabla 2, estas decisiones no siempre se tradujeron en victorias electorales.

Por último, es notable que solo en tres ocasiones las candidatas de MORENA no contaban con una trayectoria partidaria destacada antes de unirse al partido. Delfina Gómez, quien triunfó en las elecciones de 2023 en el Estado de México, había tenido una extensa carrera como docente y desempeñado diversos roles educativos antes de ser elegida presidenta municipal de Texcoco en 2012, impulsada por Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo, sin estar afiliada formalmente a estas organizaciones. Su incorporación a MORENA ocurrió en 2015, cuando fue elegida diputada federal. Mara Lezama, ganadora en Quintana Roo en 2022, se dedicó al periodismo y la comunicación antes de sumarse a MORENA también en 2015. Marina del Pilar Ávila, victoriosa en Baja California en 2021, provenía del ámbito académico y se adentró en la política directamente a través de MORENA ese mismo año.
Este panorama evidencia que, pese a la diversidad de orígenes, la configuración de las candidaturas de MORENA está profundamente influenciada por la migración de líderes con larga trayectoria en el PRD hacia el nuevo partido. No obstante, al igual que en otras fuerzas políticas históricas de México, contra las cuales AMLO ha mantenido una postura crítica, MORENA ha aplicado criterios pragmáticos en la selección de sus candidaturas, incluyendo a “morenistas tardíos” provenientes de partidos tanto ideológicamente cercanos como el PRD, MC, o PT, así como de otros tradicionalmente considerados adversarios, como el PRI o el PAN. A pesar de esto, quienes se unieron a la política a través de MORENA sin una previa carrera partidaria constituyen una minoría.
En resumen, la dinámica subnacional no ha mostrado patrones significativamente distintos a los de décadas anteriores, donde los cambios en el poder estatal han estado mayoritariamente en manos de actores ya establecidos en el sistema político.
Trayectoria política
En esta sección se completa el análisis presentado anteriormente, poniendo ahora el foco en la trayectoria política previa de los y las candidatas. Para esto se consideran los cargos públicos que ocuparon en alguno de los tres órdenes de gobierno (municipal, estatal y federal) y en cualquiera de los tres poderes, ya fuesen estos de elección popular o por nombramiento político. No se computan sin embargo cargos ocupados a nivel partidario o en el sector privado.
La siguiente tabla resume dicha información simplemente consignando si el candidato/a registra experiencia en alguno de dichos órdenes y el último cargo ocupado antes de obtener la candidatura.12

A partir de los datos presentados, es posible realizar las siguientes observaciones. En primer lugar, la mayoría de los candidatos y candidatas tienen experiencia en al menos dos órdenes de gobierno. Solo en 5 de los 34 casos, los postulantes habían transitado por únicamente uno de dichos órdenes. Esto, sin duda, nos habla de personas con una carrera relativamente extensa dentro de las estructuras del Estado, iniciada, en la gran mayoría de los casos, antes de su incorporación a MORENA.
El otro dato relevante tiene que ver con el cargo ocupado previamente a obtener la candidatura. En este sentido, son mayoría quienes llegaron a la candidatura de “arriba hacia abajo”, es decir, ocupando con anterioridad puestos a nivel federal (ya sea en el ejecutivo o en el Congreso). En esta categoría se encuentran 21 de los 34 candidatos, siendo el cargo de senador el más repetido.
Es relevante que el siguiente grupo en importancia corresponde a quienes accedieron a la candidatura después de ocupar cargos a nivel municipal (7 de 34). Esto sin duda da cuenta de que las presidencias municipales pueden servir de plataforma para consolidar una imagen pública a nivel estatal. Un caso particular entre las trayectorias es el de Layda Sansores, quien, si bien ocupó un cargo a nivel municipal antes de convertirse en candidata y ganar la gubernatura de Campeche, dicho puesto fue en una alcaldía de la Ciudad de México.
Por último, de los casos en los que la experiencia previa corresponde solo al orden estatal, es relevante que dos de las candidaturas fueron ocupadas por personas que realizaron su carrera previa en el poder judicial y habían logrado ascender hasta integrar los tribunales superiores.
Otro grupo en el que vale la pena poner el foco es el conformado por quienes, antes de obtener la candidatura, ocuparon el cargo de delegado o delegada de Programas del Bienestar en el estado. Esta posición, popularmente denominada “superdelegado”, fue creada tras el inicio del gobierno de AMLO con el objetivo de concentrar en una sola persona la coordinación de las delegaciones que las secretarías del gobierno federal tenían históricamente en los estados. Si bien la reforma se justificó con argumentos vinculados a lograr mayor eficiencia y generar sinergia entre los programas federales, desde una visión crítica se propuso que se trataba de un proceso de recentralización (Sánchez-Talanquer, 2020) o incluso un intento por crear posiciones que darían a quien las ocupase una importante dosis de poder (considerando la importancia que los programas del gobierno federal tienen a nivel estatal) y que serían utilizadas como plataformas para promover futuros candidatos a las gubernaturas.
La Tabla 4 muestra que fueron 6 los casos en los que una candidatura fue ocupada por alguien que anteriormente había fungido como “superdelegado”. Para entender la relevancia de esta trayectoria es importante considerarla respecto a su incidencia en las candidaturas definidas solo a partir de 2021. Esto es así porque al momento de decidir las candidaturas para las elecciones estatales en 2018, MORENA aún no controlaba el ejecutivo federal, y en 2019 recién había tomado posesión poco tiempo antes.

De ese modo, considerando lo anterior, para el período 2021-2023, las candidaturas asignadas a “superdelegados” representaron un poco más de un cuarto del total (6 de 23), lo cual deja en claro que, si bien dicho puesto no resultó una plataforma que invariablemente asegurara la candidatura, su efecto tampoco resulta desdeñable.
Por último, es necesario considerar otro grupo particular de candidaturas: aquellas que buscaron acceder a la gubernatura en más de una ocasión. La Tabla 5 identifica dichos casos, sumando un total de 12. Aquí es posible distinguir dos subgrupos bien definidos. En primer lugar, aquel compuesto por quienes compitieron bajo la representación de MORENA en las primeras contiendas en las que el partido presentó candidatos propios, antes de las elecciones presidenciales de 2018, y que en aquel momento no lograron obtener la victoria. Por otro lado, un grupo más reducido de candidatos y candidatas que previamente buscaron la gubernatura representando al PRD.

A partir de la información presentada, es posible realizar algunas observaciones. La primera es que la marca MORENA adquirió una mayor fortaleza a partir de 2018, lo que permitió que, de los 12 candidatos que repitieron, 9 alcanzaran la victoria en su segunda oportunidad. Además, es relevante constatar que el partido mantuvo a los mismos candidatos en una cantidad igual de contiendas. Un segundo dato de interés es que, en la mayoría de los casos, entre un intento y otro, los candidatos ocuparon cargos a nivel federal, siendo casi la mitad nombrados como superdelegados. Esto confirma nuevamente que las designaciones para dicha posición no fueron azarosas y que obedecieron, en diversos casos, a razones políticas. Por último, tal como se mencionó previamente, está claro que MORENA no dudó en recurrir a candidatos que previamente habían representado a otras fuerzas, con la intención de incorporar perfiles competitivos.
Para concluir esta sección, es importante plantear algunas reflexiones sobre cómo estos patrones identificados en las candidaturas de MORENA se pueden comparar con los de tres partidos que dominaron la vida política mexicana desde finales de la década de 1980 hasta la aparición del partido de López Obrador. Abordar este punto supone introducir una advertencia importante, considerando que la revisión sistemática de las candidaturas de otras fuerzas no ha sido el objetivo del presente trabajo, ni se han encontrado estudios que las aborden de manera sistemática para el período considerado. Sin embargo, es posible reconstruir algunos patrones retomando literatura secundaria.
Por ejemplo, diversos trabajos con una perspectiva histórica han destacado que la trayectoria del PAN estuvo marcada por un patrón de crecimiento de “la periferia al centro”, buscando primero conquistar posiciones a nivel subnacional para luego dar el salto que permitió al partido ganar la presidencia en 2000 (Hernández, 2021). Esta dinámica supuso que las candidaturas a las gubernaturas fueran ocupadas por personas con una historia fundamentalmente a nivel local, y que, en muchos casos, habían dado su salto a la política poco tiempo atrás. Esta tendencia se mantuvo incluso durante el gobierno de Fox. Como muestra Martínez (2010), durante el período 2000-2007, casi un 35% de las candidaturas a gubernaturas por el PAN fueron ocupadas por quienes inmediatamente antes habían desempeñado cargos a nivel estatal.
Esta misma tendencia a dar peso a lo local también tuvo su efecto en el PRI, incluso antes de que el partido perdiera la presidencia en el 2000 (Langston, 2012). En los años siguientes, esta situación se consolidó en tanto que los estados se convirtieron en refugios que aseguraron la supervivencia del partido y, de hecho, consolidaron el camino para su regreso a la presidencia en 2012 (Hernández, 2015). La fuerza ganada por las ramas locales del partido en esos años permitió que, durante la presidencia de Peña Nieto, mantuvieran su autonomía frente a los liderazgos nacionales e incluso resistieran intentos de imponer candidaturas a las gubernaturas desde el centro (Rubí y Ramos, 2015).
El caso del PRD es algo diferente de los anteriores, dado que esta fuerza nunca ocupó la presidencia. En cualquier caso, los datos recopilados por Martínez (2017) muestran que, para el período 2000-2015, solo un cuarto de las candidaturas a las gubernaturas por dicho partido estuvo ocupado por quienes inmediatamente antes habían desempeñado puestos en el Congreso federal.
Si bien la comparación solo puede ser parcial, lo anterior evidencia que un elemento distintivo en los patrones observados para MORENA, en comparación con otras fuerzas, es el peso que adquiere la porción de las candidaturas de “arriba hacia abajo”, otorgando una relevancia muy superior a la observada en otros casos, especialmente a aquellas otorgadas a personas que previamente ocuparon cargos en el gabinete presidencial o en la burocracia federal. Esto no implica que quienes llegaron a las candidaturas por dicho camino no tengan conexión con sus estados, pero deja en claro que este paso por puestos cercanos al presidente fue clave para lograr dicha nominación.
Esta tendencia es confirmada por uno de los pocos estudios comparativos desarrollados para el período aquí estudiado, aunque es importante mencionar que se centró solo en las contiendas del año 2021 e incluyó en el análisis el perfil de todos los aspirantes a las candidaturas, antes de definir formalmente quiénes competirían por cada fuerza (Pulido, 2020).
Por último, es posible mencionar que los liderazgos surgidos directamente de la sociedad civil parecen haber buscado encontrar su lugar para competir por las gubernaturas a través de las candidaturas independientes, antes que en los partidos ya consolidados, incluyendo a MORENA (Espinosa y Macías, 2022).
Conclusiones
Desde 2018, el sistema político mexicano experimentó una profunda transformación. Aunque la mayoría de los análisis se han centrado en el ámbito nacional, se ha prestado menos atención al significativo cambio en el balance de poder a nivel subnacional. De manera concurrente a la victoria de López Obrador en las elecciones presidenciales de ese año, MORENA también logró ganar sus primeras contiendas por diversas gubernaturas. Sin embargo, la ola de triunfos que se materializó en distintos estados tuvo lugar principalmente en los años siguientes, siendo las elecciones de 2021 un punto de inflexión. Para la contienda de 2024, el partido del presidente controlará 22 de las 32 gubernaturas, además de contar con 2 más en manos de aliados del gobierno. Este escenario no se había observado en México desde finales de la década de 1980, antes del inicio del declive paulatino de la hegemonía del PRI.
Si bien se ha escrito poco al respecto, aún menos se ha indagado sobre las redefiniciones que estos cambios generaron en las élites políticas locales. Siguiendo una larga tradición en el estudio de estos grupos y de las carreras de los políticos mexicanos, el presente trabajo busca arrojar luz sobre este aspecto, analizando los perfiles de los candidatos de MORENA a las gubernaturas para el período 2018-2023. Este intervalo es óptimo, dado que durante el mismo se renovaron las autoridades ejecutivas de las 32 entidades federativas. La premisa subyacente es que, aunque este análisis no agote la indagación al respecto, al menos permite vislumbrar si estos nuevos líderes presentan cualidades particulares que los diferencian de sus antecesores.
El primer paso fue construir una base de datos original que compila información sobre quienes ocuparon las 34 candidaturas impulsadas por MORENA en dichas elecciones, identificando no solo las cualidades personales de los candidatos y candidatas, sino también sus trayectorias partidarias y los cargos ocupados a lo largo de sus carreras.
De las secciones más sustantivas del artículo se desprenden las siguientes observaciones: la presencia de mujeres entre quienes ocuparon las candidaturas tendió a crecer con el tiempo, pero esto parece deberse más bien a la necesidad de cumplir con la legislación electoral. La mayoría de los candidatos y candidatas se ubican entre los 50 y los 65 años, lo que indica que el partido, por ahora, no ha promovido un recambio generacional. Además, la mayor parte de estas personas tiene formación en disciplinas tradicionales.
En cuanto a la trayectoria partidaria, no sorprende que la mayor proporción de candidatos y candidatas provenga del PRD, considerando que MORENA surgió como un desprendimiento de esta fuerza política. Varios de estos candidatos incluso compitieron más de una vez antes de ganar la gubernatura. Sin embargo, también es significativo el número de candidatos que “saltaron” a MORENA desde Movimiento Ciudadano, el PRI e incluso el PAN. En algunos casos, este tránsito ocurrió durante los primeros años tras la creación de MORENA, pero también se observa un número importante de “morenistas tardíos” que se incorporaron al partido incluso recién en 2021. Esto demuestra que, en la selección de candidaturas, el partido premió a quienes lo acompañaron desde sus inicios, pero también adoptó una postura pragmática para incorporar perfiles competitivos de otras fuerzas. En cualquier caso, salvo algunas excepciones puntuales, el perfil de los candidatos y candidatas denota que no se trata de recién llegados a la política, sino de dirigentes con un rol consolidado en la mayoría de los casos.
Es importante destacar que tanto el control del ejecutivo federal como el peso en el Congreso logrado por MORENA como resultado de las elecciones de 2018 se volvieron claves para construir sus candidaturas a nivel estatal. Los datos dejan claro que la mayoría de quienes se convirtieron en candidatos del partido (en particular a partir de las elecciones de 2021) tuvo un paso previo por el nivel federal, habiendo sido en muchos casos senadores o diputados federales, pero también ocupando puestos en la estructura del ejecutivo. En este sentido, el recientemente creado cargo de Delegado/a de Programas del Bienestar en cada uno de los estados se convirtió en una plataforma clave para construir candidaturas tras los primeros años del gobierno de López Obrador. Esta posición combina dos factores potentes: por un lado, la designación es potestad del ejecutivo federal, otorgando al presidente la flexibilidad para nombrar a quien considere oportuno; por otro lado, brinda a quien lo ocupa visibilidad a nivel estatal, considerando el impacto que los programas del gobierno federal tienen a nivel territorial.
Aunque estos hallazgos deben tomarse como una primera aproximación, en principio indican que los candidatos y candidatas de MORENA no presentan cualidades particularmente distintas ni han llevado adelante carreras partidarias y políticas sustancialmente diferentes de los miembros de los partidos más tradicionales. Por lo tanto, sus perfiles no evidencian, por ahora, una renovación de la política subnacional acorde con el significativo cambio en el balance de poder mencionado previamente.
Si bien no se incluyeron en el análisis, los perfiles de quienes ocuparán las candidaturas de MORENA en la competencia por las nueve gubernaturas en disputa en 2024 parecen confirmar los patrones descritos.13 Más de la mitad están ocupadas por mujeres, aunque el propio proceso interno de selección dejó en claro que este balance de género se debió fundamentalmente a la necesidad de cumplir con los requerimientos de la justicia electoral. Por otro lado, en 7 de los 9 casos, quienes se alzaron con la candidatura ocuparon inmediatamente antes cargos a nivel federal, siendo que 4 de estos 7 fueron parte del gabinete o tuvieron puestos en la burocracia. Entre estos últimos destaca el caso de Joaquín Díaz Mena en Yucatán, quien competirá por la gubernatura por tercera ocasión (la segunda como candidato de MORENA) y ha ocupado el cargo de “superdelegado” en dicho estado.
Avanzar en esta indagación abre una agenda de investigación con diferentes avenidas posibles. Una primera tiene que ver con el estudio de lo acontecido en los congresos estatales en este mismo período. Aunque el análisis de los legislativos subnacionales ha ocupado un lugar secundario, algunos trabajos recientes marcan una línea prometedora que debe continuarse y profundizarse. En particular, el trabajo de Cruz, de la Cruz y Márquez (2021) realiza un primer ejercicio en esta línea respecto a los legisladores estatales de MORENA, pero la cobertura temporal es solo hasta 2019. Una segunda avenida de investigación se relaciona con entender si los gobernadores de MORENA ejercen el poder de manera diferente a sus predecesores y/o si obtienen mejores resultados en su desempeño. Este tipo de análisis se inscribe en una serie de trabajos que han buscado comprender las razones detrás del buen o mal desempeño de los ejecutivos estatales, pero que aún no ha incorporado a este nuevo grupo de gobernadores. Por último, son necesarios más estudios de caso que analicen qué tipos de cambios se han producido en las élites políticas locales a partir de la llegada de MORENA a las gubernaturas.
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Anexo

Notes
Author notes
Juan Cruz Olmeda es doctor en Ciencia Política por el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Northwestern, Estados Unidos (2013), en dónde además obtuvo un Master en Ciencia Política. Anteriormente obtuvo un Master en “Ética, Política y Política Pública” por la Universidad de Essex, Reino Unido (2001). En la actualidad es profesor-investigador del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México. Entre marzo de 2017 y diciembre de 2022 fue director de la revista Foro Internacional. Se especializa en política comparada con un foco en los países federales de América Latina. Uno de los ejes de su trabajo de investigación es el referido al estudio de las reformas administrativas y el diseño de las políticas públicas en las entidades federativas mexicanas.
Sus dos publicaciones más recientes son:
1. Olmeda, Juan. C. (2024). Subnational governance in Mexico: the unending persistence of dependency. In Handbook on Subnational Governments and Governance (pp. 122-136). Edward Elgar Publishing.
2. Dardanelli, Paolo, John Kincaid, Katharine Adeney, Lorena Moscovich, Juan Cruz Olmeda, Rogerio Schlegel, Rotimi Suberu, Filippo Boni, and Santiago Lacroix Eussler. (2023) "Authoritarianism, democracy and de/centralization in federations: what connections?." Regional & Federal Studies 33, no. 5: 577-606.