Reseñas
Power in Modernity: Agency relations and the Creative Destruction of the King’s Two Bodies
Power in Modernity: Agency relations and the Creative Destruction of the King’s Two Bodies
Estudios sociológicos, vol. XLII, e2609, 2024
El Colegio de México A.C., Centro de Estudios Sociológicos
| Ariail Reed Isaac. Power in Modernity: Agency relations and the Creative Destruction of the King’s Two Bodies. 2020. Chicago. The University of Chicago Press. 312pp. |
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Received: 13 March 2024
Accepted: 06 May 2024
Published: 01 August 2024

En marzo de 2020, el año de la pandemia, la University of Chicago Press publicó Power in Modernity: Agency Relations and the Creative Destruction of the King’s Two Bodies. Su autor, Isaac Ariail Reed, sociólogo y profesor de la Universidad de Virginia en Charlottesville, teoriza una innovadora forma de ver el poder desde las cadenas de mando y cómo se legitiman estas cadenas.
El libro en cuestión está organizado en tres apartados mayores: 1) Poder, una exposición teórica; 2) Modernidad, un análisis en extenso de las rebeliones estadounidenses que tuvieron lugar a finales del siglo XVII hasta la primera mitad del siglo XIX, y 3) Power in Modernity, una discusión intelectual sobre su proyecto teórico en referencia a la crítica a la modernidad. Propone una respuesta a la pregunta latente de por qué obedecemos los mandatos políticos y sociales, y para hacerlo presenta una triada de actores ideales que gestiona el poder dependiendo de sus intereses: Rector, Actor y el Otro. Están íntimamente enlazados debido al permanente conflicto que tienen entre sí y que es meramente una relación dialéctica entre actores cuya síntesis se proyecta en un tercero. El vínculo principal es entre un rector y un actor. La posición que ocupa mayor agencia es la del primero, mientras que el segundo obedece, a pesar de, pues la obediencia es también una expresión de agencia que varía según los rendimientos y las capacidades de proyectarse a futuro de ambas partes. Esta conexión remite a la famosa dialéctica hegeliana del amo y el esclavo; sin embargo, no es enteramente coercitiva, pues la disputa por la autoría de los proyectos que unen al rector con el actor es el conflicto central.
Un proyecto trata de la planeación de una persona y sus acciones hacia el futuro en sus términos y cosmogonías sobre cómo debería ser el mundo, mientras que la autoría es la capacidad de cada uno para crear proyectos de acción. Un ejemplo que pone Reed se refiere al hecho de tomar café, que es parte de un proyecto, pero también un proyecto en sí, es decir, uno decide tomarlo para rendir mejor en una entrevista laboral, rendir mejor en la entrevista para asegurar un pago, tener un salario fijo para proveer y mandar a los hijos a la escuela, etc. Asimismo, puede ser algo tan excepcional y caótico como una revolución. Para Reed, el poder no se presenta como totalitario, sino como la capacidad de crear proyectos, legitimar el mando y la autoría de este.
Los involucrados en un proyecto manifiestan episodios de ansiedad conforme a su posición en la cadena de poder. Es decir, un rector presenta la ansiedad de influencia, que en resumen es la inquietud de pensarse como un actor más en el proyecto de otro rector, ligeramente relacionada con el síndrome del impostor. En consecuencia, se piensa que la autoría por la cual el rector adquiere reconocimiento será cuestionada y se le retirará todo prestigio respecto a la originalidad de sus acciones. Por el otro lado, un actor experimenta la ansiedad de autoría, un conflicto por el debido reconocimiento al trabajo elaborado dentro del proyecto. Involucra al actor que se piensa a futuro como una persona respetada y reconocida como un rector completo, libre y autónomo.
El otro, por su parte, tercer elemento en la relación, no aparece como un actor en sí mismo, sino como un personaje que se representará por medio de distintas acciones. De acuerdo con las necesidades de un rector, el otro puede ser enemigo, adversario, esclavo o chivo expiatorio. Sin embargo, el otro no carece de autoría. Todo lo contrario. Es por su capacidad de autoría por lo que se vuelve esencial en la relación rector-actor. Es decir, el otro es un rector o actor ajeno representado como un extraño o amenaza según sea el caso.
El enemigo es un otro que, en términos bélicos, debe ser enfrentado, pero es digno de respeto por su reputación en el campo de batalla. En este caso se convierte en adversario; por ejemplo, durante contiendas políticas. El esclavo es a quien se debe capturar y forzar a trabajar. Para ello, el rector lo exhibe como un animal, es decir, lo deshumaniza, lo despoja de su capacidad de agencia. El chivo expiatorio, en cambio, es una representación de alteridad que invoca la autoría del otro para arruinar y conspirar contra el proyecto original del rector.
Esta relación triádica consiste, primeramente, en un par rector-actor, en el que el rector necesita vincular a actores y acumular agencia. La agencia es, para Reed, la capacidad de convencer y reclutar agentes para obedecer y delegar tareas. Para lograrlo, el rector usa expresiones públicas espectaculares (performances) para unir a ambas partes y conseguir agentes para la realización de un proyecto. Esto es lo que Reed denomina “el poder performativo”, que forma parte de las cuatro dimensiones del poder: material, relacional, discursiva y performativa.
La dimensión material del poder remite a la posibilidad de utilizar objetos con los cuales se expresen la autoría y la genialidad de un rector, lo cual lo cubrirá de prestigio y reconocimiento. También apunta a la ganancia y acumulación económica que le permitirá el reclutamiento futuro de nuevos agentes. Es decir, la materialidad del poder puede ser expresada y narrada en objetos particulares.
Por su parte, la acepción relacional se esquematiza como una red de vínculos morfológicos. Sin embargo, la visión de Reed esta puesta en la definición de relación desde la teoría de las relaciones agente-principal (principal-agent). Es decir, qué tipo relación de agencia se da entre los involucrados y qué problemas surgen del enfrentamiento de dos personas con sus propios intereses y conocimientos.
La dimensión discursiva del poder habla del cómo se representa a cada elemento de la cadena de mando, cómo se articulan imágenes y relatos sobre cada una de las posiciones de rector-actor-otro.
Por último, la dimensión performativa del poder apunta al uso de expresiones públicas espectaculares que logren ligar un actor a un rector y convertirlo en su agente para actuar en el mundo. Así pues, el poder performativo implica la acumulación de agencia para la eficacia del acto dramático ante una audiencia y ligar o excluir, según el caso, a un actor.
La ejemplificación de la maqueta teórica de Reed es mediante diversos casos con los que ha trabajado, como los juicios a las brujas de Salem. Ahí expresa cómo la representación de las mujeres como brujas necesitaba de un convencimiento teatral, el cual se ejecutó en los juicios de manera pública y publicitaria haciendo uso del poder performativo. Los juicios de Salem resultaron el ejemplo perfecto para ilustrar la parte espectacular del poder. La gesticulación corporal, las actuaciones al hablar de los hechizos y la participación de la audiencia se conjugaron en una representación exitosa de estas mujeres, en su mayoría pobres, como brujas que atentaban contra el bien público.
La segunda parte del libro empieza con un análisis histórico de las revoluciones del tardío siglo XVII en Estados Unidos. Sin embargo, Reed acude a otro recurso teórico que encuentra en el lenguaje político de aquel tiempo: los dos cuerpos del rey. Reed plantea que esta táctica lingüística ayudó a legitimar las acciones y representaciones de aquellos a los que buscaban controlar o erradicar. Hacer referencia al rey como el legítimo emisor de las órdenes que se estaban acatando era referirse y representar el segundo cuerpo del rey, el eterno cuerpo político. De esta manera, la rebelión se convertía automáticamente en oposición al rey y, por lo tanto, debía ser erradicada. Esta articulación lingüística resultaría en el pegamento semiótico que ayudaría a legitimar largas cadenas de mando en las que el rey se posiciona al principio y cuya palabra es ley.
Consecuentemente, Reed encuentra que, a partir de las grandes revoluciones de la Unión Americana en el siglo XVIII y posteriores, la figura del rey para hacer política no era tan eficaz, por lo que se vieron en la necesidad de articular un lenguaje que diera legitimidad al nuevo gobierno. De esta manera, se postularon las dos nociones anteriormente reservadas para el rey: el cuerpo natural, vulnerable y desechable, y el eterno cuerpo político. Esto remite a la destrucción creativa de los dos cuerpos del rey, que trata del desplazamiento de esta noción hacia el pueblo. Sin embargo, queda la representación de un tercer cuerpo indeseable, que es excluido a toda costa. Hay, en realidad, tres cuerpos: el natural, el político y el sucio, el excluido.
Este segmento del libro resulta muy estimulante, pues indaga en el lenguaje utilizado por la élite política estadounidense para legitimar el poder y la aceptación del pueblo. Uno de los personajes a los cuales Reed alude al final de este capítulo es Thomas Jefferson, a quien analiza como un autor de la destrucción creativa de los dos cuerpos del rey. Jefferson es, según Reed, quien propuso que Estados Unidos fuera una nación de rectores. Sin embargo, esto llevó a un problema: si cada uno es un rector en pequeño, su acceso y capacidad de actuar deberían ser vigilados muy de cerca.
La tercera parte expone cómo esta teoría se acopla a una discusión sobre los procesos históricos en las transiciones a la modernidad. En ese sentido, Reed argumenta que la modernidad es la destrucción creativa de los dos cuerpos del rey que instauró nuevos parámetros en la imaginación y la práctica política, mientras que los viejos modelos se veían rezagados o destruidos. Por consiguiente, propone la denominada nueva economía política: mientras que en la antigua tesis el desencantamiento del mundo era el eje central, la nueva se cimienta en el encantamiento y el reencantamiento, es decir, en lo sagrado, el ritual y lo simbólico.
A lo largo de este apartado se capta que la intención es plantear un debate alrededor de las teorías sobre la modernidad. Si bien la raíz epistemológica es totalmente weberiana, Reed logra desprenderse exitosamente de la tesis del desencantamiento e imbrica los procesos históricos en razones que aluden a la fantasía, el relato y la ficción para dar coherencia a las acciones. Estas se acumulan en largas cadenas de poder y lo que une los eslabones es esa consistencia fantástica a la que, a lo largo del libro, Reed denomina pegamento semiótico.
Queda aún mucho por hacer sobre esta teoría, ya que en este libro Reed solo expone algunos casos de revoluciones en Europa y Estados Unidos. Para ir más allá, sería interesante analizar la modernidad mexicana a través de estas categorías y alumbrar los procesos históricos de la formación del Estado en México para ver si es posible aplicar esta teoría a una nación cuyo nacimiento y legitimación difiere de las expuestas en el libro. Expandir el objeto de estudio, así como su localidad, sería un primer paso para indagar en el proceso de formación de cadenas de poder y sus representaciones en contextos con pasado colonial.
También resultaría interesante reconocer el papel geopolítico de las cadenas de poder, es decir, si lo que se constituye como rector, pudiera no ser una persona, sino un territorio, una nación y, posteriormente, una encarnación de la nación que funja como rector. El nacionalismo sería un intento de aclarar aquellos argumentos abstractos que permanecen en el libro. Otra teorización prometedora es sobre la materialidad del poder y el uso de objetos para acumular agencia, meta del rector para seguir con sus proyectos.
Otro aspecto ligeramente desarrollado es la concepción de la ansiedad de los participantes en las relaciones de poder descritas, pues indagar en el aspecto psicológico de los actores puede mostrar una dimensión que no está siendo advertida en otras teorizaciones sobre el poder en sociedad. De esta manera, se vuelve necesario indagar con esta teoría, en profundidad y empíricamente, aquellos eventos históricos que dieron paso a la modernidad, y la manera en que se fueron instalando en las subjetividades individuales.
Author notes
Carlos Edén Armenta es maestro en Estudios Culturales por El Colegio de la Frontera Norte. Sus publicaciones más recientes: Publicaciones más recientes:
1. Armenta, C., & Rivera, Ó. (2020). Un ejército (in)visible: significado y sentido en jóvenes privados de su libertad en Mexicali, Baja California. En Montoya Zavala y Herrera García (coords.), Juventudes mexicanas. Participación, intervención y visión de los jóvenes en distintos entornos. Mexicali: Universidad Autónoma de Baja California.
2. Rivera, Ó., & Armenta, C. (2020). Situaciones de vulnerabilidad en adolescentes migrantes. Caso de estudio: adolescentes en conflicto con la ley. En Ó. B. Rivera García, E. Hernández Fuentes, M. Ayala Mira, & R. L. Moreno Murrieta (coords.), Discriminación y vulnerabilidad social. Una aproximación teórica y empírica (pp. 85-120). Mexicali: Universidad Autónoma de Baja California.