Dossier
La familia Moctezuma en Venezuela: memorias, narrativas y cotidianidad
The Moctezuma Family in Venezuela: Memories, Narratives and Everyday Life
La familia Moctezuma en Venezuela: memorias, narrativas y cotidianidad
Historia mexicana, vol. LXXV, no. 1, pp. 189-222, 2025
El Colegio de México A.C., Centro de Estudios Históricos
Received: 29 May 2023
Accepted: 15 June 2023
Resumen: El artículo reconstruye algunas narrativas vinculadas a la familia Moctezuma en Venezuela durante el siglo XVII y parte del XVIII. Su presencia en los relatos regionales, en el mito fundacional de la nación y en trayectos de vida y cotidianidad, son abordados desde su vigencia en la memoria familiar, en el aporte discursivo en los cronistas de la primera mitad del siglo XX y en el recorrido de trayectos familiares a partir de los fondos documentales Encomiendas, Tierras y Escribanías. El artículo ofrece una triple perspectiva para el estudio de la familia Moctezuma y su presencia en la provincia de Venezuela en ese periodo.
Palabras clave: Francisco Moctezuma y familia Moctezuma en Venezuela, narrativas y vida cotidiana, memoria familiar, cronistas, encomiendas, esclavizados, ciudades Coro, Guanare, siglos XVII y XVIII.
Abstract: This article reconstructs narratives connected to the Moctezuma family in Venezuela during the seventeenth century and part of the eighteenth. Their presence in regional history, in the country’s founding myth and in everyday life are addressed through the memory of the family itself, in the discursive contributions of early-twentieth-century chroniclers and by following the family’s history through the enconmienda, land and notary archives. This article thus offers a threefold perspective on the study of the Moctezuma family and its presence in the province of Venezuela during this period.
Keywords: Francisco Moctezuma and the Moctezuma family in Venezuela, narratives and everyday life, family memory, chroniclers, encomiendas, enslaved people, Coro, Guanare, seventeenth and eighteenth centuries.
Introducción
El tema en este artículo es la representación, movilidad y destino de una familia de origen mexicano y su inserción en la cotidianidad de la provincia de Venezuela.1 Al igual que muchas familias migrantes desplazadas por circunstancias socioculturales diversas, la descendencia de esta familia impregna un trozo de su historia temprana en el imaginario familiar e impacta dinámicas cotidianas del siglo XVII en Venezuela. En un contexto global, su particularidad y significación ha trascendido en la historia iberoamericana por tratarse de la descendencia familiar de un líder político que ha dividido a la civilización occidental en dos: Moctezuma Xocoyotzin, el tlahtoāni azteca hasta 1520. Por las circunstancias, vicisitudes y destino familiar, esta saga imprime a los hechos un carácter trascendente y abre la posibilidad de conectar episodios posteriores de historias desconocidas entre el virreinato de la Nueva España y la provincia de Venezuela durante el siglo XVII e inicios del XVIII.2
Las relaciones recíprocas entre ambas regiones han sido estudiadas desde dinámicas comerciales del cacao en el siglo XVII y, hasta el momento, no se ha indagado en las conexiones del mundo familiar relacionadas, en esta oportunidad, por la llegada a las costas venezolanas de esta diáspora vinculada a la original estirpe Moctezuma Xocoyotzin.3 De esta historia familiar, en este estudio relacionamos tres enfoques que circulan a su alrededor: vigencia en la memoria familiar de su descendencia actual; fusión de la historia azteca con la épica de la independencia desde algunas crónicas del siglo XX y, el tercer aspecto a considerar, asentamientos cotidianos y vicisitudes de Francisco de Moctezuma, un conquistador-poblador instalado en Santa Ana de Coro en el siglo XVII, y de su hijo Francisco de Moctezuma Morales, un señor de la tierra del cacao en Guanare en el siglo XVIII. Estos tres enfoques muestran el escenario vigente de una saga familiar, historias conectadas entre pasado y presente y una relación, en construcción todavía, de algunos trayectos cotidianos (matrimonio y desempeños laborales, entre otros) en los espacios ocupados por los Moctezuma en esa ciudad de Guanare y su grupo familiar.
Estos escenarios remiten necesariamente al tipo de recursos que hemos utilizado para armar el entramado de una historia y cada trazo refiere al uso de un tipo de fuente. Para la primera, la transmisión oral familiar ha sido fundamental en la construcción de relatos que, de generación en generación, han moldeado los imaginarios y las memorias de entornos cercanos. Mediante el método de la entrevista, hemos hecho uso de testimonios de tres generaciones vinculadas a esa historia: informante 1, 95 años; informante 2, 69 años; informante 3, 68; e informante 4, 30 años. A partir de sus testimonios, se han rescatado memoriales familiares transmitidos oralmente de generación en generación. El hilo que traza esta historia generacional ha sido de empatía, cercanía y familiaridad hacia un episodio lejano de la historia americana que vincula el mundo azteca con venezolanos del siglo XVII. En paralelo, y con base en esta memorística, se ha utilizado el recurso de repositorios y portales en línea como Family Search, Geni.com, Geneanet y PARES, para reconstruir un árbol genealógico con copa base en el tlahtoāni Moctezuma Xocoyotzin y su hija Tecuichpo Ixcaxochstzin, nombrada posteriormente Isabel.4 A partir de uno de los hijos de Isabel, Juan Cano Moctezuma, se ha estructurado la descendencia que llega a Santa Ana de Coro, Venezuela, en 1650, aproximadamente, con el primer Francisco Moctezuma, bisnieto del tlahtoāni Moctezuma Xocoyotzin. El segundo aspecto es la presencia en la narrativa nacional de un imaginario que vincula la épica de la Independencia con el espíritu guerrero de los aztecas. De esta característica historiográfica, nos remitimos al relato de algunos cronistas de la primera mitad del siglo XX, su idea de la historia y percepción de estos personajes en la temprana historia de México. Y el tercer sendero de investigación, propósito central de la propuesta, ha sido la reconstrucción de trayectos cotidianos de la generación de dos Franciscos de Moctezuma desde la revisión de las secciones Indígenas, Escribanías y Tierras del Archivo General de la Nación, Caracas. De estas secciones se han reconstruido sus trayectos en la provincia de Venezuela desde 1650 hasta inicios del siglo XVIII con algunas referencias de portales en línea.
La indagación se origina con Francisco de Moctezuma, un conquistador-poblador nacido en Cáceres, España, en 1622, llegado a las costas de la ciudad de Santa Ana de Coro a mediados del siglo XVII, donde permanece 30 años. Es posible considerar que su herencia noble tuviera alguna influencia en sus nombramientos en América, sin embargo, por lo pronto se tiene información de un título otorgado para una encomienda de indios y de regidor en Coro y en la ciudad de Guanare, donde muere en 1699. Por las informaciones obtenidas hasta el momento, el trayecto de vida de este extremeño está marcado por su lealtad al rey, acompasado con hazañas, aventuras y relaciones sociales y políticas en regiones lejanas del occidente venezolano como Siquisique, Carora y El Tocuyo hasta asentarse con su familia en la ciudad de Guanare en los llanos altos de la provincia. En esta región llanera, específicamente en la ciudad de Guanare, “una de las ciudades más ricas y populosas de Venezuela”,5 los Moctezuma formaron parte de las actividades cotidianas del momento: comercio del cacao y disfrute del activo humano de personas esclavizadas. Desde la movilidad familiar de una es tirpe mexica, y noble, en Venezuela, este rostro de “trayectorias alternantes”6 abre un sendero de cotidianidades y reciprocidad propia de las relaciones humanas. La vida cotidiana del grupo familiar Moctezuma constituye un recorrido parcial por una región poco estudiada durante los siglos XVII y XVIII.



Los Moctezuma: memorias colectivas y relatos familiares
La memoria colectiva y el relato familiar constituyen un sendero amable, aunque sinuoso, para indagar en las historias de recuerdos y olvidos transmitidas en las narrativas orales. De la memoria y el relato se obtienen saberes huecos y fracturados, pero en todo sentido emocionales.7 De la recuperación de imaginarios y reconstrucciones del pasado vivido por grupos o comunidades, la acción de relatar o contar su historia, actúa como “forjadora y actualizadora de sentido”,8 proceso de identificación cercana que le otorga a la historia una emoción con significado (propósito) para ese grupo o comunidad involucrada.
Para este apartado, la memoria sobre los Moctezuma está acotada a un grupo familiar actual, con residencia en Venezuela, cuya línea parental está conectada a los Moctezuma y su historia en ese país: Francisco de Moctezuma (Cáceres, 1622), llegado a Venezuela a mediados del siglo XVII, su hijo Francisco de Moctezuma Morales, nacido en Guanare en 1655 y sus dos hijos, Damiana Moctezuma de Oy, 1684, y Francisco de Moctezuma de Oy, 1679, ambos de Guanare. Esta saga familiar de padre, hijo y nietos vinculados a Guanare constituye el nodo histórico familiar de los Moctezuma y su desempeño cotidiano en esa región de los altos llanos venezolanos.
El grupo familiar actual es un canal emocional abierto y vigente que traza ese pasado conectado a su presente. El recurso transmisor de esas historias ha sido una memoria selectiva y un recuerdo construido que ha recreado un imaginario de herencia remota en el tiempo. La transmisión de relatos de generación en generación ha sido un modo de darle forma a su pasado familiar y, por lo tanto, una lectura que ha recreado significados sobre ese pasado. Para este grupo, el propósito de mantener vigente su relato vinculado a la familia Moctezuma ha sido preservarlo para el presente futuro de la nueva generación.
De la muestra de cuatro informantes vinculados fa mi liar men te,9 todos han manifestado cercanía a la historia de México y con la familia Moctezuma desde que tienen “uso de razón” y con una “emoción muy personal”,10 sentimiento que han alimentado a la largo de su convivencia familiar entre Guanare, Acarigua y Caracas.
Han coincidido en señalar que un vehículo común al que han recurrido para solidificar esos “saberes familiares” orales ha sido la lectura regular de crónicas y reseñas escritas por “historiadores”. Bajo el resguardo cuidadoso de sus libros de cronistas, almacenados en sus bibliotecas personales, han manifestado que son “tesoros de mi historia” y “me siento cercana,11 porque cuentan relatos de una historia familiar “sobre México a la que me siento cercana”.12 Desde la emoción y con el apoyo de estas crónicas, la historia oral transmitida es imposible de desafiar y las narraciones son tomadas casi religiosamente como dogmas. Para estos informantes, los relatos elaborados por cronistas sobre la familia Moctezuma son verdades inalterables, sin discusión porque, alegan, fueron escritas “por historiadores”.13
Esta idea de una historia escrita inalterable se apoya en otro vehículo utilizado como transmisor de narrativas y constructor de significados: la fotografía familiar. Cada grupo cuenta con su galería fotográfica; desde sus álbumes, la visita a esa memoria rememora una historia contada desde la emocionalidad. Frente a su álbum familiar, con la fotografía de su abuela materna en mano, nacida en Acarigua hacia finales del siglo XIX, el informante 2 conecta las historias de su abuela con las de los Moctezuma y la familia Unda, fundadores de Guanare y unidos por el “torren te altivo de la sangre azteca”. Relata que, de esas memorias familiares, todavía recuerda “a su abuela Paula Elvira cuando le contaba de Francisco Moctezuma y vivamente le narraba cómo llegó a la ciudad de Coro y de su nombramiento por el rey de España como Alférez Real y perpetuo en esa ciudad y en Guanare”. Esas historias de su abuela le “despertaron interés por la historia de los aztecas y ese apellido Moctezuma lo he tenido cercano desde mi infancia”.14 Mientras acaricia con cariño una postal en blanco y negro de la catedral de la ciudad de México enviada por su tío en 1948, la informante 4 comparte su cercanía con estas historias familiares.
En estas memorias y recuerdos, las crónicas, el relato oral y el archivo fotográfico familiar han sido dispositivos transmisores de sentido que le han otorgado a esa temprana historia de México y los Moctezuma emoción y significados con trascendencia en tres generaciones de este grupo familiar.
Damiana Moctezuma, revisitas desde las relaciones de género
En las relaciones históricas de idas y venidas de familias nobles de condes y duques españoles y de la nobleza mexica emigrada,15 el vínculo con el apellido Moctezuma continua siendo tema de interés.16 A la pregunta base de cómo un Moctezuma, a mediados del siglo XVII, retorna como conquistador-poblador a una capitanía con potencia económica pero de mediana relevancia, como la de Venezuela, desencadena suspicacias y un interés particular sobre su historia personal y los destinos humanos de grupos familiares trashumantes relacionados, en este caso, con la nobleza mexica. En las trayectorias alternantes, la movilidad no se afianza, ni se sube ni se baja; al contrario, en una suerte de “rueda de la fortuna”, una generación familiar puede deslizarse hacia abajo o hacia arriba y en el proceso se muestra una compleja madeja de patronazgos, situaciones económicas y de relaciones sociales fluidas y “determinantes para la dirección que adoptan las trayectorias de movilidad social. Se sube o se baja no por azar, sino por la actuación y estrategia que sigue una familia dentro del contexto socio-temporal”.17
La elaboración particular de un árbol genealógico sobre esta familia Moctezuma en Venezuela, ha sido el recurso principal para complementar el entramado de ”saberes huecos y fracturados”18 atravesado emotivamente, como se ha señalado, por las crónicas, el mito, la oralidad y la memoria familiar19 (véase el árbol genealógico anexo). Y también ha servido para identificar algunas actuaciones personales y estrategias de adaptación y sobrevivencia en el contexto socio-temporal en el cual se desempeñaron.
El árbol narra historias globales conectadas. En su primer segmento, fusiona el mundo azteca temprano de Moctezuma Xocoyotzin, con el hispánico medieval atravesado por sus instrumentos de limpieza de sangre y dotes. Su segundo segmento resume la herencia en el mundo familiar americano, lado venezolano, de cuatro Francisco de Moctezuma: Francisco Torres Moctezuma (Cáceres, España, 1586), Francisco de Moctezuma Salazar (Cáceres, 1622), Franciscos Moctezuma Morales (Guanare, provincia de Venezuela, 1655) y Francisco de Moctezuma de Oy, 1679, nacido también en Guanare. El siguiente segmento está representado por la presencia de la figura femenina en una narrativa dominada por la discursiva masculina. Aquí, Damiana Moctezuma de Oy (Guanare, 1684) es un nodo familiar destacado porque visualiza actuaciones femeninas que pueden conducir a perspectivas de género y ritmos funcionales vinculados a los trayectos de vida y acontecimientos excepcionales de la dinámica familiar. Igualmente, permite reubicar cotidianidades frente al panteón de los héroes constituido por una secuencia interminable de narrativas masculinas-heroicas, propia de una historia tradicional todavía vigente. El cuarto segmento del árbol, ya para el siglo XIX, visualiza una secuencia familiar de comerciantes (los Barrios unidos a los Blom, Senior, Boulton) y el nacimiento de una nación moderna. En su conjunto, este árbol visualiza agencias, historias y porciones de una historia social por reescribirse donde la ciudad de Gua na re es una continuidad y centro del sistema social y crediticio en esa región.
Desde principios del siglo XVII, la ciudad de Guanare con sus vías fluviales que van por el Orinoco hacia el Delta para desembocar en el Caribe hispánico y, finalmente, en el Atlántico, ha estado infinitamente conectada por dinámicas redes familiares de ida y vuelta y la familia Moctezuma es, en esta oportunidad, un vehículo para analizar esas conexiones dentro del mundo familiar.20 De acuerdo a Hernández Franco, esta familia se asentó en la región con estrategias propias del momento (encomenderos de indios, con comunidades de esclavizados, comerciantes) y actuaron dentro del circuito social desde el desempeño de trayectos vitales de matrimonio y relaciones sociales y políticas diversas. El nodo familiar de los Moctezuma en Guanare, Francisco de Moctezuma Salazar, Francisco Moctezuma Morales y los hermanos Damiana y Francisco de Moctezuma de Oy, representan líneas imaginarias de saga y actores sociales con actuaciones y estrategias en Guanare, espacio en el cual desempeñaron sus actividades familiares y sociales en general.

Narrativas, épica nacional e independencia: “el torrente altivo de la sangre Azteca”
En algunas narrativas regionales del siglo XX venezolano, la temprana historia de México está trazada con imprecisiones y saltos temporales que son utilizados para fortalecer una visión oficial de la historia patria. Esta particularidad historiográfica ha moldeado memorias colectivas y familiares incompletas que forman parte, también, del gran relato nacional. En los espacios regionales pervive la presencia de héroes propios vinculados al proceso de independencia y algunas figuras están unidas por el discurso de la “sangre azteca” heredada del tlahtoāni Moctezuma Xocoyotzin.
La historia del tlahtoāni Moctezuma Xocoyotzin y el hermano Nectario María: difusión e imprecisión
El investigador Nectario María, hermano de la orden de Juan Bautista de La Salle, fue un estudioso de la historia de la región centro-occidental venezolana y constituye un referente obligado dentro de la generación de cronistas-bibliógrafos de las décadas 1920-1960.21 Concentró su actividad en la difusión de la geografía y de la historia venezolana con publicaciones de manuales didácticos que alcanzaron más de 20 reediciones distribuidas masivamente en todo el país. La generación escolar de los años 1930 hasta 1960 fue el consumidor natural de las historias de Venezuela del hermano Nectario María.22
De su labor como investigador, su trabajo es pionero en el uso y recopilación de fuentes de archivo, documentación que sigue siendo de consulta obligada en repositorios archivísticos nacionales e internacionales. En el Archivo General de la Nación de Caracas y en la sala de consulta del Archivo General de Indias, Sevilla, se ofrecen para consulta su colección documental con más 120 000 fichas referentes a Venezuela, además de más de 1 000 volúmenes de documentos copiados del Archivo General de Indias pasados al patrimonio de la Academia Nacional de la Historia y del Archivo General de la Nación, ambos en Caracas.23 La obra del hermano Nectario María es constantemente revisitada por especialistas y es voz de autoridad por su aporte a la historia colonial venezolana.24
La difusión y consumo de su contribución historiográfica ha favorecido la recuperación de un pasado temprano, pero también ha contribuido a la repetición de imprecisiones congeladas en el tiempo y asumidas como sólidas “verdades” en la mentalidad colectiva de los interesados en esa historia. El trayecto de la familia Moctezuma es un ejemplo de esta característica narrativa que ha favorecido la difusión de imprecisiones en relación con su establecimiento en la provincia.
En su Historia del Estado Portuguesa, región del occidente venezolano cuya capital es Guanare,25 pujante centro de comercio y mercantil durante el siglo XVII, el hermano Nectario María reseña:
José Francisco Unda: era natural de Estella, Reino de Navarra, España, donde nació en 1677. J.F. Unda llegó a Guanare y allí, en 1724, contrajo matrimonio con Ignacia María Navarro, nieta de Francisco de Montezuma o Moctezuma. Según hallamos en los archivos de Guanare, era descendiente de Guatimozin, último emperador de los Aztecas: comprometido en una conjuración, fue apresado y enviado a España. Más tarde fue autorizado para volver a América con la condición de ir a cualquier lugar fuera de Méjico; además, el Rey le concedía el título de Regidor Perpetuo de la ciudad donde se estableciera.
Moctezuma llegó a Coro, pero por no haberle gustado esa ciudad, se internó en la provincia de Venezuela y llegó hasta Guanare, donde fijó su residencia y al presentar la Orden al rey, obtuvo el título de Alférez y Regidor Perpetuo de la ciudad. A los 15 días de su llegada contrajo matrimonio con María de Hoy. Su hija Damiana Montezuma casó con Nicolás Francisco Navarro; hija de este matrimonio fue Ignacia María Navarro, que fue esposa del Fundador de los Unda de Guanare.
La referencia relata una secuencia familiar de relaciones políticas que van de lo anecdótico a hechos verificables y resumen un recorrido de 150 años. Sin aclarar a cuáles “archivos de Guanare” se refiere, la primera observación al hermano Nectario María es nombrar al “último emperador de los Aztecas” como Guatimozin, denominativo que dieran los españoles a Quauh te moc, huey tlahtoāni de los mexicas y, efectivamente, último emperador de los aztecas. Este modo de nombrar a una figura prominente de la historia azteca nos introduce en una visión “apologética de la conquista y colonización” americana, propia de una generación historiográfica de principios del siglo XX. Como se indicó, esta visión del hermano Nectario María ha sido revisitada por especialistas.26
El huey tlahtoāni anterior a Quauhtemoc había sido Cui tlá huac, señor de Iztapalapa y hermano de Moctezuma Xocoyotzin II. El relato de Alejandra Moreno Toscano pone en contexto la apreciación errónea del hermano Nectario María y destaca la descendencia que deseamos resaltar:
Al salir los españoles derrotados, la ciudad de México-Tenochtitlan fue invadida por la peste. Un negro de la expedición de Narváez, enfermo de viruela, había iniciado el contagio. Así, mientras Cortés se repone en Tlaxcala, los de Tenochtitlan son diezmados por la peste. Mueren miles, y entre ellos, Cuitláhuac, el emperador que sustituyó a Moctezuma[…].27
En la narrativa regional, cronistas como el hermano Nectario María se refieren a la estirpe mexica de manera indistinta a los huey tlahtoāni Quauhtemoc o Cuitláhuac. El cronista Vicente Dávila, por ejemplo, sin distinción se refiere a “Moctezuma, descendiente de los Moctezuma mexicanos”.28 Al parecer, la importancia está en el apellido, mas no en su precisión.
En cuanto a la mención de Francisco Moctezuma, la segunda información compartida por el hermano Nectario María señala que se había “comprometido en una conjuración, fue apresado y enviado a España”. Sin referencia a ningún tipo de fuente, no indica dónde fue la conjuración, así como tampoco por qué fue enviado a España. En un arco de tiempo abierto, señala que “Más tarde fue autorizado para volver a América con la condición de ir a cualquier lugar fuera de Méjico”. El “más tarde” es vago temporalmente. Por otro lado, se reitera su pertenencia historiográfica al escribir México con “j”, hecho lingüístico que, gramaticalmente, denota una tendencia de pensamiento resistida al reconocimiento de otra versión de la historia indígena americana.
En relación a que “[…] además, el Rey le concedía el título de Regidor Perpetuo de la ciudad donde se estableciera” no contamos todavía con ese nombramiento, pero por la actividad de Francisco de Moctezuma de poblador-conquistador, es posible que esa distinción se la haya otorgado su capitán conquistador inmediato o el capitán general de la provincia de Venezuela por los méritos que tuvo en la ciudad de Santa Ana de Coro.
En los méritos de la encomienda otorgada en 1679, Francisco de Moctezuma relata sus aventuras de lucha contra los corsarios ingleses y holandeses que llegaban a las costas de esa ciudad.29 En ese memorial, narra su desempeño y hoja de ruta de un poblador-conquistador característico del siglo XVII. El cargo de regidor era un jurado o magistrado municipal que existía en Castilla en las ciudades y villas que pertenecían a la Corona. En su conjunto, estos regidores constituían el Cabildo, cuya misión era vigilar la administración municipal y la inversión de sus fondos y caudales. En su relato, Francisco Moctezuma cuenta que prestó dinero para mantener las huestes que constantemente atacaban la costa de esa región, de manera que es posible considerar que su inversión le fuera retribuida con el nombramiento. En cuanto a estos cargos, en las Indias la función de elegirlos le correspondía a los capitanes conquistadores y pobladores, al fundar una ciudad y reconocerse sus méritos. Más tarde, los vecinos elegían a sus regidores, quienes, a su vez, designaban entre ellos a los alcaldes ordinarios. Con el tiempo, todos estos cargos fueron adjudicados directamente por el gobernador y capitán general de la provincia y reservados a los hidalgos españoles y a sus descendientes nacidos en América.30 En su momento, es posible que la prole de este Moctezuma heredara el cargo de regidor en Guanare y que, políticamente, vivieran su evolución. En todo caso, sigue en revisión esta apreciación sobre el título de regidor perpetuo otorgado por el rey y, desde luego, su proceso y toma de decisión para llegar a esta provincia.
El tiempo de permanencia de Francisco de Moctezuma en Santa Ana de Coro es otra de las generalidades en que incurre este cronista. Señala que “Moctezuma llegó a Coro, pero por no haberle gustado esa ciudad, se internó en la provincia de Venezuela y llegó hasta Guanare, donde fijó su residencia”. Esta generalidad ha sido repetida por otros cronistas como el mencionado Vicente Dávila: “[…] Parece que habiendo sido nombrado Regidor perpetuo de la primera de las ciudades nombradas [Coro], no le agradó ésta, por lo cual pasó a la segunda [Guanare] donde ocupó el mismo cargo”.31
De acuerdo a Isaac López, quien ha recopilado documentación de la región de Coro, Francisco de Moctezuma se encuentra en esa ciudad en 1662:
959. Posesión de la encomienda, del sitio de Guamure otorgada al Sargento Mayor Esteban Lorenzo de Contreras, ante el sargento Nicolás Quintero Príncipe, Francisco del Hoyo y los testigos Diego del Hoyo, Francisco de Moctezuma y Juan Méndez López. Santa Ana de Coro, 1662 (Encomiendas, t. XX, fol. 93).32
En 1679, es decir, 17 años más tarde, en el título de encomienda aparece Francisco de Moctezuma como “vecino que es de la dha ciudad de Carora y que lo fue tiempo de mas de treintta años de la SSta. Anna de Coro de esta dha”.33 La generalidad del hermano Nectario María “por no haberle gustado esa ciudad” se descarta y queda precisado que vivió “mas de treintta años” en la ciudad de Coro como lo confirma el título de la encomienda señalada. Este error ha sido repetido por Vicente Dávila y otros cronistas han continuado desde ese erróneo relato.
Estas imprecisiones sobre Francisco de Moctezuma que advertimos en la difundida Historia del Estado Portuguesa del hermano Nectario María y reutilizadas por otros cronistas de mediados del siglo XX, como Vicente Dávila e Hilarión Unda Chuecos, han sido una constante sobre los Francisco de Moctezuma. Estos relatos suelen sumar mitos regionales unidos a su fundación, repeticiones constantes que, como se ha señalado, han moldeado memorias familiares.
La imprecisión que se ha identificado desde el hermano Nectario María obedece, principalmente, a una confusión genealógica y cronológica que ha habido en relación con la existencia de cuatro (4) Franciscos de Moctezuma vinculados, en distintos momentos, a las historias en la provincia de Venezuela: 1586, 1622, 1655 y 1679. El cuadro 1 resume la presencia de la familia Moctezuma en Guanare.
Esta necesaria revisita al relato con la precisión de cuatro Franciscos de Moctezuma ha servido para visualizar un personaje de carne y hueso con acciones en el tiempo que le tocó vivir. Cada uno constituye un rostro con “trayectorias alternantes”,34 propio de individuos que convivieron y sobrevivieron hazañas, aventuras y convivencias cotidianas en esa provincia de Venezuela del siglo XVII.

Guanare, el gran relato de la nación y las familias Moctezuma y Unda
En los procesos de formación del Estado nacional, últimas décadas del siglo XIX en América Latina, una operación simbólica clave fue la construcción del gran relato, una versión recreada de la historia patria que conjugaba símbolos, monumentos y panteones de héroes nacionales. Todo el conjunto constituyó el eje sobre el que se ancló un sentido particular de la identidad nacional. En esta construcción política de la nación con influencia en la memoria histórica se reflejaron tres acontecimientos fundacionales que justificaron un relato unívoco: una nación blanca, masculina y de herencia europea. En esta representación nacional, la participación de los pueblos originarios y sus episodios, estuvieron invisibles, borrados y, desde luego, silenciados.35
En el panteón de los héroes nacionales, en 1898, el panorama humano de la Independencia está representado por las figuras cimeras que llevaron a cabo el proceso de creación de la nación.36 En esa narrativa nacional, no está presente ninguna figura indígena ni hay referencia a los pueblos originarios. Este relato oficial excluyente y unidireccional de la historia se deslizó con gran éxito en la memoria colectiva y formó parte del aprendizaje de la historia en todos los niveles de escolarización durante los siglos XIX y XX. Desde mediados del siglo XX, esta recreación histórica ha seguido con mucha fuerza a pesar de las políticas públicas educativas por visibilizar comunidades indígenas y hacerlas protagónicas en las discursivas simbólicas que se han seguido fomentando en la construcción de las historias nacionales.
En la narrativa regional, los imaginarios sobre Guanare se han recreado desde un vínculo de sangre simbólico entre la representación indígena de Moctezuma Xocoyotzin II y un panteón de héroes propios constituido por los hermanos Unda: José Vicente y José Francisco, figurantes regionales del mito fundacional de la nación. En este relato, los cronistas fusionan de una manera ligera la épica de la independencia de la “linajuda ciudad de Espíritu Santo de Guanaguanare”37 con la historia indígena americana desde la representación de Moctezuma Xocoyotzin.
Las apreciaciones del cronista-investigador hermano Nectario María han difundido una historia regional con algunas imprecisiones y, especialmente, un salto de tiempo cronológico que ha confundido a cuatro Franciscos de Moctezuma, como se ha indicado. A esta distorsión que ha difundido una secuencia familiar errónea, se suma esta característica narrativa propia de las crónicas de mediados del siglo XX: exaltar la épica de la independencia nacional con herencias atemporales extendidas en el tiempo.
En la construcción del linaje familiar, la temprana fusión de esta herencia de “sangre azteca” en la historia regional de Guanare tiene su origen en el matrimonio de Damiana Moctezuma y Nicolás Francisco Navarro:
Don Juan Francisco de Unda arribó a tierras venezolanas por allá en el año de 1720. Se avecindó en Guanare, donde contrajo matrimonio el 15 de noviembre de 1724 con Ignacia María Na varro, nacida en Caracas, en 1709, hija del Alférez Nicolás Navarro, casado con Damiana Moctezuma. Esta era hija de Francisco Moctezuma, Alférez Real y Regidor Perpetuo de Guanare, y de María de Hoy, descendiente de Cristóbal de Hoy y de Catalina Díaz Sardo, fundadores de la muy linajuda ciudad de Espíritu Santo de Guanaguanare.38
Si bien la figura femenina Damiana Moctezuma de Oy, 1684, es el eslabón base que da inicio al linaje de los Moctezuma en Venezuela, su presencia en el relato regional tiene relevancia sólo por el matrimonio de su hija Ignacia María Navarro Moctezuma, 1709, con el varón insigne Juan Francisco Unda Garríz, 1667, “[…] el fundador de la familia Unda, en Guanare, en aquella época colonial, una de las ciudades más ricas y populosas de Venezuela”.39 Propio de una narrativa decimonónica masculina y repetida, en estos relatos nacionales la presencia femenina resalta por un doble objeto utilitario: reproduce hijos y heroísmo cívico nacional. Los hijos Unda nacidos de esta prole se vinculan orgullosamente al patriotismo y son hombres al servicio de la patria. Así lo resalta Unda Chuecos: “Del seno de Venezuela, de esta Venezuela nuestra en la cual ha surgido siempre la voz de las revoluciones americanas, surgieron héroes del patriotismo”.40 Del relato de los hijos de la pareja, resalta el lustre de la patria:
José Francisco de Unda Navarro y María Francisca García fueron padres del doctor José Vicente de Unda; del Lcdo. José Miguel de Unda, abogado; del doctor en medicina, José María de Unda; del Pbro. Br. José Antonio de Unda; de José Rafael, José Francisco, José Trinidad de Unda y Francisca de Unda. Todos ellos con las buenas cualidades que poseían y con su efectivo patriotismo, supieron darle buen lustre a su nombre y [a la] patria.41
Este linaje extendido a lo largo de tres generaciones constituye la base discursiva de una herencia fundada en el orgullo del torrente altivo de la sangre azteca representada en las dos figuras regionales mencionadas, José Vicente y José Francisco Unda García, vinculados durante el siglo XIX a los procesos nacionales de independencia. De acuerdo a este relato regional, el ímpetu revolucionario, y bolivariano, de ambos está emparentado con esa sangre azteca. En esta retórica nacional, se proyecta en el tiempo José Vicente Unda, religioso independentista cuyo corazón reposa simbólicamente en la catedral de Guanare.42
En este gran relato épico regional, se funde la grandeza de las familias. La familia Moctezuma, de herencia mexica, y los Unda, fundadores de Guanare, constituyen un nodo historiográfico vivo y vigente en las discursivas familiares alimentadas desde las crónicas mencionadas. En este gran relato, tanto la nobleza de la estirpe como el ángel del hogar son monolíticos. Esta mirada tradicional debe ser revisitada para reinventar otros procesos vinculados a esas sagas familiares desde la fluidez de sus componentes sociales.
Los Moctezuma: cotidianidad en el occidente venezolano a mediados del siglo XVII y parte del XVIII
El primer Moctezuma vinculado a la provincia de Venezuela nace en Cáceres en 1586.43 Casado con Isabel Moctezuma Salazar, esta pareja de dos Moctezuma matrimoniados serán los padres del segundo Francisco de Moctezuma, también nacido en Cáceres en 1622, pero fallecido en Guanare en 1699. Este Francisco Moctezuma llega a las costas de la provincia de Venezuela hacia la primera mitad del siglo XVII. De su matrimonio con Laurenciana Morales (1634-1692) nace el tercer Francisco de Moctezuma, en Guanare en 1655, y fallece en la misma ciudad en 1733. Este tercer Moctezuma representa el tránsito generacional del conquistador-poblador del siglo XVII, su padre, al señor de la tierra del cacao, en el siglo XVIII. Su matrimonio con María de Oy Cerrada, 1660, “hija de los fundadores de la ciudad de Guanare”, dará nacimiento a la estirpe Moctezuma de Oy, el cuarto Francisco de Moctezuma de Oy, nacido en Guanare en 1679.
Este nodo familiar de la descendencia Moctezuma en Guanare se va a diseminar por toda la provincia de Venezuela.
Recursos naturales y vicisitudes de un conquistador-poblador
De la búsqueda de El Dorado que conquistadores-pobladores ansiaron durante los siglos XVI y XVII, una porción significativa se topó con tierras pletóricas de otros recursos naturales.44 Éste fue el gran descubrimiento del primer Francisco de Moctezuma (Cáceres, 1622-Guanare, 1699) llegado a tierras venezolanas. Aventurero, poblador y cazador de un Dorado esquivo que nunca halló, en su labor de encomendero en nuevas tierras tendrá la tarea real de apaciguar a las comunidades indígenas de jirajaras, ayamanes, ajaguas y gayones, desempeño principal que tendrá en estos dominios de las Indias del rey de España. Este inquieto paso por la región centro-occidental de Coro, Siquisique, Carora y El Tocuyo, lo condujo al reconocimiento de otras regiones aledañas, hasta llegar a los llanos altos venezolanos donde se instalaría definitivamente con su familia.45
Este primer Francisco Moctezuma llega a las costas de la ciudad de Coro en un momento en que el contrabando y los piratas del Caribe dominaban los mares del Atlántico. Durante la segunda mitad del siglo XVII, las islas de Curazao, Bonaire y Aruba fueron el centro para contrabandistas del Caribe. Esta actividad, sin embargo, estaba trazada por aspectos estructurales.46 Para la Corona española, la Carrera de Indias había generado tres vicios: el monopolio de los comerciantes hispanos favorecidos con registros y patentes; el abuso en los precios y, tercero, de gran gravedad, la constante carestía de bienes de consumo básico en la población. Por el lado holandés, privaba un objetivo: desestabilizar a la Corona española para alimentar arcas personales y del reino de Holanda.
Estas pugnas y contradicciones estructurales se escenificaron, principalmente, en la isla de Curazao, ubicada a sólo 56 kilómetros (35 millas) de las costas de la provincia de Venezuela.47 Esta posición estratégica para comerciar, unida al proteccionismo español, había fomentado dos males mayores: el comercio ilegal de extracción de materias primas procedentes de los cultivos comerciales de la provincia venezolana, cacao principalmente, y la introducción ilegal de todo tipo de mercancías procedentes de Europa demandadas por un necesitado mercado hispano.
En este escenario externo, dentro de la provincia, en los altos llanos venezolanos, la ciudad de Guanare se había consolidado como centro mercantil y epicentro comercial de producción y distribución vía terrestre y fluvial: “La ciudad de Guanare y una serie de poblaciones conexas cercanas al río Portuguesa, conforman una región económica de gran productividad y empuje que participa activamente en actividades de exportación y comercio, con lo que se constituye en un polo de desarrollo indiscutible de la Venezuela colonial”.48
Cueros, tabaco y cacao serán los productos principales que se distribuirán hacia el occidente y centro de la provincia.49 El cuero, obtenido del ganado con dueño, o del realengo que circulaba libre por los llanos, era un negocio lucrativo y de mercado amplio. El cacao, por su parte, constituía el producto destacado en la economía y vida cotidiana de la región. La producción del cacao Barinas o Varinas, fomentada por el trabajo de esclavizados, surtía dos mercados principales: España y México.50
Entre estas dos realidades -contrabando, piratas del Caribe y una provincia asediada, pero próspera- está Francisco Moctezuma.51 Por un lado, acomete la defensa de las costas de Coro contra piratas y contrabandistas holandeses y, una vez en Guanare, la familia se inserta en el fomento de actividades agrícolas con el comercio del cacao, producto por excelencia para la época.52
Encomendero, noble y de calidad
El 11 de abril de 1679, don Francisco de Alberro, gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela, otorgaba a Francisco Moctezuma la encomienda de indios vacante en el pueblo de Siquisique, poblado cercano a Carora. El pregón del edicto leído en la plaza pública por un “negro llamado Antonio” señalaba “q. preferia y prefirio al dho. Dn. francisco de Montesuma en la dha. vacantte y le declara por benemerito para obtener la dha. encomienda y sus yndios”.53 En el acto público se agregaba que Moctezuma era “[…] vezino de la dha. ciudad de carora y que lo fue tiempo de mas de treintta años de la de SSta. Anna de Coro de esta dha. Provincia”.
Declarado “hombre noble y de calidad […]”, entre las virtudes de un buen vasallo, se nombraban sus servicios en la guerra contra los enemigos corsarios, desempeño en el puesto de alférez en una de las compañías españolas de milicias y oficio de guarda y juez de cobranzas reales “a satisfazon. de sus superiores”. Un mérito, sin embargo, destacaba en su real servicio:
[…] despachado de la dha. ciud. de coro a esta (Carora) a traer a las Reales caxas Principales cantidad de treinta mil pesos q. se le entregaron Perttenessientes a su Mgd. y los traxo a su costa y entrego a los Juezes Oficiales reales Propietarios de esta Provincia escussando al real aver las llevas y costas acostumbrados dando Buena quentta de ttodo lo q. se le a encargado y a asido a su cuidado-demas […].54
Con la disposición de recursos propios puestos al servicio de la Corona, estos méritos daban cuenta de que Francisco de Moctezuma era un hombre que se había ganado la confianza de sus superiores y había forjado una buena reputación durante sus desempeños como vasallo del rey entre las ciudades de Coro y Carora antes de 1679.
A esta conexión pública por el buen “servicio prestado” se enlazaba un trayecto vital clave: su matrimonio con Laurenciana de Morales, natural de la “dha.ziud. de coro” y “descendiente”, acotaba el título, “de los primeros conquistadores y pasificadores de esta dha.Provincia”. En su vida privada, el haberse casado con una mujer nacida en la ciudad de Coro e hija de los primeros conquistadores, que habían servido a “su Magd. en allamentos. y Passificaciones de yndios de guerra”, simbolizaba también un acto público de unión entre iguales, relación natural entre quienes habían trabajado para beneficio de la Corona. Tanto la vida privada como la pública, impactan en la macroesfera de la interrelación social. Por estos motivos entrelazados, el gobernador aprobaba su oposición y se le daba el
[…] Titulo de la nueva encomienda Al dho. alferez Don franco. Motesuma todos los yndios e yndias sus hijos y demas descendientes que dho. Juo. De Roxas valderrama poseyo En la jurisdizion de la dha. ziud. de carora y quedaron vacos por su mute. con el Principal Capitanes y demas subjetos a la dha. encomienda y con sus tierras ancones quebradas montañas vertientes aguas pequeros casaderos y abrebaderos que les toca y perteenesse y con la antiguedad titulo y accion y dercho. según y como los tubo y poseyo El suso dho. y demas sus antessessores sin q. le falte ni mengue cosa alguna Para que El dho. alferez Don franco. Motesuma como tal su encomendero los tenga y posea por su vida y la de un heredero conforme a la ley de la subsecion cuidando de su amparo defensa conservazon. y aumto. tratandolos como personas libres Vasallos de su Magd. curandolos en sus enfermedades y dandole Dotrina y pasto espiritual por lo qual aya de llevar y lleve las demoras y aprovechamientos. q. esta dispuesto por las reales cedulas y tassa general fha. a favor de los naturales de esta dha. Provinzia sobre cuyo cumplimto. le encargo la conciencia descargando la de su Mgd. y la mia.- Santiago de León de Caracas, 13 de abril de 1679.55
Del destino de esta encomienda, los indígenas involucrados y de su heredero mencionado, la investigación continúa en el seguimiento de información para relacionar desempeños y cotidianidades en esa ciudad.56 De la siguiente generación, de Guanare, Francisco de Moctezuma Morales, 1655, y Francisco de Moctezuma de Oy, 1679, sus trayectos trascienden el siglo XVIII; destacan sus vínculos con la institución de los esclavizados y como señores del cacao, son mujeres y hombres de su tiempo. En las referencias aisladas donde aparecen como padrinos “Ygnes mulata esclava del Alferez Real Don Francisco de Motezuma fueron padrinos Po. De las Reyes y Critina y por ser dro dado lo confirme. Leonardo de Reynoso”, partidas de nacimiento de sus hijas, gente de su encomienda o relaciones con eslavizados (cartas de libertad, denuncias, testamentos), son instrumento-guía para continuar en el armado de trayectos más colectivos vinculados a la vida familiar y cotidiana de esta familia Moctezuma.57
Entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, la familia Moctezuma está compuesta por mujeres y hombres en Guanare y sus dinámicas van vinculadas a comunidades de una sociedad del cacao mixta: esclavizados, morenos libres y población diversa de la ciudad. Las relaciones entre estos agentes sociales ofrecen un espectro de atención significativo en la reconstrucción de este entramado familiar amplio y extenso con impacto en nuevas narrativas revisionistas de la historia oficial.
Reflexiones finales
En la constelación familiar iberoamericana, la movilidad es un circulante enérgico en constante transformación. Sea voluntaria, involuntaria, grupal, individual, interna, externa, cercana o lejana, la impronta que deja el desplazamiento de grupos familiares constituye un sendero atractivo para indagar sus proyecciones en el tiempo y un abanico temático de memorias, trazos, trayectos vitales, enlaces, conexiones y desempeños laborales en los espacios ocupados.
En esta etnografía familiar de los Moctezuma y su cotidianidad en la provincia de Venezuela durante la segunda mitad del siglo XVII e inicios del XVIII, el entramado ha sido reconstruido desde imaginarios, narrativas regionales, mitos fundacionales y una arqueología documental escurridiza y esquiva. Son miradas que se complementan mutuamente y constituye, cada una, una vertiente de interpretación imprescindible en el espectro de una historia global atlántica y del Caribe conectada a una microrregión.
En esta arqueología, los recursos de la memoria, el relato oral, la crónica y el archivo fotográfico han sido dispositivos transmisores de sentido y emoción que diversifican la historia familiar y la ponen en perspectiva global conectada a dos regiones del mundo iberoamericano. Entre los Moctezuma, de conquistador-poblador a señores del cacao, quedan abiertas líneas por explorar.
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Siglas
AGI: Archivo General de Indias
PARES: Portal de Archivos Españoles
AGN, Ccs: Archivo General de la Nación, Caracas
Notes