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Sobre Milagros Martínez-Flener, ¿Independencia inevitable? La América española en los informes de los diplomáticos austríacos en España (1808-1825)
Historia mexicana, vol. LXXV, no. 1, pp. 399-403, 2025
El Colegio de México A.C., Centro de Estudios Históricos

Reseñas

Martínez-Flener Milagros. ¿Independencia inevitable? La América española en los informes de los diplomáticos austríacos en España (1808-1825). 2022. Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 190pp.. 978-840-011-075-8

DOI: https://doi.org/10.24201/hm.v75i1.4740

En su libro ¿Independencia inevitable?, la historiadora Milagros Martínez-Flener se interesa por las opiniones de los diplomáticos austriacos en Madrid sobre las guerras de independencia en las Indias. ¿Qué noticias recibían y qué comunicaban a Viena? Éstas son las preguntas que guían esta obra, cuyo título refleja también la percepción de los diplomáticos austriacos. Lo que veían era una España que, debilitada por conflictos internos y externos, estaba perdiendo su papel de gran potencia en Europa y en las colonias. Por ello, la independencia de América les parecía inevitable a estos diplomáticos.

Como bien señala la autora, el tema apenas ha sido tratado hasta ahora, a pesar de que la corte imperial vienesa desempeñó durante siglos un papel especialmente importante para España. El tema es también de interés por el especial papel del príncipe Metternich en la creación del nuevo orden tras el fin de las guerras napoleónicas y en el Congreso de Viena. Este hecho no se ha reflejado aún en la historiografía. Aunque existen algunos trabajos sobre las relaciones entre Madrid y Viena en los siglos XVI y XVII, éstos son muy escasos para el siglo XVIII, es decir, el periodo posterior a la Guerra de Sucesión.

La autora parte de aquí y ofrece una valoración precisa de la corres pon den cia diplomática, aportando nuevos detalles no sólo sobre el comportamiento de los gobiernos, sino también sobre la situación dentro de España. Según Martínez-Flener, los informes de los di plo má ticos se caracterizaban por el hecho de que pretendían informar a su propio gobierno de la forma más objetiva y completa posible y, por tanto, contenían información poco frecuente. Como los diplomáticos tenían acceso a las más altas autoridades, se enteraban de co nexio nes que no aparecían, por ejemplo, en los informes de viajes de la época. Las fuentes que la autora hace accesibles en su libro se caracterizan por arrojar nueva luz no sólo sobre la “gran política”, sino también sobre los acontecimientos económicos y militares. A diferencia de los colegas españoles con los que intercambiaban opiniones, los austriacos estaban más alejados de los acontecimientos y los interpretaban de forma diferente. También expresaban sus opiniones y eran conocedores de los problemas internos de España y su repercusión en América. Para ello, se beneficiaron de su acceso a materiales confidenciales y secretos y a interlocutores de alto rango.

Martínez-Flener se ocupa de estas perspectivas de los diplomáticos austriacos y no, como ella subraya, de una nueva historia de la independencia. Para ello utiliza el Archivo Estatal de Austria, en concreto el Archivo de la Casa y de la de Viena. Este archivo contiene la correspondencia diplomática que los enviados austriacos dirigieron a los ministros de Asuntos Exteriores Philipp von Stadion y Clemens von Metternich. Incluye informes y respuestas de Viena, copias de la Gaceta de Madrid, cartas de informadores españoles y diplomáticos de otros países. También se encuentran aquí las actas de las audiencias de los diplomáticos con el rey Fernando VII. Este rico material aún no ha sido analizado teniendo en cuenta la pregunta del autor.

El libro se divide en tres capítulos. El primero introduce el contexto. Trata de la formación de los diplomáticos y del papel de la nobleza y la representación en el archiducado de Austria. A lo largo del siglo XVIII, la formación se profesionalizó mediante la creación de centros especiales de formación. Hacia finales de siglo, los miembros de la baja nobleza y la burguesía también pudieron acceder al servicio diplomático. Sin embargo, los puestos más prestigiosos, como la embajada en Madrid, estaban reservados a la alta nobleza, que colocaba allí sobre todo a sus hijos nacidos más tarde.

Se presentan brevemente las relaciones entre España y Austria entre 1808 y 1825. Tras la ocupación de la península Ibérica por las tropas francesas y la coronación de José I, la Junta Central en resistencia intentó establecer relaciones diplomáticas con Austria. Sin embargo, Viena se mostró cautelosa, ya que no quería arriesgarse a otro conflicto militar con Napoleón. Cuando éste se produjo en 1809 y los austriacos volvieron a perder, las esperanzas de apoyo de los españoles llegaron a su fin. El reconocimiento de José Bonaparte por parte de Austria fue sin duda un punto bajo. Las relaciones diplomáticas entre Austria y España sólo se reanudaron tras la batalla de Leipzig en 1813.

La autora analiza la actitud de Austria hacia la independencia americana, dividiéndola en diferentes periodos. Ve la primera fase en los años 1815 a 1818, en los que la cuestión de América era de importancia secundaria desde la perspectiva europea y un asunto interno español. En la segunda fase, de 1819 a 1822, ya estaba en juego la cuestión del reconocimiento de los nuevos Estados americanos, a la que Metternich se opuso como defensor del principio de legitimidad. Posteriormente, la secesión definitiva de América se hizo cada vez más probable y ya no pudo ser revertida tras la batalla de Ayacucho en 1825. Sólo tras la muerte de Fernando VII en 1833 se despejó el camino para el reconocimiento diplomático por parte de España, al que se sumó Austria. También son interesantes los retratos de los diplomáticos que aquí se presentan. Como era habitual en la monarquía de los Habsburgo, algunos de ellos procedían de zonas del país no germanófonas e incluían a miembros de la burguesía, así como de la alta nobleza.

El segundo capítulo presenta las fuentes, es decir, los informes de los diplomáticos austriacos sobre los acontecimientos en América. Las fuentes de información de los diplomáticos eran diversas. Entre ellas se encontraban la Gaceta oficial de Madrid y otros periódicos. Sin embargo, los austriacos también tuvieron acceso a informes de las provincias españolas y de América. Además, como es natural, mantenían conversaciones con colegas españoles y extranjeros de alto rango para ampliar sus conocimientos. Las noticias de las colonias españolas también llegaban a la madre patria a través del animado tráfico marítimo con Norteamérica. Sin embargo, como queda muy claro en el debate, no todas las noticias eran fiables. Muchas de ellas resultaban ser informes falsos, rumores o ideas equivocadas.

Una vez más, Martínez-Flener divide su relato en fases in di vi duales. La primera, de 1808-1809, se caracterizó por la invasión francesa; los informes seguían siendo escasos. La segunda fase (1810-1813) se caracteriza por un aumento significativo del número de informes. Los diplomáticos se limitan cada vez más a expresar su preocupación por las revueltas. Sin embargo, se dieron cuenta de que una intervención absolutista era imposible dada la situación en Europa. En su lugar, abogaron por una solución negociada y reconocieron desde el principio que un enfoque militar sería contraproducente. Durante la tercera fase, de 1814 a 1819, la información sobre América se hizo aún más intensa. En el periodo siguiente (1820-1825), volvió a disminuir. En general, los diplomáticos se mostraban escépticos ante una reconquista por parte de España.

El último capítulo de la obra está dedicado a las explicaciones ofrecidas por los diplomáticos austriacos sobre los acontecimientos en América. En primer lugar, citaron la conocida crisis económica de la madre patria. La situación empeoró con la interrupción del flujo de metales preciosos procedentes de las colonias. Otro factor fueron las luchas internas entre liberales y monárquicos con la invasión napoleónica como telón de fondo, que se intensificaron aún más tras su finalización. Al mismo tiempo, se deteriora la situación de la seguridad en todo el país. También se hicieron visibles los movimientos autonomistas en las provincias. La revolución, que había estallado en un remoto rincón del imperio, se había extendido.

Los esfuerzos militares tampoco fueron muy eficaces. Eran demasiado pequeños y poco planificados para verse coronados por el éxito. Los propios soldados ya estaban preparados para una sublevación y se negaron a ser enviados a un país desconocido con un equipo deficiente y bajo las órdenes de oficiales incompetentes. Los diplomáticos también informaron de que la falta de una armada significativa y operativa era sin duda un factor grave que dificultaba la reconquista. A esto se añadía la amenaza que suponían los corsarios, de la que también se informó ampliamente. Hacia 1825, los informes diplomáticos reflejaban la opinión de que una expedición militar para restaurar el otrora vasto imperio colonial era imposible para España.

En conjunto, el volumen ofrece las opiniones de los diplomáticos austriacos en España sobre los conocidos procesos de independencia americana. Al lector le hubiera gustado poder seguir más de cerca las fuentes, cuyo valor subraya Martínez-Flener, pero las citas son en general muy breves. Uno se pregunta qué es lo que hace que estos informes sean tan especiales. La propia autora es consciente de que una comparación con la información diplomática de otros países sería sin duda una ventaja. Hasta que llegue ese momento, este volumen, con sus informes procedentes de las plumas de diplomáticos austriacos, permite comprender que, para los observadores informados de la época, la inevitabilidad de la independencia de los Estados latinoamericanos, que se desarrollaron tras el colapso de la monarquía española y que, con su nueva manera de gobierno, formaban parte de la vanguardia política de la época, ya se hizo patente en una fase muy temprana.



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