Reseñas
| Ibarra Antonio, Hausberger Bernd. Historia económica del peso mexicano. Del mercado global a la gestión política de la moneda. 2023. Ciudad de México. El Colegio de México. 424pp.. 978-607-564-459-2 |
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El presente volumen colectivo es una contribución importante a la historia monetaria de México, aunque no desde una perspectiva restringida al ámbito nacional. Como lo revela ya su título, buen número de colaboraciones sitúa el tema en un contexto de procesos globales y retoma la cuestión de las vías de circulación mundial de la plata mexicana, un punto abordado desde hace siglos pero que sigue siendo motivo de gran interés, sobre todo por la ventaja de la información multinacional disponible y las herramientas ofrecidas por la historia económica contemporánea. Algo insoslayable para cualquier conocedor del tema es la contradicción que durante mucho tiempo hubo entre la demandada exportación de plata mexicana y la imperiosa necesidad de circulante en el propio país. El libro incluye, en consecuencia, tanto capítulos dedicados a los destinos de la plata exportada como otros que se concentran en el abasto local de la moneda, sin que falten los que abordan las dos problemáticas. La obra cubre las distintas épocas entre la era colonial y la presente, con un capítulo final que explica el advenimiento del régimen cambiario que rige en la actualidad.
El libro está dividido en cuatro partes conforme a un plan general cronológico. La primera plantea la temática del peso como una moneda global en la época colonial, a lo que sigue una sección dedicada a las acuñaciones de cobre, de moneda provincial y de circulante menudo entre la colonia tardía y finales del siglo XIX. La tercera parte incluye el manejo político de las diversas casas de moneda de México, la circu la ción internacional de la plata y la emisión de billetes bancarios, para finalmente dar lugar al apartado último sobre la gestión y las medidas encaminadas a la estabilidad y la buena regulación monetaria entre 1918 y 1994. Aunque esta estructura cronológica es clara y nos deja ver el desarrollo de la historia monetaria, también es cierto que permite ver los problemas específicos que permanecieron en el tiempo, todo lo cual es abarcado por una perspectiva de transiciones. Un reto constante es la gestión política de la moneda en México, lo cual involucra a los agentes y juegos de poder con impacto en este campo y con despliegue de fuerza o presión tanto dentro como fuera del país.
La primera parte comprende las aportaciones de Bernd Hausberger y Antonio Ibarra,1 quienes estudian la moneda de plata mexicana como circulante en el Imperio español y otras partes del mundo. Con recurso continuo a la información numérica, ambos autores abordan temas ya tratados o apuntados por la historia económica relacionada con el periodo colonial, aunque su apoyo en fuentes recientes les permite afinar respuestas y formular hipótesis que antes no eran planteadas, o no en todo caso con la precisión necesaria. Hausberger presenta una revisión acuciosa de cantidades y porcentajes de plata americana circulante o concentrada en varias partes del mundo, datos que le permiten formular la tesis de que Hispanoamérica fue un verdadero polo de globalización entre los siglos XVI y XVIII, por lo que no se justifica la posición marginal o de importancia relativa que hasta ahora se le ha concedido.2 Ibarra cuestiona la idea de Ruggiero Romano sobre una extracción excesiva de circulante de plata de la economía novohispana, para lo cual resalta los alcances de la retención de moneda antigua por la población local, con lo que se evita el escenario de carencia agobiante de dinero que supuso el historiador italiano. Tampoco procede asumir un escenario novohispano acorde con la llamada ley de Gresham, sostiene Ibarra, pues la existencia de monedas diversas en cuanto a su ley y perfección técnica ha bastado tanto para una exportación significativa a la metrópoli y otras partes como para una “sedimentación monetaria” en Nueva España. Esta corrección de hechos aparentemente obvios reaparece en el texto de Sandra Kuntz Ficker,3 inserto en la parte tercera del libro, en que con atención a las vías de circulación de la plata del siglo XIX la autora demuestra el abastecimiento de China con pesos mexicanos por Gran Bretaña, flujo que por lo demás ocurrió antes de las fechas asumidas por una historiadora reciente.
Si Manuel Orozco y Berra incluyó ya en sus indagaciones de historia monetaria mexicana la temática relacionada con la moneda menuda, no sorprende que ahora Ricardo Fernández Castillo, Javier Encabo González y Javier Torres Medina continúen este estudio, lo cual hacen cubriendo los diversos aspectos políticos y sociales relacionados con las acuñaciones de cobre y níquel en el siglo XIX.4 Estos textos ponen gran énfasis en el punto de la amonedación de cobre y arrojan luz sobre las causas y estrategias subyacentes a ella con consideración de la dimensión nacional, regional y urbana. Por tratar del surgimiento de nuevas cecas dentro del país y la caída del casi tricentenario monopolio de acuñación de la capital, el escrito de Fernández aborda una dispersa amonedación a la que Omar Velasco también se referirá en la sección siguiente al abordar la gestión política de la moneda en relación con la exportación de plata en pasta y la recuperación por el gobierno de las casas de moneda arrendadas (1868-1895). En todos estos capítulos hay información relevante sobre tensiones, negociaciones y reacomodos entre autoridades, empresarios y jefes políticos o militares en el campo de la acuñación, en lo que las primeras frecuentemente tienen que ceder ante intereses o presiones que en otros contextos o épocas no las habrían debilitado tanto en su poder de gestión. Asimismo dan contenido creciente a la perspectiva de las transiciones en asuntos monetarios, que como se ha dicho es recurrente en el volumen. Al recuperarse en 1905 un esquema de acuñación centralizada y liberada por lo demás de la necesidad de arrendar las cecas, según muestra Velasco, se tiene un episodio importante en una transición.
En el resto de los capítulos, escritos por Iliana Quintanar Zárate, Luis Anaya Merchant y Paulina Segovia,5 los análisis se relacionan con problemas monetarios y financieros más cercanos al horizonte de nuestra época. Quintanar cubre todavía dentro de la parte tercera el importante tema de los proyectos de billetes bancarios y las discusiones relacionadas con ello durante el porfiriato, sobre todo en relación con lo que sería papel moneda o billete bancario, lo cual abre una ventana interesante a la historia de las ideas económicas en México, un campo en verdad importante y sobre el que queda aún mucho por indagar. Señala un momento en que existe un Estado más consolidado que el de las décadas previas, con una Secretaría de Hacienda también más eficaz y beneficiada de un mayor margen de acción respecto de los recursos jurídicos disponibles para afianzar al Estado como el principal gestor político de la moneda. La explicación de la ley de Limantour sobre instituciones de crédito de 1897 queda así formulada sobre este trasfondo de discusión teórica y en relación con los intereses encontrados entre instituciones bancarias directamente afectadas por la cuestión.
En lo subsiguiente cobra relevancia de nuevo la perspectiva de las transiciones en el siglo XX, que como la centuria previa abre con una fuerte crisis política y vuelve a poner a las autoridades mexicanas a merced de agentes internacionales con influencia y capacidad de presión en lo monetario. Se renueva así la necesidad de contar con un sólido sistema monetario o “crear una moneda sana”, como lo explica Anaya en su capítulo. Devaluaciones, relaciones complejas con instituciones internacionales y lentos ajustes entre la economía nacional y el escenario monetario caracterizan el panorama mexicano trazado en el análisis de Anaya por lo que toca a una perspectiva estructural; situaciones diplomáticas complicadas (sobre todo con Estados Unidos) que dificultan también el fortalecimiento del Estado posrevolucionario suponen hechos más coyunturales. De todos modos, la creación del Banco de México y la incorporación al sistema Bretton Woods, junto con la intensificación de los intercambios entre México y Estados Unidos, redundan en una creciente pero difícil estabilidad que va implicando la desaparición total del viejo sistema monetario colonial, presente hasta estas fechas tan tardías en algunos restos y vestigios que dificultaban la transición. El estudio final de Segovia incluye algo vivido por una buena parte de los mexicanos contemporáneos, como lo es el final del periodo del dólar con valor de 12.50 pesos (1976), aunque su investigación arranca propiamente desde 1954 -fecha de una devaluación previa que había marcado el fin del dólar a 8.60 pesos- y culmina con el advenimiento de la política cambiaria actual. Es un texto muy ilustrativo sobre las causas, las estrategias y el nivel de conocimiento y habilidad que los gobernantes mexicanos han mostrado al afrontar los desafíos en materia monetaria conforme se da la desaparición del viejo esquema de sustitución de importaciones y la dependencia de los ingresos petrolíferos, con una culminación consistente en el establecimiento del nuevo sistema de cambios de 1994. Deja claro que a lo largo de 40 años lo monetario sigue implicando una gran complejidad bajo el manejo del Estado, con observaciones pertinentes sobre la actuación de los funcionarios que implementaron el nuevo sistema, no del todo hábiles para amortiguar los efectos de las devaluaciones sobre el nivel de vida de la población.
Globalidad económica, bimetalismo, soberanía y legislación monetaria son aspectos que continuamente asoman en las páginas de este volumen y le prestan riqueza al tratamiento de las emisiones de moneda que en él se estudian. Agradezcamos la aparición de un libro con investigaciones históricas significativas y acuciosas en parcelas importantes de un gran campo que durante muchas décadas, por lo que toca a México, fue casi exclusivo de economistas y burócratas del ramo, no obstante que los primeros cultivadores habían sido historiadores (Alamán, Orozco y Berra, etc.). Dada su atención continua a las interrelaciones entre el contexto internacional y el nacional, esta obra remite a problemas y contextos que en varios aspectos se parecen a los del presente, por lo que no cabe dudar de su interés para una amplia gama de lectores.
Notes