Servicios
Descargas
Buscar
Idiomas
P. Completa
Sobre Miguel Ángel Hernández Fuentes (coord.), Relaciones con el tiempo. Estudios sobre la temporalidad en disciplinas histórico-sociales
Héctor Andrés Echevarría Cázares
Héctor Andrés Echevarría Cázares
Sobre Miguel Ángel Hernández Fuentes (coord.), Relaciones con el tiempo. Estudios sobre la temporalidad en disciplinas histórico-sociales
Historia mexicana, vol. LXXV, no. 1, pp. 471-475, 2025
El Colegio de México A.C., Centro de Estudios Históricos
resúmenes
secciones
referencias
imágenes
Carátula del artículo

Reseñas

Sobre Miguel Ángel Hernández Fuentes (coord.), Relaciones con el tiempo. Estudios sobre la temporalidad en disciplinas histórico-sociales

Héctor Andrés Echevarría Cázares
Colegio de México, Mexico
Historia mexicana, vol. LXXV, no. 1, pp. 471-475, 2025
El Colegio de México A.C., Centro de Estudios Históricos
Hernández Fuentes Miguel Ángel. Relaciones con el tiempo. Estudios sobre la temporalidad en disciplinas histórico-sociales. 2023. Guanajuato. Universidad de Guanajuato. 290pp.. 978-607-441-583-4

Narrar el tiempo, con las múltiples experiencias que encarna, es uno de los motivos fundamentales de este libro original, crítico, interdisciplinario. En términos filosóficos, el problema de la temporalidad ha inquietado a pensadores como Platón, Aristóteles, San Agustín, Kant, Bergson, Heidegger, Gadamer, por citar sólo algunos nombres notables. Sin embargo, fue Reinhart Koselleck, principal exponente de la historia conceptual, quien le dio a la temporalidad un papel preponderante en la comprensión de los fenómenos políticos y sociales. ¿De qué forma las sociedades occidentales han encarado la temporalidad? ¿Por qué sería imposible entender las dinámicas sociopolíticas sin tener en mente los horizontes temporales que guiaban a las diversas colectividades?, son algunas de las preguntas que se formuló el filósofo-historiador alemán.1 Este conjunto de reflexiones permitió a los estudiosos de las ciencias sociales contemplar el problema de la temporalidad desde diversas miradas. No se trataba sólo de fijarla teóricamente como una categoría trascendental, rígida, abstracta. Había que ubicarla en un conjunto de circunstancias sociopolíticas específicas; de manera paralela, se convirtió en una preocupación compartida por la literatura, la sociología, el psicoanálisis, la historia.

Fue el historiador francés François Hartog quien, siguiendo la inquietud de Koselleck, acuñó el concepto de régimen de historicidad, refiriéndose a la manera en que las sociedades han experimentado la temporalidad a lo largo de la historia.2 Según Hartog, la época contemporánea está signada por una experiencia presentista del tiempo, es decir, asistimos a la pulverización del presente en una temporalidad que se aniquila a sí misma. De ahí la importancia de la historia (y de la reflexión sobre el tiempo) para afrontar los enormes retos teóricos que aguardan a los estudiosos de las ciencias sociales de cara a un porvenir que augura épocas aciagas de fragmentación e hiperespecialización.

El ser humano está conformado por la materia evanescente del tiempo. Desde su nacimiento, está arrojado a un mundo que es puro devenir. Ante el horizonte de la muerte, se abre el abismo de su existencia, óleo sobre el cual inscribe sus acciones individuales y colectivas. Ésa es la principal razón de que la reflexión sobre la temporalidad atraviese los presupuestos epistemológicos de las ciencias sociales. Así, los ocho capítulos que integran el libro Relaciones con el tiempo. Estudios sobre la temporalidad en disciplinas histórico-sociales conforman un crisol reflexivo sobre una de las preguntas fundamentales de la filosofía: ¿Qué es el tiempo?

En su ensayo “Conceptuación y temporalidad en las disciplinas histórico-sociales. Una lectura historiográfica de Wilhelm Dilthey, Max Weber y Alfred Schutz”, Margarita Olvera Serrano reflexiona sobre los aportes principales de estos autores para la conformación del pensamiento sociológico moderno; para la autora, Dilthey inauguró una significativa tradición historicista al describir el carácter contingente, específico, de las denominadas ciencias del espíritu; posteriormente, Max Weber dotó de fuerza interpretativa a la sociología al erigir un conjunto de tipos ideales o categorías que, a la postre, permitirían comprender el devenir histórico; para finalizar, Alfred Schutz formuló una fenomenología sociológica a partir de la condición ontológica del observador, es decir, de la posición que el estudioso de las ciencias sociales tiene respecto de su propia temporalidad. No se trata solamente de hablar con los muertos, sino de insertar esas voces dentro de los marcos interpretativos del presente.

En el texto “La metáfora de la historia como tribunal de justicia y su crítica: el caso de Edmundo O’Gorman”, Guillermo Zermeño analiza la postura intelectual del autor de Crisis y porvenir de la ciencia histórica sobre la práctica historiográfica en México. Arguye que O’Gorman introdujo dos notas significativas en el oficio de la historia: en primer lugar, estableció la necesidad de reflexionar sobre los fundamentos teóricos y metodológicos de la ciencia histórica; así, el historiador no debe ser ajeno a los debates intelectuales de su tiempo. En segundo lugar, criticó fehacientemente la subordinación del discurso histórico a una retórica política moralizante e ideologizada. Señal de advertencia para nuestro presente: el investigador debe escribir con espíritu objetivo, riguroso, sin sucumbir a las tentaciones del poder.

Por su parte, Mónica Elivier Sánchez González, en el artículo “Primeras aproximaciones al tiempo histórico desde los trabajos semánticos de Niklas Luhmann”, examina los derroteros de la escritura histórica en el periodo moderno, época que despliega nuevas semánticas y, por lo mismo, renovadas experiencias de la temporalidad. A partir de entonces, debido a que la modernidad encarna un tiempo nuevo, se origina un extrañamiento de los historiadores respecto de los hechos del pasado. La escritura de la historia es un modo de trascender semejante extrañeza.

En el ensayo “Temporalidad occidental en las crónicas del Nuevo Mundo. Sucesión de pueblos en la imaginación histórica de los primeros evangelizadores franciscanos”, Miguel Ángel Segundo Guzmán hace un repaso de las diversas concepciones temporales en la historia de Occidente (tiempo cíclico entre los antiguos, tiempo escatológico entre los cristianos, tiempo progresivo entre los modernos), deteniéndose en los relatos franciscanos sobre los indios americanos. A pesar de que este artículo es una interesante indagación a propósito de la temporalidad indígena a través de la mirada de los evangelizadores, queda pendiente la siguiente interrogante: ¿cómo concebían (y siguen concibiendo) el tiempo las comunidades indígenas sin las categorías erigidas por los occidentales?

En “Temporalidad y narratividad: reflexiones sobre la metáfora organicista en la historia y sociología en México. Una lectura desde Hayden White”, Laura Angélica Moya López y Margarita Olvera Serrano ponderan la influencia positivista, teleológica, futurista, en dos obras fundamentales de la historiografía moderna mexicana, a saber: México a través de los siglos, de Vicente Riva Palacio (1884-1889), yMéxico, su evolución social, de Justo Sierra (1900-1902). En ambos casos, el pueblo mexicano funge como un organismo social cohesionado por el elemento racial, mestizo, occidental. Semejante cometido historiográfico sería interrumpido por las demandas campesinas e indígenas de la revolución mexicana.

“Duelo y melancolía. Apuntes sobre Michel de Certeau y las experiencias temporales de la secularización”, de Pedro Espinoza Meléndez, es una interpretación original sobre el itinerario vital e intelectual del historiador jesuita, quien asumió en carne propia una transición reveladora: de los misterios de la teología pasó a los vaivenes seculares de la historia. Espinoza Meléndez se vale de dos nociones extraídas del psicoanálisis (melancolía y duelo) para explicar la actitud de los creyentes cristianos frente a las prolijas transformaciones de un mundo cada vez más laico, liberal y democrático. La melancolía es la identificación obsesiva con una realidad que, irremisiblemente, no volverá; por otro lado, el duelo es la resignación y el acomodo a los valores del presente. Michel de Certeau asumió, según el autor, la última posición. Después de leer el artículo, surge ineludiblemente la pregunta: ante la atomización que vivimos en los albores del siglo XXI, ¿cómo afrontará la Iglesia católica el futuro?

Las dos últimas piezas del libro se afianzan en un tono literario, íntimo, personal. En su ensayo “Avatares espacio-temporales de la conciencia histórica moderna en El corazón de las tinieblas,de Joseph Conrad”, Miguel Ángel Guzmán López relata las impresiones, las zozobras y los hallazgos a los que lo llevó el relato de Conrad. Por ejemplo, en la novela hay una clara dicotomía entre barbarie y civilización, locura y razón, atraso y modernización. La mirada del europeo aparentemente civilizado choca con la bestialidad de los aborígenes africanos que, a orillas del río Congo, representan las tinieblas del progreso humano. Sin embargo, la locura de Kurtz, uno de los personajes centrales de El corazón de las tinieblas, es, en todo caso, una metáfora de lo desastrosa y caótica que fue la Europa civilizada.

Finalmente, en un texto bellísimo, “Memorias extraviadas. Un breve ensayo”, Silvia Pappe nos revela la importancia de la memoria personal e histórica en un mundo en el que abundan los partidarios del olvido. El ensayo es una apología de la literatura como una vía para contrarrestar la demencia, el trauma, la indolencia. Este texto me recordó a una de las entradas de los Diarios de Franz Kafka: “Escribo, a pesar de todo, categóricamente; es la lucha por la conservación de mi existencia”.

El tiempo lo mina todo: efigies, esculturas, monumentos, obras literarias, vidas anónimas o ejemplares. Sin embargo, como lo intuyó Martín Heidegger, nuestra existencia individual y colectiva sería incomprensible sin el drama de la temporalidad. El cultivo de las ciencias sociales no puede dejar de lado esta verdad humana. Por tal motivo, el libro Relaciones con el tiempo. Estudios sobre la temporalidad en disciplinas histórico-sociales es una tentativa por ejercer una cartografía de las diversas maneras en que el tiempo sigue siendo el problema fundamental en las reflexiones científicas y filosóficas de nuestra época.

Supplementary material
Notes
Notes
1 Véase Reinhart Koselleck, Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos, Barcelona, Paidós, 1993.
2 Véase François Hartog, Regímenes de historicidad, México, Universidad Iberoamericana, 2007.
Buscar:
Contexto
Descargar
Todas
Imágenes
Scientific article viewer generated from XML JATS by Redalyc