Editorial

El COVID-19 y la negligencia política-pandémica en América Latina
Everaldo Batista da Costa[1]
Maria Adélia A. de Souza[2]
Ilia Alvarado-Sizzo[3]
Luana Nunes M. de Lima[4]
DOI: 10.26512/patryter.v4i7.36464
La editorial del vol. 4, núm. 7 de PatryTer – Revista Latinoamericana y Caribeña de Geografía y Humanidades está dedicada a la memoria de las personas fallecidas a causa del COVID-19 y a sus familiares, además de señalar, objetivamente, algunas de las causas del elevado número de muertes en nuestros países latinos.
La pandemia por COVID-19 está afectando, profundamente, las condiciones de vida y de muerte en Latinoamérica y el mundo. Las dinámicas de flujos urbano-rurales, los usos de las tecnologías, la mirada sobre la salud y todo el aparato científico dedicado a ella, las interacciones entre estados y gobiernos, las formas de manejo de crisis que derivan de la pandemia en todo el planeta y la postura de los dirigentes son algunos de los elementos clave necesarios para contextualizar las profundas implicaciones sobre el crecimiento económico, el desarrollo social y la vida o la muerte de las personas.
Según la Cepal (2020) la pandemia llegó a América Latina y el Caribe en un contexto de bajo crecimiento, alta desigualdad y vulnerabilidad, en el que se observan tendencias crecientes en la pobreza extrema, un debilitamiento de la cohesión social y manifestaciones de descontento popular.
Este documento institucional revela que las medidas de cuarentena y el distanciamiento físico –más que necesarios para garantizar la vida o reducir el número de muertos en nuestros países– provocaron un gran índice de desempleo (cerca de 12 millones de desempleados más que en 2019), además de la abrupta reducción de los ingresos de las familias.
En un continente marcado por la fuerza del “circuito inferior de la economía urbana” (Santos, 2004) [del dominio del sector informal, del comercio minorista y de pequeña escala, de trabajo intensivo y menor empleo de tecnologías, de menor concentración de capital en el nivel individual o de grupos] es la
solidaridad lo que ha favorecido la supervivencia de millones de familias empobrecidas y vulnerables. Son las personas de este circuito (vendedores ambulantes, trabajadores informales, prestadores de servicios, empleados de ferias libres y mercados públicos etc.), las que siempre han tenido menor poder de consumo, las más afectadas por la pandemia, pues sobreviven gracias a actividades más expuestas y de mayor precariedad laboral.
En la región, los mercados laborales suelen ser precarios: existe una alta proporción de empleos informales (un 53,1% en 2016, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2018)). En 2018 solo el 47,4% de los ocupados aportaba al sistema de pensiones y más de 20% de los ocupados vivía en la pobreza. Las mujeres, las jóvenes, los indígenas, los afrodescendientes y los migrantes están sobrerrepresentados entre los trabajadores informales (…) Ante la caída del 5,3% del PIB y el aumento del desempleo de 3,4 puntos porcentuales proyectados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el Informe Especial COVID-19, N° 2, en 2020 la pobreza en América Latina aumentaría al menos 4,4 puntos porcentuales (28,7 millones de personas adicionales) con respecto al año previo, por lo que alcanzaría a un total de 214,7 millones de personas (el 34,7% de la población de la región) (CEPAL, 2020b). Entre estas personas, la pobreza extrema aumentaría 2,6 puntos porcentuales (15,9 millones de personas adicionales) y llegaría a afectar a un total de 83,4 millones de personas. (Cepal, 2020, p. 01-02)
Empero, lo más dramático no está restringido a la cifra de 215 millones de personas empobrecidas (29 millones agregadas en el 2020) en el continente (total equivalente a la población brasileña o 35% de la población latinoamericana y caribeña), sino por el impactante número de muertos que se suman, día a día, por diferentes causales, entre ellas y la más cruel: la negligencia o falta de compromiso público y humanitario de las y los actores políticos de nuestras naciones, sujetos electos por el pueblo y que no asumen el compromiso de defensa plena de la vida. Ello representa una verdadera pandemia-política que origina y perpetua nuestra miseria sistémica.
Hasta el 5 de febrero de 2021, Brasil ha tenido 230 mil perdidas de vidas, seguido de México (163 mil muertos); Colombia (56 mil muertos); Argentina (49 mil muertos); Perú (42 mil muertos); Chile (19 mil muertos); Ecuador (15 mil muertos); Bolivia (11 mil muertos); Guatemala (6 mil muertos); Panamá (6 mil muertos); Honduras (4 mil muertos); Paraguay (3 mil muertos); Republica Dominicana, Costa Rica, El Salvador, Venezuela, todos entre 1000 e 2000 muertos; Uruguay, Jamaica, Belice, Haití, Cuba, Guyana, Bahamas, Nicaragua, Surinam, Trinidad y Tobago, entre 100 y 1000 muertos por el COVID-19.[5]
Especialmente en el caso brasileño, el día 8 de febrero de 2021, transcurrido un año del inicio de la pandemia, el número de casos y el número de muertes es mayor en las regiones que concentran las mayores ciudades y, en consecuencia, abarcan los territorios que concentran población de mayor vulnerabilidad socioeconómica de la nación.[6]

El caso de Brasil representado en el mapa es emblemático para todo el continente, pues explica la relación entre desigualdad regional, concentración de renta, selectividad socioespacial[7] y la configuración del elevadísimo índice de muertes por el COVID-19, cuya insistencia política en cerrar los ojos a los problemas originarios de la miseria en el país y el continente, tras décadas de olvido hacia los territorios populares, intensifican los números catastróficos. Las capitales de los estados señalados en el mapa (Sao Paulo, Rio de Janeiro, Espírito Santo, Pernambuco, Ceará, Maranhao, Pará y Amazonas) son antiguas ciudades brasileñas que arrastran los mismos viejos problemas de planeación y gestión territorial, que van de la falta de acceso a la vivienda, al desabastecimiento de agua y energía y a la desigual distribución de renta.
Vivimos un continuo de crisis y condicionamientos territoriales que demandan rigurosas miradas históricas y geográficas, capaces de totalizar dichas crisis y condicionamientos generados también por instrumentos estatales, en el ámbito de la modernidad y modernización latinoamericanas.[8] La crisis de salud también expuso la fragilidad del sistema capitalista. Por ello, es función de la Geografía (y demás ciencias humanas) realizar una lectura socioeconómica y del impacto de esta crisis en el territorio, sea por cuestiones que afectan la salud pública o por las restricciones impuestas, por ejemplo, al comercio y al turismo.[9]
Así que esta revista, más que publicar dos números de artículos anuales de científicos sociales, tiene el objetivo de evidenciar y denunciar múltiples crisis duraderas que afectan la vida de la gente empobrecida, a lo largo de más de cinco siglos, en todo el continente. La fotografía de la portada del vol. 4, núm. 7 denuncia el drama del COVID-19 en la capital del Amazonas, Manaos.

De alguna manera, los artículos publicados en este vol. 4, núm. 7 de PatryTer enfatizan, por medio de distintos y paradójicos usos del territorio (territorio abrigo, espacio de todos [Souza, 2019]), elementos representantes de dichas crisis, que van de la macro-política de ámbito gubernamental a las políticas de resistencia populares, en Brasil, Argentina, México y Colombia, desde temas variados. El esfuerzo editorial de nuestra revista, en los cuatro años de su existencia, ha sido de denunciar las crisis reflejadas en los territorios urbanos, en el campo y visiones de la “naturaleza”, en diferentes escalas.
El único aprendizaje posible de toda la tragedia pandémica vivenciada es la comprensión de que más que nunca las acciones individuales repercuten en lo global y nuestra relación con todos los elementos del planeta puede volverse en contra de la humanidad si no asimilamos el hecho de que no dominamos la Tierra, sino que somos una más de las formas de vida que aquí existen. Si cuando pase esta crisis, surge una mentalidad global en la que prive la solidaridad, la equidad, la conciencia y el respeto a la otredad, ese será el mejor tributo a todas las vidas que se han perdido durante estos aciagos meses.
¡Deseamos una buena lectura para todas y todos!
Agradecimientos
*Agradecemos a las evaluadoras y los evaluadores de los artículos publicados en el vol. 4, nº 7 de PatryTer.
Bernadete Aparecida Caprioglio de Castro (Universidad Estatal Paulista, Brasil); Samuel Miranda (Universidad Estatal de Ceará, Brasil); Washington Candido Oliveira (Universidad de Brasilia, Brasil); Mariana Betzabeth Pelayo (Universidad Autónoma de Nayarit, México), José Prada Trigo (Universidad de Concepción de Chile), Dianelis Falls (Universidad de Camagüey, Cuba), Daniel Rodríguez Ventura (Universidad Nacional Autónoma de México), Maribel Osorio (Universidad Autónoma de Estado de México), Rodrigo Valverde (Universidad de Sao Paulo, Brasil), Luana Martins Nunes de Lima (Universidad Estatal de Goiás, Brasil), Rafael Guerrero Rodríguez (Universidad de Guanajuato, México); Isabel María Valdivia Fernández (Universidad de La Habana, Cuba); Leonardo Civale (Universidad de Viçosa, Brasil); Federico Gerardo Zúñiga Bravo (Instituto Nacional de Antropología y Historia de México); Delfina Trinca Fighera (Universidad de Los Andes, Venezuela); Arturo Rua del Cabo (Universidad de La Habana, Cuba); Paulo Roberto Godoy (Universidad Estatal Paulista, Brasil); Gil Carlos Silveira Porto (Universidad Federal de Alfenas, Brasil); Liziane Peres Mangili (Universidad Federal de Sao Joao del Rei, Brasil); Mabel Teresa Chaos Yeras (Universidad de Camagüey, Cuba); Rafael Winter Ribeiro (Universidad Federal de Rio de Janeiro, Brasil); Neusa de Fátima Mariano (Universidad Federal de Sao Carlos, Brasil); Gilvan Charles Cerqueira Araújo (Secretaria de Educación del Distrito Federal de Brasil); Maria Adelia Aparecida de Souza (Universidad de Sao Paulo, Brasil); Virginia Martins Fonseca (Universidad Federal del Vale de Jequitinhonha y Mucuri, Brasil); Gustavo Silvano Batista (Universidad Federal de Piauí, Brasil); Wagner Batella (Universidad Federal de Juiz de Fora, Brasil); Katia Magdalena Lozano Uvario (Universidad de Guadalajara, México); Felipe Cabañas da Silva (Universidad de Sao Paulo, Brasil); Marina Jorge de Miranda (Ministerio de la Salud, Brasil).
Referencias
Alvarado, I., & Costa, E. (2019). Situación geográfica turística en la era urbana y devenir campo-ciudad en América Latina. Investigaciones Geográficas, (99). https://doi.org/10.14350/rig.59792
Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). (2020). El desafío social en tiempos del Covid-19. Informe especial n. 3, Covid-19, Respuesta. Recuperado el 13 de febrero de 2020, https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45527/5/S2000325_es.pdf
Costa, E. B., & Moncada, J. O. (2021). Decolonialidad originaria latinoamericana y condicionamiento barroco del territorio novohispano: conventos, presidios y pueblos de indios. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, 30 (1): 3-24. https://doi.org/10.15446/rcdg.v30n1.80924
Costa, E. B. (2021). Patrimonio-territorial y territorio de excepción, praxis decolonial en el continuum de crisis en Latinoamérica. Revista Geográfica Venezolana, 62(1), 1-31. (aceptado para publicación).
Lima, L. (2018). Uma leitura do patrimônio goiano: perspectivas escalares e metodológicas. PatryTer, 1(1), 34-43. https://doi.org/10.26512/patryter.v1i1.7085
Santos, M. (2004). Espaço dividido. São Paulo: Edusp.
Souza, M. (2019). Territorio usado, rugosidades e patrimonio cultural: ensaio geográfico sobre o espaço banal. PatryTer, 2(4). https://doi.org/10.26512/patryter.v2i4.26485
Notas