Análisis de la integración territorial de Centroamérica por la Ruta Colonial y de los Volcanes
Análise da integração territorial da América Central ao longo da Rota Colonial e dos Vulcões
Central America's territorial integration analysis from the Colonial Route and the Volcanoes
Análisis de la integración territorial de Centroamérica por la Ruta Colonial y de los Volcanes
PatryTer, vol. 6, núm. 12, e44067, 2023
Universidade de Brasília
Recepción: 01 Julio 2022
Aprobación: 01 Septiembre 2022
Publicación: 01 Mayo 2023
Resumen: Centroamérica ha sido concebida históricamente como un territorio unificado desde una perspectiva de la homogeneidad tanto por sus rasgos ambientales e incluso por algunos rasgos socio-culturales entre sus naciones. Con un desarrollo económico reciente, debido a los acontecimientos políticos que asolaron a la región, son diversos los intentos por reforzar los lazos entre países. Bajo este supuesto, la Ruta Colonial y de los Volcanes surge como propuesta de integración turística, sin embargo, el turismo tiende a generar su propia territorialidad, escenario que no resultó propicio para la integración regional centroamericana. El objetivo de este artículo es revelar la conformación territorial de Centroamérica como producto turístico, por lo que se realiza una aproximación a los nodos que conforman la ruta desde una tipología de los espacios turísticos. Desde esta postura teórica se revela la forma en que los nodos generan lazos territoriales sólo con algunos de sus homólogos al interior del istmo.
Palabras clave: Centroamérica, turismo, recursos turísticos, nodos turísticos.
Resumo: A América Central foi concebida historicamente como um território unificado em uma perspectiva de homogeneidade tanto por suas características ambientais quanto por algumas características socioculturais entre suas nações. Com um desenvolvimento econômico recente, devido aos acontecimentos políticos que assolaram a região, são várias as tentativas de estreitar os laços entre os países. Sob esse pressuposto, a Rota Colonial e dos Vulcões surge como uma proposta de integração turística, porém, o turismo tende a gerar uma territorialidade própria, cenário que não era propício à integração regional centro-americana. O objetivo deste artigo é revelar a conformação territorial da América Central como produto turístico, para o qual se faz uma aproximação aos nós que compõem o percurso a partir de uma tipologia de espaços turísticos. A partir dessa posição teórica, revela-se o modo como os nós geram vínculos territoriais com apenas alguns de seus congêneres dentro do istmo.
Palavras-chave: América Central, turismo, atividade turística, nós do turismo.
Abstract: Central America has been historically conceived as an unified territory from a perspective of homogeneity both for its environmental features and even for some socio-cultural traits among its nations. Economic development has recently, started, due to the political events that devastated the region, and several attempts have been made to strengthen ties between countries. About this assumption, the Colonial and Volcanoes Route arises as a proposal for tourist integration. However, tourism tends to generate its own territoriality, a scenario that was not conducive to regional integration. The aim of this paper is to reveal the territorial organization of Central America as a tourist product, so an approach to the nodes is made. From this theoretical position, the way in which some nodes develop territorial ties with only a few of their counterparts in the region is revealed.
Keywords: Central America, tourism, touristic activity, tourist nodes.
1. Introducción[i]
La actividad turística en Centroamérica ha buscado consolidarse desde mediados del siglo pasado, y con ello un interés de los gobiernos de iniciar un proceso de integración regional. Esta generación de un mercado común supondría beneficios para todos los países. Los esfuerzos por establecer lazos intrarregionales se presentaron en los albores de 1960; con la firma del Tratado General de Integración Económica Centroamericana se promovió la creación de este mercado que impulsara tanto el libre comercio, así como un proceso de industrialización regional. En materia de turismo aparece el Consejo Centroamericano de Turismo como el órgano encargado de estimular esta actividad (SICA, 2011). No obstante, estos esfuerzos se vieron cesados por el conflicto armado que asoló a la región. Si bien los movimientos contrarrevolucionarios tuvieron lugar en Guatemala y El Salvador, y de contrainsurgencia en Nicaragua, la mayor parte del istmo sufrió estos embates (Armijo & Toussaint, 2015).
Con la firma de los tratados de paz a inicios de 1990, los gobiernos centroamericanos buscaron alternativas encaminadas a reactivar su economía. Con el turismo en la mira como proyecto de revitalización, idea sustentada por el aumento en el ingreso de turistas que en 1996 representaban un 4.6% más que lo estimado entre 1970 y 1980 (Inman & Segura, 1999) es que durante la Reunión Ordinaria de Presidentes de Centroamérica se reconoció que:
Con la finalidad de reafirmar nuestro compromiso firme y permanente con la actividad turística, acordamos desplegar un conjunto de acciones, en el contexto de la integración turística regional, que permita unir nuestros recurso, voluntades y esfuerzos, a fin de proyectar ante el mundo la imagen y ventajas de ofrecer un destino turístico regional único. Para fortalecer el sector turismo, hemos decidido declarar esta actividad como prioritaria y de interés nacional y regional; y adoptar el Programa de Acciones para el Desarrollo del Turismo en los Países de Centro América, el cual es parte integral de la presente declaración (Declaración de Montelimar, 1996, p. 132).
Este sería el inicio de una serie de planes y programas gestados en el seno de lazos entre las naciones del istmo, así como con el gobierno español a través de su Agencia Cooperación (AECID). El proceso de cooperación se formalizó en 2001 mediante el Memorándum de Entendimiento de Cooperación de Madrid con el fin de generar una estrategia de transformación y modernización que posibilitara el auge económico en Centroamérica.
Con miras en el fortalecimiento del mercado turístico y la integración regional, la RCyDV se centró en promocionar algunos de los recursos de cada país, con el propósito de posicionar a la región como un destino preferencial para mercados emisores de Europa. En este sentido, el objetivo principal fue el de crear un producto multidestino que redimensionara a la región en el mercado internacional mediante la generación de ventajas competitivas en materia turística. El diseño de la ruta se hizo de recursos turísticos ya consolidados como la ciudad de Antigua Guatemala, Granada y León en Nicaragua y la Ciudad de Panamá, así como algunas áreas protegidas de carácter volcánico; bajo el argumento de generar entornos de desarrollo social y económico también fueron integrados otros recursos con un grado de potencial turístico.
El objetivo de este trabajo consiste en revelar la conformación territorial de la Ruta Colonial y de los Volcanes como proyecto de integración regional en Centroamérica. Este texto argumenta cómo, a pesar de los intentos por generar un circuito que integre los recursos turísticos de seis de los siete países de la región, la territorialidad de la actividad turística confirma, por un lado, que los sitios turísticos consolidados son los que permanecen dentro de la preferencia de los visitantes, por lo que aquellos que se buscó incorporar no lograron posicionarse competitivos, atentando contra los ideales de integración. La metodología que se siguió para concretar este objetivo consistió en una revisión bibliográfica sobre el turismo y los recursos turísticos de cada uno de los países centroamericanos, así como de los aspectos que llevaron a la generación de la ruta. Partiendo de una tipología de espacios turísticos, se reconstruyó la espacialidad de los nodos que la conforman, revelando mediante cartografía su funcionamiento territorial real.
A continuación, se expone la situación turística en Centroamérica y la existencia de los recursos para esta actividad. Posteriormente se hace una breve revisión a la Ruta Colonial y de los Volcanes como propuesta de integración regional, desde los antecedentes, las necesidades que llevaron a su diseño, y las condiciones bajo las cuales se estableció territorialmente. La metodología que se presenta describe el marco teórico a partir del cual se delineó el esquema analítico para, seguidamente, realizar el análisis de la integración regional centroamericana. El texto cierra con algunas reflexiones finales sobre la ruta como instrumento de fortalecimiento de los lazos regionales del istmo.
2. Turismo y recursos turísticos en Centroamérica
Una de las principales ventajas para el desarrollo del turismo en Centroamérica es su ubicación geográfica; autores como Inman & Segura (1999) reconocen que el valor ecológico favorece esta actividad. Señalan que la región funciona como clúster turístico por sus características geográficas. La potencialidad de la región radica en los factores ambientales que se traducen en elementos climáticos y orográficos que propician las condiciones naturales para diversos ecosistemas (figura 1). Al respecto, el interés en Centroamérica desde los mercados internacionales radica en los escenarios naturales (Sánchez y Propín, 2010); no obstante, el desarrollo turístico que cada país ha tenido es distinto dada la naturaleza de sus recursos y del cómo los promueven.
La existencia de un clima benigno, bosques tropicales, volcanes activos, lagos, playas y la fauna se relacionan con una tendencia al llamado turismo sostenible[ii]. Identificada la biodiversidad como una fortaleza para la actividad turística y aunque los recursos se encuentran relativamente distribuidos de manera homogénea, algunos países destacan como promotores de este tipo de turismo. Costa Rica, país líder en materia de ecoturismo debe su éxito a que la promoción de sus recursos está relacionada a la conservación, hecho que se sustenta por la existencia de áreas silvestres de protección como los principales escenarios de esta turística (Garibay, 2014).
En lo que refiere a la existencia de recursos culturales Guatemala se posiciona como el principal promotor. El asentamiento de la civilización Maya en la denominada Mesoamérica se caracteriza en la actualidad por ser una de las zonas de mayor valor para la región. Hall & Pérez (2001) argumentan que el istmo es una especie de puente cultural entre Mesoamérica, zona que abarcó desde el sur de México hasta el poniente de Honduras, Nicaragua y la Península de Nicoya en Costa Rica; y la zona intermedia que abarca la porción oriental de Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá en su totalidad, reconocida como área de tradición Chibchoide[iii].

En términos turísticos, Guatemala se destaca por la existencia zonas arqueológicas, la llamada cultura viva y las ciudades fundacionales características por su arquitectura colonial. Es de destacarse que los emplazamientos urbanos a lo largo de los países centroamericanos integran además elementos de valor cultural como lo son festividades religiosas y mercados tradicionales (Sánchez & Propín, 2010; Sánchez & Moreno, 1997).
Con base en lo anterior, los recursos para el turismo en Centroamérica pueden clasificarse como lo muestra la tabla 1.
En este sentido, las condiciones de este mercado turístico que busca competir a escala internacional se presentan asimétricas pues aún con la existencia de recursos relativamente similares la situación del turismo se presenta heterogénea entre países debido a circunstancias de aprovechamiento y promoción de los recursos de manera individual.
2.1. La situación del turismo centroamericano
Durante la década de 1970 la principal fuente de divisas en Centroamérica se debía a la generación de remesas (CITA), mientras que la actividad turística no llegaba a representar siquiera el 10%. Esto debido a que las remesas eran producto de la migración acaecida por el conflicto bélico. Posterior a la firma de los tratados de paz, el turismo comenzó a tener incremento en la región, presentándose heterogéneo entre naciones; mientras que para Costa Rica el aumento significó casi el 25% de divisas, para Honduras representaba sólo un 7% (Rosa, 2008).
Aunque la región ha experimentado un incremento en ingresos por actividad turística, la primacía de Costa Rica como destino preferencial da cuenta de un desarrollo desigual del turismo. Una explicación de esta situación fue el auge turístico en territorio costarricense durante la década de 1950, escenario que no se dio en los países vecinos del norte debido a la situación de inestabilidad política que representaba un peligro para los visitantes. Durante aquella época, Estados Unidos, principal emisor de turistas, advertía que Centroamérica no era un lugar seguro a visitar (Vargas, 2006). El patrón de visitas sigue mostrando una tendencia preferencial por Costa Rica (figura 2).


La figura muestra a Costa Rica casi duplicando el número de visitantes de algunos países. Para el caso de los excursionistas, Belice y Honduras registran los valores más altos; esto se explica principalmente por la vocación turística de sol y playa y la entrada de cruceros a la zona. Es necesario aclarar que, de acuerdo con la SITCA, la clasificación entre visitantes difiere; se identifica como turista a aquel visitante que duerme al menos una noche en el país de destino, mientras que el excursionista es quien entra, pero no pernocta. A partir de esto, se revela que Costa Rica además de destino preferencial, es el país en donde los visitantes buscan permanecer.
Es de esta manera que la permanencia de los visitantes propicia que los países destino desarrollen una oferta turística no sólo en cuanto a recursos, sino en lo respectivo a infraestructura, establecimientos y comercios que suplan sus demandas. Respecto de ello, Guatemala y Costa Rica son los países con mayor cantidad de establecimientos para el hospedaje. No obstante, el tipo de infraestructura es relevante en el análisis de disponibilidad de habitaciones, centrando la mirada en los respectivo a la cantidad de habitaciones para el sector turismo, Panamá asciende al tercer lugar, lo que se explica por el crecimiento vertical en su capital.
Ahora bien, el motivo de viaje según el destino es otro factor que incide en los ingresos por turismo y la diversificación de servicios y recursos turísticos. En lo que refiere a la tasa de ocupación hotelera, El Salvador es un caso a destacar: permaneciendo entre los tres primeros lugares para 2015, se posicionaba en el primer puesto con un 66% de ocupación, mientras que para 2019 contaba con un 59%, debido a que la ciudad se destaca, al igual que Guatemala, San Pedro Sula, San José y Panamá, por el turismo de negocios (SITCA, 2019).
Referente a los ingresos por turismo, para el año 2016, Costa Rica, Panamá y Guatemala se situaron como los países con mayores ganancias, seguidos de Honduras, El Salvador, Nicaragua y Belice. Esta tendencia se ha presentado desde el aumento del turismo a inicios de siglo (SICA, 2011). Aunque el ingreso se ha mantenido relativamente estable, en el periodo que comprende 2014-2015, Guatemala, Belice y Honduras registraron cifras a la baja. Por último, en cuanto a la generación de empleos directos, la alza en cifras es una constante exceptuando a El Salvador y Nicaragua, que en 2019 mostraron un decremento en sus estadísticas. Los países que encabezan la lista en números totales son Honduras, Guatemala, Costa Rica y Panamá. El primero de ellos rebasa los 200 mil empleos mientras que el resto se mantienen por encima de los 100 mil (SITCA, 2019).
Aunque los beneficios por la inserción del turismo han venido en aumento, en lo concerniente al empleo el debate se encuentra a la orden del día. Los sectores tradicionales se han visto mermados ya que la demanda de mano de obra para servicios y construcción ha reconfigurado los patrones laborales en Centroamérica. Existe además una situación de precariedad en cuanto a los sueldos y las condiciones de trabajo. Los trabajadores en ocasiones se enfrentan a una temporalidad laboral quedando desprotegidos en épocas de baja afluencia. Esta proletarización también se ve atravesada por condiciones de género, pues la mayoría de las mujeres son empleadas en puestos que no necesariamente están acompañados de salarios óptimos y que, de acuerdo con Torres (2009), corresponden a las categorías más bajas y de menor remuneración.
2.2. Las iniciativas regionales
La voluntad de las naciones para lograr mejoras en la situación social y económica de la región se remontan a 1952 con la creación de la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA) que tenía como parte de sus objetivos promover la cooperación intrarregional. En en 1991 se convertiría en el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), como principal recurso institucional en materia de integración regional (McKay, 2008).
En materia de turismo y con el propósito de crear un mercado común, en 1965 nace el Consejo Centroamericano de Turismo (CCT), que funge como la entidad de mayor rango en la materia y que se integra por los organismos oficiales de turismo de cada país. Los objetivos principales se centrarían en estimular el desarrollo turístico, favorecer el tránsito intrarregional de personas, la integración del fomento turístico estatal y la promoción de lazos participativos entre naciones; en estos términos se creó la Secretaría de Integración Turística (SITCA) como instancia operativa en temas de integración y competitividad. No obstante, fue hasta 1992 que la región llevó a cabo un Encuentro de Ecoturismo (Vargas, 1997) del cual surgen propuestas turístico-regionales:
Proyecto Maya. Integrado por México, Guatemala, Belice, El Salvador y Honduras, se centró en promover zonas arqueológicas mediante un corredor turístico, sin embargo, los beneficios en su mayoría se presentaron en México y Guatemala; en el primer caso, por su vínculo con la Riviera Maya. En el segundo, la proyección del Parque Nacional Tikal ha permitido que se posicione como destino preferencial (Sánchez & Propín, 2010).
Proyecto Paseo Pantera. Centrado en promover un corredor que involucraría áreas protegidas de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Éste se enmarcó dentro del Corredor Biológico Mesoamericano el cual se decantaría por velar por la integridad ecológica del paisaje mediante un modelo de aprovechamiento sustentable de recursos.
Proyecto SI-A-Paz. Trabajo conjunto entre Nicaragua y Costa Rica con el objetivo de transformar la cuenca del río San Juan en un corredor ecoturístico. Entrado en marcha, los beneficios fueron más evidentes en territorio costarricense por su vínculo con otras áreas protegidas. Aunque éste mutó en el Proyecto de Manejo de la Cuenca del Río San Juan, el turismo dejó de ser el eje de acción (Vargas, 1997).
A pesar de los pocos avances de desarrollo turístico regional, la Reunión de Presidentes ratificó la importancia de establecer lazos, constituyendo al turismo como fuente de ingresos para los países centroamericanos. De ésta resultó un Programa de Acción Regional para el Desarrollo del Turismo, que proponía la incidencia de la promoción turística en el mejoramiento en la calidad de vida y la conservación ambiental (Declaración de Montelimar, 1996). Como ejes para el fortalecimiento e integración, los gobiernos consideraron que la distribución desigual de recursos naturales y culturales, y las condiciones diferenciadas en materia turística que se presentaban entre países supondrían un reto para lograr la integración.
3. La RCyV como propuesta de integración regional
El origen de la ruta se remite al proceso de cooperación entre las naciones centroamericanas y España. Formalizado hacia 2001, estableció los lazos de trabajo entre la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo y el SITCA. Un año después de este acuerdo, los gobiernos centroamericanos decidieron poner manos a la obra buscando impulsar estrategias de integración mediante la Declaración de San José[iv]. Dentro de los planes destacó el instruir a las autoridades de cada país para formular una estrategia de promoción en miras de crear una región multidestino; ello se lograría mediante la sistematización e integración de lo que se planeó, sería un corredor turístico. Se propuso diseñar una serie de circuitos y cartografías turístico-culturales que propiciarían lazos entre los países, al tiempo que ofertarían recursos y actividades competitivas dentro de los mercados internacionales, no obstante, el proyecto no logró concretarse de manera conjunta.
Años más tarde esta iniciativa sería recuperada por la AECID, con miras a exhortar al CCT para crear una Agencia de Promoción Turística bajo la idea de que el turismo como actividad primordial para el desarrollo económico debía ser un trabajo conjunto, pues llegar al mercado meta no era un ejercicio viable de lograrse individualmente (SICA, 2011). Con esto, el turismo se posicionó nuevamente como eje de los planes de desarrollo económico y la plataforma para lograr los objetivos de la cooperación internacional enfocada en erradicar la pobreza, conservar el medio ambiente y promover la igualdad de género.
Debido a que estos objetivos se enmarcarían en un diálogo entre el Programa Estratégico de Desarrollo Turístico Sostenible y la Declaración de San José, se optó por la creación de alianzas entre los sectores público y privado como eslabón en el proceso de integración regional. Se estableció una política turística regional a partir de la que se pondrían en marcha los planes de acción para el proceso de integración; es así que para 2003, con el apoyo de la Secretaría General de Turismo de España, el Instituto de Turismo y la AECID, surge el Plan de Acción para la Promoción del Turismo Sostenible, documento centrado en la comercialización del turismo y el desarrollo de nuevos productos turísticos.
Uno de los primeros resultados de este proceso sería la creación del portal Centroamérica como estrategia de promoción, así como la creación del Fondo España-SICA, encargado de financiar distintas líneas de cooperación. En cuanto al turismo. El Fondo impulsó la actualización del PEDTS para el año 2009, lo que supondría el fortalecimiento de programas, destacando aquellos referentes a la planificación e investigación, calidad y competitividad, promoción y mercadeo, y fortalecimiento institucional del turismo. No obstante, los trabajos de integración turística comprometidos debido a un trabajo individual de las naciones. Por lo tanto, se contemplaron dos áreas de acción: la primera de ellas fue la de formar gestores turísticos a escala local y la segunda fue la denominada Ruta Colonial y de los Volcanes centrada en el establecimiento de un circuito turístico que comprendía seis de los siete países del istmo.
3.1 Acciones de implementación y comercialización de la RCyV
Como eje de acción, la Ruta Colonial y de los Volcanes fungió como un instrumento cuyo objetivo radicó en fortalecer el sistema de promoción turística regional, principalmente en el mercado interno y en mercados potenciales como Europa. Optando por redimensionar a la región como producto atractivo y competitivo a escala internacional. Se buscó erradicar la imagen de inseguridad que prevalecía sobre la región, por lo que la ruta se pensó como punta de lanza para iniciativas en materia de desarrollo económico y social mediante la inserción de capitales y la habilitación e integración de nuevos espacios turísticos.
Teniendo como punto de partida la marca “Centroamérica, tan pequeña… tan grande” la AECID sugirió realizar un diagnóstico del que resultó el Plan Estratégico para la Promoción y Comercialización de la RCyV, y con base en el que se desarrollaron cinco ejes guía del proceso de comercialización. El primero encargado de garantizar la puesta en valor de los recursos de la ruta, proponía inventariar toda infraestructura en materia de servicios turísticos como museos, centros de visitantes y oficinas de información turística en miras de integrar los recursos turísticos poco conocidos.
El segundo enfocado en la planificación y gestión turística, estableció jerarquías de los nodos de la ruta a partir de las cuales se identificaron puertas, antenas y nodos. Las primeras fungían como los sitios de mayor relevancia al contar con infraestructura suficiente para funcionar como espacios de conectividad hacia otros destinos. Parte de esta estrategia contemplaba también, generar apoyos para el fortalecimiento de empresas locales y programas de sensibilización de las comunidades en torno a sus recursos. Un tercer eje centrado en la información turística que planteaba garantizar la visibilidad de los recursos, desarrollando un plan integral de señalización que permitiera identificar los recursos – nodo de la RCyV.
Como cuarto eje se buscaría garantizar el desarrollo de productos turísticos según características y el segmento al cual se dirigían. Se planteó el diseño de paquetes turísticos especializados que serían comercializados en mercados internacionales, por lo que la ruta se segmentaría a su vez en una serie de subproductos, permitiendo un desarrollo más equitativo de sus recursos. Por último, se propuso que debía existir una correcta difusión y comunicación de la marca Ruta Colonial y de los Volcanes por lo que se desarrollaría una página electrónica y una guía turística. A largo plazo se sugirió la elaboración de material promocional para cada nodo de la ruta y el desarrollo de una agenda que identificara festividades, ferias y actividades culturales de corte turístico. A pesar de esta planeación, la RCyV entró en marcha solamente con algunos de los cometidos logrados, principalmente aquellos que se centraban en el reconocimiento de los recursos turísticos, inventariando y clasificándolos de acuerdo con sus características naturales/culturales, los servicios con los que contaban y su conectividad para con otros nodos identificados.
3.2 La planificación territorial de la RCyV
Establecida en el itinerario que seguía el antiguo Camino Real trazado a su vez sobre rutas de grupos indígenas; este camino permitía la comunicación entre las Audiencias Reales de la región, hecho que explica en parte, el por qué Belice no se vio inmerso en el proyecto. Al ser colonia inglesa, no compartía relación alguna con la cultura española. La RCyV entró en función de manera oficial en el año 2009 y como su nombre lo indica, se compone de un conjunto de ciudades y localidades de historia colonial, así como por estructuras volcánicas, algunas de ellas protegidas bajo una declaratoria de conservación.
La articulación que se propuso se conforma de espacios turísticos reconocidos a escala internacional y algunos que se buscaba, se integraran de manera gradual con miras a generar un desarrollo económico y social. El proyecto jerarquizó los espacios que fungían como sus eslabones ordenándose de la siguiente manera (figura 3):
Puertas. Conformados por dos ciudades: Antigua Guatemala al norte y Panamá al sur como los puntos extremos del recorrido. Ambas fungieron como audiencias reales y actualmente, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Antenas. Contienen aquellos nodos que funcionan como centros de información y atención turística, sirviendo además como espacios de distribución hacia otros espacios turísticos.
Nodos. Se refiere a todo aquel sitio que incluye recursos de orden natural y cultural. En total se identificaron 53 nodos como parte del recorrido principal.

En resumen, la ruta comprende un total de 27 ciudades coloniales y 26 cuerpos volcánicos en 91 municipalidades a lo largo de los seis países. La articulación del recorrido se resume en 53 nodos principales y 32 nodos extensión. Es interesante destacar que en este recorrido se encuentran 16 sitios nombrados Patrimonio Cultural de la Humanidad. En el siguiente apartado se hace mención al marco teórico-metodológico a partir del cual se realizó el análisis sobre el funcionamiento de la RCyV con fines de integración regional entre naciones centroamericanas.
4. Marco teórico-metodológico
4.1 Del turismo como actividad territorial a la territorialidad del turismo
Desde una perspectiva territorial, el turismo requiere de un lugar de emisión de turistas, un flujo de personas que se desplacen desde su sitio de residencia habitual y un entorno de recepción de visitantes. En este sentido, este último necesita de una serie de recursos e infraestructuras para conformarse como producto de un mercado turístico (Getino, 2003; Cuamea, 1989; Hiernaux, 1989). Al respecto, Roberto Boullón (2006) argumenta que el entorno turístico se caracteriza por una materialización de bienes a manera de infraestructuras para el soporte del turismo, asimismo, la diversificación de los servicios que atienden las demandas de los visitantes incorpora nuevos recursos y posibilita la relación con otros espacios turísticos. Es de destacarse que el espacio necesita cumplir con un grado de satisfacción de las demandas de la actividad, por lo tanto, el turismo tiene la capacidad de transformar el territorio, dotarlo de características específicas en torno a los recursos e intereses del turista, generando su propia territorialidad (Bertoncello, 2002; Knafou, 1991; Hiernaux, 1989).
La transición hacia un espacio turístico radica en los flujos de visitantes, evolucionará de acuerdo con el tipo de turistas que acoja y estará condicionado por las aptitudes potenciales del sitio en cuanto a recursos e infraestructura (Castellanos, 2011), se entiende que los lugares del turismo son diversos ya que cada uno tendrá capacidades distintas de desarrollar la actividad. A este respecto, el arreglo territorial de esta actividad responde a la existencia de recursos específicos, o bien, a procesos globales con incidencia local que condicionan al lugar a intereses específicos del mercado turístico, aspecto que se relaciona a la concentración de recursos naturales y/o culturales e infraestructura, representando una ventaja competitiva con respecto de otras localidades (Valls, 1996, López, 1993). Como parte de este análisis, es Boullón (2006) quien propone una tipología de espacios turísticos reconociendo ocho formas territoriales (figura 4).
Dentro de su formulación, el autor destaca la importancia de considerar el tamaño de cada nación, puesto que la distribución de recursos y la

concentración de servicios es variable. No obstante, esta propuesta resulta útil para abordar la conformación de la RCyV mediante un análisis del turismo no sólo desde una perspectiva de distribución de recursos e infraestructura, sino que se parte de la idea de que la territorialidad del turismo se conforma como un sistema de relaciones funcionales desde las cuales pueden establecerse nuevas relaciones con otros recursos y espacios turísticos. Por lo tanto, otro de los elementos conceptuales que aportan al análisis de la ruta es el posicionamiento sobre la estructura territorial del turismo.
De acuerdo con Propín y Sanchez (2001) el planteamiento de la estructura territorial refiere al soporte básico de un territorio en el cual se articulan e interactúan centros urbanos, bajo el supuesto de que la dinámica de emplazamiento territorial estará condicionada por una actividad productiva, en este caso, el turismo. Los autores identifican dos tipos de espacio: los centros de producción y los de consumo que mantienen relación por medio de canales de articulación por los que fluyen mercancías, personas y capital. En el caso de la actividad turística los nodos de “producción” concentrarán tanto la oferta a manera de recursos, infraestructura y servicios, como la demanda, pues son los espacios de acogida del turista. En este sentido, Vera, Marchena & Antón (1997) reconocen que las condiciones que el espacio turístico ofrece determinan la preferencia por ciertos lugares. Por lo tanto, los núcleos turísticos son resultado de la oferta-demanda y su funcionamiento es necesario en lo concerniente a ser ejes estructurantes de la integración regional.
4.2 Nociones sobre la integración regional a partir del turismo
En décadas pasadas la escala regional ha sido ya un marco para el análisis de la actividad turística, estudiosos como Lozato-Giotart (1990) y Smith (1989) mencionan que la región turística se manifiesta por la densidad del factor visitación hacia un área específica que concentra uno o varios recursos turísticos. La región debe cumplir con una habilitación del espacio que facilite las condiciones para el turismo; no obstante, en el presente estudio, el análisis se complejiza debido a que las condiciones territoriales involucran entornos diversos tanto en recursos como en infraestructura pertenecientes a distintas naciones.
La integración propuesta en términos de la creación de un producto multidestino, persigue la generación de una región turística en donde los nodos turísticos tengan la capacidad de articularse de manera multiescalar, superando los límites territoriales e incluso, ciertas vocaciones que la actividad turística ya muestra en cada uno de los países. En este sentido, el conglomerado de infraestructuras, y su disposición y capacidad de fomentar lazos territoriales recae en gran medida en una planificación turística en términos nacionales y supranacionales (Valdés, del Valle & Sustacha, 2011; Fernández, 1988). Otro hecho que resulta importante es el de las preferencias del turista, determinadas por la planta turística a escala local, como por las trayectorias que el visitante puede seguir a lo largo de un recorrido turístico, favoreciendo o no la integración de otros espacios dentro de la región.
Como proyecto de integración regional, el turismo requiere además de una planeación desde el ámbito de la administración y gestión del desarrollo de la actividad, de las propuestas que encaminarán su inserción y desarrollo en el espacio y de los fines propios de su planificación. En lo que respecta al trabajo conjunto entre naciones, autores como Nef (2000) y Morales (2007) argumentan que la planificación regional requiere no sólo de las voluntades políticas, sino de las capacidades que permitan la formulación de programas integrales con un grado de operabilidad, específicamente en lo que refiere a la creación de un mercado común. Así, en términos de la consolidación del turismo en el ámbito regional, Olsen (2003) y Rogerson (2004) reconocen que la conformación de rutas turísticas como instrumento es un proyecto viable para generar ventajas de desarrollo a escala local-regional. No obstante, el mayor reto involucra cuestiones referentes a un diseño óptimo que sugiera beneficios económicos equitativos dentro del ámbito local que posteriormente generen los eslabonamientos entre escenarios con ventajas similares para un funcionamiento correcto del circuito turístico (Meyer, 2004).
4.3 Proceder metodológico
El esquema metodológico que se muestra a continuación (figura 5) se realizó a partir de la tipología de los espacios turísticos de Boullón (2006), integrando el planteamiento de la estructura territorial del turismo. El esquema distingue la integración regional a partir de la creación de un mercado común representado por la RCyV. Instrumento que desde su planeación sugirió una jerarquización de los nodos que la conforman. Tanto la AECID como el CCT determinaron que espacios fungirían como sitios de interés y cuáles de ellos se posicionarían como puertas, antenas o nodos.
A partir de los nodos se realiza un primer análisis desde los postulados de la estructura territorial del turismo identificando cuáles fungen como preferenciales para el turismo. Para lo anterior se parte de la promoción que se hace de los destinos turísticos, así como de la existencia de infraestructura con la que cuentan. Esta característica será un factor clave para su articulación con otros nodos mediante rutas de transporte, configurando un tipo de espacialidades de mayor escala. De esta manera se busca explicar el tipo de articulación que se genera entre lugares de turismo, en donde mediante la existencia de corredores se hace posible la articulación entre áreas o zonas turísticas, escenario representativo del funcionamiento territorial de la ruta.
Dicho lo anterior, la funcionalidad entendida como el emplazamiento territorial de la ruta, se define por la capacidad de sus nodos de establecer conectividad entre sí y por la existencia de infraestructura en carreteras, sugiriendo un grado de accesibilidad para el turista y su integración al circuito turístico. Asimismo, se hace una revisión de aquellas propuestas que gestaron este proyecto a fin de entender cuáles fueron las fallas y aciertos que se presentaron en la planeación y ejecución de la ruta y el seguimiento que se le dio.

Como parte de la metodología, se realizaron distintos trabajos de campo a varios de los sitios turísticos que conforman la ruta. En el periodo que comprende de 2011 a 2022, se hicieron visitas de manera aislada, sin embargo, en el año 2017 se realizó un recorrido integral, por carretera, de cada uno de los nodos que conforman la RCyV, hecho que permitió hacer un reconocimiento de las cualidades y la infraestructura con la que cuentan cada uno, así como de la accesibilidad y las facilidades de transitar entre territorios nacionales.
5. Análisis sobre la integración regional de la actividad turística en torno a la Ruta Colonial y de los Volcanes
Entender la integración regional desde la conformación territorial del turismo, remite a entender de que manera los nodos de la RCyV se posicionan como destinos de interés para el visitante. Su papel en la escena turística revela la existencia de infraestructura necesaria, tanto para que la actividad se desarrolle plenamente, como para generar conectividad entre los destinos turísticos. Los nodos de la ruta se determinaron por la existencia de recursos naturales-culturales; sin embargo, su incorporación se dio en un escenario en donde las condiciones de promoción como de preferencia no eran similares. Mientras que algunos mostraban ya una vocación turística de antaño, otros se encontraron en una etapa de prospección turística desde su incorporación a este proyecto.
Un hecho que da cuenta de lo anterior es el portal Centroamérica que, mediante su Catálogo de ofertas multidestino se encarga de promocionar rutas desde cada uno de los países, generando pequeños itinerarios que incluyen los recursos de dos o más países. Dentro de esta promoción, sitios como la Antigua Guatemala, Granada y Masaya se mencionan al menos treinta veces, mientras que otros como Santa Rosa y La Esperanza en Honduras, Jinotega en Nicaragua o Miraflores en Panamá aparecen sólo una vez en los paquetes ofertados. No es coincidencia que los sitios de mayor mención sean parte de las llamadas “antenas” de la ruta, reconocidas por la infraestructura y conectividad para con otros sitios turísticos dentro y hacia otros países de la región.
En el caso de las antenas restantes, Suchitoto y la Ciudad de Panamá se presentan en diez de las ofertas turísticas mientras que Comayagua y Liberia aparecen solamente en tres ocasiones. Si bien, estos sitios pueden contener la mayor cantidad de servicios e infraestructura, no siempre se perfilan como destinos preferenciales para el turismo, como lo pueden ser otras ciudades o destinos de playa, por lo tanto, sólo fungen como centros de estadía. Este hecho lleva a dos razonamientos principales; el primero de ellos sobre la cercanía que existe entre las antenas con otros sitios de interés para el visitante, así como la vocación turística de cada escenario, pues mientras que, en algunos espacios, los entornos culturales predominan, en otros, la presencia de volcanes o playas será aquello que dicte las trayectorias del turismo.
5.1 Hacia una tipología de los nodos turísticos de la RCyV
La importancia que radica en las antenas como figura jerárquica dentro de los nodos de la ruta se sustenta principalmente por la existencia de recursos, como por la infraestructura. Algunos de estos sitios cuentan con una trayectoria turística de varias décadas. Desde inicios de los años 90, la inversión nacional y extranjera posó la mirada sobre algunas de las ciudades históricas como Antigua, León y Granada (López, 2020). Aunque el análisis implementado mediante el Plan Estratégico para la Promoción y Comercialización de la RCyV reconocía este hecho, decidió incorporar otros con el fin de proyectarlos como espacios competitivos.
Mientras que las antenas son coincidentes con ciudades coloniales en cada uno de los países, los nodos son representados por otros poblados con características culturales como la arquitectura y actividades culturales, que buscan ser el detonante para su integración al circuito turístico. En el caso de los nodos de orden natural, estos son coincidentes con cuerpos volcánicos activos o extintos y en los cuales se pueden desarrollar actividades que van desde la contemplación de su actividad eruptiva, hasta senderismo, observación de fauna, entre otras (Castro, 2014). Por último, la existencia de los llamados “nodos extensión” concebidos como poblados y volcanes que pueden ser de interés para el turista y que no forman parte del recorrido principal establecido en el folleto de promoción.
Cabe apuntar que, tras la implementación de la RCyV, el desarrollo de una Guía Turística se perfiló como un documento en apoyo al visitante al presentarle los recursos de cada nodo, sin embargo, en el momento en el que se aborda la cuestión de la conectividad y accesibilidad, la información resulta insuficiente, pues el documento no presenta alternativas de información en cuanto a la existencia de rutas de autobuses o transporte destinado a conectar los sitios turísticos; la figura 6 muestra las configuraciones espaciales realizadas a partir del análisis de la ruta con base en la tipología de los espacios turísticos de Boullón.

Como apunto al inicio de este apartado, las antenas fungen como los centros de distribución, espacios que permiten al turista desplazarse hacia otros sitios, sea por la oferta de hospedaje como por la de rutas de transporte hacia otros destinos. Dentro de este tipo de lugares se encuentran la Antigua Guatemala, San Salvador, León, Granada, Liberia, San José y Panamá. Ello se explica por dos razones principales: ser los espacios para el turismo de mayor promoción en cada país, o bien, por su proximidad con otros recursos y la diversificación de su oferta turística, resultado de ser sitios preferenciales para el turismo. Dentro de este mismo rubro, otros lugares se encuentran como centros de escala-excursión, pues sirven como espacios que permiten la movilidad del turista pero que no cuentan con otros recursos cercanos, por lo que la diversidad de su oferta es limitada o bien, porque no presentan la infraestructura necesaria para suplir las demandas del turista. Se identifica como ejemplo de éstos a Suchitoto y Comayagua, antenas respectivas de El Salvador y Honduras y que se posicionan como lugares de interés por sus características culturales como ciudades coloniales. Chichicastenango, Esquipulas, Rivas y Nicoya son otros casos similares.
Un caso contario a los mencionados es el de los nodos que se encuentran aislados de otros destinos de importancia turística o que no han logrado posicionarse como sitios destacados en cada uno de sus países, por lo que no permiten una continuidad de la ruta al no establecer relación con otros nodos. Dentro de la tipología de Boullón se identifican como núcleos a los nodos de Gracias y la Esperanza, localidades que desde Tegucigalpa significan recorridos de 4-5 horas en un solo sentido. Danlí, Ocotal, Cd. Antigua y Estelí en Nicaragua son un ejemplo similar, en los que además se identificó una carencia en la identificación y habilitación de recursos. En el caso entre Costa Rica y Panamá, localidades como San Isidro del General, David, Tole, Santiago y Penonomé ni siquiera forman parte del circuito principal, dificultando el eslabonamiento territorial entre nodos.
La cercanía y posibilidad de los turistas de desplazarse entre los centros de distribución y otros de interés turístico lleva a la conformación de complejos. Ejemplo de aquellos que combinan dos o más centros son los conglomerados Antigua-Ciudad de Guatemala y su vínculo como los volcanes que circundan a ambas ciudades y la posibilidad de llegar a otros sitios como el lago Atitlán o Esquipulas. El conjunto Managua-Granada-Masaya-Diriamba que ejercen conectividad hacia el norte con León y al sur con Rivas, y representan un escenario propicio para los turistas que desean desplazarse a volcanes como Mombacho y Masaya en Nicaragua; Alajuela-Heredia-San José-Cartago en el centro de Costa Rica con el conjunto de volcanes que rodean la Gran Área Metropolitana, que además ostentan la categoría de parques nacionales y el conformado por Panamá-San Blas-Portobelo en Panamá.
En cuanto a los conjuntos, se establecen en un radio de 15km, distancia entre lugares turísticos que suponen viajes de no más de 60 minutos de recorrido. El centro conformado por Liberia y los volcanes cercanos es un ejemplo similar al de La Fortuna y el parque nacional Volcán Arenal, ambos en Costa Rica. En Guatemala, encontramos un ejemplo de conjunto turístico internacional que relaciona la ciudad de Esquipulas con Copán Ruinas y Santa Rosa de Copán. En una entrevista con turistas y pobladores de este lugar, comentaban que arribar al sitio era más fácil desde Guatemala que desde la misma Tegucigalpa. En el caso de Honduras, se encuentra dos configuraciones espaciales, la primera de ellas por Comayagua, antena de la RCyV que permite la conectividad hacia otros destinos de interés y la conformada por Tegucigalpa y Valle de Ángeles, ésta última, por su cercanía a la capital funciona como espacio recreacional de fines de semana.
Parte de las configuraciones espaciales de la tipología de análisis están representadas dentro de la ruta por el circuito que corre desde Managua hacia el sur pasando por Liberia y Nicoya en Costa Rica, y el que va de Liberia a San José pasando por La Fortuna. El hecho de que estos corredores integren centros y complejos turísticos permite denominarlos dentro de la tipología de Boullón como “de pernocta”. Por su parte, los conformados por Guatemala-Copán y Liberia-Puntarenas-San José representan corredores de traslado; en el caso del primero se encuentran núcleos con una limitada diversificación de servicios, pero cuya continuidad responden como corredor, en el caso del segundo, Puntarenas destaca por el turismo de sol y playa (Ríos, 2014). Un corredor de menor escala, es el que va desde el centro conformado por Managua-Diriamba hacia el volcán Cosigüiña pasando por León Viejo, León y Chinandega, en donde la oferta de hospedaje se concentra en la segunda localidad.
5.2 Funcionalidad de la RCyV
Partiendo de que el propósito de la ruta era generar una integración regional a partir del turismo y mediante una planificación y desarrollo de productos regionales, la funcionalidad de la ruta turística en términos de integración regional dependía de la conectividad entre cada nodo de la ruta. Fuese mediante vías de comunicación y por la existencia de recursos turísticos que permitieran dotar de continuidad territorial al circuito, como por la integración de los nodos a la escena turística mediante la dotación de infraestructura, la promoción y programas de fortalecimiento en materia de competitividad.
Con base en el apartado anterior, es posible hacer un acercamiento a la conformación territorial de los nodos de la ruta, escenario a través del cual es posible definir que la funcionalidad en términos regionales puede suscitarse a una escala internacional conjugando los espacios turísticos de dos países, sin embargo, en términos de integración de los países centroamericanos, existen ciertos vacíos territoriales que exponen una carencia de articulación del circuito por la inexistencia de recursos, infraestructura y un fallido intento de integrar nuevos espacios, acción que sea dicho de paso, solamente se argumenta en los documentos.
Siguiendo el análisis territorial desde la tipología de Boullón (2006) es posible afirmar la existencia de dos zonas turísticas, determinadas no solamente por la existencia de recursos e infraestructura de comunicaciones, sino por su capacidad de establecer conectividad debido a la existencia de agencias de viaje que se encargan de ofertar viajes vía shuttle. Cabe destacar que los destinos que este tipo de empresas ofrecen, no se limita a los nodos de la RCyV, sino que intentan diversificar la demanda de los turistas, combinando, además, zonas arqueológicas[v], playas, visitas a en fincas de café o playas.
Tomando como base la oferta de los destinos turísticos desde la Antigua Guatemala, León, Granada y Liberia se reconstruyó el mapa de las áreas turísticas, identificando ahora zonas que no solamente conforman un conjunto de recursos, sino que realmente cuentan con una oferta de transporte por lo que se identifica una territorialidad del turismo por el eslabonamiento de los sitios preferenciales. Esta situación, como ya se comentó, responde a la existencia de itinerarios ya diseñados por agencias de viaje y por los servicios de transporte transnacional como Ticabus y Nicabus.
La primera zona tiene como centro a la Antigua Guatemala, ofrece viajes desde un día a sitios cercanos como el Lago Atitlán, el Volcán Pacaya, Chichicastenango, Quetzaltenango, e incluso el volcán Ipala y Esquipulas; o bien, en el ámbito transfronterizo a sitios como Copán en Honduras o El Salvador, cuyo caso se asocia más al turismo en playas como Tunco, Zonte, Sunzal y La Libertad. Una segunda zona se identifica a partir del conjunto de áreas turísticas conformadas por los conglomerados Managua-Masaya-Diriamba-Granada y Alajuela-Heredia-San José-Cartago, en conjunto con los centros de escala Rivas-Ometepe, Liberia-Rincón de la Vieja, La Fortuna-Arenal y los corredores Managua-Cosigüiña, Liberia-Nicoya, Liberia-San José. Esta representa la zona de mayor dimensión en el ámbito centroamericano al ocupar la vertiente oriental de Nicaragua y la porción norte-centro de Costa Rica. Esta conformación espacial se presenta en la figura 7.
No obstante, tal y como lo muestra el mapa anterior, la conformación de estas zonas refleja a su vez la existencia de espacios vacíos en la escena turístico-regional, lo que Boullón (2006; 69) denomina estrangulamientos. Inicialmente el autor los denomina como la “separación natural” de áreas turísticas, no obstante, en este trabajo el concepto caracteriza a aquellos espacios en donde no existe una continuidad de recursos turísticos o la existencia de ellos es aislada para con los demás nodos de la ruta. Para el caso de la ruta, dos áreas son las que se identifican como estas rupturas o discontinuidades territoriales. La primera de ellas que conjuga los núcleos de El Ocotal y Ciudad Antigua al norte de Nicaragua hasta el poblado de Gracias en Honduras. Exenta de esta zona quedan Santa Rosa de Copán y Copán Ruinas, cuya población reconoce que es más fácil llegar desde Guatemala que desde la propia capital hondureña, incluso desde Comayagua, sitio que funge como antena de la ruta. La segunda que va desde San Isidro del General en Costa Rica hasta el área conformada por Portobelo-San Lorenzo Panamá, espacio en el cual se observa un “vacío” en cuanto a espacios turísticos por una desarticulación

de los nodos que quedan totalmente excluidos del llamado recorrido principal. En términos de integración regional, debe destacarse que localidades como Chiriquí han logrado diversificar su actividad turística estableciendo relación con los recursos existentes como lo es el volcán Barú, área protegida que no forma parte de la RCyV. En el caso de las localidades del sur como Penonomé, el turismo de aventura destaca por el aprovechamiento de cascadas y ríos, además, el turismo local establece relación con las playas de Santa Clara y El Farallón, lo que representa una alternativa de desarrollo económico.
6. Reflexiones finales
Uno de los principales aportes de este trabajo fue el diseñar una metodología que permitiera analizar el funcionamiento de la RCyV como proyecto de integración regional. Es así que se sentaron los parámetros para identificar aquellos espacios que sobresalen en términos turísticos; éstos se reconocen principalmente por ciudades coloniales, así como por algunos parques nacionales y áreas de conservación. En este sentido, la territorialidad de las áreas y las zonas turísticas es coincidente con los países de mayor afluencia turística como Guatemala, Nicaragua y Costa Rica, los cuales han tenido la capacidad de vincular diversos tipos de turismo a sus recursos.
En lo que respecta a los objetivos promovidos mediante el Plan Estratégico para la Promoción y Comercialización de la RCyV, que pretendían un desarrollo social mediante la integración de otros nodos al desarrollo turístico, el seguimiento a esta actividad en las localidades ha sido nula, no aún sin la existencia de datos que permitan establecer parámetros para medir el éxito de este proyecto. El trabajo de campo permitió dar cuenta de que, como instrumento, el desarrollo de la ruta se limitó a la señalización de algunos de sus nodos que la recorren. Asimismo, los planes de acción turística, como los portales oficiales de los ministerios de turismo de cada país persiguen por cuenta propia sus objetivos, haciendo promoción de los recursos de mayor interés para el turista como lo es el turismo étnico y la cultura viva en Guatemala o el turismo de aventura en Costa Rica.
Otra de las evidencias en cuanto a las fallas de gestión de la ruta fue el diseño de la Guía Turística la cual se limita a la descripción de los sitios que la conforman, no sin antes habilitar estos espacios con la infraestructura necesaria para esta actividad. La promoción se da en un sentido horizontal en el que los nodos turísticos no cuentan con las mismas facilidades para desarrollar el turismo de manera óptima, por lo que son los mismos sitios los que atraen al visitante.
Es factible resaltar que la posibilidad de una integración regional en términos de turismo no resulta una opción viable dadas las condiciones de disfuncionalidad administrativa y territorial de la ruta. En términos de planeación, organismos regionales como el CCT y su secretaría no han desarrollado las capacidades necesarias para poner en marcha planes de acción de escala local que generen capacidades iguales para que todos los nodos se integren en un entorno de equidad de competencias.
En el contexto de la integración, la creación de infraestructura que permita acceder al turista a los diversos recursos de cada país es imperante. El conocimiento de las carreteras que articulan a estos sitios y la conformación de rutas terrestres es parte de la infraestructura que debe analizarse al diseñar estos planes. Asimismo, otro factor de relevancia es conocer las cualidades de cada recurso para el turismo, mismas que permitan definir las oportunidades que representan para la actividad turística como posibles destinos preferenciales y la capacidad que tienen éstos de vincularse con otros sitios, a fin de promover una diversidad de actividades turísticas en torno a diferentes recursos, para generar espacios turísticos competitivos e integrados.
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Notas