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Las haciendas porfiristas en la configuración territorial de Comitán, Chiapas, México

As fazendas porfiristas na configuração territorial de Comitán, Chiapas, México

The Porfirian haciendas in the territorial configuration of Comitán, Chiapas, Mexico

Karina García-Gómez
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México
Eugenia María Azevedo-Salomao
Facultad de Arquitectura de la Universidad Michoacana de San Nicolás, México

Las haciendas porfiristas en la configuración territorial de Comitán, Chiapas, México

PatryTer, vol. 7, núm. 14, e44033, 2024

Universidade de Brasília

Recepción: 01 Noviembre 2023

Aprobación: 01 Enero 2024

Publicación: 01 Junio 2024

Resumen: Una de las etapas históricas con más cambios urbano-arquitectónicos, político-económicos y sociales en México fue la época del porfirismo, en la que a través del impulso de las haciendas representó una de las estrategias esenciales para consolidar el país como una nación en progreso. Chiapas, uno de los estados al sur de la República mexicana, específicamente la región de Comitán, fungió como un área importante a nivel estatal en el desarrollo de sus espacios productivos, por lo que el objetivo de este artículo es dar a conocer las permanencias de estas haciendas en la estructura territorial de Comitán, la trascendencia de esta época y su impacto en la época actual. La metodología usada fue cualitativa basada en la interpretación documental, lectura de fotografías y cartografía histórica. Como resultado se presenta una reconstrucción histórica de la transformación territorial de Comitán a través del tiempo, valorando un patrimonio que ha sido olvidado.

Palabras clave: configuración del territorio, patrimonio, haciendas, Comitán.

Resumo: Uma das etapas históricas com mais mudanças urbano-arquitetônicas, político-econômicas e sociais no México foi a época do porfirismo, na qual através do impulso das fazendas representou uma das estratégias essenciais para consolidar o país como uma nação em progresso. Chiapas, um dos estados do sul da República Mexicana, especificamente a região de Comitán, funcionou como uma área importante a nível estadual no desenvolvimento de seus espaços produtivos, para o qual o objetivo desse artigo é apresentar a permanência dessas fazendas na estrutura territorial de Comitán, a transcendência dessa época e o seu impacto na época atual. A metodologia usada foi qualitativa baseada na interpretação documental, leitura de fotografias e cartografia histórica. Como resultado se apresenta uma reconstrução histórica da transformação territorial de Comitán através do tempo, valorizando um patrimônio que tem sido esquecido.

Palavras-chave: configuração do território, patrimônio, fazendas, Comitán.

Abstract: One of the historical stages with more urban-architectural, political-economic and social changes in Mexico was the Porfirian era, which through the promotion of haciendas represented one of the essential strategies to consolidate the country as a nation in progress. Chiapas, one of the southern states of the Mexican Republic, specifically the region of Comitan, served as an important area at the state level in the development of its productive spaces, so the objective of this article is to make known the permanence of these haciendas in the territorial structure of Comitan, the significance of this era and its impact on the present time. The methodology used was qualitative based on documentary interpretation, reading of photographs and historical cartography. As a result, a historical reconstruction of the territorial transformation of Comitán through time is presented, valuing a heritage that has been forgotten.

Keywords: territory configuration, heritage, haciendas, Comitán.

1. Introducción[i]

Una de las etapas históricas con más cambios urbano-arquitectónicos, político-económicos y sociales en México fue la época del porfirismo, denominada así debido al arribo de Porfirio Díaz a la presidencia de la República a finales del siglo XIX y la permanencia de su administración por más de treinta años. Su gobierno se encauzó hacia el progreso y la prosperidad del país basándose en la combinación de una economía liberal, autoritarismo político y el impulso del modelo económico de las haciendas, las cuales formaron parte esencial de las estrategias de Díaz para poder consolidar al país como una nación en progreso, generando estrechas relaciones entre los espacios para la producción y los asentamientos urbanos.

Los estados del sur de la República mexicana, al inicio del porfirismo se encontraron fuera de las acciones implementadas en el centro del país debido a su lejanía, sus características geográficas y la falta de vías de comunicación, dejándolos en una condición de atraso en relación con otras entidades del territorio mexicano. Esta situación posteriormente cambiaría, pues se hacía necesaria una mayor fluidez comunicativa de esta región con el centro del país, lo que llevó al gobierno a impulsar el desarrollo en esta parte del territorio ya que se consideraba tenía un gran potencial comercial (Veneces, Mérida, Baca & Villa, 2009).

Chiapas, en cuanto a sus actividades productivas, floreció principalmente por su agricultura y el comercio, es entonces que, desde las últimas décadas del siglo XIX figuraba como productor y exportador de materias primas y de artículos agropecuarios. Para 1880 el gobierno de Díaz confirió a los capitalistas extranjeros las facilidades necesarias para la explotación de tierras chiapanecas en la cual se crearon grandes fincas y haciendas, como es el caso de la región de Comitán (Veneces et al., 2009) (figura 1). En la extensa Provincia de los Llanos, como se le denominaba desde la conquista a Comitán, fue siempre un paraje de grandes hechos políticos, sociales, religiosos, económicos y culturales, en donde se desarrollaron favorablemente las haciendas agrícola-ganaderas en la época porfirista.

Ubicación geográfica de Comitán de Domínguez, Chiapas, México
Figura 1
Ubicación geográfica de Comitán de Domínguez, Chiapas, México
elaboración propia con base en la información del Índice Básico de las Ciudades Prósperas SEDATU (2018, p. 38)

A partir del impulso y crecimiento de las haciendas, es que se empiezan a generar conexiones importantes entre la ciudad y su espacio productivo. En el caso de Comitán, ésta funge como un área de comercio, al funcionar como un punto de intercambio de productos traídos de las haciendas al centro de la ciudad, para su distribución entre la población residente, así como en las colonias y rancherías cercanas a ella. Del mismo modo, se observa un vínculo administrativo, pues las autoridades de Comitán eran quienes llevaban el control de marcas de ganado, compra-venta de tierras y traslaciones de propiedad de las haciendas. Por ello, es que se reconoce que la época porfirista para Chiapas y particularmente para Comitán fue de gran importancia para el impulso y desarrollo de las haciendas, la transformación del territorio y del espacio urbano-arquitectónico.

El objetivo de este artículo, es dar a conocer las permanencias de las haciendas y su incorporación a la estructura territorial actual de Comitán, mostrando la trascendencia de esta época en la actualidad. Pues hoy en día persisten vestigios de estos espacios para la producción que a través del tiempo han adquirido significado para la sociedad comiteca. Para el desarrollo de este texto se ha implementado una metodología de tipo cualitativa basada primordialmente en una combinación entre exploración documental y de campo. La documental se sustenta en las metodologías diseñadas por Hubert Mazurek (2006) en la utilización de fuentes iconográficas, documentos oficiales y de archivo, la cual se complementa con las estrategias de García Ayala (2006), haciendo uso de la técnica que denomina como foto-palabra, en la que se hizo una comparativa analítica y visual de fotografías antiguas y actuales para comprender los cambios en el espacio físico de Comitán.

En cuanto a la investigación de campo, se retomó la metodología de Díaz Terreno (2017), la cual se constituye a partir de las lógicas de un territorio y los modelos de orden resultantes, esto con la intención de explicar la construcción histórica del territorio y su expresión material. Dicha metodología hace uso de tres herramientas para la interpretación territorial: la macroescala, en la cual se registran los avances territoriales, las transformaciones espaciales, con énfasis en las limitaciones y potencialidades del territorio, su organización y las vinculaciones interregionales, lo que para el caso de Comitán es el estudio del territorio en donde se emplazan las haciendas y su conexión con otros centros de población; la escala intermedia, en donde se estudia dos componentes importantes de la estructura territorial: los entramados conectivos y los asentamientos urbano-rurales, para su tipificación y análisis de la incidencia en el medio natural, es decir el estudio de la ciudad de Comitán y su conectividad con las haciendas a nivel espacial; y por último la microescala, en la cual se hace el registro de componentes territoriales menores como los núcleos productivos ganaderos y agrícolas, el orden operativo y el estudio de su relación con el medio natural, lo que para este caso de estudio se refiere a los cascos hacendarios como elementos arquitectónicos y los inmuebles edificados en la ciudad en la temporalidad planteada.

Como complemento a la escala intermedia y microescala que plantea Díaz Terreno (2017), se retoma las variables de análisis para la lectura del espacio urbano planteados por el equipo coordinado por Carlos Chanfón Olmos (2001), esto con el objetivo de no sólo observar la configuración del espacio a un nivel espacial, sino también a un nivel social, cultural, político y económico, considerando el concepto de espacio desde la visión que ofrece Milton Santos (2009) como una instancia de la sociedad, es decir, el espacio que contiene y es contenido por las demás instancias económicas, político- institucionales, culturales e ideológicas. Dichas variables se refieren a lo que definen como la estructura y la morfología de los asentamientos humanos, resultado de la dialéctica entre varios elementos estructurales como: el medio natural (ubicación del asentamiento), el medio artificial (estructura de la traza, arquitectura, infraestructura y equipamiento), el medio socio-cultural (identidad de lenguaje, costumbres y tradiciones), el medio económico ( predominio de tipo de actividades) y el medio político-administrativo (tipo y nivel de jerarquía gubernamental), que para el caso de Comitán contribuyeron a entender la influencia de los hacendados en la población y en sus formas de vida entendiendo a partir de ello como se reflejan en la actualidad junto con el territorio.

Como se observa a través de la metodología planteada, para este trabajo se utilizó el término de territorio basándose en los ideales que ofrece Milton Santos (1996) sobre el concepto de configuración territorial refiriéndose a éste como el territorio más el cúmulo de objetos que existen en él, es decir la configuración formada por el conjunto de recursos naturales y los recursos creados por el ser humano. Por lo anterior, es que este texto se estructura entendiendo en primera instancia el desarrollo de las haciendas a nivel nacional y estatal, comprendiendo a partir de ello las relaciones específicas entre la ciudad de Comitán y su entorno productivo en la época del porfirismo, dando a conocer a partir de este punto las transformaciones urbano-arquitectónicas y socio-económicas de Comitán y su territorio a partir de la influencia de las haciendas, concluyendo que en la actualidad existen vestigios hacendarios que se han incorporado a la estructura espacial de Comitán y que a su vez han adquirido significado para la sociedad. Con lo anterior se presenta una reconstrucción histórica con la intención de entender las diferentes transformaciones que ha tenido el territorio de Comitán a través del tiempo, reflejándose en la configuración de su espacio físico actual. En donde se resalta que, en efecto, los espacios para la producción durante el porfirismo, tuvieron una impronta en la historia de Comitán, que permitió su desarrollo y su reconocimiento como una de las zonas más importantes de Chiapas, valorizando al mismo tiempo los vestigios materiales, inmateriales y naturales en su conjunto como un patrimonio cultural que ha sido olvidado.

2. Las haciendas porfiristas en México y Chiapas

Para poder entender el fenómeno de las haciendas como una de las estrategias claves en el progreso del país en la época del porfirismo, es importante conocer el inicio de éstas. Cerutti y González (2007) mencionan que el origen de la hacienda puede referirse en la institución creada por la Corona española, la encomienda, la cual era una institución de carácter feudal que establecía servidumbre a los señores a cambio de protección para los siervos, sin embargo, esto no implicaba el dominio sobre los nativos. Las haciendas de Hispanoamérica, se caracterizaron por su gran extensión territorial, con un número de trabajadores ligados a la tierra de diferentes maneras y con una producción que, hasta finales del siglo XVIII, no excedía los límites de los mercados locales o regionales.

Para el caso mexicano, las haciendas representaron en la colonia un medio por el cual el proceso de conquista se estableció y desarrolló paulatinamente desde el siglo XVI hasta el siglo XIX. El establecimiento y posterior consolidación de las haciendas fue posible gracias a su estructura espacial, su organización jerárquica y social que se estableció en los pueblos a la llegada de los españoles. Es así como la hacienda se convierte en una institución social y económica, cuya actividad se centró dentro del sector agrario (Franco, s.f.). Nickel (1996) menciona que las principales características estructurales de las haciendas para su consolidación fueron tres:

1. El dominio sobre los recursos naturales como la tierra y el agua,

2. El dominio sobre las fuerzas de trabajo, y

3. El dominio sobre los mercados regionales y locales.

Esto provocó que el desarrollo de las haciendas afectara principalmente a los grupos nativos, propiciando el triunfo de la economía española sobre la indígena. La expansión de las haciendas fue un hecho que privó de un modo u otro a las comunidades de sus medios de subsistencia, generando que éstas empezaran a desaparecer, hecho que coadyuvó a que la extensión territorial de las haciendas fuera cada vez más grande (Wobeser, 2019). Para la época del porfirismo, dicha expansión territorial de las haciendas se favorece por los decretos expedidos en ese momento, como el Decreto del Ejecutivo sobre Colonización y Compañías Deslindadoras de 1883 y la Ley de Ocupación y Enajenación de Terrenos Baldíos de 1894, que tenían como objetivo principal facilitar los trámites de adquisición de tierras tanto para nacionales como para extranjeros (Gómez, 2016). En esa época es cuando las haciendas en México viven su mayor esplendor, ya que contaba con el apoyo e impulso del gobierno porfirista (Mendoza, 1989). Fue una etapa de “orden y progreso”, un momento de estabilidad económica para los terratenientes, que les brindó seguridad en la tenencia de sus latifundios y en el campo, unida a un avance tecnológico en los medios de transporte y de comunicación (Ponce, 2010).

En cuanto a la región sur de México, comprendida por los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, al inicio del porfirismo estos se encontraban fuera de las acciones implementadas en el centro del país, a pesar de su gran riqueza tanto natural y cultural. No obstante, de manera contradictoria y debido a esas mismas características, detonaron tiempo después la necesidad de una mayor fluidez comunicativa con el centro del país, impulsado así su desarrollo a finales del siglo XIX (Veneces et al., 2009).

Chiapas en esta época, floreció principalmente por su agricultura y el comercio, es entonces que, desde las últimas décadas del siglo XIX figuraba como productor y exportador de materias primas y de artículos agropecuarios. Para 1880 el gobierno de Díaz concede a los capitalistas extranjeros provenientes principalmente de Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, España y Francia, las facilidades necesarias para la explotación de tierras chiapanecas en la cual se crearon grandes fincas cafetaleras y agrícolas en el Soconusco, Comitán y en otras zonas forestales del estado (Álvarez, Jiménez, de la Torre & Gómez, 2015).

En esta etapa, el estado se había mantenido en un lento, pero constante desarrollo comercial de productos de exportación agrícola, convirtiéndose en el tercer exportador de productos agrícolas después de Veracruz y Yucatán, en donde Comitán, al igual que otras regiones como el Soconusco comenzaron a incorporarse como una de las áreas en trasladar su producción agrícola y ganadera a otros estados (Veneces et al., 2009). De esta manera es que se comenzaron a fortalecer los grandes latifundios en donde los hacendados a través de las tiendas de raya empezaron a explotar a sus trabajadores, manteniendo mano de obra barata, convirtiendo a las haciendas en grandes emporios económicos autosuficientes y aprovechando los recursos naturales que les brindaba el estado (Pulido, 2000).

Desde 1824 y hasta aproximadamente la primera década del inicio del porfirismo, Chiapas y Guatemala mantuvieron conflictos, debido a la anexión del estado chiapaneco a la República Mexicana, no obstante, el gobierno porfirista tomó parte para hallar la solución, puesto que Díaz tenía intereses económicos en juego en esta región. Es entonces que para 1882, se firma el Tratado de Límites entre México y Guatemala, mediante el cual se transfieren los derechos del Soconusco y Chiapas a la nación mexicana, ratificándose como un estado más en la Federación en 1890 (Álvarez et al., 2015). Dos años después, en 1892, en Chiapas se trasladaría la capital del estado de San Cristóbal de las Casas a Tuxtla Gutiérrez, siendo gobernador Emilio Rabasa, seguidor de los ideales de Díaz.

Con este cambio surgiría la necesidad de proporcionar a la nueva capital con servicios de infraestructura urbana básica que correspondieran a su nueva categorización, detonando la transformación urbana de la ciudad y con ello los deseos de embellecimiento. Es así que a finales del porfirismo, las principales ciudades del estado como Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas y Comitán contaban con infraestructura y equipamiento, tales como apertura de nuevos caminos, hospitales, escuelas, edificios de gobierno y espacios de recreación (Veneces et al., 2009). Estas modificaciones contribuyeron a que las ciudades también se convirtieron en núcleos de concentración de actividades productivas y de consumo popular que atrajeron a más poblaciones, entre ellas las haciendas, favoreciendo la distribución de su producción dentro y fuera de los centros urbanos (Álvarez et al., 2015).

3. La relación entre Comitán y su entorno productivo

En cuanto a Comitán, remitiéndose al siglo XVII, ya era muy importante por la producción agrícola y ganadera de sus haciendas, lo que incentivó el traslado de españoles dueños de éstas que vivían en Ciudad Real hoy San Cristóbal de las Casas a residir en el poblado. Para este entonces Comitán aún era considerado como pueblo de indios hasta principios del siglo XIX, sin embargo, la buena productividad y crecimiento de las haciendas comitecas permitieron estrechas relaciones entre el centro de población y los espacios productivos (Álvarez et al., 2015).

Las ciudades principales del estado como Tapachula, San Cristóbal de las Casas, Tuxtla Gutiérrez y Comitán mantuvieron nexos que contribuyeron al crecimiento y desarrollo tanto de las ciudades, como de las haciendas. En ese sentido, se estima que las relaciones se enfocaron en el comercio y la economía, así como en la política de acuerdo a lo recopilado en varios documentos bibliográficos y de archivo.

Por tanto, se reconoce que en las principales ciudades del estado de Chiapas una de las conexiones más evidentes fue la relación comercial activa de la ciudad con su entorno productivo, pues la producción que generaban las haciendas servían para proveer a los habitantes de estos centros de población, provocando que estas dos partes se complementaran y se necesitaran mutuamente, lo que para el caso de Comitán no fue la excepción (Veneces et al., 2009). En la región comiteca se identifican diez haciendas a partir de la información que ofrece Pulido Solís (2000), sin embargo, para este estudio se analizan ocho debido al desconocimiento de la ubicación exacta de dos de ellas, las cuales se pueden observar en la siguiente tabla (tabla 1).

Las haciendas de Comitán además de suministrar a la población de la ciudad de alimentos y animales de carga, también encaminaban su mercancía hacia el país vecino de Guatemala, dando a estos espacios para la producción una importancia dentro del estado. Dichas haciendas de acuerdo a Mota, Márquez y Martínez (2015), mantenían una división de sus tierras en tres sectores principales: un área para la explotación directa para la producción de autoconsumo y comercial; un sector de pastoreo para el ganado; y finalmente una parte de reserva que se conservaba improductivo. Este tipo de organización, permitió que las haciendas tuvieran una mejor administración en su productividad, además de mantener una dinámica constante con la ciudad (figura 2).

Tabla 1
Las Haciendas comitecas y su actividad productiva
Nombre de la HaciendaActividad productiva
Hacienda San FranciscoAgricultura y ganadería
Hacienda PotalticAgricultura y ganadería
Hacienda QuijáAgricultura y ganadería
Finca San Vicente EnaltikAgricultura y ganadería
Hacienda Santa AnaAgricultura y ganadería
Hacienda JatónAgricultura y ganadería
Hacienda El PuenteAgricultura y ganadería
Hacienda San PedroAgricultura ,ganadería y cañera
Hacienda Ixtomoc San Antonio (No localizado)Se desconoce
Hacienda Rosario Quixjob (No localizado)Agricultura y ganadería
elaboración propia a partir de la información de M. Pulido (2000, pp. 215-230), análisis de los vestigios de las haciendas e información recopilada en entrevistas.

Ubicación de las haciendas del siglo XIX en la región de Comitán en la actualidad
Figura 2
Ubicación de las haciendas del siglo XIX en la región de Comitán en la actualidad
elaboración propia a partir de la información de Pulido (2000, pp. 215-230) e información del Instituto Municipal de Planeación de Comitán, 2021.

A raíz de que las haciendas suministraban de productos a la ciudad de Comitán, a su vez ésta se convertía en un punto de intercambio mercantil, ya que la mercancía de las haciendas era vendida sobre la plaza principal de Comitán, propiciando una relación económica entre los espacios para la producción y este centro urbano. Esta relación se hizo más fuerte a la llegada de Emilio Rabasa en 1891 como gobernador del estado, pues debido a la influencia porfirista por la modernización de Chiapas, Rabasa puso en marcha una serie de reformas fiscales con las que logró aumentar el ingreso estatal y llevar a cabo importantes obras de infraestructura en los primeros años de su administración en las principales ciudades del estado (Contreras, 2000). Algunas de las reformas fiscales que se implementaron fue en la modificación de avalúos de propiedad rural y urbana, cobro de impuestos a comerciantes y mejoramiento de procedimientos de recaudación, que permitieron una mayor cantidad de ingresos, en donde una parte era utilizada para el mejoramiento de la imagen urbana de las ciudades (Salinas, 2019).

Lo anterior contribuyó al desarrollo de las actividades comerciales, agrícolas y empresariales, generando que las haciendas pudieran tener un mayor radio de distribución de sus productos no solo a la ciudad de Comitán, sino también a los poblados cercanos a ella. En relación con esto, Thomas Benjamin refiere que:

En solo veinte años (1890-1910) Chiapas creó una infraestructura impresionante de comunicaciones y de transporte, ninguno de los cuales existía con anterioridad. Una buena carretera estatal atravesaba el estado de la estación del ferrocarril Panamericano en Arriaga pasando por los valles de Jiquipilas y Cintalapa, hacia Tuxtla Gutiérrez; atravesaba el río Grijalva a Chiapa de Corzo siguiendo a San Cristóbal y Comitán (Benjamin, 1995, p. 109).

Los buenos resultados que tuvieron estos caminos y carreteras despertaron el interés de hacendados y autoridades de otras localidades como la de Chilón y Palenque, quienes empezaron a gestionar sus caminos con el fin de conectarse a la ruta que partía de Comitán a Salto de Agua. Este proyecto se llevaría a cabo en 1897, acordando que cada uno de los jefes políticos de estas áreas construyeran con sus recursos económicos los tramos de camino correspondientes (figura 3).

Con este nuevo trayecto se favorecería la vinculación entre la región fronteriza y el centro del estado de Chiapas, así los comerciantes y hacendados de Comitán tendrían una vía más corta y barata, contribuyendo a la importación y exportación de sus productos agrícolas y mercantiles (Contreras, 2000). Es entonces que, como se puede observar a lo largo de las últimas décadas del siglo XIX, las nuevas rutas creadas tuvieron gran relevancia en el desarrollo del comercio en Comitán vinculadas a las haciendas, como en las principales regiones del estado, favoreciendo enormemente las relaciones entre la ciudad y los espacios productivos en el caso de Comitán.

Principales rutas que conectaban a la región de Comitán con otros centros de población, finales del siglo XIX
Figura 3
Principales rutas que conectaban a la región de Comitán con otros centros de población, finales del siglo XIX
Guillen (2019, p.4).

4. Transformación urbano-arquitectónica y socio-económica de Comitán y su territorio a partir de las haciendas porfiristas

A partir de la importancia que adquieren las haciendas comitecas en el porfirismo y la estrecha relación que se empieza a observar entre éstas y la ciudad, se identifican las transformaciones en la configuración territorial como menciona Santos(1996), en el espacio urbano-arquitectónico y en el ámbito socio-económico de la región, los cuales fueron identificados a partir de la metodología que ofrece Díaz Terreno(2017) a través de los tres niveles de análisis que presenta para la lectura del territorio, la interacción del espacio urbano y rural, las incidencias en el medio, identificación de los núcleos productivos (haciendas) y los vínculos interregionales, es decir la relación de Comitán con otras poblaciones cercanas, con la intención de comprender el diálogo del ser humano con el espacio, complementándose como ya se mencionó al inicio de este texto, con las variables de la lectura del espacio urbano-arquitectónico que menciona el equipo coordinado por Chanfón Olmos (2001) estableciendo elementos para la interpretación de la estructura y morfología de los asentamientos humanos. De tal modo que con ello se comprenda el impacto que tuvo el florecimiento de las haciendas en el territorio y la ciudad de Comitán. Es de destacar en este punto que la información que se ofrece en este artículo es mayormente cualitativa, ya que, por la temporalidad y la pérdida de archivos históricos, se desconoce con exactitud datos que puedan hablar de números en cuanto a economía se refiere, sin embargo, a través de otras fuentes se corrobora que en efecto existió una influencia hacendaria importante en la región de Comitán.

No obstante, a partir de la metodología planteada se pudo establecer que a un nivel de macroescala como lo denomina Díaz Terreno, el territorio de Comitán poseía las características óptimas para el desarrollo de las haciendas comitecas, desde su ubicación geográfica, la diferencia de latitudes que tiene la región de norte a sur (CEIEG, s.f.), los tipos de suelos mayormente litosos y rendzinas adecuadas para el cultivo agrícola y la crianza ganadera favoreciendo la compra y venta de producción (figura 4), los climas templados y semicálidos (figura 5), así como la distribución hidrológica de la región, además de contar con importantes cuerpos de agua como los son Juznajab, Chucumaltik y Coila los cuales sirvieron como centros de abastecimiento para las haciendas (Gobierno Municipal de Comitán, 2017) (figura 6).

A una escala intermedia, se identifica aquellos elementos en la traza urbana, como el mejoramiento de caminos carreteros existentes y la creación de otros, con el propósito principal de favorecer la conexión de Comitán con ciudades como San Cristóbal de las Casas y el país vecino de Guatemala, así como con pueblos aledaños a Comitán (Sánchez, 2018). Esta modernización se desarrollaría entre los años de 1890 y 1910 coincidiendo con la etapa de desarrollo de los espacios para la producción en Comitán, permitiendo una mayor fluidez comercial para las haciendas, y a su vez la ciudad pudiera atraer más inversiones e interés de otros departamentos por vincularse a las nuevas rutas que conectaban con la ciudad, favoreciendo la importación y exportación de sus productos agrícolas y mercantiles (Contreras, 2000).

Para 1895 se harían los primeros trabajos de rehabilitación al camino viejo de Comitán-San Cristóbal, así como el de Comitán-Guatemala, del mismo modo se mejorarían las vías a los costados oriente y poniente de la ciudad que conectaban principalmente con las haciendas y pueblos cercanos al centro urbano (Contreras, 2000). Esta información se pudo corroborar en un mapa de Comitán del año 1904. En este mapa se puede leer el crecimiento poblacional y la configuración territorial de la región en esta época, así mismo las principales vías de caminos que conectaban a otros centros de población y las haciendas (figura 7).

A una escala intermedia, se identifica aquellos elementos en la traza urbana, como el mejoramiento de caminos carreteros existentes y la creación de otros, con el propósito principal de favorecer la conexión de Comitán con ciudades como San Cristóbal de las Casas y el país vecino de Guatemala, así como con pueblos aledaños a Comitán (Sánchez, 2018). Esta modernización se desarrollaría entre los años de 1890 y 1910 coincidiendo con la etapa de desarrollo de los espacios para la producción en Comitán, permitiendo una mayor fluidez comercial para las haciendas, y a su vez la ciudad pudiera atraer más inversiones e interés de otros departamentos por vincularse a las nuevas rutas que conectaban con la ciudad, favoreciendo la importación y exportación de sus productos agrícolas y mercantiles (Contreras, 2000).

Mapa de tipos de suelo en la región de Comitán
Figura 4
Mapa de tipos de suelo en la región de Comitán
elaboración propia a partir de la información del Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica (CEIEG, s.f., pp. 1-11).

Mapa de tipos de climas en la región de Comitán
Figura 5
Mapa de tipos de climas en la región de Comitán
elaboración propia a partir de la información del Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica (CEIEG, s.f., pp. 1-11).

Mapa hidrológico de la región de Comitán
Figura 6
Mapa hidrológico de la región de Comitán
elaboración propia a partir de la información del Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica (CEIEG, s.f., pp. 1-11)

Para 1895 se harían los primeros trabajos de rehabilitación al camino viejo de Comitán-San Cristóbal, así como el de Comitán-Guatemala, del mismo modo se mejorarían las vías a los costados oriente y poniente de la ciudad que conectaban principalmente con las haciendas y pueblos cercanos al centro urbano (Contreras, 2000). Esta información se pudo corroborar en un mapa de Comitán del año 1904. En este mapa se puede leer el crecimiento poblacional y la configuración territorial de la región en esta época, así mismo las principales vías de caminos que conectaban a otros centros de población y las haciendas (figura 7).

A una microescala, referente a los cambios en la infraestructura y equipamiento de Comitán, se empieza a observar una mayor atención en el mejoramiento de las principales calles de la ciudad, promoviendo la construcción de empedrados y banquetas, así como alineamiento y aperturas de nuevas calles, con la finalidad de que el centro urbano de Comitán fuera un espacio más saludable e higiénico para la sociedad, es así que a finales del siglo XIX y principios del XX se empezaría a realizar estas transformaciones, las cuales debían responder a las exigencias de la época en función de la prosperidad que había llegado a Comitán, pues esto hablaba de la opulencia de esta región (Contreras, 2011).

Además de lo anterior, para 1900 se instalarían las primeras líneas telefónicas en el estado incluyendo Comitán, pues el gobierno consideraba que era otro de los medios para alcanzar el progreso. El alumbrado público también fue considerado en los proyectos de modernización del gobierno porfirista, sustituyendo paulatinamente el alumbrado de gas o petróleo por el eléctrico, tal como se hizo en otros centros urbanos del país. Para el caso de Comitán, estos trabajos fueron consignados a la Compañía de Luz y Fuerza beneficiando progresivamente el área céntrica de la ciudad, llegando a edificios públicos, así como calles y avenidas en donde se ubicaban las casas y los establecimientos mercantiles e industriales de las familias prominentes (Contreras, 2011).

En cuanto al suministro de agua, a finales del siglo XIX Comitán era abastecida por aguas procedentes de manantiales y pozos, que para su caso específico fue de cierto modo sencillo gracias a su ubicación geográfica, pues al localizarse en una zona endorreica del Altiplano, Comitán contaba con varios cursos de agua subterránea para ser abastecido (Contreras, 2011). Es entonces que al identificarse todos estos cambios en la morfología

Caminos carreteros de Comitán, Chiapas, México, año 1904
Figura 7
Caminos carreteros de Comitán, Chiapas, México, año 1904
reconstrucción propia a partir de mapa original obtenido de la Casa Museo Belisario Domínguez, Comitán, Chiapas, 2021.

urbana de Comitán que van coincidiendo con el desarrollo y apogeo de las haciendas, es que se realiza una reconstrucción histórica plasmada en planos para su mejor entendimiento (figuras 8 y 9).

Del mismo modo en que la infraestructura de Comitán se ve modificada y mejorada en la época del porfirismo, así también se comienza a ver cambios en su equipamiento. Una de ellos es la construcción del primer Mercado de la ciudad en 1900, el cual surge a partir de la necesidad de un espacio específico para la comercialización, ya que anteriormente se utilizaba la plaza principal como área de intercambio mercantil (INAH, 1999). Otra de las construcciones importantes fue el Palacio Municipal edificado a finales del siglo XIX por el jefe político don Eleuterio Aguilar respondiendo a la categoría de Comitán como cabecera de departamento (Albores, 1991) (figura 10).

Así mismo, otro de los elementos arquitectónicos que surgió en las últimas décadas del siglo XIX fue lo que hoy se conoce como el Teatro de la Ciudad, cuyo origen fue ser la residencia de Natalia Rovelo Argüello quien pertenecía a una de las familias adineradas de Comitán. Este inmueble posteriormente fue comprado por el sancristobalense Daniel Zebadúa, quien tiempo después convertiría esta casona en un teatro. Este edificio en la actualidad es una de las representaciones edilicias más relevantes de la ciudad, pues refleja el estilo neoclásico propio de la época porfiriana (Ramos, 2000) (figura 11).

Morfología urbana de Comitán antes del desarrollo y apogeo de las haciendas en el porfirismo
Figura 8
Morfología urbana de Comitán antes del desarrollo y apogeo de las haciendas en el porfirismo
Reconstrucción propia a partir de Contreras (2011, pp. 27-46).

Morfología urbana de Comitán después del desarrollo y apogeo de las haciendas en el porfirismo
Figura 9
Morfología urbana de Comitán después del desarrollo y apogeo de las haciendas en el porfirismo
Reconstrucción propia a partir de Contreras (2011, pp. 27-46).

Mercado de Comitán y Palacio Municipal de Comitán, finales del siglo XIX
Figura 10
Mercado de Comitán y Palacio Municipal de Comitán, finales del siglo XIX
Cruz (2019) y Comitán de las Flores (s.f.).

Antigua casona, finales siglo XIX
Figura 11
Antigua casona, finales siglo XIX
De la Vega (coord.), (1999, p.8).

Si bien en primera instancia se examina las aportaciones de las haciendas en la configuración del territorio de Comitán a nivel físico, como se mencionó al inicio de este artículo Milton Santos (1996) ofrece una visión del espacio en la que se integra la sociedad, por ello también se hace una revisión en la influencia de estas a un nivel social, cultural, económico, administrativo y su relación con el ser humano a través de la metodología que plantea el equipo coordinado por Chanfón Olmos (2001). Tal es el caso de los cambios en la identidad lingüística comiteca, ya que Comitán era un pueblo de tojolabales y tzeltales, estos descendientes de los mayas (Ramos, 2000). Desde el establecimiento de las primeras haciendas dominicas en el siglo XVI en Comitán, los indígenas de esta región tuvieron una relación estrecha con los espacios para la producción, pues fueron utilizados como la principal fuente de mano de obra para los hacendados (Pulido, 2000).

Para el siglo XIX, dicha relación no fue diferente, pues los indios seguían siendo los principales trabajadores en las haciendas, hecho que transformaría sin duda las lenguas maternas de la región. Es de suponer entonces que paulatinamente los indígenas empezaran a implementar el lenguaje español a su vida cotidiana, pero no fue hasta después de las Leyes de Reforma que este fenómeno tomaría mayor fuerza, debido a la llegada de más extranjeros a tierras comitecas, creándose así los llamados “ladinos”, indios que habían aprendido hablar español. Dichas transformaciones en el lenguaje de la población por la influencia de terratenientes extranjeros, desencadenaría un mestizaje entre los indios, ladinos y españoles viviéndose así cambios en las conductas humanas (Ramos, 2012).

En el caso de las costumbres y tradiciones de Comitán, desde el siglo XVI perviven festividades como la de Santo Domingo de Guzmán, patrono de la ciudad, celebrada cada 4 de agosto, la cual a pesar de los cambios y adaptaciones sobre todo a finales del siglo XIX y principios del XX, seguían manteniendo su estricto calendario de rituales, sin embargo, se agregaría la preparación de platillos especiales, música, juegos y danzas, así como concursos para la elección de la reina de la festividad como parte de los cambios de la propia época. Otra de las fiestas grandes es la de San Caralampio, la cual tiene un significado particular para indígenas tojolabales y tzeltales de la región, pues está ligada a las tareas agrícolas y a muchos rituales prehispánicos. Esta celebración en honor a este santo se realiza cada 10 de febrero, como tributo a las buenas cosechas del año anterior y el venidero (Ramos, 2000).

Como se observa directamente de los hacendados hacia la ciudad no hubo mayor aportación en cuanto a sus costumbres y tradiciones, sin embargo, en las áreas en donde se emplazaban las haciendas, tras el reparto agrario que ocasionó la llegada de la Reforma Agraria en Chiapas en 1935 y la formación de nuevos ejidos con la repartición de las tierras de las haciendas, es que se observa que estas poblaciones adquieren ciertas tradiciones de los hacendados, como la adopción del santo patrono de las haciendas a las festividades de estos ejidos y el seguimiento de las costumbres de cosecha.

No obstante, si se habla de las aportaciones de los hacendados a un nivel económico, político y administrativo para Comitán, estos adquieren un mayor poder al estar dentro de la política, lo cual incide en la toma de decisiones que beneficiarían a la ciudad, pero también al crecimiento de las haciendas, lo cual propició que los espacios para la producción llegaran a su máximo esplendor, permitiendo que Comitán se postulara como una de las regiones más importantes económica y políticamente en el estado. Dicha categoría sería posible gracias a sus actividades productivas, principalmente agrícola y ganadera, hecho que reafirmó el posicionamiento de Comitán como una región “opulenta” (Pulido, 2012).

En cuanto a la política, Comitán por disposición del gobierno estatal quedó bajo el control de comerciantes y finqueros de mayor poder político, que fueran afines con el mandato porfirista, con la intención de que las políticas de progreso y modernización se llevaran a cabo como en la capital del estado, beneficiando solo a las familias acomodadas de la ciudad (López, 2018). Respecto a la administración, la ciudad de Comitán era la encargada de la recepción de impuestos cobrados a los comerciantes y a las haciendas, cuyo recurso debía servir para su modernización (García, 1999). Estos datos se corroboraron a través de la búsqueda de información en archivos, pues se tiene la evidencia de que, para el caso de las haciendas, se cobraba un impuesto por la venta y traspaso de terrenos, así como el registro de marcas de fuego. En tanto que para la población comiteca, a los comerciantes se les cobraba un tributo por la renta de locales en el mercado nuevo de Comitán (AHMC, 1865, 1887) (figura 12).

Libro de matrículas de marcas de fuego 1887 y sellos de pago de impuestos
Figura 12
Libro de matrículas de marcas de fuego 1887 y sellos de pago de impuestos
foto propia, tomada del Archivo Histórico Municipal de Comitán, 2021.

Por tanto, a partir de la información recabada, se deduce que, tras la aportación indirecta de las haciendas a la ciudad, esto a través de la recaudación de impuesto, es que, parte del ingreso sirvió para la mejora de la ciudad, manteniéndose Comitán como una de las ciudades importantes del estado, categoría que conserva hasta la actualidad, reconociendo la trascendencia de las haciendas y los vínculos de éstas con la ciudad.

5. Permanencias en el territorio de Comitán y su consideración como patrimonio

Como parte de esta investigación, también se hace la identificación de los vestigios hacendarios y remanentes dentro de la ciudad que aún se pueden observar en la actualidad como patrimonio, pues a pesar de que la ciudad posee una catalogación de inmuebles en el centro urbano por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a nivel federal, los vestigios de las haciendas y el territorio que la conforman, así como las pervivencias inmateriales y naturales, no son parte de ella, por ello, el interés de hacerlos notar como un primer paso a su reconocimiento.

En ese sentido, comenzando por los vestigios edilicios de las ocho haciendas que se localizan y analizan en la región de Comitán, se señala que en seis de ellas aún se conservan restos que formaban parte de la hacienda. La primera de ellas es lo que era la Hacienda Potaltic construida en el siglo XIX, su producción era principalmente maíz y frijol, la cual era trasladada y vendida a la ciudad de Comitán (Pulido, 2000). En la actualidad, aún se conserva la casa grande de la hacienda con modificaciones sobre todo por mantenimiento, así como su planta arquitectónica, sin embargo, las tierras que la rodeaban fueron repartidas para formar sobre ella lo que hoy se conoce como el Ejido Efraín A. Gutiérrez.

El segundo lugar en donde se encontraron vestigios es en lo que era la Hacienda Santa Ana, la cual fue absorbida por la mancha urbana de la ciudad, hoy en día se conoce como colonia Chichimá. Esta hacienda al igual que la anterior fue construida en el siglo XIX, el casco hacendario era de dos pisos, construida con muros de adobe, columnas, puertas y ventanas de madera, piso de ladrillo y techumbre de madera recubierta de teja de barro (Pulido, 2000). Hoy en día parte de los terrenos donde se emplazaba la hacienda son propiedad privada, en donde aún se puede observar restos de la casa grande y la fachada de la ermita en ruinas.

El siguiente espacio fue lo que era la Finca San Vicente Enaltik, edificada en el siglo XIX, los materiales empleados para su construcción fueron adobe, bajareque, ladrillo, madera y teja, la casa era de pequeñas dimensiones pues solo se conformaba de tres cuartos y un oratorio en forma rectangular, a un costado de la casa se encuentra la fachada de una ermita (Pulido, 2000). Hoy en día este predio sigue siendo una finca con el mismo nombre con un menor número de hectáreas, es propiedad privada dedicada a la ganadería y a la agricultura, de la casa grande no queda más que los cimientos y la fachada de la ermita dividida por la mitad en malas condiciones de conservación.

Otra de las ex-haciendas en donde se encontraron restos fue en lo que era la Hacienda Jatón, esta se dedicaba a la agricultura y a la crianza de ganado de pastoreo, su productividad era enviada tanto a la ciudad de Comitán como trasladada a Guatemala y el Soconusco (Pulido, 2000). En la actualidad, de las estructuras espaciales que conformaban la casa grande solo quedan parte de la cocina y de la tienda de raya, sin embargo, todo se encuentra en mal estado de conservación. La propiedad actualmente pertenece a la familia Pulido, descendientes de los dueños originarios. Sobre las demás tierras que algún día pertenecieron a esta hacienda se conformaron en lo que hoy se conoce como el Ejido Jatón.

El siguiente lugar, es donde se emplazó la Hacienda El Puente construida en el siglo XIX, cuyo casco hacendario estaba construido a base de bajareque en muros, madera en puertas, ventanas y columnas y cubierta de madera recubierta con teja de barro, su forma era en “L”. Dicha hacienda fue productora de maíz y frijol hasta finales de los años treinta (Pulido, 2000). En la actualidad, del casco hacendario solo existen algunos cimientos que hoy en día se encuentran dentro de los terrenos pertenecientes a la primaria de esta comunidad. Sobre las tierras de esta ex-hacienda se encuentra el Ejido Francisco Sarabia.

La Hacienda San Pedro, al igual que las anteriores fue construida en el siglo XIX, sin embargo, a diferencia de las otras esta se dedicaba principalmente al cultivo cañero y en menor cantidad a la agricultura. Su producción era enviada principalmente al Soconusco, zona donde en el periodo del porfirismo se encontraba el ingenio azucarero, y ya procesado era trasladado a otros estados como Veracruz y Tabasco (Pulido, 2000). En la actualidad sobre las tierras de aquella hacienda se encuentra la Ranchería Arturo Albores, no obstante, una pequeña parte de ella todavía es propiedad privada donde se encuentra como vestigio una chimenea con su acueducto en donde se molía la panela. En este caso además de los remanentes físicos, también se identifica pervivencias inmateriales, tales como la adopción del santo patrono del hacendado, San Pedro, ya que hasta hoy en día en esta ranchería se celebra su día.

En cuanto a las dos últimas haciendas, en ellas no se encontraron vestigios materiales, sin embargo, si se registra en una de ellas pervivencias intangibles, tal es el caso de lo que era la Hacienda San Francisco, la cual se dedicaba a la agricultura, así como a la producción de cal, carbón y leña (Pulido, 2000). Sin embargo, a la llegada de la Reforma Agraria y la repartición de tierras, sobre la hacienda se formó lo que hoy se conoce como el Ejido Aberlado L. Rodríguez. En la actualidad sobre lo que era la casa grande, la ermita y los corrales de esta hacienda, se emplaza una cancha de futbol, la plaza principal y una escuela, por lo que hoy en día no se puede observar ningún rastro arquitectónico, no obstante, los habitantes de este asentamiento adoptaron costumbres y tradiciones del hacendado como su santo patrono, San Francisco, cuya festividad es la más grande del ejido celebrada cada 2 de abril. Además de lo anterior, los modos de uso de la tierra también son aplicados en la actualidad como parte de la influencia hacendaria en esta zona, tales como la elaboración de carbón que se sigue haciendo y que ha pasado de generación en generación.

El último espacio para la producción identificado es la Hacienda Quijá, la cual hoy en día es una copropiedad conurbada a la ciudad denominada como Ejido Quijá. La hacienda estaba ubicada sobre llanuras en la zona boscosa de Comitán, su cultivo se basaba en la crianza de animales como vacas, caballos y burros principalmente, así como el cultivo de frijol y maíz (Pulido, 2000). Su último dueño de quien se tiene registro se llamaba Nicolás, quien a su vez vendió las tierras de la hacienda al gobierno de Comitán aproximadamente en el año de 1962, dentro de estos mismos terrenos posteriormente se encontró una zona arqueológica hoy conocida como Junchavín, la cual pasó a manos del INAH para su resguardo hasta el año de 1993.

Además de los remanentes hacendarios, también se identifican aquellos que se encuentran dentro de la antigua mancha urbana de la ciudad, perteneciente a la época del porfirismo, tales como los edificios de casa- habitación de estilo neoclásico datadas desde las últimas décadas del siglo XIX y principios del siglo XX. Estos inmuebles eran construidos con materiales regionales, de alturas aproximadamente de entre 3 a 4 metros y con cubiertas de 2 o 4 aguas muy características de la región. Sin embargo, en la actualidad, muchas de estas viviendas se han visto afectadas debido a la falta de mantenimiento y atención por parte de sus propietarios y las autoridades, pues la mayoría de ellas han sido abandonadas, puestas en venta o en el peor de los casos demolidas total o parcialmente, a pesar de que han sido catalogadas por INAH desde 1999 como parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad, dejando cada vez menos evidencia de esta época como parte esencial de la historia urbano-arquitectónica de Comitán (García, 2018).

En cuanto a la infraestructura construida en la época del porfirismo en la ciudad, en la actualidad son muy pocas la calles que aún conservan dicha pavimentación, pues la mayoría de ellas sobre todo las calles que rodean el parque central han sido cambiadas por adoquines, no obstante, en las cuadras más antiguas de la ciudad como es el caso del Barrio La Pila aún se conservan empedrados propios de la época. Otros elementos como el suministro de agua de San Caralampio, también ubicado en el Barrio La Pila, el cual fue uno de los abastecedores más importantes de agua para la ciudad en la época porfiriana, hoy en día sigue siendo uno de los puntos de suministro para la ciudad (Contreras, 2011).

Sobre el equipamiento, en la ciudad aún existen edificios que fueron construidos a finales del siglo XIX y que coinciden con el progreso de las haciendas, principalmente inmuebles administrativos, de abastecimiento y cultura. Tal es el caso del Mercado Municipal construido en el año de 1900, hoy conocido como el Mercado Primero de Mayo; otro es el edificio del Palacio Municipal, edificado a finales del siglo XIX por el jefe político Eleuterio Aguilar, el cual conserva su uso original con modificaciones sobre la fachada principal; y por último una de las casonas más importantes de la época del porfirismo, erigida originalmente como residencia de la Familia Rovelo, pero que en años posteriores seria remodelado en teatro, cuyo uso se mantiene en la actualidad, el cual hoy se conoce como el Teatro de la Ciudad. Todos estos edificios son hitos de la ciudad y forman parte del patrimonio arquitectónico de Comitán (Ramos, 2000).

Finalmente, como se mencionó desde el inicio de este artículo, una de las intenciones de esta investigación es promover el espacio resultante de la configuración del territorio de Comitán como paisaje, tal como lo menciona Milton Santos (1996), como este conjunto heterogéneo de formas naturales y artificiales heredadas de muchos momentos diferentes, en este caso los consecuentes a la época porfiriana en Comitán, dando a conocer las pervivencias materiales, inmateriales y naturales que formaron y forman parte de la región de Comitán, de tal manera que se reconozca su territorio como un paisaje cultural, esto a partir de la relación entre el ambiente natural, el edificado y el patrimonio intangible derivados de los nexos entre las haciendas y la ciudad de Comitán en la época del porfirismo. Sin embargo, no es sólo mencionar el potencial que se tiene para ser promovido como tal, sino también ser justificado a partir de leyes y normas referidas a este rubro, por tanto, se toma como base el documento sobre las Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial, en el cual se manifiesta las diferentes clasificaciones del patrimonio y los requisitos que debe cumplir cierto lugar para poder ser tipificado en dicha categoría.

De acuerdo a las Directrices Prácticas para que un lugar pueda ser denominado como un paisaje cultural debe cumplir uno o más de los diez criterios de Valor Universal Excepcional, de los cuales para el caso del territorio de Comitán se cumplen tres (UNESCO, 2005): criterio I, sobre que representa una obra maestra del genio creador humano, pues las haciendas reflejan una época especifica de desarrollo; criterio III, aporta un testimonio único o al menos excepcional, sobre una tradición cultural o una civilización viva o desaparecida, al ser las haciendas y los remanentes edilicios de la ciudad un testimonio único en la región comiteca; y criterio V, representan un ejemplo destacado de formas tradicionales de asentamiento humano y de la utilización de la tierra, de la interacción del hombre con su entorno, debido al uso de métodos tradicionales de cultivo, así como el cuidado de su entorno, la adopción de costumbres, así como de tradiciones que aún se pueden observar en la actualidad .

Además de lo anterior, Comitán cuenta con riqueza inmaterial, como son la reconocida romería y la entrada de velas y flores en honor a San Caralampio, las festividades en honor a Santo Domingo de Guzmán, y la celebración de semana santa, la cual específicamente en esas fechas se pueden observar mujeres indígenas de origen tojolabal tejer las palmas para esta festividad. Por otro lado, se puede observar en las colonias actuales ubicadas en donde se asentaron las haciendas pervivencias intangibles derivadas de la influencia de éstas, tales como la adopción del santo patrono, como se pudo observar en rancherías como Abelardo L. Rodríguez, Jatón y Francisco Sarabia.

Aunado a ello, la configuración territorial de Comitán posee lugares naturales, como los cuerpos de agua que desde épocas milenarias han sido parte relevante de su espacialidad, tales como la laguna de Chucumaltik, Coila y Juznajab, éstas principalmente fueron esenciales en la distribución de agua para la producción de las haciendas y constituyen de la misma manera que el patrimonio urbano-arquitectónico, las costumbres y tradiciones, escenarios paisajísticos que ameritan su valoración patrimonial.

Como se puede observar, Comitán posee características que atribuyen su categoría como paisaje cultural, sin embargo, para ello se requiere de una mayor difusión de estos sitios históricos, sensibilización de autoridades y lo más importante del interés de la sociedad por proteger y sentirse identificada con dicho patrimonio.

6. Consideraciones finales

La investigación en el campo de la historia de la arquitectura y del urbanismo a nivel regional, es una tarea fundamental para reafirmar la importancia de entender a la arquitectura y a los asentamientos humanos como expresión y exigencia de una sociedad en un tiempo y lugar específicos. En este caso, comprender las relaciones e influencias de las haciendas en Comitán en la época del porfirismo, las transformaciones resultantes de estos vínculos reflejadas en el espacio físico y la transcendencia de este momento en la actualidad, es decir la configuración territorial de Comitán como lo define Milton Santos al observar los cambios en el conjunto de objetos naturales y artificiales. El periodo porfirista en la historia mexicana se caracterizó por centralizar sus objetivos en el desarrollo del país a través de varios factores, entre ellos el impulso de las haciendas. Para Chiapas, esta época llegaría con un rezago considerable debido a la falta de interés, lejanía y poca comunicación con el centro del país, llegando hasta el año de 1891 el impulso a los espacios productivos.

Por lo anterior, Chiapas se daría a conocer a partir del comercio y la agricultura en las últimas décadas del siglo XIX, donde la región de Comitán destacaría como una de las zonas más importantes por su producción agrícola y ganadera. Es entonces que se ratifica a través de esta investigación que, a partir del desarrollo y apogeo de los espacios para la producción en esta época, se empiezan a establecer vínculos importantes entre la ciudad de Comitán y las haciendas, contribuyendo así en la transformación urbano-arquitectónica del asentamiento urbano.

Comitán al adquirir relevancia por el crecimiento de sus haciendas y por su posición gubernamental, es que empieza la necesidad de modernizar la ciudad, con ello se pone en marcha el mejoramiento de la infraestructura y equipamiento del asentamiento urbano, pero también de los caminos carreteros que conectaban a Comitán con otros centros de población. Por lo anterior, es que se considera que el desarrollo y apogeo de los espacios para la producción de Comitán, contribuyeron de manera indirecta en la transformación urbano-arquitectónica de la ciudad, esto a través de la recaudación de impuestos que los hacendados pagaban al municipio, pues se estima que dicho recurso fue utilizado de cierto modo para este propósito.

No obstante, tras la llegada de la Reforma Agraria y con ella la disolución de las haciendas, se desarrollaría sobre ellas nuevos asentamientos. Gran parte de los espacios para la producción sobre todo los que se encontraban lejos del centro de población son ahora rancherías y ejidos, en donde queda muy poco de las estructuras arquitectónicas que conformaban las haciendas, en casos específicos se pueden encontrar remanentes intangibles en sus costumbre, tradiciones y modos de uso de la tierra. Del mismo modo, también se puede encontrar permanencias de la época porfiriana en la ciudad, mayormente edificios de gran envergadura, como el Palacio Municipal, el Mercado Municipal y el Teatro de la Ciudad, los cuales han sido modificados a lo largo de los años, pero que mantienen su estructura arquitectónica parcial y su uso original en la mayoría de éstos.

Además, dentro de las primeras cuadras de la ciudad se puede apreciar inmuebles de casa-habitación, algunas calles empedradas y puntos de suministro de agua propios de esta época. Así también, se observa dentro de los asentamientos formados a partir de las tierras pertenecientes a las haciendas riquezas inmateriales que fueron influenciadas por los hacendados, pero que hoy constituyen parte de los modos de vida de quienes habitan estas tierras. Conjuntamente a todo lo anterior se suma las virtudes naturales que conforman parte de la región Comitán y que en su momento fueron esenciales en el desarrollo y crecimiento de las haciendas.

Es entonces que, a partir de la identificación de todos estos elementos que configuran el territorio de Comitán se propone el reconocimiento del territorio como paisaje cultural. Pues, aunque Comitán posee una catalogación de inmuebles históricos en el centro de la ciudad por parte del INAH a nivel nacional, en ella solo se hace un registro a nivel material, sin verse al patrimonio en su conjunto, lo material con lo inmaterial. No obstante, no solo es manifestar que el territorio de Comitán merece ser catalogado como paisaje patrimonial, sin entender la dinámica social en la que está inmerso como menciona Santos, por ello, se requiere de pensar el paisaje paralelamente a las condiciones políticas, económicas, y culturales actuales de Comitán junto a un compromiso en equipo entre la sociedad y el gobierno en sus diferentes niveles, en donde la población pueda ser parte de la difusión y reconocimiento de dicho patrimonio como propio, como parte de su vida cotidiana. Para ello, se considera pertinente la formulación de un Plan de Manejo específico a las necesidades propias del patrimonio comiteco, que permita, entender, diagnosticar, y formular a partir de ello objetivos hacia una meta de conservación de dicho patrimonio. Punto clave debe ser concientizar a los comitecos del legado que poseen y la responsabilidad de transmitirlo a generaciones futuras.

7. Contribuciones de los/as autores/as

Karina García Gómez: conceptualización; metodología; análisis formal; investigación; escritura - original preparación del borrador; redacción – revisión y edición; recursos; curación de datos; administración del proyecto; adquisición de fondos.

Eugenia María Azevedo Salomao: conceptualización; metodología; análisis formal; redacción – revisión y edición.

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Notas

[i] Proyecto financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), México.
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