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Propuesta de tres Dimensiones Complementarias al Inventario del Espectro Autista de Rivière
A proposal of three additional dimensions to Rivière’s Autism Spectrum Inventory
Propuesta de tres Dimensiones Complementarias al Inventario del Espectro Autista de Rivière
Psicología Educativa, vol. 28, núm. 1, pp. 81-90, 2022
Colegio Oficial de la Psicología de Madrid
Recepción: 12 Enero 2020
Aprobación: 16 Junio 2020
Publicación: 27 Enero 2021
RESUMEN: El inventario del espectro autista (IDEA) fue elaborado en 1997 por Ángel Rivière. Debido a los cambios en los criterios diagnósticos aparecidos en los nuevos manuales de clasificación de enfermedades (DSM-5 y CIE-11), parece adecuado proponer algunas dimensiones adicionales al instrumento original. El objetivo del presente trabajo es proponer tres dimensiones adicionales al IDEA relacionadas con las peculiaridades sensoriales. Para el proceso de validación se ha administrado el cuestionario a una muestra clínica de 151 sujetos con autismo. Los análisis de fiabilidad indican un coeficiente alto para todas las dimensiones del cuestionario (α > .96). El análisis factorial confirmatorio ofrece un modelo con adecuados indicadores de bondad de ajuste. La nueva propuesta permite evaluar los cuatro grupos de trastornos clásicos del espectro autista, incluyendo aspectos hasta ahora no contemplados, tales como los trastornos de la modulación sensorial, la discriminación de sensaciones y emociones y los trastornos motores.
Palabras clave: Escalas observacionales, Inventario del espectro autista, Niveles de severidad del autismo, Trastornos del espectro autista, Trastornos del neurodesarrollo.
ABSTRACT: Rivière’s Autism Spectrum Inventory (IDEA) was created in 1997 by Angel Rivière. Over the last 20 years, the IDEA has become a wide circulation questionnaire in Spanish-speaking countries. Due to recent changes in diagnostic criteria in new disease classification manuals (DSM-5 and ICD-11), it seems appropriate to propose some additional dimensions to the original instrument that help us to complete autism evaluation. The aim of this paper is to propose three additional dimensions to the IDEA inventory. The inventory was administered to a clinical sample of 151 participants with Autism Spectrum Disorder to assess reliability and validity of additional dimensions. High reliability coefficients in all dimensions were obtained (α > .96). Confirmatory factor analysis shows a model with appropriates goodness of fit indicators. This new proposal allows us to evaluate the classic four Autism Spectrum Disorders groups, including new aspects such as sensory modulation disorders, discrimination of sensations and emotions and motor disorders.
Keywords: Observational scales, Autism spectrum inventory, Autism severity levels, Autism spectrum disorders, Neurodevelopmental disorders.
Introducción
El Inventario de Espectro Autista (IDEA) fue elaborado por Rivière (1997) con el objetivo de evaluar la variabilidad de los cuatro grandes grupos de trastornos que representan la sintomatología básica del autismo inspirada en la noción de espectro enunciado por Wing y Gould (1979). Estos cuatro grandes grupos de trastornos (trastornos de la relación, de la comunicación, de la anticipación y la flexibilidad y de la simbolización) agrupan doce dimensiones que permiten evaluar con mayor precisión aspectos concretos de los trastornos del espectro del autismo (TEA). En el inventario IDEA, cada una de las 12 dimensiones se presenta en cuatro niveles que ayudan a delimitar el nivel de severidad de los síntomas del espectro del autismo.
El inventario no fue ideado inicialmente con el objetivo de ayudar al diagnóstico clínico o diferencial del autismo, sino con el fin de valorar la severidad y la profundidad de los rasgos autistas que presenta una persona, para ayudar a formular estrategias de tratamiento en sus 12 dimensiones, y también con el fin de evaluar los cambios a medio y largo plazo que se producen por efecto del tratamiento.
El IDEA sólo ha sido publicado en español y aunque no contó en su origen con una evidencia empírica y estadística robusta, debido a su carácter eminentemente cualitativo, se ha convertido en los últimos 20 años en una herramienta con una gran difusión en el contexto de habla hispana, lo cual avala su sentido práctico y su utilidad. Como señalan Belinchón et al. (2008), lo que interesa destacar del instrumento es, por un lado, que responde a una perspectiva integral de los TEA y, por otro, que implica un intento original de sistematización de las variables implicadas en el concepto de espectro de variación de autismo.
Sin embargo, sin perder la esencia comprehensiva del IDEA, en los últimos años han aparecido trabajos que han permitido ofrecer algunos datos estadísticos de apoyo a la validez del instrumento como herramienta para el diagnóstico y también de apoyo a la hora de establecer cuantitativamente el nivel de gravedad del trastorno.
García-López y Narbona (2014) han encontrado una concordancia del 73% entre la categorización diagnóstica de los trastornos generalizados del desarrollo (TGD) realizada por el IDEA y el diagnóstico clínico realizado por profesionales de acuerdo con los criterios DSM-IV-TR (APA, 2002). También encontraron una sensibilidad y una especificidad de 1 y .61 respectivamente. En este mismo trabajo se presentan datos de validez similares para el Chilhood Autism Rating Scale (CARS), señalando un nivel de concordancia con los criterios del DSM-IV-TR del 82% y una sensibilidad y especificidad de .83 y .83 respectivamente.
Además de para confirmar el diagnóstico de TEA, como ocurre en el trabajo de Ferrando-Lucas et al. (2002), el inventario IDEA también ha sido utilizado en algunas investigaciones para agrupar a los sujetos en función del nivel de severidad de los síntomas del trastorno (Moreno et al., 2008; Nedelcu y Buceta, 2012; Nieto et al., 2015; Romero et al., 2016; Vélez-Coto et al., 2017), para valorar el impacto de determinados programas de intervención sobre los síntomas esenciales del autismo (Herrera et al. 2008; Lorenzo et al., 2019) y como elemento de validación convergente con otras pruebas, como por ejemplo con el PEP-3 (perfil psicoeducacional 3 de Schopler) con el que se encontró una correlación de entre .612 y .974, dependiendo de los distintos dominios (Orobal, 2013).
Teniendo en cuenta las anteriores contribuciones, que sin duda aportan un apoyo fundamental a la validez del instrumento, desde su aparición en 1997 se han producido hechos importantes que sugieren la conveniencia de incluir en la evaluación del trastorno algunos aspectos no contemplados en la versión original del inventario IDEA.
Por un lado, es importante resaltar el cambio producido, consistente en la consideración de los TEA en DSM-5 (APA, 2013) como única categoría, con tres niveles de gravedad, que aglutina a la antigua tipología de trastornos generalizados del desarrollo (autismo, trastorno de Asperger, trastorno desintegrativo, TGD no especificado, etc.).
Por otro lado, hay que señalar que después de los trabajos iniciales de Ayres (1972a, 1972b, 1989, entre otros), en las últimas décadas se ha venido observando un importante número de investigaciones que han resaltado el papel de los trastornos de origen sensorial y su relación con la expresión de los síntomas conductuales de los TEA, incluidas sus relaciones con las conductas de evitación o de búsqueda sensorial (Bundy et al., 2002; Iarocci y McDonald, 2006; Lang et al., 2012; Tomchek y Dunn, 2007, entre otros) y también con otros síntomas afectivos y emocionales, tales como altos estados de ansiedad y de depresión (Ben-Sasson et al., 2008; Kim et al., 2000).
La evidencia acumulada en los últimos años ha llevado a incluir las peculiaridades sensoriales como síntoma esencial en el trastorno, lo cual ha quedado reflejado en los criterios de diagnósticos recogidos en el actual DSM 5 y también en la propuesta clasificatoria del CIE-11 (WHO, 2019):
Hiperreactividad o hiporreactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno (p. ej., indiferencia aparente al dolor/temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o palpación excesiva de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento) (APA, 2013, p. 29).
Hipersensibilidad o hiposensibilidad a estímulos sensoriales o interés en estímulos sensoriales que puede incluir sonidos, luces, texturas, olores, sabores, calor, frío o dolor (WHO, 2019).
Los criterios diagnósticos relacionados con las peculiaridades sensoriales del autismo, tanto de DSM-5 como de CIE-11, hacen referencia a los trastornos de modulación sensorial (hipersensibilidad o hiposensibilidad a estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno); sin embargo, tanto los modelos teóricos como la investigación de los trastornos de origen sensorial hacen referencia a otros trastornos ,tales como los señalados en el modelo de Miller et al. (2007), el cual incluye: 1) los trastornos de la modulación sensorial, 2) los trastornos de la discriminación sensorial y 3) los trastornos motores de base sensorial.
Los trastornos de la modulación sensorial, posiblemente sean el grupo de trastornos sensoriales más estudiados en el ámbito de los TEA, quizá por la frecuencia con la que se observan reacciones de evitación o de búsqueda de sensaciones en algunas de las personas con autismo ante determinados estímulos táctiles, auditivos, visuales, gustativos, olfatorios, propioceptivos, vestibulares o interoceptivos. Es más, en ocasiones las respuestas de evitación o de búsqueda atípica de sensaciones han servido como elemento de detección para el diagnóstico de los TEA (Dahlgren y Gillberg, 1989). En una reciente revisión bibligráfica realizada por Ben-Sasson et al. (2019) se resalta la naturaleza central de los síntomas relacionados con la modulación sensorial en el autismo, señalando que las conductas de hiperreactividad son especialmente características de los TEA frente a otros trastornos del neurodesarrollo.
La discriminación sensorial se refiere a la capacidad de la persona para identificar las fuentes estimulares, distinguiendo la procedencia del sistema de captación y sus cualidades. Hay distintos trabajos que han señalado diferencias en el autismo con respecto al patrón neurotípico en la discriminación en los distintos sistemas sensoriales, a veces señalando deficiencias, como por ejemplo las dificultades para la discriminación de sonidos del habla (Dawson et al., 1998; Rapin, 1997) y en otras ocasiones señalando una capacidad mejorada, posiblemente favorecida por una gran capacidad atención a los detalles motivada por un déficit de coherencia central para la discriminación de estímulos visuales, (O’Riordan y Plaisted, 2001; Plaisted et al., 1998), auditivos (Heaton et al., 1998; Mottron et al., 2000) y táctiles (Blakemore et al., 2006). En este contexto, O’Riordan y Passetti (2006) han señalado que es posible que la hipersensibilidad a los estímulos en el autismo sea el resultado de una mayor diferenciación entre los mismos.
No obstante, la discriminación sensorial no solo concierne a las sensaciones exteroceptivas, sino que también pueden verse afectados diferentes sistemas sensoriales, dificultando la capacidad para identificar similitudes y diferencias entre estímulos. De esta manera, pueden verse afectadas también en el autismo las sensaciones propioceptivas, vestibulares e interoceptivas:
a) Las sensaciones propioceptivas hacen alusión a la postura corporal, la posición del cuerpo sin visión, la fuerza para asir un objeto, etc. (Blanche et al., 2012; Fuentes et al., 2011; Molloy et al., 2003; Riquelme et al., 2016).
b) Las sensaciones vestibulares hacen referencia a la sensación de movimiento, a los cambios en la posición de la cabeza, al uso de ambos lados del cuerpo, a la seguridad gravitacional, etc. (Maurer y Damasio 1979; Molloy et al., 2003).
c) Las sensaciones interoceptivas, se encuentran relacionadas con la autorregulación y la vida de relación (Piech, 2017), como el ritmo respiratorio o el ritmo cardiaco, la sensación de hambre, el dolor, el control de esfínteres, el cansancio, y también con los estados emocionales como la ansiedad, el miedo, el nerviosismo, etc. (Dunn et al., 2013; Riquelme et al., 2016; Shah, 2016).
Los trastornos motores, en el contexto de la integración sensorial, vienen causados por el desfase con el que llega la información sensorial, lo que motiva un enlentecimiento en el planeamiento, en la secuenciación y en las praxias motoras (Miller et al., 2007; Torres y Donnellan, 2015). Estos trastornos son muy frecuentes en el autismo. En DSM-5 aparecen como una sintomatología asociada que ayuda a apoyar el diagnóstico (APA, 2013), pueden considerarse en la edad temprana como un buen predictor de las habilidades comunicativas pragmáticas posteriores (Stevenson et al., 2017) e incluso algunos investigadores han llegado a considerarlos como un síntoma esencial de los TEA (Crespo-Eguílaz y Narbona, 2009; Fournier et al., 2010; Kopp et al., 2010).
Tomando en consideración las novedades señaladas, nuestra propuesta se circunscribe a la inclusión de tres nuevas dimensiones complementarias al IDEA relacionadas con las peculiaridades sensoriales, con las que creemos que se pueden completar las posibilidades de análisis inicialmente planteadas por Rivière (1997).
Para apoyar la propuesta se administrará el cuestionario original de Rivière (1997) junto con las tres nuevas dimensiones a una muestra clínica de sujetos con TEA, lo cual permitirá ofrecer datos sobre la fiabilidad del instrumento y la validez de constructo a través del análisis factorial confirmatorio.
Método
Muestra
Se ha obtenido una muestra clínica de 151 participantes con diagnóstico de TEA que estaban siendo atendidos en diversos centros especializados. La proporción por sexos es de 1 caso femenino por 5 masculinos. Las edades están comprendidas entre los 2 y los 41 años.
Ya que los participantes presentaban diagnósticos clínicos, tanto con los criterios diagnósticos de DSM-IV-TR como de DSM-5, se pidió a los profesionales que administraron los cuestionarios que establecieran el grado de severidad general del trastorno en función de la intensidad del apoyo requerido, incluyendo un grado para casos muy leves, con necesidades de apoyo puntual o con síntomas subclínicos. Las características básicas de la muestra aparecen en la Tabla 1.

Variables e Instrumentos
El instrumento administrado consta de 15 dimensiones, 12 de las cuales son las dimensiones originales del Inventario IDEA de Rivière (1997) y tres nuevas dimensiones referidas a los trastornos de integración sensorial.
El proceso de elaboración de las nuevas dimensiones ha seguido la secuencia de tareas que aparecen en la Figura 1.

La inclusión de las tres nuevas dimensiones da como resultado un cuestionario de 15 dimensiones. Siguiendo el modelo original del inventario IDEA, cada una de estas dimensiones se presenta con cuatro niveles que oscilan entre el máximo y el mínimo nivel de afectación. Cada dimensión presenta una escala de 0 a 8 puntos en intervalos de 2 (0, 2, 4, 6, 8). La puntuación 8 corresponde a un nivel de máxima afectación en esa dimensión y 0 sería el mínimo o ausencia de alteraciones significativas en esa dimensión. Cuando se considera que la conducta de un sujeto se sitúa en el punto intermedio entre dos niveles consecutivos de afectación es posible puntuar con cifras impares (1, 3, 5 ó 7). En el Anexo se adjunta la propuesta de las tres nuevas dimensiones junto con sus niveles de afectación.
Procedimiento
Para la recogida de datos se pidió a profesionales de varios centros, con experiencia contrastada en la evaluación y la intervención de personas con TEA y también con experiencia en la utilización del inventario IDEA, que administraran un cuestionario a varios de sus pacientes seleccionándolos al azar, que incluyera participantes de distintos niveles de afectación. Los datos han sido recogidos a través del cuestionario online entre los meses de junio y diciembre de 2019.
En este cuestionario se recogen datos personales y clínicos de los participantes, tales como la edad, el sexo, el diagnóstico clínico y el juicio profesional sobre el nivel de afectación de los participantes evaluados en las doce dimensiones del inventario de Rivière (1997) y en las tres nuevas dimensiones referidas a los trastornos de origen sensorial, así como el grado de severidad del trastorno tomando en consideración los tres grados de severidad contemplados en DSM-5 y, como se ha dicho, incluyendo además un nivel adicional para los casos más leves. Este nivel adicional se corresponde con cuadros de autismo muy ligeros, con poco compromiso en sus necesidades de apoyo, referido a aquellas personas con autismo que no requieren ayudas cotidianas, sino más bien supervisiones con periodicidad semanal o mensual.
Asimismo, se pidió a los colaboradores que entregaran el consentimiento informado a los participantes y/o a los padres o tutores con el fin de que recibieran información sobre el uso de los datos y firmaran el consentimiento. El estudio se llevó a cabo siguiendo los principios de la Declaración de Helsinki de 1961, revisada en Edimburgo en 2000 y en Seúl en 2008, que garantizan en todo momento la confidencialidad de los participantes y los datos. Este trabajo es parte de un estudio de investigación más amplio aprobado por la Comisión de Bioética de la Universidad de Extremadura con número de registro 38//2020.
Análisis Estadístico
La estadística descriptiva, el análisis de fiabilidad y los análisis factoriales confirmatorios (AFC) se llevaron a cabo con los paquetes informáticos IBM AMOS (22) e IBM SPSS (22). El uso de los paquetes informáticos de IBM se utilizó bajo la licencia corporativa de la Universidad de Extremadura.
En primer lugar, se llevó a cabo la estadística descriptiva de los datos con el fin de describir la muestra y decidir los estadísticos más convenientes a utilizar. Posteriormente se procedió al análisis de fiabilidad. Por último, con el fin de aportar datos sobre la validez de constructo de la prueba, se realizaron distintos análisis de contraste y también los AFC referidos a las dimensiones del cuestionario en su forma original y en su forma ampliada.
En el AFC, para determinar si el modelo se ajustaba adecuadamente a los datos, se consideraron los siguientes índices de bondad de ajuste: a) probabilidad chi cuadrado (χ2), que indica la semejanza de las covarianzas observadas con aquellas que se encuentran en el modelo hipotético y en el que los valores no significativos (p > .05) indican un ajuste aceptable del modelo a los datos; b) el chi cuadrado dividido por los grados de libertad (CMIN/gl), que también permite comprobar el ajuste entre la solución factorial y los datos, siendo un índice menos sensible al tamaño de la muestra que el anterior, en este caso valores por debajo de 2 son considerados como indicadores de un buen ajuste y por debajo de 5 son considerados como aceptables; c) el índice CFI (índice de ajuste comparativo) y el índice TLI (índice de Tuker-Lewis), con valores que oscilan entre 0 y 1, siendo los valores superiores a .90 (CFI) y a .95 (TLI) indicadores de buen ajuste del modelo (Hu y Bentler, 1998); también son buenos indicadores de bondad de ajuste los valores de residuos cercanos a 0, para lo que contamos con el índice RMSEA (error de aproximación de la raíz cuadrática media) y también el SRMR (residuo estandarizado de la raíz media), siendo valores aceptables para RMSEA los inferiores a .06 y para SRMR los valores inferiores a .08. (Browne y Cudeck, 1992; Ortiz y Fernández-Pera, 2018).
Resultados
Estadística Descriptiva
Como cuestión previa al análisis de datos, debemos señalar que una vez aplicada la prueba de Kolmogorov-Smirnov (K-S) para los cinco grupos de trastornos estudiados y para las puntaciones sumadas de todas las dimensiones no se han encontrado diferencias significativas con respecto a la curva normal teórica, lo cual permite el tratamiento de los datos con estadísticos paramétricos.
En la Tabla 2 se presenta la estadística descriptiva para la puntación total del cuestionario en función del grado de severidad del trastorno, contemplando, por un lado, la estadística descriptiva de las doce dimensiones del cuestionario original de Rivière (1997) y, por otro, la estadística descriptiva del inventario con las tres nuevas dimensiones.

En la Tabla 3 se presentan las puntuaciones medias del total del inventario en función del grupo de edad. Se puede observar que decrecen las puntuaciones totales medias del cuestionario en función del grupo de edad. Este decremento es significativo para ambas formas del cuestionario entre el primero y el segundo tramo de edad (p = .003).

Indicadores de Fiabilidad
Como se observa en la Tabla 4, el coeficiente de fiabilidad alfa de Cronbach es muy elevado para la escala en su conjunto y para cada una de las dimensiones (α >.96).

Análisis Factorial Confirmatorio del Inventario IDEA (12 dimensiones)
Antes del AFC se comprobó que la muestra cumple dos condiciones necesarias (Frías-Navarro y Pascual, 2012; Jöreskog y Sörbom, 1996): el ajuste de los datos a la curva normal (p > .05) e indicadores de ajuste muestral adecuados en la prueba de Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) y en el test de esfericidad de Bartlett (p < .001).
En la Figura 2 aparece el modelo referido a las 12 dimensiones del inventario del espectro del autismo. Las doce dimensiones se agrupan en cuatro factores que representan los cuatro grupos de trastornos que se corresponden con la propuesta del inventario original de Rivière (1997). Como puede observarse, las relaciones que se establecen entre los factores latentes (cuatro grupos de trastornos) y las variables observadas (12 dimensiones) ofrecen cargas factoriales por encima de .70.

En la Tabla 5 aparecen los indicadores de bondad de ajuste del modelo de doce dimensiones. Como puede observarse, todos los indicadores ofrecidos denotan un excelente ajuste del modelo.

Análisis Factorial Confirmatorio del Inventario con las Nuevas Dimensiones (15 dimensiones)
En la Figura 3 aparece el modelo correspondiente al AFC del inventario con IDEA con la inclusión de tres nuevas dimensiones referidas a los trastornos de origen sensorial. Como puede observarse, el modelo agrupa las 15 dimensiones tomadas como variables observadas en 5 dimensiones latentes que hacen referencia a cinco grupos de trastornos.

En la Tabla 6 se pueden consultar los indicadores de bondad de ajuste, que podemos señalar, siguiendo los criterios de adecuación propuestos anteriormente, que son adecuados en todos los casos. Por extensión, puede señalase también que las tres nuevas dimensiones tienen un ajuste coherente en el modelo teórico inicial propuesto por Rivière (1997).

Discusión
El objetivo del presente trabajo ha sido presentar tres nuevas dimensiones complementarias al IDEA relacionadas con las peculiaridades sensoriales del autismo, con el fin de completar las posibilidades de análisis planteadas a través del inventario original de Rivière (1997).
Entendemos que este objetivo es coherente con la pretensión de globalidad con la que se elaboró inicialmente el inventario, ya que ha permitido añadir algunos aspectos del autismo que se han incorporado recientemente a los criterios diagnósticos y otros aspectos complementarios que ayudarán a recoger información sustancial sobre las características individuales de las personas evaluadas.
La propuesta que se presenta fue ideada y revisada inicialmente por un grupo de profesionales con una larga experiencia en la evaluación y la intervención en autismo. No obstante, se ha pretendido respetar en su integridad la versión original elaborada por Rivière (1997), considerando que la presente aportación está en un estado inicial y que no se acerca ni por asomo a la genialidad y a la pertinencia del instrumento elaborado por el autor. Por lo tanto, no pretendemos con estas nuevas dimensiones desvirtuar el sentido original del IDEA, sino más bien ofrecer elementos de análisis sobre algunas variables que han venido relacionándose en los últimos años con los TEA.
Tras la aplicación del cuestionario a la muestra clínica señalada, nuestros datos aportan una serie de elementos interesantes que merece la pena destacar.
En primer lugar, queremos subrayar el valor actual del inventario IDEA, ya que se ajusta al concepto de espectro autista barajado en las actuales clasificaciones internacionales de enfermedades DSM-5 (APA; 2013) y CIE-11 (WHO, 2019). Esta suposición se basa en que tanto el inventario IDEA como los manuales de clasificación de enfermedades DSM-5 y CIE-11 recogen el concepto de espectro autista formulado originalmente por Wing y Gould (1979), señalando estas propuestas, como la sintomatología esencial del síndrome, los trastornos de reciprocidad social, los trastornos de comunicación verbal y no verbal, la ausencia de capacidad simbólica y conducta imaginativa y los patrones repetitivos de actividad e intereses y abandonando la consideración del autismo como una categoría dentro del grupo de trastornos generalizados del desarrollo.
Además, su diseño, basado en el establecimiento de distintos niveles de severidad, constituye a nuestro juicio una interesante contribución como apoyo al establecimiento del grado de severidad del trastorno requerido en el DSM-5 (APA, 2013). Tómese en consideración que el DSM-5 ayuda al establecimiento del juicio clínico, pero no menciona explícitamente el uso de medidas estandarizadas para determinar la gravedad del trastorno, para lo cual es conveniente la utilización de instrumentos de evaluación adicionales (Mehling y Tassé, 2016).
Con el fin de establecer un paralelismo entre los cuatro niveles de severidad del IDEA y los tres grados de severidad del trastorno en el DSM-5, hemos propuesto un cuarto grado dedicado a los cuadros más leves, con poco compromiso en sus necesidades de apoyo, y que se refiere a aquellas personas con autismo que no requieren ayudas cotidianas, sino más bien supervisiones con periodicidad semanal o mensual. En este nivel se pueden encontrar individuos con rasgos de autismo subclínicos. Los rasgos subclínicos se definen como rasgos que son similares a los síntomas autistas, pero que son más leves y/o en menor número y que podrían incluso situarse por debajo del umbral de diagnóstico para TEA (Möricke et al., 2010).

Dicho lo anterior, nuestros resultados aportan una ayuda apreciable a la hora de establecer los niveles de severidad del trastorno. Los gráficos que aparecen en la Figura 4 pueden utilizarse para tomar decisiones respecto a este nivel. Obsérvese, además, el nivel de coincidencia entre las puntuaciones sugeridas por Rivière (1997) como indicadoras de los distintos trastornos generalizados de desarrollo en el DSM-IV y las puntuaciones obtenidas por nuestra muestra para los niveles de severidad según la clasificación de DSM-5.
Desde el punto de vista del contenido, las tres nuevas dimensiones añaden la posibilidad de recoger información hasta ahora no contemplada en el inventario original sobre los trastornos de hipersensibilidad o hiposensibilidad ante los estímulos exteroceptivos (dimensión 13) y también sobre otros aspectos centrales del trastorno, tales como los trastornos relacionados con la identificación y la discriminación de sensaciones interoceptivas (dimensión 14). Téngase en cuenta la importancia que tienen en la homeostasis personal y en la vida de relación la discriminación de sensaciones interoceptivas, tales como el hambre, el dolor, el cansancio, etc. y la discriminación de los estados emocionales (Dunn et al., 2013; Piech et al., 2017; Riquelme et al., 2016; Shah, 2016). La última de las dimensiones (dimensión 15) permite recoger información sobre los trastornos en las habilidades de planificación, secuenciación y ejecución motoras, que frecuentemente se asocian a los TEA (Crespo-Eguílaz y Narbona, 2009; Fournier et al., 2010; Kopp et al., 2010). Estos trastornos generalmente resultan infradiagnosticados por no estar considerados como un criterio de diagnóstico en los manuales diagnósticos (Licari et al., 2020).
Desde el punto de vista del análisis estadístico, tras la incorporación de las tres nuevas dimensiones se puede afirmar que el cuestionario, constituido por quince dimensiones y cinco grupos de trastornos, ofrece unos indicadores de fiabilidad altamente aceptables según el criterio de Prieto y Delgado (2010). Esto es así tanto para la escala en su conjunto como para cada una de las quince dimensiones, ya que se obtienen puntuaciones α > .97. Estas cifras son coincidentes con las informadas por Moreno et al. (2008) para el IDEA original con un α = .93.
El hecho de haber podido constatar que las puntuaciones del cuestionario decrecen en función del grupo de edad supone un primer apoyo a la capacidad de discriminación del cuestionario y a su validez de criterio, ya que este fenómeno ha sido observado en otros trabajos en los que se han realizado evaluaciones diagnósticas con amplias muestras clínicas utilizando los criterios de clasificación del DSM-5 (Mazurek et al., 2019).
Por otro lado, el AFC ofrece dos modelos con buenos indicadores de bondad de ajuste. Este hecho es de gran importancia por dos motivos fundamentales. En primer lugar, porque no hemos encontrado en la revisión bibliográfica ningún otro intento de análisis factorial para el inventario IDEA en la versión de Rivière (1997). En segundo lugar, porque supone un importante apoyo a la validez de constructo, tanto para el instrumento de evaluación en sí como para la coherencia de la integración de las tres nuevas dimensiones en el contexto del inventario original.
Entendemos que todavía hay mucho trabajo por realizar en el proceso de validación, como por ejemplo aportar datos acerca de la sensibilidad y especificidad el instrumento y de su valor predictivo. Sin embargo, el inventario IDEA, administrado junto a otras herramientas de diagnóstico y evaluación tales como ADI-R (Rutter et al., 2006), ADOS-2 (Lord et al., 2008) y/o DISCO (Carrington et al., 2015), es actualmente una herramienta fundamental en el contexto de habla española, tanto para la ayuda al diagnóstico del TEA como para el diseño de la intervención educativa. El Inventario IDEA aporta como valores adicionales a las herramientas aludidas las que ya señalara Rivière en 1977: ayudar a valorar la gravedad y profundidad de los rasgos autistas, a formular estrategias de intervención en sus 12 dimensiones (posibilidades que ampliamos con las 3 nuevas dimensiones propuestas) y a evaluar los cambios a medio y largo plazo que se producen por efecto del tratamiento educativo y terapéutico.
Extended Summary
The Autism Spectrum Inventory (IDEA) was created by Rivière (1997), inspired by Wing and Gould’s (1979) Autistic Spectrum Disorder (ASD) concept. Over the last 20 years, the IDEA has become a wide circulation questionnaire in Spanish-speaking countries.
The inventory was not initially designed to help make clinical or differential diagnosis of ASD, but to assess severity and depth of a person’s autistic features, to formulate treatment strategies based in its 12 dimensions, and to evaluate medium and long term changes following treatment.
As said, originally the IDEA was conceived to deeply assess multiple aspects of ASD, but quantitative validation indicators were not found. We would like to highlight that this tool responds to a comprehensive perspective of ASD and implies an original attempt to systematize variables involved in the concept of autism variation spectrum (Belinchón et al., 2008).
Then, several authors provided reliability and validity data (Orobal, 2013) and sensitivity and specificity characteristics (García-López & Narbona, 2014). The IDEA was used for different purposes, such as confirming ASD diagnosis (Ferrando-Lucas et al., 2002), evaluating intervention programs (Herrera et al. 2008; Lorenzo et al., 2019), and classifying subjects according to symptoms’ severity level (Moreno et al., 2008; Nedelcu y Buceta, 2012; Nieto et al., 2015; Romero et al., 2016; Vélez-Coto et al., 2017).
Due to the changes in diagnostic criteria in ASD in disease classification manuals (DSM-5 and ICD-11), it seems appropriate to propose some additional dimensions to the original instrument for a complete autism evaluation. One of the main novelties were sensory peculiarities. For example, DSM-5 indicates as a diagnostic criterion:
Hyper- or hyporeactivity to sensory input or unusual interests in sensory aspects of the environment (e.g., apparent indifference to pain/temperature, adverse response to specific sounds or textures, excessive smelling or touching of objects, visual fascination with lights or movement). (APA, 2013, p. 50).
However, following Miller et al. (2007) it is considered interesting to include not only sensory modulation disorders, but also evaluation of deficits in the discrimination of interoceptive sensations and in the discrimination of emotions and motor sensory-based disorders.
The aim of this paper is to propose three additional dimensions to the IDEA related to sensory peculiarities: a) sensory modulation disorders, b) discrimination between interoceptive sensations and emotions, and c) motor disorders.
For the validation process, the new IDEA version was administered to a clinical sample of 151 subjects with ASD diagnosis. There was 1 female for every 5 males. Participants’ age was between 2 and 41 years. Since subjects presented clinical diagnoses with both DSM-IV-TR and DSM-5, evaluators were asked to establish the degree of general severity of the disorder based on the intensity of the support required, including a degree for very mild cases or with subclinical symptoms.
The IDEA has 15 dimensions, 12 of them from the original IDEA and three from the new dimensions related to sensory integration. The proposal of the three new dimensions was made with the collaboration of a group of experts with experience in sensory integration and ASD.
Descriptive statistics and the contrast test show that average total scores of the questionnaire decrease depending on the age group. That decrease is significant for both forms of the questionnaire (12 and 15 dimensions) between the first and the second age span (p =.003). The reliability analysis for both versions shows high coefficients for all dimensions (α > .96). Confirmatory factor analysis (CFA) offers two models with appropriate indicators of goodness-of-fit: global fit indicator of the model offers χ2 = 0.29, CMIN/df = 1.11, CFI = .99. TLI = .99, RMSEA = .02, and, SRMR = .01 for the 12 dimensions IDEA and the global fit indicator of the model offers χ2 = 0.24, CMIN/df = 1.21, CFI = .99. TLI = .99, RMSEA = .02, and, SRMR = .02 for the new version. Graphical representation and relationships of variation and covariation can be seen in Figures 2 and 3.
Data provide some interesting information. First of all, we want to underline the current value of the IDEA, which fits with the actual comprehension of the concept of ASD in international classifications of diseases, DSM-5 (APA; 2013) and ICD-11 (WHO, 2019). In addition, the design of the IDEA, based on the establishment of different levels of severity, supports the establishment of the degree of severity of the disorder required in DSM-5 (APA, 2013).
From the point of view of the content, the 3 new dimensions adds the possibility of collecting information not contemplated in the original inventory about hyper- or hyposensitivity disorders to external stimuli (dimension 13) and about disorders related to the identification and discrimination of interoceptive sensations (dimension 14). The last dimension (dimension 15) helps to collect information about disorders in motor planning, sequencing, and execution skills, frequently associated with ASD (Crespo-Eguílaz & Narbonne, 2009; Fournier et al., 2010; Kopp et al., 2010).
The statistical analysis shows acceptable reliability indicators with α > .97 in reliability, coincident with what Moreno et al. (2008) reported for the original IDEA α =.93. CFA offers two models with excellent adjustment indicators. To our knowledge, no CFA has been carried out for the original version (1997), and this is an important support for construct validity of both: the tool itself and three-dimension integration.
As conclusion, it can be said that this new proposal allows us to evaluate the classic four Autism Spectrum Disorders groups, including new aspects, such as sensory modulation disorders, discrimination of sensations and emotions and motor disorders. In addition, the IDEA inventory is a useful tool to estimate the severity of the disorder based on the intensity of supports.
This proposal is the first step in the validation process of the new dimensions, since validation is a dynamic and open process enriched by the use of the tool. This contribution can be completed in the future, expanding the sample with indicators of concurrent and predictive validity and exploring sensitivity and specificity indicators of the new version.
Agradecimientos
Se agradece a las siguientes personas e instituciones por la administración de los cuestionarios y las sugerencias en la validación y la redacción de las nuevas dimensiones: Sabina Barrios Fernández (Universidad de Extremadura); Casilda Peña Cebrecos (Equipo de Atención Temprana de Cáceres); Jesús Carlos Rubio Jiménez, María Isabel Gutiérrez Martín, Beatriz Iglesias Santiago, Rosa Isabel Ayas Gómez, Nadia Hortet Pintado y Laura Santos Silveira (Equipo Específico de Autismo de Cáceres); Noemi Fernández Cogollor (psicóloga); Ángela Liliana Vidal (Centro de Neurorehabilitación Pediátrico Honduras); Ricardo Quiroga Ugarte (CEREFE: Bolivia); Lara Beltrán Lopez (CAP María de Luna: Castellón de la Plana); Juan Alberto Quevedo Castellà y Abel Guallar Sanroque (Centro De Día Municipal Fuente San Luis: Valencia); Natalia López (psicóloga); Andrea Paredes Muñoz (Colegio San Miguel de Calbuco: Chile); Sandra Ocampo Gómez, Felipe Puerta Jaramillo; Lenys Bravo Guerra, Gloria Hoyos Franco y Alejandra Madera Gamboa (Fundación ALIFISAN: Colombia); Sandra Izquierdo Sangüesa, Elisabet Hurtado Ortiz, Ana Pallarés Gallén, Alicia García Arbeloa, Patricia Bort Arbona y Juan Vives Vilarroig (TEA-CAST: Castellón de la Plana); Ana Clara Alonso Franco (APNABA: Badajoz); Isabel Gutiérrez Mora, Raquel Ayuda Pascual, Macarena Pérez y Alba Fernández Morales (DELETREA: Madrid).
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Anexo
Propuesta de 3 nuevas dimensiones



Notas
Notas de autor
Correspondencia: agarcil9@unex.es (A. García-Gómez).
Declaración de intereses