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Gustavo Sorá, Editar desde la izquierda en América Latina. La agitada historia del Fondo de Cultura Económica y de Siglo XXI, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2017, pp. 291.
Sebastián Hernández Toledo
Sebastián Hernández Toledo
Gustavo Sorá, Editar desde la izquierda en América Latina. La agitada historia del Fondo de Cultura Económica y de Siglo XXI, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2017, pp. 291.
Amoxtli, núm. 1, pp. 117-119, 2018
Universidad Finis Terrae
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Reseña de Libros

Gustavo Sorá, Editar desde la izquierda en América Latina. La agitada historia del Fondo de Cultura Económica y de Siglo XXI, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2017, pp. 291.

Sebastián Hernández Toledo
Colegio de México, México
Amoxtli, núm. 1, pp. 117-119, 2018
Universidad Finis Terrae
Hernández Toledo Sebastián. Gustavo Sorá, Editar desde la izquierda en América Latina. La agitada historia del Fondo de Cultura Económica y de Siglo XXI. 2017. Buenos Aires. Siglo Veintiuno Editores. 291pp.

La obra de Gustavo Sorá propone un recorrido por la geografía cultural iberoamericana a través del funcionamiento de las editoriales Fondo de Cultura Económica (FCE) y Siglo Veintiuno. La figura central de la investigación es el argentino Arnaldo Orfila Reynal, quien fue director de ambas empresas y responsable del establecimiento de circuitos latinoamericanos de circulación del libro, de la traducción de grandes obras anglosajonas y francesas y de la publicación de autores como Julio Cortázar, Rodolfo Mondolfo y Eduardo Galeano, entre otros proyectos de difusión. Según el autor, una de las hipótesis que sostiene la obra es que “los estudios sobre el libro y la edición en Hispanoamérica no pueden recortarse por cultura o mercados nacionales. Deben combinar escalas locales, nacionales y transnacionales” (pp.21-22). Es por esto que la importancia de estas editoriales radica en que fueron proyectos que permitieron dinamizar el espacio editorial del continente, integrando nuevos competidores al mercado del libro de habla hispana y nuevas fórmulas de administración en las empresas culturales sudamericanas.

Si bien el libro se estructura en nueve capítulos es posible distinguir dos partes principales. La primera trata sobre el nacimiento y organización del FCE. Este segmento se explica a partir de la trayectoria intelectual de Daniel Cosío Villegas, su papel en la creación de instituciones culturales mexicanas y la organización de la editorial. Este último elemento es el que más llama la atención. La creación de una estructura empresarial que diferenció las funciones técnicas de las profesionales y destacó la distribución racional de una inversión acorde a los mercados nacionales e internacionales fueron, según Sorá, las características que consolidaron a esta empresa como la primera editorial moderna de México (p. 53).

En esta primera parte también destaca la gestión de Orfila Reynal como director de la editorial estatal desde 1948. Para el autor, la participación del editor argentino en el proceso de apertura de sucursales en Argentina y Chile, así como en la publicación de un gran repertorio de obras, fue trascendental para establecer “una red transnacional de intelectuales y lectores que se reconocieron como comunidad en buena medida gracias a proyectos como los del FCE” (p.71). Ahora bien, a partir de estos contactos y del reconocimiento mundial entre los intelectuales, Sorá dota a Orfila de un poder “incontrolable para los gobernantes de México” (p. 71), lo que parece una exageración, más aún cuando, en 1965, fue despedido por la publicación del libro Los Hijos de Sánchez, de Oscar Lewis. Sin embargo, no deja de ser cierto que el director obtuvo gran notoriedad desde fines de la década de 1950 gracias a la publicación de libros comprometidos con el tercermundismo, la Revolución Cubana y los movimientos políticos de América Latina.

Una de las fortalezas que ofrece esta parte del libro es la descripción y análisis del despido de Orfila del FCE. La solicitud del subsecretario de Hacienda, Jesús Rodríguez Rodríguez, de remover al director por su condición de extranjero, dio paso a la búsqueda de una respuesta más contundente que un repentino arranque de nacionalismo. De ahí, que se mostrara en el texto que el despido del editor argentino habría sido por las desavenencias que ocasionaba en el gobierno la política editorial abierta a las izquierdas latinoamericanas y, sobre todo, mexicanas.

La segunda parte del libro trata sobre la fundación de la editorial Siglo Veintiuno. El autor muestra a través de cartas e informes la reacción de intelectuales de todo el mundo que mostraron su apoyo al libro de Lewis y al ex director del FCE, entre los que destacaron figuras de la cultura y de la política mexicana como Elena Poniatowska, Fernando Benítez, Guillermo Haro, Jesús Silva Herzog, Víctor Flores Olea, entre otros. En sus inicios, como señala Sorá, la editorial publicó textos relacionados al nuevo pensamiento latinoamericano, al auge y fracaso de las guerrillas en el continente, reflexiones sobre “la teoría de la dependencia”, revisiones del marxismo, interpretación sobre la Teología de la Liberación y del boom, todos temas vigentes en la política americana. Entre muchos autores destacaron: Pablo González Casanova, Paulo Freire, N. Poulantzas, J. Lacan, Martha Harnecker, más los clásicos del marxismo contemporáneo y de las ciencias sociales.

Es importante destacar que a través del texto se observa que parte del éxito de la editorial se debió a la lealtad que mostraron importantes intelectuales con Orfila. Este fue el caso de Carlos Pellicer, Juan Rulfo y Alejo Carpentier, que clausuraron sus contratos con FCE para publicar en Siglo Veintiuno. También escritores como Mario Vargas Llosa y Miguel A. Asturias propusieron pasar sus títulos desde Argentina a la editorial mexicana, aunque Orfila decidió no reeditar ninguna obra en sus inicios, sólo trabajar en primeras ediciones. La potente lista de escritores e intelectuales que publicaron por la editorial, hizo de Siglo Veintiuno uno de los líderes en literatura, ciencias sociales, historia y vanguardia política ya en sus primeros diez años de vida, logrando posicionarse como una empresa cultural de importancia hasta los días de hoy.

El texto destaca metodológicamente por el uso de cartas e informes de la editorial a las que tuvo acceso el autor, lo que permitió analizar nuevas aristas, redes y debates dentro de la empresa cultural. A esto, se añade el uso de una amplia y actualizada bibliografía sobre historia del libro y la edición que hace de Editar desde la izquierda un trabajo original y un modelo para nuevas investigaciones sobre otras editoriales de trayectorias importantes en el continente.

Entre las fortalezas del libro se encuentra la capacidad de Sorá de plasmar una historia sobre editoriales identificando la construcción de redes intelectuales, los debates trascendentes, los personajes articuladores de cada empresa y sus pugnas con el Estado. Así, esta investigación escapa a las típicas biografías o reseñas históricas y centra el funcionamiento empresarial alrededor de rencillas culturales y de luchas ideológicas como la Guerra Fría. Por otro lado, al presentar pequeños esbozos biográficos que, por lo acotado, no quiere decir que sean una simple descripción de acontecimientos, el autor explica parte del contexto político latinoamericano en el que vivieron Cosío Villegas y Orfila antes de entrar al ambiente editorial, mostrando sus militancias, motivaciones y perspectivas políticas. Por último, se debe destacar que en el último capítulo se presentan debates actuales como “los desafíos del editor contemporáneo” donde, a través de una entrevista a Carlos Díaz, director de Siglo Veintiuno en Argentina, Sorá preguntó sobre las estrategias para actualizar el catálogo de una editorial, la competencia en el mercado internacional y los contactos para circular a nivel global. En definitiva, todos estos temas, si bien no son trabajados de manera extensa, son una invitación para nuevas investigaciones sobre el mundo editorial contemporáneo.

En cuanto a las debilidades, se puede señalar que, al escribir sobre el boom -en específico, sobre Julio Cortázar-, no se explica su posicionamiento frente a la Revolución Cubana y al marxismo, enfatizando sólo en la composición literaria y en el diálogo con Orfila. Sin embargo, a partir de lo propuesto por Rafael Rojas en su libro La polis literaria, se hace necesario observar las polémicas acerca del tenor político que tendrían los textos de los representantes de esta corriente, hecho que se extraña a lo largo de las páginas. Otra falencia es la organización de los capítulos. El intento por seguir una estructura cronológica, es decir, primero la historia del FCE y, después, de Siglo Veintiuno, deriva en que en la mitad del libro se presente la biografía de Orfila, cuando ya se ha mencionado y analizado su labor en la editorial estatal en capítulos anteriores. Por último, una cronología concreta y justificada en cada capítulo, ayudaría a situar mejor cada problemática, ya que muchos de los apartados son temáticas independientes que tienen su propia duración.

En definitiva, Editar desde la izquierda en América Latina se transforma en un libro necesario para la historia de la edición. Es de los pocos trabajos que se proponen abordar la historia de dos editoriales en una investigación de largo aliento. Explica el funcionamiento administrativo, la biografía de sus directores y los catálogos de la editorial. Por último, expone el proceso de expansión en el mercado internacional y la vinculación con los debates políticos del continente. Es por todas estas aristas que lo realizado por Gustavo Sorá, es un gran aporte a la historiografía latinoamericana, ya que propone nuevas dimensiones de análisis respecto a las editoriales del siglo XX, vinculando la historia del libro con la historia intelectual y la historia política.

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