Reseñas de libros
Martínez María Victoria, Ortiz Natalia. Vea lo que hay en este libro. 2018. Santiago. Écfrasis ediciones. 95pp. |
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Crecer junto a libros y bibliotecas, es sin duda, una oportunidad gigantesca para formar a un nuevo lector. Si esto pasa con niños, los infantes le pierden “el miedo” al libro y lo ven como una instancia más para el juego, un espacio abierto a la imaginación. En ese momento, se deja la puerta abierta para que no solo se lea el texto, sino que también juegue con él, sienta el aroma del escrito e incluso, lo raye con distintos colores. Esa fue mi experiencia, entre medio de los libros de mis padres, amantes de la Historia. Hasta el día de hoy puedo ver marcas, rayados y dibujos en los antiguos anaqueles que están en la biblioteca de la familia.
Esta breve anécdota me hizo pensar en torno a las distintas marcas que habitan los libros, inscripciones hechas con conocimiento de causa sobre los ejemplares, pero que quizás los responsables de estos vestigios no pensaron que serían utilizadas para rescatarlos del olvido y ser puestas en valor, en esta ocasión, por María Victoria Martínez y Natalia Ortiz en “Vea lo que hay en este libro”, un texto que sintetiza la investigación curatorial que realizaron Martínez y Ortiz en el año 2017, y que da cuenta de las distintos pasos que las llevaron a mostrarnos los libros desde otras perspectivas, en este caso, desde los márgenes de los escritos.
En las siguientes líneas comentaré brevemente la obra recientemente publicada por María Victoria Martínez y Natalia Ortiz que está compuesta por 7 partes. La primera sección son los agradecimientos, la segunda parte es la presentación de Carolina Nahuelhual, directora de la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica, institución que custodia los libros que fueron analizados por las autoras. El tercer capítulo contiene la investigación de Martínez y Ortiz, titulado “Vimos lo que había en estos libros: relato incompleto y marginal de una biblioteca”. El cuarto apartado fue escrito por Sebastián Valenzuela-Valdivia y está dedicado a las notas marginales en los archivos. La quinta parte de este libro, es la investigación de Daniel González, titulada “Me estoy cansado de escribir: observaciones sobre la corporalidad y notas marginales en algunos manuscritos del medioevo”. Las secciones 6 y 7 son anexos en los cuales se presentan los registros fotográficos sobre las actividades que fueron parte del trabajo curatorial de Martínez y Ortiz.
Como se puede apreciar, este libro es un escrito variado, por esta razón el siguiente comentario estará referido exclusivamente al capítulo que escribieron María Victoria y Natalia. El análisis de este apartado se enfocará en dos aspectos, la indagación curatorial -el estudio sobre las marginalias y las categorías que establecieron las autoras con los hallazgos- y la puesta en valor que realizaron en distintas instancias –jornada de trabajo en el Centro Cultural Palacio La Moneda, Workshop “apropiación artística del libro” y seminario “Veamos lo que hay en estos libros”, estas dos últimas actividades se llevaron a cabo en la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica.
Las aproximaciones al estudio del libro en la actualidad tienen a cuatro referentes, Roger Chartier1, Robert Darnton2, D.F. McKenzie3 y Armando Petrucci4.
Todos ellos abordan desde distintas perspectivas las materialidades, textualidades, autores, productores, colecciones y circulación de los volúmenes escritos en el Viejo Continente, entre otros temas. En el aspecto teórico, la investigación de Martínez y Ortiz, no se guía por los clásicos anteriormente mencionados, su análisis es vanguardista en las referencias bibliográficas, en Chile y en extranjero. Podemos como en estas páginas están dialogando Michael Camille, H.J. Jackson, Stephen Orgel y William Sherman, intelectuales contemporáneos que estudian los márgenes de los volúmenes y a los escritores marginales de los distintos ejemplares. Esta metodología les fue de mucha utilidad a las investigadoras, ya que les permitió ver a la comunidad de lectores a través de los vestigios que dejaron en las distintas obras. La falta de registros documentales sobre los libros y los lectores en los acervos históricos de los dominicos, son una gran dificultad que ellas pudieron soslayar con ingenio y pericia gracias a las pesquisas de las notas al margen.
Una vez que identificaron las inscripciones hechas por los distintos usuarios de estos libros, las autoras organizaron y clasificaron las variadas intervenciones que encontraron en los ejemplares. Las categorías que establecieron fueron: firmas y marcas, marginalias, notas y frases, dibujos, marcas de atención, censura, anotaciones numéricas, manuscrita parcial y timbrajes. Esta sistematización permite acercarnos un poco más el mundo de los lectores de la comunidad de los frailes dominicos de hace más de cuatrocientos años atrás en Santiago de Chile, una pequeña ciudad en el extremo sur del Nuevo Mundo.
A María Victoria y a Natalia no les bastó hacer una investigación de gran envergadura, observaron 1.000 volúmenes y analizaron en profundidad 120 escritos. Paralelamente al estudio página por página, las autoras efectuaron actividades que invitaban a los lectores a mirar con otros ojos los libros. De esta manera, la jornada de trabajo en el CeDoc del Centro Cultural Palacio La Moneda, en Workshop y Seminario en la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica, fueron instancias para divulgar de una manera próxima y horizontal los frutos que estaba dando esta indagación en la estantería de una de las bibliotecas más antiguas de Chile.
Escrito de una forma próxima al lector, las autoras nos invitan a ver lo que hay en el mundo de los lectores de la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica. Es una instancia para conocer las prácticas y costumbres que tenían los estudiantes, que no son tan distinta a las nuestras, a pesar de los años que nos distancian de estos frailes dominicos chilenos. Es sin lugar a duda, una invitación a ver los libros con otros ojos.
Notas